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  Papá o mamá  (Papa ou maman)
  Dirigida por Martin Bourboulon
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Nº1 DE TAQUILLA EN FRANCIA.

Festival de L'Alpe D'Huez. Premio del público.


Entrevista con Martin Bourboulon

P: PAPÁ O MAMÁ es tu primera película como director. ¿Qué habías hecho antes?

R: Tengo 35 años y llevo trabajando desde los 15. Mi padre, que es productor, me introdujo en el mundillo y fui ganando confianza trabajando en varias películas, sobre todo en Bon voyage de Jean-Paul Rappeneau como ayudante de dirección. A los 22 años dirigí un cortometraje producido por Laurent Pétin, que se proyectaba antes de la película de Rappeneau y que compitió en algunos festivales. Entonces dirigí algunos anuncios, la campaña para la Eurocopa 2016, otros para Adidas y algunos de Orangina. En 2007 me uní a Los Guiñolesy durante siete años dirigí más de 120 sketches, y a su vez, participaba en algunos largometrajes.


P: ¿Cómo surgió este proyecto?

R: El productor Dimitri Rassam comenzó todo. Hace unos cuatro años, justo cuando estaba pensando en dirigir mi primera película, me pidió que leyera un guion original de Guillaume Clicquot. La trama tenía que ver con dos padres separados, que luchaban por evitar la custodia de sus hijos. Era un motín. Y ya que sobre el papel parecía un poco loco, pensé que podría hacer una película muy divertida con un toque romántico sobre una pareja que pasa por una crisis.


P: ¿Cómo afrontaron el guion MatthieuDelaporte y Alexandre de la Patellière,autores de "El nombre"?

R: Nos tomamos muchas libertades con lahistoria original y con los primeros borradores del guion. Alexandre y Matthieu meayudaron a resolver una ecuación difícil:cómo escribir un guion convincente parala película sin perder la frescura del original. También creamos un argumento secundario muy inteligente que se introduceen la primera mitad de la película y que nos permite familiarizarnos con los personajesprincipales. Es perspicaz en la medida enque permite que el tema principal aparezca más tarde, y por lo tanto no pierde fuerza. Los tres estábamos convencidos deque teníamos que hacer la película desdeel punto de vista de los padres en lugarde limitarlo a los hijos. Yo quería una 'película generacional', fácil de identificar yque fuera fácil empatizar con los protagonistas. Queríamos ver a gente normal caeren la locura irracional, y comprobar cómoconvierten una situación dramática en unacomedia acerca de los sentimientos.


P: ¿Cómo hiciste tuya la idea?

R: No fue complicado una vez que me involucré en el proyecto. No hay mucha diferencia si la idea original es mía o de otro. Yo no hubiera tenido la idea inicial, y Matthieu y Alexandre tienen más experiencia con guiones que yo. Entonces, ¿por qué privarme de ellos? En los Estados Unidos, la mayoría de los directores no escriben sus propias películas, pero están muy involucrados en sus proyectos desde el principio, orientando la escritura de acuerdo a cómo ven el tema. Me gusta esa lógica, y de hecho es cada vez más común en Francia. En términos de dirección, esta película es muy personal.Desde el principio, quería que la película fuera visualmente compleja, pero siempre prestando mucha atención al trabajo de los actores y al punto cómico en cada situación. Debemos exprimir las secuencias de comedia lo máximo posible, sin dejar de ser fiel a la realidad. Un trabajo minucioso de la dirección artística no debe limitarse a los dramas y thrillers.


P: ¿Cuáles son tus referencias cinematográficas?

R: Yo vengo de los anuncios y he aprendido a trabajar metódicamente con las imágenes, y eso tuvo una gran influencia en mí. Pero mis películas favoritas son muy diferentes de todo esto. Me gustan las escenas emocionantes de El tiempo de los gitanos de Emir Kusturica, y la técnica de dirección de Alejandro González Iñárritu también tuvo un gran impacto en mí. Su manera de contar una historia desde varios puntos de vista, de considerar el fondo tan importan te como el primer plano y los elementos de superposición me inspiró.


P: ¿Cómo escogiste a los protagonistas?

R: Desde el principio, Dimitri y yo queríamos ofrecer el papel de la madre a Marina Foïs. Vio varias versiones del guion yde inmediato se involucró. Laurent Lafittesubió a bordo más tarde, pero también deforma natural. Había conocido a Marinahacía mucho tiempo, su dúo realmentedespegó. Marina y Laurent son actoresconsumados y tienen una muy ampliagama de registros. Pueden ser creíbles enun registro dramático, pero también tienen lo que muy pocos actores poseen: unsentido innato de la comedia. Me encantótrabajar con ellos. Me encantó el rodajecon ellos. Yo estaba atento a la calidadde su actuación, pero pronto me pude relajar. Como nos dimos cuenta de que eraun proyecto hermoso, estábamos muy involucrados y todos queríamos sacar todoel provecho posible.


P: ¿Eres de los que permite improvisar?

R: Sí, sugirieron muchas cosas. La idea era permanecer atentos a sus sugerencias, sin alejarse demasiado de lo que era indispensable para el ritmo de una escena. Siempre es mejor añadir cosas que sustituirlas, porque en teoría no había nada escrito al azar. Siempre hay ese pequeño límite para mantener la idea, porque a veces los actores pueden sentir que una escena está aplacada, pero los escritores y el director saben que cuando se piensa en términos globales, es indispensable.


P: ¿Fue difícil el casting de los niños?

R: El casting fue largo y complicado debido a que, además de la elección individual de los actores adecuados, tenían que actuar como hermanos. Justine Léocadie, Julie y David, los directores de casting, hicieron un gran trabajo. Vieron a unos 500 niños, todos nuevos en cine. Lo importante era saber que serían graciosos con las frases que iban a hacer reír a la gente. Utilizaron el texto o improvisaron, según lo que ellos vieran. Yo ya había trabajado con niños en anuncios y, al ser padre yo mismo, me llevo muy bien con ellos.



P: ¿Cómo reuniste al equipo?

R: Llamé a algunas personas con quien ya había trabajado en anuncios, como Virginie Bruant, mi editora. Pero el resto del equipo y la mayoría de los jefes de departamento fueron ocupados por gente nueva, al igual que el director de fotografía Laurent Dailland, y la química funcionó a la perfección. Tuve una visión muy precisa de mi película, y me gustó compartirlo con gente con la que nunca había trabajado.


P: ¿Dónde está rodada?

R: Aparte de algunas escenas rodadas en Étretat y París, pasamos la mayor parte del tiempo cerca de Dieppe, en Pourville-sur-Mer. Rodamos en un entorno provincial, fue una elección consciente. También nos permitió inventar un trabajo menos clásico para Marina Foïs: en lugar de una mujer con traje de negocios en los pasillos de un rascacielos en La Défense, le encantó la idea de verse con una enorme parka y botas de trabajo. Ella se veía bien así y le daba aspecto de líder. Seguirla entre las turbinas de viento da a la película un aire natural.


P: ¿Cómo fue la selección de la BSO?

R: Jérôme Rebotier propuso varias demos, pero no me gustaban todas ellas. Seguramente porque no me di cuenta qué diferencia podría haber entre un demo y la música final, una vez registrada. Sugirió una banda sonora que siempre acompaña a la acción, sin tener que tomar la sartén por el mango. Conforme pasó el tiempo, la naturaleza de su música evolucionó hacia sonidos jazz más pegadizos. Nos gustó mucho, así que seguimos adelante y jugamos esa mano.


P: ¿Esta primera experiencia te ha dejado con ganas de más?

R: Sí, me gustaría probarlo de nuevo, con un buen tema que alguien me ofrezca o que yo mismo inicie. No voy a saltar al primer guion que se me presente. La prueba es tan exigente que necesita la máxima convicción antes de involucrarse. Me gustó mucho trabajar con Matthieu y Alexandre, y nos gustaría seguir trabajando juntos con otros temas. Y lo mismo pasa con Dimitri. Él siempre ha demostrado ser un compañero incondicional. Él me dio mi oportunidad y nunca me ha defraudado. Ese tipo de audacia y determinación son un lujo para un director.


Entrevista con Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte

P: ¿Cómo os embarcasteis en esta aventura?

R: Alexandre: El tema, como lo imaginó Guillaume Cliquot era impresionante en sí. Era la primera vez que trabajábamos con la idea original de otra persona, pero era casi como un asunto de familia, ya que con Dimitri Rassam y Martin Bourboulon formamos un grupo de amigos que comparten la misma oficina, y siempre comentamos proyectos. Así que Martin nos habló de cómo veía su película e incluso le dimos algunas ideas.


P: ¿Llevó mucho tiempo la adaptación?

Matthieu: Ya conocíamos la historia desde dentro, así que, una vez fuimos parte del proyecto la cosa fue bastante rápido. Como padres de niños más o menos de la misma edad que los personajes, nos sentimos identificados. Y así nos sumergimos en la escritura. Todo comenzó con nuestras conversaciones con Martin.


P: ¿Cómo os orientasteis?

Alexandre: Sobre la base que ya teníamos, Martin quería hacer una comedia romántica un poco fuera de lo común. El tono de la película es muy libre, pero los personajes permanecen siempre creíbles: una pareja real, los niños reales, en situaciones reales. Uno de nuestros deseos era empezar con un hombre y una mujer simpáticos, una pareja de enamorados... antes de que se separan y vayan a la guerra, sin tabúes.Para que algo se convierta en subversivo, el punto de partida tiene que ser normal, realista. Lo terrible es que los niños se convierten en rehenes de la guerra entre sus padres. Así que pensamos que podíamos mostrar los mismos horrores, pero por las razones opuestas. Debido a que los niños, obviamente, no son la causa del divorcio. Es, ante todo, una crisis entre un hombre y una mujer, que dicen que ya no están enamorados, pero nunca logran separarse.


P: ¿Cómo hicisteis la idea vuestra?

Matthieu: Al principio, nos dimos cuenta de que, para que la historia funcionara, necesitábamos identificarnos con ella. Hay algo estimulante en burlarse de uno mismo, tus reacciones o en la forma de actuar con tu esposa e hijos. En última instancia, los personajes son más o menos como nosotros. Vivimos en un tiempo en el que se comparten los roles (el hombre está más involucrado en la educación de los hijos y la mujer en su vida profesional), y al final es muy difícil ser un buen empleado, un buen marido, un buen amante, un buen padre. Estamos en la búsqueda de la perfección, pero todo se cae en pedazos. Es por eso que muchas personas pasan por la crisis de los 40, se debaten entre el deseo de comportarse como es debido y el anhelo de seguir sus sueños, dar rienda suelta a su frustración y enfados. Lo curioso es transformar esos elementos de sufrimiento en materia para comedia: es emancipador, casi terapéutico. Alexandre: Para ver si funcionaban, Matthieu y yo probamos nuestras ideas con nuestros propios hijos. En ese sentido, se podría decir que fueron consultores consumados en el guion. Nos dijeron que no había nada peor que cuando los padres los avergüenzan delante de sus amigos. Así es como se nos ocurrió la idea de la escena en la que Marina Foïs bloquea la fiesta de su hija o el curso de Krav-maga, por ejemplo. Pero lo que era complicado, es que más allá de la batalla para evitar la custodia de los hijos, Martin quiso insistir en la lucha que había dentro de la pareja. Así que tuvimos que combinar una idea loca con una historia de amor fuera de control, con la que los espectadores se pudieran identificar.


P: ¿Inspira o limita escribir para un actor determinado?

Alexandre: Era a la vez muy peculiar y muy agradable. Sabíamos de la complicidad existente entre Marina Foïs y Laurent Lafitte. A partir de las primeras lecturas de guion, vimos su conexión real y su lado juguetón.

Matthieu: El talento es injusto, ambos poseen la vis cómica. Incluso antes de la lectura, ya por instinto tenían el acento y el ritmo. Fue un verdadero placer trabajar con ellos.


P: ¿Cómo dividís el trabajo?

Alexandre: Desde hace diez años, hemos estado funcionando de la misma manera: se comienza con una conversación larga y una vez que hemos llegado a algunas ideas, algunos personajes y sus características, lo ponemos todo en un papel para construir una historia. Luego nos dividimos escenas (a veces podemos ambos trabajan en lo mismo) y cada uno de nosotros disfruta el placer de trabajar solo. Cuando nos volvemos a juntar, comparamos nuestro trabajo, escribimos una síntesis.

Matthieu: Puede haber algunas diferencias en la escritura, pero podemos usar nuestras palabras como barro, amasar y esculpir para obtener resultados homogéneos. Pero con los años, aunque cada uno de nosotros todavía escribe a su lado, nuestros cerebros se han acostumbrado a este tipo de trabajo en equipo y han desarrollado un estilo común.


P: ¿Tenéis el mismo tipo de humor?

Matthieu: El humor es lo que más compartimos. Cuando creo que algo es divertido, siempre se los muestro a Alexandre.Si él no se ríe, no hay muchas posibilidades de que haga reír a nadie, pero si él reacciona, nos hemos topado con oro. Dehecho, somos nuestra primera audiencia.Alexandre: Hay algo infantil en nuestrotrabajo: llegamos a la oficina todos los díaspara inventar historias, pero la idea es tratar de divertirse. Al escribir comedias, esabsolutamente necesario vivir a través delas mismas cosas con el fin de probarlas.


P: ¿Os parecéis o sois muy distintos?

Alexandre: Somos muy diferentes, pero a la vez muy complementarios. A la hora de la verdad, estamos de acuerdo, tenemos una moral común, la misma ética. La base de todo es nuestra amistad, y hemos crecido juntos profesionalmente.Matthieu: Nuestra relación es un diálogo. Tenemos diferentes opiniones, y la confrontación da lugar a un montón de ideas. Y cuando escribimos PAPA O MAMA, no fue un territorio desconocido, porque hablar de la educación de nuestros hijos es un ejercicio diario para nosotros. De hecho, me imagino que pasamos más tiempo hablando de cómo criarlos que criándolos de verdad.


P: ¿Es muy distinto escribir teatro o escribir cine?

Alexandre: La forma de trabajar sigue siendo la misma, pero las restricciones y libertades cambian. Cuando se escribe una obra de teatro, tú eres realmente el único responsable, hay un grado de libertad absoluta. Un guion es un objeto de transición, ya que un director va a transformarlo.Matthieu: Para mí, escribir una obra de teatro o una película es como correr 400 metros o una maratón. No es en absoluto el mismo ritmo. En nuestras obras de teatro, todo tiene lugar casi en vivo: hacer que las cosas se muevan, que fluyan para llegar a los elementos narrativos. En el cine, hay mucho más de corte. El teatro es un arte temporal, una cosa del momento, algo que tiende a dilatar. El cine es un verdadero arte de la elipse: necesita elementos para proporcionar el ritmo.Alexandre: Con un toque temporal ligeramente diferente, algo divertido ya no tiene gracia. En el cine, el director determina el principio rítmico. En el teatro, el tempo proviene de los espacios en blanco entre líneas. Matthieu: Los actores de teatro tienen más tiempo para encontrarse. De un día para otro, un ensayo a otro, el actor llega a sentir lo que funciona y lo que no lo hará. Un genio cómico es en realidad quien tiene buena memoria para los ritmos. En el cine, el montaje es fundamental porque es lo que crea el tempo.


Entrevista con Marina Foïs

P: ¿Qué te atrajo de esta Aventura?

R: Me encantó la idea y me encantó el tono.Reconocí el estilo americano de sitcom, con un toque subversivo, llevadopor personajes desesperados. Su locuralo hace divertido, pero no son personajes de historietas. Me gusta sobre todoporque en un primer momento son personas normales, no meros arquetipos.Hay una línea muy realista en este guion,con golpes verdaderos, auténticos sentimientos, una verdadera familia y puestos detrabajo reales. Yo no creo en las técnicas dela comedia, creo en la verdad. Si la historiano está firmemente arraigada en el mundoreal, tirar hacia la comedia no funcionará. YMartin Bourboulon estaba obsesionado con(entre otras cosas) la elegancia, tanto parala imagen y los actores como para la credibilidad. Estaba muy unido a la seriedad,realidad y la sinceridad como piedra angularde las situaciones, una vez ahí podíamos tirarnos por la borda tranquilamente.


P: ¿Cómo enfocaste el personaje?

R: Yo era parte del proyecto desde muy temprano, así que vi como el guion evolucionaba de una versión a la siguiente. Me gustómucho la masculinidad de mi personaje, osu virilidad. Me gustan sus trajes de construcción. Y este papel de la madre es interesante porque, a diferencia de todas esaspelículas en las que la maternidad es vistocomo una fuente de realización, esta película muestra cómo alguien puede estar aveces harta de ello, ya no estar interesadoen ello, quiere nada más que libertad. En lapelícula, los niños son un catalizador: representan la pareja, la familia, todo lo que seahoga, pero no son responsable de la explosión de la pareja formada por sus padres.


P: ¿Qué es lo que te pareció más atractivo del personaje?

R: Durante la primera semana de rodaje, yo tendía a observarme para comprobar que estaba siendo graciosa. Puedes quedarte atrapado mirando a tu personaje desde el exterior,y corres el riesgo de convertirlo en un cliché.Mi papel es el de encarnar personajes comoson, sin tratar de despertar la empatía. Lo que es interesante, divertido y complicado, es seguir siendo completamente sincero, incluso cuando actúas en situaciones que pueden parecer completamente locasvistas desde fuera. Lo que yo pensaba queera importante era saber cómo la locura seapoderaba de esta pareja. ¿Cómo podríanperder su equilibrio, a pesar de que en unprincipio parecían estar tan centrados, finosy corteses, inteligentes, comprensivos, atentos... Qué alegría es ver como utilizan todaslas armas, incluso las más patéticas, paralograr sus fines, ver que se convierten en estúpidos, injustos, mezquinos... Sobre todo,cuando las víctimas son niños inocentes.


P: ¿Es difícil trabajar con niños?

R: Es igual que con los adultos, hay buenos actores y hay malos actores, algunos que megustan y otros que me dejan frío. En estapelícula, los tres eran actores muy singulares y buenos. Hubo una relación inmediatacon el mayor. Su madurez y humor era increíble para ser chicos de 16. Los otros están más fuera en su propio mundo, lo cualfue divertido también, estar con alguien queestá en otra parte, porque eso te permite tomar riesgos.


P: ¿Qué es lo que te gusta de Laurent Lafitte?

R: Nos conocemos desde hace mucho tiempo, casi le vi nacer, aunque yo soy muchomás joven que él. Tenemos diez años dediferencia, creo. Él ha estado haciendo reírdesde hace años. Él es muy fino, eléctrico,tiene una manera diabólica de resumir lascosas, un humor muy oscuro que me desgarra... Y él es tan elegante, tan elegante,que le permite llegar a ser extremadamentecrudo sin sonar vulgar. A veces incluso puede ser desagradable, y eso me gusta. Tieneuna facilidad casi humillante para la réplica.Y creo que es sexy y es importante desear atu pareja un poco. Un mínimo. Un poquito.Es más agradable de esa manera cuandotienes que levantarte temprano para rodar...


P: ¿Cómo te gusta que te dirijan?

R: No tengo una lista de preferencias en especial. Quiero ser dirigida por alguien que seaél mismo y que se sienta desinhibido. Director y actor tienen un largo camino por recorrer antes de que se encuentren, pero no megusta la idea de que el director se adapte amí manera de hacer las cosas.

Tengo fobia a los hábitos y conocimientos, me niego a tener un método. Algunosdirectores quieren que te sepas el textode memoria, otros no. Me adapto. Si llegocon mi remolque, mi equipo de maquillaje,mi método, no tendría ningún espacio paraevolucionar, y después de cinco películasel público se cansaría. Martin es exigente,siente deseo por el cine, por las buenas tomas, luces, todo lo que tiene que ver conla imagen... Está obsesionado con el movimiento, pero también se preocupa profundamente por sus actores. En cualquiercaso, no tiene miedo de ellos (que es, pordesgracia, el caso a veces. Hay un montónde directores que no saben qué hacer connosotros...) Y nunca ha aceptado no estarde risas y bromas, se entrega a ritmos libres,momentos de silencio, cambios bruscos detono y no está obsesionado con lo clásico.Él es mucho más libre que eso. El ritmo esfundamental, pero para mí no es algo científico, técnico, u objetivo. Es muy parecidoa la respiración, algo muy personal. Y en elset, Martin buscó la suya. Eso me gustó.


P: ¿Siempre te ha gustado hacer reír a lagente?

R: Yo vengo de una familia en la que el humorera un reflejo, una forma natural para calmarsituaciones. Tengo dificultades para mantener la boca cerrada mucho tiempo, siempreme ha gustado la transgresión. Eso es loque me gustó de esta película. He leído unmontón de comedias y deploro el poco espacio que dejan para las mujeres. Todo loque queda es el registro entre el sujetador ylas rodillas. Si haces una comedia sólo parainterpretar a la mujer despreciada, la colega de oficina amargada, o una ninfómana...Se vuelve deprimente. Quiero ser divertidacomo un hombre. Para mí, el humor es unacualidad vital elevada. Si me quitaran mi derecho de hacer reír a la gente, o el derecho deotras personas para hacerme reír, me moriría.


P: La película comienza en el año nuevo del 2000 y avanza a lo largo de 15años. ¿Qué hacías tú aquel día y cómohas cambiado?

R: No tengo ni idea de lo que estaba haciendo entonces, pero sí sé que he cambiado mucho desde entonces. Y para mejor, porsupuesto.


Entrevista con Laurent Lafitte

P: ¿Qué te atrajo de esta aventura?

R: Marina Foïs ya formaba parte del proyecto, y yo estaba feliz por poder trabajar con ella, aparte de que el tema inmediatamente me atrajo. El riesgo con una idea tan mordaz es que que el guion pudiera aguarlo y decepcionarte. Pero los escritores, Matthieu y Alexandre, lograron conservar esa sensación irreverente, sin caer en la trampa del exceso, que en un contexto con niños se convertiría rápidamente en algo desagradable. Ellos fueron capaces de lograr un equilibrio con el fin de hacer una película muy popular saliéndose del camino fácil tomado por tantas comedias francesas. Durante la primera media hora, crea una especie de empatía con los personajes y evita la idea de marcarlos antes del final de la película. Eso es brillante.


P: ¿Cómo enfocaste el personaje?

R: Me gustó el hecho de que el tipo estaba un poco abrumado por los acontecimientos. Su trabajo como obstetra no es insignificante: es una profesión que tiene que ver con la mujer y su intimidad. Eso le dota de una dulzura que lo hace simpático. Y el hecho de que él trae vida todos los días y sin embargo está superado por este asunto de la custodia, siempre un contraste cómico entre la magia del parto y la realidad de tener tres hijos en casa, un adolescente, un preadolescente y un sabelotodo.


P: ¿Es dificil trabajar con niños?

R: Ya lo hice en 16 ans ou presque. No soy muy paternal con ellos, yo los considero actuando "camaradas". Nos divertimos y nos concentramos al mismo tiempo. En la sesión de Papá o Mamá, las cosas fueron muy bien. Achille, el pequeño, era genial. Anna, que ya había actuado en Du vent dans mes mollets, puro talento.Alexander, el mayor, era muy maduro y tenía un sentido del humor adulto. Marina y yo nos llevamos muy bien con él.


P: ¿Conoces a Marina Foïs desde hace mucho?

R: Cuando teníamos 17 años actuamos juntos en Les carnets de Camus en el CoursFlorent. Nuestra complicidad se remonta a aquellos tiempos. Marina es muy animada y graciosa. Me gusta la forma en que combina ingenio, análisis (casi psicoanalítico), humor inmaduro y capacidad de reírse de cosas absolutamente inútiles. Realmentetrabajamos en armonía. Incluso despuésde haber participado activamente en lapreparación de la película con un montónde lecturas, mantuvimos esa sensación delibertad en el plató. Los dos somos perfeccionistas, especialmente cuando se tratade comedias, porque sabemos que en elhumor a veces todo depende de una palabra, en un cierto tempo. Y el barómetroes la risa: si me río, otras personas puedenreírse también. Esa es mi única señal real.


P: ¿Cómo es Martin Bourboulon en la dirección?

R: Él nos dejó bastante libres y reaccionabaa lo que le dábamos. A veces afinaba si noestaba satisfecho. Dependiendo de la situación, nos ceñíamos al texto de una manera u otra. Algunas improvisaciones lasguardábamos, otros se quedaron fuera.No siempre es fácil encontrar las palabraspara dirigir a un actor, porque hay queevitar mostrarle cómo interpretar. Pero siexiste algún tipo de diálogo, todo saldrábien. Fue intenso, pero nos reímos mucho,Marina, Alexandre y yo.


P: La película comienza el año nuevo del2000 y avanza a lo largo de 15 años.¿Qué hacías tú aquel día y cómo hascambiado?

R: Esa noche, yo estaba comiendo mandarinas congeladas en un hotel sombrío en Djerba. No es un recuerdo fabuloso. Aparte de eso, no creo que haya cambiado mucho. Me conozco un poco mejor tal vez.

Profesionalmente, he tenido la oportunidad de hacer películas muy diferentesgracias a la imaginación de algunos directores. Al igual que Martin, quien me dio laoportunidad de participar en una comediano convencional, visual y cinematográficamente exigente, pero con un tema accesible. Soy consciente de que es diferente, algo efervescente. Tengo el placer deactuar, lo disfruto, y así las cosas van suficientemente rápido y tener tiempo paraataques de ansiedad.


P: ¿Siempre te ha gustado hacer reír ala gente?

R: ¡Con mayor o menor éxito, siempre lo he intentado en cualquier caso! Hacer reír a losdemás es siempre muy gratificante, peropara mí también es una forma de comunicarme, me ayuda a reconocer afinidades,temperamentos y espíritus similares. En laescuela, usaba el humor para acercarme alos demás. Me ayudó a encontrar mi lugaren la vida, y para llenar una necesidad deinterior un poco más fuerte que la que lamayoría de la gente tenía.


P: ¿Qué te ha aportado trabajar en "Lacomedia francesa" como actor?

R: A adentrarme, casi sin pensarlo, en todotipo de repertorios. Cuando interpretas enun año a Gogol, Shakespeare, Voltaire yFeydeau, te conviertes en un artesano sintiempo para la introspección. Es evidenteque hay una reflexión en forma de trabajo real en los textos, pero no hay espaciopara pequeñeces egocéntricas. Tienesque seguir adelante, representar, ser eficiente. Y gracias a trabajar con la compañía, sigues firmemente arraigado a tuverdadera naturaleza. En el cine, se puedecorrer el riesgo de estar sobreprotegido ycreerte alguien. Puede ser agotador hacer malabarismos entre el teatro y el cine,pero he hecho todo lo posible para trabajar en esta fascinante profesión de esta manera, y voy a disfrutar de ello todo el tiempo que pueda.