Desde que son pequeños, Marcos y Alex han jugado a un juego peligroso y secreto que consiste en ponerse pruebas y retos imposibles el uno al otro. El que pierda o no supere la prueba, pagará un precio.
La última vez que se vieron, Alex quedó en coma porque lo atropelló un coche cuando trataba de cruzar una autopista con los ojos tapados y desnudo.
Marcos nunca fue a visitarlo al hospital y Alex ha rehecho su vida junto a Marta, que estuvo a su lado hasta que se recuperó por completo.
El padre de Marta acaba de fallecer y esa misma noche, Alex decide reencontrarse con su hermano en vez de estar con ella. Tiene una cuenta pendiente, tiene que acabar con todo aquello.
Deciden volver a jugar, esta vez sin límites, esta vez hasta el final.