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  Premonición  (Solace)
  Dirigida por Afonso Poyart
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Premonición cuenta la historia de un agente veterano del FBI (Jeffrey Dean Morgan) y su joven y ambiciosa compañera (Abbie Cornish), que reclutan la ayuda de un analista civil retirado y huraño, el Dr. John Clancy (Anthony Hopkins), para que los ayude a resolver una serie de extraños asesinatos. Cuando los excepcionales poderes de intuición de Clancy, que adoptan la forma de visiones sumamente vívidas y perturbadoras, lo ponen tras la pista del asesino (Colin Farrell), el doctor no tarda en darse cuenta de que su don de clarividencia no es rival para los extraordinarios poderes de este escurridizo asesino y su misión.


Sinopsis 2
Cuando el agente especial del FBI Joe Merriwether (Jeffrey Dean Morgan) se ve incapaz de avanzar en la investigación de una serie de homicidios, decide reclutar la ayuda de su antiguo colega, el Dr. John Clancy (Anthony Hopkins), un médico y analista civil retirado. El huraño Clancy, que cerró su consulta y se aisló del mundo tras la muerte de su hija y la posterior ruptura de su matrimonio, no quiere saber nada del caso ni utilizar sus habilidades. Cambia de opinión cuando ve imágenes violentas y perturbadoras de la joven y escéptica compañera de Joe, la agente especial del FBI Katherine Cowles (Abbie Cornish) seguidas por lo que cree que es un mensaje personal. Cuando los excepcionales poderes de intuición de Clancy lo ponen tras la pista de un sospechoso, Charles Ambrose (Colin Farrell), el doctor no tardará en darse cuenta de que sus habilidades no son rival para los extraordinarios poderes de este asesino y su misión.


Sinopsis larga
Cuando el agente especial del FBI Joe Merriwether (Jeffrey Dean Morgan) se ve incapaz de avanzar en la investigación de una serie de homicidios, decide reclutar la ayuda de su antiguo colega, el Dr. John Clancy (Anthony Hopkins), un médico y analista civil retirado, cuya capacidad para ayudar a los investigadores en casos complicados con sus "visiones" lo convirtieron en un recurso muy valioso para su gran amigo Joe. El veterano agente le cuenta a su joven y ambiciosa compañera, la agente especial del FBI Katherine Cowles (Abbie Cornish), que el excepcional Clancy se cerró su consulta, dejó de trabajar para el FBI y se aisló del mundo tras la muerte de su hija y que espera poder convencerlo para interesarse por este caso. Katherine deja perfectamente claro a Joe que no cree en videntes ni clarividentes y considera que están perdiendo el tiempo.

Clancy no se muestra precisamente encantado de ver a Joe. No quiere saber nada del caso, ni de volver a utilizar sus habilidades. Joe le explica que se encuentra desconcertado ante los extraños asesinatos, entre cuyas víctimas no parece haber ningún vínculo y que no ofrecen ni la más mínima prueba forense, y ya no sabía a quién más recurrir. Joe insiste en que nunca había visto nada igual, y que el hecho de estar pidiendo ayuda al solitario Clancy no sirve más que para demostrar lo verdaderamente desesperado que está, pero no consigue convencer a Clancy. Cuando Joe y Katherine se disponen a marcharse, ella le pone a Clancy la mano en el hombro, lo que le hace ver unas imágenes sumamente vívidas y perturbadoras, pero Clancy no dice nada. Katherine deja el expediente del caso, con la esperanza de que Clancy lo revise y ofrezca sugerencias. Esa noche, mientras se encuentra solo, el doctor abre el expediente y vemos que despierta su curiosidad. La siguiente vez que aparece, Clancy se encuentra delante del FBI, esperando a Joe y a Katherine.

Clancy no aporta mucha información nueva cuando Joe y Katherine lo llevan a las distintas escenas de los crímenes y revisa los detalles de las víctimas: Peter Ward, 42 años, asesinado mientras disfrutaba de un puro y un brandy, Robert Ellis, un niño de 12 años asesinado mientras tomaba helado en un columpio, y Ethel Jackson, una mujer de 69 años, cristiana practicante, encontrada muerta en su mecedora mientras veía la televisión. Lo único que revelan es el elemento común que comparten todas las víctimas: el método preferido por el asesino para matar es una hoja de 12,7 cm de longitud clavada en la base del cráneo, en el cuello. Esta hendidura llega directamente hasta la medulla oblongata, una ejecución indolora. Cuando los llaman a la escena de un nuevo asesinato, el de Victoria Raymond, queda claro por los pétalos de rosa esparcidos alrededor de la bañera iluminada con velas y la herida de arma blanca en el cuello, que el asesino en serie ha vuelto a actuar. Solo que, esta vez, el agente especial del FBI Sloman (Matt Gerard) les dice que por fin tienen un sospechoso, el marido de Victoria, David Raymond (Kenny Johnson), que fue visto saliendo del apartamento, visiblemente pálido y afectado, alrededor de la hora en la que se produjo el asesinato.

Durante el interrogatorio, David niega tener nada que ver con la muerte de su mujer. Se queda consternado al descubrir que no se suicidó, sino que en realidad fue asesinada. Proclama su inocencia y Clancy le cree. De hecho, tras tener una visión en el apartamento al tocar a Victoria, y tocar algunos de los objetos de David, Clancy sabe que David tenía buenos motivos para creer que su mujer emocionalmente inestable podía quitarse la vida, pues esa misma noche había escrito y le había dejado una nota a su mujer. David admite que en esa nota confesaba haber tenido una aventura y decía que la iba a abandonar. Lo que David no llega a revelar, aunque Clancy lo intuye y se lo hace saber a los demás, es que David iba a dejar a su mujer por otro hombre, y que había contraído el VIH.

Clancy empieza a ver una relación: enfermedades crónicas o terminales. Ward sufría esclerosis lateral amiotrófica, mientras que Jackson llevaba tres años con un cáncer en remisión, señala que casi el 80% de todos los tipos de cáncer acaban por regresar y, cuando lo hacen, son más agresivos; Victoria Raymond se había visto expuesta al VIH. Joe, sin embargo, aporta un caso que contradice esa teoría: Robert Ellis. Clancy razona que, dado que pertenecía a la secta de la Ciencia Cristiana, es posible que, de estar enfermo, ni él ni sus padres lo supieran. Joe hace que Katherine lleve a Clancy a hablar con los padres de Robert.

El señor y la señora Ellis (Xander Berkeley y Sharon Lawrence, respectivamente) se sienten decepcionados cuando el FBI se presenta en su casa sin noticias de haber atrapado al asesino. Clancy y Katherine les explican que ha habido más víctimas y que el vínculo entre todas ellas puede ser algún tipo de enfermedad. Los Ellis protestan ante la idea, y les dicen a Clancy y los agentes que Robert era un chico sano, a lo que él responde que no pueden saberlo con certeza sin una autopsia. Los afligidos padres alegan que no pueden hacer pasar por eso al cuerpo de su hijo, dadas sus creencias religiosas. Clancy les cuenta su propia experiencia con el dolor cuando descubrió el linfoma mortal de su hija, además de presenciar la enfermedad en otros como doctor, viendo cómo "la muerte se extiende cada día por su interior", sin forma alguna de poder ayudar o intervenir. Finalmente aceptan cuando Clancy les asegura que una autopsia podría confirmar ese vínculo entre las víctimas y ayudar a atrapar al asesino.

Luego, durante la autopsia, Clancy recibe un fax. Al avanzar el proceso, los médicos encuentran un tumor cerebral del tamaño de un guisante en el lóbulo cerebeloso, con lo que se confirman las sospechas de Clancy sobre el asesino, sus poderes de clarividencia y sus motivos. Un conmocionado Clancy decide abandonar, y le explica a Joe que "es todo una trampa y estamos cayendo en ella. Estamos haciendo todo lo que quiere" y explica su teoría sobre las habilidades de clarividencia del asesino en serie. Luego, Katherine se encara con Clancy sobre su decisión de marcharse, y él le explica que las palabras que le dejó el asesino en la nota de casa de Ethel Jackson eran de la ópera de Puccini "La bohème" ("¿Quién soy? Le diré en dos palabras quién soy, qué hago y cómo vivo. ¿Me permite?"), que eran las palabras exactas que estaba oyendo cuando leyó por primera vez los expedientes del caso.

Katherine acusa a Clancy de abandonar porque ha encontrado al fin la horma de su zapato y lo reta a continuar. Él sin embargo cuestiona seguir adelante con la investigación al quedar claros los motivos del asesino y el vínculo entre las víctimas pues, según le dice a Katherine, las víctimas ya se están muriendo y lo que el asesino está haciendo es hacerles un favor al matarlas, ya que les ahorra muchos sufrimientos. Katherine no se puede creer que Clancy encuentre aceptable que un lunático juegue a ser Dios y, por muchos conocimientos o generosidad que el asesino pretenda poseer, no dejan de ser asesinatos. Clancy, que no quiere saber nada, procede a contarle a Katherine detalles íntimos y dolorosos sobre ella que nadie más podría saber. Cuando acaba, Katherine queda convencida de que el don de Clancy es real, y que sus poderes se están haciendo más fuertes, pero queda desolada por la información que ha desvelado y se marcha.

Joe alcanza a Clancy y lo convence para reincorporarse al caso, no solo porque han encontrado su primera pista, sino porque podría ayudar a Clancy a descubrir algo sobre sí mismo y sus propios poderes. Clancy protesta, ya que considera que el asesino les está tendiendo una trampa, pero decide continuar a instancias de su amigo, Joe. Cuando el sabueso de la agencia conduce a Clancy y los agentes hasta un taller de artista, encuentran a un sospechoso, Harp (Josh Close), y se produce un tiroteo. Joe recibe un tiro pero, cuando el sospechoso huye, insiste en que Clancy y Katherine lo abandonen para continuar la persecución. Los dos suben a un coche y siguen el taxi del sospechoso, que avanza a toda velocidad por las ajetreadas calles de la ciudad, pero ellos se valen de los poderes de Clancy para seguirle la pista. La persecución acaba con ambos coches estrellándose contra la parte trasera de un camión, el sedán de Katherine y Clancy se da la vuelta y patina sobre su techo. Aunque ambos salen indemnes del accidente, Katherine se ve obligada a disparar al sospechoso cuando éste apunta a Clancy. Clancy sabe al instante que no se trata de su asesino.

En el hospital, Clancy encuentra a Joe muriendo de sus heridas. Este le desvela a Clancy que es un enfermo terminal y que le diagnosticaron su cáncer de fase cuatro hace pocos meses –hecho que sabe sin ninguna duda que Clancy ya ha descubierto. Joe le dice a Clancy que quiere que intente "arreglar las cosas con tu mujer, Elizabeth" y entiende que su prematura muerte también formaba probablemente parte de los complicados planes del asesino.

Más tarde, en un bar, Clancy se sorprende al ver al desconocido (Farrell), el hombre de sus visiones, sentado frente a él. El desconocido le dice inmediatamente a Clancy que él es a quien buscan y admite haber tendido una trampa al enfermo terminal Joe para que le dispararan, pero explica que en realidad "le estaba ayudando". "Ahora la viuda podrá cobrar una generosa pensión federal por haber caído en acto de servicio", le dice el desconocido a Clancy, que nunca habría obtenido de haber muerto de cáncer (causas naturales) tras meses de sufrimiento. Le explica que hay mucha agonía y sufrimiento en el mundo y que con su don es capaz de detenerla antes de que empiece. Cree que, al matar de forma indolora a esa gente, les está ayudando a acortar su sufrimiento siempre que puede, y a proporcionar dignidad a los moribundos. Clancy no expresa su opinión sobre el asunto y, aunque Clancy intenta detenerlo, el desconocido se anticipa a sus actores y escapa.

Pese a la capacidad de Clancy para intuir cosas sobre el desconocido y alcanzar a ver atisbos del futuro, el escurridizo asesino siempre parece mantenerse un paso por delante, haga lo que haga. Tras la muerte de Joe, Clancy teme por Katherine y le dice que abandone el caso, pero ella está más decidida que nunca a detener al asesino. Sin que Katherine lo sepa, Clancy también lo está, y averigua la identidad del desconocido, Charles Ambrose, y qué es lo próximo que pretende hacer, así que vuelve a encararse con él en la suite de hotel de su siguiente víctima. Mientras los dos hombres se enfrentan, el asustado ocupante de la suite, Jeffrey Oldfield (Jordan Woods-Robinson), regresa a su habitación para encontrarse a los dos videntes en un punto muerto apuntándose con sus armas. Ambrose diagnostica la incurable y aún no detectada enfermedad de Oldfield y huye; Clancy informa a Oldfield de que ha sido envenenado y le urge a llamar a una ambulancia y tratar de vomitar, mientras se marcha en pos del asesino.

Los dos hombres se enzarzan en una persecución a pie, en la que Ambrose pone a prueba las habilidades de Clancy. Ambrose lleva a Clancy hasta el hospital en el que murió su hija y luego hasta la estación de tren de Ashland, donde le dice a Clancy que sabe que el doctor "ya había visto venir esto". Ambrose le explica que tiene que elegir: o Clancy mata a Ambrose, o Ambrose disparará a Katherine, que se dirige en esos momentos a la estación. Ambrose dice que él mismo es también un enfermo terminal y que quiere que Clancy continúe su obra. Sabe que Clancy vio sufrir una terrible agonía a su hija durante unos meses interminables y debe comprender el concepto de la eutanasia y de poner fin a la agonía de los moribundos. Clancy no queda convencido, y afirma que Ambrose no tiene derecho a arrebatarles un instante de tiempo, por doloroso que sea, a los moribundos. Además, pone a Ambrose en entredicho, ya que Katherine no se está muriendo.

Mientras el enfrentamiento entre ambos continúa, Katherine llega a la estación, y pasa entre la policía y el equipo SWAT, para subir al tren y llegar hasta Clancy. Ambrose insta a Clancy a que le dispare, mientras Katherine se acerca cada vez más, registrando cada vagón, avanzando hacia ellos. Cuando el asesino apunta a las puertas que Katherine atravesará en breve, se producen una serie de disparos. Clancy realiza un disparo y salta sobre Katherine cuando esta entra, tirándola al suelo. Al acabar los disparos, uno de ellos ha rozado a Clancy, que se da cuenta de que es su sangre la que ve en el rostro de Katherine, lo que explica al fin la perturbadora imagen que veía de ella desde el día que se conocieron. Katherine está ilesa y Ambrose muerto.

Más tarde, Katherine va a ver a Clancy al hospital, donde le pregunta si se plantearía trabajar con ella como compañeros. Clancy declina cortésmente la oferta, pero le dice que Joe estaría orgulloso de ella. Cuando Katherine se marcha, Clancy le entrega una carta para que la envíe por él.

Haciendo honor a su promesa a Joe, y optimista con respecto a su futuro, Clancy se reconcilia con su exmujer, Elizabeth (Janine Turner) en un parque. Ella está claramente encantada de verlo y entusiasmada por el tono de su carta que, según dice "era diferente a las demás" puesto que "era todo sobre el pasado". Clancy le dice a Elizabeth que piensa mucho en Emma. Ella ve que está listo para seguir adelante. Cuando Elizabeth le pregunta sobre su futuro, Clancy responde: "No sé, tú dirás", feliz para variar, ya que supuestamente no conoce el futuro. Mientras Clancy abraza a Elizabeth, vemos una última visión, un flashback del día en que murió su hija; y, entonces, no podemos evitar preguntarnos si Clancy no es tan diferente de Ambrose, al fin y al cabo.