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  Los del túnel  Dirigida por Pepón Montero
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Arturo Valls (Rey Gitano, 8 citas) encabeza un reparto formado por Raúl Cimas (Retorno a Liliflor, Open Windows), Natalia de Molina (Cómo sobrevivir a una despedida, Vivir es fácil con los ojos cerrados), Manolo Solo (Tarde para la ira, La isla mínima, Carmina y Amén), Teresa Gimpera (Dos rivales casi iguales, El cor de la ciutat), Jesús Guzmán (Un Dios prohibido, El gran Vazquez), Enrique Martinez (Los Fantasmas de Goya, El Pato), Nuria Mencía (El patio de mi cárcel, Piedras), Neus Asensi (Torrente 5: Operación Eurovegas, Tú eliges), Manel Barceló (Las aventuras del capitán Alatriste, Grand Nord), Violeta Rodriguez (¿Qué fue de Jorge Sanz, Bajo las estrellas), Carmela Lloret (Cuéntame cómo pasó, Sin identidad), Alex Batllorí (Perdona si te llamo amor, Rec4), Marta Fernández Muro (Seis Hermanas, La que se avecina), María Jesús Hoyos (Olmos y Robles, Seis hermanas), Pol López (Polònia, Crackòvia), Abraham Fuya y Carles Arquimbau (Cuéntame cómo pasó, El cas dels catalans). Todos ellos dan vida a un grupo de supervivientes del derrumbamiento de un túnel que debe enfrentarse a la vida, después de sobrevivir a una catástrofe como esa.

Escrita por Pepón Montero y Juan Maidagán, quienes ya trabajaron juntos en la serie de televisión Camera Café, LOS DEL TÚNEL es algo más que una comedia al uso. En palabras de su director: "La comedia surge siempre de lo inesperado. Pienso que esa es la fuerza de esta película: un arranque insólito y una evolución inesperada".

Producida por Estela Films y Pólvora Films, cuenta con la colaboración de Atresmedia. Distribuida por eOne Films Spain.


Nota del director
Siempre he hecho comedia. No sé escribir otra cosa. Hay una definición por ahí que dice: "El mundo es maravilloso, salvo por algún pequeño detalle. Notar esos detalles es la comedia". Creo que solo me fijo en esos detalles.

La vida cotidiana está llena de esos detalles. No hay más que mirar. Con el tiempo, -junto a mi socio, Maidagán-, nos hemos "especializado" en eso, en sacarle punta a lo cotidiano. Camera Café fue el compendio de esa idea.

Esta película lleva el concepto al extremo y se pregunta qué ocurre cuando termina una película épica. ¿Cuánto dura la épica? ¿Cuánto tardan los personajes en convertirse en cotidianos? ¿Qué hay detrás de un héroe? Todo eso nos parece material de comedia. El otro tema de la película tiene algo que ver con la frase de Woody Allen, "la vida no imita al arte, sino a la mala televisión".

Últimamente, parece que es obligatorio ser feliz. Y es mucha presión. Además, se trata de un concepto de felicidad elaborado por manuales de autoayuda y series de televisión. Han puesto el listón tan alto, que es imposible alcanzarlo. ¿Qué pasaría si alguien lo intentara? Lo más probable es que se convirtiera en un desgraciado.

El estilo es realista. Solo así puede haber comedia. Cuando salen del túnel, entran en el mundo real. Cuánta más verdad tenga ese mundo, más fuerza va a tener la historia. La risa viene de la veracidad. En los últimos años, las series inglesas son las que han dado un paso adelante en esto de retratar la realidad. Series como The thick of it, Shameless o The trip. Planos desordenados, dispersos, casi como si cazaran a los personajes, en contraste con la planificación más clásica de películas como sería la "del túnel". Diferenciamos así las dos "películas".

La historia tiene tres partes y cada una requiere un acercamiento visual diferente. La primera es comedia casi clásica. Aquí no podemos evitar la herencia de Berlanga o de las comedias italianas de Monicelli. No solo por lo evidente, -el vodevil, lo coral, los diálogos-, sino, y en especial, por la recuperación de una figura en extinción: el protagonista pasivo, arrastrado por la circunstancias.

Entramos en el segundo acto y la cosa gira hacia una historia de obsesión y paranoia. El grupo deja de tener importancia y manda el punto de vista de Toni, su mirada. La obsesión y la paranoia han producido siempre mucha comedia. El más renombrado puede ser Woody Allen, aunque creo que estamos más cerca de Larry David o del George Constanza de Seinfeld, personajes sin mesura, que llegan al ridículo con total naturalidad.

Y por último, el tercer acto, que es cuando recuerdan qué sucedió en el túnel. La narrativa de los flashbacks ha evolucionado tanto, que pretendemos ir un paso más allá. Se trata de una conversación en la que cada uno recuerda su paso por el túnel. En una conversación, la gente se interrumpe, se replica, se contradice… Hemos reproducido eso con flashbacks, de manera que, al final, el conjunto, aunque desordenado, dé una idea de lo que realmente pasó en el túnel. Es una labor de guión y de montaje: conformar un puzzle de infinidad de piezas. La inspiración, y solo eso, viene de la libertad narrativa de dos grandes: Bob Fosse y Dennis Potter.

La comedia surge siempre de lo inesperado. Pienso que esa es la fuerza de esta película: un arranque insólito y una evolución inesperada.




Filmografía del director.
Aunque Pepón Montero empezó como director, la mayor parte de su carrera se ha dedicado a escribir. Trabajó durante tres años en Los Ángeles como director en publicidad, videoclips y documentales. Al volver a España, siguió como realizador y codirigió Los Megasónicos, Premio Goya al Mejor Largometraje de Animación.

A partir de ahí se dedicó a la escritura y solo ha vuelto a dirigir ocasionalmente: la obra de teatro Dos hombres sin destino, producida por Alex de la Iglesia, o la serie de televisión José Ramón.