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  Entre amigos  (Entre amis)
  Dirigida por Olivier Baroux
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Entre amigos (Entre amis) es la séptima película del director francés Olivier Baroux (Quiero ser italiano). El director reúne a los actores Daniel Auteuil (Caché), Gérard Jugnot (Los chicos del coro) y François Berléand (El concierto) para protagonizar a un trío de amigos de infancia, acompañados cada uno por sus mujeres: Mélanie Doutey (El Lobo), Isabelle Gélinas (Didier, mi fiel amigo) y Zabou Breitman (El ejercicio del poder).

Seis amigos, un barco, muchas cuestiones sin resolver y una inesperada tormenta. Entre amigos es una película sobre la amistad, la complejidad de las relaciones de pareja, los secretos, los remordimientos y los celos que de repente salen a la luz. Rodada en su gran parte en un barco, Entre amigos oscila entre la comedia y el drama, pasando por muchas situaciones límite que pondrán todos a la prueba. ¿Sobrevivirá la amistad a la tormenta?.


Filmografía Olivier Baroux
2007: Ce soir je dors chez toi
2009: Safari
2010: Quiero ser italiano
2011: Les Tuche
2012: Mais qui a retué Pamela Rose ?
2014: On a marché sur Bangkok
2015: Entre amigos


Entrevista con el director Olivier Baroux

P: Entre amigos es tu séptima película como director. ¿Cómo surgió la idea?

R: La idea de hacer esta película viene de Richard Grandpierre, que es, al mismo tiempo, el productor y el autor original del filme. Hacía ya tiempo que tenía ganas de volver a reunir en la gran pantalla a Daniel Auteuil y a Gérard Jugnot, al que conoce desde hace mucho, para que ambos colaborasen con François Berléand. Richard escribió el guion con Eric Besnard, con quien yo ya había trabajado en Quiero ser italiano. Así que al final no tuve más remedio que subirme al carro. Al principio, se barajó la posibilidad de que Richard dirigiese la película. Yo lo estuve animando durante mucho tiempo diciéndole que se trataba de una oportunidad muy bonita, pero, al final, tuvo la honradez de reconocer que no se atrevía a hacerlo porque el proyecto se le hacía demasiado pesado. Así fue como Richard me concedió el maravilloso regalo de dirigir Entre amigos.


P: ¿Qué era lo que tanto te atraía?

R: Lo hice porque el tema me llamaba mucho la atención. A lo largo de mi vida, he tenido la suerte de hacer varios viajes de este tipo en barcos pequeños del estilo, como uno inolvidable que hice con Kad en las Granadinas. Igual que le pasa a Gérard Jugnot en la película, en aquella época decidí dejar de fumar... ¡y aquello salió fatal! Desde que empecé a leer el guion supe que podría contar todo aquello añadiéndole además la promiscuidad en un barco, el problema de tener que quedarse en el mar durante días, el mal tiempo, la gente enferma a bordo o los que, como le pasa a Isabelle Gélinas en la película, prefieren estar fuera todo el tiempo haga el tiempo que haga. Todo se magnifica en un contexto como este. Durante los dos primeros días todo es maravilloso pero cuando nos damos cuenta de que todavía quedan seis días más, ¡puede llegar a ser una auténtica pesadilla! Más allá de la historia, tengo que decir que el aspecto técnico también me fascinaba. No siempre se tiene la oportunidad de poner en escena una tormenta...


P: Ese es otro de los aspectos más llamativos de Entre amigos; la parte espectacular de la que hablaremos más tarde y el espacio cerrado de estilo vodevil en el que se encuentran los personajes...

R: No cabe duda de que esos dos elementos me gustaban mucho, pero también me interesaba el poder hablar de la nostalgia. Tengo 51 años, una edad en la que se empieza a rememorar muchas cosas. Yo tengo viejos amigos como los de la película, ¡los típicos amigos de hace 30 años!, así que quería tratar el tema del tiempo que no se detiene y la razón o el modo por el que siguen siendo amigos a pesar de todo. También fue muy interesante imaginar cómo reaccionaría el grupo de amigos si uno de ellos se divorciase y les presentase a su nueva mujer, ¡mucho más joven que él! ¿Cómo podrían aceptar a una intrusa?


P: Por otro lado, está la metáfora de la tormenta; a veces, la amistad necesita un buen temporal para que sea duradera...

R: Es algo evidente, a pesar de que en este caso hayamos ido un poco más lejos. Por suerte, ¡las peleas entre los amigos no suelen ser tan gordas! Hay una escena bastante violenta que se desarrolla en torno a Richard, interpretado por Daniel Auteuil, en la que los personajes ajustan cuentas de manera muy intensa.


P: Supongo que el hecho de trabajar con actores experimentados también es una ventaja, ¿no?

R: Sí, y todos han aportado muchísimo a la película. Zabou Breitman, por ejemplo, ha tenido un papel muy importante para que no odiemos del todo a su personaje. Ha sido ella la que nos ha ayudado a dar con los matices precisos. Todos lo han hecho. Al principio, hicieron un gran trabajo en equipo, cosa que no siempre ocurre en todas las películas. Algunos actores prefieren dejarse llevar por el guión. En este caso, se plantearon muchas preguntas que ayudaron mucho en el desarrollo de la película.


P: Sin querer desvelar muchos detalles, háblanos del secreto de la producción de Entre amigos. ¿Cómo has encontrado la sintonía entre lo que ocurre en el mar de verdad y lo que se lleva a cabo en el estudio?

R: Antes del rodaje, visionamos y revisionamos bastantes películas, sobre todo la de Cuando todo está perdido de Robert Redford. ¡Y rápidamente nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo muy distinto a aquello! Así que decidimos tener un barco de verdad y una réplica un poco más pequeña que un velero en el estudio, sobre una plataforma que simulaba el balanceo. Además de en las escenas de tormenta, la maqueta fue muy útil para las secuencias más tranquilas que tenían problemas de iluminación. Cuando se rueda en un barco de verdad, entre la salida del puerto, la instalación del equipo, los cambios de escenas y de planos, y demás solo te quedan cuatro horas enteras al día para grabar. Y no es que no se pueda hacer, pero tardaríamos cuatro meses y eso era inviable con el presupuesto que teníamos. Por tanto, la maqueta del estudio fue fantástica aunque muy complicada técnicamente; tanto que, luego, hubo que añadir imágenes sintéticas del mar. Esto era algo que me preocupaba bastante, aunque me tranquilicé rápido al ver las proezas de Alain Carsoux de La compagnie des images que, justo antes de Entre amigos, acababa de firmar para hacer los efectos especiales de En solitario. En realidad, la parte de la comedia de la película es la más importante. La tecnología simplemente nos ayudó, durante siete semanas de trabajo, a hacer las cosas más espectaculares. En cuanto a las escenas del principio, como las de la llegada y la salida del puerto, se rodaron en Marsella en un velero de verdad durante tres semanas.


P: Me gustaría destacar brevemente la iluminación de la película, que está muy cuidada y conserva a la perfección la ilusión entre lo que es "real" y lo que es "falso".

R: La iluminación tiene el sello de Régis Blondeau, un gran director de fotografía que ha trabajado mucho para lograr una perfecta continuidad lumínica entre planos. Como por ejemplo, en la escena de la cena, que tiene planos en el barco de verdad y planos en el estudio.


P: Hablando del barco de verdad, ¿tus actores lo han pasado muy mal en el rodaje en mar abierto?

R: No, para nada. ¡Lo más difícil era el rodaje en el estudio! Se congelaron de frío cuando tuvieron que estar durante días recibiendo litros y litros de agua a 16 ºC... Para rodar la tormenta, ¡se lanzaban 1000 litros por cada ola! Así que fue sumamente molesto y, a pesar de eso, se adaptaron de manera extraordinaria y se divirtieron con todos los problemas que tuvo el rodaje. Y es que, además del agua y de los distintos tipos de máquinas que se usaban para bombearla, también estaban los ventiladores y el ruido infernal que hacían en plató.


P: Como director, entre tener que lidiar con los aspectos técnicos y no olvidar nunca el texto ni la escena, ¿qué ha sido lo más difícil?

R: La película la rodamos en dos partes. Por un lado, la comedia y, por otro, la tormenta. Esas escenas de acción estaban prácticamente coreografiadas. Los actores sabían exactamente lo que tenían que hacer y esto nos permitió "olvidarnos" un poco de aquello para concentrarnos en el aspecto técnico.


P: ¿Estás de acuerdo si te digo que Entre amigos es, sin lugar a dudas, tu trabajo mejor conseguido en cuanto a la dirección?

R: Bueno, te lo agradezco mucho, pero creo que se debe sobre todo a la historia. No es la clase de película en la que basta con ponerlo todo en escena, y yo tenía muchas ganas de rodar buenos planos de aquel magnífico barco y otros más complejos de la tormenta. Además, tuve la suerte de contar con todo el material necesario para darle cierta amplitud a la película. Creo que el hecho de tener solo un decorado, el barco, me obligó a ser más creativo.


P: Antes hablabas de Cuando todo está perdido para referirte a películas en el mar. ¿Viste alguna más antes del rodaje?

R: Sí, en concreto la de Master and commander de Peter Weir, que utilizaba una técnica diferente con una cisterna sobre una plataforma. El Cómo se hizo es apasionante. También vi Calma total de Phillip Noyce, que fue rodada al completo en mar abierto en un velero. En cuanto a documentación escrita, leí varios relatos de desventuras en travesías, como el terrorífico rodaje de Tiburón de Spielberg.


P: Hablemos ahora de los personajes uno por uno, empezando por Richard, interpretado por Daniel Auteuil.

R: Para empezar, el hecho de mencionar que haya podido trabajar con Daniel Auteuil ya me ha hecho sentir un escalofrío. Tuve la oportunidad de cruzármelo en el rodaje de La hija del pocero, en la que hacía de Kad, donde me dijo que le gustaba mi trabajo. Nos volvimos a ver otra vez en su casa y volvió a decírmelo, lo cual me gustó mucho.

Daniel es un gran actor de comedia. Empezó por ahí antes de tener la suerte de cruzarse en el camino de Claude Berri y de convertirse en Ugolin, algo que cambió por completo su carrera. Es una persona generosa, buena, simpática y creativa. Además, forma parte de una generación de actores que yo no conocía como director y es maravilloso trabajar con gente que tiene ese recorrido. Por poner un ejemplo, ni siquiera tuve que dirigir a Daniel en la escena en la que estalla. Lo hizo solito, sumido en una especie de locura. Richard, su personaje, es un tío que ha tenido éxito, que tiene mucho dinero y que ha invitado a sus amigos y a su nueva mujer a unas vacaciones. Lo único es que se ha divorciado justo ese mismo año y para no volver a la casa de siempre donde está su exmujer, alquila un barco. Él es un buen amigo de los de verdad, pero tener dinero supone un problema para sus amigos. Es difícil contentar a alguien cuando eres rico. Tienes que hacerlo con discreción, sin hablar de ello y corriendo el riesgo de que te lo reprochen. En un momento dado les dice: "Estáis celosos".


P: Gilles, interpretado por Gérard Jugnot...

R: Sin duda, es el más sencillo de los tres. Cuando le preguntan cuánto necesitaría para no tener que trabajar más, responde que "un millón", mientras que los demás están entre tres y cinco millones. Su único verdadero problema es dejar de fumar. En realidad, tiene otro problema más íntimo y grave que se descubre hacia el final de la historia. Un momento de su vida muy doloroso en el que sus amigos no estaban. Cuando lo cuenta, no lo hace a modo de reproche, sino como una simple confesión. Yo conocía un poco a Gérard, que nos había invitado una vez a Kad y a mí a un espectáculo de la Gala de la Unión de Artistas en el Cirque d'Hiver. Me encontré con una persona sencilla, bastante tímida a la que, al parecer, yo le gustaba mucho. Me dijo que sí a la película muy rápido porque creo que él también estaba entusiasmado con la idea de reencontrarse con su viejo amigo Auteuil en el cine.


P: François Berléand como Philippe...

P: A él lo conocía un poco mejor porque habíamos hecho juntos algunos sketches para su compañía en televisión. Lo había visto varias veces en el teatro, cuyo trabajo me pareció impresionante. También te digo que no ha sido el más fácil de dirigir en el rodaje. François tiene un humor bastante brusco y hemos tenido una especie de relación amor-odio durante seis semanas. Me encantaba nuestra forma de comunicarnos a base de: "Lo que tú digas, campeón" o "Que te acuestes, no tienes ni idea". Mientras que yo le respondía: "Muévete un poco, ¡abuelete!". Interpreta el papel de Philippe, un hombre a punto de resquebrajarse, especialmente con su temible mujer que gana mucho más que él. Para él es un verdadero sufrimiento porque sigue estancado en el modelo rancio en el que el hombre es el que trae el pan a casa. Cuando empiezan el viaje, está claro que es una pareja que está al final del camino...


P: Pasemos a las mujeres y empecemos por Mélanie Doutey en el papel de Daphné...

R: Hice mi primera película con Mélanie, Ce soir je dors chez toi, y es una actriz a la que adoro y que puede interpretar cualquier papel. Encontrarse con actrices así no es lo más habitual. Cuando le propuse hacer Entre amigos me pidió leerlo y, luego, trabajamos juntos su personaje. Ella, al igual que yo, no quería caer en el tópico de la "jovencita atolondrada que se ha casado con un tío forrado". Así que buscamos y encontramos esos pequeños matices que le han dado más profundidad a Daphné, como el ser oftalmóloga. Mélanie tiene 35 años ahora mismo, ya no puede, ni tampoco quiere, interpretar a más crías. Por poner un ejemplo, le hicimos un corte de pelo Bob que la hizo parecer más mujer. Luego también estaba el aspecto cómico y digamos que, sin desvelar tampoco mucho, Daphné no es que tenga mucha suerte a bordo del barco.


P: Zabou Breitman hace de Astrid...

R: Con Kad... Bueno, con ella hay una historia especial. Hace años, nos pidieron presentar el Festival de Cine de Comedia del Alpe d'Huez. Como podrás imaginarte, hicimos el payaso en el escenario y, cuando todo terminó Zabou vino a regañarnos como si fuese el colegio. Cuando me sugirieron su nombre para la película esperaba que no se acordase de aquello y, por suerte, ¡así fue! Ni siquiera hemos hablado nunca de ello.

Sobre el escenario descubrí a una actriz extraordinaria, así como a una directora que enseguida me brindó todo su apoyo y su total colaboración. Y tanto Zabou me ayudó, siempre aportando ideas y críticas constructivas como decía hace un rato. ¡Toda una suerte! Aparte, tenía que interpretar un papel delicado, él de Astrid, que es una mujer muy rica que trabaja en publicidad, que ha aceptado a duras penas hacer este viaje y que, además, es la mejor amiga de la exmujer de Richard. Está claro que, de entrada, ¡va a odiar a Daphné! En fin, es un personaje que se vuelve insoportable al cabo de un cuarto de hora pero que también esconde un problema real. Todavía quiere a su marido pero no se atreve a reconocerlo.


P: Y al fin llegamos a Isabelle Gélinas, que hace el papel de Carole.

R: Es una actriz a la que sigo desde hace mucho y en la que ya había pensado para otras películas. Una chica maravillosa, encantadora, que confía y se deja llevar por un director. Cuando hubo que meterse en el mar a 11 ºC, ¡fue la primera que se metió en el agua! El personaje de Carole es muy cercano a Gilles, su marido. A bordo, es toda una profesional del mar, lo que supone un descubrimiento para ella porque nunca antes había estado en un barco. Además, es la única que aprecia de verdad el viaje, que no deja de dar las gracias y de decir la suerte que tiene de vivir ese momento. Carole es superactiva y nada sin parar felizmente, lo cual pone de los nervios a Astrid.


P: Cuéntanos algo sobre Battistu, el comandante del velero. ¡Menudo personaje!

R: Al principio, era un patrón de barco yugoslavo, pero aquello no funcionó. La travesía tiene lugar en Córcega, así que su origen se impuso por sí solo. Como conozco muy bien aquella isla, no quería caer en el típico tío muy ligado a sus raíces. Quería un papel más profundo y me acordé de Jean-Philippe Ricci, al que había visto en Un profeta y en Mafiosa, y entonces lo tuve claro. Pero todavía faltaba que él aceptase interpretar un papel de comedia o, más bien, que se viese capaz de hacerlo. Hicimos algunos ensayos y salió redondo, desde el minuto uno. Jean-Philippe tiene un físico y una altura impresionantes, pero desde el momento en que se metió en el registro de la comedia, funcionó a la perfección como solía suceder con aquellos actores que venían de mundos más sombríos. Por otro lado, a pesar de que temía encontrarse con Daniel, François y los demás, todos lo aceptaron rápidamente, como una cooptación. Battistu es un personaje que tiene una autoridad natural y que, sin embargo, es dulce y le gusta tocar la guitarra por las noches en un puente. Es un chico afable que está un poco cansado de llevar continuamente a turistas al mismo sitio cada semana.


P: ¿Y cómo viviste tú este rodaje, tan difícil técnicamente, sobre todo teniendo que dirigir a un grupo de seis actores?

R: Sinceramente, al principio fue impactante, sobre todo al ver a todos esos grandes actores en mi propia película. Y eso también me permitió observarlos y fijarme en cómo funcionaban. A partir del tercer día, cogí las riendas de manera muy natural y tranquila. El día en el que me canse de trabajar con personas como Jugnot, Auteuil o Berléand, dejaré de dedicarme a esto.


P: La música de la película también es importante, pues lleva el sello de Martin Rappeneau.

R: Eso es. Se inspiró en el trabajo de Vladimir Cosma, partiendo de algo un poco más del estilo de la vieja escuela bastante nostálgico y que representaba muy bien el tema de la película, la amistad en el transcurso del tiempo. Le hice leer el guion y trabajó a partir del primer montaje. Ya había colaborado antes con Martin en Les Tuche y es un compositor que ha adquirido mucha amplitud y seguridad. Acaba de componer la música de Grandes familias, la nueva película de su padre, Jean-Paul.


P: Como ya hemos dicho al principio, Entre amigos ha sido tu séptima película en muy pocos años. ¿Tienes ganas de más o de tomarte un descanso?

R: Pues ya estoy con otra película, la continuación de Les Tuche que rodaré en Estados Unidos este verano, pero efectivamente, después sí que me tomaré un respiro. ¡Pero un buen respiro! Es decir, dos años para poder hacer otras cosas quizá algo más personales.


Los personajes según los protagonistas

DANIEL AUTEUIL: "Yo diría que Richard, mi personaje, se encuentra en una situación delicada al empezar esta aventura. Se encuentra en un momento de la vida en el que quiere conservar a los viejos amigos y, a su vez, que estos acepten a su nueva pareja. Es un hombre generoso que tiene ganas de compartir su felicidad y, al mismo tiempo, un hombre enamorado, entonces no tiene los pies sobre la tierra, algo que viene como anillo al dedo ¡ya que están a bordo de un barco! Me gustó mucho la idea de coger a un grupo de amigos de hace 30 años que siempre han pasado las vacaciones juntos en una casa, meterlos en un barco (lugar ideal para provocar una catarsis), añadir una tormenta de las buenas (que le da peligro a la situación) y ver qué pasa. Me encanta eso de poner a gente normal en situaciones insólitas. Se disfruta mucho al interpretarlo y al verlo, aunque puedo decir que, yo que pasé por algo así hace mucho tiempo, vivirlo no es una experiencia nada agradable. El rodaje me ha permitido reencontrarme con muchos antiguos compañeros de trabajo, excepto a Mélanie, a la que no conocía. Al final, esta experiencia de grupo de dos meses ha resultado ser muy agradable. Tengo recuerdos de grandes momentos de risa a pesar de las toneladas de agua que nos echaban encima. También creo que todos nosotros hace ya tiempo que superamos los problemas de ego y esas cosas, así que hemos trabajado como un verdadero equipo bajo la dirección de Olivier Baroux, un director que destila bondad y precisión por todos los costados. Siempre me ha interesado mucho el lado humano de la gente a la que voy conociendo; y el tema de la amistad, que es el el alma de la película, no es para nada algo teórico para él. Es una persona a la que aprecio mucho".

GERARD JUGNOT: "Gilles, mi personaje, es sin duda el más débil de los tres hombres, cuya amistad se remonta al colegio. Aparentemente es el más frágil, el más inocente y también el que menos éxito ha tenido socialmente. Es alguien que, al igual que los demás, tiene una herida en su interior que tendrá la oportunidad de exteriorizar gracias a este viaje. Es una historia que Richard Grandpierre me propuso. No solo ha producido la película sino que además ha participado en el guion. Su idea era juntar a viejos amigos poniéndolos a prueba dentro de un barco. Para mí, la escena clave está al final de la película cuando, uno detrás de otro, confiesan su verdad a los demás pidiendo perdón. Hay una pregunta que no desaparece en ningún momento: "¿Quién de nosotros se irá primero?". Es una pregunta que me da miedo cuando pienso en mis amigos y que afecta a todo ser humano que haya pasado los sesenta años: "Todo va bien, ¿pero cuánto durará?". Y me gustaba la idea de tratar el tema a través de la comedia porque, evidentemente, es una película en la que hay muchas risas, una comedia costumbrista en la que tienen que enfrentarse a un mundo inhóspito. Por otra parte, el guion está muy bien escrito, tanto para los papeles masculinos como para los femeninos, ¡algo que no pasa muy a menudo! La parte coral de la película no dejaba de recordarme a las aventuras que viví con mis compañeros de la compañía Le Splendid. Y luego la idea de trabajar con Olivier Baroux me gustaba mucho. Es alguien al que conozco bien y al que veo cada vez más curtido como director. ¡Eso es muy reconfortante! Bueno, también estaba la alegría de reencontrarme con algunos amigos como Daniel Auteuil, con el que no había rodado desde hacía 30 años y con el que recuperé ese tiempo perdido. O como François Berléand, con quien ya había trabajado en dos películas, o Zabou Breitman y Mélanie Doutey, a quienes conozco desde que eran pequeñitas. Y, por último, está el verdadero encuentro con Isabelle Gélinas, a la que no conocía antes pero que me gustaba mucho como actriz. Entonces es verdad que, para el director, reunir a un grupo de seis actores en un sitio cerrado como un barco es complicado. ¡No puede olvidarse de nadie pero sin favorecer tampoco a nadie! Para nosotros, los actores, es prácticamente una experiencia de teatro. Todos queríamos hablar, pero, a veces, una mirada o un silencio eran más eficaces que una crítica. Quizá sea difícil de entender para artistas más jóvenes pero para unos viejos petardos declarados como Daniel, François y yo, ¡es algo tan natural! Al final, tuve la sensación de estar haciendo un viaje en barco de verdad, a pesar de que la película no se haya rodado entera en el mar. Todos teníamos la sensación de formar parte del mismo barco, pese al ritmo y al cansancio, fue muy emocionante. En fin, la película hace realmente honor a su título: ¡Entre amigos!".

FRANÇOIS BERLÉAND: "La idea de rodar en un espacio cerrado me gustaba mucho porque nunca lo había hecho antes. Además, iba a volver a ver a Daniel, Gérard, Zabou, Mélanie e Isabelle, actores y actrices con los que ya había trabajado antes pero durante periodos de tiempo muy cortos. Esta vez, hemos pasado dos meses juntos. Los personajes que forman parte de este viaje tan agitado tienen que conocerse al milímetro y tengo que admitir que los seis hemos vivido un tiempo maravilloso, una experiencia real de grupo despertándonos cada mañana con ganas de ir a trabajar. Además, con el guion de la película fue fácil saber que habría muchas cosas con las que jugar en las miradas, en los silencios o en el ambiente. En Entre amigos, el que habla no tiene por qué ser el que tenga más cosas que decir. Philippe, mi personaje, es sin duda el que mejor se las apaña en cuanto a relaciones humanas se refiere. Está casado con una mujer horrible a la que sigue queriendo, ¡aunque ninguno sepamos por qué! Está claro que porque ha visto en ella algo que no quiere perder. Es un papel muy interesante que me conmovió y me interesó mucho. En el rodaje, Olivier Baroux hizo un trabajo magnífico ocupándose de sus actores sin olvidar el resto de aspectos técnicos de la película, tanto en el mar como en el estudio. Siento mucha admiración por él porque ha estado todo el tiempo muy centrado, tranquilo y agradable, incluso cuando yo soltaba alguna broma a tres centímetros de él. Soy consciente de que puedo llegar a ser muy insoportable en un plató. Jugnot dice que hago comedia jugando a desesperar a la gente. Olivier sabía desde primera hora lo que quería y el resultado es una prueba de ello. Para mí es impresionante por la calidad de la imagen de la película entre otras cosas. Se trata de un momento importante de cine. Para nosotros, los actores, ha habido momentos que han sido inigualables e, incluso, bastante difíciles físicamente, sobre todo por las escenas en el mar. Estábamos en pleno julio en Marsella, y cuando no eran las medusas era el mistral que racheaba con fuerza. El agua estaba congelada, las pasamos canutas. ¡Menuda pesadilla! Y eso sin hablar de las escenas de los balanceos durante la tormenta...".

ZABOU BREITMAN: "Para mí, ¡el papel de Astrid fue todo un regalo! Mis padres son actores y mi padre siempre me ha dicho: 'Los mejores personajes siempre son o unos hijos de puta o unos porculeros'. Me apetece mucho más interpretar un papel así que a alguien más afable y bonachón. Es tan divertido. Es como el principio del pez fuera del agua: todo aquel que vaya en contra ayuda a que las cosas avancen. Y, además, en el fondo, Astrid no es solo una "mala", sino que también es una mujer que está mal, que vive con un hombre demasiado blando y que evoluciona a lo largo de toda la película. Tuve la suerte de poder trabajar sobre el personaje con Olivier Baroux y me ha encantado colaborar con un director como él al que no conocía. Humanamente hablando, es una persona excepcional y con mucha nobleza. Me involucré al máximo, sobre todo porque hacer comedia cuesta mucho trabajo, así que quise darle algunos matices a mi personaje en las encrucijadas, en las discusiones, en el sarcasmo e, incluso, en las ocasiones en las que no reacciona. Llegamos a sustituir una respuesta mordaz por una simple mirada de Astrid que expresaba muchísimas más cosas. No queríamos excedernos con una supermala de la muerte. Describiría éste rodaje como algo idílico, como una gran bocanada de aire, un instante poco común. Y, por otro lado, la reconstrucción de la tormenta y el barco fueron como un juguete enorme para una panda de seis actores. Más o menos, nos conocíamos todos. Yo ya había trabajado con Daniel Auteuil en Je l'aimais, película en la que era directora, pero nunca había interpretado un papel junto a él y, definitivamente, es un tío al que adoro. Con Gérard Jugnot compartí un día de rodaje en Una época formidable y, en especial, una escena de teatro en Popkins en 1990. Isabelle Gélinas y yo nos habíamos cruzado varias veces, luego nos perdimos de vista y fue toda una alegría volverla a ver. Mélanie Doutey y yo habíamos trabajado juntas en Narco y Entre amigos no ha hecho más que reafirmar todas las cosas buenas que pensaba de ella. En cuanto a François Berléand, hacía años que queríamos trabajar juntos. Bueno, lo único malo fue aquella medusa que me picó en Marsella. Me salieron dos ampollas y tuve que seguir un tratamiento de cortisona".

MÉLANIE DOUTEY: "Daphné, es la pieza que no encaja en el grupo de amigos. Al ser la nueva mujer de Richard (Daniel Auteuil), al principio no conoce a nadie del viaje así que tiene que darse a conocer, y hacerse querer para que la acepten. Además, es una mujer algo más joven que las demás, muy simpática y con buenas intenciones. El problema es que Astrid (Zabou Breitman) la tiene entre ceja y ceja desde el primer momento, por lo que el enfrentamiento va a ser bastante violento. Carole (Isabelle Gélinas), sin embargo, se muestra amable con Daphné y, en cuanto a los otros dos hombres, ellos simplemente son felices al ver a su amigo feliz. Pero a lo largo de la historia, por mucho que se esfuerce en ser agradable y pacífica, y por mucho que intente resistirse a las provocaciones de Astrid, cuando la buscan, la encuentran. En cambio, la situación empeora realmente en el velero porque mi personaje es bastante torpe y, de hecho, no está mucho en su elemento. Conocía de antes a Zabou, que no tiene nada en común con su personaje, pero no conocía a Isabelle y ha sido una grata sorpresa. En general, el rodaje fue muy agradable. Tengo un muy buen recuerdo de los dos meses llenos de risas pero también de compañerismo. No porque las cosas hayan sido difíciles (hay cosas peores que estar a bordo de un barco en Marsella en pleno junio), pero a veces, en cuanto a la parte técnica, la situación se complicaba con toda la maquinaria y aquellas toneladas de agua que vaciaban sobre nuestras cabezas. Incluso seguíamos unidos en las situaciones más ridículas, de las que no dejábamos de reírnos, en las que Olivier nos sumergía en el agua... Olivier... con el que ya había trabajado en su primera película, Ce soir je dors chez toi, y al que estaba tan contenta de volver a ver ya que, además, se trataba de un proyecto muy diferente. No ha cambiado nada. Siempre tan considerado y escuchando nuestras peticiones y propuestas. Para él, había bastantes retos a los que enfrentarse en este rodaje: no solo estaba el aspecto técnico sino también el de reunir a seis actores con caracteres fuertes en un espacio cerrado. Y creo que ha salido del paso de manera extraordinaria".

ISABELLE GÉLINAS: "El recuerdo que tengo es el de una aventura inolvidable... Empezamos grabando la tormenta en el estudio, con escenas muy físicas y días de trabajo enteros empapados por las trombas de agua que nos echaban encima. Creo que desde el principio todo aquello nos unió, aunque no se tratase del Fitzcarraldo. Humanamente hablando, ha sido una experiencia magnífica. Y Olivier ha sido un capitán extraordinario, alegre y un ejemplo a seguir de templanza con un grupo que a veces se parecía más a unos campamentos. Entre amigos también es una historia de nuevos encuentros, como con Mélanie Doutey, que ha supuesto un gran descubrimiento para mí y con la que he trabado una bonita amistad. Conocía un poco a François pero el roce diario nos ha permitido tejer lazos muy fuertes que justo después, en la obra de teatro de Deux hommes tout nus, nos ayudaron mucho. Y, luego, cuando grabamos las tomas del barco en Marsella, teníamos la impresión de conocernos todos muy bien, y era algo muy agradable a pesar de lo helada que estaba el agua. En cuanto a Carole, mi personaje, es el vivo ejemplo de buena persona, siempre positiva y dispuesta a meterse de lleno en las cosas e ir a por todas. Es una mujer muy cariñosa capaz de animar a Gilles (Gérard Jugnot), su marido, cuando está a punto de venirse abajo. Ella es capaz tanto de tomar el timón del barco como de preparar pasta o traerles galletas a todos. Me gustaría tener más cosas en común con Carole. Al igual que ella, no me preocupo demasiado por las cosas (o soy capaz de no mostrarlo) y suelo ser bastante optimista, pero, para ser sincera, en las circunstancias en las que ella se ve envuelta, yo lo hubiera pasado mucho peor".


La prensa ha dicho
"Observar a estas parejas al borde de un ataque de nervios es muy entretenido. Nos reímos con ellos, sobre todo porque nos reconocemos a nosotros mismos. El trío Auteuil - Jugnot - Berléand funciona de maravilla. Y frente a ellos, las mujeres (Zabou Breitman, Isabelle Gélinas y Mélanie Doutey) no tienen nada que envidiarle". - (Isabelle Giordano, FEMME ACTUELLE)

"Una película sin pretensiones, agradable y divertida que aporta una frescura de bienvenida - perfecta antes de empezar el verano". - (Cassandra Arnold, LE BILLET)

"Una deliciosa comedia". - (LE FIGARO)

"Olivier Baroux firma una película muy divertida. (…) Un reparto explosivo". - (Emilie Leoni, TELE-LOISIRS)

"Un reparto perfecto, una comedia brillante rodada en un barco". - (Emmanuelle Gourvès, LE TÉLÉGRAMME)

"Una comedia agradable". - (Mickael Barbato, AVIS DU PUBLIC)

"Un reparto muy atractivo". - (Hugo Brown, UNE CINÉPHILE DANS LA VILLE)