Güeros narra el encuentro entre Sombra y su hermano menor, Tomás, quien lo visita en la Ciudad de México tras algunos sucesos desafortunados en casa de su madre. La llegada del joven Tomás imprime energía a la monótona vida de Sombra y su amigo Santos, la cual parece estar en pausa tras la huelga de la UNAM. Juntos, deciden emprender un viaje para encontrar a un legendario músico que escuchaban de niños, y cuyo paradero es desconocido desde mucho tiempo atrás. Esta búsqueda, atravesando las fronteras invisibles de la Ciudad de México, los llevará a descubrir que no pueden huir de sí mismos.
Personajes
Sombra (Tenoch Huerta)
24 años. Oriundo de Veracruz. Único prieto de su familia. Estaba a punto de terminar Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras cuando estalló la huelga. Desde entonces es la viva encarnación del limbo. Al no poder definir su postura en el mundo político que lo rodea, Sombra se encuentra suspendido en la angustia de la indecisión. Es presa de su viva imaginación, que al mismo tiempo es su maldición y su cura. La supervivencia de Sombra dependerá de que aprenda a relacionarse menos con el mundo interior y más con el mundo exterior: en otras palabras, de que madure.
Tomás (Sebastián Aguirre)
12 años. Es el hermano menor de Sombra. Tomás es el ojo del espectador. Es la inocencia que se va desvirginizando cada kilómetro recorrido. En una semana, Tomás vivirá lo que le tocaba vivir en muchos años, pasando de ser un inadaptado estudiante de secundaria a un renegado de la huelga, a viajero perpetuo. Tomás es la esperanza que no muere. Y sin saberlo, ha llegado para salvarle la vida a su hermano mayor.
Ana (Ilse Salas)
Ana es la chica de la película. Es una güera en tierras hostiles. Es la locutora de la radio pirata del movimiento, la Ke-Huelga, en la que a cada emisión busca reforzar sus convicciones revolucionarias que se están desmoronando. Se une al viaje de sus amigos, tratando de huir del movimiento que no termina de aceptarla.
Santos (Leonardo Ortizgris)
23 años. Santos tiene hongos en los pies. Pero el placer de rascarse le hace que valga la pena no erradicarlos. Estudiaba Biología en la Facultad de Ciencias cuando estalló la huelga. Ahora es el Sancho Panza de Sombra. La relación entre los dos amigos es la de un parásito y su cuerpo huésped -pero a veces es difícil saber quién es cuál.
A diferencia de Sombra, Santos no experimenta angustia alguna por su inmovilidad y por lo tanto es un recordatorio andante de que hay otra manera de vivir una crisis: la resignación.
Epigmenio Cruz
Es el McGuffin: la excusa que pone en marcha a los personajes. Pero también representa la promesa rota de la generación que precedió a Sombra, Santos y Ana.
Es el eco del 68 muy presente en la huelga que nos compete que se está muriendo. El papá de Sombra y Tomás les contó que Epigmenio una vez hizo llorar a Bob Dylan, pero cuando por fin lo conocemos, no vemos nada que apunte a eso, sino todo lo contrario. El cantante en realidad es el último vínculo que Sombra y Tomás tienen con su difunto padre, y lo que los vuelve a unir.