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  La vaca  (La vache)
  Dirigida por Mohamed Hamidi
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Mohamed Hamidi (El director)
Nacido en Bondy el 14 de noviembre de 1972, Mohamed Hamidi siguió un camino algo atípico antes de iniciar su carrera cinematográfica. Empezó como profesor de Economía y Empresariales en Bobigny y dedicó su tiempo a la educación de jóvenes en los suburbios de Paris. De 2005 a 2006, trabajó como comentarista político para Canal Plus y fundó Bondy Blog. También trabajó como músico con Jamel Debbouze en 2006, componiendo la música para el Jamel Comedy Club. Su colaboración con Jamel le convirtió en director artístico de Producciones Kissman, la empresa fundada por el cómico. Después, fue director del Festival de Comedia de Marrakech, del que sigue siendo su director artístico. Asimismo, escribió el guión para el show en solitario de Jamel Debbouze, "Tout sur Jamel" y el primer show de Malik Bentalha "Malik se la raconte". Tras trabajar durante una temporada como director de teatro y de televisión, finalmente en 2013 Mohamed Hamidi dirigió su primer largometraje, MI TIERRA, una película personal que escribió junto a Alain-Michel Blanc sobre el tema de la identidad.


Entrevista con Mohamed Hamidi

P: ¿Puede resumirnos la película?

R: Un granjero argelino tiene tanto cariño a Jacqueline, su vaca, que su sueño es verla competir en la Feria de Agricultura de Paris. Cuando su solicitud de participación es finalmente aceptada, emprende (StrikeOut)el camino a Paris a pie junto a ella. Las personas que conoce por el camino se quedan impresionadas por su bondad, su inocencia y su humanidad.


P: ¿Cómo se le ocurrió esta idea?

R: Desde hace mucho tiempo quería hacer un road movie en Francia. Es un país que conozco bastante bien porque desde que tenía17 años y durante varios años, lo cruzaba de lado a lado por mi trabajo como supervisor de campamentos de verano. Cuando los niños de los suburbios problemáticos conocían a los granjeros y demás habitantes del entorno rural, se producían momentos extraordinarios que me conmovieron mucho. Un día Fatsah, a quien conozco desde hace 10 años, me habló de uno de sus tíos, un hombre apasionado por la agronomía y los fertilizantes. Su tío le solía pedir información sobre la Feria de Agricultura, ya que le habría encantado visitarla. Con LA VACA, he creado un cóctel basado en todo aquello. Creo que mi subconsciencia quedó marcada por LA VACA Y EL PRISIONERO que vi unas diez veces cuando era joven, así como por PEQUEÑA MISS SUNSHINE y UNA HISTORIA VERDADERA, dos road movies que me fascinan.


P: Hay tres guionistas en los créditos. ¿Cómo fue el trabajo entre todos?

R: Durante casi un año Alain-Michel Blanc y yo trabajamos en el borrador principal de la historia. Fatsah, que estaba al tanto del progreso del guión porque yo quería que interpretase el papel protagonista, nos ayudó con los diálogos. El personaje fue inspirado por nuestros padres, pero las palabras tenían que sonar bien cuando las decía y, como estábamos acostumbrados a escribir juntos, especialmente para el Festival de Comedia de Marrakech, el proceso fue realmente divertido.


P: Nos reímos mucho durante esta aventura, pero también nos conmovió. ¿Qué pretendías contarnos con las reacciones de las personas que se encuentran con Fatah?

R: A menudo, durante el proceso de escritura del guion, la gente decía que era demasiado ingenuo o que me inclinaba hacia el lado bueno de la historia, pero aún así, seguí ese planteamiento hasta el final. Cuando alguien con buenas intenciones y con una actitud positiva llega a un ambiente desconocido, cosecha lo que siembra. Quise que Fatah se encontrase con gente hospitalaria y de mente abierta con quienes tuviera posibilidad de comunicación. Con su gracia, simplicidad, falta de prejuicios y amabilidad, a Fatah se le permite decir lo que sea. Y la gente le adora por ello. Pienso que si un tío como éste fuera caminando por la calle hoy en día acompañado por una vaca, daría lugar a reacciones simpáticas. Sobre todo si es alguien como Fatah.


P: Fatsah Bouyahmed ya participó en MI TIERRA, su film anterior. ¿Pensó en él mientras escribía el guión?

R: Enseguida. Hay muy pocos actores que son capaces, como él, de transmitir humor, poesía y sinceridad al mismo tiempo. El otro elemento importante es que es poco conocido. El espectador medio tiene la impresión de que es un tío que ha salido de repente de una aldea con su vaca. Pero francamente, no fue fácil conseguir que fuera él. Cuando le explicábamos a los distribuidores o a los canales de televisión que queríamos hacer una película con un árabe desconocido atravesando Francia con una vaca... ¡tuvimos que pelearlo mucho!


P: Igual que en su primera película, nos da la impresión de que da mucha importancia a los personajes secundarios. Desde el periodista parisino a los agricultores, pasando por los artistas que actúan en las fiestas del pueblo ¡son todos excelentes!

R: Alain-Michel Blanc, con quien escribí mi primera película, me enseñó algo esencial: aunque un personaje secundario no aparezca más de tres minutos en la película, tienes que tomarte el tiempo suficiente para escribirle una biografía, detallar sus aspiraciones, de dónde viene, qué va a aportar al personaje protagonista y viceversa. Esto resulta muy útil como información para los actores. Durante su escena, para mí, un personaje secundario se convierte en protagonista.


P: ¿Por qué está la tierra de los antepasados omnipresente en sus dos películas?

R: Probablemente para recuperar el pasado que nunca tuve. Lo que me interesa hoy en día son mis raíces, mis padres y el trauma que la emigración representó para ellos. No quiero hablar de los suburbios de Paris, algo que ya hice bastante cuando ejercía de profesor en Bobigny o con el Bondy blog. Me resulta mucho más interesante presentar este personaje cómico, sencillo e ingenuo.


P: La escena donde Philippe, el conde, escribe una carta de amor de Fatah a su mujer es irresistible.

R: Anteriormente ya había abordado la relación padre-hijo, pero no la que existe entre hombres y mujeres. Las parejas en los pueblos de Argelia actúan de una forma muy modesta. Jamás tienen gestos de amor entre ellos, jamás se cogen de la mano y jamás se besan en público. No son para nada expresivos pero, por supuesto, sienten amor entre ellos. Siempre me sorprendió ver lo emocionalmente reservados que eran mis padres. Pero si te fijas en las canciones que escuchaban, por ejemplo las canciones de Oum Kalthoum, son canciones increíblemente románticas con un sinfín de letras diciendo, "Te quiero", "Te echo de menos", "Mi amor" etc. Esta paradoja aparece en esta escena que mencionas, mi favorita en la película, en la que Fatah dicta la carta a Philippe (Lambert Wilson) en su intento de recuperar a su mujer.


P: ¿Crees que LA VACA es también un film político?

R: A pesar de las apariencias, sí. Pero, como en una fábula, era importante para mí que esto sólo se insinuara. En estos tiempos problemáticos en los que algunas personas quieren oponerse a determinadas religiones y formas de vivir, quería demostrar que los individuos, vengan de donde vengan, pueden coexistir y compartir cosas a pesar de sus diferencias culturales, su estatus social o su religión. A mí me criaron con esa mentalidad. ¿Un ejemplo? Cuando Fatah, un musulmán practicante que reza tranquilamente a solas, ve una iglesia cristiana por primera vez, está encantado de entrar y visitarla. Como solía decir mi padre cuando estábamos de vacaciones, "Vamos a entrar a ver cómo es por dentro". Saludaría al cura y le haría montones de preguntas. Esta curiosidad, la simplicidad para intercambiar impresiones, esta especie de mentalidad abierta, es algo muy político y a la vez muy típico del personaje. Asimismo, Fatah observa las manifestaciones de los agricultores y ganaderos con sus pancartas, con las consignas en contra de las cuotas de leche, la desertización del campo... Él es un campesino argelino que llega a Francia con sus sueños y que descubre que la gente aquí también tiene muchos problemas.


P: ¿Por qué dice que en la televisión de Argelia solamente se ven hombres con bigotes?

R: Al principio, quería que él dijera: "¡Enciendes la tele y ves a Bouteflika! ¡Cambias de canal, Bouteflika! ¡Apagas la tele, Bouteflika! ¡Es la televisión Bouteflika!". Pero Bouteflika estaba muy enfermo y decidí sustituirle por el prototipo del político argelino: hombres con corbatas y bigotes Y así fue como se convirtió en "Televisión Bigotes". Es una manera de comentar que en Argelia no hay mucho lugar para el entretenimiento, ni para la información libre y diversificada. La mayor parte del tiempo, es la voz del gobierno expresándose. Afortunadamente, la prensa escrita es más abierta.


La vaca Jacqueline
Hicimos un auténtico proceso de casting que nos dio muchos problemas. Como no podía llevar una vaca francesa a Marruecos - donde rodamos las escenas que en la película se desarrollan en el pueblo de Argel - ni podía traer una vaca marroquí a Francia, tuvimos que escoger tres vacas idénticas, una para cada país y una de relevo, por si acaso. Cuando llevaba ya tres o cuatro años trabajando en la película y me había convertido en un asistente habitual a la feria de agricultura, donde veía centenares de vacas, ya tenía una idea en mente: Jacqueline debería ser del color marrón para ser creíble como una vaca argelina. La primera que escogí fue de la raza Jersey pero acompañando a Fatsah, no fue creíble. Era demasiado pequeña. Luego, me enteré que había una granja criando vacas Tarentaise en Marruecos y fui a verlas. Eran muy bonitas, más grandes y de un marrón mucho más oscuro. A partir de ese momento, hicimos el proceso de casting al revés. Elegí primero un bonito ejemplar Tarentaise en Marruecos y busqué su doble en Francia. ¡Habré visto unas 300 vacas en los Alpes! Las dos que finalmente escogimos las enviamos a Pierre Cadéac, un adiestrador de animales para el cine que vive cerca de Fontainbleau. Allí es donde se conocieron Fatsah y Jacqueline. Mientras tanto a la Jacqueline marroquí la estábamos empezando a engordar. Souad Lamriki, el productor marroquí de la película, la había confiado a los cuidados de un joven llamado Icham que, de alguna manera, también se encargaba de adiestrarla. El chico estaba loco con ella. Decidimos sorprenderle regalándosela el último día del rodaje ¡Estaba encantado!.


Entrevista a Fatsah Bouyahmed

P: Eres un desconocido en la pantalla grande, sin embargo, tienes el papel protagonista ¿Cómo ha sido la experiencia?

¡Absolutamente fantástica! Para mí ha sido un auténtico viaje a lo desconocido. ¿Cómo iba a reaccionar? ¿Me sentiría decepcionado? ¿Cogería un resfriado? Sin que lo supiera nadie, por mi cuenta estuve preparándome para este papel. Sabía que tenía que estar tranquilo, en forma y totalmente disponible. Soy actor, trabajé mucho con Jamel. Pero nunca me hubiera imaginado haciendo cine. Cuando empezamos, me di cuenta que esto también me gustaba.


P: ¿Cómo colaboraron en el guión?

Trabajé todos los diálogos con Mohamed. He estado interpretando mi personaje desde 1997. Antes le llamaba "mi joven padre" y era mi alter ego en Argelia. Cuando conocí a Jamel, yo trabajaba como cómico y de vez en cuando metía el personaje de mi padre en mis actuaciones: "Mi padre dice esto o lo otro."


P: ¿Se conocieron antes de trabajar en el cine?

Conocí a Mohamed a través de Jamel porque los dos trabajábamos para él. En seguida nos caímos muy bien. Le conté a Mohamed que en el pueblo, uno de mis tíos me dijo una vez: "¿Podrías traerme fotos de la feria de agricultura de Paris? Me encantaría ir un día para ver la maquinaria, los animales..." Esta historia le resultó tan divertida que le proporcionó la idea para LA VACA.


P: ¿Cuál fue el momento más impactante para usted durante el rodaje?

Fue cuando me encontré cara a cara con Lambert Wilson. Estuve aterrorizado durante tres segundos. Antes de eso, habíamos hablado mucho y habíamos ensayado, pero cuando llegó el momento de rodar, no sé qué me pasó que empecé a pensar "Mierda, es él" Todo ocurrió muy de prisa.

Existían muchas razones para estar impresionado. ¡Ha participado en tantas películas que es como si uno estuviera en la presencia del cine francés! Sin embargo, según íbamos rodando, se estableció una relación muy parecida a la que hay entre nuestros personajes.


P: Ha trabajado y ha improvisado mucho con Jamel. ¿Le sigue sorprendiendo?

¡Oh, sí! Para empezar, Jamel y yo utilizamos las mismas técnicas de improvisación. En el primer sketch que hice con él, en 2006, hice el papel del hermano de Zidane en Argelia y él me entrevistó. No nos habían presentado antes, y me puse delante de él frente al micrófono y comenzamos a hablar. Y así seguimos. Jamel siempre improvisa un montón. Cuando le leo algo que he escrito, dice, "Vale, es divertido pero a mí se me ocurre algo mejor." En la escena donde estamos los dos con Lambert Wilson, soltó una frase que no estaba en el guión y nos echamos a reír. Nos divertimos mucho juntos los tres.


P: Su personaje parece frágil y muy tierno...

Absolutamente. Este tipo de árabe existe, pero no le conocemos. Cuando está viendo LA VACA Y EL PRISIONERO, llora al ver que Fernandel tiene que abandonar a su vaca. Explica a Lambert que está preocupado, "Para ser árabe, soy demasiado sensible." En África del norte, los hombres tienen que estar firmes, ser fuertes. No tienen derecho a tener miedo, ni derecho a rendirse. A este personaje, por otro lado, no le avergüenzan sus lágrimas. Acepta y reconoce sus debilidades y dice, "Yo necesito a los demás." No le da miedo parecer ingenuo o tonto. Es muy parecido a mí.


Relación con la vaca Jacqueline
"¡Jamás había tocado ni había estado cerca de una vaca en mi vida! Como todo el mundo, había visto vacas, pero siempre desde el otro lado de la valla. Y jamás fui a La Feria de Agricultura. En el norte de África, no hablamos con los animales de la misma manera que hace la gente en Francia. No les ponemos nombres. Nos limitamos a llamarles "el perro", "la vaca", "el burro". No les hacemos caricias, ni nos acercamos a ellos. Por tanto, a la vaca marroquí le daban miedo los hombres. Sin embargo, al pasar tiempo con ella, observándola desde la distancia, mirándola de cerca, escuchándola respirar, podía discernir si estaba asustada, cansada o tranquila. Conocí a la vaca francesa en Fontainebleau. A Mohamed le pareció muy bella y, sobre todo, pensó que sería bastante fácil encontrar otra igual en Marruecos. Como quería que fuera "MI" vaca, pasé varios días cuidándola, dándola de comer, haciéndola caminar y parar cuando yo se lo decía. Poco a poco tuve la impresión de que hablaba conmigo. La gente se quedaba impresionada por nuestra relación. En la escena donde ella se queda atrapada en el barro, tuvimos que limpiarla con una manguera muy potente y me di cuenta de que a ella no le gustaba. Rodamos varias tomas, y en determinado momento, me di cuenta de que jadeaba mucho. Cuando empezó a mover la cabeza violentamente, me puse a su lado; cogí uno de sus cuernos en mi mano y me quedé concentrado pensando todo el rato, "Tranquilízate, tranquilízate". Su respiración empezó a ser más calmada y se puso algo más tranquila. Todo el mundo se dio cuenta. Lo que más me conmovió era que cuando rodábamos y estábamos a solas nosotros dos, nunca me quitaba ojo. Esta conexión es algo bastante difícil de explicar.


De donde surgió el nombre de Jacqueline
"En mi casa, en la época de los teléfonos fijos, cuando llamaban chicas, mis padres nunca recordaban sus nombres. Mi padre decía: 'Otra Jacqueline.' Para él significaba: "te llama una chica". Cuando Mohamed dijo que buscaba un nombre para la vaca, sugerí Jacqueline ¡y le gustó!.