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  Los milagros del cielo  (Miracles from heaven)
  Dirigida por Patricia Riggen
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"Hay dos maneras de vivir tu vida. Una como si nada es un milagro, la otra como si todo es un milagro" - Albert Einstein

Una producción de Roth Films, T.D. Jakes y Franklin Entertainment, LOS MILAGROS DEL CIELO, protagonizada por Jennifer Garner, Kylie Rogers, Martin Henderson ("Anatomía de Grey"), John Carroll Lynch ("The Americans"), con Eugenio Derbez (No se aceptan devoluciones) y Queen Latifah (Bessie). Dirigida por Patricia Riggen (La misma luna), guion de Randy Brown (Golpe de efecto) y basada en el libro de Christy Beam. Producción de Joe Roth (Maléfica, El cielo es real), T.D. Jakes (El cielo es real) y DeVon Franklin (El cielo es real). Producción ejecutiva de Matthew Hirsch (Batman v. Superman: El amanecer de la justicia), Derrick Williams (El cielo es real) y Zack Roth (Maléfica). Dirección de fotografía, Checco Varese A.S.C. (Los 33) y dirección de producción, David R. Sandefur (El ojo de la tormenta). Edición de Emma E. Hickox A.C.E. (Rock of Ages) y diseño de vestuario de Mary Jane Fort (Chicas malas). Compositor, Carlo Siliotto (No se aceptan devoluciones).


¿Qué es un milagro?
Milagro (de miraglo) 1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino.

Todo el mundo llega a un momento crucial en su vida en el que sienten que se han quedado absolutamente sin opciones. Puede ser por una abrumadora crisis de salud, un problema familiar o un espinoso dilema emocional, pero de una u otra manera, todos nos hemos estrellado contra un muro donde la esperanza, la fe y todo lo que normalmente nos sostiene a diario parece evaporarse, dejando a nuestra mente divagando sobre grandes preguntas a las que no hallamos respuesta. Estos momentos nos pueden abatir, sin embargo, también es durante estos momentos que la impredecible belleza y bondad de la vida puede de forma repentina confundirnos, sorprendernos y cambiarnos por completo.

Christy Beam, una madre de Tejas, se hallaba en esa misma situación cuando comenzó la historia que se convirtió en su inspiradora autobiografía, Los milagros del cielo. Christy tenía una vida sin duda alguna bendecida en Tejas junto a su marido, veterinario de profesión, y una hermosa familia con tres hijas llenas de vitalidad. Entonces, su hija mediana, Annabel, enfermó. Se encontraba en una situación desesperada: fue diagnosticada con una desgarradora y fatal enfermedad que la dejó incapaz de digerir alimentos, algo que la mayoría de nosotros damos por sentado como uno de los mayores placeres de la vida. Los mejores médicos del mundo carecían de una solución. Además, todos los constantes e incansables esfuerzos de Christy por sanar a su hija parecían fracasar. Aunque exteriormente se negaba por completo a darse por vencida, interiormente, Christy estaba aterrorizada, llena de dudas, en definitiva, perdida.

De repente, en un instante, todo cambió. Una impactante caída de cabeza, en el interior de un álamo hueco, que se convirtió en un rescate mediático, y además, dio como resultado un increíble desenlace que ningún científico pudo explicar adecuadamente. La propia Annabel tuvo una sorprendente historia personal que contar: un encuentro celestial que la hizo regresar a su familia. Sin embargo, para Christy la recuperación inexplicable de su hija no fue más que el principio, ya que el milagro, aparentemente excepcional, se convirtió en un suceso que transformó el día a día de su familia. Christy comenzó a ver cómo muchos milagros cotidianos habían bendecido su camino: desde la amabilidad de un desconocido, hasta la compasión de un médico brillante, pasando por las conversaciones francas que renovaban el propósito y las creencias de la familia al completo.

Beam descubrió que los grandes misterios que desafían a la lógica como el de Annabel pueden servir como recordatorios de que habitualmente a nuestro alrededor suceden maravillas imperceptibles –y ella espera que mediante la historia de su familia más personas encuentren consuelo en conocer cuánto puede cambiar una vida un sencillo acto de compasión o una palabra amable.

Beam afirma: "Solía pensar que un milagro llegaba con un relámpago, un destello de luz o una voz de trueno, sin embargo, ahora sé que un milagro también es la bondad, es el amor, es cuando hay cosas que no tienen por qué salir y lo hacen. Para mí, es la evidencia de la mano de Dios. Hay milagros que son formidables y enormes, como salir ileso de una caída en picado de 10 metros. Sin embargo, la vida está llena de pequeños milagros y estoy muy agradecida y atenta de ellos todos los días. Después de todo lo ocurrido, decidí no dar por sentado ninguno de los pequeños y maravillosos momentos de la vida".

Esta percepción sobre lo que le ocurrió a su familia –y las extraordinarias personas y acontecimientos que les infundieron ánimo en cada paso del camino– fue lo que le dio a la autobiografía de Beam una perspectiva esclarecedora y motivó a lectores de muchas creencias y trasfondos diferentes. "Puesto que mucha gente parecía conectar con nuestra historia, quise volcar toda mi alma y corazón en las páginas", comenta Beam acerca de su estilo honesto y abierto. "Nuestra vida estuvo literalmente expuesta a los demás para que todos la viesen porque sentí que las personas necesitaban entender los distintos aspectos, malos y buenos, de lo que tuvimos que vivir para así ayudarlas a enfrentarse a sus propias luchas".

Beam introduce una visión de la fe que es reforzada por algo que solo puede ser llamado valor –la pasión y el esfuerzo de avanzar, de continuar creyendo en un camino hacia delante, incluso cuando tu corazón no está seguro de cuál será ese camino. Se comprometió a ser sincera sobre su confusión, su miedo y sus fuerzas imperfectas para que otros que se sintieran solos en la oscuridad quizá pudieran ver que existe una salida. "Quería que las personas supieran que, sin importar cuáles son sus desafíos, hay esperanza", afirma. "Para comenzar, solamente tienes que continuar dando pasos y aferrarte a todo lo que amas".

Escrita con la agudeza y suspenso de un libro que te atrapa, la obra de Beam llamó rápidamente la atención de una editorial. Sin embargo, incluso antes de llegar a las estanterías, el manuscrito llamó la atención de tres cineastas que buscaban una historia moderna de amor, familia y fe que pudiese captar la atención del público. Se trata de los productores detrás de la película de éxito de 2014, El cielo es real: Joe Roth, T.D. Jakes y DeVon Franklin. El equipo de producción vio en Los milagros del cielo una apasionante historia de una familia luchando contra lo imposible que sería cautivadora en la gran pantalla. Sin embargo, lo que hizo al grupo considerar de manera imperiosa a este como su siguiente proyecto fue el hecho de que también lidiara fervientemente con preguntas universales de la vida, la muerte y su significado.

DeVon Franklin recuerda: "Estábamos buscando una historia inspiradora y alentadora que pudiese ser una continuación natural de El cielo es real, pero no la hallábamos. Entonces, leí el libro de Christy y me invadió la misma sensación. Era una historia emocionante y cautivadora, además de contar de forma muy sincera cómo las familias luchan realmente ante la incertidumbre. Mis compañeros Joe Roth y T.D. Jakes sintieron lo mismo y nos pusimos manos a la obra muy rápido. Compramos los derechos en agosto y un año después la película estaba terminada".

Para T.D. Jakes, el atractivo de la película era muy amplio. "Lo que me encanta de esta historia es que no se trata únicamente de milagros. Se trata de familias y de pruebas. Eso es tan real como la vida misma. Creo que es una historia poderosa y que invita a reflexionar sobre cómo una familia sobrevive en medio de la adversidad. Es una película que brinda esperanza y esta es una época en la que las personas la necesitan", asegura Jakes. "También es una película que habla de luchar por aquello en lo que crees… y, en ocasiones, los que luchan no son hombres fornidos. A veces son madres fuertes que se niegan a darse por vencidas. Así que el público verá fe en esta película, verá el miedo y a personas luchando contra él… y lo más poderoso es que quizá se vean a sí mismos".

El equipo estaba especialmente entusiasmado por la perspectiva de Beam sobre lo que realmente son los milagros en la época moderna y por qué todavía suceden a personas comunes y corrientes incluso en estos tiempos tan escépticos. El punto de vista de Beam –que los milagros no son meramente los fenómenos excepcionales que desafían a la ciencia, sino que son gestos diarios de belleza y generosidad accesibles a cualquiera– destacó. DeVon Franklin resume: "Una de las ideas más interesantes en nuestra película es que, aunque Christy siempre estaba rezando por un gran milagro, no se dio cuenta hasta después, que habían sucedido muchos milagros a su alrededor. Había milagros de amor y perdón, milagros que fueron simples y desinteresados actos de bondad. Nos encantó la idea de que la película contaría más que el extraordinario milagro de Anna y el árbol. Se trata igualmente de lo que podemos hacer a diario para mirar por los demás, para ser aquel milagro que otra persona necesita".

T.D. Jakes añade: "La película nos recuerda de una forma extraordinaria nuestros instintos más básicos: querernos, cuidar a nuestros hijos, pero, además, va un paso más allá… y es que cuando ves a alguien que está en apuros debes detenerte, prestar atención y arrimar el hombro. En la sociedad actual ese simple acto puede ser un milagro. El espíritu humano está en su mejor momento cuando va más allá de las reglas y dice ‘yo puedo ayudar’. Los milagros del cielo no son exclusivamente celestiales. Son los milagros que ocurren en la calle".


Una líder fémina
Para adaptar la vertiginosa narrativa vivida por la familia Beam en una compacta estructura de largometraje, los cineastas de Los milagros del cielo reclutaron de inmediato al guionista Randy Brown, que había escrito anteriormente el drama de béisbol de Clint Eastwood, Golpe de efecto. El guionista redujo la historia a un tenso relato en el que el progresivo suspenso se combina con un amor cada vez más profundo para crear un particular retrato de una familia donde se apoyan unos a otros a través de una noche oscura hacia una maravillosa aventura.

Mientras tanto, la búsqueda de un director continuaba. Aquella búsqueda llevó al proyecto hacia una dirección inusual y a la vez idónea para la ocasión: una prometedora directora mejicana. Nacida en Guadalajara, donde fue criada por un padre cirujano y una madre poeta, Patricia Riggen parecía tener esa mezcla de destreza técnica y corazón abierto que Los milagros del cielo necesitaba. Había llamado la atención con el aclamado drama de bajo presupuesto La misma luna, que trata sobre un niño mexicano en busca de su madre en Estados Unidos. Después, se le encargó el gran desafío de representar el accidente minero de Chile que atrapó a docenas de hombres bajo tierra, Los 33".

Familiarizada con las crisis de familia, Riggen sintió al instante una profunda conexión personal con Los milagros del cielo. "Me identifiqué mucho con Christy porque un familiar mío que padecía una enfermedad incurable había fallecido unos años antes", explica. "Estoy muy familiarizada con todo aquel mundo de hospitales y de madres luchadoras y pensé que era muy hermoso comprobar que las cosas terminaron bien en esta historia. Me identifico con las historias emocionales. Me identifico con las historias humanas. Me encanta mostrar la bondad en la gente y esta película me lo permitiría. Para mí, lo que hace tan especial la historia es el poder ver unirse a una familia y una comunidad, ver que esta bondad nos rodea".

La relación motivadora de Riggen con la historia junto a su sensible estilo de dirección coincidió sorprendentemente con lo que los directores habían imaginado. "Patricia es una de las directoras más apasionadas con las que he trabajado", asegura DeVon Franklin. "Es fantástica a la hora de retratar historias de la vida cotidiana de una manera convincente en pantalla. Comprendió el corazón de esta película y también tuvimos suerte porque su esposo es Checco Varese, uno de los directores de fotografía más dinámicos de la industria. Juntos crearon algo hermoso tanto a nivel visual como emocional".

T.D. Jakes añade: "Estamos muy honrados y orgullosos de contar con Patricia en este proyecto. Estaba muy entusiasmada con él y pareció entenderlo verdaderamente a un nivel profundo. Infundió vida a todos los personajes de una forma convincente y la historia avanza de manera veloz y potente".

Jennifer Garner cree que Riggen le da un toque que solamente una mujer podría conseguir. "Aporta tanto a esta película en parte porque verdaderamente entiende la familia", afirma Garner. "Entiende lo que puede provocar en el espíritu y la resistencia de una madre, ver a su hijo atravesando algo que ni siquiera puede comprender. Estaba realmente enfocada en la humanidad de estos personajes durante todo el proceso".

La pasión en Riggen de la que otros hablan proviene de una fuente muy clara para ella: una ambición personal de hacer películas entretenidas que unan más a las personas. "En esta época, es difícil encontrar material que no solamente te haga sentir bien, sino que verdaderamente te inspire a querer ser una mejor persona. Creo que el público desea descubrir películas como esta, películas sobre lo que realmente importa en la vida", afirma.

El hecho de que Beam existe en la vida real y ha estado tan dispuesta a compartir su historia con aquellos que quieren saber más sobre cómo Anna se curó hizo que todo fuese mucho más intenso para Riggen.

"Esta película no es una fantasía", señala la directora. "No es una exageración de la realidad. Es una historia que tiene un interés universal porque todos nos podemos identificar con las circunstancias de esta familia. Todos sabemos cuán difícil se vuelve la vida a veces y también cuán precioso es encontrar bondad en aquellos momentos que nos ayudan a creer en medio de esa situación. Creo que la fe y la esperanza son esenciales para la supervivencia humana –y es algo hermoso, ver de cerca cómo estos dos factores ayudan a una familia a superar la adversidad".


Jennifer Garner profundiza
En el centro de Los milagros del cielo se sitúa una mujer del siglo XXI, una madre apasionada y cuestionadora que no se da por vencida ni escatima esfuerzos a la hora de mantener a su hija fuera de peligro. "La película es una historia de amor entre madre e hija", comenta DeVon Franklin. "Cuando hay una madre decidida a salvar a su hija, no hay fuerza en el universo comparable. Christy es feroz. Es como un león cuando se convierte en una fiel defensora de la sanidad de su hija".

Pero para adentrarse en el valor y la ansiedad de este instinto maternal, los realizadores sabían que necesitaban a una actriz que lo diese todo en una interpretación compleja y valiente, sin perder la conexión con los espectadores. Y encontraron la combinación perfecta en la ganadora del Globo de oro® Jennifer Garner. Su carrera abarca desde papeles de acción como la agente de la CIA Sydney Bristow en la exitosa serie "Alias" y el thriller de acción La sombra del reino a comedias brillantes como la aclamada Juno, a interpretar frente a Matthew McConaughey la película ganadora del Oscar® Dallas Buyers Club. Pero este era un papel como ninguno que Garner hubiera afrontado antes, y ella se metió de cabeza, comprometida al 100%.

"Jennifer estaba decidida a explorar la inquebrantable fuerza de una madre coraje", dice Patricia Riggen. "Tiene tres hijos a los que adora, así que comprendió al instante la situación de Christy. Pero también aportó un amor, cuidado y generosidad que se convierte en el centro de todas las relaciones de la película. La familia Beam atraviesa todas las luces y sombras de la vida, lo que a mi parecer hace de la película una experiencia emocionante y conmovedora, porque les ves pasar de la felicidad a librar una auténtica lucha y conflicto, y luego volver a experimentar una felicidad aún más fuerte. La interpretación de Jennifer es tan humana y real que creo que es lo que hará que la gente se identifique con el personaje de Christy".

T.D. Jakes se hace eco de que gracias a la autenticidad que aporta Garner al papel, el viaje de Christy cobra vida. "No solo soy productor, sino que también soy pastor", señala Jakes, "así que vivo diariamente con familias en crisis. Acompaño a las personas en sus mejores momentos… pero también estoy a su lado en los funerales, enfermedades y en hospitales. Sé lo que es real en esos momentos, sé lo que es auténtico. Así que créeme cuando te digo que Jennifer capta la realidad de ello: la montaña rusa de emociones cuando estás riendo por momentos, otros llorando, a veces creyendo, otros dudando; ella es auténtica y vital como la vida misma".

Garner supo desde el principio que el papel le iba a exigir mucho, y supondría un viaje que no sería fácil a nivel emocional, espiritual o incluso logístico. Pero también sentía una innegable y poderosa conexión con él. "Los milagros del cielo me eligió a mí", explica Garner. "La noche en la que leí el guion prácticamente no pegué ojo. La historia de esta familia me conmovió tanto y recuerdo sentirme tan agradecida por la salud de mis tres hijos que dormían apacibles en sus camas".

La inquietud se esfumó con la luz de la mañana, remplazándola por el sentimiento de que haría lo necesario para que funcionara. "Me desperté sabiendo que tenía que hacerlo", recuerda. "Sentí como si estuviera hecho a mi medida y entonces dije que ‘sí’".

Los realizadores estaban eufóricos por contar con Garner a la cabeza del reparto. Dice DeVon Franklin: "Christy es la madre dinámica por excelencia que personifica el espíritu de la dedicación a la familia. Jennifer tiene esas mismas cualidades. Puede que sea una gran estrella de Hollywood, pero su prioridad son sus hijos. Esa combinación de amor, franqueza, integridad y accesibilidad hace que su versión de Christy sea muy real".

Conocer a Christy Beam intensificó la inspiración de Garner. "Ver el mundo a través de los ojos de Christy ha sido un regalo para mí. Me dio perspectiva", dice Garner. "Esta es la primera vez que he podido pasar tanto tiempo con la persona a la que interpreto. Y antes de conocerla ya sabía que la iba a querer. La fuerza que mostró es algo a lo que yo aspiro como madre. Me encanta su fe apacible. Me encanta su relación con Kevin. Y me encanta lo amable que es su familia".

Las dudas de Christy acerca de si su fe, o algo, lo que fuera, es realmente suficiente para sostenerla a través de una lucha tan desgarradora eran importantes para Garner. "Para mí, es lo que hace que la historia sea tan humana", cuenta Garner. "Puedes entender a Christy, que ve a su hija sufrir tanto y piensa en alto: ‘pero Dios ¿dónde estás?’ Aun así, creo que ella se lo toma como un reto y se emplea en esforzarse mucho más para volver a encontrar esa confianza".

Al igual que Christy, Garner empezó a identificar con más claridad cuán pequeños y persistentes fueron los milagros que mantuvieron la familia a flote, tanto como el enigmático incidente del árbol. "Ocurre este gran milagro en sus vidas, pero también es un milagro que aparezca alguien como Ángela y sea su amiga", comenta la actriz. "Es un milagro que los médicos se desvivan por ayudarte. El gran amor de una familia unida es un milagro. Todos tenemos luchas en la vida, pero realmente creo que los milagros suceden habitualmente – con cada bebe que nace y cada flor que florece. Tenemos suerte de vivir en un mundo repleto de belleza".

El que da la réplica a Garner en el papel de su marido y constante apoyo es Martin Henderson de Anatomía de Grey. El papel le dio la oportunidad de mostrar una faceta distinta de la paternidad. "A veces tenemos la idea equivocada de que los padres no se implican en la vida doméstica, pero esta historia muestra todo lo contrario", dice Franklin. "Kevin está presente desempeñando toda clase de tareas –peinando a sus niñas, haciendo la cena, alimentando a los perros. Y me encanta que Martin aporte tanta humanidad y equilibrio para mostrar que los hombres también pueden ser cuidadores".

Henderson admite que tenía dudas sobre Los milagros del cielo antes de leerse el guion. "Yo era escéptico", confiesa, "y tenía ideas preconcebidas sobre lo que iba a pasar, pero cuando comencé a leer y entré en la grave situación de esta familia, empezaron a importarme, y mucho. Pensé ¡vaya!, algo en esta historia se quedó conmigo… y si a mí me afectó de esta manera sobre el papel, cuál será la experiencia de ver esta poderosa película en la pantalla".

Henderson dice que una de las cosas que la hacen tan auténtica es la imagen de un matrimonio bajo presión. "Christy se plantea la cuestión: ‘si soy una buena persona y estoy haciendo el bien, ¿por qué mi hija no mejora?’ Y eso empieza a formar una brecha entre ella y Kevin, porque él ha estado intentando mantener la casa a flote económicamente y fortaleciendo los lazos con sus otras hijas. También es la historia de cómo marido y mujer superan tiempos difíciles siendo honestos y manteniéndose unidos".

En cuanto conoció a Kevin Beam, Henderson llegó a comprenderlo mejor. "Lo que realmente me impactó de Kevin es que rezuma estabilidad", dice Henderson. "Tiene un compromiso total y evidente en ser el ancla de su familia. Es deportista, un líder en la comunidad, un hombre de negocios y un veterinario, tiene un profundo amor por los animales. Pero, sobre todo, tiene una fe inquebrantable. Tuve el honor de pasar tiempo con él y verlo con su familia".

Para Henderson, la película trata la mecánica interna de la fe personal; pero afirma que esto no la limita. Por el contrario: "Creo que todos podemos identificar momentos en la vida en los que nos sentimos abrumados y empezamos a perder algún tipo de fe. Puede que sea tu fe espiritual o la fe en ti mismo, la fe en la humanidad o en tu gente. Cualquiera que sea tu fe, o cómo la hayas obtenido, es parte de lo que mantiene a la gente unida", concluye Henderson.


El viaje de Kylie Rogers
Si interpretar a Christy Beam planteó un importante desafío emocional, a esto se le añade la intensidad del papel de su hija, Anna. Con Jennifer Garner ya seleccionada, había una auténtica presión para encontrar a una niña con el talento natural para forjar esa inquebrantable relación madre-hija con Garner, a la vez que recorre su propio camino. Una enérgica ratona de biblioteca que sueña con París, Anna atraviesa muchas experiencias diferentes, desde el optimismo alegre a una fuerte angustia y un renacer.

Un extenso proceso de casting llevó a los productores a la niña de 11 años natural de Tejas, Kylie Rogers, que vimos recientemente en la serie de televisión de Steven Spielberg "Invisibles", pero que nunca antes había abordado un papel protagonista en un largometraje. A pesar de ello, su compenetración con Garner era innegable. Recuerda Garner: "Cuando leí el guion con Kylie, observé su ternura, profundidad y sabiduría, mantenía su inocencia infantil. Es una gran profesional y no asume el trabajo como una carga. El solo hecho de pensar que la película se iba a terminar me sacaba las lágrimas porque implicaba que ya no la vería todos los días. Ella es muy especial para mí y siento que hemos recorrido este camino de la mano".

Queen Latifah, cuyo personaje entabla una bonita amistad con Anna, comenta: "Kylie tenía un gran reto porque Anna atraviesa muchas situaciones y tiene que hacer partícipes a los espectadores de su viaje. Tenía que llevar una prótesis de barriga, y descubrir lo que Anna estaba experimentando en su interior, pero lo clavó. Tengo ganas de ver dónde se dirigirá su carrera después de esto".

Rogers dice que se identificó enseguida con Anna. "Lo primero es que su familia es increíble e inspiradora, pero además Anna y yo nos parecemos mucho. Le encantan los libros, las sirenas y París, y yo siempre he querido ir a París, así que pensé que era genial", explica.

Aunque fue difícil imaginar la vida de una niña que no puede hacer lo que los demás niños dan por sentado, como comer pizza o jugar en la calle. "Ella solía trepar árboles y jugar al futbol, pero todo eso se acabó al enfermarse. Y creo que eso es muy, muy difícil", comenta Rogers.

Trabajar de cerca con Garner supuso una gran inspiración para Rogers al conducir ésta a su personaje por derroteros en los que pocos niños han estado: desde una aceptación valiente a una asombrosa euforia y curación. "Me encantó trabajar con Jen porque conectamos muy bien", dice Rogers. "Hacíamos bromas y comentábamos ideas que otros no pillaban, pero que nos unían bastante. Siempre estaba muy tranquila y era muy dulce conmigo. Es una gran madre en la vida real, y también en la película. Simplemente hay algo en ella que la hace cálida y dulce".

Interpretando al padre de Anna, Martin Henderson quedó impresionado ante la madurez de Rogers para abordar grandes conceptos como son la vida, la mortalidad, el sentido que tienen y el mantenerse firme en las convicciones propias. "Kylie, en el papel de Anna, me rompió el corazón", apunta. "Tiene un espíritu interior, una luz propia que emana de ella. Creo que eso es parte de lo que hace a su personaje tan conmovedor".


Una amiga en Boston
Una de las cosas más increíbles –e inesperadas– que le ocurrieron a Christy Beam fue conocer a una total desconocida, que no podía ser más diferente a ella, pero que se convierte en su enérgica guía y entusiasta compañera de viaje. Basada en una amiga real que hizo Christy en Boston, Ángela es encarnada por Queen Latifah, la actriz, cantante, compositora, y presentadora de televisión nominada al Oscar®, en lo que supone uno de los papeles más entrañables de su carrera.

"El personaje se llama Ángela y puede que sea una especie de ángel", dice Patricia Riggen. "Ángela aporta cosas buenas a la familia Beam, y también tenía que aportar risas y diversión a la película –y Queen Latifah lo borda de forma brillante. Tiene una maravillosa capacidad para la improvisación. Ella es imponente, pero al mismo tiempo es cálida y encantadora. Era el contraste perfecto a la madre más conservadora de Tejas, interpretada por Jennifer. Y todos nos divertimos mucho trabajando con ella".

Para Latifah, el guion parecía ir contra la corriente actual. "Es positiva e inspiradora, va sobre la fuerza y el amor de una familia que es retada, puesta a prueba y prevalece. Y creo que la gente realmente quiere ver historias esperanzadoras como esta que les ofrecemos".

Ella entendió desde el primer momento por qué Ángela, a pesar de no conocer de nada a esta madre e hija en apuros de Tejas, les brindó su apoyo. "Creo que Ángela simplemente ve a dos personas necesitadas a las que les hace falta un empujón. Ella entiende por lo que están pasando, y sabe que únicamente necesitan que alguien alegre su día. Es bonito ser tan generoso y cariñoso cuando tienes tus propios problemas con los que lidiar. Lo curioso es que Ángela llega a la vida de Christy en un momento terrible y con la energía, actitud y sensibilidad opuestas… y sin embargo aporta un necesario soplo de aire fresco".

Jennifer Garner dice: "Lo que hace a Ángela tan especial es que al ver a Christy y a Anna intuye que necesitan un descanso de la carga tan pesada que llevan. Ella ve su necesidad de ser amadas, comprendidas y de distraerse un poco, y se dispone a ello. Y Queen Latifah lo hace con mucho gusto y alegría. Aporta a la película exactamente lo mismo que Ángela aportó a la familia Beam".

A su vez, Latifah admiró cómo Garner dio vida a Christy. "Ver esa fuerza del mundo real en una mujer es siempre una inspiración… pero también es muy humana. A veces cuando oyes historias como esta, piensas que es sobre la persona perfecta cuya fe es inquebrantable. Pero la vida no es así. La fe de Christy es probada y me gusta su honestidad. Me gusta que puede enfadarse con Dios – ¡y creo que Dios lo puede soportar! Creo que tienes que apoyarte en tu fe continuamente, aunque a veces es difícil cuando atraviesas algo así de duro".

T.D. Jakes se emocionó por lo mucho que Queen Latifah aportó al papel. "Su personaje dio a esta familia un momento de amor fraternal como solo Queen Latifah sabe crear. Y lo que me encanta de cómo interpreta a Ángela es que es fiel a su esencia. Nos recuerda a todos nosotros que tenemos una responsabilidad de ayudar a quien lo necesite, cualquiera que necesite una sonrisa, un café o una visita turística por la ciudad. Queen Latifah lo hace con alegría y humor".

A Kylie Rogers el fichaje de Queen Latifah le hizo mucha ilusión. "Cuando me enteré que Queen Latifah iba a ser Ángela mi reacción fue: '¡Madre mía, ella es genial!'", recuerda Rogers. "Su personaje deja una gran huella en la vida de Anna y Christy. Cuando Anna conoce a Ángela se siente feliz porque sabe que por fin sucederá algo divertido".


Un médico muy gracioso
La familia Beam decide emprender un desesperado intento como último recurso en busca de ayuda para Anna: una travesía a través del país hasta el hospital infantil Boston’s Children Hospital, en donde el gastroenterólogo pediátrico, el doctor Samuel Nurko, es considerado la máxima autoridad en el inusual padecimiento que aqueja a la niña. El verdadero doctor Nurko, oriundo de Méjico, es además profesor de Harvard. Es reconocido no solo por su destreza médica, sino además por el alegre trato con sus jóvenes pacientes; Nurko recuerda la primera vez que vio a Anna, la niña "no estaba nada bien y ni siquiera podía llevar una vida normal". Solamente podía ofrecer a los Beam un precario tratamiento nuevo que no curaba pero que podría servir de ayuda, sin embargo, el médico causó un gran impacto en la vida de la peque, un atisbo de esperanza por primera vez.

Para Patricia Riggen, el doctor Nurko resultó ser un personaje extraordinario, particularmente en los tiempos que corren en los que llama la atención la escasa diversidad del cine. "No solemos ver películas en donde aparezcan personajes mejicanos retratados de esta manera", puntualiza, "y pensé que sería emocionante destacar la vida de este hombre estupendo, que es un médico reconocido mundialmente y un profesor de Harvard. La familia Beam admira y quieren tanto al doctor Nurko que sentí curiosidad por conocerlo; y cuando lo hice, descubrí que posee una cualidad única que es comprometerse estrechamente con sus pacientes, algo que no solemos ver en la atención sanitaria. Mi padre es médico y no debería decirlo, pero es la verdad. Somos muy afortunados de poder contar con personas como el doctor Nurko".

Fue Riggen quien pensó en Eugenio Derbez, actor, realizador y piloto de coches de carrera mejicano, conocido por sus aclamadas interpretaciones cómicas en el cine y la televisión de Méjico, así como por la exitosa película No se aceptan devoluciones, cuyo ingreso en taquilla rozó los 100 millones de dólares en el mundo.

"El doctor Nurko de carne y hueso es genial y es además gracioso y es precisamente como lo vemos en la película", dice DeVon Franklin. "Eugenio Derbez hace un gran papel al tratar con sus pacientes con la misma gracia y risas tal como hace con sus pacientes el doctor Nurko. Nos encantó contar con la oportunidad de poder fichar a una gran estrella latina. No sabíamos si íbamos a poder contar con él, porque Eugenio está muy liado, y nos sentimos sumamente agradecidos porque pudo apartar tiempo para hacer la peli y lo hace estupendamente".

Jennifer Garner, quien también conoció al doctor Nurko real en Boston Children’s Hospital, concuerda: "Uno de los tantos milagros en esta película es el milagro médico. Es simplemente increíble ver el desempeño diario del doctor Nurko y su equipo con las familias y los peques, devolviéndoles calidad de vida. Tuvimos suerte al contar con Eugenio para interpretar al doctor porque Eugenio tiene un corazón enorme y un talento asombroso, tanto en comedia como en drama. En cada escena saltan chispas de vida cuando aparece".

A Derbez le hizo ilusión encarnar a un mejicano líder en su especialidad científica, particularmente por tratarse de algo poco visto en las cintas de Hollywood. "Es un honor interpretar al doctor Nurko, tanto porque es un héroe médico, así como por sentirme muy orgulloso de que es un mejicano ilustre", dice Derbez.

Dice además que el mero poder de la historia lo convenció a aceptar el encargo: "Es la clase de películas que más me gusta: divertida, conmovedora y que logra que el público salga del cine con esperanza. Es una película que te llega al corazón, una de las razones que pienso lleva a las personas a ir al cine", comenta Derbez.

Derbez aprendió mucho de sus conversaciones con el doctor Nurko sobre cómo éste ayuda a los peques a no perder la sonrisa mientras enfrentan enfermedades raras y siguen tratamientos exigentes. "Él no quiere ser el típico doctor que asusta, así que bromea y cuenta chistes, incluso cuando los está examinando. Los peques ni siquiera perciben que están en un hospital cuando están con él. Me gustó el detalle de que prescindiera de la bata blanca. Me dijo que no quería que hubiera ninguna separación entre él y los niños y agarré ese dato y lo seguí al pie de la letra. La risa es en verdad la mejor medicina para el alma y ésta es una de las claves del doctor Nurko".

Una vez en marcha la producción, el mismísimo doctor Nurko viajó al plató expresamente para ver a Derbez en acción. "Que un actor como Eugenio me encarnara en un largometraje fue algo que jamás pensé o me imaginé en la vida. Quizá la probabilidad de que esto suceda sea de una en un millón", reflexiona Nurko.

A fecha de hoy, Nurko no sabe cómo explicar lo que pudo cambiar en el organismo de Anna en términos médicos y su teoría es que la caída pudo haber "reseteado" su cuerpo. "Lo que le ocurrió a Anna es excepcional", concluye. "Los niños con trastornos de motilidad sí que tienen esperanza y a menudo pueden gozar de una vida larga; pero la probabilidad de que esto ocurra después de una experiencia dramática tan fuerte es muy, pero muy, escasa. Es increíble lo bien que está y es algo difícil de explicar. A mi modo de ver la explicación podría ser que cuando padeces mucho dolor físico es algo así como un problema en el software de tu cuerpo y de alguna manera su software se reinició, el dolor se hizo mucho más soportable y finalmente desapareció. Eso es lo que deseamos para todos nuestros pacientes".


La vocación de un pastor
En su lucha por salvar la vida de su hija, los Beam cuentan además con el apoyo de sus vecinos en Tejas y pese a que en ocasiones la familia es objeto de cotilleo desconcertante y segundas interpretaciones, también reciben muestras de amor y cariño desinteresado. Una de las personas que siempre está a disposición de la familia Beam es el líder de la iglesia del barrio, el pastor Scott, encarnado en la película por el veterano actor de cine, teatro y televisión John Carroll Lynch, a quien recientemente vimos en la aclamada serie de la cadena de televisión FX, "The Americans."

A Lynch le atrajo la tónica de búsqueda presente en la película, "la cuestión de la fe y su lugar en nuestra vida, así como la forma en que interpretamos las circunstancias, bien como milagrosas o no, son cuestiones que creo que nos atraen a todos", destaca él. "Pienso que tendemos a hablar sin escucharnos cuando se tratan estos temas, pero, independientemente de nuestros orígenes, en realidad tenemos más en común de lo que creemos. La vida, la muerte, el amor, los hijos, intentar proteger a tu familia; todos nosotros tenemos una vinculación similar con estas cosas".

También sintió curiosidad por el dilema personal del pastor Scott sobre cómo ayudar de la mejor manera posible a Christy, tras desaparecer esta del mapa, sabiendo que atravesaba una crisis para la cual no había respuestas sencillas. "Me pareció muy creíble y me fascina lo humano que él es", dice Lynch acerca de su personaje. "No hay un aura falsa de divinidad en él. Es una persona práctica y es algo que yo en verdad aprecio. Él ve cómo Christy intenta cargar con una responsabilidad apabullante y le ofrece su ayuda para que sepa que no está sola".

Para el productor y pastor T.D. Jakes, Lynch el personaje representa un retrato actual y excepcional de una figura que alguna vez fue piedra angular de la narrativa: el ministro local de la comunidad. "El pastor Scott representa lo que es el ministerio pastoral en el siglo XXI", acota Jakes. "Es divertido, es alegre y muestra su personalidad de una forma que cautiva, sin pretender situarse por encima de las personas. Intenta conectar con las personas y John realmente logra encarnar eso".

Quizás, siendo tan práctico como su personaje, Lynch piensa que la historia de Los milagros del cielo trata de algo más que un accidente insólito de alucinantes consecuencias. "Para mí, el mayor milagro en esta película no es que Anna se sane de forma científicamente inexplicable, el milagro en esta película es cuando Christy acepta enteramente lo que le sucede y se percata de que no se trata de la cantidad de momentos que vivimos, sino de apreciar todos y cada uno de los momentos valiosos en la vida por lo que son. Creo que esa es una idea en la que no solemos meditar con la frecuencia que deberíamos. Necesitamos recordarnos cada día que ‘vivo en el presente y puedo aprovecharlo al máximo siendo amable con las personas’".


El asombroso mundo de la cotidianidad
Al hacer Christy y Anna todo lo que está en sus manos para que la vida de Anna vuelva a asemejarse lo más posible a una infancia alegre y divertida, paulatinamente comienzan a ver el mundo a su alrededor de una forma distinta. En Boston, con Ángela, cada pequeño momento se convierte en una aventura completamente nueva, y una de las mejores aventuras es una excursión al acuario, en donde el esplendor, los colores y los vínculos de las asombrosas criaturas de la naturaleza las dejan sin aliento.

Fue un momento asombroso que nadie podría haber programado, cuando un grupo de ballenas beluga se interesan por Kylie Rogers, lo que condujo a otro momento inesperado de belleza añadida en la película.

"Fue un largo proceso el obtener el permiso para rodar en el acuario y todos estaban emocionados; y de seguidas, estas espléndidas belugas estaban observando a Jennifer y a Kylie; comenzaron a moverse arriba y abajo, en respuesta a los gestos de Kylie. Todos nos maravillamos al ver la inteligencia, la alegría y las risas que estas criaturas podían brindar", recuerda DeVon Franklin.

Para que la euforia de Rogers fuese auténtica la directora Patricia Riggen no la preparó de antemano para rodar en el acuario. "Patricia ni siquiera me dejó ver las fotos, porque quería que fuese un momento real", explica Rogers. "Recuerdo que llegué sin saber qué esperar y Queen Latifah estaba allí de pie, con su blusa guay de flecos y a partir de ese momento todo fue mágico. Vimos tiburones ballena, peces espada y mantarrayas; y las belugas queriendo jugar conmigo, eso fue lo más guay".

La escena del acuario personifica la estética y las sensaciones que Riggen buscaba aportar a toda la película: real, radiante y esclarecedora; y dice que su marido, el realizador Checco Varese, contribuyó de forma significativa para lograr ese propósito: "Trabajar con Checco fue imprescindible para lograr la belleza de esta película. Él trabajó mucho con la luz solar, que es de vez en cuando una fuente de esperanza que alumbra a los personajes de forma muy especial", explica ella.

El equipo al completo de Riggen, que incluye además al director de producción David R. Sandefur (En el ojo de la tormenta), a la diseñadora de vestuario Mary Jane Fort (Project Almanac), a la editora Emma E. Hickox (Rock of Ages) y al compositor Carlo Siliotto (Los 33), logró materializar la visión de Riggen gracias a una estrecha colaboración.

Seguramente nadie apreció tanto los logros de los realizadores como lo hizo la propia familia Beam, que vivieron una experiencia vertiginosa al ser espectadores de cómo su pasado volvió a ser revivido en un plató de cine. Se trató de una experiencia emocionalmente sobrecogedora, pero también emocionante por su veracidad.

"Fue surrealista tener la oportunidad de revivir lo que vivió nuestra familia a través de otras personas", admite Kevin Beam; "y hubo momentos en los que no necesariamente quería volver atrás y tener que reabrir ese lugar en que me encontraba en ese entonces. Pero fue una inspiración constante ver al reparto y al equipo trabajar tan duro para que todo fuese real e intentar ser fiel a nuestra historia".


El álamo hueco
A medida que avanzó la producción llegó el punto culminante de la acción: el momento en que Anna se precipita de cabeza en el interior tubular de un majestuoso, pero frágil, álamo, hasta reposar inconsciente, escondida en su interior.

La intención inicial era rodar la escena clave dentro de un álamo de verdad. Siendo uno de los mayores árboles de madera noble en Norteamérica, los álamos pueden crecer hasta superar los 30 metros de altura y son apreciados por su madera suave al tacto, fácil de tallar y por sus hojas en forma de diamante que resplandecen con la brisa. Pero no hubo manera de captar de forma adecuada y plena la dramática travesía de Anna, a la vez que se garantizaba la seguridad de los actores y la protección silvestre del árbol, por lo que se construyó una réplica del árbol a partir de cero.

A partir de unos pocos bocetos rudimentarios, el director de producción David R. Sandefur logró en poco tiempo pasar a modelos sofisticados en 3D y a un proceso intenso de I+D. Sandefur lo explica: "Básicamente, necesitamos de unas 35 personas, entre escayolistas, pintores, soldadores e ingenieros, para recrear este árbol estupendo. Fuimos capaces de crear una estructura de acero y hormigón completamente encapsulada, de manera que fuera maciza y segura pero que conservara la esencia de un álamo real".

Una vez construido, el centro del árbol y las ramas de metal reforzado fueron recubiertas con gomaespuma y sometidas a un tratamiento especial para que su textura se asemejara a la de la corteza de la madera. Sandefur continúa: "Dedicamos ocho semanas a construir el árbol, trabajando sin parar y el equipo al completo que lo construyó fue increíble. Todos compartían el mismo deseo, el mismo interés de lograr que esta desgarradora escena resultara lo más alucinante posible".

Abbie Beam, que actualmente tiene 15 años de edad y fue quien trepó al desvencijado álamo con su hermana Anna aquel fatídico día, se quedó atónita cuando vio a su amado árbol recreado y comenta: "Estos chicos hicieron un trabajo sorprendente con nuestro árbol; era un árbol gigante y el que ellos hicieron se le parece mucho en verdad".

La verosimilitud del árbol es apenas uno de los tantos detalles en Los milagros del cielo, que incluye otros como la jocosa visita a Boston, pasando por la chula actuación de la banda ganadora de un premio Grammy, Third Day, llegando hasta la recreación del cálido hogar de los Beam, repleto de animales; muchos detalles que hicieron de la producción una experiencia sumamente gratificante para Christy Beam.

Beam apunta que hace apenas unos años nada de esto era ni siquiera remotamente imaginable. Quién le iba a decir que su familia aparecería en los telediarios, ni mucho menos que acabaría escribiendo un libro o que viviría como si de un sueño se tratase, la experiencia de ver a Jennifer Garner encarnarla a ella en cuerpo y alma. Reconoce que la película podría representar un capítulo nuevo e impredecible en la vida de su familia; y sabe que su hija podría quedar expuesta a más cuestionamientos, pese a que apunta que Annabel se lo toma todo con calma, con alegría, segura de sus creencias y de lo que vio.

Además, Beam dice que habrá merecido la pena si su historia al menos llega a calar hondo en una sola persona que se sienta sola e insegura, cualquier persona que necesite algo de bondad y esperanza.

"Me hace sentir pequeña que nuestra historia tenga la oportunidad de ser compartida con más personas", concluye Beam. "Lo digo con la boca pequeña porque siento que todo por lo que hemos pasado se debió en parte para que pudiéramos ayudar a otras personas que viven situaciones desafiantes. Sentí una carga en mi corazón por plasmar por escrito todos los momentos difíciles e inspiradores que vivimos y creo que eso sale a relucir de una manera totalmente renovada en la película. Lo más importante que las personas pueden aprender de todo esto es que independientemente de lo que suceda en nuestras vidas, o de lo desquiciados que estemos por las preocupaciones, aun así, tenemos que poner de nuestra parte. Tenemos que seguir adelante, con modestia, lidiando con las dificultades de los tiempos difíciles y hacerlo sabiendo que independientemente de lo descontrolada que parezca estar nuestra vida, continuamente se producen pequeños milagros a nuestro alrededor".


Un breve apunte sobre los trastornos de motilidad
Cuando Annabel Beam comenzó durante la niñez a presentar síntomas inusuales por primera vez, sus padres supusieron en primera instancia que se trataba de una enfermedad común. Las teorías populares de qué podía ser abarcaron desde un virus estomacal permanente a un ligero reflujo gastroesofágico o una intolerancia a la lactosa, sin embargo, Annabel continuó empeorando hasta que su situación se volvió alarmante. Los Beam se quedaron atónitos al descubrir finalmente que su hija padecía una enfermedad rara e incurable conocida como pseudoobstrucción intestinal crónica infantil (CIPO), un trabalenguas que apenas nadie conocía o, incluso peor, comprendía. Solo 200 niños son diagnosticados cada año con CIPO y ese diagnóstico puede ser tan complicado que puede llevar años de búsqueda exhaustiva a las familias para apenas dar con el tratamiento.

Como muchos padres de hijos con enfermedades raras, este diagnóstico aterrador introdujo a los Beam en un laberinto de pruebas, especialistas, opiniones y obstáculos del sistema médico sin nadie que los guiara. El volver la vista hacia este periodo cuando se sentía perdida en medio del desierto es lo que hizo a Christy Beam darse cuenta de cuánta suerte habían tenido de que destellos de luz iluminaran todo su camino.

"En todo momento ocurrieron milagros que ni siquiera reconocimos en aquel instante", reflexiona. "Solamente después pude contemplar todo desde la distancia y hoy veo que la mano de Dios siempre estuvo ahí".

La pseudoobstrucción intestinal crónica está clasificada como un trastorno de motilidad. La motilidad es la capacidad de los músculos intestinales para hacer circular la comida a través del tracto digestivo y permitir al cuerpo absorber nutrientes vitales. Cuando la motilidad sufre retrasos o daños, la digestión se ve perjudicada, a menudo resultando en una distensión abdominal, dolor y malnutrición. Esto puede llevar a la "pseudoobstrucción" –una crisis médica en la que los intestinos actúan como si estuviesen obstruidos por un objeto extraño, cuando en realidad son incapaces de hacer circular los alimentos de una manera normal. En los casos más severos, los niños pueden necesitar cirugía mayor para extraer las partes dañadas del intestino y quizá necesiten alimentarse durante toda su vida mediante sondas en la nariz o el estómago. Al final, son los efectos secundarios de una alimentación a largo plazo mediante sondas lo que puede acortar la esperanza de vida.

La CIPO aún se considera incurable en la actualidad, otra razón por la que tantas personas se quedaron atónitas ante la total recuperación de Annabel tras su caída del árbol. Sin embargo, aumenta la esperanza para todos los niños. En las últimas dos décadas, se han hecho importantes avances en el diagnóstico y tratamiento –especialmente el uso de nuevos medicamentos que pueden mejorar las contracciones del tracto digestivo, como los que utiliza el Hospital infantil de Boston – que han permitido a muchos más niños a tener una mejor calidad de vida… y todavía hay muchas promesas en el horizonte de que llegarán tratamientos mejores.