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  Juego de armas  (War dogs)
  Dirigida por Todd Phillips
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Del director Todd Phillips (la trilogía de Resacón en las Vegas) llega la comedia de acción Juego de armas, basada en hechos reales, protagonizada por el nominado al Óscar Jonah Hill (El lobo de Wall Street, Moneyball) y Miles Teller (Whiplash y la trilogía Divergente). El reparto incluye también a Ana de Armas (Toc toc) y el cuatro veces nominado al Óscar Bradley Cooper (El francotirador, La gran estafa americana, El lado bueno de las cosas).

El guión es de Stephen Chin, Todd Phillips y Jason Smilovic, basado en un artículo de la revista Rolling Stone titulado Arms and the Dudes, de Guy Lawson. Mark Gordon (Salvar al soldado Ryan, Steve Jobs), Todd Phillips (Borat) y Bradley Cooper (El francotirador), los tres nominados al Óscar, son los productores, con David Siegel y Bryan Zuriff como productores ejecutivos.

Juego de armas reúne a Phillips con algunos de sus colaboradores en la trilogía de Resacón en las Vegas, como el director de fotografía Lawrence Sher, el diseñador de producción Bill Brzeski y el editor Jeff Groth. Se une al equipo el diseñador de vestuario Michael Kaplan (Star Trek, Star Trek en la oscuridad). La música es de Cliff Martinez (Drive, Traffic).


DAVID - A los tipos como nosotros nos llamaban "perros de la guerra" –carroñeros que sacan pasta de la guerra sin haber pisado nunca el campo de batalla. Se supone que era despectivo, pero... nos ponía.


Dinero, corrupción, y el sueño americano
Podría haber sido uno de los mayores trapicheos de todos los tiempos... y solo podía suceder en América.

Juego de armas nació a partir de la historia de dos chavales fumetas, de apenas 20 años, que pasaron a ser multimillonarios como los más improbables traficantes de armas. Pero justo cuando alcanzaron lo que habría tenido que ser la cima del éxito, todo se derrumbó de un modo espectacular.

Uno de los temas recurrentes de las películas del cineasta Todd Phillips son las personas que toman malas decisiones. Tanto si se trata de unos jóvenes potsuniversitarios iniciando su club particular como de cuatro amigos que planean una desafortunada despedida de soltero en Las Vegas, siempre hay extravagantes repercusiones totalmente inesperadas. Las malas decisiones vuelven a centrar Juego de armas, pero hay un límite en el humor, marcado por el hecho de que la película se basa en hechos reales de dos jóvenes que consiguieron convertir una iniciativa gubernamental poco conocida en un valor de 300 millones de dólares.

Phillips nos cuenta: "Siempre pienso que las películas son algo más serias cuando tomamos hechos reales y las construimos a partir de ahí. Se trata de un filme sobre el auge y la caída de dos jóvenes en busca del sueño americano que acaban siendo un poco ambiciosos. Y resulta que un poco de ambición se interpone en la toma de buenas decisiones".

Bradley Cooper, que ha trabajado en la producción y también forma parte del reparto, añade: "Una de las cosas que muestra la película es lo susceptibles que podemos llegar a ser si nos lo dan todo en bandeja y cómo las personas afrontan la abundancia de forma distinta".

Todo empezó durante el gobierno de George W. Bush, cuando se firmaban grandes contratos sin licitación para suministrar armamento en las guerras de Irak y Afganistán con conglomerados como Halliburton, Raytheon y Lockheed Martin. A medida que crecían las críticas a los enchufismos y a la especulación con la guerra, el gobierno decidió allanar el campo de juego con Operaciones Comerciales Federales, que abrían las ofertas de contratos militares a... bueno, prácticamente a nadie. Por desgracia, habían las suficientes lagunas como para que fuera posible aprovecharse del sistema.

La historia fue relatada en 2011 en un artículo de Guy Lawson en la revista Rolling Stone, titulado Arms and the Dudes. "El gobierno de Bush intentaba favorecer a las pequeñas empresas", narra Lawson, "y no había empresa más pequeña que esos dos colegas, sentados en su estudio de Miami Beach sin nada más que una cachimba encima de la mesa, un portátil y un móvil".

El productor Mark Gordon explica: "Estaba en un avión cuando leí esta historia por primera vez en Rolling Stone, y no podía creer que fuera cierto. Todo lo que aparecía en ella estaba pidiendo a gritos que lo convirtieran en película. Siempre he creído que al público le encantan los filmes sobre personajes que desafían al sistema, aunque acaben pagando por ello de algún modo. Si encima le añadimos que esos dos chavales parecían los más inesperados para entrar en este tipo de trapicheos, obtenemos algo realmente especial".

Gordon añade que Phillips era el director perfecto para llevar esta historia a la gran pantalla, afirmando: "No hay nadie mejor que Todd para explicar una historia sobre personajes estrafalarios que se meten en todo tipo de problemas. Es el amo".

Juego de armas es también la primera cinta en que Phillips y Cooper producen juntos en su nueva productora, Joint Effort. Cooper nos cuenta: "Tenía una gran curiosidad por saber cómo iba Todd a enfocar el artículo para convertirlo en cine. Me encantaba la idea de un filme sobre lo que hicieron esos chicos, sabiendo que saldría del cerebro de Todd".

"A medida que lo iba examinando", recuerda Phillips, "pensaba: ‘Esto tiene toda la pinta de ser una magnífica película.’ Y cuanto más hurgábamos en ello, más evidente resultaba que podría ser una gran película de dos protagonistas si hallábamos los dos actores adecuados".

Jonah Hill y Miles Teller representan, respectivamente, los papeles protagonistas de Efraim Diveroli y David Packouz, y ambos dicen que estaban intrigados por estos personajes que fueron a la caza de la oportunidad para cosechar grandes beneficios sin pensar mucho en lo que estaban sembrando. Hill señala: "Definitivamente, hay algo de tentador en ver a personas que se hacen ricas saltándose las reglas. Por eso siempre me han gustado las pelis de gánsteres... pelis en las que ganan los tipos con chulería. Hasta que pierden", sonríe.

"Esta historia mola" dice Teller. "Hay que tener un respeto por lo que son capaces de hacer: llega un punto en que tienen un negocio entre manos de 300 millones de dólares. Es una cantidad exorbitante de dinero para dos chavales veinteañeros que tan solo lo estaban fingiendo hasta que lo hicieron de verdad. Es fascinante cómo se pueden complicar las cosas y puedes verte en un buen lío".

El David Packouz de carne y hueso admite: "No voy a mentir, fue impresionante por un tiempo. Íbamos a fiestas y la gente se presentaba en plan: ‘Soy corredor de bolsa, o soy asesor inmobiliario… ¿Y vosotros, a qué os dedicáis?’ ‘Nos dedicamos a la venta de armas.’ La reacción inicial iba desde ‘Estáis de broma, ¿no?’ hasta ‘Y una mier...’, pero una vez que se daban cuenta de que no bromeábamos, se quedaban pasmados. Una razón por la que esta historia resulta tan alocada es que muy pocas personas logran abrirse camino con éxito en el negocio armamentístico, especialmente a nuestra edad. El hecho de que consiguiéramos un contrato para suministrar al ejército afgano entero resultaba de lo más extraño".

Pero el motor que lo impulsaba todo era, como siempre, el dinero. Phillip lo confirma: "Está muy claro en el filme: no necesariamente están a favor de la guerra. No se trata de quién está luchando o por qué lucha, sino de la cantidad de producto que pueden colocar. De modo que la guerra es tan solo una oportunidad para ellos. Y eso es algo real. La guerra es un negocio. Existe un punto vulnerable en el que mucha gente puede ganar mucho dinero y esto es precisamente lo que esos dos chicos intentan encontrar".

Por muy increíbles que fueran las circunstancias reales, Phillips remarca: "No se trata de un documental". Él y los otros dos guionistas, Jason Smilovic y Stephen Chin, se tomaron licencias dramáticas —y cómicas.

"Mucho de lo que sucedió no aparece en la película o se ha cambiado", atestigua Packouz, "pero la vida siempre es más complicada de como la pintan las películas de Hollywood. Ya se sabe que no se pueden resumir años de vida en un par de horas. Pero me encanta el guión: es trepidante y entretenido".

Mientras trabajaban en el guión, Chin pasó un tiempo con Packouz en Miami. Nos destaca: "América puede ser el mejor país para las oportunidades, pero David comprendió muy pronto que únicamente trabajar duro no les haría ricos. Creo que por eso El precio del poder, que también se rodó en Miami, fue una película tan importante para que ellos quisieran crecer. Se convirtió en su idea del sueño americano —si tenían una gran idea, eran lo suficiente rápidos y se saltaban las normas, sería suyo. Por lo tanto no me sorprendió que dos chicos jóvenes y ambiciosos hubieran descubierto cómo engañar al sistema, especialmente en la era de Internet. Lo que me sorprendió fue la dimensión del contrato y lo cerca que estuvieron de sacarlo adelante".

Phillips explica que decidieron desde el principio contar la historia desde la perspectiva de Packouz, y destaca: "Nos dimos cuenta de que la mejor forma de contar esta historia era a través de los ojos de David. Él representa al ciudadano de a pie que va a parar a este mundo sin conocer nada de él, al igual que el público".

Smilovic añade: "David era nuestra vía de entrada a la película, no solo para expresar la narración en presente, sino también todos los antecedentes en pasado. Y para que el público apostara por él —y, francamente, no pensara que es un idiota— necesitaba apostar por la relación entre los dos chicos… creer que su amistad es genuina".

"Muchas de mis películas acaban centrándose en relaciones masculinas", comenta Phillips. "Hay un trasfondo de amor real cuando tienes amigos de verdad. Podemos sentirlo con los chicos de Resacón en las vegas y en Aquellas juergas universitarias, y he intentado hacer lo mismo con esta película porque pienso que siempre es interesante".

Cooper, que participó en el tipo de compañerismo descrito por Phillips, observa: "En Juego de armas se nota mucho la progresión natural en la evolución de Todd como cineasta, porque hallamos personajes masculinos que no se sienten tan lejos de este puente de mando, pero aun así hay una crispación que lo lleva a otro nivel. Lo más grandioso de Todd es que siempre ha tenido el pulso de lo genial. Puede coger una historia con una textura difícil y darle una vuelta que la haga divertida y emocionante".

Tanto Hill como Teller, que trabajan bajo la dirección de Phillips por primera vez, dicen que lo que les atrajo del proyecto fue la oportunidad de colaborar con él, así como el guión.

"Cuando Todd me dio el guión, era francamente demasiado bueno para desaprovecharlo", dice Hill, "y poder trabajar con Todd era un emocionante plus a la oferta en sí. Habíamos hablado de hacer algo juntos en el pasado, pero por una u otra razón nunca se materializó. Juego de armas llegó en el momento adecuado, y me alegro de que así fuera".

Teller comenta: "Todd es la definición de un cineasta para mí; es muy bueno en lo que hace. Como actor, deseas sentir que estás en buenas manos y eso es lo que sentí cada día. Y me encantó el guión; era tan dramático como divertido, con acción, suspense e incluso algo de espionaje".

"Tiene un montón de elementos distintos, y esto es lo bueno de él", añade Hill. "Creo que va a trastornar las expectativas de la gente y les va a dar que hablar, y esto es genial".

"El tema de discusión está servido", confirma Cooper. "Nuestro objetivo era narrar una historia impactante de forma entretenida, pero nunca sabes el tipo de conversaciones que puede desencadenar. Es una película de la que se podría hablar y debatir durante largo rato al salir del cine porque la historia tiene muchos niveles y está muy relacionada con los tiempos en que vivimos. Creo que la gente encontrará especialmente interesante que el programa con el que empezó todo esté aún muy vigente".

Juego de armas se desarrolla a escala mundial, por lo que para Phillips era importante rodar la película en un ámbito internacional. Afirma: "Cuando estás rodando en exteriores, creo de verdad que influencia a todos los implicados. Influencia al director de fotografía, a los diseñadores de producción y de vestuario, a los actores... Para mí, el ambiente es una herramienta muy poderosa, y en esta película lo trasladamos a otro nivel".

El rodaje de exteriores se hizo en Miami Beach, Las Vegas, Marruecos, Rumanía y el Sur de California. Phillips explica: "Quería transmitir realmente el alcance de los traficantes de armas internacionales, e internacional es aquí la palabra clave".


DAVID - Sin ofender, pero estoy en contra de esta guerra…
EFRAIM - ¡Yo también estoy en contra de esta guerra, colega!. No se trata de ser proguerra. La guerra está ahí. Se trata de ser propasta.


El reparto
Cuando vemos a Efraim y David en Juego de armas, no parecen ser los típicos traficantes internacionales de armas. Dos veinteañeros de clase media en Miami Beach que habían sido los mejores amigos en secundaria, pero que perdieron el contacto, como le suele pasar a la gente. Tras su reencuentro en el funeral de un amigo común, vuelven a conectar y empiezan a ponerse al día. David ha estado ganándose la vida como masajista, pero cree que ha dado con una gran idea: vender sábanas de alta calidad en los innumerables hogares de ancianos de Miami. Efraim también se dedica a la venta, pero aquí terminan sus similitudes.

Mientras que David tiene un piso lleno de cajas de sábanas sin vender y facturas impagadas, Efraim tiene una cuenta bancaria con siete cifras gracias a Operaciones Comerciales Federales, el mercado gubernamental de infinidad de suministros militares. Cuando Efraim invita a David a trabajar para él, la respuesta es evidente. Nace AEY INC.

"Efraim es un gran personaje", dice Jonah Hill. "Es el tipo de tío que dice: ‘Bajemos a la madriguera’ y es tan radical y explosivo que supe que este papel era ideal para mí. Quiere ser rico y le encantan las cosas llamativas, más superficiales de la vida. Es lo que cree que le va a traer la felicidad. Es un liante que puede resultar increíblemente encantador cuando es necesario. Pero no tiene nada de vago. Debe tener gran resolución e inteligencia y astucia para manejarse en este mundo. Fue realmente interesante interpretarlo".

Phillips dice que el papel muestra la gran versatilidad de Hill porque "Efraim se convierte en quienquiera que deba convertirse en una determinada situación. Es un camaleón capaz de mimetizarse con la persona que cree que quieres que sea. Fue un aspecto realmente divertido del personaje a la hora de interpretarlo Jonah".

El atractivo de la libertad económica no le pasa por alto a David, pero por razones algo más hedonistas que Efraim. Miles Teller explica: "Está luchando por llegar a fin de mes cuando aparece Efraim. Efraim era su colega en su infancia y se iban a meter en líos juntos. Cuando recupera su vida, David se siente renovado y emocionado por la oportunidad de ganar dinero de verdad porque su novia está embarazada y se plantea cómo va a mantener a su familia".

"Dinero", dice Smilovic. "Al final es a lo que se reduce todo, ¿verdad? Solo es dinero, pero te da los recursos para procurar por ti mismo y los tuyos".

Phillips, que conoció a Teller cuando producía la comedia Project X, dice: "Creo que Miles es un actor de primer orden. Es casi como si no tuviera que intentarlo. No lo digo en sentido negativo, tiene un don natural. Es fantástico verle. Tuvimos suerte de tenerlos a él y a Jonah en la película".

La nueva riqueza de Efraim y David abre la puerta a apartamentos de lujo, coches caros y mejores drogas. Sin embargo, David se ve obligado al principio a ocultar la fuente real de sus ingresos a su novia incondicionalmente antiarmas y antiguerra, Iz, con quien está a punto de casarse.

Ana de Armas, que interpreta a Iz, cuenta: "No sabe ni la mitad de lo que se cuece al principio porque David sabe que nunca lo aprobaría, de modo que se enfrenta esa extraña atmósfera de secretismo. Naturalmente, llega un momento del filme en que lo descubre, pero comprende que es por su familia y su futuro, así que decide apoyarle. Sea lo que sea lo que él decida, estará con él. Esta es la característica principal de Iz: ama a David y confía en él. Creo que es una mujer muy fuerte y sensible, y que es una buena compañera en la vida".

De Armas consiguió el papel después de un largo proceso de castings en que los cineastas "examinaron a muchas mujeres para el papel de Iz", recuerda Phillips. "Pero cuando entró Ana fue como: ‘¡Sí! Esta es la chica.’ Es una maravillosa actriz y cuando la miras, expresa mucha emoción tan solo con los ojos".

La admiración es mutua. "Todd es muy inteligente y lo más destacable de él es su capacidad por crear películas que conectan tan bien con el público", dice De Armas. "En el rodaje, sabe lo que quiere y cuando sientes esta seguridad en tu director, que es quien te dice lo que busca, es genial. Pasa tiempo contigo ensayando, de modo que cuando oyes ‘Acción’ ya sabes lo que tienes que hacer. Y entonces tienes la libertad de juguetear porque tienes la base de la escena".

A pesar de su éxito, Efraim y David son aún un pez relativamente pequeño en el estanque del tráfico internacional de armas, en que uno de los peces más gordos es un hombre llamado Henry Girard. Bradley Cooper, quien interpreta este papel, dice: "Henry no es definitivamente alguien con quien te gustaría cruzarte en tu camino de ningún modo. No os dejéis engañar por su mala vista o sus gafas graduadas; no indican para nada lo peligroso que puede llegar a ser. Se le ha vetado trabajar con el Ejército norteamericano porque está en una lista de control de terroristas, pero aun así Henry tiene acceso a una enorme cantidad de munición que Efraim y David necesitan para consolidar un trato de 300 millones de dólares, así que se unen a él".

Phillips destaca: "Henry es el típico tipo que ha estado en ambas partes en cada conflicto. No tiene ninguna postura política; simplemente le gusta que las personas luchen porque es excelente para el negocio, y al personaje de Efraim le encanta esta actitud. Así que cuando finalmente dan con él en una convención sobre armamento en Las Vegas, es un gran momento para Efraim para sentarse junto a su ídolo".

Phillips continúa explicando: "Henry es una combinación de distintas personas. Los chicos empiezan a tratar con el tipo equivocado de personas en su intento de cumplir con su trato y luego lo hacen algo más ventajoso, y se convierte en algo peligroso para ellos. Pero teníamos que simplificarlo, como se hace en el cine, por lo que lo representamos con este personaje inventado".

Efraim y David tienen otro socio silencioso que les ha estado ayudando a financiar sus contratos a cambio de un porcentaje de los beneficios. Kevin Pollak se une al reparto como otro personaje de ficción, Ralph Slutsky, un lavandero cuyos motivos van más allá del beneficio financiero. Pollak afirma: "Mi personaje es un judío muy devoto que cree que tiene una responsabilidad con Israel. De hecho Todd escribió un pequeño discurso sobre el tema de que todo judío tiene una deuda que pagar a Israel... uno de esos pesos que cargamos a nuestras espaldas. Realmente describió todo lo que es Ralph. El personaje de Jonah le vende la idea de que hay un parte de su negocio que apoya a Israel, por lo que Ralph siente que realmente está contribuyendo a una causa mayor".

Completan el reparto: JB Blanc como Bashkim, quien actúa como punto de contacto de Efraim y David en Albania, donde han organizado la compra de 100 millones de cartuchos de munición para AK-47 en un contrato de 300 millones de dólares que les supondrá el triunfo o el fracaso; Shaun Toub como chófer al que conocen tan solo como Marlboro por la marca de cigarrillos que fuma, y Patrick St. Esprit como el capitán del Ejército Philip Santas, que no puede creer cómo han conseguido dos civiles conducir ilesos por el "Triángulo de la Muerte" de Irak.

El David Packouz real también tiene un cameo como músico en una escena del principio, en que el personaje de Teller está intentando descargar sábanas en una residencia de ancianos. Phillips comenta: "Pensé que molaría ponerlo en la película. Aparece interpretando Don’t Fear the Reaper, que obviamente no es una canción adecuada para el lugar. A veces es bueno divertirse un poco con cosas como esta", sonríe.


DAVID - ¿En serio quieres conducir hasta Bagdad?
EFRAIM - David, somos traficantes de armas. Trafiquemos con unas cuantas.


Sobre la producción
La mayor parte de Juego de armas se rodó en exteriores, lo que supuso retos pero también ventajas a los cineastas y al equipo. Phillips cuenta: "Cuando estás en un lugar real, sientes la textura y la atmósfera que siempre se nota en una película".

El diseñador de producción Bill Brzeski, que con esta ya ha colaborado cinco veces con Phillips, añade: "A Todd le gusta que las cosas estén en lugares reales, o lo más parecidos posible a los lugares reales, así que intentamos rodar en exteriores y no grabamos mucho en platós. También era la preferencia de nuestro director de fotografía, Larry Sher, que valora la luz natural, que da un toque más real".

Al contrario, reconoce Brzeski, "el rodaje en exteriores también es estresante, porque hay mucho menos control que si vas a un plató y creas la escenografía. Pero no te da un filme más atractivo".

Estoy muy contento de que hayamos hecho esta película, aunque el tema de viajar no fue fácil", admite Jonah Hill. "Estuvimos en algunas condiciones de locura, pero se puede apreciar la diferencia en dimensión si estás en exteriores cuando ves la película. Esto es lo que cuenta".

Miles Teller añade que, para él y Hill, había una ventaja muy grande rodando en exteriores. "Jonah y yo no habíamos tenido oportunidad de pasar mucho tiempo juntos antes, pero tuvimos la ocasión de conocernos mejor en Rumanía, lo cual es muy importante para esta producción. Estábamos al otro lado del mundo y rodando largas jornadas, así que tuvimos tiempo de pasar ratos juntos, y esto estuvo bien".

Brzeski describe el diseño del filme como "todo contrastes". Y nos da ejemplos de ello: "Los preciosos cielos soleados y el clima cálido de Miami Beach se alternan con el mundo postsoviético gris y frío de Bucarest, que representaba Albania. El despacho de AEY pasa de ser un lugar maloliente y apretujado a un espacio de oficinas elegante y moderno. Se mudan de pisos baratos a apartamentos de lujo en Miami Beach. Es lo que sucede cuando eres demasiado joven y ganas demasiado dinero y demasiado rápido".

El tema de los contrastes también se extiende a sus armarios. El diseñador de vestuario Michael Kaplan expone, "En el caso de Efraim, hay una semilla de Tony Montana (El precio del poder) plantada al inicio del filme. A medida que avanza la película, vemos su gusto por los chándales y los accesorios de diseñadores italianos —Gucci, Versace, etc.— con su pelo engominado, espray bronceador y caros relojes. Siempre hay algo de brillo y estilo en Efraim, fantaseando con la noción del capo mafioso".

Hill lo confirma: "Hay momentos en los que va como un auténtico gánster —o lo que sería su versión del vestuario de un gánster. Hubo un momento en que estábamos rodando una escena en Rumanía donde todo es gris. Todd quería que incluso los extras se vistiesen todos de gris. Y luego llega Efraim con su atuendo totalmente chillón, lo que fue muy efectivo. La ropa que me puso Michael Kaplan era alucinante y realmente me ayudó a sentirme como ese personaje sumamente seguro de sí mismo a quien no le importa lo que piense la gente".

Kaplan también destaca la disparidad entre lo que lleva Efraim frente a la ropa de un David más conservador. "David está más centrado que el extravagante Efraim. Permanece como la voz de la razón más seria, y su aspecto conservador de chico de Miami Beach así lo refleja en todo el filme".

El rodaje de Juego de armas empezó en Rumanía, que representaba tierras de Albania, donde está almacenado un suministro de armas y munición que parece no tener fin. Phillips explica: "Estábamos buscando un almacén o hangar enorme, y Brzeski mandó algunas fotos de Bucarest de un hangar que encontraron. Fui a verlo y dije: ‘Vale, es el sitio perfecto.’ Se veía destartalado, como si el material hubiera estado ahí durante décadas, y esa era la idea".

Brzeski detalla: "Se llamaba el Hangar del Rey porque precisamente había sido el hangar personal del rey de Rumanía en tiempos precomunistas. Lo vaciamos todo y llevamos todo tipo de objetos, desde chatarra militar y colectores para que pareciera un enorme almacén de munición".

Desde Rumanía, cineastas y reparto viajaron a Las Vegas, donde Phillips volvió a una ubicación que le resultaba familiar: El Caesar’s Palace. Se rodaron escenas en este célebre casino y en su popular restaurante, Rao’s. "Como hicimos allí la serie de Resacón, Todd conoce a la gente y ellos lo conocen a él", dice Brzeski. "Se sienten muy cómodos teniéndonos por allí".

Otra escena ambientada en Las Vegas, la convención internacional de armamento, se filmó en realidad en el centro de Los Ángeles en el Centro de Convenciones de Los Ángeles. "Eso fue duro", comenta Brzeski, "porque una convención internacional armamentística real es del tamaño de campos de fútbol, llenos de armas y con gente de todo el mundo. Lo que hicimos fue crear una pequeña parte de él, y después, a través de la tecnología digital, lo ampliamos".

El estrecho espacio de la oficina original de AEY era uno de los pocos ambientes recreados en un plató de Warner Bros. Una vez que la empresa empieza a amasar dinero de verdad, las escenas de las nuevas y lujosas oficinas se grabaron en un edificio de oficinas del distrito de Century City. "Pero, por supuesto, por las ventanas se verá Miami" apunta Brzeski.

Otros exteriores de Los Ángeles incluyeron el histórico Wilshire Ebell Theatre, que hizo las veces de hogar de ancianos, y el edificio de Los Angeles Times, que se usó como oficinas gubernamentales.

Aún en California, la producción se trasladó a El Centro, California, situada a unos 190 kilómetros al este de San Diego. El clima de árido desierto de la zona la convirtió en el sustituto perfecto para un Irak devastado por la guerra. Brzeski confirma: "El Centro tiene en realidad un aire muy similar al de esa parte del Oriente Medio".

Aunque El Centro ofrecía una alternativa segura para filmar en una zona de guerra real, no estuvo exenta de problemas. Según cuenta Phillips, "Fueron de los días de rodaje más duros de esta producción, porque allí hace un calor infernal y se producen tormentas de arena repentinas cuando sopla el viento. Allí también hay unas instalaciones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, por lo que no podíamos hacer volar los helicópteros sobre su espacio aéreo".

Además, parte del paisaje del desierto está protegido, de modo que había que actuar con cuidado para no perturbar la vida vegetal natural del paraje.

A pesar de estos desafíos, Phillips asegura: "Para mí, forma parte de la diversión del rodaje en exteriores", continúa el director. "Genera un poco de histeria, pero acabas encontrando la manera de que todo funcione. Al final, tuvimos una gran experiencia allí, aunque tuvimos que soportar estas condiciones".

Dejando atrás el árido desierto, la compañía se trasladó a las lujosas inmediaciones de Miami Beach, donde empieza la historia y que sirve de base para Efraim y David. Uno de los exteriores más destacados fue el icónico Fontainebleau Hotel de la ciudad, diseñado por el célebre arquitecto Morris Lapidus, quien "inventó lo que consideramos el estilo arquetípico de Miami", afirma Brzeski. "Los colores pastel y la arquitectura fueron su creación. Todo ello da personalidad a Miami Beach".

El diseñador destaca que estar en Miami añadía autenticidad visual a la historia. "Miami Beach es diferente de cualquier otro lugar en América, y es difícil de sustituir. Por eso fuimos allí. No hacía falta intentar hacer que otra ciudad pareciera Miami Beach; podíamos sencillamente ir allí y grabar".

La fase final de fotografía principal culminó en Marruecos. Este país del Oriente Medio representaba Amán, en Jordania, donde Efraim y David inician su inoportuno viaje a Iraq para entregar un pedido de Berettas… que les llevaría directos al Triángulo de la Muerte".

Pese a que Phillips se tomó algunas licencias dramáticas al crear esta secuencia determinante, el cineasta se maravilla: "Todavía resulta increíble pensar en lo que consiguieron esos chicos durante aquellos años. Pero aún me sorprendía más el gobierno —que esto pudiera suceder sin ningún sistema real de equilibrio de poderes".

Por último, concluye: "Algunos pueden decir que lo que fueron capaces de lograr es una historia del sueño americano, pero yo creo que todos tenemos ideas diferentes al respecto. No sería mi caso… pero ciertamente puede ser el de otros".