Durante la crisis griega, un joven contratenor se ve obligado a robar la comida de su canario para sobrevivir.
Yorgos es un veinteañero que vive en Atenas. Parece haber cortado, o debilitado al extremo, todo vínculo con amistades y familia. Sin dinero y con la sombra del desahucio sobre su cabeza, Yorgos no piensa en pedir auxilio. Lucha en silencio por paliar su hambre y mantener vivo a quien parece su única compañía, un canario de cuyas semillas anda alimentándose últimamente. Con la cámara en su cogote y sin emitir juicios desde la puesta en escena, Lygizos sigue la desesperación urbana de Yorgos, sus extremos intentos de asimilar proteínas, su espionaje y abordaje a una bella recepcionista o su extática visita a una iglesia.