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  Rey gitano  Dirigida por Juanma Bajo Ulloa
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Película del director Juanma Bajo Ulloa (Airbag, Alas de mariposa), en la que vuelve al género de la comedia gamberra de los tiempos de Airbag. Karra Elejalde (ganador del Premio Goya por Ocho apellidos vascos; Los Cronocrímenes, Airbag), Manuel Manquiña (Lobos de Arga, Airbag), Arturo Valls (Perdiendo el norte), María León (Marsella, Carmina y Amén, La voz dormida, Fuga de cerebros), Rosa Mª Sardá (La vida empieza hoy, Te doy mis ojos, Todo sobre mi madre) y Charo López (Ventanas al mar, La soledad era esto, Secretos del corazón) integran el elenco de esta descacharrante comedia.


Notas del director

Españoles, cine y comedia
¿Qué define a los españoles? ¿Qué los hace diferentes al resto de los europeos y ciudadanos del mundo? No parece haber duda de que existe un determinado carácter y unas particularidades concretas que convierten a los habitantes de este territorio en un colectivo diferente, tal vez extraño y en ocasiones absurdo.

A ojos del resto de los europeos, los españoles son huraños, testarudos, orgullosos, ruidosos, y amigos de la fiesta y de la improvisación. Algunas de estas supuestas singularidades fundamentales han labrado con el paso de los siglos ideas abstractas, resumidas en populares sentencias como la de “Spain is different”, o el concepto de “las dos Españas”. La primera expresión sugiere una circunstancia casual y ajena a la responsabilidad, o también una vanidosa voluntad de marcar la diferencia. Algunos la reciben como un sambenito poco deseable, pero otros, tal vez los más, como una marca de fábrica, diferenciadora y atractiva. La segunda resulta más indeterminada y polémica, pues se relaciona con la división violenta y el enfrentamiento fratricida como característica de la historia contemporánea de España. Imagen que no oculta rasgos negativos como el atraso, la ignorancia, la envidia, el cainismo, la brutalidad…

Esta idea machadiana y trágica de un país irremediablemente dividido no ha hecho más que reafirmarse con los años, llegando en plena forma hasta nuestros días.

La asunción de una polarización de la política y, supuestamente, de la sociedad española, es algo fácil de constatar hoy en día en los medios de comunicación, la intelectualidad o en el cotidiano debate popular del humilde hombre de la calle. La derecha, la izquierda, los monárquicos, los republicanos y, en medio...casi todos nosotros.

¿Hay realmente entonces alguna característica que nos acerque y nos haga iguales? La hay. El humor. Y más concretamente las ganas de cachondeo es lo que realmente nos hermana. El español admira a sus congéneres con más “gracia” e idolatra a aquellos que poseen la divina capacidad de hacer reír. Si el alemán ha hecho de la eficiencia su seña de identidad, si franceses o británicos han cultivado con paciente mimo la reputación cultural de sus respectivas civilizaciones, la falta de un verdadero prestigio de lo hispano se ve recompensada por valores patrios siempre vigentes como la picaresca o la chapuza, ese bien nacional, único, lustroso e inabarcable, pues su tamaño crece al mismo ritmo que se expande el idioma, la cultura o la demografía.

Estas son las sólidas e irónicas bases sobre las que se sustenta la película “REY GITANO”. Nuestros protagonistas y, en igual medida, nuestros secundarios, son los dignos y orgullosos portadores de una larga y sólida tradición patria. Los símbolos de un país, una sociedad, un temperamento y una época, la nuestra.

¿Por qué REY GITANO?
En un momento en el que el país atraviesa uno de sus períodos más críticos, con una enorme sensación de temor e insatisfacción y una precaria autoestima nacional, el cine, como masivo medio cultural y de recreo, tiene la oportunidad de dar fe de los acontecimientos, y también de colaborar al eventual alivio de sus sufridos ciudadanos. La necesidad del hombre de la calle de encontrar reflejo y consuelo en personajes, situaciones y lugares comunes, se evidencia en cada ocasión en la que una película conecta con el espectador. Películas como “Plácido”, “Bienvenido Mister Marshall”, “Atraco a las 3”, “Amanece que no es poco”, o los enormes éxitos de taquilla como la reciente “8 Apellidos vascos”, “Torrente” o “Airbag”, demuestran que un determinado cine de comedia puede convertirse en un poderoso fenómeno de masas. Un vehículo más que capaz de trascender a la cultura popular y servir de bálsamo para una sociedad necesitada de fórmulas de distensión y esparcimiento cercanas y reconocibles.

El nuestro, un cine de perdedores, parias y antihéroes, ha encontrado en estos los elementos propios de su personalidad, su sino y su destino. Si para el americano ver volar y triunfar a “Supermán” supone un regocijo para el alma, para el español, ver desvariar y fracasar a el “Quijote” supone una grata y familiar experiencia no menos espiritual. Tal vez terapéutica.

En “REY GITANO”, el espectador se embarca, junto a nuestros protagonistas, Jose Mari y Primitivo, en una aventura que les llevará a recorrer medio país y a descubrir sus propias capacidades y limitaciones, que son muchas… Embaucados por Gaje, un gitano tan golfo como seductor, y acompañados por Dolores, una joven independiente y alocada, estos dos infelices parados tendrán una última oportunidad de hacer algo relevante en sus penosas vidas.

Con un país en la ruina, unos políticos en entredicho y una ciudadanía insatisfecha, parecía que nos encontrábamos al borde del precipicio...
Nuestros cuatro amigos nos darán el empujoncito que necesitábamos…

Abordado desde el rigor, con una factura artístico-­‐técnica, acompañado por una poderosa banda sonora eminentemente pop-­‐rock, “REY GITANO” quiere ser una película abierta y popular, una revisión actualizada y realista de un cine español de personajes, entrañable, genuino y ya desaparecido. Una forma desprejuiciada y libre de acercarse a la comedia.

Un retrato franco y burlón de un país extraordinario en una complicada y crucial etapa de su Historia. Un pueblo maduro y sano, capaz de quitar hierro a todo aquello que en ocasiones nos separa, que sabe vivir, convivir, y reírse de sí mismo y de sus propias contradicciones y miserias.