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  Blackhat - Amenaza en la red  (Blackhat)
  Dirigida por Michael Mann
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"Este es el nuevo rostro de las guerras del siglo XXI: Invisible, anónimo y devastador, con el poder de detener la industria… Hemos cruzado el umbral, y no hay marcha atrás". -Michael Joseph Gross, Vanity Fair


MICHAEL MANN se ha forjado una carrera inigualable dirigiendo historias con personajes únicos que habitan en mundos sometidos a cambios constantes. Desde Ladrón, Hunter, El último mohicano y Heat, pasando por El dilema y Ali, hasta Collateral, Corrupción en Miami y Enemigos públicos, es uno de los narradores más convincentes de la industria, con un nivel artístico de una influencia indiscutible en otros cineastas y en los espectadores.

El talentoso equipo detrás de la cámara está encabezado por el director de fotografía STUART DRYBURGH (El piano, La vida secreta de Walter Mitty); el diseñador de producción GUY HENDRIX DYAS (Origen, X-Men 2); los montadores JOE WALKER (12 años de esclavitud, Shame), STEPHEN RIVKIN (Avatar, las entregas de Piratas del Caribe), JEREMIAH DRISCOLL (Cuento de Navidad, El vuelo) y MAKO KAMITSUNA (Pariah, Jackie & Ryan); la tres veces oscarizada® diseñadora de vestuario COLLEEN ATWOOD (Alicia en el país de las maravillas, Chicago), así como los compositores HARRY GREGSON-WILLIAMS (The Town/Ciudad de ladrones, Adiós pequeña, adiós) y el ganador de un Oscar® ATTICUS ROSS (La red social, Perdida).

THOMAS TULL (Pacific Rim, Godzilla) y JON JASHNI (Godzilla, el próximo estreno Warcraft), ambos de Legendary, producen la película con Michael Mann, a partir de un guión de MORGAN DAVIS FOEHL.

La producción ejecutiva corre a cargo de ERIC McLEOD (Piratas del Caribe: En el fin del mundo) y ALEX GARCIA (Godzilla).


El futuro de la delincuencia: Aparece BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED
"Unos diminutos 1 y 0 controlan y dominan nuestro mundo mientras recorren los hilos que nos rodean. Y si realmente es lo que controla nuestro mundo, ¿no habría que preguntarse quién controla los 1 y los 0?" - Anonymous, Comandante X (alias Christopher Doyon, dado a la fuga)

Hace varios años, el descubrimiento realizado por un puñado de analistas informáticos de seguridad desafió todas las ideas preconcebidas y dio pie a un código nunca visto hasta entonces. Cuando consiguieron llegar a sus orígenes, no solo descubrieron que el código había sido construido con sumo cuidado y era de lo más complejo, sino que era un arma. De hecho, ya había podido con una planta de enriquecimiento de uranio en Irán.

El malware (software malicioso) al que llamaron "Stuxnet" había conseguido infiltrarse en una complicada infraestructura informática y se había hecho con el control de los procesos de automatización hasta conseguir que las centrifugadoras de la planta giraran y se destruyeran. Ningún ser humano dentro o fuera de la instalación lo había detectado, y cuando se descubrió, algunos temieron que el código estuviera fuera de control. Incluso llegó a rumorearse que esos programadores eran los responsables de la fusión de Fukushima. Fuera lo que fuera, algo pasaba. Un código binario diseñado para sembrar el caos se abría camino entre las infraestructuras de nuestra sociedad moderna.

Las cambiantes fronteras y alianzas de la nueva realidad digital, cuyas implicaciones y consecuencias siguen siendo invisibles para la mayoría, excepto para las personas que participan en ella directamente, han demostrado ser un terreno fértil para el talento e interés de Michael Mann. Como cineasta, hace décadas que investiga mundos ocultos y a sus habitantes. Desde ladrones profesionales, infiltrados corporativos y periodistas agresivos, hasta asesinos a sueldo y taxistas, las historias de Michael Mann siempre surgen de una auténtica comprensión de la vida que existe detrás de lo que se ve. También cuenta con la experiencia y consejos de las personas que conoce mientras se documenta para un proyecto. "Si vas a rodar una película acerca de un ladrón, no ves otra película de ladrones, te codeas con unos cuantos ladrones", dice el director.

La increíble aparición del gusano Stuxnet marcó el comienzo de una forma de entrada ilegal en sistemas informáticos. Para Michael Mann, un cineasta al que le gusta mostrar la tenue línea entre legalidad e ilegalidad, ofrecía un abanico de posibilidades. Empezaron a surgir de forma regular, e incluso alarmante, historias de incursiones en la nueva infraestructura de la arquitectura digital, dejando muy claro que la informatización había creado una membrana interconectiva jamás vista hasta entonces.

Michael Mann explica lo que significó para él: "Empecé a interesarme a partir del asunto Stuxnet, un malware diseñado por un equipo de estadounidenses e israelíes. Se apoderó de una central nuclear en Natanz y se convirtió en el primer dron oculto. Y digo "oculto" porque atacó, pero el efecto no fue conocido hasta 18 meses después".

Michael Mann decidió que quería saber más. "La primera revelación fue darme cuenta de nuestra porosidad y vulnerabilidad", dice. "Lo segundo fue entender que cualquier persona sentada en su sofá con los suficientes conocimientos informáticos y un ordenador bastante potente puede hacerlo desde el Bronx, Lagos o Bombay. Y por último me pregunté qué era realmente un 'hacker blackhat' ¿Qué le motiva? ¿Qué le aporta? Suele empezar con un chico de 16 años diciendo: '¿Que no puedo entrar? ¿Qué te apuestas?' Aquí se inicia el reto. ¿Quién es Hathaway?"

"Numerosos piratas informáticos han acabado en la cárcel antes de trabajar en ciberdefensa", sigue diciendo. "Tal como ellos lo ven, no es muy distinto. Puede compararse a un ludópata, aunque hay una diferencia clave. Para el hacker, es escapismo a la inversa. La satisfacción positiva, una experiencia casi opiácea, es la misma, pero para el ludópata el resultado está en un mundo virtual. Para el pirata, al contrario, está en un mundo físico, material, real. La manipulación del código logra una reacción real, cinética. Y eso es parte del subidón".

Michael Mann y Morgan Davis Foehl, el guionista de BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED, de Legendary Pictures, empezaron a escribir una historia basada en hechos tan complejos como fascinantes que no suelen conocerse. El realizador y productor habla de lo que le atrajo: "Para que un tema me enganche, debe tener algo de misterio". Y lo encontró en la ciberrevolución. "Es una de las pocas tecnologías que tiene un efecto social, cultural y político masivo en nuestras vidas. Probablemente, el mayor efecto desde la invención de la imprenta. Nos está cambiando".

El director reconoce que cuando algo le intriga, se esfuerza en saber lo máximo posible. "Suelo empezar reuniéndome varias veces con expertos", explica. "Conocí a personas en Washington, profesionales de la ciberseguridad privada y de agencias gubernamentales como el Departamento de Seguridad Nacional y el FBI. Y todos decían lo mismo: 'El mundo no tiene ni idea de la porosidad de nuestra industria tecnológica y de la cantidad de innovaciones que se han robado'. Chris y yo también conocimos a Mike Rogers, que encabeza el Comité de Inteligencia del Senado y que hace mucho advirtió de la amenaza de los intrusos cibernéticos, sobre todo para las industrias dedicadas a defensa y tecnología, y de la posibilidad de robar propiedad intelectual, sobre todo desde China".

Lo que descubrió Michael Mann es realmente sorprendente: "Uno cree estar muy tranquilo en la burbuja de su vida privada porque disponemos de todo tipo de controles que impiden el acceso no autorizado a nuestro ordenador. Pero no es verdad. Vivimos en un invisible exoesqueleto de datos e interconexiones. Todo lo que hacemos, todo lo que tocamos forma parte de la red. Como si viviéramos en una casa con todas las puertas y las ventanas abiertas de par en par en un barrio muy peligroso, pero no lo supiéramos".

El director siempre ha creído que las mejores historias salen del entorno en el que vivimos. El guionista recuerda cómo fue el proceso: "Muy al principio, Michael me dijo que debíamos centrarnos en el mundo real y documentarnos a conciencia. Era mejor construir una historia en la realidad en vez de traer una historia a la realidad basada en ideas preconcebidas. Nunca había tenido ocasión de trabajar en una historia de esa forma y me parece más inteligente para construir la narrativa".

El cineasta necesita documentarse y saber mucho antes de decidir qué historia contará y con qué personajes. "Sinceramente, para mí sería hacer trampa llegar con una historia y colocarla en un entorno", dice. "Sería usar el entorno como una aplicación en vez de sumirse realmente en dicho entorno y descubrir cómo son las personas que lo pueblan, cómo piensan, andan, hablan, se visten. Documentarse de verdad hace que los personajes crezcan, se materialicen".

El director y el guionista han creado un dramático thriller de acción centrado en Nicholas Hathaway, un pirata informático. Michael Mann habla de la historia: "La película arranca en Los Ángeles. Partimos del hecho de que Hathaway lleva cuatro años en la cárcel purgando una cadena de trece. Se le ofrece la condicional si acepta intentar identificar y localizar a unos ciberdelincuentes que ya han cerrado una central nuclear en China y manipulado el precio de los futuros de la soja en la Bolsa. Nadie sabe quiénes son, dónde están, ni tampoco por qué lo hacen. Está claro que no les importa que muera gente, son muy hábiles y peligrosos. Si Hathaway está dispuesto a identificar y detener a los ciberdelincuentes, se le conmutará la pena".

Con los años, Michael Mann se ha hecho un amplio círculo de contactos, desde todo tipo de expertos, a personas que viven peligrosamente. Para BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED, de Legendary Pictures, el director hizo uso de esos contactos. Morgan Davis Foehl y él se reunieron con agentes de la Seguridad Nacional, de la CIA y del FBI para obtener información más precisa sobre el mundo oculto de la ciberdelincuencia.

Mientras hablaban con expertos en seguridad, agentes gubernamentales y piratas informáticos acerca de cómo Internet había cambiado el paisaje de la delincuencia, empezaron a cobrar forma la trama y los personajes. Durante sus conversaciones con ambos lados de la ley, el director y el guionista entendieron la vulnerabilidad – o posibilidad, según se mire – que del sistema.

Mientras Michael Mann se preparaba para empezar el rodaje de BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED, de Legendary Pictures, una noticia ocupó todos los titulares: un robo virtual de 45 millones de dólares a un banco. Según The New York Times en mayo de 2013, "la operación incluye a sofisticados expertos informáticos que funcionan en el oscuro mundo de la piratería, capaces de manipular la información tocando unas cuantas teclas". Marcaba el principio de un nuevo nivel de conciencia de lo que era capaz de aportar el mundo digital, además de teléfonos inteligentes, compras en línea y aviones sin piloto.

Durante el rodaje surgieron otros casos importantes de piratería informática y todos tenían la curiosa sensación de haberse adelantado a la realidad. MICHAEL PANICO, antiguo agente especial con categoría de supervisor del FBI, formó parte del equipo en calidad de asesor para que todo lo que se viera en la pantalla fuese auténtico y también para explicar cómo se cometen los actos de piratería. Tiene una teoría acerca del cineasta: "Para hacer una película como esta, hay que pensar en mañana".

Entramos en una era con innumerables posibilidades para los hackers, y Michael Panico añade que la habilidad de los cineastas para imaginar lo que aún no ha ocurrido no ha pasado desapercibida en los departamentos de seguridad estatal. "Después del 11-9, una de las ideas fue pedir a Hollywood que 'imaginase' qué otro tipo de ataques podríamos sufrir", explica. "Lo que acababa de pasar aquel día había superado la estructura de pensamiento de nuestra seguridad nacional".

El guión de BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED, de Legendary Pictures, refleja claramente hasta qué punto la piratería informática puede afectar el mundo físico (por ejemplo, infraestructuras, maquinaria, energía, plantas nucleares). Michael Panico añade: "Pasamos de los virus – que solo servían para llamar la atención y demostrar lo listo que era su creador –, a un mundo en el que los efectos reales eran el robo de tarjetas de crédito y pérdidas financieras para individuos e instituciones. Ahora estamos yendo hacia un punto que preocupa mucho a la seguridad cibernética, el hecho de que se convierta en cinético".

Thomas Tull y Jon Jashni, de Legendary Pictures, se unieron a Michael Mann para producir BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED. En opinión de Thomas Tull, director ejecutivo de Legendary, es un concepto con mucha relevancia: "Jon y yo quedamos fascinados con la idea de Michael: el futuro de la delincuencia es digital. La historia de un forajido de la época actual que, con un equipo de élite, se sumerge en una cacería a nivel global para atrapar a un delincuente capaz de destruir cualquier infraestructura nos enganchó inmediatamente y encaja a la perfección con las producciones de Legendary. No podíamos haber escogido a un socio mejor para crear un thriller oportuno e impulsor".

Jon Jashni reconoce que le impresionó la visión de BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED: "Me fascina cómo Michael y Morgan enfocaron la historia, convirtiendo una posibilidad en un hecho. Hace tiempo que admiro la habilidad de Michael para poner al alcance del espectador los temas más alternativos. Nos entusiasma formar parte de esta nueva aventura".


Blackhats y federales: El reparto del thriller de acción
"A medida que más y más personas ganan experiencia cibernética, no puede pasarse por alto su importancia y alcance como amenaza global". - James R. Clapper, director de la Inteligencia Nacional de EE UU

El héroe de la historia de Michael Mann y de Morgan Davis Foehl es Nicholas Hathaway, un genio de la programación y un delincuente al que se le ha conmutado la pena, que ahora forma parte de una misión. No puede haber un agente más improbable para luchar contra un ataque inminente, que destruiría la vida de muchas personas, y encabezar una caza al hombre.

El guionista habla de dónde se inspiraron para crear el personaje: "Una de las primeras piedras de toque fue el libro de Kevin Poulsen Kingpin: How One Hacker Took Over the Billion-Dollar Cybercrime Underground. Al leerlo, pensé en estos jóvenes que podían convertirse en delincuentes y, en ocasiones, tener éxito. Hace unos cuantos años se habrían dedicado a otra cosa, no habrían pensado del mismo modo, como otros personajes del trabajo de Michael; Neil, por ejemplo, en Heat. Ya no se ven las cosas de la misma manera, no se ataca al mundo del mismo modo. No se había intentado entender lo que mueve a un pirata blackhat, y basamos el personaje en esos jóvenes que tienen la increíble habilidad de encontrar los fallos del sistema".

F.X. Feeney, en el libro publicado por Taschen acerca del cineasta, dijo: "En toda su carrera, Michael Mann siempre ha escogido actores sorprendentes para los papeles. Le interesa la esencia del intérprete, y encaja con el hecho de que se niega a tipificar a sus personajes". El cineasta vuelve a hacerlo con Chris Hemsworth, conocido por su trabajo en Thor, Marvel Los vengadores, Rush o Blancanieves y la leyenda del cazador.

Michael Mann explica por qué el actor se convirtió en Hathaway: "La primera vez que vi a Chris fue en Thor y me pareció genial. Luego hablé con Ron Howard, con el que había trabajado en Rush. Me dijo que había sido una gran experiencia y muy amablemente me enseñó 45 minutos de la película. Tenía muchas ganas de conocerle y me fui a Costa Rica, donde estaba de vacaciones con su familia. Pasamos dos días hablando de la película y fue cuando decidí que era él".

Michael Mann añade que Chris Hemsworth es un hombre seguro de sí mismo, centrado y que se siente fascinado por el mundo que le rodea. "Chris es ambicioso y tiene un fuerte ego como artista", dice. "Me gusta trabajar con gente así. Me recordó a algunas personas muy inteligentes que conocí en el sindicato del metal hace años, gente muy segura y de gran dignidad. En un momento dado pensé: 'Estoy sentado delante de Hathaway'. Chris ha sido capaz de responder al reto. Es muy físico en su vida privada, hace surf y kickboxing, pero no tuvo problema en meterse en la piel del personaje".

Michael Mann presentó el actor a Kevin Poulsen, el famoso pirata informático convertido en asesor. "Kevin me dijo que aprendió aún más en la cárcel. Sus compañeros solían preguntarle si sabría apagar las cámaras a través del ordenador o si era capaz de descifrar códigos para entrar en edificios", recuerda el actor, y añade: "Hathaway aprovecha sus años en la cárcel para mejorar físicamente".

Chris Hemsworth y Michael Mann se desplazaron a la penitenciaría de Stateville, en Illinois, para que el actor viera con sus propios ojos dónde había pasado su personaje los últimos cuatro años. "Visitamos varias cárceles", dice el actor. "La primera vez que entre en una, pensé: 'Esto es otro mundo, las reglas son diferentes'. Es un lugar que intimida, da miedo. La persona que entra no es la misma cuando sale, son dos personas diferentes".

Gracias a su gran amigo y antiguo compañero de habitación en el MIT, Chen Hawai, conmutan la pena de Hathaway. Cuando el realizador y el guionista crearon el personaje del capitán Chen, decidieron que irían en contra de las ideas preconcebidas acerca de un oficial del Ejército Popular de Liberación que encabeza el equipo Cyber Blue. Le describieron como un hombre muy inteligente que habla mandarín a la perfección y, un par de escenas después, se expresa en inglés como si fuese su idioma materno. Conseguir a Wang Leehom, un talentoso actor que habla ambos idiomas, fue una suerte.

El intérprete, de ascendencia china y nacido en Estados Unidos, vive en Taiwán y es una auténtica estrella del pop. "Es una forma de vida muy habitual para una generación de chinos del continente", explica, "sobre todo los que trabajan para el gobierno. El término usado en China es 'principesco', refiriéndose a alguien proveniente de una familia privilegiada, que puede estudiar donde quiera, es totalmente bilingüe y tiene un lugar en el sistema". Curiosamente, el hermano de Wang Leehom estudió en el MIT y trabajó en la Bolsa durante un tiempo.

Wang Leehom describe la relación entre su personaje y Hathaway desde que se conocieron en el famoso Instituto Tecnológico de Massachusetts y aprendieron a programar juntos: "Mi personaje está convencido de que no hay nadie mejor que Hathaway para descubrir a los delincuentes, le necesitan. Y si hace falta conmutarle la pena, mucho mejor, porque es mi amigo y salgo ganando por partida doble".

Michael Mann habla del actor: "Nació en Rochester, Nueva York, y es músico. Empezó con el violín clásico y después tocó jazz al piano. También es el Justin Timberlake de Asia. Actúa delante de 80.000 seguidores. Miles de chicas de 17 años se vuelven locas solo con pensar que van a ver a Leehom. Fuimos a un concierto suyo en el Hollywood Bowl; estaba lleno, no quedaba una sola entrada. Quería rodar en un par de calles, pero fue totalmente imposible porque había una valla publicitaria de dos pisos de altura y media manzana de ancho con Leehom promocionando un Seiko".

Para el papel de la brillante ingeniera informática Lien, la hermana de Chen y amante de Hathaway, el director se inclinó por la actriz Tang Wei. Lien es independiente, rebelde, espontánea, impulsiva incluso. Está decidida a llegar a lo más alto en su profesión, tal vez porque le enseñaron que era imposible para una mujer. "Hay muchas similitudes entre el personaje de Lien y Tang Wei", dice Michael Mann. "Probablemente sea lo que me convenció de que era Lien. Tang Wei es un libro abierto y vive un poco como una nómada. Cuando empezamos a hablar del personaje, le conté la historia de Lien, quién era, su relación con la familia en una sociedad muy volcada hacia los hombres, por qué se independizó… Reconoció que le recordaba mucho a su propia vida".

La actriz estaba entusiasmada con la idea de interpretar a un personaje que "se enorgullece de ser mejor profesional que la mayoría de los hombres que la rodean". Y sigue diciendo: "Hathaway es muy especial para Lien. Es diferente de los otros expertos informáticos, directo, sincero, no intenta aparentar lo que no es. Nunca había conocido a un hombre tan brillante, pero al mismo tiempo con una vertiente un poco primitiva, protectora, y eso cuenta para Lien, que creció en un entorno bastante cerrado".

La actriz añade que el pasado sigue vivo en la relación de Lien con su hermano Chen: "Sigue tratándola como a una niña, no puede reconocer que es una profesional brillante. Cuando le pide ayuda, Lien siente que, por fin, su hermano sabe lo bien que hace su trabajo".

Los dos actores son amigos desde que trabajaron juntos al principio de sus carreras cinematográficas. "Es como mi hermana desde que rodamos Deseo, peligro", dice Wang Leehom. "El proceso duró nueve meses con una preproducción de seis meses. Era la primera película de Wei. El director, Ang Lee, la seleccionó entre miles de candidatas. Todavía recuerdo cuando llegó por primera vez al plató. Y ahora, siete años después, es una de las mayores actrices de China. Ha sido genial volver a trabajar juntos, ver lo mucho que ha madurado como actriz, como persona".

En mitad del thriller de acción hay un gran romance, tal como dice Chris Hemsworth: "Uno de mis compañeros de reparto dijo: 'Esta película es una historia de amor'. Y, la verdad, no se me había ocurrido. Efectivamente, en el centro de la historia está el hecho de que Lien consigue que Hathaway dé lo mejor de sí mismo y él hace lo propio con ella. Es una historia de amor entre dos personas totalmente diferentes. Ninguno entiende las costumbres del otro, y en principio no debería funcionar, pero funciona".

Lien obliga a Hathaway a aceptar su nueva realidad. "Es capaz de llegar hasta el fondo de Hathaway. Nadie había sido tan sincero con él, y Lien no hace ningún caso de la etiqueta. Consigue despertar algo en Hathaway y, de golpe, se centra y ve la posibilidad de pillar al ciberdelincuente. Lien actúa de catalizador despojándole de una versión de sí mismo para que pueda sacar todo su potencial".

Viola Davis, nominada a un Oscar®, es la agente especial Carol Barrett. Al igual que el común de los mortales, la actriz desconocía la amenaza internacional que representa la ciberdelincuencia hasta que entró de lleno en el tema. "Cuando empecé a documentarme, me quedé petrificada. Es la mayor amenaza para cualquier Estado. El ciberterrorismo puede paralizar un país, dejarlo sin agua, controlar los misiles nucleares… También me fascinó saber el número de hackeos que se realizan a diario. Me parece la amenaza del siglo XXI".

Al igual que sus compañeros de reparto, Viola Davis empleó bastante tiempo en saber exactamente quién era su personaje. "Descubrir a Carol no fue fácil", explica. "Normalmente, cuando interpreto una escena, me preocupo por las necesidades del personaje. Pero en el caso de una agente del FBI, lo que hace es más importante que quién es. La dificultad residía en saber cómo comunicaría esto al mismo tiempo que aportaba un valor humano al personaje. Además, perdió a su marido el 11-9, un hombre al que adoraba".

Completan el reparto de BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED, de Legendary Pictures, Holt McCallany como el subjefe de policía Mark Jessup; Andy On como Alex Trang, inspector de la policía de Hong Kong; Ritchie Coster como Elias Kassar, un implacable mercenario; Christian Borle como Jeff Robichaud, el director de la Bolsa; John Ortiz como Henry Pollack, el enlace de Barrett en Chicago, y Yorick van Wageningen como el misterioso Sadak.


Meterse en el papel: Documentación y entrenamiento
"El poder no es estático. Se basa en los cambios y las innovaciones, la tecnología y las relaciones". - Profesor Joseph H. Nye, Jr, The Future of Power

Las películas de Michael Mann siempre están basadas en experiencias reales, como lo demuestra el tiempo y la energía que usa para documentarse y el entrenamiento al que somete a los actores. Para que la historia sea más auténtica, el realizador se preocupa de que los actores conozcan a las personas en las que están basados sus personajes y los lugares donde realmente vivieron. Algunos intérpretes han pasado meses documentándose y adquiriendo la experiencia necesaria para dar vida al personaje que Michael Mann plasmará en la pantalla y que arrojará luz a un mundo desconocido para la mayoría de nosotros. Empezando con James Caan en Ladrón, pasando por Daniel Day Lewis en El último mohicano, hasta los repartos de Heat y Collateral, es el proceso en el que insiste el director. Según Michael Mann, la ventaja es que "el actor cree realmente ser el personaje y pierde todos los temores, lo que le permite ser más espontáneo e incluso improvisar".

Otra de las reglas del realizador es que cada personaje debe tener un pasado. "Debe ser una persona de verdad para que el actor pueda apoyarse en ese pasado y dar vida al personaje", dice. "Parte del pasado dará forma a lo que pasa en el presente. El actor quizá reaccione de una forma espontánea a algo porque recordará cómo debió sentirse su personaje cuando su padre enfermó, aunque nunca se mencione a su padre en toda la película. Pero forma parte de los cimientos".

Hathaway, el hacker condenado a varios años de cárcel, es hijo de un trabajador de la siderurgia de Chicago. Es un joven brillante que se equivocó de camino. Para aportar más textura y profundidad a un personaje muy contradictorio, Michael Mann llevó a Chris Hemsworth a los lugares donde vivió y le presentó a la gente que habría podido conocer.

En este caso, el director quería borrar la imagen estereotipada de pirata informático del chico blanco, delgado, con gafas, procedente de la clase media. "Hace años que esto ha cambiado", dice. "Puede ser alguien que vive en un edificio de protección oficial o en Bombay, da igual. Me gustó que Hathaway fuese el hijo de un obrero siderúrgico de la zona sur de Chicago. Su padre falleció mientras él estudiaba en el MIT gracias a una beca y a un préstamo estudiantil. Su padre crió solo a sus hijos, una idea que me vino por las circunstancias de un amigo mío. Mientras estudiaba en la Universidad, Hathaway se metió en un lío y acabó pasando 18 meses en el Correccional de Massachusetts en Norfolk".

Al empezar la preproducción, el director y el actor viajaron a Chicago y a zonas cercanas. "Pasamos un par de días en la planta siderúrgica de U.S. Steel", dice Michael Mann, "donde entramos con el turno de las 4:30 de la mañana del alto horno, un lugar muy inhabitual. Hablamos con los hombres de lo que hacen, de lo que piensan de su profesión. También fuimos a la Bolsa de Chicago porque en la película se manipulan los futuros de la soja".

Hablando de su inmersión previa al rodaje, Chris Hemsworth dice: "Dos meses y medio antes de que empezara el rodaje, Michael me dijo que me necesitaba, debíamos ir a visitar los altos hornos y los lugares donde había crecido mi personaje. Yo estaba en Australia, pero volví. Entonces, una vez allí, me explicó que mi padre trabajaba en la siderurgia, que yo había crecido en ese ambiente y que incluso había trabajado en la planta de vez en cuando".

Michael Mann da una gran importancia a los detalles y a la precisión. El actor, al que le gusta preparar sus papeles a conciencia, estaba decidido a hacer todo lo que fuera necesario. "Michael sabe lo que quiere. Yo nunca había preparado una película tan a fondo, pero me ha hecho reflexionar acerca de la preparación que realizaré en mis futuras películas".

Además de la planta siderúrgica, recorrieron la cárcel de Stateville y visitaron varias "escuelas de pirateo". El entrenamiento físico, que empezó unos meses antes del rodaje, incluía boxeo y lucha. El actor australiano, de 1,92 metros de altura, está acostumbrado a realizar intensas preparaciones para sus papeles, pero lo que más le costó fue aprender a pensar, moverse y comportarse como un hacker en una cárcel.

Tal como dice el guionista Morgan Davis Foehl, Hathaway se modeló a partir de varios famosos piratas informáticos: "Son capaces de buscar el fallo de cualquier sistema y entrar. Todo sistema inventado por un ser humano puede ser violado por otro. Los agujeros en cualquier red, o en el Sistema de Seguridad Nacional (NSA), existen porque son sistemas diseñados por el hombre".

Chris Hemsworth siempre había pensado que la posibilidad de que alguien pudiera manipular la Bolsa, bancos o una infraestructura pública o privada era cosa de películas: "No sabía mucho del tema, solo que salía de vez en cuando en las noticias. Pero mi personaje lo lleva en la sangre, forma parte de su vida".

El actor se entrevistó con varios piratas informáticos, algunos de los cuales habían acabado en la cárcel. Se dio cuenta de que sus guías en el universo de la informática disponían de conocimientos tecnológicos sorprendentes. "Es un poco como Matrix para ellos", explica. "Ven el sentido en algo que no lo tiene para la gran mayoría. Es otro idioma, series de cifras, letras y puntuación. Si no lo entiendes, no tiene ningún sentido, pero ellos lo entienden".

La amistad entre Hathaway y Chen nació cuando compartían un cuarto en el MIT. En cuanto Chen descubre que el código del ciberdelincuente forma parte de uno que Hathaway y él crearon en la Universidad, sabe que debe contar con su viejo amigo.

Además de trabajar con informáticos y de practicar en campos de tiro, también se entrenó boxeando con Hathaway para enraizar su amistad físicamente. "Boxeamos mucho juntos", dice Wang Leehom. "A Michael le encanta el boxeo y nos contó muchas anécdotas del rodaje de Ali".

Michael Mann cree en los beneficios del boxeo. "Nos dijo que los boxeadores son actores geniales", recuerda el actor. "Son capaces de memorizar diálogos con gran rapidez. Según él, quizá se deba a que deben memorizar combinaciones de golpes en un abrir y cerrar de ojos, un poco como leer una página de diálogos. Nos hizo boxear a todos, incluso a Tang Wei".

BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED, de Legendary Pictures, no es la primera producción hollywoodiense en la que trabaja Tang Wei. Chris Hemsworth, refiriéndose al personaje que despierta a Hathaway y le hace entender el peligro inminente, dice: "Comprende rápidamente el condicionamiento por el que ha pasado durante su encarcelamiento. Está totalmente concentrado en mandarlo todo y a todos a la mierda, no puede ver más allá".

"Entonces entro yo, le miro y le digo: 'Ya basta, se acabó. Debes entender que la situación ha cambiado'", explica Tang Wei. Su personaje, una mujer con mucho carácter, emerge de un entorno laboral dominado casi íntegramente por hombres en China, pero su gran profesionalidad y voluntad le han permitido llegar a un puesto elevado. "Las cualidades profesionales de mi personaje superan con creces a las de mis compañeros", dice Tang Wei. "Se enorgullece de que la respeten".

Tang Wei también pasó por una preparación intensa durante la que habló con ingenieros informáticos y programadores, además de aprender a boxear. "Tuve la sensación de que Michael quería que fuese más rápida", dice, riendo. "Así que fui a clases de boxeo en Los Ángeles con unos preciosos guantes de color rosa". La actriz reconoce que el boxeo no solo la ayudó a sentirse físicamente más segura de sí misma, sino también a reaccionar con mayor rapidez: "También creo que me ayudó a entender un poco mejor la cultura estadounidense".

Aunque Ritchie Coster se pasa la mayoría de la película intentando deshacerse de los miembros del equipo de Hathaway, también pasó por el mismo entrenamiento. "Creo que Michael dijo algo como: 'En los platós donde ruedo no hay pistolas de plástico'", recuerda. "Dios bendiga a los armeros y a los atrezistas. Hicieron esfuerzos enormes y lograron cosas realmente asombrosas. Por ejemplo, Michael quería una navaja de paracaidista alemán de 1930 y se la consiguieron enseguida. Impresionante".


Un nuevo orden mundial: El rodaje y los decorados
"Los delincuentes informáticos saltan por las fronteras con una libertad inigualable". - Eric Jardine, Centro para la Innovación de Gobernanza Internacional

Con este thriller de acción centrado en la metamorfosis tecnológica a nivel mundial, Michael Mann ha realizado su proyecto más ambicioso hasta la fecha: 66 días de rodaje en 74 decorados repartidos en cuatro países, con un recorrido de más de 16.000 kilómetros. Numerosas localizaciones nunca habían sido testigos de una producción de tal magnitud, que debía llevarse a cabo dentro de un calendario muy estricto. Con el apoyo de un talentoso equipo y de dos supervisores de efectos visuales, el oscarizado® JOHN NELSON (Gladiador, Iron Man) y PHILIP BRENNAN (Blancanieves y la leyenda del cazador, Lobezno inmortal), Michael Mann superó los obstáculos de un rodaje tan complicado.

La historia empieza en Chicago, pero el rodaje empezó en Los Ángeles, donde se filmó en 11 decorados durante 15 días, desde grandes edificios de oficinas del centro de la ciudad y restaurantes en el barrio coreano, hasta las pintadas de los grafiteros en los barrios de Los Ángeles Este.

Michael Mann dice que tuvieron la suerte de encontrar localizaciones fascinantes en Asia: "La ingeniería civil de Hong Kong es extraordinaria, sobre todo la forma de separar a los peatones del tráfico rodado. En cualquier espacio disponible hay un pequeño parque con barandillas y un piso especial para que la gente mayor ande cómodamente. Mientras localizábamos en la bahía, descubrimos algo que parecía un grupo de esculturas de Brancusi, pero eran los desagües del colector de aguas pluviales instalado al pie de la colina. Su espectacularidad hizo que acabáramos rodando allí mismo. Para llegar, había que descender por una rampa helicoidal de seis pisos".

El rodaje en Hong Kong, una ciudad de más de siete millones de habitantes y seis mil rascacielos, empezó en lo más alto, en el bar del hotel Ritz-Carlton, situado en el piso 118, desde el que se domina toda la isla y la costa de una de las civilizaciones más antiguas del mundo. La naturaleza cambiante de Hong Kong, que pasó de colonia británica a ser una de las dos regiones administrativas especiales de la República Popular China, era el telón de fondo perfecto para un momento crucial de la película.

Durante 26 días, el reparto y el equipo se abrieron paso entre populosos mercados, helipuertos, el puerto con más tráfico del mundo, antiguos barrios y modernos edificios, desde las colinas más altas hasta el mar, aprovechando las imponentes vistas de Hong Kong. Teniendo en cuenta las escenas que se desarrollan en la isla, Michael Mann quiso que ocurrieran muchas cosas dentro de cada plano. El diseñador de producción Guy Hendrix Dyas se sirvió de un complejo método de solapamiento para conseguirlo, y el director de fotografía Stuart Dryburgh y el realizador optaron por objetivos largos.

Una dificultad añadida fue la humedad que hay en verano y las estrechas calles siempre llenas de gente. Pero, tal como explica Chris Hemsworth, era un reto perfectamente estudiado e intencionado. "Michael encontró un cuarto en un hotelucho de mala muerte, con paredes desconchadas y olores nada buenos que ninguno de nosotros era capaz de reconocer", explica, riendo, al describir el claustrofóbico decorado que sirvió de piso franco al equipo de ciberexpertos. "Además, era ruidoso, había neones por todas partes, ruidos, movimiento. Y de pronto comprendes que Michael lo ha escogido a propósito, que con él no se deja nada al azar".

Después de Hong Kong se trasladaron a la costa noroeste de Malasia para rodar las devastadoras consecuencias del funcionamiento defectuoso de la central nuclear. "La historia lleva a Lien y a Hathaway a un lugar muy extraño de Malasia llamado Perak, con un paisaje lunar debido a las minas de estaño", explica Michael Mann.

A continuación sobrevolaron el estrecho de Malaca, que lleva al mar de Java, para rodar en Yakarta, Indonesia, donde la película llega a su apoteosis. "Van de Hong Kong a Malasia y, finalmente, a Yakarta, una ciudad de veinte millones de habitantes durante el día y de diez millones por la noche, ya que la mitad de la población vive fuera de la ciudad", dice el director y productor. "En este sentido, es como Chicago, pero resulta un lugar extraño porque está compuesto por las numerosas culturas que pueblan Indonesia".

El rodaje en la capital de Indonesia duró diez días durante los cuales el equipo pasó de un decorado a otro en la animada ciudad, desde un rascacielos sin terminar de construir, una estructura abandonada y fantasmagórica, a los barcos "bugis" con sus profundos cascos pintados a rayas atracados en el puerto de Kota, en la ciudad antigua, lo que los holandeses llamaban Batavia y los indonesios llaman Sunda Kelapa. Michael Mann y su equipo superaron los obstáculos que presenta una ciudad cuyas calles están abarrotadas de coches y motocicletas en las que van familias de hasta cinco miembros.

A pesar de albergar una pequeña aunque enérgica comunidad cinematográfica, no se había rodado ninguna producción hollywoodiense en Yakarta. Incluso la película del año 1982 dirigida por Peter Weir El año que vivimos peligrosamente, sobre la lucha por la independencia y que supuestamente transcurre en Yakarta, se rodó en otros decorados debido a las amenazas de los extremistas. Muchas personas le habían dicho al realizador que era imposible rodar allí, pero él se sintió atraído por la intensidad y vitalidad de la ciudad. También le impresionó la paleta de colores, con el verde de los edificios oficiales, el rojo y ocre de los hoteles, y los amarillos saturados de los anuncios de neón. Michael Mann se sintió como en casa.

Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo y su ritmo es único. Michael Mann, que nació en Chicago, nunca ha podido resistir la intoxicadora energía que desprende la vida urbana, algo que Yakarta tiene de sobra, por lo que estaba decidido a encontrar la forma de rodar en la ciudad. Entabló relaciones con el gobierno y empresarios para conseguirlo.

Los últimos cuatro días en la ciudad más poblada del sureste asiático transcurrieron en el césped de Lapangan Banteng, o plaza Papúa, rodando una de las escenas más ambiciosas de la película, el encuentro entre los dos hombres en torno a los que gira la historia, Hathaway y su formidable oponente, el misterioso Sadak. En una plaza alargada en la que se encuentra el monumento a la Liberación de Irian Jaya, Michael Mann reunió a 3.000 figurantes vestidos con diversos ropajes tradicionales – debidamente supervisados por la tres veces oscarizada® diseñadora de vestuario Colleen Atwood – bajo la sombra de un hombre musculoso de bronce de 20 metros de alto que rompe los grilletes del dominio colonial. "Simboliza la liberación del pueblo de Papúa de los colonos holandeses", explica un miembro del equipo local, que añade, con la característica ironía de las personas que viven en una encrucijada histórica: "Pero ¿son libres ahora? No lo sé".

Hathaway y Sadak se encuentran por fin en medio de una gran fiesta popular. El momento queda atrapado entre una coloreada y ruidosa multitud, mientras centenares de hombres con antorchas hacen flotar monstruos y dragones, y cientos de mujeres bailan al son de la disonante música indonesia.

Nuestro protagonista llega a la plaza con unas cuantas revistas pegadas al cuerpo para protegerse y un destornillador afilado, similar a los que se usan en las cárceles, como arma. "Está a punto de meterse en un tiroteo entre seis hombres y no tiene nada más", dice Chris Hemsworth. La escena cobra vida con la extraña y preciosa recreación de la fiesta. "Me fascina el contraste, sobre todo porque, en ese momento, no queda mucha esperanza", sigue diciendo el actor. "Pasamos de un mundo técnico, digitalizado, a una ceremonia tradicional muy antigua. No suele verse algo parecido. Michael creó una escena a una escala increíble, con miles de figurantes, ropa, bailarines, enormes marionetas. Era una maravilla".

En agradecimiento a la enorme ayuda y cooperación que la ciudad de Yakarta prestó a los cineastas, Michael Mann invitó a varias personas a visitar el rodaje, algo muy poco habitual en él. Entre los invitados estaba el muy popular gobernador de Yakarta, Joko Widodo, que posteriormente se ha convertido en presidente de Indonesia.

Después de Yakarta se trasladaron a Kuala Lumpur, Malasia, para terminar el rodaje de BLACKHAT – AMENAZA EN LA RED, de Legendary Pictures. Allí, entre otras cosas, el equipo tiró un camión desde el tejado de un aparcamiento a través de un muro de cemento. El vehículo cae diez metros hasta el tejado de un edificio, donde rebota y cae otros cuatro metros antes de llegar a la calle. Todo se rodó en decorados naturales.

Además de lanzar vehículos desde edificios, el rodaje de la veloz persecución requirió una amplia gama de medios de transporte: motos, coches, helicópteros, aviones y barcos de todos los tamaños. Para rodar la breve escena en la que se deniega la entrada al puerto a un barco al perder su seguro porque el valor de la carga se ha duplicado inexplicablemente, el director decidió usar un buque de carga de 120 toneladas, el segundo mayor del mundo.

La coreografía durante la persecución entre el grupo de Hathaway, Cheng y su gente en Hong Kong, y los matones de Kassar es perfecta. Michael Mann y su equipo siguieron a los protagonistas por las callejuelas del pueblo marítimo de Shek O, a través del puerto de contenedores de la ciudad, hasta el moderno desagüe pluvial y, posteriormente, hasta Puerto Victoria. Consiguieron rodar la increíble secuencia en uno de los puertos con más tráfico del mundo usando once barcos, entre ellos dos para las cámaras y siete de apoyo lanzados a más de 30 nudos.

Tang Wei, refiriéndose a los traslados constantes, dice, con una sonrisa: "Probamos muchos tipos de transporte, y en un solo día conseguimos usarlos todos".