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  Nunca apagues la luz  (Lights out)
  Dirigida por David F. Sandberg
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Nunca apagues la luz supone el debut en la dirección de un largometraje de David F. Sandberg, a partir de un guion de Eric Heisserer (Destino final 5), basado en el cortometraje del propio Sandberg con el mismo nombre. James Wan, Lawrence Grey y Heisserer fueron los productores, y Walter Hamada, Dave Neustadter y Richard Brener como productores ejecutivos.

El equipo de detrás de las cámaras de Sandberg incluyó al director de fotografía Marc Spicer (Furious 7), a la diseñadora de producción Jennifer Spence (las películas Insidious); a los montadores Kirk Morri (Expediente Warren: The Conjuring) y Michel Aller (Paranormal Activity: Dimensión fantasma), y a la diseñadora de vestuario Kristin M. Burke (Expediente Warren: The Conjuring). La música está compuesta por Benjamin Wallfisch (Bhopal: A Prayer for Rain).


Todo el mundo tiene miedo a la oscuridad. De eso se alimenta
De las antorchas y las velas a los LED. Farolas, faros, neones, bengalas. Desde el origen de nuestra existencia, los humanos han buscado maneras de escapar de las invasoras sombras y de las espantosas cosas que ocultan.

"A todos nos aterroriza la oscuridad", expresa el productor de Nunca apagues la luz James Wan, maestro de los géneros de terror y thriller. "De pequeños estábamos convencidos de que algo se escondía en el armario o bajo la cama, y eso sigue con nosotros. Es universal. Esta película en realidad juega con ese sencillo concepto, y eso es lo que tiene de brillante y de divertido".

Sin embargo, más allá del miedo y la aprensión, ¿qué pasaría si de verdad hubiera algo maligno viviendo en la oscuridad? ¿Algo cuya misma existencia dependiera de esa cobertura opaca y que extrajera su fuerza de nuestro pánico? Nuestra única defensa sería alguna tranquilizadora fuente de luz; nuestras vidas dependerían de la fiabilidad de un interruptor, de la corriente de esas luces del techo, de las baterías de esa linterna.

Ahora lo ves. Clic. Ahora no.

Ahora lo ves. Clic. Ahora no.

Ahora está justo enfrente de ti, alargando los brazos con dedos carbonizados, respirándote en la cara… ¡Cuidado!

"La gente tiene miedo de la oscuridad probablemente desde el inicio de los tiempos", dice el director, David F. Sandberg. "Es algo que incluso yo siento dentro de mí. Así que, en lugar de negar ese impulso, estamos diciéndole al público que tenía razón, que tenía derecho a tener miedo, porque hay algo ahí. Tomamos ese miedo y creamos un monstruo a partir de él".

Y este monstruo tiene un nombre. Diana.

Sandberg hace su debut con el largometraje Nunca apagues la luz. Tras escribir y dirigir una lista de cortometrajes con títulos deliciosamente perturbadores como Espacio en el armario y Pánico en el ático, con las que ganó una multitud de devotos en internet que esperaban que les diera sustos de muerte. Nunca apagues la luz está basada en el reciente corto de terror de Sandberg con mismo nombre, y fue tanto la calidad como el impacto de esa joya causante de insomnio la que hizo que el joven realizador sueco llamara la atención de Hollywood.

"Recuerdo haberlo visto y pensar que era fantástico, realmente estupendo, la clase de material que solía hacer cuando yo mismo era un aspirante a realizador", dice Wan.

"Fue hace solo un año, más o menos, cuando David hizo el corto en su apartamento de Suecia y lo subió a las redes sociales, donde armó un gran revuelo", relata el productor Lawrence Grey. "Era increíblemente potente y aterrador. Veo un montón de películas, pero esta destacaba verdaderamente. Ya tiene más de 100 millones de visionados, así que yo no era el único que se sentía así".

"Contacté con David y empezamos a hablar de hacer una película y de quiénes serían los mejores socios", prosigue Grey. "Mis favoritos eran Eric Heisserer, un increíble escritor, que se convirtió en nuestro guionista y en productor, y James Wan, que es simplemente una fuerza de la naturaleza, lleno de energía creativa. A ambos les emocionó mucho la idea, así que era fue equipo de ensueño desde el principio".

Heisserer, que cuenta con Destino final 5 y el reboot de Pesadilla en Elm Street entre sus credenciales, considera el trabajo original de Sandberg "una extraordinaria obra de cine que afectó a mi cerebro reptiliano; simplemente descendió hasta mis miedos primarios de un modo visceral, igual que hizo con muchos espectadores de todo el mundo. Creo que pensar que cualquier cosa que se mueva en la oscuridad es un depredador se remonta a tiempos ancestrales. Al aplicar esta idea a un largometraje, el núcleo era Diana y lo que ella representa".

Su intención no era hacer un remake del corto, sino extraer de él un demonio original con una lógica y unos objetivos propios y siniestros. "Creamos una mitología totalmente nueva con este personaje. David elaboró algunos sustos distintivos y hubo ideas que desarrollé yo para explorar la luz y la oscuridad de formas nuevas e ingeniosas. Lo importante era estar seguros de que el concepto de Diana se desarrollara de forma eficaz", explica Heisserer.

Igual de importante era captar lo que hacía al modelo de Sandberg tan aterrador que se te salía el corazón por la boca, surgido de la pasión y la intuición del director, así como los inesperados destellos de humor que adoran los fans del terror. "Es fundamental encontrar un director que entienda cómo construir escenas de miedo y cómo crear tensión y suspense, y teníamos claro por su trabajo que David tiene ese instinto", comenta Wan, al que le encanta impulsar nuevos talentos. "Hablando como productor, y como alguien que tiene algo de experiencia en el género, quieres estar ahí para proveer las herramientas adecuadas, pero, en realidad, queríamos darle a David la libertad para hacer la película que quería hacer. Es su película y su singular visión, e hizo un trabajo impresionante".

"Fue estupendo contar con la experiencia de James", responde Sandberg. "Hizo un montón de aportes valiosos al proceso. Además, tiene tantas ideas y tanto entusiasmo… Fue genial tenerle a bordo".

Profundizando juntos en la historia, Sandberg, Wan, Heisserer y Grey imaginaron el ímpetu de un ente que se manifiesta únicamente en la oscuridad, y las maneras en que busca destruir a cualquiera que se interponga en su camino. De este modo, Nunca apagues la luz consigue profundidad y niveles de oscuridad añadidos, y presenta personajes que no son meramente víctimas sino, más bien, individuos bien dibujados con los que el público puede identificarse, empatizar y apoyar.

Cuando empieza la acción, Rebecca, el personaje principal interpretado por Teresa Palmer, vive sola en un apartamento del centro. A una edad temprana, y después de la abrupta marcha de su padre, Rebecca básicamente huyó de casa debido a una relación cada vez más difícil e inestable con su madre, Sophie. Desde entonces las dos mujeres han permanecido separadas, hasta que Martin, su hermanastro de 10 años, empieza a sufrir sus propias experiencias amenazadoras y noches de insomnio, y necesita su ayuda. En ese momento, Rebecca vuelve a la casa en la que nunca se sintió del todo bienvenida.

Sophie no ha cambiado. Si acaso, ha ido a peor. Interpretada por Maria Bello, la matriarca de la familia y ex paciente psiquiátrica todavía lucha contra la devastadora depresión que la confinó en una institución de asistencia. Ahora, reclusa virtual en la penumbra de sus habitaciones, sigue siendo el punto de referencia de la fuerza opresiva y violenta de la que Rebecca intentó escapar hace años. Lo que resulta más extraño es que parece estar en comunicación con una vieja amiga a la que llama Diana, a la que a veces pueden oír moverse por la casa, pero a la que nunca ven más allá de un atisbo entre las sombras.

"Soy una gran aficionada al terror, así que me entusiasmó ser parte de esto", dice Palmer. "Es petrificante. Diana es aquello de lo que están hechas tus pesadillas. Es verdaderamente la cosa más escalofriante que te puedas imaginar. Creo que equiparamos el miedo con una energía oscura y ella es tan oscura como se puede ser, desde la manera en que mira hasta cómo interactúa con los personajes de la película. Es sencillamente una absoluta pesadilla".

Sin embargo, por mucha disfunción y dolor que veamos aquí, también hay amor, lo cual aumenta en cierto modo el riesgo para todos ellos. "Aparte de los sustos", añade Palmer, "es una estupenda historia dramática sobre una familia a la que este ente ha desestabilizado".

"Si eliminas el terror y te fijas solo en los personajes, ves a un miembro de la familia enfrentándose a una especie de sufrimiento y cómo les divide eso, cómo separa a personas que se aman", explica Grey. "Lo que hizo que Rebecca se marchase de casa en un principio fueron los problemas de su madre. Ahora ve que puede que estén pasando más cosas de las que creía, algo sobrenatural, puramente malvado y fuera de su control. Cuando Rebecca se compromete a proteger a Martin, se enfrenta de nuevo al pánico que la atormentó de niña".

La diferencia, apunta Sandberg, "es que cuando eres un niño y pasan cosas fantasmagóricas, nadie te toma en serio. Nadie te cree".

"Quién o qué es Diana depende en gran medida de la decisión del público", sugiere Bello. "Es tan tenebrosa y esquiva que no sabes lo que va a hacer. Creo que el público saltará de sus asientos, porque yo lo hice cuando leí el guion. Nunca sabes el aspecto que va a tener o dónde va a estar. Te agarra cuando menos te lo esperas".

"Sin duda habrá algunas sorpresas", promete Sandberg.


Reparto y personajes (Hay una mujer esperando entre las sombras)
Las primeras impresiones sobre Rebecca indicarían que es una mujer joven tremendamente independiente, inteligente, práctica, y dura como el diamante, siempre en guardia. "Da la impresión de ser una guerrera con un exterior duro", dice Grey, "pero, en el transcurso de la historia, vemos la sensibilidad y la compasión que tiene dentro. En su infancia tuvo problemas; la clase de problemas de los que no se habla".

En consecuencia, añade Sandberg, "tiene problemas con el compromiso y otras dificultades con las que está lidiando, porque nunca superó lo que pasó cuando era una niña. Teresa Palmer aporta todo esto en su interpretación de una forma increíble. Sus emociones parecen totalmente reales".

Sin duda, volver a casa no entra en los planes de Rebecca, pero cuando recibe una llamada de la trabajadora social del colegio de su hermano, preocupada porque Martin se está quedando dormido en clase, Rebecca tiene claro qué es lo que le mantiene despierto por la noche. Lo que ella intentó una vez racionalizar como sus propias pesadillas e imaginación, ahora se da cuenta de que debe de haber sido real si le está pasando a él. Si Martin está lidiando con la misma fuerza malévola que la sacó de su casa a los dieciséis años, no puede dejarle enfrentarse a ello solo.

"Percibo la vitalidad que queda en Rebecca, pese a todas las dificultades que ha pasado", dice Palmer de su personaje. "Sin duda su pasado le ha dejado huella, pero ella está decidida a luchar y perseverar, independientemente de las cartas que le han tocado. Correr era la opción más fácil cuando estaba ella sola, pero ahora que debe proteger a Martin está dispuesta a entrar ahí y acabar con aquello que le está amenazando".

Martin, interpretado por el niño de entonces diez años Gabriel Bateman, es descrito por Heisserer como "más sensato y maduro de lo normal para su edad. Ha tenido que crecer muy rápido y sabe que su madre está enferma; y cuando está enferma, las cosas no van bien. Además de eso, sospecha que ella tiene una amiga poderosa y secreta que vive en su casa y no le quiere cerca".

"Sabe que a su madre le pasa algo; la quiere y siente miedo por ella", afirma Bateman. "También siente miedo por sí mismo, pero intenta no mostrarlo delante de su madre. Está tratando de ser fuerte y maduro y de cuidar de ella. Son muchas cosas que soportar".

Fuera de la pantalla, el joven actor reflejaba la madurez de su personaje y se concentraba de formas que no pasaron inadvertidas para sus colegas. "Vimos probablemente a miles de actores y él salió ganando con diferencia", cuenta Gray, que señala que su manejo de la situación durante su audición fue decisivo. "Estos niños habían estado ensayando líneas durante semanas y habían llegado a la perfección, y quisimos darle una sacudida a eso. Así pues, David cogía una linterna y les decía que fingiesen que era suya, que él se la había quitado y que la querían recuperar. Hicimos eso con un montón de niños y en general adoptaron una actitud pasiva, ¡pero Gabriel no paró de pegar a David para recuperar la linterna! Tenía una ferocidad increíble y supimos que podríamos proponerle cualquier cosa y él podría superarla como un campeón".

Este proceso se denomina "ejercicio de improvisación" y está diseñado para anular una respuesta potencialmente sobre-ensayada o sobre-entrenada. "Gabriel sencillamente lo dio todo, y pude ver que no tenía miedo ni inhibición, que es como imaginábamos a Martin", cuenta Sandberg.

Hasta hace poco, el padre de Martin, Paul, era su aliado en la casa, pero Diana se asegura de que esté solo.

Paul, interpretado por Billy Burke, es el segundo marido de Sophie y el padre de Martin, pero no el de Rebecca. "Es una buena persona y un buen cuidador", dice Heisserer. "Es consciente de la enfermedad de Sophie y está tratando de apoyarla, sin darse cuenta de que sus esfuerzos por ayudar le están poniendo en el punto de mira de Diana".

El público conoce a Paul en las primeras escenas de la película, en el almacén textil en el que trabaja. "Está tratando desesperadamente de remediar la situación en casa", explica Burke. "Su mujer está luchando contra lo que él siente que es más que simple depresión, y está intentando que las cosas mejoren, mantener a la familia unida. Entonces una perturbación en el suelo del almacén capta su atención justo antes de estar listo para dirigirse a casa. Cree ver algo en la oscuridad..."

Después de esto, Martin se enfrenta a un peligro aún más grave y finalmente tiende la mano a esa hermanastra a la que apenas conoce. Rebecca, a su vez, cuenta con la ayuda de su novio, Bret. "Bret está enamorado de ella y ella de él, aunque no se dé cuenta todavía. Es un tipo estable y fuerte que aporta una maravillosa capa extra de corazón a la historia", cuenta Grey.

Al igual que Rebecca, Bret muestra una dura fachada para cubrir su dulzura, que es probablemente por lo que entiende tan claramente sus acciones de ella y por lo que aguanta a su lado, pese a los constantes intentos de Rebecca por mantenerle emocionalmente a distancia. "Tiene tatuajes y cadenas, y está en una banda de death metal, pero en realidad es un chico sincero y responsable, aunque Rebecca piensa constantemente que la va a dejar", explica Alexander DiPersia de su personaje.

Esa lealtad se pone a prueba constantemente. Al no haber experimentado nunca las cosas que Rebecca y su familia han sufrido, Bret actúa inocentemente, dando poca credibilidad a entes malignos o cosas que no pueden explicarse racionalmente. Así, da el paso más grande… y se encuentra con algunas sorpresas.

Bret brinda también muchos de los momentos cómicos de la película. "Creo que aligera el ánimo un poco y ver a esta pareja simplemente vivir las cosas normales que viven todas las parejas hace que dejes de contener la respiración y de estar asustado", acepta DiPersia, por muy incongruentes que puedan parecer esos momentos. "Alguien quiere tomárselo con más calma, alguien quiere darse más prisa, alguien quiere pasar la noche. Hay un poco de todo".

Para Sandberg, que escogió al actor no solo por su talento y comprensión del papel sino por la palpable química que encontró con Palmer, el actor "es un chico adorable que no hace las cosas que se esperan normalmente en las películas de terror. La gente puede pensar que el novio, sin duda, va a morir. Pero quizás eso no pasa. Creo que el público estará de su parte y deseará que este chico sea más listo".


Hace mucho tiempo tuve una amiga llamada Diana. Le sucedió algo horrible
Todo cuanto sucede se centra en Sophie. Es el ojo del huracán que está amenazando ahora las vidas de su familia. Pero a diferencia del ojo de un huracán natural, la propia Sophie no siempre está protegida de su furia.

"Está pasando un mal momento cuando la vemos por primera vez, y va progresivamente a peor. Continúa descosiéndose y no entendemos por qué. Tampoco entendemos su conexión con Diana y cómo encaja todo", cuenta Maria Bello, que interpreta a la atribulada mujer.

"Sophie ha tenido un montón de problemas: depresión, quizás algo parecido a la esquizofrenia, y eso es algo que quería explorar en la película porque una de las cosas más espantosas que le pueden pasar a una persona es perder la cabeza. Es nuestra forma de experimentar el mundo. Así es el mundo para nosotros. Por lo tanto, si se estropea la línea que separa lo que es real y lo que no, las cosas pueden ir muy mal", reconoce Sandberg.

La pregunta es: ¿está Sophie en connivencia con la enigmática y peligrosa Diana, o es sólo su prisionera? ¿Controla ella a Diana o es Diana quien controla a Sophie?

"Maria es una de las mejores actrices de todos los tiempos", afirma Grey. "Sophie es un personaje excepcionalmente complejo, sobre todo desde el punto de vista de la interpretación, porque se mueve en diferentes niveles. Parece estar infligiendo esta cosa terrible a su familia, pero al mismo tiempo está claro que les quiere; está luchando contra sus propios demonios, pero su enfermedad tiene un componente sobrenatural claro, así que hay que expresar todas estas capas".

"Soy un gran admirador suyo", confiesa Sandberg. "Maria tiene un talento extraordinario y hace un trabajo increíble como Sophie. La relación con Gabriel y Teresa, que hacen de sus hijos, es muy auténtica".

Irónicamente, es la destrucción potencial de esta unidad familiar la que podría finalmente facilitar una comunicación real entre madre e hija. "Sophie y Rebecca tienen una relación tirante", dice Heisserer. "Ambas sufrieron un enorme trauma cuando Rebecca no entendió lo que estaba pasando y culpó de un montón de cosas a su madre. Ahora que es mayor, tiene más empatía. Ve las cosas de forma diferente".

"Rebecca es un personaje fascinante", añade Bello. "Al principio es muy divertida, independiente y genial, pero también cuida a su hermano y a su madre. No es que quiera hacerlo, pero simplemente da un paso adelante porque la necesitan, y esa es su verdadera fuerza".

Mientras, la Diana que Rebecca recuerda de su infancia también se ha hecho más fuerte, más atrevida, más furiosa y más impredecible. Con su silueta alarmantemente ágil y oscura que ahora les acecha desde cada sombra, Diana ya no parece contentarse con vivir en la oscuridad. En lugar de eso, quiere llevarles a ellos allí.

"Ahí es donde ella tiene poder, así que tiene que atraerlos a las sombras sea como sea", explica Sandberg. "Llevarles al sótano, conseguir apagar todas las luces de la casa. Está intentando arrastrarles a un lugar donde tiene un control total".

"Escribir el papel de Diana fue complicado", dice Heisserer. "Existe fuera de la luz, así que, cuando hay luz, no es solo que sea invisible sino que ya no está ahí. Si piensas que puedes retenerla en la luz, te equivocas. Es incorpórea. Así que hay normas específicas sobre cómo podemos ponerla al descubierto y sobre lo que ella puede hacer, y debemos obedecer esas normas".

En lugar de emplear imágenes generadas por ordenador, los cineastas eligieron la opción práctica: dejar que el maquillaje, las prótesis, la iluminación y la habilidad de la actriz/doble de acción Alicia Vela-Bailey expresaran a Diana. Descubrieron que este enfoque daba un aspecto infinitamente más repulsivo y aterrador que el que podían haber conseguido digitalmente.

"El noventa y cinco por ciento del tiempo Diana es sólo una silueta, así que el movimiento lo es todo", recalca Sandberg.

"Alicia es asombrosamente atlética", dice Grey de la ex gimnasta de competición, cuyas contorsiones en el papel de Diana le dan al personaje una actitud tanto humana como extrañamente inhumana. "Sus habilidades nos permitieron crear a Diana como un ente tan rápido y fuerte físicamente que podía moverse de maneras que no podrías prever: puede descender desde el techo como una araña o deslizarse por el suelo. En una escena en la que embiste a Martin y éste salta de nuevo a la luz, creíamos que tendríamos que usar un efecto visual para hacerla desaparecer, pero Alicia consiguió desvanecerse muy rápido de una manera que de hecho parece un efecto visual. Simplemente se evapora en la oscuridad".

"Cuando Alicia llevaba el traje de silueta completo y trabajábamos en decorados con poca luz, podías torcer una esquina y toparte con ella. ¡Vaya sustos!", recuerda Heisserer riendo.

No era el único. Numerosos miembros del equipo y del reparto que se encontraban casualmente a Vela-Bailey vestida de Diana normalmente se asustaban, e incluso Maria Bello admite que a veces se sobresaltaba en medio de una escena.

"Sentía que necesitaba eliminar toda esa energía de mi cuerpo al final de la jornada porque era totalmente horripilante", cuenta Palmer.


¿Quién está ahí?
Aquellos familiarizados con el trabajo de Sandberg reconocerán una cara familiar en la escena inicial: la actriz sueca Lotta Losten, esposa de Sandberg, que no solo ha encabezado el reparto de muchos de sus cortometrajes sino que además ha colaborado con él como escritora/productora de todos ellos.

Losten aparece aquí como la ayudante de Paul, Esther, en el almacén. Al pasar junto a la ya inquietante colección de maniquíes retirados a la hora de cerrar, Esther comparte con el público el primer destello estridente de Diana: una figura alta, fibrosa, más oscura que la oscuridad que la rodea.

"Esther apaga la luz y cree ver algo al otro extremo de la sala", explica Sandberg. "Entonces enciende la luz y ya no está. La apaga, y ha vuelto. Y cada vez está más cerca".

Introduciendo esa espinosa sensación de que la diversión está a punto de empezar, es Esther la que sugiere que algo no parece ir bien en el almacén, y además puede que haya algún fallo en la electricidad. "No está segura de qué ha visto o siquiera de si ha visto algo, porque desaparece cuando enciende la luz, y eso marca el tono de toda la historia", cuenta Losten.

Para los cineastas, tener a Losten en el elenco se daba por sentado. "Era importante que formase parte de él porque el éxito del corto es realmente un triunfo de ambos", dice Grey. "Los fans la adoran y queríamos rendir homenaje a eso. Además, el decorado de esa escena refleja elementos del original, aunque esta vez no es su personaje el que está en peligro, sino Paul".


La creación de la apariencia y el ambiente
En base al deseo de los cineastas de dar una sensación tan realista y natural como fuera posible, Nunca apagues la luz se grabó casi por completo en el distrito de Highland Park al noreste de Los Ángeles, con localizaciones adicionales del centro. La grabación reunió a varios jefes que habían trabajado previamente con el productor James Wan, algunos de ellos varias veces, incluido el director de fotografía Marc Spicer, la diseñadora de producción Jennifer Spence, la diseñadora de vestuario Kristin M. Burke y la jefa del departamento de maquillaje Eleanor Sabaduquia.

En plena producción, mientras se construían los decorados y se esbozaban las secuencias de acción, Sandberg no pudo resistir las comparaciones con su anterior método de trabajo. "Era irreal tener a tanta gente trabajando en lo que empezó como una película de dos minutos y medio, hecha sin dinero, solo por mí y Lotta en nuestra casa", declara. "Un año después había gente pintando paredes, equipos de maquillaje y de efectos visuales, gente haciendo agujeros en el techo… Era simplemente una locura. Es el sueño de todo aspirante a cineasta".

Para el apartamento de Rebecca, el equipo consiguió un antiguo edificio de un banco en la zona de North Figueroa con la Avenida 56, conocida por albergar locales como Lower Fig. Usaron el segundo piso entero como zona de puesta en escena, mientras que tres de las habitaciones, que contaban con una decrépita tarima flotante de madera, compusieron el decorado. Era uno de los favoritos de Spence.

"Se trata de una mujer joven que quería reinventarse a sí misma tras dejar el hogar y distanciarse de su madre. Es un poco rebelde", dice el diseñador. "También es artística y eso siempre conecta conmigo, así que me encantó hacer su apartamento. Quería crear un entorno que mostrara que es la clase de chica dura que intenta mantener a todo el mundo alejado, y sin embargo hay una esquina de su cocina en la que cultiva plantas. Así que, incluso aunque el resto del espacio es un poco intenso, hay un punto de suavidad y eso también se aplica a ella".

Un detalle importante es un letrero de neón rojo de un salón de tatuajes instalado justo en el exterior de la ventana de Rebecca, cuyo ciclo de encendido y apagado ilumina la visita de Diana con destellos terroríficos. "Eso fue idea de James", cuenta Sandberg. "La luz se apaga y vemos a Diana agachándose en la entrada; se enciende de nuevo y ya no está; se apaga de nuevo y ahora está de pie en el dormitorio de Rebecca, y cada vez está más cerca".

Otro decorado real fue el almacén en el que Paul se enfrenta cara a cara con el ente, que era una inquietante fábrica de vaqueros en funcionamiento en el Distrito de las Artes del centro. Allí Spicer, el director de fotografía, y Mike Ambrose, el técnico jefe de luces, crearon tragaluces estratégicamente espaciados a través de los cuales Paul intenta saltar para ponerse a salvo antes de que Diana lo alcance.

Como regalo a los fans, el departamento de arte esculpió y moldeó en escayola un modelo del monstruo original del corto de Sandberg y lo colocó en un estante del despacho de Paul.

Sin embargo, es la casa de Sophie la que atrae la mayor parte de la atención: una gran pieza de decorado con otras piezas más pequeñas dentro, entre las que destaca el sótano. La vieja e imponente mansión, que se encuentra cerca de donde se representó el apartamento de Rebecca, es una veterana de la pantalla vista por última vez en las películas de la saga Ouija. Spence, que siguió un esquema de colores basado en rojos intensos, considera que "la casa da una imagen sobrecogedora y es la elección perfecta para esta película. El exterior tiene líneas duras, una envoltura dura y cemento, pero el interior es taciturno, oscuro y vulnerable, que es realmente una manera de describir a Sophie. Ella está en un lugar oscuro de su vida por lo que, al diseñar el interior de su casa, elegí un montón de antigüedades que no solo van con la época de la casa sino que indican que Sophie se está aferrando a cosas que la sobrecargan".

A la inversa, apunta, "la habitación de Martin es verde. El suyo es el único espacio que no es oscuro porque hay una fuerza vital ahí, con coches, cómics y juguetes. Además, su madre le quiere. Hizo un buen trabajo con su habitación porque era importante para ella. Por mucho que esté luchando contra su enfermedad, se preocupa de verdad por él y eso se refleja en su habitación".

Desafortunadamente para Martin, un centenar de habitaciones joviales no podrían compensar el terror del sótano. "Paul es dueño de una empresa de ropa, así que se ven viejos maniquíes ahí abajo que proyectan sombras. Además, hay un escrito críptico. Hemos visto eso en otras películas y queríamos hacerlo de una manera diferente, así que lo coloqué en capas encima de cosas como escaleras y ventanas y lo mezclé un poco, así que solo se puede leer en una dirección", cuenta Spence.

Cuando le pedimos que escoja el elemento más espantoso de la película, Heisserer considera que el sótano se revela como un serio contendiente. "¿Cuál es el mayor susto? Hay tantos que es difícil escoger uno. Diría que el momento en el que Rebecca y Martin hacen un descubrimiento bajo la casa", advierte.

Para realzar de principio a fin la inquietud general, "la cámara se movía desde abajo, desde el punto de vista de Martin, lo cual hacía que todo pareciera más grande, más siniestro e inquietante", explica Grey.

Naturalmente, uno de los mayores retos, dados los parámetros de la existencia de Diana e incluso el título de la película, era la iluminación. "La luz es una parte crucial de esta historia, así que hizo falta un montón de planificación para hacerlo bien", dice Sandberg. Igual de importante era su ausencia, ya que el director estaba decidido a no transmitir los tonos nocturnos azulados estándar que se usan a menudo en la pantalla que hacen los objetos claramente visibles, sino lo que denomina "auténtica oscuridad, en la que cualquier cosa podría estar ocultándose. Siempre siento que si hay zonas en el encuadre que no son completamente visibles, es más aterrador".

"En una película de fantasmas puedes tener espíritus desplazándose en tonos blancos con una iluminación fría, pero Diana es casi siempre una silueta", continúa. "No podemos hacer que ninguna luz le dé directamente, porque se habrá ido. En una escena con unos oficiales de policía, incluso los chispazos de los cañones de sus pistolas iluminan la habitación lo suficiente para que desaparezca cada vez que le disparan. El problema era siempre el mismo: ¿cómo iluminar un ente que no puede existir cuando hay luz?"

Sandberg y su equipo tuvieron que desarrollar su creatividad e inventar numerosas estrategias para redirigir las fuentes de luz y capturar a Diana rápidamente en los márgenes y en las zonas grises, de forma parecida a cómo los personajes de la historia se encuentran con ella. Todo aumenta la creciente tensión.

El maquillaje que ayudó a definir a Diana se dividía en tres niveles que la representaban en diferentes etapas de manifestación: de una silueta negra y fugaz al principio, a una ligeramente más detallada o a una exposición totalmente repugnante del aspecto que tiene realmente. Durante todo el rodaje, Alicia Vela-Bailey se puso un traje de cuerpo entero negro y texturizado creado por el diseñador de prótesis Matthew W. Mungle, junto con una peluca negra, maquillaje que le cubría las manos y la cara, y protección ocular ennegrecida que se asemejaba a las gafas que se utilizan en los soláriums, con pequeñas lentes a través de las cuales podía ver y que escondían sus ojos de la cámara. La "fase dos" significaba prótesis adicionales en un traje más esculpido, con restos de heridas y deformidades. La "fase tres" requirió aproximadamente siete horas de preparación y un equipo de hasta cuatro artistas de maquillaje de efectos especiales.

"Tuvimos la idea de hacer que su piel pareciera translúcida en ciertos lugares, revelando músculo y huesos, algo que hicieron maravillosamente", dice Sandberg agradecido. "Tiene dedos largos, prolongados. También acentuaron los huesos de su cadera y los codos para hacerla parecer más delgada. Es simplemente una chica siniestra, siniestra."

Marcar las fases de la transición paralela de Sophie fue más sutil, como comenta el diseñador de vestuario, Burke. "Comienza más compuesta, casi elegante, y a medida que su situación se deteriora vemos que también lo que hay en su armario se deshace".

Rebecca y Bret visten su ropa como una armadura, una declaración al mundo de que son duros. Es una ilusión, aunque Burke no la quiso llevar demasiado lejos. "La idea era que se mantuvieran oscuros y angulosos, usando colores negros y joyas características, pero no demasiado como para hacerlos inaccesibles", dice. "Rebecca tiene varios collares fuera de lo común, incluido uno de una artista llamada Caia Koopman que es un conejo-granada en una cadena".

"Crea una dicotomía entre su aspecto y su comportamiento. No puedes juzgar a alguien por su apariencia. Bret no parece el tipo de chico que moriría por vivir con su novia o hacer bocadillos para el hermano pequeño de ella, pero lo hace. Solo porque vistan de negro y escuchen death metal no significa que vayan a interiorizar ese aspecto. Quieren escapar de ello igual que todos los demás", comenta Alexander DiPersia.


Tendiendo la mano para alcanzarte
"Hubo más escenas de acción en la película de lo que pensábamos en un principio, porque vimos muchas posibilidades a medida que nos adentramos en ella", dice Sandberg. "Hay mucha gente volando y a la que lanzan contra las paredes. Dado que Diana es solo un ser físico en la oscuridad, todo lo que sostiene caerá inmediatamente al suelo cuando las luces se enciendan, y encontramos muchas maneras de jugar con eso".

"Una de las normas principales fue mantener los efectos visuales al mínimo, así que casi todo se hizo frente a la cámara", afirma Grey. Por ejemplo, una escena en la que Diana baja desde el techo para agarrar a Rebecca por su collar y levantarla, asfixiándose, en el aire, se realizó con arneses, cables y poleas.

"David tuvo la idea de usar el collar. Luego, a partir del momento en el que ya no podía sujetarlo, Diana alcanza con la otra mano el pelo de Rebecca. Conseguimos hacer eso con Teresa. La subimos un poco y la soltamos. Ella quería hacerlo, e hizo un estupendo trabajo. Mientras, Alicia estaba sujeta por un punto de anclaje en el techo de modo que pareciera que Diana estaba escondiéndose en la esquina, a horcajadas sobre las paredes. La idea era hacer saber al público que ella no tiene por qué aparecer a la altura de los ojos; podría estar en cualquier sitio", detalla el coordinador de escenas de acción Mark Norby.

Para una escena en la que Diana va tras Bret, hizo falta un doble de acción puesto que la altura era mayor, y había un aterrizaje brusco en lo que parece cemento pero que en realidad era espuma de alta densidad, y un aparejo especializado que ralentizaba la bajada del actor justo lo suficiente antes del impacto.

Entre las escenas favoritas del joven Bateman estuvieron sus dos escenas de acción. "En una tiraban de mi hacia debajo de la cama, y la otra vez me arrastraban hacia atrás", dice. "Fue divertido".

Los cineastas están de acuerdo. Para ellos, gran parte del trabajo en Nunca apagues la luz fue divertido, un trabajo increíble para auténticos fans del género, y confían en que los cinéfilos sentirán lo mismo. "No puedo imaginar cómo va a ser para el público. Si contuviste la respiración como hice yo durante los dos minutos y medio del corto, prepárate para llevar una bolsa de papel para respirar porque va a haber 90 minutos más de eso", afirma Heisserer.

"Hay muchos sustos interesantes y únicos en esta película. Creo que lo que el público puede esperar es un viaje emocionante, apasionante y original. Parte del equipo me dijo que vigilaban sus espaldas y al ir a casa tenían pesadillas, lo cual, en nuestro caso, es algo bueno", comenta Grey.

Al igual que sus colegas, que descubrieron por primera vez la idea de Nunca apagues la luz como una historia tremendamente popular en las redes sociales, James Wan reconoció su potencial para llegar a una audiencia más amplia a una escala mucho mayor. Pero le da el mérito a David Sandberg de la mirada y el potente concepto que hay en el fondo, que es lo que la hace tan especial. "Lo que ha hecho David con esta película es exactamente lo que me encanta: ser capaz de hacer la clase de películas que disfrutaba de niño; películas de terror divertidas, geniales, que son terroríficas pero entretenidas al mismo tiempo, y que te dejan con ganas de más".

Y quizás también te dejan con una perspectiva diferente de la naturaleza humana. "Creo que la película tiene el potencial para asustar a la gente porque el miedo a la oscuridad es en realidad miedo a lo desconocido, y eso es algo que todos compartimos. No sabes lo que se esconde ahí o si puede venir a por ti. Muchos de nosotros hemos tenido ese momento de apagar la luz en casa y pensar: ‘¿Es eso alguien de pie ahí en la esquina?’ Luego encendemos de nuevo la luz y vemos que no pasa nada, que es un abrigo colgado. Tras haber visto Nunca apagues la luz con público en proyecciones previas, estoy muy contento de comprobar cuánto se vuelcan, cómo saltan y a veces también se ríen", dice Sandberg.

"Quizá será como Tiburón, pero en lugar de tener miedo de meterse en el agua, la gente tendrá más miedo de apagar las luces", añade con un aire de malicia.