Drama romántico protagonizado por Irene Escolar ("Altamira", "Gernika") y Tamar Novas ("Los abrazos rotos", "Mar adentro"), que cuenta además en su reparto con Ramón Barea ("Negociador", "Blancanieves"), Naiara Carmona, Mariano Estudillo y Lier Quesada.
Presentada en el Festival de San Sebastián 2015.
Notas de dirección
Creo que Un otoño sin Berlín surge de una necesidad de comunicar cosas que eran importantes para mí de una forma inconsciente y que no podía transmitir si no era a través del cine. El proceso de escritura fue muy instintivo, no tenía claro el tema ni la trama. Con el tiempo he entendido que fue un proceso muy sincero, que tenía que ver con lo que vivía en aquellos momentos, donde no tenía claro lo que estaba sintiendo yo como persona y qué sería de mi vida. Por eso la película no se centra en la trama, en las acciones dramáticas y no es solo una consecución de hechos. Yo buscaba transmitir una sensación concreta de un momento de la vida. Un sentimiento que tiene mucho que ver con la vuelta al pueblo natal. Una vuelta que cuando se pasa mucho tiempo fuera, mitificamos en nuestra mente para sentirnos seguros de que volver es la opción correcta. A la llegada esto se vuelve en nuestra contra. La película habla del hueco vacío que queda entre lo que imaginamos y lo que es. Sin embargo, creo que el tema principal es la aceptación. Cuando escribí la historia me esforzaba mucho para que las personas que había a mi alrededor fueran más feliz, intentaba cambiarlas. Este esfuerzo partía de mi interés y de mi comodidad, prefería que todos estuvieran contentos a mi alrededor para que fuera más fácil para mí estar contenta. Más tarde, aprendí que la búsqueda de felicidad no tiene nada que ver con el cambio. La felicidad tiene mucho más que ver con la aceptación, con aceptarnos a nosotros mismos y a la gente de nuestro alrededor tal y como somos. Creo que en la película June -la prot agonista femenina- se tiene que enfrentar a eso mismo, a ella le cuesta aceptar las cosas y las personas tal y como son. Por eso intenta cambiarlas, solucionar los problemas rápido, hasta que se da cuenta de que no vale para nada. Creo que es este su mayor aprendizaje en la historia.
Desde el punto de vista artístico, siempre tuve claro que tipo de película quería hacer. Lo que más me preocupaba era transmitir al equipo artístico y técnico el tono de la historia. El tono en las películas es intangible y mágico, hace que las películas sean diferentes y personales. Mantenerlo vivo y ser fiel a él durante todo el proceso es una de las tareas más difíciles del director porque nunca sabes donde está y a la vez sabes que está en todas las esquinas. Es como cuidar un fuego durante una noche de lluvia. En nuestra película llovió mucho. Respecto a la interpretación, la organicidad y la pureza eran los elementos principales que busqué en cada uno de los actores. Los escogí por instinto, no por su experiencia ni por lo que hicieron en el casting. Fue pura intuición, hablaba con ellos y sentía si lo podían hacer Hacer cine, es un aprendizaje constante, los procesos son largos y el nivel de exigencia muy alto. Cada día descubres algo nuevo y no dejas de sorprenderte. Todavía hoy, mientras escribo estas líneas, descubro cosas sobre la película que no sabía. Y a la vez que descubro la película, me descubro a mí misma. Lara Izagirre, Amorebieta, 2015 Desde el punto de vista artístico, siempre tuve claro que tipo de película quería hacer. Lo que más me preocupaba era transmitir al equipo artístico y técnico el tono de la historia. El tono en las películas es intangible y mágico, hace que las películas sean diferentes y personales. Mantenerlo vivo y ser fiel a él durante todo el proceso es una de las tareas más difíciles del director porque nunca sabes donde está y a la vez sabes que está en todas las esquinas. Es como cuidar un fuego durante una noche de lluvia. En nuestra película llovió mucho. Respecto a la interpretación, la organicidad y la pureza eran los elementos principales que busqué en cada uno de los actores. Los escogí por instinto, no por su experiencia ni por lo que hicieron en el casting. Fue pura intuición, hablaba con ellos y sentía si lo podían hacer Hacer cine, es un aprendizaje constante, los procesos son largos y el nivel de exigencia muy alto. Cada día descubres algo nuevo y no dejas de sorprenderte. Todavía hoy, mientras escribo estas líneas, descubro cosas sobre la película que no sabía. Y a la vez que descubro la película, me descubro a mí misma.
Notas de producción
La apuesta visual y sonora
Según su directora Lara Izagirre, para Un otoño sin Berlín quería una imagen realista, pero sin olvidarme de la belleza aunque tampoco deseaba que ésta fuera la protagonista de la imagen. Hemos buscado un equilibrio entre lo real y lo bello. Por otro lado, hemos apostado por el cuatro tercios como formato, porque era según mi punto de vista, el formato perfecto para contar esta historia. Esa elección ha hecho que la cinta marque un punto y aparte en relación a producciones recientes. Estoy muy contenta con la decisión que tomamos. Por su parte, la responsable de crear el diseño sonoro del film, Eva Valiño considera además que la precisión y la sensibilidad desde la que suceden los sonidos, las miradas, el color, en esta ocasión no es una casualidad, sino una forma de transmitir el ritmo y el silencio, el escenario sensorial de June y Diego. En cuanto a la apuesta del director de fotografía Gaizka Bourgeaud añade que en Un otoño sin Berlín los personajes sufren las consecuencias de un pasado que no quedó debidamente cerrado y que ahora condiciona sus vidas. El film narra una historia de personajes, contrapuestos en su manera de afrontar sus dilemas. Por un lado, los que como el personaje de Diego, se acomodan en la oscuridad y atenazados por sus miedos terminan ahogando sus sueños. Por otro lado, los que miran hacia adelante, como June, protagonista de la historia. Ella persigue sus sueños e irradia luz en cada acto, en cada frase, por insignificantes que parezcan. Esta contraposición, de luces y de sombras, de actitudes que cada personaje tiene frente a lo que le ocurre, es una de las ideas centrales de la película y la fotografía debería servir para reforzarla, con una paleta de colores adecuada, creando espacios de luz por los que transcurren los personajes siguiendo el hilo argumental, un hilo hermoso que nos conduce hasta el desenlace final. Por su parte, en lo referente a la memoria musical, Joseba Brit afirma que está compuesta por melodías simples, acordes de fondo que se mezclan con la imagen, con las expresiones, creando el colchón para los momentos en los que se expresa mucho sin usar las palabras. A veces, la banda sonora está compuesta de sonidos más que melodías, acordes hechos por el viento al acariciar nuestro presente, obligándonos a tratar de entender porque tan rápidamente este sentimiento ha crecido en nuestro interior sin apenas darnos cuenta. Esta música reflexiva invita a crear en nuestra mente conversaciones inexistentes, significados reales que se esconden tras los gestos, miradas que reflejan reminiscencias bloqueadas con cerrojo. El director de arte Koldo Jones, por su parte, opina que en términos de composición los contrastes son clave: Diego - penumbra; June - luz. Los colores en este film tienen una importancia vital, ya que reflejan el mundo emocional de los personajes. Los sentimientos evocados por el mundo que hemos creado constituyen el bagaje con el que se queda el espectador. El proceso de diseño lo aplicamos con la firme voluntad de articular sobre las imágenes nuestra respuesta emocional a este guión y también de sugerir un marco conceptual en el que poder traducir esa respuesta. Por último, la figurinista Iratxe Sanz opina que el film habla de la tristeza de las cosas no vividas, de las oportunidades perdidas y sobre los esfuerzos por retomar el control sobre la propia vida. Así como los cambios de estaciones, June llega sin avisar y lo revuelve todo. Ella es como el otoño, una explosión de luz y color: rojos, naranjas, ocres... e incluso algún verde tardío, el de las últimas hojas que aún no se han marchitado, y que June trae consigo en el calor de sus jerséis de lana gorda. Diego, en cambio, es la grisura, el silencio de quien está anclado en un pasado irrecuperable y en un presente que tampoco quiere afrontar. Se transmite en su vestuario a través de la ausencia de color, como un cielo que no acaba de decantarse por el azul.
Un equipo de veteranos y jóvenes en armonía
Durante el propio rodaje se mantuvo una actitud muy natural, abierta y fluida, que propició que se estableciese una colaboración muy estrecha entre los diferentes miembros del equipo técnico compuesto por profesionales veteranos como la ganadora del Premio Goya al Mejor Diseño de Sonido Eva Valiño por Te doy mis ojos (Iciar Bollaín, 2013) o el director de fotografía Gaizka Bourgeaud -que cuenta en su filmografía anterior con veinticuatro films rodados en Euskadi- con una mayor parte de miembros jóvenes procedentes del País Vasco. Entre ellos destacan el compositor Joseba Brit, el montador Ibai Elorza, el director de producción Iñaki Juaristi, la figurinista Iratxe Sanz y el script Gorka Cornejo. Los dos últimos participaron en esas mismas facetas en la ganadora de la Concha de Oro de la 62 edición del Festival de San Sebastián: Magical girl (Carlos Vermut, 2014).
Una potente alianza entre jóvenes profesionales femeninas
Además, en esta producción ha habido una apuesta clara por la amplia presencia de profesionales femeninas en todas las facetas del proceso creativo. La mujer ha tenido muchísima importancia en Un otoño sin Berlín. Tanto dentro del equipo artístico como técnico. La productora Gariza Films y EITB han apostado por la directora novel menor de treinta años Lara Izagirre y, a su vez, ella ha decidido contar en su equipo con un amplio espectro de jóvenes mujeres vascas a la hora de rodar su ópera prima. Así mismo, su estrecha colaboración con la joven actriz Irene Escolar, la cantidad de energía invertida por ambas en el proyecto y el compromiso de ambas para obtener la película con la que ambas soñaban, las conducirá sin duda alguna a obtener múltiples galardones y reconocimientos.
La localización
La localidad de Amorebieta tiene un peso específico en la historia de Un otoño sin Berlín porque es el lugar de donde procede Lara Izagirre, la directora, y el espacio físico al que vuelve para recuperar sus raíces, June, su protagonista. La importancia de esta localización principal tiene que ver con el fuerte contenido emocional de su entorno urbano y de sus paisajes naturales en pleno otoño. Sus propios habitantes además participaron en calidad de extras durante el rodaje dotando de calidez y autenticidad cada secuencia. Durante el día con más ambientación el equipo rodó con más de 400 de ellos en el prestigioso Teatro Arriaga de Bilbao.
El peculiar proceso de ensayos
La actriz madrileña Irene Escolar fue la primera que entró en el proyecto entusiasmada con la originalidad del guión de Lara y convencida de que dar vida a June era una gran oportunidad de demostrar su talento en un papel protagonista. Por su parte, el ganador de un Goya al Mejor Actor Revelación por Mar Adentro (Alejandro Amenábar, 2004) Tamar Novas también mostró su adhesión desde el principio debido a la originalidad de la historia y el reto de interpretar a un personaje tan fascinante como Diego. Ambos colaboraron en el desarrollo del guión durante meses. Además, Irene participó junto con la directora en el proceso de casting seleccionando a los intérpretes vascos Naiara Carmona y Mariano Estudillo para dar vida a dos personajes secundarios que son clave en la historia. Por otra parte, Lara se sintió feliz cuando el Premio Nacional de Teatro Ramón Barea -con el que había colaborado en el rodaje del cortometraje KEA- se unió casi a ciegas al proyecto aceptando el papel de Aita (padre) por la sintonía que existe entre los dos y el interés que él ha mostrado desde sus inicios por la singular apuesta cinematográfica de la cineasta vasca. Por último, el niño Lier Quesada demostró en un casting con 200 pequeños más de la zona del Duranguesado que era el rostro del personaje de Nico nada más ponerse delante de la cámara por su actitud y su capacidad de comunicarse tal y como fue ideado. Se puede decir que Lier es la revelación del film. La actriz Naiara Carmona -además de dar vida a la mejor amiga de June y la voz de su conciencia, Ane- ha acompañado a Lier a lo largo de todo el proceso en calidad de coach. Su emotiva experiencia juntos solo es comparable a la de June enseñando francés a Nico en la película. Otra de las peculiaridades de la génesis de Un otoño sin Berlín fue el proceso de ensayos de carácter teatral que tuvo lugar entre los principales intérpretes. Este, poco usual en la dinámica habitual del cine español, permitió crear un lenguaje común entre todos ellos que ha revertido en la fidelidad con la que la película recrea el universo que aparece en el guión.
Los personajes
IRENE ESCOLAR es JUNE
Irene Escolar (Madrid, 1988) es June por su aspecto dulce, su vitalidad, por su capacidad para abordar personajes complejos y por la importancia de interpretaciones construidas con miradas más que con palabras que la han convertido en una de las actrices jóvenes más relevantes del panorama cinematográfico y televisivo. Escolar pertenece a la sexta generación de una familia dedicada a la interpretación. Por su trabajo en el teatro con directores de escena tan prestigiosos como Alex Rigola o Miguel Ángel del Arco, entre otros, recibe el prestigioso premio Ojo Crítico de Teatro otorgado por Radio Nacional de España. Además en 2014 hace su primera aparición en la TV en la exitosa serie Isabel de TVE con el personaje de Juana I de Castilla por el que ha obtenido el Premio a la Mejor Actriz Secundaria de la Asociación de Cronistas del Espectáculo de Nueva York. Recientemente ha interpretado el mismo papel en el film producido por TVE La corona partida (Jordi Frades, 2015). Por otra parte, comienza su carrera cinematográfica con trece años en la película Imagining Argentina dirigida por Cristopher Hampton junto a Antonio Banderas y Emma Thompson. Caslos Saura contó con ella para El séptimo día; Vicente Aranda en Canciones de Amor en Lolitas Club o José Luis Cuerda en Los Girasoles Ciegos, dónde comparte cartel con Javier Cámara y Maribel Verdú. Además, muestra su vis cómica en Al final del camino y forma parte del elenco de la primera película del director de fotografía Xavi Giménez Cruzando el límite. Su primer papel relevante en cine llega con El idioma imposible del director novel Rodrigo Rodero. Basada en la novela de Francisco Casavella, muestra la Barcelona de los años 80 en su versión más deprimida y menos chic. Irene corre otro riesgo en su carrera interpretando a Elsa, una joven adolescente, dulce y vitalista, con una personalidad apasionada, autodestructiva y una clara adicción a la heroína. En 2012 rueda a las órdenes de Santiago Tabernero la película Presentimientos, protagonizada por Eduardo Noriega. En 2013 colabora en Gente en sitios dirigida por Juan Cavestany. En 2014 rueda la comedia Las ovejas no pierden el tren bajo las órdenes de Álvaro Fernández Armero. Un otoño sin Berlín se trata de su primer papel protagonista en cine. Además, recientemente ha participado en la película del británico Hugh Hudson, Altamira y en el largometraje Gernika de Koldo Serra.
La actriz madrileña opina sobre su personaje: "Hay muy pocos personajes femeninos con una dimensión como la de June, no solo porque salga en cada plano de principio a fin del metraje sino porque llega de vuelta a su localidad de origen llena de luz, de vida, dispuesta a trastornar la vida de los demás. Ella intenta crecer y que el resto evolucione con ella. Siente algunos bloqueos y angustias, pero le pueden las ganas de vivir. Es un personaje tremendamente luminoso, cuando aparece en situaciones cotidianas consigue cambiar la atmósfera del entorno y eso es lo que más me llamó la atención".
TAMAR NOVAS es DIEGO
Tamar Novas es Diego por su aspecto viril, su mirada seductora y por su talento a la hora de profundizar en los claroscuros de los personajes que aborda. En su filmografía destacan títulos como La playa de los ahogados (Gerardo Herrero, 2014), Los abrazos rotos (Pedro Almodóvar, 2009), Goyas's ghosts (Los Fantasmas de Goya, Milos Forman, 2006), Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004) - por la que obtuvo el Goya al Mejor Actor Revelación y el Premio de la Unión de Actores en la misma categoría - y La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999). Así mismo cuenta con una interesante trayectoria teatral con montajes como El viaje a ninguna parte (Carol López, 2014), Ensayando la locura (Juan Carlos Corazza, 2014), Comedia y sueño. La mentira más hermosa (Juan Carlos Corazza, 2013) -en la que además de actuar compuso e interpretó la música original; por ésta, obtuvo una Nominación al Mejor Actor Secundario de la Unión de Actores- Terror y miseria en el Tercer Reich (Carlos Neira, 2013) y La noche antes de los bosques (Carlos Neira, 2013). Por último, ha participado también en series de TV como Bandolera, Acusados o La señora, entre otras. En breve, se emitirá su último trabajo para la pequeña pantalla: Carlos, Rey Emperador, una producción de TVE.
El actor gallego opina sobre su personaje: "Escogí interpretar a Diego porque indudablemente vi en él algo de mí. Aunque algunas personas interpretarían en su comportamiento una forma de patología, yo creo que es una decisión personal consciente la que le lleva a aislarse del resto. Es evidente su deseo de no compartirse con otras personas y en cambio, con June creo que le pasa todo lo contrario. Ella le da un espacio de confianza que le permite relacionarse con ella con mayor libertad que con nadie. Es la persona que más ha iluminado su vida".
RAMÓN BAREA es AITA
El papel de Aita (padre) ha sido escrito para Ramón Barea (Bilbao, 1949). La interpretación del padre de June precisaba de la profundidad de Barea, un actor capaz de mostrar lo máximo con los mínimos recursos, de transmitir a la audiencia con sobriedad contenida la ternura, la severidad y el misterio que envuelven en todo momento a este personaje tan carismático. Galardonado con el Premio Nacional de Teatro 2014, la directora Lara Izagirre había tenido la oportunidad de trabajar con él anteriormente en el cortometraje KEA (2011). Comienza a trabajar en los años 70 formando parte del Teatro Independiente profesional del País Vasco. Como cineasta ha rodado Pecata Minuta (1998) basado en un texto teatral propio y El coche de pedales (2004). Como actor de cine rebasa el medio centenar de películas con papeles de reparto en títulos como Santacruz, el cura (J. Tuduri); Entre todas las mujeres (Juanma Ortuoste) y En la puta calle (Enrique Gabriel). Además, co-protagoniza Matías, Juez de Línea y Atilano, Presidente (La Cuadrilla). Ha intervenido además en las óperas primas de directores de prestigio como Alex de la Iglesia, Ana Díez, Enrique Urbizu, Imanol Uribe, Juanma Bajo Ulloa, Julio Medem o Pablo Berger. Además, ha participado recientemente en la premiada La herida (Fernando Franco, 2013) y protagonizado Negociador (Borja Cobeaga, 2014). En breve, se emitirá además su último trabajo para la pequeña pantalla: Carlos, Rey Emperador, una producción de TVE.
El actor bilbaíno opina sobre su personaje: "La gran primera intriga que despierta el personaje de aita es descubrir qué secreto o misterio oculta tras sus silencios. Un aspecto insólito de la película es que el rodaje de cada secuencia se convertía en una especie de asamblea: Lara era muy receptiva a las propuestas del director de fotografía y de la sonidista, un lujo muy poco habitual que contribuyó en que el aspecto final de la película tenga mucho que ver con la idea original que aparece en el guión. Trabajar con Irene me apetecía mucho, la había visto en teatro y me parecía deslumbrante por su naturalidad y su enorme fuerza interpretativa, es una digna sucesora de una dinastía de actores y actrices de gran nivel. La historia tiene mucho que ver con la necesidad humana de entender al otro, de ponernos a la altura de su mirada y comprenderle, para decidir después si quererle u odiarle desde ese conocimiento. Ese es un mecanismo que funciona muy bien en Un otoño sin Berlín, genera la necesidad de conocer a todos los personajes y se convierte en un mundo misterioso muy atractivo".
NAIARA CARMONA es ANE
Para la actriz, Un otoño sin Berlín es su primer largometraje cinematográfico. Sin embargo, cuenta con un interesante bagaje sobre las tablas habiendo participado en varias obras de teatro mientras se formaba en la R.E.S.A.D, especializándose en interpretación textual. La primera de ellas fue El mundo al revés dirigida por Álvaro Morales y Edurne Rankin en 2009. Al año siguiente, participó en el montaje Bajo cero, una creación colectiva para el Festival "Otras Miradas" del Teatro Gayarre. En 2013 actuó en la obra El público de Lorca bajo la dirección de Nuria Alkorta en el R.E.S.A.D. y en ese mismo espacio participó al año siguiente en una versión de Javier Sahuquillo de La Orestiada dirigida por Charo Amador interpretando al personaje de Electra. Recientemente ha participado en la obra Bancarrota dirigida por Fabio Mangolini, que ha sido presentada en el Festival de Teatro Clásico de Álcala de Henares. En el film de Lara Izagirre además de actuar ha ejercido como coach del joven intérprete novel Lier Quesada desde los ensayos hasta el final del proceso de post-producción.
La actriz vasca opina sobre su personaje: "En el guión el personaje de Ane estaba planteado de una manera diferente a cómo aparece en la película: un poco más alocado, una chica más pizpireta... Sin embargo, en el proceso de ensayos se vio que quizás desentonaba un poco contrastado con la historia principal y fuimos ajustándolo para que fuera en el mismo tono. En ese sentido, Lara es muy abierta, te deja opinar, tiene claro lo que no quiere y toma decisiones con firmeza, pero te da una libertad muy grande. La película tiene algo sencillo y delicado, que toca en lo emocional, en lo familiar, algo muy personal que Lara quiere contar. Hay que ir a verla y dejarse llevar".
MARIANO ESTUDILLO es AITOR
Un otoño sin Berlín es el tercer largometraje de Mariano Estudillo, después de participar en La cosecha (Roberto Santiago, 2013) y La herida (Fernando Franco, 2013). Además, ha actuado en multitud de cortometrajes y ha probado suerte incluso como director en ese formato. Por otra parte, en TV ha actuado en papeles secundarios en series como Vive cantando o Amar es para siempre. Su mayor experiencia, sin embargo, se ha desarrollado en el teatro interpretando obras como: Julieta y Romeo bajo la dirección de Antonio López-Dávila en 2015, Las amistades peligrosas dirigida por Darío Facal en 2013 o En el estanque dorado dirigida por Emilio Hernández en el mismo año, entre muchas otras.
El actor nacido en Sevilla y afincado en el País Vasco opina sobre su personaje: "A mí, tal y como me han enseñado en mi proceso de aprendizaje, me gusta preparar lo justo los personajes, entenderlos y comenzar el rodaje de la secuencia como si fuera un ensayo y reaccionar según se comporten los otros intérpretes. Es una gozada trabajar con Irene porque ella también actúa así, de una forma intuitiva, y con Lara porque viniendo de la grabación de una serie, te da esa tranquilidad de decir: "paramos a todo el equipo y vamos a hablar sobre qué está pasando con ella y con los técnicos para dar con el espíritu de la película y hacerlo evolucionar juntos". La película despliega un abanico muy amplio de emociones: el público se va a reír, a llorar, a sentirse identificado. Hemos hecho un buen trabajo y los espectadores pienso que saldrán sorprendidos con todos los sentimientos que aflorarán durante la proyección".
La directora
Lara Izagirre Garizurieta se graduó en Comunicación Audiovisual en la UPV. Realizó diferentes cursos de cine en la NYFA, la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños y la ESCAC. En 2010, fundó la productora Gariza Films. Desde entonces ha escrito, dirigido y producido varios cortometrajes. Entre sus trabajos, destacan Bycicle Poem (2010), KEA (2011), Next Stop: Greenland (2012 - Mejor Película de Deportes de Aventura en el TV BCN Sports Film; Mejor Película de Aventura en el Festival Vertical de Moscú; Mejor Película del Festival Internacional del Aire, entre otros)-, Sormenaren Bide Ezkutuak (2013 - Mejor Cortometraje del Festival Film and Cook) y Larroxa (2013). Un otoño sin Berlín es su primer largometraje. Su segundo largometraje, Gora beherak (título provisional) está en la fase de escritura de guión y ya cuenta con la ayuda a desarrollo por el Gobierno Vasco. El film narra la historia de unos abuelos que se ven obligados a convivir con su nieta a causa de una avería en el ascensor de su casa del pueblo. Destaca su actividad como cineasta vasca menor de treinta años por los galardones obtenidos con sus trabajos previos y por su prolífica obra cinematográfica actual, que combina con actividades lectivas. Entre sus cineastas favoritas nombra a Andrea Arnold, Sofia Coppola y Chantal Akerman.
Entrevista con la directora
LA GÉNESIS
P: ¿Cuáles son los orígenes de los personajes de Un otoño sin Berlín?
R: En mi caso, me inspiraron algunas personas que conocía, hay algo de mis amigas en la historia, de mí familia y seguramente mucho de mi misma. Cuando escribía escogía lo que más me interesaba de unos y de otras para crear personajes complejos e interesantes.
P: ¿Por qué cuándo comienza la película todos necesitan resolver los conflictos del pasado para ser felices?
R: Creo que al principio de la película no todos necesitan resolver los conflictos del pasado para ser felices. Creo que en la historia hay algún personaje que ya es feliz desde el principio. En el caso de June, que se marchó del pueblo justo después de la muerte de su madre y vuelve de forma inesperada, no creo que ella llegue buscando la felicidad, ni resolver los conflictos. Yo creo que la realidad que se encuentra a su vuelta es la que le obliga a resolver cosas de su pasado y tal vez eso al final la hace un poco más feliz, aunque creo que sería más adecuado decir que la deja más tranquila y con fuerzas para seguir adelante.
P: ¿Te ves reflejada en su valentía, en sus ganas de vivir y en la sensación que genera en los demás de intentar ser mejores?
R: Creo que soy una persona valiente, como June, que tiene muchas ganas de vivir y de tirar para adelante, ahí si me veo reflejada.
P: ¿Por qué apuestas por un personaje tan radical, complejo y al mismo tiempo atractivo como el de Diego como protagonista masculino?
R: Necesitaba a alguien muy diferente a June para contrarrestar. Diego es radical y se acepta a sí mismo en su radicalidad, tiene otros problemas que le afectan, pero él vive en su mundo, construido a su medida antes de la abrupta vuelta de June. También creo que acepta a June sin juzgarla y es muy generoso. Todavía hoy, cuando veo la película lo que siento por Diego cambia. A veces, estoy con él a muerte y otras me gustaría matarlo, creo que es un personaje muy complejo que puede ser a la vez muy generoso y egoísta, cosas muy diferentes pero reales que en algunos momentos de la historia pasan a la vez. Es un personaje complicado que me encanta.
P: ¿Crees que June y Diego no serían los mismos sin las miradas, el físico y el talento de Irene y Tamar?
R: Creo que Irene y Tamar han sido los June y Diego perfectos para la historia. Estoy muy contenta con lo que cada uno de ellos ha aportado al personaje. Creo que se han dejado la piel y el alma interpretando y eso para mí no tiene precio.
P: ¿Te ha dado seguridad y confianza la presencia de Ramón Barea en un personaje clave como el de Aita (padre)?
R: Claro que me ha dado confianza. Para mí, que Ramón confiara en el guión y en mí como directora, fue clave desde el principio. Lo valoro mucho como actor y como persona y creo que él también a mí. Cuando eso se siente en el rodaje ayuda mucho y te da mucha seguridad.
P: ¿Cómo ha sido la experiencia rodando de nuevo con él?
R: Hace unos años rodé con él un cortometraje y fue un placer. En el rodaje de Un Otoño sin Berlín la experiencia ha sido la misma. Es un profesional como la copa de un pino. Un actor que ha sabido sacar adelante un personaje para mí muy importante, con una naturalidad que a mi siempre me asombra. Ramón para mí es un crack como ser humano y eso se transmite a través de la pantalla.
P: ¿Será el actor talismán dentro de tu filmografía?
R: Todavía no lo sé, pero estoy segura de que me gustaría trabajar con él de nuevo. El tiempo lo dirá.
P: Has apostado por una historia intimista basada en las emociones en las que las miradas y los silencios permiten al espectador construir la historia basándose en sus propias experiencias, ¿es ese el tipo de cine que te gusta?
R: Me hace feliz pensar que he conseguido esas cosas. Ese es el tipo de cine que me gusta. El cine que no me manipula para que sienta lo que el director o guionista quieren. El cine que le da libertad al espectador, que le da el maravilloso poder de completar la película con su mirada.
P: ¿Qué cineastas, films u obras literarias te han inspirado a la hora de escribir el guión y a la hora de rodar la cinta?
R: No diría que he tenido inspiraciones concretas para esta película. Creo que siempre me han inspirado a diferentes niveles tres cineastas: Andrea Arnold, Sofia Coppola y Chantal Akerman. No tienen nada que ver entre ellas pero creo las tres han sido importantes para mí y aunque no piense directamente en su cine mientras escribo o dirijo, creo que de forma inconsciente las tengo bastante presentes.
P: ¿Se puede decir que la película muestra diferentes tipos de amor: el romántico, el familiar, el amistoso... y los retos de mantener esas relaciones a pesar de las dificultades?
R: Sí, creo que es una película de amores. No una película de amor con mayúsculas, si no de amores diferentes, de los que se escriben con minúscula pero que son mucho más verdaderos.
P: También se puede decir que la película muestra las relaciones familiares como un reto permanente para mantener la armonía y que la incomunicación prevalece frente a las relaciones amistosas en las que todo fluye y es más fácil encontrar apoyo y feedback, ¿crees que muestra una realidad actual en la que los individuos cada vez se comunican menos entre ellos y es necesario crear lazos alternativos a los familiares?
R: Creo que la comunicación armoniosa y fluida es difícil en una sociedad como la nuestra. Hay que cuidar las relaciones día a día y expresar lo que más nos cuesta decir a los demás, pero el ritmo diario y nuestra cultura no nos ayuda. Cada vez nos comunicamos más a través de las nuevas tecnologías y eso ha hecho que el contacto humano desaparezca o que sea más frío. Creo que lo que ya era difícil antes, ahora ya es un reto tremendo. Hay que aprender a escuchar y a comunicar las emociones dentro y fuera de la familia. Darnos tiempo todos los días para hablar, para abrazar, para "perder el tiempo" con los nuestros o directamente para no hacer nada en buena compañía. Los seres humanos somos seres sociales y a veces la verdad es que se nos olvida.
EN RODAJE
P: ¿Cómo ha sido la experiencia rodando en tu localidad natal?
R: Rodar en Amorebieta ha sido una de las grandes decisiones que hemos tomado. La gente se ha implicado muchísimo y ha sido especial desde el segundo uno.
P: ¿Cómo habéis abordado el reto de escoger las localizaciones en Amorebieta y Bilbao?
R: Mi madre es geógrafa, es de Amorebieta y conoce muy bien Bilbao. Ella y yo nos hemos recorrido todos los rincones para elegir las mejores localizaciones.
P: ¿La secuencia de los extras en el Arriaga supuso el mayor reto o lo fue rodar con el niño novel Lier Quesada?
R: Rodar con un niño ha sido uno de los mayores retos de la película. Lier tenía 7 años cuando grabó la película. Lo escogimos en un casting de entre más de 100 niños. Nos conquistó desde el segundo uno y decidimos que el sería Nico. En este aspecto, su coach y también actriz de la película Naiara Carmona, me ha ayudado mucho a que el trabajo del niño tenga el gran nivel que tiene. Describe la apuesta estética y cinematográfica de la película y cómo consideras que ha revertido en la atmósfera enigmática y al mismo tiempo cálida y envolvente del film. Respecto a la textura, no buscábamos lo nítido, buscábamos unos desenfoques realistas y bellos, que a veces con el digital son difíciles de conseguir y una ligera suciedad en la imagen, que no fuera perfecta. El color en cambio ha estado determinado por el otoño, que todo lo inunda en la película. La cámara en mano ha sido otra de las características de la imagen. Yo quería una cámara en mano que siguiera a los personajes sin interponerse, dejándoles estar. El sonido y la música también han ayudado a crear esa atmósfera que yo buscaba. Hemos trabajado cada fondo sonoro de la película con mucho cariño y la música ha sido esencial para acompañar a los personajes en sus viajes.
P: ¿Se puede decir que el paisaje se ha convertido en un personaje más?
R: Creo que el paisaje siempre es un personaje más. Te da una personalidad que otro paisaje no te daría. A nosotros nos ha ayudado mucho Amorebieta, le ha dado carácter a la película.
P: ¿Qué crees que ha aportado al encanto del film el vestuario, la dirección artística, el diseño sonoro y la banda sonora?
R: Todo junto y bien mezclado. Todo es esencial e importante.
P: ¿Ha sido el clima un aliado o un hándicap?
R: Ha sido un aliado y un hándicap. Rodamos en otoño para representar esa estación, pero resultó que las primeras semanas fueron como de verano, eso nos ayudó a grabar los exteriores, pero también hizo más difícil que pareciera que la película se había grabado en otoño.
EL FILM
P: ¿Por qué recomendarías la película al público?
R: Porque es bonita y agradable de ver ante todo. Porque emociona y te deja identificarte con sus personajes. Porque mucha gente muy buena ha trabajado en ella y se nota. Porque es mi ópera prima y ópera prima solo haré una... La recomendaría por muchas razones. Pero qué te voy a decir yo, es como si fuera mi hija.
P: ¿Crees que gustará a los jóvenes que puedan verse reflejados en los protagonistas o piensas que puede llegar a espectadores de otras edades?
R: Creo que puede llegar a cierta parte de los jóvenes, pero también a gente más mayor. Habla de cosas que nos afectan de jóvenes, pero que también la gente más mayor comprende.
P: ¿Consideras que muestra a una juventud desencantada por la crisis?
R: No lo creo. Considero que muestra a una juventud que se apaña como puede en una época de crisis.
P: ¿Qué crees que puede aportar respecto a otros estrenos de cine recientes?
R: Últimamente en el cine español estamos viendo muchas comedias comerciales. Nuestra película no es ni una comedia ni es abiertamente comercial. Creo que llega a otro lugar más íntimo, más cercano y más realista. Es emotiva y te hace sentir y pensar, lo que creo que nos hace falta.
P: Irene y Tamar están entusiasmados con su participación en la película, ¿consideras que su labor de interpretación es digna de premio?
R: Me voy a mojar y te voy a decir que Irene Escolar se merece el Goya a Mejor Actriz Revelación, mucha gente me lo está diciendo después de ver la película y creo que no se equivocan. Tamar Novas también está muy bien, pero como ya ganó este Goya con Mar Adentro lo veo más difícil.
P: ¿Crees que Naiara, Mariano y Lier pueden tener una prometedora carrera cinematográfica después de formar parte del reparto de Un otoño sin Berlín?
R: Espero que sí, en el caso de Naiara y Mariano. Ellos hace tiempo que tomaron la decisión de ser actores y espero que la película les abra muchas puertas, lo hacen muy bien y creo que tienen muchísimo talento. En cambio, Lier nos dijo el otro día que no quería ser actor y si sigue con esta opinión, para nosotros será muy bonito tener la única actuación de este niño tan especial.
P: ¿Está previsto realizar alguna acción especial en Amorebieta dirigida a los ciudadanos que han vivido el rodaje en primera persona?
R: Sí, habrá proyecciones especiales, coloquios e incluso ofertas especiales para ver la película. El pueblo nos ha dado mucho y nosotros se lo queremos devolver.