Robert H. Walton (Ben Temple) jamás sería un héroe, pero por circunstancias podría acabar siéndolo, como cualquiera de nosotros. Norteamericano, trabaja en una ciudad española auditando un banco para una compañía neoyorquina. La rutina y la lejanía de su hogar le empujan a tener siempre la dependencia de una webcam para poder estar presente en su casa a través de la red. También para entretenerse en su tiempo libre.
Es así por internet como conoce a Sara (Esther Mendez), una particular y bellísima mujer en la que Robert encontrará cosas que ya había olvidado.
Pero Robert ignora el viaje que ha iniciado. Cuando está concertando un encuentro con Sara a través del ordenador, dos tipos irrumpen en el apartamento de ella. Son Diego (Aitor Luna) y Boris (Yon González), hermanos de poco más de treinta años, que reclaman a Sara la entrega de su hijo como pago por tratos anteriores con la mafia. Ella se niega a revelarles el paradero de su bebé, y Robert se convierte entonces, a través de la webcam, en testigo invisible de los acontecimientos. Víctima y héroe de un submundo en que las reglas del juego se escriben con sangre. Un reality que le atrapa en la pequeña pantalla de su ordenador, tirando de su corbata de ejecutivo, tal vez para ahorcarle.
Ahora le queda elegir. Arriesgar su vida, o condenar la de la única persona que le devolvió el sentido a la suya.