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  Los exámenes  (Bacalaureat)
  Dirigida por Cristian Mungiu
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Cristian Mungiu
Cristian Mungiu es un escritor y director rumano nacido en Lasi en 1968. Antes de estudiar cine, trabajó como profesor y periodista en prensa, radio y televisión. Su debut en el cine, Occident, fue estrenada en la Quincena de Realizadores de Cannes en 2002 y fue un éxito de público en Rumania. En 2007, su segundo largometraje, 4 meses, 3 semanas y 2 días, fue galardonado con la Palma de Oro en Cannes. La película más tarde recibió varios premios como "Mejor Película del Año" de diversas asociaciones internacionales de críticos de cine. También ganó los premios de la Academia de Cine Europeo a "Mejor Película" y "Mejor Director". Volvió a Cannes en 2009 como productor, escritor y co-director con Historias de la Edad de Oro y como director y guionista en 2012 con Más allá de las colinas, ganadora de la Palma a "Mejor Guion" y "Mejor Actriz". Fue jurado del Festival de Cannes en 2013. Los exámenes es su quinta película.


Notas del director
¿Qué tipo de persona es Romeo Aldea?
Asumir que llega a los 50, para Romeo Aldea, sería bastante duro si no tuviera algunos de los compromisos con los que carga. Pero así son las cosas. Tal vez es como le criaron sus padres o como todo el mundo es a su alrededor. Tal vez es lo que los profesores le enseñaron; que este Romeo Aldea es lo que su mente, su alma y su corazón son capaces de hacer. Y una vez que asumió el primer compromiso, el segundo y el tercero llegaron con mayor facilidad.

Primero aceptas lentamente la idea de que el compromiso es parte de la vida y que, después de todo, hay diferentes tipos de mentiras, diferentes tipos de compromiso y todo tipo de situaciones. Bueno, si el mundo hubiese sido justo, tú habrías sido justo, por lo que si todo el mundo a tu alrededor hubiese respetado la verdad y la ley, tu habrías hecho lo mismo. Pero por desgracia la vida no es así, y no quieres ser un tonto y un perdedor. En la vida, tienes que ser flexible: para navegar entre situaciones turbias, para decidir en cada caso, lo que está bien y lo que no, lo lejos que estás dispuesto a llegar, qué acciones son aceptables para ti y dónde están los límites.

Y una vez tomas tu primera gran decisión, no hay vuelta atrás. No se puede pulsar el botón de volver a empezar de nuevo, este eres tú, tienes que seguir avanzando, para bien o para mal. Porque ahora hay complicidad entre tú y los que han sido testigos de tus acciones, los que te han ayudado. Ellos conocen tu secreto, ellos saben algo que va a estar escondido a partir de ahora, tal vez para siempre. Además, esta complicidad te hace prisionero de una red de conexiones, de comprensión, de reciprocidad, de culpa, de mentiras, una red que tendrás que arrastrar. No hay manera de escapar y no hay vuelta atrás, se convierte en una segunda naturaleza, parte de tu vida. De vez en cuando lo percibes, pero lo ignoras para poder seguir viviendo contigo mismo. Te dices: después de todo, las cosas no son tan dramáticas, no es el fin del mundo, no es como si hubiera matado a alguien, son cosas que pasan.

Y un día te conviertes en padre
Es ahí cuando empiezas a cuestionarte: ¿Qué debo decirles a mis hijos? ¿Para qué tengo que prepararlos? ¿Los guías por el camino que han tomado, o le incitas a seguir el camino correcto a cualquier precio, ya que su viaje acaba de empezar y todavía no le deben nada a nadie? Naturalmente, como padre, quieres lo mejor para ellos. ¿Pero qué es lo mejor para ellos? ¿Para qué mundo les estás preparando: para el que tu creciste o para el suyo propio? ¿Para el mundo real o por uno ideal? ¿Qué debes enseñarles: a luchar con todas sus fuerzas por sus propios intereses o para respetar a los demás y luchar por sus valores? ¿Justifica el fin los medios?.

Los patrones de pensamiento y comportamiento que se generalizan, se convierten en la norma que establece los límites éticos de una sociedad, incluyendo aquellas sociedades en las que todo el mundo se queja de la corrupción. Por supuesto, estamos hablando de la corrupción de otras personas, no la nuestra. Nos vemos a nosotros mismos de modo irreprochable. Te quejas de estar harto de vivir rodeado de mentiras, describes el engaño y la maldad como insoportables, pero tampoco haces nada en contra de ellos. ¿Qué puede hacer un individuo contra un mundo que se ha configurado de esta manera? ¿Puede una persona cambiar por su cuenta? No. ¿Podría uno al menos intentarlo? Cuando surge la pregunta, ya es demasiado difícil, demasiado tarde. ¿Podrían hacerlo nuestros hijos tal vez? Puede ser que sean capaces de intentarlo, pero ¿deberían los padres desear ese tipo de vida para sus hijos? ¿No queremos que nuestros hijos vivan felices y tranquilos, y esperamos que sea otro quien cambie el mundo, con todos los sacrificios que conlleva tal esfuerzo? ¿Por qué mi hijo debe ser el sacrificado?.

Sobre los distintos significados
Los exámenes es, principalmente, una radiografía del momento en que te das cuenta de que la mayor parte de tu vida ya ha quedado atrás. Ya has tomado las decisiones importantes y hasta aquí es hasta dónde has llegado. A menudo, la vida a esta edad no se parece nada a como la imaginabas cuando eras joven. Pero eso es todo, no hay mucho que se pueda cambiar ya. Sin embargo, hay algo que sientes que puedes hacer. Algo que dé sentido a todas las desgracias que experimentaste: salvar a tus hijos, enseñarlos bien, ayudarlos a tomar mejores decisiones de las que tu tomaste. Sin embargo, no es tan fácil decidir qué es lo mejor que decirles a tus hijos. Los exámenes es una historia sobre el compromiso y los principios, acerca de las decisiones y elecciones, sobre la individualidad y la solidaridad, y también sobre la educación y la familia, pero sobre todo del envejecimiento. Es la historia de un padre que se pregunta qué es lo mejor para su hija, si debe encajar en el mundo real o debe luchar por ser honesta y cambiar el mundo tanto como pueda.

Romeo Aldea se encuentra en un momento de su vida en que él puede sentir el movimiento de tierra debajo de sus pies. Él ya no es joven, pero todavía no es viejo. Su matrimonio se ha ido cayendo a pedazos, su madre es anciana y está enferma, su hija está lista para embarcarse en su propio viaje. Él se pregunta cómo será el mundo después de que su hija se vaya de casa, y cómo los próximos cinco, diez, veinte años de su vida van a ser. ¿Qué va a hacer ahora? No tiene ninguna respuesta y acaba experimentando una gran ansiedad y presión al lidiar con la rutina diaria y la supervivencia. Pero ¿está realmente viviendo? Y ¿qué puede hacer para advertir a su hija, para guiarla y que no termine en el mismo punto muerto cuando llegue a su edad?.

La historia de Romeo Aldea es también la historia de una sociedad y sus instituciones. ¿Existe una relación entre el compromiso, la corrupción, la educación y la pobreza? ¿Podemos educar a nuestros hijos de manera diferente a como nos educaron a nosotros?.

La esencia de la narración para una película de este tipo no reside en aclarar todos sus temas o significados, sino en no limitarlos demasiado. El lenguaje es siempre abstracto, la comunicación es siempre imprecisa, los detalles a veces transmiten tanto contenido como la historia general. La especificidad del cine reside precisamente en esos detalles que sólo se pueden percibir viendo la película: una actitud no traducible, una sensación incierta, un estado opaco de la mente, cosas que no se pueden poner en palabras.

¿Qué tipo de cine?
Los exámenes pertenece a ese tipo de cine que valora la realidad y el realismo. Por supuesto, no es un documental, sólo se utilizan acontecimientos de la vida cotidiana capturados en tiempo real, sin edición, para volver a organizar momentos que podrían haber pertenecido a la realidad; a una realidad más organizada y estructurada que la vida real.

La historia respeta la cronología de los acontecimientos, pero sigue siendo subjetiva, limitada a la perspectiva del protagonista. Sin embargo, su objetivo es hacer que entendamos lo que siente y lo que se pregunta, pero desde la distancia.

Lo que importa es la verdad de cada momento. Los propios puntos de vista del director sobre las cuestiones morales que la historia plantea, la interpretación del actor junto al estilo de grabación, nada debe distraernos de seguir el flujo de eventos y llegar a nuestras propias conclusiones acerca de la historia, los personajes, y los valores y creencias que son cuestionados.

Si la película lograra hacernos reflexionar sobre nuestras propias decisiones en la vida, la falta de veracidad o el arrepentimiento, sería algo maravilloso.

Hacemos películas para contar historias, hacer preguntas, para profundizar nuestra investigación del mundo que nos rodea. Pero hay muchas historias por ahí. Como realizador, es necesario preguntarse: ¿por qué elegiste esta historia en particular? Con suerte, porque en cierto momento en mi vida me parecía lo más importante que contar. Y me sentí obligado a decírselo a otras personas, porque creía que podía hablar con ellos sobre algo que realmente importa.