Un sicario y un médico que trabajan para un cártel del narcotráfico reciben un "paquete" inusual: una niña de 10 años, hija del jefe de una banda rival, a quien tendrán que custodiar hasta que reciban la orden de cortarla en pedazos o dejarla en libertad. La niña pronto se dará cuenta de que su única posibilidad de sobrevivir será llegar a las profundidades de la psique de sus captores y averiguar si les queda alguna pizca de humanidad.
Sinopsis ampliada
Nos situamos en un lugar indeterminado entre Tejas y Méjico, donde un sicario veterano (Santiago) y un médico a quien echaron del cuerpo por una negligencia (Benny) trabajan para algún cártel de la mafia mejicana, uno de tantos que operan en la frontera. Su misión es recibir paquetes y mantenerlos vivos o cortarlos en pedazos según las órdenes recibidas. Es la lógica de la guerra eterna por el control del territorio, que nadie sabe muy bien quien empezó pero con la cual nadie puede acabar.
Su hábitat es una fábrica abandonada, solo frecuentada por sin techos desafortunados, que suelen perder la vida como medida preventiva.
Un buen día llega un nuevo paquete, acompañado por un narcojunior (Martín), un joven sicario con parentesco con Lucho, el jefe del cártel mafioso para el cual trabajan. Santiago y Benny rápidamente desconfían de él porque acostumbran a realizar los trabajos sin necesidad de que nadie los vigile. Sus operaciones son lo suficientemente delicadas como para tener público.
Pero los códigos que lleva consigo Martín son correctos y no tienen más remedio que aceptarlo en el grupo hasta que el trabajo esté realizado.
Santiago y Benny se preguntan qué tendrá de especial este paquete para que se le otorguen tantas atenciones. Por el tamaño dirían que se trata de un enano, una divertida novedad que un clan rival tenga que contratar gente así. Pero al extraerle la capucha al desafortunado se encuentran con algo con lo que no contaban y que no tiene nada de divertido: se trata de una niña anestesiada de poco más de 10 años.
La infortunada resulta ser la hija de los Montero, el jefe del clan con el que luchan para conseguir la exclusividad criminal del territorio, quien a su vez ha secuestrado al hijo de Lucho. La situación es tan sencilla como terrible: o se lleva a cabo un intercambio entre menores, o alguien deberá llevar a cabo un trabajo para el cual no estaba preparado, por muy sanguinario que haya sido su pasado.