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  Kong: La isla calavera  (Kong: Skull island)
  Dirigida por Jordan Vogt-Roberts
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Los productores de Godzilla reinventan los orígenes de uno de los monstruos más legendarios en Kong: La Isla Calavera, de Warner Bros. Pictures, Legendary Pictures y Tencent Pictures.

Los protagonistas de Kong: La Isla Calavera son Tom Hiddleston (Los Vengadores, Thor: El mundo oscuro), el nominado al Oscar Samuel L. Jackson (Pulp Fiction, Los Vengadores: La era de Ultrón), John Goodman (Transformers: La era de la extinción, Argo), la oscarizada Brie Larson (La habitación, Y de repente tú), Jing Tian (Acción Policial), Toby Kebbell (El amanecer del planeta de los simios), John Ortiz (Steve Jobs), Corey Hawkins (Straight Outta Compton), Jason Mitchell (Straight Outta Compton), Shea Whigham (El lobo de Wall Street), Thomas Mann (Yo, él y Raquel), junto con Terry Notary (El amanecer del planeta de los simios) y el nominado al Oscar John C. Reilly (Chicago, Guardianes de la galaxia).

El director de la película es Vogt-Roberts, con guion de Dan Gilroy, Max Borenstein y Derek Connolly, e historia de John Gatins. De la producción se han encargado Thomas Tull, Mary Parent, Jon Jashni y Álex García. Eric McLeod y Edward Cheng son los productores ejecutivos.

El equipo creativo está formado por el director de fotografía Larry Fong (Batman v. Superman: El amanecer de la justicia), el diseñador de producción Stefan Dechant (supervisor de dirección artística en Valor de ley, Avatar), el editor nominado al Oscar Richard Pearson (United 93, El mito de Bourne), la diseñadora de vestuario Mary Vogt (la saga de películas Hombres de negro), y el compositor Henry Jackman (Capitán América: Civil War). El oscarizado Bill Corso (Una serie de catastróficas desdichas de Le mony Snicket, Star Wars: El despertar de la Fuerza), encargado de maquillaje, y el coordinador de especialistas George Cottle (Interstellar, El caballero oscuro: La leyenda renace) también forman parte del equipo. Para dar vida al legendario Kong y elevarlo a un nuevo nivel, el equipo ha contado con la empresa Industrial Light & Magic, el ganador de dos Oscar Stephen Rosenbaum (Avatar, Forrest Gump), y el nominado a un Oscar Jeff White (Los Vengadores) que han desempeñado el puesto de supervisor de efectos visuales.

Para sumergir al público en la misteriosa aura de la Isla Calavera, el director Jordan Vogt-Roberts viajó junto al reparto y al equipo de realización durante seis meses por tres continentes para grabar y capturar los paisajes principales en Oahu (Hawái), en la Costa Dorada australiana y en Vietnam. El largometraje se ha rodado en numerosos puntos del planeta que no se han visto nunca en la gran pantalla.


Larga vida al rey
Inmortal. El último de su especie. El Rey de la Isla Calavera.

King Kong, cuya primera entrega se proyectó hace más de ocho décadas, ha traspasado la gran pantalla hasta llegar a nuestro mundo con una fuerza que aún reverbera en la conciencia colectiva. Ha llegado el momento de coronar de nuevo al monstruo más legendario de todos los tiempos.

En palabras del director de Kong: La Isla Calavera, Jordan Vogt-Roberts: "Kong encarna el misterio y las maravillas que aún existen en el mundo. Por eso siempre estará de moda".

Este proceso de búsqueda, cuyo fin es reinventar al mayor simio del cine, reúne al equipo de producción del éxito de 2014 Godzilla.

Para Thomas Tull, productor de la película junto con Mary Parent, John Jashni y Álex García, este proyecto constituía un reto titánico y emocionante. "Queríamos crear una experiencia completamente nueva para el público", afirma Tull. "Como fans que somos, era muy importante para nosotros honrar los elementos esenciales de este personaje con el que tanta gente de todo el mundo ha conectado en una gran aventura épica y divertida que combinase el entretenimiento en estado puro y la acción".

El mito y la iconografía de Kong siguen manteniendo una profunda y salvaje sintonía con varias generaciones de seguidores. "Kong se caracteriza por su tamaño, su poder, su naturaleza animal, pero también por su corazón y la profundidad de su alma", explica la productora Mary Parent. "Explora nuestra sintonía natural con otros simios, y sus gestos y expresiones son mucho más humanas que los de los primates reales. Esta característica es la que ha distinguido a Kong de otros monstruos. Aunque es un depredador insaciable, es imposible no estar de su parte. En cierto modo, se parece más al típico héroe romántico que al villano".

Kong es el personaje principal de la gran pantalla y se presenta como una tormenta real de la furia de la naturaleza y una encarnación de nuestro yo más primitivo. "Kong encarna la lucha interna entre nuestro yo civilizado y esa parte de nuestra consciencia que sabe que hay algo superior. ¿Cómo aceptas a esta enorme criatura que constituye tanto una terrible fuerza de la naturaleza como un ser sensible con una inteligencia distinta a la nuestra, aunque no por ello menos sofisticada?", apunta el actor Tom Hiddleston.

El revolucionario maestro de los efectos especiales Willis H. O’Brien y el escultor Marcel Delgado fueron los primeros en invocar a King Kong, que se convirtió en la figura principal y el alma del innovador clásico de 1933 King Kong, de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack. Esta película, una fascinante mezcla entre La bella y la bestia, intrépidas aventuras y monstruos gigantescos, asombró y cautivó a millones de cinéfilos de todo el mundo. El público agotó las entradas para verla en el momento álgido de la Gran Depresión y ha batido récords a lo largo de los numerosos reestrenos y transmisiones televisivas emitidas durante décadas. Fue la primera superproducción potenciada por sus efectos y supuso un hito en la historia del cine de monstruos, que se ha reeditado y parodiado y ha dado lugar a sagas en todos los formatos. Además, Kong se ha integrado en la cultura pop. Ha servido de inspiración para videojuegos, letras de hip hop o tesis universitarias, y para diseñar muñecos, maquetas, juguetes y juegos.

La imagen final de un Kong desafiante en la cúpula del Empire State Building es un icono eterno. No obstante, los fans, entre los que se incluye Tull, consideran que su provocador inicio es el Santo Grial de la historia original. De hecho, su deseo de crear una franquicia MonsterVerse del siglo XXI no se haría del todo realidad sin él. Los productores han contado con los guionistas Dan Gilroy, Max Borenstein y Derek Connolly, que se han basado en una historia de John Gatins. "Uno de los elementos más cautivadores de la tradición Kong es la Isla Calavera: un lugar con la cadena alimentaria más exótica y letal que uno pueda imaginar, y en la que Kong se erige como el depredador alfa que mantiene al resto a raya. Queríamos mostrar esta mitología en la película. Los personajes no van a hacerse con el control de la isla. Tendrán que sobrevivir en sus dominios", afirma Tull.

Samuel L. Jackson interpreta al teniente coronel Preston Packard, el macho alfa del grupo de protagonistas, y se deleita en esta idea. En palabras de esta leyenda viva del cine: "Veremos a Kong en un entorno tan monumental y espectacular como él. Sabemos que vive en la selva, pero ¿qué más hay en esta selva? ¿De qué se alimenta? ¿Hay más como él o es único en su especie? También descubriremos que formó parte de una comunidad aniquilada por algo que reside en la isla. Ahora es el guardián y lo controla todo".

En Kong: La Isla Calavera, y previamente en Godzilla, el equipo de producción sienta las bases de un vasto universo de monstruos, anclados a nuestro mundo pero acrecentados para permitir la existencia de MUTO (organismos masivos terrestres no identificados en el idioma MonsterVerse). Para ser justos, no se trata únicamente de planificar la colisión de dos mitos cinematográficos eternos, sino de fusionar dos historias diferentes.

La clave fue una idea rompedora de Vogt-Roberts, un nuevo director con un solo título en su haber: la película independiente Los reyes del verano, alabada por la crítica. "El elemento central de nuestra historia sobre Godzilla es la idea de que las pruebas nucleares de 1954 no fueron tal, sino un intento del gobierno por aniquilar algo. Jordan llamó a mi puerta con la idea de ambientar la película en la década de los 70 y dejamos volar la imaginación. Además de cuadrar con MonsterVerse, los 70 son una época ideal para explorar nuevas temáticas, y nos permitieron aunar batallas tremendamente reales y monstruos gigantescos en la misma película", comenta el productor Álex García.

Para Vogt-Roberts, King Kong supuso el inicio de su obsesión con la película. "King Kong es historia del cine. Cuando vi la película de 1933 por primera vez, sus infinitas posibilidades cinematográficas me dejaron perplejo", afirma. "Fue la primera película que transportó al público a un mundo desconocido e indómito. Aunque se trataba de nuestro propio planeta, nos enfrentábamos a aquello que siempre nos habían dicho que no existía".

Este director natural de Detroit, que se define como un nerd, creció alimentándose de películas sobre monstruos, superproducciones y videojuegos. El cine de los 70 fue la luz que le guio hacia la realización de sus propias películas. Aunque los largometrajes de esta época, que destacaban por su valentía, ímpetu y conciencia social, se rodaron mucho antes de que Vogt-Roberts naciera, reflejaron sus experiencias y rozaron su sensibilidad. "Los 70 constituyen un extraño espejo negro del mundo moderno", opina. "La situación de la época, con escándalos políticos, disturbios, guerras divisorias, desconfianza en el gobierno, refleja lo que ocurre actualmente. Además, la década de los 70 fue la última en que coexistieron la ciencia y el mito. Desde entonces, vivimos inmersos en una lucha por desvelar lo desconocido".

Al provocar una colisión entre el mundo perdido de los monstruos de Cooper y Schoedsack en la era caótica de motos, napalm y rock n' roll para después lanzar al público al centro de la contienda, Vogt-Roberts desea recuperar el poder y la importancia de Kong para los cinéfilos actuales. "Quiero que esta película saque a los espectadores de su zona de confort y les empuje hacia una aventura extrema, visceral e intensa, diferente de todo lo que hayan visto hasta el momento. Os garantizo que no volveréis a ver otra película en la que una criatura con forma de simio gigante golpea un helicóptero Huey", afirma sonriendo, "pero es la película que yo quería ver".

La puesta en escena, que moderniza la historia de los años 30 aunque no la traslade hasta nuestros días, fluyó sin problemas hacia los temas que los productores tenían en mente. Hiddleston, que ya había firmado el contrato para interpretar al capitán James Conrad, un desencantado veterano del Servicio Aéreo Espacial de Reino Unido, antes de que el director se embarcara en el proyecto, afirma: "Es un mundo anterior a la tiranía de los satélites, la vigilancia casi absoluta y el exceso de información. No lo sabíamos todo sobre nuestro planeta, a diferencia de hoy en día, que contamos con internet, móviles y GPS. Además, el periodo en que se ambienta la puesta en escena nos ofrece un prisma excepcional desde el que discernir lo que puede representar Kong en un debate sobre la guerra y la tendencia de la humanidad a destruir todo aquello que no entiende".

Para Brie Larson, que interpreta a la fotoperiodista de guerra Mason Weaver, este dinamismo ofreció al reparto un territorio con abundantes temas para explorar en su búsqueda de monstruos. "En mi opinión, esta historia es una alegoría de la naturaleza animal que late dentro de nosotros. Actualmente estamos tan desconectados de esta parte que parece que necesitamos combatirla de todas las formas posibles. También explota las formas de lidiar con el mundo que nos rodea, cómo tratamos y valoramos la naturaleza y también cómo valoramos a otras personas", apunta la actriz.

En 1973 no solo se vivió el fin de la guerra de Vietnam, sino también el nacimiento del programa Landsat, el momento en que la NASA comenzó a cartografiar la Tierra desde el espacio. Los productores se han valido de este marco como enlace creíble del descubrimiento del exótico hogar de Kong. "No obstante", afirma el productor Jon Jashni, "la arrogancia humana puede suponer la ruina del equipo en la Isla Calavera si no piensan antes de actuar".

Aunque Kong es el macho alfa de la isla, no es la criatura más salvaje ni aterradora... con diferencia. "La Isla Calavera ha estado totalmente aislada del resto del mundo y ha seguido una evolución única y curiosa", cuenta García. "Es excepcionalmente hermosa, pero también muy peligrosa, con criaturas radicalmente diferentes al resto de las que pueblan la Tierra. No es un lugar para el ser humano. De hecho, su presencia tendrá un considerable efecto en su frágil ecosistema".

Vogt-Roberts se ha entregado en cuerpo y alma a diseñar los drásticos cambios de sensación y temperatura de la isla, así como los efectos que surte cada nueva maravilla u horror en los personajes y sus decisiones. "Una de las acciones más extraordinarias que hemos llevado a cabo como seres humanos ha sido salir de la cadena alimentaria", reflexiona. "Los personajes se adentran en la Isla Calavera con la concepción del lugar que ocupamos en el mundo exterior y, de repente, nada de eso importa porque han vuelto a formar parte de la cadena alimentaria. Quería explorar sus efectos sobre las personas: ¿Quién sucumbiría? ¿Quién se haría más fuerte? ¿Quiénes se unirían?".

En palabras del director, estas preguntas son el eje sobre el que se articula Kong: La Isla Calavera: "Me apasiona la idea de tener unos personajes que han salido de la guerra de Vietnam sin creer en nada o sin saber dónde encajan y lanzarlos en este lugar místico. En esta película, Kong no es simplemente un animal gigantesco. No es otra historia de hombre contra naturaleza, y por este motivo, nuestro Kong será el más grande en la historia de Hollywood. Quiero que el público perciba lo que se siente al levantar la mirada y ver una atroz criatura viva de 30 metros de altura cerniéndose sobre ti.

Kong: La Isla Calavera conseguirá que los espectadores se vean enfrentados a una montaña de una fuerza majestuosa. No obstante, su descomunal estatura no es la única modificación de los productores. "En la película, Kong todavía es un adolescente, está en pleno crecimiento hacia su papel de macho alfa. Además, la isla está repleta de criaturas infinitamente más atroces, como los gusanos calavera, que asesinaron a sus antepasados y le dejaron como único simio de su especie. Estas exploraciones son lo más emocionante de esta parte de la mitología. Kong es una figura irresistible, pero en esta película se enfrenta a una batalla que definirá su vida: la lucha en la que reclamará su derecho como rey de la Isla Calavera", explica Parent.

En su deseo de sumergir al público en la historia, el equipo técnico y artístico ha viajado por todo el mundo para grabar en algunas de las localizaciones más hermosas y exóticas jamás filmadas. "Cuando recuperas un mito del cine y no como símbolo, sino como una criatura real, lo esencial es que su entorno se aprecie palpable, real y vivo. Por este motivo era tan importante rodar la película en entornos con los que los actores pudieran interactuar, en lugar de utilizar cromas verdes. Quiero que el público crea en la existencia de lo que ve", cuenta Vogt-Roberts.

La producción de Kong: La Isla Calavera abarcó tres continentes, con localizaciones en Australia, Hawái y Vietnam, para captar secuencias que posteriormente se unirían sin dificultades y crearían un mundo nunca visto. El primer largometraje con un considerable periodo de rodaje en Vietnam supuso un complejo operativo logístico para mostrar los paisajes vírgenes del norte del país en la película, siempre preservando el entorno ecológico antes, durante y después de haber rodado las escenas principales.

Para que el personaje fundamental de la película resurgiera de forma apoteósica en la gran pantalla, Vogt-Roberts se rodeó de un equipo de colaboradores de primer nivel que ha ido un paso más allá en cuanto a diseño y efectos especiales, además de ser más exigentes en la creación digital del personaje.

Kong: La Isla Calavera es la segunda película dirigida por Vogt-Roberts y su mayor reto con diferencia, pero no se ha amilanado. "Mi referencia en este épico viaje ha sido la posibilidad de crear una experiencia que el público sienta tan vívida que permita que el mito y el misterio llenen sus vidas. Aunque esta película cuenta una historia completamente diferente... no deja de ser King Kong", afirma.


No es un lugar para nosotros - El reparto
Los productores reunieron a un fantástico elenco de actores para encarnar a los diversos personajes del filme y proyectar su viaje personal en el inmenso lienzo de la Isla Calavera. Los protagonistas son Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, John Goodman, Brie Larson y John C. Reilly, acompañados de Jing Tian, Toby Kebbell, John Ortiz, Corey Hawkins, Jason Mitchell, Shea Whigham, Thomas Mann y Marc Evan Jackson.

"Dentro de este panorama, quería contar una historia humana. He tenido la inmensa suerte de contar con un reparto con un increíble talento y compromiso. Los actores han aportado mucho a la película, y los momentos de contribuciones espontáneas la mejoraron: cada escena era aún más divertida o aterradora, más cruda y real", afirma Vogt-Roberts.

"La concepción que tenía Jordan de esta película era muy valiente, intrépida y original, en la que tenían cabida todos los actores participantes" declara Hiddleston.

"Jordan es imperturbable. Ha soportado sobre sus hombros el peso de esta tremenda producción como si se tratara de una película independiente. Nos ha permitido explorar y descubrir ideas nuevas, y eso es muy importante en una película de este tipo", añade John C. Reilly, que encarna al fugitivo Hank Marlow.

Kong: La Isla Calavera está ambientada en 1973, en una época cambiante. Se ha perdido una guerra y las viejas creencias arden entre disparos, napalm y rock n' roll. La humanidad se ha adueñado de cada palmo de tierra conocida y la NASA ha lanzado un satélite al espacio para detectar lo que falta por conquistar de "La gran desconocida". Será la primera vez en la historia que se cartografíe el planeta desde el espacio.

El satélite Landsat 1 localiza una violenta perturbación geotérmica en el Pacífico Sur y, en medio, sus lentes y sensores detectan tierra firme. Para la NASA, esta isla con forma de calavera no es más que otra superficie de masa continental famosa por la cantidad de barcos y aviones desaparecidos en sus proximidades.

Solo Bill Randa, veterano del programa de operaciones Monarch interpretado por John Goodman, sospecha lo que esta tormenta lleva milenios ocultando a nuestros ojos. El gobierno había creado el programa Monarch en los años 50 como respuesta a las "pruebas" atómicas realizadas en el atolón Bikini o, para ser más precisos, como objetivo de las pruebas. Desde entonces, este programa ha perdido su credibilidad. A principios de la década de los 70, lo que Thomas Tull denomina "la CIA de MonsterVerse" pende del hilo de la inquebrantable fe de Randa en que debemos encontrar a todos los MUTO antes de que ellos nos encuentren a nosotros, y el satélite Landsat acaba de emitir su mejor captura, que demuestra que debe retomar la búsqueda.

"Randa lleva 30 años buscando la Isla Calavera", explica Goodman. "Con un poco de ayuda de la administración Nixon, reúne un equipo para esta misión de Landsat, cuyo objetivo es buscar elementos extraños en la isla o cualquier recurso que puedan encontrar en el subsuelo. O, al menos, es lo que les ha contado", añade entre risas.

El geólogo que ha contratado, recién salido de la prestigiosa Universidad de Yale, acaba de publicar un firme ensayo controvertido a la par que científico sobre la teoría, para algunos conspiranoica, de la Tierra hueca. Corey Hawkins, que encarna al universitario Houston Brooks, afirma: "Aunque su ensayo sobre la Tierra hueca está excelentemente estructurado, para Houston no es más que una teoría. Es una persona escéptica. En honor a la verdad, Houston cree que Randa está loco, pero es un joven negro en los 70 y esta oportunidad le parece excelente".

San, que forma parte del programa Monarch, es una brillante bióloga que despertó de inmediato el interés de Randa con sus importantes trabajos de detección de anomalías en la selva brasileña. "San lleva años estudiando la existencia de estas criaturas en sus investigaciones y sabe lo que se puede encontrar en la Isla Calavera. Aunque provienen de entornos radicalmente opuestos, Brooks y San forman un gran equipo y se cuidarán mutuamente en este viaje. Fue muy sencillo y natural entrar en esa dinámica con Corey, es un actor con un talento tremendo", confiesa Jing Tian, la actriz que interpreta a este personaje.

Trabajar con alguien con tanta experiencia como Goodman fue muy emocionante para estos dos jóvenes actores. "Se apuntaban a todo", recuerda Hawkins. "Durante el rodaje, mientras subíamos una colina, le pregunté por qué lo hacía, y me respondió que simplemente no lo había hecho nunca.

Mientras los miembros del equipo Landsat se preparan para lo que creen que consistirá en determinar la precisión de los satélites, Randa se prepara para una aventura de la que podrían no salir con vida. Para desplazarse y saber leer unas tierras salvajes y desconocidas, además de detectar lo que cree que existe en la Isla Calavera, necesitarán un rastreador, y Randa sabe perfectamente dónde encontrar al mejor: tirado en un tugurio de Saigón.

Tom Hiddleston encarna al capitán James Conrad, un antiguo oficial de operaciones encubiertas del SAS a quien describe como "un tipo perdido en Asia cuando Randa le encuentra, que ni quiere ni puede volver a casa".

Aun así, Conrad es formidable. Durante la guerra de Vietnam, formó a tropas estadounidenses y del sur de Vietnam en el arte de la guerra en la jungla, y realizó numerosas incursiones en territorios indómitos y devastados por las bombas para encontrar y recuperar a soldados perdidos. "Siempre he admirado a quienes soportan las situaciones más extremas de la naturaleza, y Conrad es una de ellas," afirma Hiddleston.

El actor, confirmado para el proyecto un año y medio antes de que las cámaras comenzaran a rodar, se sumergió en las investigaciones existentes y descubrió un aspecto poco conocido de la guerra que se convirtió en la piedra angular de este adicto a la adrenalina. "Inglaterra no entró en guerra de forma oficial pero, durante mi investigación, descubrí que había desplegado a las Fuerzas Especiales Británicas en Camboya e Indonesia para que formaran a estadounidenses y vietnamitas del Sur en las artes de la guerra en la jungla", explica el actor. "Ha sido muy emocionante poder colaborar con Jordan y los productores en el proceso de creación de este personaje que se embarca en una aventura que cambiará radicalmente aquello en lo que cree y en lo que no".

Como Conrad, Mason Weaver es una extraña en este equipo, pero con una diferencia clave. "A Weaver no le ofrecen el trabajo, sino que engaña a sus compañeros para embarcarse en esta misión porque su instinto le dice que lo que le cuentan no es del todo cierto", afirma Brie Larson, que interpreta a este personaje.

Aunque Weaver tiene una conexión especial con Kong, no es una damisela en apuros ni la Bella de la Bestia Kong. Es una perspicaz fotoperiodista de investigación que se une a la misión tras haber trabajado en algunas de las zonas de combate y regiones en guerra más peligrosas del mundo. "Se ha ganado reputación de intrépida y lista, y hará todo lo necesario para que la verdad salga a la luz", explica Larson. "Su pasión por su profesión le ha acarreado problemas porque muchas publicaciones, y muchos de los hombres que fotografía, no están dispuestos a que su lado oscuro salga a la luz. Además, el campo de batalla de los 70 era un espacio principalmente masculino y considero que es un homenaje a las mujeres que se dedicaron, y aún lo hacen, a esta profesión".

Weaver, que se define como "fotógrafa antiguerras," no lleva arma y solamente dispara con su querida cámara Leica. Larson tiene experiencia en el mundo de la fotografía, y aunque tenía unos parámetros de referencia, se hizo experta en el manejo de una cámara antigua. "Después de haber hecho muchas fotos durante el rodaje, empecé a ver el mundo a través de los ojos de Weaver", afirma. "Cuando intentas captar el instante de cada situación, empiezas a ver a las personas de forma diferente".

Como Randa maneja los hilos desde Washington, el equipo Landsat descubre que su misión de cartografiar la masa continental del Pacífico Sur se ha convertido en la prioridad, ha recibido una generosa financiación y le han asignado un equipo de apoyo militar. "Es la primera vez que Landsat tiene acceso a algo así. Les hace preguntarse por el verdadero motivo de que Monarch se haya unido a la misión... y no están preparados para saberlo", cuenta John Ortiz, que encarna al líder del equipo de vigilancia de Landsat Víctor Nieves.

El teniente coronel Preston Packard, orgulloso soldado de la guerra de Vietnam con un acérrimo propósito de ganarla aunque el gobierno de EE. UU. tuviera otros planes, dirige la unidad militar que lidera la investigación aérea de la isla. Cuando le ofrecen la posibilidad de acompañar a la expedición Landsat, le aseguran que será dinero fácil para su experimentado equipo, los Sky Devils (Diablos del cielo). Solamente hay que llevarlos y traerlos de nuevo a casa. Pan comido.

Samuel L. Jackson, que interpreta a este soldado curtido en combate, recuerda: "Packard se siente satisfecho porque todos sus hombres pueden volver a casa sanos y salvos, pero aprovecha la oportunidad de volar con ellos por última vez antes de regresar. Todos dicen que hemos perdido la guerra pero él opina que se ha abandonado la lucha. Quiere que sus soldados se sientan vencedores y cree que esta es la oportunidad ideal para convertirse en héroes y volver a casa con una victoria".

El equipo de actores que encarna a los leales y aguerridos Sky Devils de Packard está formado por Toby Kebbell, Jason Mitchell, Shea Whigham, Thomas Mann y Eugene Cordero. Vogt-Roberts se encargó personalmente de seleccionar al grupo para reflejar a los hombres y muchachos que se enviaron al frente y nunca volvieron de Vietnam. "Provenían de todo tipo de clases sociales y edades. Este grupo de actores muestra la realidad del lado humano de la guerra", explica el director.

Además de seguir una estricta preparación física y militar, los actores compartieron momentos con veteranos reales de varias guerras, Vietnam incluida. "Tenía cara de crío cuando hablé con Jordan por primera vez y pensé que jamás habría podido ser piloto en Vietnam," recuerda Mitchell, que da vida al oficial Glen Mills, el miembro más joven y bromista de los Sky Devils. "Lo cierto es que muchos pilotos tenían 19 o 20 años. Conocer a estos hombres que eran tan jóvenes como yo da otro sentido al miedo y al valor, y quiero rendirles tributo con Mills".

"Nos dijeron que todos se alegraban al ver a un piloto de helicóptero, que eran las únicas personas de todo el ejército que todos, sin contar al enemigo, se alegraban de ver; los salvadores", recuerda Kebbell, que interpreta al compañero de armas de confianza de Packard, el comandante Jack Chapman. "Esa confesión nos infundió valor y nos permitió comprender en profundidad quiénes fueron los Sky Devils. Tuvimos la inmensa suerte de poder hablar con ellos".

Para consolidar su escuadrón, los actores pasaron el mayor tiempo posible juntos durante la producción, ya fuera ensayando, improvisando o conviviendo. "Creo que encontramos el vínculo de hermandad", confiesa Cordero, que interpreta al sargento Joe Reles. "Lo sientes cuando piensas que uno de tus compañeros a veces es un incordio, o que lo vas a querer siempre o, cuando de verdad importa, le deseas lo mejor. Los ves como hermanos y con estos tíos ha sido muy fácil tener esta mentalidad".

El portaaviones Athena acerca al explosivo grupo formado por el equipo Landsat, los científicos del Monarch, los Sky Devils y los dos agentes independientes Weaver y Conrad, a su destino todo lo posible. Acercarse aún más supondría correr el riesgo de ser engullidos por los traicioneros arrecifes submarinos y por una violenta masa de nubes, polvo y fuerzas magnéticas que conduce a una muerte segura. El valeroso Packard da la orden de salida, y el grupo abandona el portaaviones en una estudiada formación de helicópteros Huey.

Al otro lado de las nubes emerge un Edén primitivo, virgen y deslumbrante y, desde el cielo, todos comparten un instante de pura admiración... hasta que las cargas sísmicas caen e incendian este paraíso.

La incursión humana a la Isla Calavera ha comenzado y allí se topará con su guardián, de un tamaño descomunal y terriblemente poderoso.

Pillará por sorpresa incluso a Randa. "Jamás ha visto una criatura como Kong," asevera Goodman. "Como no pueden domarlo con tecnología ni cegarlo con ciencia, surge un conflicto inmediato".

Packard observa horrorizado como "Kong derriba todos los helicópteros y mata a la mayoría de sus hombres", relata Jackson. "Como no ha dejado a ninguno de sus hombres en Vietnam y es un soldado valiente, se niega a abandonar la lucha. Ha sufrido mucho y la muerte de sus hombres cae sobre su conciencia, por lo que Kong será su enemigo natural".

No obstante, Conrad admite que es una lucha desigual. "Se percata del poder que emana de la naturaleza de Kong y su experiencia en entornos salvajes le ha enseñado que, en ciertos casos, resistir es inútil", apunta Hiddleston. "Es como luchar contra un huracán. La humildad en su justa medida es una cualidad necesaria, y Conrad aprende esta lección de inmediato mientras que Packard, con todo su armamento, no. En esta misión, incluso la dilatada experiencia y formación de Conrad se ven superadas por algo nuevo, primitivo y monstruoso".

Los supervivientes quedan diezmados, abandonados a su suerte y separados entre los restos calcinados de los helicópteros, y solamente podrán aferrarse a lo que ven. "Creemos que somos los dueños de nuestro territorio", explica Vogt-Roberts, "pero cuando lo ves desde esta perspectiva, es imposible no reconocer que te encuentras frente a una fuerza más poderosa. Tanto si la aceptan, como si luchan contra ella, como si solamente quieren sobrevivir, tendrán que recorrer el camino de forma individual".

Larson está de acuerdo con el director: "Aunque todos los personajes se enfrentan a lo mismo, a medida que avance su aventura sus reacciones tomarán caminos diametralmente opuestos. Algunos querrán dominarlo, y otros sentirán una conexión y empatía por él. Kong no es una fuerza de la naturaleza, es la naturaleza misma. Creemos que podemos dominarla, pero por mucho que lo intentemos, la naturaleza siempre gana".

Al igual que ocurre con Kong, Packard es otra fuerza, aunque no de la naturaleza, que se debe tener en cuenta.

Separados del equipo militar, Weaver y Conrad, junto con los científicos del programa Monarch y uno de los hombres de Packard, el oficial Reg Slivko, buscarán a los Sky Devils supervivientes y se dirigirán hacia su única vía de escape: la zona de extracción preparada del norte de la isla. "Slivko está separado de su unidad y se ve envuelto en una misión con personas cuya mentalidad difiere de la de Packard, por lo que tomará un camino diferente al de sus compañeros. Sigue siendo un niño en muchos aspectos, y no puede ocultar su miedo y su asombro", cuenta Mann, que interpreta a Slivko.

Aunque los personajes son los únicos intrusos de la Isla Calavera, no son los únicos humanos. El grupo, que se prepara para encontrarse con los múltiples horrores de la isla, se ve sorprendido y rodeado por guerreros de una tribu indígena, los Iwi.

Después, para mayor desconcierto, aparece una cara conocida, y estadounidense: Hank Marlow, interpretado por John C. Reilly. Marlow es un piloto que luchó en la Segunda Guerra Mundial y aterrizó en la Isla Calavera hace 28 años. Ha sobrevivido en la isla a pesar de sus desesperados intentos por volver con su mujer y el hijo que aún no conoce. "Hank Marlow es un personaje increíble. Es un hombre que ha perdido la noción del tiempo y tantos años solo en la isla han conseguido que pierda también la cabeza. Ha celebrado la veintena, la treintena y la cuarentena completamente al margen de todo lo que conoce. Yo me volvería loco en seis meses, así que no quiero pensar qué pasaría en 28 años. Con toda seguridad Hank se ha vuelto loco y ha recuperado la cordura para perderla de nuevo una docena de veces", explica Reilly.

No obstante, al principio no estuvo solo. En el fragor de una intensa batalla aérea con un piloto japonés, Marlow acaba por enfrentarse al enemigo, Gunpei Ikari, interpretado por Miyavi, en una lucha cuerpo a cuerpo hasta la muerte. Sin embargo, todo cambia cuando deben hacer frente a una fuerza mucho mayor que todo lo que conocen: Kong. "Estos dos tíos son soldados entregados y quieren matarse y, 28 años después, descubres que ha sucedido algo maravilloso", explica Reilly. "Han superado la guerra y se han convertido en hermanos".

Marlow se integró lo mejor posible con los Iwi y, a través de esta tribu, consiguió comprender a Kong. "Los Iwi tienen una relación de simbiosis con la isla. Comprenden la importancia de Kong: si desaparece, surgirán otras fuerzas de la isla que pueden inclinar la balanza hacia la paz o la aniquilación total", afirma Vogt-Roberts.

"Kong vive en la superficie, y los demonios se mantienen bajo tierra. Kong es el único que les mantiene a raya para que puedan coexistir en armonía otras fuerzas de la isla. Para los Iwi, Kong es un dios", añade Reilly.

Hank advierte del papel esencial, sagrado incluso, que desempeña Kong en la isla, lo que acelera el inminente conflicto entre quienes Goodman denomina "los machos alfa de la isla": Packard, Conrad y el propio Kong. Cuando la unidad de Packard se topa con el grupo de Conrad, queda patente que la venganza de este líder militar es implacable y ardiente; ni siquiera las advertencias de Marlow sobre las criaturas que surgirán si Packard mata a Kong consiguen aplacarla. "Es lógico que Kong reaccione como lo hace. Hank le advierte que nadie irrumpe en el hogar de alguien con bombas a menos que busque pelea", reflexiona Reilly.

Tanto Packard como Kong son protectores, cada uno a su manera: Kong protege su hogar y Packard a sus hombres, hasta que pierde la noción de lo que protege. "Llegado este punto, se ha aislado como una isla", opina Jackson. "Todos comprenden que, al clamar venganza por los hombres que ha perdido aun sabiendo que es posible que el resto no salgan vivos, Packard ha dejado de ser el sensato oficial al mando de quien sus soldados han dependido durante años. En un mundo racional, y si no se sintiera tan relacionado a nivel emocional con las pérdidas sufridas, comprendería la situación biológica que está en juego, pero exige sangre".

"Packard nunca ha decepcionado a sus hombres, y por eso le seguirían hasta el fin del mundo", afirma Whigham, que da vida al capitán Earl Cole. "Cole es de los que sigue órdenes, pero las acciones de su coronel son irracionales. Por lo tanto, comienza a cuestionarse su liderazgo y se siente confuso y apesadumbrado al no poder discernir lo que está bien".

Weaver, que no persigue la ciencia ni el control, es la primera en verse las caras con Kong, y la primera en comprender el alcance de lo que han desencadenado sin saberlo. "El encuentro de Weaver con Kong consigue que su corazón se abra a un algo superior", explica Larson. "Kong es la mayor criatura de la isla y aun así decide no utilizar su poder para hacerle daño. Cuando comienza su viaje, su objetivo es captar fotografías con las que conseguir prestigio y recibir premios. No obstante, al asomarse al alma de este ser, se da cuenta de que hay algo muy preciado en la isla que se debe proteger".

La experiencia de Conrad con el imponente rey de la isla le recuerda lo que buscaba sin saberlo: su salvación. "Conrad está oteando el territorio desde un acantilado cuando, de repente, ve la cara de Kong a un metro de distancia, puede tocarlo", desvela Hiddleston. "Sabe que Kong le ha visto y que está mirando los ojos de un ser sensible, y esta experiencia consigue que abra su alma a las maravillas, la inocencia y la humildad. Cuando Conrad inicia la misión se comporta como un cínico, un soldado que gana dinero fácil. Lleva toda su vida dormido y acaba de despertar".


El sonido y la furia - Crear a Kong
Para los productores, encargados de supervisar un proyecto complejo, es probable que la creación del protagonista haya sido el reto más exigente y estimulante. No se lo pusieron nada fácil. "Siempre me he imaginado a Kong como único en su especie, una criatura que desafía la simple definición o comparación con el resto de las que pueblan nuestro mundo", declara Thomas Tull.

La perspectiva de Tull estaba en perfecta sintonía con la del director, para quien este monstruo icónico es único. "En nuestra película, Kong constituye el retorno al monstruo de la película clásica. Es más que un simio. Quería representar a nuestro Kong como un dios solitario para después desvelar poco a poco su empatía y pathos; puede conectar a nivel emocional con otros seres. Aunque en nuestra película parece un dios, Kong tiene un lado humano, un corazón con el que creo que conectará el público", afirma Vogt-Roberts.

Los esfuerzos por dar vida a Kong en la gran pantalla con el mayor realismo posible exigieron la participación de un amplio equipo de talentos creativos en los campos de efectos visuales y animación, además de especialistas en arte conceptual, sonido y diseño. Esta miscelánea se unificó bajo la visión que Vogt-Roberts tenía del personaje y su lema "piensa de forma original".

La firma líder en efectos visuales Industrial Light & Magic, que ha encabezado el sector consiguiendo algunos de los mayores taquillazos de la historia del cine, ha ayudado a elevar a Kong a un nuevo nivel. Sus directores fueron los supervisores de efectos visuales Stephen Rosenbaum y Jeff White.

El equipo ILM está formado por casi 300 artistas, animadores y técnicos que trabajaron en tres edificios independientes. El trabajo de ILM con Kong duró un año y medio, del cual ocho meses se dedicaron al diseño de esta mítica figura. Su tarea principal consistía no solo en crear una criatura con un propósito, sino conseguir que fuera un poderoso antihéroe. "Nuestro desafío principal fue conseguir que el público sintiera afinidad por Kong, a quien teníamos que infundir humanidad", explica Rosenbaum.

Vogt-Roberts dio luz verde al proceso al pedir al equipo ILM que evocara la esencia del clásico de 1933 King Kong y conservara su misticismo cultural y la sensación de monstruo clásico. Fue una petición exigente, pero todos los productores se comprometieron a aunar lo mejor de ambos mundos.

La interacción entre la épica y el intimismo ha dado lugar a algunas de las escenas más viscerales, originales y apasionantes de la historia de este género, así como a algunos de los momentos más inesperados y cargados de emociones. White reconoce que algunas de sus escenas favoritas son los momentos íntimos en los que Kong conecta con los miembros del equipo de expedición, o las imágenes aéreas que muestran la belleza infinita de la Isla Calavera. "He disfrutado especialmente con las escenas en las que Kong está sentado admirando la aurora boreal, interactúa con Weaver para salvar a un animal herido y establece una conexión con Weaver y Conrad al borde de un acantilado. Creo que en estos momentos es cuando Kong cobra vida".

La película de 1933 aportó ideas para crear determinados aspectos de la nueva apariencia de Kong. Uno de los mejores diseñadores de criaturas del sector, Carlos Huante, utilizó como referencia fotogramas de trabajos previos y, a partir de ellos, diseñó los músculos y la estructura corporal para crear un físico con una anatomía excepcionalmente actualizada.

ILM prosiguió con el desarrollo de este diseño. "Lo mejoramos continuamente para captar de nuevo el motivo por el que Kong es tan impactante. Hemos incorporado las exageradas proporciones del hocico de Kong, le hemos dotado de una cabeza pequeña y una enorme frente, además de un tono anaranjado y parduzco más vívido. Por último, hemos iluminado a Kong con una intensa luz lateral que resalta la profundidad de sus rasgos", declara White.

Porque en esta nueva versión de Kong, el tamaño sí que importa, y mucho. Con sus 30 metros de altura, se eleva por encima de otras criaturas y de los nuevos visitantes de la Isla Calavera. "Es un rasgo muy importante, porque esta dimensión es la que dota a Kong de una cualidad grandiosa e inmensa, y reduce a los humanos a minúsculas criaturas a la sombra de este coloso. Así, comprendemos lo insignificantes que somos en su mundo, en el que no tenemos cabida", explica White.

La descomunal presencia de Kong fue el factor clave que orientó la decisión de Vogt-Roberts de crear la mayor parte del personaje mediante la animación de fotogramas de referencia clave tradicionales, con los que trabajó el supervisor de animación de ILM Scott Benza, en lugar de utilizar unos parámetros de referencia con un actor determinado. Además, la animación de fotogramas de referencia permitió al director trabajar junto con los diseñadores de animación de ILM para crear al Kong de su mente. Por otro lado, se llevó a cabo una sesión de captura facial con Toby Kebbell, que interpreta al comandante Jack Chapman, y una sesión de captura de movimientos con Terry Notary, el prestigioso entrenador de movimientos que ha participado en películas como El amanecer del planeta de los simios o la trilogía de El Hobbit.

Cuando se completó la animación, ILM desarrolló la estructura ósea y muscular de Kong para después simular los movimientos de los músculos bajo la piel y recrear la reacción del vello a los movimientos de la piel. De nuevo, la película de 1933 fue fuente de inspiración. Por ejemplo, los animadores de ILM decidieron que cuando Kong rugiera, mantuviese los ojos muy abiertos, pues Benza considera que se trata de una cualidad inherente a todo monstruo. "Hay quien piensa que cierra los ojos hasta formar una fina línea cuando se enfurece, pero nos gustaba la forma de sus ojos en la película de 1933".

El mayor desafío técnico de ILM estaba formado por tres elementos de nuestra vida diaria: el pelo, el agua y el fuego. Por separado, son las imágenes más difíciles de representar mediante gráficos diseñados por ordenador. Kong: La Isla Calavera consigue que estos tres elementos interactúen.

La melena de Kong supuso una labor monumental. ILM dedicó un año entero a dibujar a mano, dar forma y esculpir los 19 millones de pelos que recubren el cuerpo de esta bestia. "Es imposible generarlos de la nada. Hay que indicar en el ordenador dónde va cada pelo y qué aspecto debe tener", enfatiza White.

Los retos de simulación de agua se dispararon de forma exponencial, pues ILM debía crear una cantidad masiva de agua. "El agua es digital y se rige por las leyes de la física, pero Kong es tan gigantesco y se mueve con tal rapidez que golpea el agua con la mano a 70 u 80 kilómetros por hora. Por lo tanto, la primera idea fue rodar las simulaciones con agua desde el aire, pero la altura era tan elevada que ni siquiera se veía a Kong. Tuvimos que crear trucos adecuados para garantizar que se viera su cara y que el agua respetase las leyes de la física", añade White.

El diseño de sonido fue otro de los elementos clave a la hora de dar vida a Kong. Mucho antes de que empezara la producción, los realizadores probaron varias técnicas para crear el escalofriante rugido de Kong, así como todo un universo de sonidos para que la acción adquiriera una dimensión visceral y estremecedora.

El editor y diseñador de sonido Al Nelson, que reconoce el mérito de Vogt-Roberts a la hora de proporcionar contexto sobre los golpes característicos de Kong, fue el encargado de supervisar la atronadora voz de este simio. "Las ideas de Jordan era muy complejas y profundas, y su objetivo no era que el rugido Kong fuera simplemente más fuerte y poderoso que en versiones anteriores", afirma Nelson. "Quería que Kong fuera como un dios, el amo y señor de la Isla Calavera. Así, Kong no es una criatura enfurecida que ruge y brama sin cesar, sino un ser majestuoso que tiene a su cargo un mundo mágico. Estas orientaciones han sido muy útiles".

En su búsqueda en pos de la voz de Kong, las primeras paradas de Nelson fueron el National Zoological Park en Washington, D.C. y el Disney’s Animal Kingdom en Orlando, Florida. En estos zoos grabó las voces de los reyes de la selva de nuestro mundo: los leones. "Grabé y utilicé el rugido de los leones porque Kong es el primer monstruo del mundo para el que se ha diseñado un sonido", explica Nelson. "Fue la obra de Murray Spivak en la película de 1933. Utilizó el rugido de un león y el rugido de un tigre reproducido al revés, supuestamente grabados en el zoo de Los Ángeles. Yo quería que el león fuera el punto de partida por la tradición de su rugido". Además, Nelson empleó sonidos de gorilas y monos, que mezcló y combinó para crear capas de sonido adicionales".

Obviamente, no hay ninguna criatura en la naturaleza que pueda emitir sonidos con la misma intensidad de decibelios que Kong, que hace temblar toda la isla con su rugido. Para capturarlo por completo, el equipo de sonido diseñó un sistema especial de playback en su sede central, ubicada en Skywalker Sound (California del Norte). "Configuramos varios sistemas de altavoces y realizamos un proceso que denominamos worldizing ("mundializar") en el que reprodujimos los bramidos y rugidos de Kong a través de un sistema 5.1 para conseguir que la reverberación y el eco fueran naturales. Así pudimos introducirlos en el entorno", recuerda Nelson.


Diseño del territorio primitivo de Kong
El territorio primitivo en el que reina Kong es la Isla Calavera, un santuario ajeno a los humanos. En él se mezclan el horror y la belleza, lo fantástico y lo real. "Es imposible encontrar un ecosistema igual fuera de la isla", afirma García.

"Al iniciar el proyecto nos centramos en el potencial de la Isla Calavera, un territorio con clima propio y características sobrenaturales", añade Parent. "Nuestro objetivo era deslumbrar al público con algo que nunca antes hubieran visto".

El diseñador de producción Stefan Dechant afirma que Vogt-Roberts explicó su idea de la isla con mucha claridad. "Este es el mundo de Jordan, y hemos procedido como si realmente hubiera estado en la Isla Calavera y nos relatase historias de su viaje", confirma.

Kong: La Isla Calavera es el primer largometraje rodado durante un considerable periodo de tiempo en Vietnam. Otras localizaciones de la película incluyen la isla hawaiana de Oahu y varios puntos de la Costa Dorada australiana.

"Rodar en Vietnam ha supuesto una tremenda ventaja para el proceso de producción. Este país ofrece panorámicas increíbles que no se encuentran en ningún otro lugar. Combinadas con las tomas de Hawái y Australia, el resultado es espectacular", opina García.

La historia de Kong: La Isla Calavera presenta un ideal estético y constituye una pieza clave del proceso de creación de paisajes esenciales para la ficticia Isla Calavera. "En cuanto aterrizamos, supe que tenía algo especial", recuerda Vogt-Roberts.

La producción se llevó a cabo a lo largo de tres semanas en varias ubicaciones de Vietnam. Algunas jamás habían aparecido antes en un largometraje. Se rodó en Yen Phu, Tu Lan y el mirador de Phon Nha; en Ninh Binh y en el río Tam Coc, Trang An, y la reserva de Van Long, para terminar con las espectaculares vistas de la Bahía de Ha-Long.

El transporte de los técnicos, actores y todos los equipos de la película hasta algunas de las provincias más aisladas de Vietnam exigió una cuidadosa planificación y fue necesario desarrollar una operación logística masiva, que incluyó la construcción de carreteras. Tras finalizar el rodaje en cada ubicación, el equipo de producción restauraba por completo el frágil ecosistema. El director encargado de supervisar las localizaciones, Ilt Jones, era el "protector del medioambiente" y se aseguraba de que todas las zonas de rodaje estuvieran en mejores condiciones que las encontradas.

Jeff White, de ILM, siguió al pie de la letra la orden de Vogt-Roberts de que Vietnam era esencial para los paisajes de la película, y dedicó varias semanas a prepararlo todo y a sobrevolar el país para capturar planos aéreos que posteriormente se analizaron. "Acabamos utilizando el material no solo para mejorar las escenas que se rodaron en Vietnam, sino para sustituir algunas de las rodadas en Hawái de forma que los paisajes se mantuvieran constantes", explica. "Resultó muy útil porque era fácil reconocer algunas localizaciones de Hawái de otras películas. Utilizamos la zona en que se encontraban los actores, pero sustituimos todo el horizonte por el paisaje montañoso de Vietnam. Así se potencia la cohesión de la película y se garantiza su relación con Vietnam".

Vogt-Roberts se sentirá siempre agradecido con el país. "Espero que el público se enamore de Vietnam y que gracias a esta película se comprenda su belleza. Esta experiencia me ha cambiado la vida. Me he enamorado de la cultura y las gentes de Vietnam y nada me haría más feliz que pasar el resto de mi vida descubriendo este asombroso y enérgico país".

Aunque las maravillas de Oahu son más familiares, también han proporcionado imágenes exóticas. Entre las zonas de rodaje de estas islas se incluyen Kualoa Ranch y el Waikane Valley’s Ohulehule Forest Conservancy.

Aunque Kualoa Ranch, en Oahu, atrae actualmente a numerosos largometrajes, sus diversos y exuberantes paisajes se transformaron de forma virtual para mostrar panorámicas sobrecogedoras de la incursión de los personajes en la Isla Calavera. A los pies de un profundo valle rodeado de imponentes picos, el equipo de producción estableció la necrópolis de la isla: un páramo plagado de restos fantasmagóricos. Este cementerio, que el equipo de efectos visuales extendió hasta donde alcanza la vista, es un santuario de muerte y extinción, pero está muy vivo.

Esta localización proporciona intrigantes y espeluznantes señales sobre la estirpe de Kong. "En ninguna historia se ha contado de dónde proviene Kong; no tenemos datos de su especie o su familia. La necrópolis es la forma de saber qué le ocurrió a Kong y qué hechos han marcado su carácter. Veremos los restos de sus antepasados y de otras criaturas", explica Dechant.

El equipo de efectos especiales, dirigido por Mike Meinardus, contribuyó notablemente al rodaje al crear explosiones "como las de un volcán" en el cementerio y dotar a esta localización de una bruma espesa y amarillenta que rezuma del suelo.

Para la secuencia en la que Packard, movido por su sed de venganza, prepara una trampa inspirada en su experiencia en Vietnam (un lago envenenado con napalm que este protagonista convierte en un gigantesco infierno), Meinardus dirigió la construcción de un lago artificial que posteriormente se aumentó digitalmente. El equipo SFX preparó el lago con tuberías que expulsaban fuego e inyectores de heptano para que las llamas alcanzaran los 20 metros y rugieran con vida propia. "Teníamos una manguera de propano de 1100 metros y conductos para el fuego de unos 230 metros, todos con colectores", recuerda Meinardus. "Nos encontrábamos en medio de la selva, así que todo debía estar bajo control para proteger el medioambiente".

Fuera de la jungla, Conrad aparece en un antro de Saigón, pero Dechant recreó esta metrópolis vietnamita en el distrito de Chinatown de Oahu. "Saigón ahora es una ciudad muy moderna y para capturar la esencia del periodo en cuestión lo lógico era grabar en Hawái y crear la ilusión de que se trata del Saigón de los 70", explica.

Entre los periodos de rodaje en Oahu y Vietnam, también se grabó en Australia y se aprovecharon los dispares paisajes del país. "La Costa Dorada es ideal porque ofrece varios entornos: un desierto, una espesa jungla y peñascos rocosos. Además, contábamos con las instalaciones y los equipos técnicos de primera calidad de Village Roadshow Studios", afirma García.

El mayor escenario de la película es el casco oxidado del SS Wanderer, un buque abandonado que encalló en la costa de la Isla Calavera hace años y que se convirtió en templo de la tribu nativa Iwi, que lo consideró un regalo de los dioses.

En el plató de rodaje, Dechant y el director de fotografía Larry Fong trabajaron juntos para dar luz a este escenario con aura de catedral, tarea que consiguieron utilizando principalmente velas y haces de luz artificial que se filtraba por los orificios del casco.

Para potenciar el misticismo de este santuario se utilizaron pilastras con imágenes talladas. A medida que los personajes se internan en el buque descubren nuevas maravillas y comienzan a percibir un mundo habitado por monstruos y con nuevas posibilidades. "Esta secuencia se diseñó para que Marlow contara al público la historia de Kong", detalla Jeff White, de ILM. "Dedicamos una tremenda cantidad de tiempo a diseñar los gráficos para asegurarnos de que la historia fuera clara. Después, analizamos cada símbolo tallado para que tuviera el aspecto del idioma Iwi. Para Jordan era importante que las imágenes parecieran al principio un galimatías que se va desentrañando, tanto para los personajes como para el público. Seleccionamos un fotograma de cada toma en el que montábamos la imagen, y después modificamos la posición de las pilastras para asegurarnos de que el gráfico no fuera visible desde el principio. Supuso un tremendo reto de diseño, pero contribuyó enormemente al misterio y la complejidad de la Isla Calavera".

Los productores aprovecharon los espectaculares paisajes australianos y recorrieron el interior de la Costa Dorada para rodar en localizaciones como Tamborine Mountain, Tallebudgera Valley y Paperbark Forest.

Las dunas de arena de South Stradbroke Island ofrecieron una maravillosa panorámica que se utilizó para la secuencia de inicio del filme. Según García, para llegar hubo que reproducir algunas de las aventuras del guion. "Primero realizamos un viaje de 30 minutos en barco para atravesar Jumpinpin Inlet, y después tardamos 40 minutos en llegar a la playa en buggies. A veces parecía que estábamos en la luna", recuerda entre risas.

Brie Larson se inspiró en una experiencia anterior con un elefante para grabar una de las pocas secuencias de la película en que se utiliza un croma verde: el primer encuentro de Weaver y Conrad con Kong, que se grabó en Village Roadshow Studios. "Puede que sea una comparación algo forzada, pero es la vez que más cerca estuve de una criatura tan enorme y con tanto poder que fue tierna conmigo", reflexiona. "Creo que es maravilloso. Kong es la mayor criatura de la isla y aun así no utiliza su poder para dañarles".

No obstante, para rodar esta secuencia cargada de emoción, en la que los actores debían establecer una conexión real con una criatura enorme pero invisible, fue necesario un día entero. Hiddleston decidió improvisar y sugirió utilizar una evocadora pieza musical: Adagio in D Minor de John Murphy, de la película Sunshine, y la escena fluyó con facilidad. "No hay muchos momentos en los que uno piense que algo es simplemente mágico, pero esta escena fue uno de esos momentos", opina Vogt-Roberts.


La década de Kong
Los productores tomaron el año 1973 como componente central de su interpretación del mito de Kong. En esa época, parecía que el mundo estaba fuera de control. En parte por la guerra de Vietnam, que llegaba a su fin, y en parte por otros disturbios económicos, sociales y políticos que estremecieron esta década.

Además, para Vogt-Roberts esta etapa era "increíble desde el punto de vista estético, con infinidad de detalles hermosos".

Para captar esta estética, Vogt-Roberts y Fong diseñaron y crearon lentes especiales y anamórficas (las únicas de este tipo) para las cámaras en estrecha colaboración con Panavision. "Las lentes aportan un toque retro, que fue ideal para captar y potenciar la estética setentera que buscábamos. Panavision nos confirmó que eran las primeras lentes anamórficas que desarrollaban", explica Fong.

Para diferenciar aún más la estética de la de otras películas, Fong y Vogt-Roberts decidieron desde el principio utilizar colores espontáneos y vívidos para captar la esencia de la fiebre de la guerra de Vietnam.

En esta década salió a luz la noticia de los agentes encubiertos del programa Monarch, dirigidos por Bill Randa (John Goodman), que trabajan en el portaaviones Athena, del que parten los helicópteros en expedición hacia la Isla Calavera. Los helicópteros Huey y otros medios de transporte icónicos de los 70, tanto en la vida real como en la gran pantalla, tienen un papel clave. El característico sonido propulsor de los Huey, flop, flop, flop ("uno de nuestros términos de sonido nerd", bromea Al Nelson), es clave a la hora de hacer referencia a la lucha interna de Packard al final de la guerra, así como los momentos captados a cámara lenta del terrible enfrentamiento de Kong con los helicópteros que invaden su hogar. Para captar este flop, el diseñador de sonido Pete Horner, los editores de efectos sonoros Benjamin A. Burtt, Pascal Garneau y William McGuigan, y el supervisor de edición de sonidos Steve Slanec, trabajaron con el Vietnam Helicopters Museum de Concord (California) para grabar el sonido real de un Huey de esa época.

"El museo nos facilitó un Huey y nos colocamos debajo de sus aspas con todo tipo de micrófonos y otros equipos de grabación mientras giraban para grabar con claridad el flop, flop, flop", relata Horner. "Fue muy emocionante. Después viajamos en Hueys y realizamos maniobras especiales para grabar los sonidos que se escuchan en la escena en la que los Hueys vuelan hacia las terribles tormentas que rodean y protegen la Isla Calavera".

Para diseñar el vestuario de la época, Vogt-Roberts contó con la ayuda de la diseñadora de vestuario Mary Vogt, que optó por una apariencia setentera clásica y renunció a reflejar las tendencias de esa década, como las camisas de cuadros y las corbatas extremadamente anchas. "Nuestros personajes llevan la misma ropa durante años, así que queríamos que su aspecto fuera real", comenta Vogt.

Para vestir a Hiddleston, que interpreta al ex oficial del Servicio Aéreo Espacial, Vogt consultó un libro sobre la vida en el SAS, escrito por un antiguo miembro de esta unidad de élite de las fuerzas especiales del ejército británico. "Esta obra profundiza en los detalles de sus misiones, por ejemplo, cuántos días pasaban con la misma ropa. Para Tom diseñamos un vestuario sencillo pero heroico que evoca las películas de Steve McQueen de esa época, formado por pantalones de líneas sencillas, botas y una camiseta ajustada", explica.

El Packard de Samuel L. Jackson viste un pañuelo militar que le protege de los insectos y le confiere un aspecto majestuoso. "También sirve para diferenciar a Packard del resto de su unidad", apunta Vogt.

Además, el encargado del atrezzo Steven B. Melton se aseguró de que los hombres de Packard utilizaran un casco de apariencia real. "Compré 21 cascos en eBay y analizamos 300 diseños hasta conseguir los siete que más gustaron a Jordan", recuerda Melton. "El casco de cada personaje tiene pegatinas y diseños diferentes, y algunos pertenecieron a antiguos pilotos de helicóptero de Vietnam".

Mason Weaver, una fotógrafa de guerra interpretada por Brie Larson, lleva botas de cordones, una camiseta gris pálido y pantalones de color pardo aceituna, lo que le confiere "un aspecto casi militar", afirma Vogt.

Marlow, al que da vida John C. Reilly, no es un hombre de esa época, por lo que Vogt vistió al actor con una gorra de aviador de la Segunda Guerra Mundial de la que Reilly se enamoró y que decidió puesta durante todo el rodaje. "El uniforme de aviador es romántico y heroico", opina Vogt. El supervisor de maquillaje Bill Corso explica que los 30 años que ha pasado abandonado en una isla han hecho mella en Marlow: "La piel de su cara se asemeja al cuero y parece que se rasura la barba con una katana, y efectivamente es así".

También entra en juego la década de los 40 con el inverosímil barco de Marlow, que se convierte en la última esperanza de la expedición para salir con vida de la Isla Calavera. Esta embarcación, construida por Marlow y el fallecido Gunpei Ikari, el enemigo que se convirtió en amigo, es una especie de barco híbrido diseñado con piezas del P-51 de Marlow y el Zero de Gunpei. Meinardus y su equipo crearon de cero el motor del barco, que vibra y tiembla, y su tubo de escape, que expele humo negro.

Los indígenas de la isla, los Iwi, transcienden el tiempo. Su destino está estrechamente relacionado con el de Kong. "Los Iwi viven aislados del resto del mundo. Son pacíficos y su civilización es sencilla y avanzada. Mantienen una relación de simbiosis con la Isla Calavera y saben que si Kong, el último de su especie, cae, se destruirá el delicado equilibrio natural de la isla", explica García.

"Quería que los Iwi adoraran a Kong y fueran más evolucionados que los nuevos visitantes de la Isla Calavera en algunas cosas", añade Vogt-Roberts.

Las imágenes de los intrincados diseños que cubren el cuerpo de los Iwi no son solamente decorativas. Su complejo arte corporal y facial bebe de una extraña fuente de inspiración. Vogt-Roberts, apasionado de los videojuegos desde hace años, explica: "Siempre me han intrigado las formas pixeladas de muchos personajes de videojuegos, con bordes puntiagudos y en ángulos de 90 grados. Me cautivaba la idea de crear algo anacrónico, moderno y antiguo y a la vez. Así diseñamos este patrón que ha tenido múltiples usos. Estos trazos, además de tener su propio lenguaje, sirven como camuflaje para ayudarles a fundirse con la isla y sobrevivir a los innumerables peligros que les acechan".


Dobles y gusanos calavera
Durante la mayor parte de su expedición, los miembros del equipo se ven envueltos en batallas y luchas de una magnitud tal que ni los aguerridos miembros de la unidad de Packard podrían imaginar.

Al planificar y llevar a cabo las potentes y épicas escenas de acción en el rodaje, el coordinador de especialistas George Cottle supervisó a un equipo de 60 actores de acción que dedicaron ocho semanas a ensayar todas las escenas de lucha y suspensiones en el aire antes de comenzar el proceso de fotografía.

La principal dificultad del equipo de actores de acción fueron las remotas ubicaciones de Vietnam para las que era necesario, en algunas ocasiones, un desplazamiento de 45 minutos en una caravana de camiones cuatro por cuatro y, después, una larga caminata.

La disponibilidad y accesibilidad de algunos equipos también supuso un grave problema. Por ejemplo: Cottle necesitaba una inmensa grúa para grabar una escena en la que un personaje principal se ve de repente por los aires. "Solamente sabíamos de la existencia de una grúa en Vietnam, y fue necesario un viaje de 12 horas para obtenerla", recuerda. "Cuando llegó vimos que era bastante antigua, pero nos las apañamos y todo salió a la perfección".

La elaborada acción sorprendió a los actores que trabajaban en dicha escena. "La ensayamos a puerta cerrada y nadie sabía cómo iba a ser", admite Cottle entre risas. "Su primera reacción fue fantástica".

Cottle está muy orgulloso de todos los actores, pues estuvieron dispuestos a participar en estrictas sesiones de entrenamiento y trabajo de acción. No obstante, cree que Hiddleston merece una mención especial, ya que tuvo que conseguir el elevado nivel de aptitudes físicas de un oficial de las fuerzas especiales. "Tom es increíble, ¡un portento!", se entusiasma Cottle al hablar sobre él. "Su compromiso es tremendo y adora su trabajo. Tiene un físico excelente y comprendió a l