A finales de la década de 1980, Muriel Colbert, una ciudadana estadounidense, llega a España para trabajar en su tesis doctoral de historia que versa sobre la figura de Jesús Galíndez, un político vasco exiliado en Estados Unidos tras la Guerra Civil española y desaparecido en extrañas circunstancias en 1956.
En España, Muriel contacta con un anciano escritor, quien la pone tras la pista de las últimas personas que vieron a Galíndez con vida.
Arranca así una investigación que pronto abandona el ámbito académico para pasar al político, pues los responsables de la muerte de Galíndez intentarán detener por todos los medios a Muriel antes de que aclare y denuncie los hechos.
Los personajes:
Ésta es una historia de personajes, algunos reales, otros inventados por Manuel Vázquez Montalbán, que dan vida a un hecho real sin poner énfasis en el aspecto documental o histórico, sino en su aspecto humano lleno de contradicciones y por lo tanto lleno de vida.
Muriel es una estudiante becada estadounidense que viaja a España para investigar la sorprendente desaparición de Jesús de Galíndez, un activista vasco exiliado en Nueva York y cuya desaparición es todavía un misterio. Una vez en España conoce a un joven de origen vasco, Ricardo, que la introduce en su mundo aunque no entiende ni llega a comprender nunca su implicación con el personaje objeto de su tesis: Galíndez. Muriel quiere llegar al fondo de la verdad con mayúsculas, y aun cuando se da cuenta de que esta verdad irrita y pone en riesgo su vida, no duda en seguir adelante.
Ricardo es el novio de Muriel: haberla conocido cambia su vida. Al principio apoya a Muriel en sus estudios, pero poco a poco la "obsesión" que él ve en Muriel por Galíndez le empieza a inquietar. Reclama más atención de ella, hasta el borde de sentirse celoso de un hombre muerto hace mucho tiempo. Su falta de interés por la investigación, que no apoya, provoca, sin que él se dé cuenta, que poco a poco Muriel se vaya despegando para continuar sola en su convicción personal por llegar al fondo de la misteriosa desaparición de Galíndez. Paradójicamente, llegará un momento en el que Ricardo asumirá la lucha para que se haga justicia.
Robards es un profesional, trabaja para la CIA. Treinta años después de creer enterrado el fantasma de Galíndez, se encuentra a una compatriota que, desde España, está desempolvando la vieja leyenda. Desde la distancia, trata de disuadir a Muriel de su empeño por avanzar en la investigación. Su método de disuasión no puede ser otro que la extorsión y la amenaza, en esta ocasión a Norman, el director de tesis de Muriel.
Don Angelito es un hombre ya entrado en años, alegre, jovial, y además agente de la CIA. Siempre con una anécdota divertida preparada para entretener a todo el que le quiera escuchar. Don Angelito estaba con Galíndez el día del secuestro de éste, y nunca se pudo probar su participación activa en el mismo. Robards le soborna para que convenza a Muriel de que Galíndez era un traidor. Es un hombre que juega a dos bandas: de ser un viejo amigo de Galíndez, pasa a traicionar su memoria.