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  Billy Lynn  (Billy Lynn's long halftime walk)
  Dirigida por Ang Lee
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"Desde Pi, he descubierto que, al hacer una película en 3D [hace falta] añadir no solo dimensión, sino también una mayor resolución, lo que supone un número de imágenes por segundo muy superior al que estamos acostumbrados. La experiencia no trata únicamente de ofrecer espectáculo, ni acción, sino también drama. Nuestra forma de ver las cosas, la forma en que queremos que los espectadores se involucren en la película, creo que es más personal. Es algo mucho más grandioso. Creo que el futuro es verdaderamente emocionante" - Ang Lee.

TriStar Pictures presenta con Studio 8, en asociación con LStar Capital y Film4 y Bona Film Group, BILLY LYNN, el innovador evento cinematográfico del director ganador de tres premios Óscar Ang Lee.

Con BILLY LYNN, Ang Lee redefine lo que es posible a la hora de hacer cine y de narrar historias, con el objetivo de sumir aún más a los espectadores en una experiencia cinematográfica avanzada. Con la ayuda de John Toll, director de fotografía ganador del Óscar en dos ocasiones, Lee emplea cámaras de tecnología punta para filmar en 3D nativo, alta resolución y un número de imágenes por segundo que parecía imposible hasta ahora y con el que hace historia. Eso le permite crear una forma de que los espectadores sientan el drama, al presentar las agudizadas sensaciones que los jóvenes soldados sienten en el campo de batalla y cuando vuelven a casa.

BILLY LYNN, basada en la alabada novela superventas de Ben Fountain, está narrada desde el punto de vista del soldado de 19 años Billy Lynn (el debutante Joe Alwyn) quien, junto al resto de los soldados del pelotón Bravo, se convierte en un héroe tras una angustiosa batalla en Irak y lo llevan temporalmente de vuelta a casa para que realice una gira de la victoria. Por medio de flashbacks, que culminan en el grandioso espectáculo del descanso de mitad del partido de fútbol americano del día de Acción de Gracias, la película va desvelando lo que realmente le sucedió al pelotón y muestra el claro contraste entre la realidad de la guerra y las percepciones de los americanos.

En su primera producción importante, Joe Alwyn interpreta a Billy Lynn. El reparto también incluye a Kristen Stewart, Chris Tucker, Garrett Hedlund, Makenzie Leigh, con Vin Diesel, y Steve Martin.

Producida por Marc Platt, Ang Lee, Rhodri Thomas y Stephen Cornwell. Sus productores ejecutivos han sido Brian Bell, Jeff Robinov, Guo Guangchang y Ben Waisbren. Jean-Christophe Castelli escribió el guion, a partir de la novela de Ben Fountain. El director de fotografía es John Toll, ASC. El diseño de producción ha sido obra de Mark Friedberg. Tim Squyres, ACE, se ha encargado del montaje. Mychael Danna y Jeff Danna han compuesto la música. El diseño de vestuario ha corrido a cargo de Joseph G. Aulisi.

La duración de la película es de 1 hora y 52 minutos.


De alabada novela a filme pionero
Aunque su desarrollo y utilización de avances técnicos puedan asegurar el lugar de BILLY LYNN en la historia del cine, es importante reconocer que sus logros están decididamente motivados por el drama de un relato cautivador y humano. La historia se basa en una novela que el productor Rhodri Thomas, de Ink Factory, leyó ocho meses antes de su publicación en Estados Unidos (se acabaría convirtiendo en finalista del Premio Nacional del Libro de 2012). "Un amigo mío, un editor, me dio el manuscrito y me dijo: 'Tienes que leer este libro. Te cambiará la vida'. Lo que resultaron ser palabras bastante proféticas. Lo leí mientras estaba de vacaciones y me encantó —tenía una magia especial que mostraba muy bien los tiempos que corren; estaba en contra de la guerra, pero muy a favor de los soldados, que es algo que me conmovió profundamente— y quería contar esta historia. Después de realizar unas cuantas averiguaciones, mi coproductor Stephen Cornwell y yo nos encontramos hablando con Ben Fountain, autor de la novela".

"Me pareció que reflejaba una época en la que todo el país estaba sumido en el trauma colectivo de la guerra de Irak", prosigue Cornwell, "una época que realmente no se había tratado, ni reconocido, ni sobre la que se había realizado ninguna reflexión. Y me pareció que, en el personaje de Billy Lynn, Ben había encontrado alguien por quien nos pudiéramos interesar y con quien pudiéramos simpatizar, para aproximarnos a lo que supuso vivir esa guerra. Pero, cuando nos pusimos en un primer momento en contacto, los representantes de Ben dijeron que era muy prematuro, querían esperar a que se publicara el libro. Así que Rhodri y yo nos desplazamos hasta Dallas y, tras pasar un tiempo con Ben, logramos convencerlo de que podía llegar a ser la película en la que se está convirtiendo".

"Así que Ink Factory se hizo con los derechos del libro en 2012", continúa Thomas, "y seguimos trabajando en él con Film 4, la sección dedicada al cine del canal británico Channel Four. Apoyan mucho el cine, les gusta asumir riesgos y, seis meses antes de publicarse, se arriesgaron con este material. Por suerte, el libro tuvo una acogida extraordinaria. Entonces, empezamos a trabajar en el guion. Con ese guion, en 2013 empezamos a colaborar con TriStar, de hecho, ellos acudieron a nosotros, porque a Tom Rothman, que en aquella época dirigía TriStar, le encantaba el libro, que ya se había publicado por entonces. Cuando Ang Lee aceptó dirigir la película, nos sentimos entusiasmados, no podíamos imaginar a nadie más para contar esta historia con tanta sinceridad y sensibilidad. Lo que no nos podíamos imaginar era que iba a convertirla en un espectáculo en 3D con un elevado número de imágenes por segundo, lo que, aunque nos sorprendió, aceptamos encantados al instante, después de habernos quedado completamente alucinados al ver 'La vida de Pi'. La visión de Ang para la película era totalmente la adecuada desde el principio, es un director visionario que vio en el material la posibilidad de crear una experiencia emotiva, en la que poder sentirse inmerso, de la forma más novedosa posible".

El productor Marc Platt recuerda recibir "una llamada un día de Tom Rothman, que decía que tenía un proyecto muy especial, con Ang Lee como director, y 'no sabemos muy bien cómo sacarlo adelante'. Ang es alguien a quien siempre he tenido en la más alta estima como cineasta, en los tiempos en los que yo trabajaba como ejecutivo de producción y presidente de Universal Pictures, hicimos una película juntos llamada 'Cabalga con el diablo'. Así que, en cuanto mencionó a Ang Lee, por supuesto que me interesó. Me pidió que leyera primero el guion y luego la novela. Así que primero leí el guion y me quedé inmediatamente impresionado por lo que vi como la importancia de la historia, que rendía homenaje a nuestros soldados al explicar realmente que ninguno de nosotros entiende de verdad cómo es en realidad la experiencia de un soldado. Tan solo podemos proyectar lo que creemos que es. Y que la mejor forma de honrar a nuestros soldados es, de hecho, comprender que están haciendo su trabajo y que no son más que soldados. Y darles la distancia, el respeto y el espacio para honrar esa experiencia de un modo que es muy particular para cada uno de ellos. En esta historia concreta, nuestro grupo de soldados se ve trasladado de vuelta [a los Estados Unidos] para que les rindan homenaje por sus heroicos actos. Para ser trofeos, por decirlo así".

"La génesis de la novela", explica el novelista Ben Fountain, "comenzó en 2004, durante un partido de fútbol americano de los Cowboys [de Dallas] el día de Acción de Gracias. Fue tres semanas después de las elecciones generales en las que George W. Bush venció a Kerry. Sentí que no entendía a mi país. Entonces, recibimos a unas cuantas personas en nuestra casa por Acción de Gracias. Teníamos el partido puesto. Llega el descanso y estoy sentado en el sofá. Y todos los demás se levantan, porque nadie ve la actuación del descanso. Pero me quedé y empecé a verla, pero a verla de verdad. Y es muy similar a como lo recojo en el libro: una mezcla surrealista y bastante psicótica de excepcionalismo y patriotismo estadounidenses, música popular, porno blando y militarismo: muchos soldados sobre el terreno de juego con banderas estadounidenses y fuegos artificiales. Pensé: 'esta es la mayor locura que he visto en mi vida'. Pero a todos los demás les pareció bien, los presentadores de televisión y todos los allí presentes, un día normal y corriente más en los Estados Unidos. Como había muchos soldados en el campo en ese momento, me pregunté cómo se sentiría uno al ser un soldado que ha estado en combate y lo llevan de vuelta a los Estados Unidos para meterlo en una situación tan artificial. ¿Qué le haría eso a tu mente? Quería que el lector se sintiera como si estuviera en la piel de Billy. Y creo que eso es también lo que intenta hacer Ang".

"Adaptar la novela", aporta Stephen Cornwell, "supuso un gran reto. Y como toda adaptación, fue evolucionando. Una de las grandes cuestiones era cómo colocar a Billy en el centro de la historia. Cómo encontrar una forma de crear este personaje que, en la novela, atrapa al lector con su monólogo interior. ¿Cómo haces funcionar eso en la gran pantalla? ¿Cómo sitúas a ese personaje, sus experiencias, sus observaciones y su punto de vista en el centro de la historia sin recurrir a una narración, algo que no queríamos hacer? Así que, a lo largo del proceso de adaptación, intentamos encontrar la mejor forma de expresar el punto de vista de Billy: ¿Cómo plasmas esa experiencia en primera persona en un contexto cinematográfico? ¿Cómo haces evolucionar el lenguaje cinematográfico y la forma de experimentar el cine de manera que nos permita meternos en la mente de Billy y realizar este viaje con él?".

Al principio, fue la historia de Billy Lynn lo que cautivó a Lee, su viaje literal y emocional y la complicada yuxtaposición de la glorificación de los héroes de guerra que regresan a casa con la horrorosa naturaleza de la guerra que han librado. Era la clase de historia que le pareció que se prestaba a un nuevo enfoque cinematográfico al que había estado dándole vueltas, uno que podía hacer que el espectador conectara realmente con Billy Lynn de una forma orgánica, que le hiciera sentirse inmerso; el equivalente cinematográfico al monólogo interior en primera persona del libro.

"'El eterno intermedio de Billy Lynn' era un libro apasionante. Sus observaciones sobre lo absurdo del recibimiento por todo lo alto que se encuentran esos soldados al volver a casa, la yuxtaposición de esa extravagante celebración de su heroísmo intercalada con su servicio en el campo de batalla en Irak, la ironía de esas dos experiencias una junto a otra, es como una especie de examen existencial de lo que es real y lo que no, ese contraste posee una especie de cualidad zen que me fascinó. También me atrajo la situación de la narración, ese espectáculo del descanso del partido para celebrar al soldado en 2004, yuxtapuesto con la batalla real; el drama, el conflicto, una especie de historia iniciática de un joven soldado que tiene que afrontarlo todo. Era un material excelente con el que utilizar esta nueva tecnología que me había estado planteando para atrapar verdaderamente al espectador. Para mí, cuando veo películas, es como si estuviera viendo la historia de alguien desde cierta distancia. Lo que espero con esta tecnología es que permita un mayor grado de intimidad, que transmita realmente los sentimientos personales de un joven soldado con sentimientos encontrados. Por eso lo llamo 'nuevo cine', porque es una nueva forma de hacer, ver y experimentar una película, que parecía perfecta para este proyecto. Es una forma estupenda de poner a Billy Lynn en el centro de ese espectáculo del descanso del partido que resulta sumamente dramática y un modo muy interesante de examinar la humanidad y nuestra sociedad. A mitad aproximadamente del libro, ya sabía que quería hacerlo", afirma Ang Lee.


La pionera tecnología del 'nuevo cine' de Ang Lee - 3D/4K/120 FPS
El uso que hace Ang Lee de esta nueva tecnología crea una experiencia absorbente ideada para permitir a los espectadores experimentar a fondo el viaje emocional, físico y espiritual de Billy Lynn de una forma personal que lo abarca todo de una manera profunda.

"La película explora cuál es la realidad de su experiencia para un soldado, Billy Lynn; la tecnología nos permite plasmar cómo la escucha, cómo la ve", aporta el productor Marc Platt. "Esta historia concreta es muy adecuada para el uso de esta tecnología. Según la escena, el mundo se puede mostrar de forma hiperreal, manipulando el número de imágenes por segundo, o se puede suavizar un poco para que se parezca más a una película normal. Cuando la gente habla con Billy, sobre todo si es un momento íntimo en primer plano, su línea de visión se dirigiría directamente a la cámara, lo que no es nada común. Cuando es la perspectiva de otra persona y vemos a Billy, es una línea de visión más tradicional, un poco hacia un lado. El efecto que se consigue con eso, sobre todo con una velocidad de imágenes por segundo elevada, es que cuando alguien mira directamente a la cámara, te encuentras en el espacio de Billy, viéndolo y oyéndolo todo tal como lo hace él y lo sientes de una manera intensa y visceral. O si Billy se siente distante de cuanto lo rodea, si oye lo que se está diciendo pero no lo procesa o se siente a la defensiva al respecto y está en las nubes, nos permite aislar a Billy, creando una sensación de subjetividad, y es como si los espectadores estuviéramos sentados con él mientras se proyectan cosas a su alrededor. Estas no son más que algunas de las cosas que se están desarrollando, junto con la velocidad elevada de imágenes por segundo y la alta resolución, que harán de esta película una experiencia cinematográfica especialmente singular".

"Lo que resulta tan emocionante del proceso", explica Stephen Cornwell, "es que Ang se sintió fascinado por encontrar una forma de explorar un nuevo lenguaje en el cine, con la velocidad elevada de imágenes por segundo, las tres dimensiones, no solo por los efectos especiales, sino para definir realmente una manera de contar una historia emotiva que gira en torno a los personajes, adoptando las nuevas tecnologías como una herramienta para crear una forma completamente nueva de narración cinematográfica".

El enfoque de Lee crearía retos logísticos y tecnológicos que no se habían afrontado nunca en una película tradicional, el equipo tuvo que crear un nuevo léxico cinematográfico por necesidad, cada día de rodaje y hasta la misma posproducción, pero siempre al servicio de la historia. Y ese uso prudente de este nuevo enfoque le permitió explorar cambios de dimensión, de velocidad de película y de perspectivas con herramientas totalmente nuevas. La película incluso montó su propio laboratorio en Atlanta para procesar grandes cantidades de datos, puesto que Lee y Toll dependían invariablemente de dos cámaras filmando a una velocidad cinco veces superior a la normal, con el doble de datos pasando por cada una de esas cámaras. Eso suponía generar a diario una cantidad de datos para almacenar veinte veces superior a la de una producción de Hollywood normal de gran calidad.

Antes siquiera de que las cámaras empezaran a rodar, Lee sabía que iba a entrar en territorio inexplorado, pero aun así creía que era la mejor forma de contar la historia de un modo que resultara auténtico.

"Me interné en un nuevo mundo con esta película", asegura Lee. "El uso de la velocidad elevada de imágenes por segundo y del alto rango dinámico proporcionará, espero, una oportunidad única de sentir las realidades de la guerra y la paz desde la perspectiva del protagonista. No se trata de una declaración política, sino más bien de una oportunidad de experimentar lo que hacen los personajes a nivel humano y emocional. Pensé que, si sacas a una sección de soldados del campo de batalla, para meterla en este espectáculo del descanso del partido del día de Acción de Gracias como una especie de celebración del valor, les daría un ataque. La diferencia entre los actos heroicos que la gente proyecta en ellos y sus experiencias en el campo de batalla, donde todo es caos, una lucha por la supervivencia... el nivel de adrenalina es extraordinario. Esas dos experiencias antitéticas contrapuestas parecían la forma perfecta de explorar este nuevo cine. No tenía un nombre propiamente dicho para referirme a él pero, al principio, pensaba que el mayor número de imágenes por segundo para ver en 3D con mayor precisión la verdad es que podría servir para explorar lo que el formato digital podría hacer para transmitir la condición humana. La forma en que nos vemos unos a otros en la vida, la forma en que captamos matices unos de otros, es muy distinta a cómo nos ha retratado el cine. Así que este enfoque parecía una forma directa de transmitir la sensación del soldado, cuando vuelve a lo que nosotros denominamos vida normal. Fue muy dramático e inspirador, y sabía que sería muy difícil, tanto desde un punto de vista tecnológico como artístico. Pero me gustan los retos y probar cosas nuevas", asegura Lee.

"Esta película fue todo un reto en muchos aspectos", agrega Platt. "Tuvimos retos logísticos —buena parte de la misma está ambientada en un estadio y necesitábamos otra localización donde rodar las secuencias bélicas. El tono también fue un reto. Y encima de todo eso, por supuesto, estaba la intención de Ang de emplear una tecnología que no se había usado hasta la fecha en la historia del cine, que era rodar la película a una velocidad de 120 imágenes por segundo, a una resolución de 4K y en 3D, para explorar realmente esa tecnología y crear un vocabulario, una gramática cinematográfica, utilizando esa tecnología para contar una historia concreta, nada de lo cual se había hecho nunca antes. El vocabulario no se había inventado. De hecho, se iba creando cada día en el set de rodaje".

El nuevo cine de Lee, agrega Cornwell, tiene el potencial para hacer avanzar esta expresión artística de una forma audaz. "Creo que lo que resulta interesante es cómo haces evolucionar el cine", opina Stephen Cornwell, "cómo hablas a una generación más joven, en un espectro más amplio, cómo mantienes el cine fresco y original. En ciertos aspectos, el lenguaje del cine no ha evolucionado realmente en cien años. El número de imágenes por segundo ha sido el mismo. La forma en que las cosas se interpretan, se dicen y se construyen, y la forma en que se desarrolla la narración es algo que todos hemos llegado a aceptar como normas. Y lo que Ang ha hecho es preguntar cómo podemos hacer evolucionar el lenguaje cinematográfico para mantenernos relevantes, diferenciados y únicos en la era posdigital, en una era en la que el cine se está estancando, en la que la forma de narrar historias se ha vuelto muy familiar. Para ello, tenemos que cambiar el modo en que la gente experimenta el cine, y eso es lo que pretende Ang, lo que todos pretendemos con esta película. Está por ver cómo reaccionará la gente. Personalmente, creo que va a ser una experiencia extraordinaria y reveladora".

El elevado número de imágenes por segundo y la consiguiente claridad cristalina de la imagen que capta afectó a todos los departamentos, incluidos los actores.

Garrett Hedlund recuerda que "la primera vez que me reuní con Ang, me dijo: 'Tienes que entender estas cámaras, hemos estado haciendo pruebas con ellas. Esas 120 imágenes por segundo no se parecen a nada que haya visto antes. Revolucionará la forma de hacer cine a partir de ahora. Todo está tan claro, que puedes verlo todo, aunque esté a tu espalda. No puedes actuar. Si intentas actuar, lo notaremos'".

"Nunca había rodado una película de acción real en alta definición", aporta Steve Martin. "Nunca había rodado una película de acción real en 3D. Y es sencillamente extraordinario, la claridad y la escala de todo. Cuando Ang Lee me dijo que era un drama y era en 3D, inmediatamente pensé: '¡Qué gran idea!'. Y [la película] gira verdaderamente en torno a los personajes. Algunas de las películas que he hecho giraban en torno a los personajes y la comedia y los personajes y los chistes. Esta gira de verdad en torno únicamente a los personajes y a la sincera interacción con otros personajes. Ang ha estado muy diligente a la hora de expresar que no puede haber nada falso en la interpretación, ya que no puedes esconderte. Y creo que capta y muestra mucho de todos nosotros. Ang ha estado estupendo a la hora de expresar las escenas, las escenas dramáticas, las escenas de acción, es un honor para mí estar aquí después de tantos años".

Tim Blake Nelson, que aparece en una escena clave en el Lone Star Dome en el día de Acción de Gracias, señala las exigencias técnicas de la iluminación del filme. "El set está inundado de luz. Por el número de imágenes por segundo y las 3D, la cámara devora información; tiene acceso a muchísimos detalles, así que para grabarlos todos, hay que arrojar mucha luz sobre esos detalles. Estamos acostumbrados a que la luz sea diferente cuando llegas a un set de cine —la luz suele contenerse, pero esto es lo contrario, porque la cámara devora todo cuanto tiene por delante. [El director de fotografía] John Toll y su equipo han tenido que llenar de luz el set y eso resulta muy diferente. Ang está utilizando 3D en un drama para explorar la espectacular acción que tiene lugar en el interior de la mente humana. Eso es lo que lo hace tan emocionante. Está utilizando la tecnología para acercarnos más, para meternos en el cuarto con los personajes, y lo está llevando aún más lejos porque buena parte de la película se cuenta desde el punto de vista de su personaje principal, así que está dándole la vuelta a la cámara y ofreciendo auténticos planos subjetivos en 3D. Así que eres Billy Lynn, el personaje central, y, como espectador, te sientes inmerso al verlo todo desde su punto de vista. Te vas a sentir como si estuvieras en el cuarto con él y los personajes que se meten en tu espacio. Creo que es potencialmente revolucionario y podría cambiar nuestra forma de ver el drama cuando acudimos a una sala de cine".

Lee ya tiene experiencia, por supuesto, con efectos visuales elaborados, creados para ayudar a contar una historia emotiva, la más reciente de ellas en "La vida de Pi". El supervisor técnico Ben Gervais (cuyos créditos anteriores incluyen "La invención de Hugo", "La leyenda del samurái (47 Ronin)", "Pacific Rim" y "X-Men: Días del futuro pasado") describe cómo el trabajo de Ang Lee en "La vida de Pi" condujo a la innovadora tecnología de BILLY LYNN. "Ang vio que había necesidad de avances. Trabajó con las 3D [en "Pi"] pero no le gustó cómo quedaba el movimiento al grabarlo a la velocidad normal de 24 imágenes por segundo. Puesto que las 2D no son más que una imagen en una pared, podemos creernos ese movimiento. Pero tu cerebro quiere creer que una imagen 3D es real, quiere creer que las cosas que se mueven están en realidad delante de ti pero, a causa del menor número de imágenes por segundo, se pueden apreciar huecos en el movimiento que restan credibilidad y causan estrés, dolores de cabeza y dolor de ojos a los espectadores. Así que Ang decidió muy pronto que quería filmar esta película a un número superior de imágenes por segundo —aunque no sabía muy bien a qué velocidad de imágenes por segundo podría realmente rodar la cinta".

Ciertamente, para conseguir el efecto 3D, la posición de cada una de las dos cámaras en el dispositivo con respecto a la otra debe mantenerse en todo momento exactamente igual. Las cámaras son físicamente más grandes y están colocadas en un dispositivo que obtuvimos de una empresa alemana llamada Stereotech. Entre las cámaras hay un espejo que es la mitad de plata, que nos permite solapar las cámaras. El dispositivo utiliza motores, codificadores y robótica que permitía a Lee, John Toll y Demetri Portelli, el estereógrafo del filme, manipular la profundidad de las 3D. En otras palabras, el equipo podía grabar una imagen 2D además de 3D, lo que ocurre en cuanto empieza a separar las cámaras. Eso permitía una enorme flexibilidad, ya que podían elegir la profundidad, controlando en esencia lo pronunciadas que eran las imágenes o hasta qué punto se metían en la pantalla, basándose, entre otras cosas, en el sentido de Ang Lee del contenido emocional de la escena.

"Ang acudió a nosotros con lo que él llamaba 'marchas'", prosigue Gervais, "la idea de degradar la imagen para llevarnos de lo que él llamaba una película (el modo clásico de cine en el que estamos cerca de 2D, cerca de 24 imágenes por segundo) a algo más realista, tangible y sólido, al aumentar la profundidad de las 3D e incrementar el realismo del plano. Eso le daba flexibilidad para manipular las imágenes y crear un impacto emocional y un vínculo con los personajes. Creo que con eso se consigue dejar de ver de una forma pasiva para pasar, en cierto sentido, a participar más emocionalmente".

Esta participación emocional es verdaderamente lo que Lee quiere conseguir con este nuevo cine en el que te sientes inmerso.

"Estos soldados son adolescentes que se ven metidos en una guerra sin tener apenas idea de lo que van a vivir, por mucha preparación que hayan recibido. El campo de batalla, la hostilidad y también la camaradería, su hermandad. Cuando regresan como 'héroes', aunque la gente se lo agradece, aún están proyectando sus esperanzas y expectativas sobre ellos. Nadie entiende realmente lo solos y fuera de lugar que se sienten, y cuánto se quieren, cuánto se aferran unos a otros. Es una historia conmovedora y la tecnología está únicamente al servicio del objetivo de mostrar historias humanas, sentimientos humanos. Me pareció que lo más importante para ello era mirar a nuestros personajes a los ojos, ver sus rostros con dimensión y sinceridad, de una forma inmediata e íntima. Me parece que la forma tradicional de hacer cine da la sensación de ser muy en tercera persona, como si estuvieras viendo la historia de otro. Con esta película, quería meterme de lleno en todo, la narración, cómo nos sentimos los unos por los otros, cómo nos relacionamos con los demás, cómo compartimos nuestros sentimientos. Esa es la esencia. Trata sobre la experiencia humana y mi esperanza es que este nuevo cine, que te permite sentirse inmerso, nos ayude a llegar a eso", explica Lee.

El elevado número de imágenes por segundo se convirtió en una manera particularmente evocadora de mostrar la sensación de los terribles horrores de la guerra. Muchas de las secuencias de batallas de películas anteriores logran esa sensación mediante el uso del desenfoque de movimiento, que oculta los detalles pero transmite una sensación de la confusión de la guerra. Las cámaras en mano con mucho temblor y desenfoque; a 24 imágenes por segundo, resulta algo muy caótico para el espectador. Aunque ese caos existe en combate, muchos soldados también experimentan el combate como una situación traumática y cargada de adrenalina en la que muchos detalles se aprecian con una claridad cristalina. No hay desenfoque de movimiento a 120 imágenes por segundo, pone de relieve hasta el último de los minúsculos trozos de tierra que saltan por los aires mientras la cámara realiza una panorámica, las expresiones faciales se ven perfectamente incluso en un plano en movimiento. Este nuevo cine permitió a Lee mostrar la guerra con la mayor calidad y claridad visual posibles, lo que encajaba con su creencia de que, para un soldado, la guerra es real, y todo lo demás no. Ciertamente, ya en 2010, la CNN informaba de que un soldado que había regresado de Afganistán tenía recuerdos muy vívidos en forma de flashback de un combate especialmente brutal con los talibán.

El enfoque de Lee también ofrecía varias opciones a partir de las cuales se podían crear múltiples formatos que acabarán mostrándose en las salas comerciales de cine. Todo se redujo, esencialmente, a una cuestión de matemáticas. "Había varias razones para ello, y una de las más importantes es que 120 es múltiplo de 24, lo que nos daba más opciones". El filme se podría proyectar en diversos formatos, todos los cuales permitirán una mayor inmersión y ofrecerán una mayor claridad que ninguna otra película anterior.

BILLY LYNN se filmó en 3D nativo y no en 2D con una conversión posterior a 3D. Durante el rodaje, el equipo creativo y el equipo técnico llevaban gafas especiales para ver los monitores 3D; Lee trabajaba con un monitor 3D de 55 pulgadas. "Ang, que puede ver las cosas dramáticamente de maneras que otros creativos no pueden, insistió en rodar en 3D, en lugar de realizar una conversión posterior a 3D", comenta Scot Barbour, vicepresidente de tecnología de producción de Sony. "Una de las razones es que mantiene las texturas. Imagina que estás rodando una película [en 2D] que se estrenará en 3D, pero nunca la ves en 3D durante el rodaje. Todo pasa delante de ti en dos dimensiones. Nadie lo ve nunca [en 3D] hasta el final".

Además de las 3D y las 120 imágenes por segundo, el filme se está rodando en 4K. "La mayor parte de las películas se graba o se acaba en 2K", explica Ben Gervais. "4K supone el doble de píxeles, tanto horizontal como verticalmente, que 2K, así que en 4K en realidad hay el cuádruple de información. A eso hay que sumar el hecho de que estamos en 3D, así que se duplica la cantidad de información, con lo que ya la estamos multiplicando por ocho. Y entonces, al añadir las 120 imágenes por segundo, en lugar de 24, en realidad estamos presentando al espectador 40 veces más información de la que recibiría en una película normal 2D 2K a 24 imágenes por segundo".

El diseñador de producción Mark Friedberg observa que las innovaciones tecnológicas de la película permearon las necesidades de todos los departamentos. "Normalmente, el departamento artístico se pone a trabajar entre tres y cinco meses antes del rodaje; hacemos nuestros dibujos, encontramos nuestras localizaciones y a veces acompañamos al director de fotografía cuando sale en busca de exteriores. Entonces, una semana o así antes de empezar a filmar, el equipo de rodaje se reúne con nosotros para estudiar las localizaciones desde un punto de vista técnico, y luego rodamos. Dado que esta película se rueda en una nueva tecnología, y también por el hecho de que Ang es un científico, además de un artista, acabamos grabando pruebas con un equipo completo durante meses, antes de empezar el rodaje propiamente dicho. Hay una gran sensación de esfuerzo por parte de todos los departamentos; no hay territorios, todos afrontan los mismos retos y todos están deseando ver cómo pueden ayudar a los demás departamentos. 120 imágenes por segundo a 4K en 3D sirvió para crear un suero de la verdad visual. La cámara veía tanto como nuestros ojos, e incluso más. En el mundo de las 24 imágenes por segundo, podemos escondernos en las sombras. El desenfoque de movimiento o el negro entre imágenes limitan los detalles. Solía decir que la herramienta más importante a la hora de decorar platós era la cinta negra, porque podía hacer desaparecer las cosas. A 120 imágenes por segundo, cualquier cosa que intentes ocultar queda como si usaras cinta negra. Así que nuestros sets tenían que ser capaces de soportar el escrutinio en tiempo real. Nos esforzamos mucho para depurar nuestras técnicas y que fueran lo más reales y no teatrales posibles. Lo estupendo de nuestro proceso fue que, como todo esto era un mundo nuevo para nosotros, incluimos mucho tiempo para hacer pruebas en la preparación. Grabábamos constantemente y luego íbamos al laboratorio para diseccionar lo que funcionaba y lo que no", explica Friedberg.

La iluminación, sin embargo, resultó ser especialmente problemática, tanto para Friedberg como para el director de fotografía John Toll.

"El mayor problema es la luz, porque filmar a 120 imágenes significa que necesitas cinco veces más luz de lo normal. Así que el gran reto de la película fue que el director de fotografía John Toll descubriera cómo trabajar con tanta luz. Eso tiene un impacto en los diseños del departamento artístico, porque siempre estamos añadiendo más luz a los decorados, o construyendo cosas que aguanten sus luces. Estábamos sedientos de luz".

Friedberg y su equipo trabajaron en estrecha colaboración con Toll para resolver el problema de la iluminación, a la vez que diseñaban los decorados de modo que quedaran naturales y no como una luz especial de película disfrazada.

"Cualquier luz estilizada quedaba exagerada en nuestro formato. Acabamos diseñando sets con un montón de iluminación led. Como los problemas de actualización de la imagen eran tan concretos, solo podíamos utilizar determinados tipos de luces led. Como consecuencia, acabamos diseñando armazones que parecieran dispositivos de iluminación, para que pudiéramos incorporar la iluminación en el diseño y la decoración de los sets", comenta Friedberg.

El traslado a Marruecos, donde se filmaron las secuencias de combate, les proporcionó por pura casualidad una fuente natural de luz que era perfecta.

"En un primer momento, se habló de filmar en el Oeste americano, pero el problema es que parece el Oeste americano. El propio paisaje también tenía que estar a la altura del mayor nivel de autenticidad. Así que acabamos en Marruecos. A fin de mantener nuestro mandato de 'lo más real posible', contratamos a muchos aldeanos locales para que construyeran el pueblo donde tiene lugar la batalla, que fueron excelentes pero, lo que es más importante, el tremendo sol sahariano de julio proporcionó suficiente luz para ver cómo puede quedar realmente esta tecnología en toda su gloria", asegura Friedberg.


Los bravos
"Tanto la historia como la tecnología exigían que el reparto encargado de interpretar a los Bravos, el grupo de jóvenes soldados, tuviera la edad apropiada", señala Marc Platt. "Así que nuestros actores son chicos jóvenes, como la mayoría de los soldados jóvenes. Son todos buenos actores, aunque no muchos de ellos tenían experiencia como intérpretes; para llegar a la verdad de la película, tenían que comportarse tanto como actuar. Para entender y expresar los matices del personaje, tenían que vivirlo, no interpretarlo, porque a esta velocidad de imágenes por segundo, se puede notar la interpretación. Los hicimos pasar por un campamento de instrucción para que entendieran el aspecto físico de lo que significa ser un soldado y también cómo comportarse como soldados ante las cámaras. También tuvimos que crear la clase de química que se genera cuando un grupo de chicos a miles de kilómetros de su hogar deben formar una nueva familia a fin de sobrevivir".

"Durante la primera conversación que mantuve con Ang", recuerda el asesor militar Mark Wachter, "me preguntó lo que pensaba de otras películas bélicas, lo que estaba bien y lo que estaba mal, y lo primero que le dije fue la edad de los soldados. Cómo el hecho de elegir a gente mayor para interpretar a soldados y reclutas no encaja. Esos chicos tienen 19 y 20 años. Yo tenía 26 cuando serví —era un poco el abuelo— y lo que me sorprendió por aquel entonces fue lo jóvenes que eran esos chicos. Ves a un chico con un arma y podías percibir el cambio. Es un cambio de cuello para arriba, que es una frase que repetimos mucho a los Bravos, a los actores. Miras a los ojos de un soldado de 19 años y puedes ver que ha visto muchas más cosas que la mayoría de la gente de su edad que sigue en casa, para los que la guerra es algo muy, muy lejano, pese a que llega hasta sus hogares. Estos jóvenes soldados han visto mucho, han vivido mucho y maduran rápido. Y creo que eso se nota".

Ben Fountain, el novelista que creó a este grupo de jóvenes soldados, cree que "en todo esfuerzo conjunto medianamente funcional del que he formado parte alguna vez, se crea un vínculo. Y parece que, cuanto más dura es la experiencia, más estrecho se hace ese vínculo. En todo equipo deportivo en el que he estado, y en todo juicio en el que he trabajado cuando practicaba la abogacía, al final o se crea una camaradería o acabas a tortas con los demás. Con los Bravos estamos hablando de una experiencia humana distinta de manera exponencial del deporte o los negocios, es literalmente a vida o muerte, y creo que lo que se genera entre hombres y mujeres en estas situaciones es una forma muy intensa de amor. Los jóvenes de Bravo son una familia y, como muchas de las familias que conozco, discuten, se sacan de sus casillas entre ellos, se meten unos con otros y son sumamente conscientes de los defectos, fallos y faltas de los demás. Pero se quieren mucho. No pueden evitar quererse, creo. Tal vez nuestra cultura no se ha centrado lo suficiente en cómo surgiría esta profunda forma de amor en una situación así, pero así es cómo funcionan los seres humanos".

"Es una verdadera mezcolanza de gente", opina Joe Alwyn. "No se llevan bien y se pelean entre ellos —como sucede en una familia— pero, en el fondo, se lanzarían sobre una granada unos por otros. Los lazos que hay ahora entre ellos son lo más fuerte que hay en sus vidas. Morirían literalmente unos por otros. Cuando cierran filas en el estadio, no es con una actitud agresiva nosotros-contra-ellos, sino porque son su propia unidad. No hay vínculo más fuerte que el que existe entre ellos".

En el papel del sargento Dime (con 27 años, es el de mayor edad y el líder del grupo), Garrett Hedlund señala que "estos chicos se encuentran en una situación que la mayor parte de la gente jamás podría imaginarse, luchando por algo que la mayor parte de la gente no aprecia. Son un grupo variado de chicos de verdad —algunos son muy jóvenes e ingenuos y otros son mayores, con más experiencia y madurez— que se ven obligados a convertirse en hermanos. Los Bravos más jóvenes son soldados corrientes —18, 19, 20 años, que no han visto mundo, no han ido a la universidad, ni viajado muy lejos de donde quiera que sean, y ahora de repente se ven trasladados a ese país extranjero que está siendo atacado. Hacer que los Bravos sean tan jóvenes, algo ingenuos y tan bobos como son lo hace muy real".

"Todos estos jóvenes actores me parecen muy valientes", opina Steve Martin, "y están muy unidos entre sí. Incluso cuando no estábamos más que sentados durante los ensayos, me pareció que tenían un aspecto muy sincero y natural, no parecía que nadie estuviera actuando. Son muy genuinos. Me caen muy bien todos y los admiro mucho".

"La película no se mete en el aspecto político de la guerra ni en por qué están luchando allí esos chicos", aporta Joe Alwyn, "pero lleva la guerra a casa y explora lo que la gente proyecta en los soldados, en lugar de meterse en el aspecto moral y político del asunto. Y cuando regresan a los Estados Unidos para esa gira promocional, les meten en la cabeza esa imagen de los soldados americanos perfectos y valientes luchando por su país, cuando no se corresponde necesariamente con la realidad. Y eso no es algo específico de Estados Unidos. Hay soldados de todo el mundo luchando que conectarán con esto, porque es algo universal".


Verosimilitud / Militares / Campamento de instrucción
Mark Wachter, asesor militar del proyecto, describe cómo "me contrataron para ayudar a desarrollar la preparación psicológica de los Bravos y supervisar la representación sincera de los militares en la película", comenta. "Estuve con la 1ª División de Infantería en Irak en 2004 [cuando tiene lugar la historia] en la gobernación de Diala [situada al noreste de Bagdad, se extiende hasta la frontera con Irán]. 2004 fue el año en el que la insurgencia realmente cobró fuerza, lo que creo que es un elemento clave de la historia. Para mí, trabajar en esta película ha sido algo muy personal. Los Bravos son soldados novatos que pueden llevar algo de tiempo en el país, pero no han visto necesariamente combates intensos y lo que tuvieron que afrontar [en el canal de Al Ansakar] los habría pillado desprevenidos. Por aquel entonces, mucha gente consideraba Diala algo apartado de la guerra, la batalla de Faluya y el escándalo de Abu Ghraib acaparaban los titulares, pero estaban sucediendo muchas cosas en esa provincia por aquel entonces. Hay un libro titulado 'House to House', escrito por David Bellavia [con John R. Bruning], sobre la 1ª División de Infantería en su lucha en Faluya y su vida en la gobernación de Diala, que Ang Lee leyó al empezar con la película y sobre el que habló luego conmigo. Tiene una cita estupenda que Ang repitió, sobre cómo a los soldados no les gusta la guerra, pero están orgullosos de la suya y siempre lo estarán. Creo que es una gran frase y es la verdad".

"Esta fue la primera guerra del siglo XXI y [por la tecnología] el público tenía acceso a muchas cosas que llevaron la guerra a casa y supusieron un nivel de escrutinio por parte del público como no se había visto nunca antes", expone Wachter. "Como soldados, también nos estábamos viendo en la CNN y, cuando empezó a llegar Internet a las bases durante la segunda mitad de mi período de servicio y tuvimos mayor acceso al mundo exterior, también nos pudimos ver a nosotros mismos, y eso resulta un tanto extraño".

Al final del rodaje, mientras se encontraban en Marruecos, Rhodri Thomas observó que los actores jóvenes "tenían aspecto, daban la sensación y actuaban como soldados, tanto en cuanto a cómo llevan sus armas como a su forma de actuar y comportarse entre ellos. Ahora estamos rodando una situación de combate de gran intensidad, a vida o muerte, al final del rodaje, se han unido de una forma increíble a lo largo del proyecto, se han convertido en compañeros de armas como personas, al igual que sus personajes. Es algo que puede verse en lo que hacen. Son una unidad. Están en sintonía. Son una máquina. Pero también cuidan unos de otros. Se quieren mucho".

Campamento de instrucción
Los jóvenes actores empezaron a estrechar lazos antes del rodaje. "No había vivido nunca nada igual, ninguno de nosotros había vivido nada igual, ni podríamos haber imaginado que pasaríamos por una experiencia así", recuerda Joe Alwyn. "Nos llevaron dos semanas a una especie de motel donde tuvimos que montar nuestras propias literas y pasar allí las 24 horas del día. Nos cortaron todos los accesos al mundo exterior, nada de teléfonos, ni ninguna otra forma de comunicación. Y entonces cada mañana, muy, muy temprano, nos llevaban a un campamento de instrucción en el bosque, dirigido por antiguos Navy Seals, que nos pusieron a prueba, por decirlo suavemente, en cuanto a preparación física y mental. Fue muy duro, muy intenso".

"Antes de que fuéramos al campamento de instrucción con los Navy Seals", recuerda Garrett Hedlund, "le preguntaron a Ang: '¿hasta dónde quieres que lleguemos con estos tipos, psicológica y físicamente?' Y respondió: 'Piensa en un palo. Cuando doblas un palo hasta cierto punto, hace ese primer crujido, como si fuera a romperse. Quiero que volváis a recomponerlo rápidamente'. Y creo que muchos de los chicos se resquebrajaron, pero nunca llegaron a romperse. Mi primer día del campamento de instrucción implicó probablemente entre 400 y 500 flexiones, hacer pompas en el barro, arrastrarse al estilo militar siguiendo los pies de alguien durante unos 275 metros, sobre lo que probablemente eran cristales rotos y hormigón. Después de comer, acabamos recorriendo 13 km cargados con una mochila llena de piedras, con los sacos de dormir y las botas de combate. Y eso no fue más que el primer día. Cada noche, Ismael Cruz Cordova (que interpreta a Holliday) y yo teníamos que elegir a dos hombres para que hicieran guardia, así que, cada día, dos de los chicos estaban faltos de sueño, después de haber pasado la noche en pie. Y si metíamos la pata, o cualquiera de los chicos metía la pata, nos castigaban a todos por ello, y los castigos nunca eran agradables. Para algunos de estos chicos, esta era su primera película. Y para algunos era su primera película físicamente exigente. Ya había pasado antes por unos cuantos de estos campamentos de instrucción (y me crie con entrenadores que trabajaban en fábricas, lucha libre extrema y programas de fútbol americano), así que pude tomar un poco las riendas. En 'Friday Night Lights', pasamos por un campamento de instrucción exhaustivo y en otras películas hemos tenido que hacer cosas como tirar de neumáticos durante cinco días con instructores militares. Tal vez sea mi suerte que siempre acabe metiéndome en este tipo de situaciones pero, sí, pueden ponerse un poco intensas".

El coordinador de especialistas JJ Perry también estuvo implicado en la experiencia del campamento de instrucción de los Bravos. "Una de las cosas que pidió Ang Lee durante mi entrevista fue que realizáramos un campamento de instrucción de inmersión total, tal como lo experimentarían los soldados normales, que son los perros de la guerra. Así que las dos primeras semanas fueron de preparación básica de infantería, como un campamento de instrucción básica real. Les quitamos sus móviles. Les quitamos sus ordenadores. Les quitamos todas sus pertenencias. Les afeitamos la cabeza. Ningún contacto con el mundo exterior... y ninguno de ellos tenía ni idea de en qué se estaban metiendo. En los últimos 25 años, he pasado por unos cuantos campamentos de instrucción, pero esta es la primera vez que he hecho algo tan intenso, que supuso vivir con ellos durante dos semanas, 24 horas al día, privación de sueño incluida, todo el tinglado, y nadie se marchó. Y he de decir que el campamento de instrucción fue probablemente lo más duro que han hecho nunca, y que tal vez hagan jamás, algunos de estos chicos".

"La teoría de Ang era que, al meterlos en una situación de conflicto, eso los obligaría a unirse como grupo", comenta Perry. "Después de las dos semanas del campamento de instrucción, pasamos a tres semanas trabajando y preparándolos para las cosas concretas que íbamos a hacer en la película".

"Ang quería realismo", prosigue Mark Wachter. "Es lo que pretende con todo (y en un primer momento quería que el campamento de instrucción durara mucho más tiempo, siete u ocho semanas), así que fue un reto conseguirlo, porque, a fin de cuentas, no dejaban de ser actores. Pero creo que montamos un buen programa para ellos, algo que no creo que se haya hecho nunca antes. Había tres objetivos: preparación táctica, preparación técnica y preparación psicológica. En última instancia, queríamos que los chicos se esforzaran más allá de donde creían que estaban sus límites, que supieran cómo se siente uno al echar la vista atrás y verse en territorio desconocido. No fue fácil, pero creo que fue emocionante para ellos, sobre todo para los más jóvenes". Y mientras la experiencia los puso a cada uno de ellos a prueba individualmente, también sirvió para crear una fuerte unidad. "Están todos acostumbrados a interpretar individualmente y esforzarse por conseguir la excelencia por su cuenta, así que al ponerlos en una situación en la que, para mantener el todo, pueden verse obligados, como individuos, a contenerse un poco, fue un reto enorme para algunos. Pero todos lo lograron".

"El campamento de instrucción fue algo que no esperaba", admite Arturo Castro, que interpreta a Mango. "Sabía que sería intenso, pero no sabía lo exigente que iba a ser física y psicológicamente. No esperaba que nos trataran así; normalmente, a los actores los tratan bien", bromea. "Mucha gente se muestra curiosa por nuestra experiencia, pero cómo describes el momento en que pensabas que te ibas a desmayar pero sigues adelante, y la razón por la que sigues adelante es porque ese tipo al que hace una semana ni siquiera conocías te ha agarrado, te ha levantado por el hombro y te está ayudando a caminar. ¿Qué significa sentirse tan desvalido, tan salvado y tan agradecido?".

"Llegas con todas esas limitaciones que crees que a estas alturas de tu vida son la verdad sobre ti mismo", prosigue Ismael Cruz Cordova, que interpreta al sargento Holliday, uno de los miembros de mayor graduación del grupo. "Soy asmático, así que ya preveía que no podría correr tan rápido. No voy a poder hacerlo. Pero a medida que te fuerzan de una manera segura pero muy dura, te encuentras superando tu propio límite una vez. Luego pasas ese límite una segunda vez. Luego vuelves a pasar el límite otra vez más y empiezas a aprender cosas física y mentalmente sobre ti mismo que nunca imaginaste. Nunca pensé que fuera tan fuerte como soy. Y también apelan a tu liderazgo. Siempre se dirigían a nosotros por los nombres de nuestros personajes. Así que yo era 'sargento' durante la instrucción y tuve que dar un paso adelante en mi liderazgo. Tuve que tomar muchas decisiones que a veces no fueron muy populares, pero había que hacerlo por el bien del grupo. Acabé sintiéndome muy orgulloso, muy fuerte y muy agradecido por un montón de pequeños detalles".

"No pasas por algo así sin aprender un par de cosas sobre ti mismo", confirma Mason Lee (Foo). "Es una experiencia que te altera la mente. No podría imaginarnos filmando esta película sin haber pasado antes por el campamento de instrucción. Y creo que la mayoría de nosotros acabamos sintiendo un gran respeto y un fuerte vínculo con los instructores. Nunca me había topado con ese estilo de vida, y esa clase de persona es algo especial".

"Verte metido de golpe en la parte más dura de un campamento de instrucción es algo que no creo que ninguno de nosotros hubiera hecho nunca", opina Barney Harris (Sykes). "Yo desde luego no había hecho nada que sirviera para establecer relaciones tan rápido. No importaba que fueran buenas o malas relaciones, eran reales y muy potentes y fuertes. Aunque nuestras experiencias no fueran más que un atisbo de lo que habría pasado un soldado de verdad, no dejaba de ser algo muy visceral, que hace que se estrechen lazos rápidamente. Éramos como una familia disfuncional. Vivimos en la misma sala durante dos semanas y ahora [durante el rodaje] seguimos viviendo juntos. Espiritualmente, se convirtió en una cuestión de tener una sola mente como grupo, en lugar de un individuo que va por ahí y no le importa una mierda nadie más. Así que sí, no lo habría cambiado".

"Los soldados que sirvieron recordarán sus días en Irak", comenta Wachter, "lo que hicieron allí y la hermandad y los vínculos que se crean. Si no te veo en 20 años y entonces entro en un bar donde resulta que estás tú, es como si nunca nos hubiéramos separado. Hablaremos de eso cuando tengamos 80 años. Así que intentar duplicar eso fue un reto enorme. Pero [mientras la secuencia de la batalla se filmó en Marruecos], creo que al ver a los Bravos interactuar entre ellos, se entiende cómo se comunican y el amor que sienten unos por otros. Podemos hablar de lo capaces que se muestran ante la cámara, pero de lo que me siento más orgulloso es cómo, cuando estoy viendo a los actores cuando nadie más los ve, los veo entrenarse mutuamente, preguntarse unos a otros si están bien o necesitan agua. Y justo antes de que la cámara empiece a grabar, se comprueban el equipo unos a otros. No tuve que enseñarles a hacer eso y nadie tomó nota de eso; durante el proceso de entrenamiento, aprendieron a hacerlo por sí mismos, y esa es la clase de cosas que verdaderamente queríamos ver en pantalla —cómo cuidan unos de otros— y creo que lo hemos visto".


Billy Lynn
Billy Lynn, el personaje central de la película, surgió de la imaginación del novelista Ben Fountain. "La verdad es que me lo inventé por completo, aunque he de admitir que probablemente haya mucho de cómo era yo mismo a los 19 años en Billy Lynn. Como a la mayoría de los chicos de 19 años, a Billy le pasan fundamentalmente dos cosas: su cuerpo está haciendo cosas raras y el sexo ocupa un lugar muy destacado en su mente. Y, creo, también como la mayoría de los chicos de 19 años, tanto si son conscientes como si no, está pasando por una serie muy intensa de crisis existenciales, preguntándose quién soy, qué hago aquí, cómo voy a vivir mi vida y qué constituye una vida decente o una buena vida. Creo que para Billy es aún más intenso porque ha vivido esa realidad definitiva a vida o muerte del combate. Se le ha caído la venda de los ojos, de modo que, cuando vuelve a Estados Unidos, ve el lugar por lo que es. A lo largo de las dos semanas de la gira de la victoria, a la vez que intenta echar un polvo, también trata de entender el mundo".

Para el equipo responsable del proyecto, era crucial elegir al actor adecuado. "Buscamos y buscamos y buscamos", recuerda Marc Platt, "y probamos a muchos actores estupendos. Pero Ang sabía lo que buscaba, pese a no saber exactamente qué buscaba. No dejó piedra sin remover, vio a un actor detrás de otro. Un día, cuando estábamos llegando casi al final de nuestra búsqueda, aunque seguíamos sin estar completamente satisfechos, nos llegó una cinta de un chico, Joe Alwyn, que estudiaba en una universidad de Londres [la Royal Central School of Speech and Drama], y en su cinta había una fuerza innata, unos matices y una intuición que parecían exactamente lo que estábamos buscando. Así que lo trajimos a Nueva York, donde leyó unas líneas, le hicimos una prueba y su trabajo habló por sí mismo. Joe tenía algo que ofrecía la clase de página en blanco que la película necesitaba que fuera Billy (porque el personaje está percibiendo mucho y lo está procesando todo) y a la vez también expresaba la complejidad que hay en su mente, que queda reflejada en los ojos y en el rostro, a menudo sin diálogo, que te permite saber que hay un proceso en marcha, que hay dolor, angustia, inseguridad, amor, miedo o valor, todos mezclados en este jovencísimo soldado. Este actor lo abarcaba todo. Y me alegra poder decir que cada día que pasó ante las cámaras, su intuición como actor y la química que creó con la cámara y esta tecnología sirvieron para hacer de Billy Lynn un personaje impactante y memorable".

"Esta es evidentemente una enorme transición para Joe y, en mi opinión, un tremendo descubrimiento por parte de Ang", opina Stephen Cornwell. "Billy es el corazón y el alma de la película y creo que los detalles de la interpretación de Joe, la forma en que te deja entrar en su alma y la forma de compartir sus sentimientos es extraordinaria y profunda. La frescura de Joe (es alguien a quien los espectadores no han visto antes, así que no trae consigo ninguna idea preconcebida) y la sutileza y el amplio registro exhibidos en su interpretación te animan a querer conocer a Billy y, a mi parecer, a sentir en última instancia lástima por él".

Lee, que posee un don para reconocer y cultivar nuevos talentos, tenía una idea muy concreta del actor que necesitaba para el papel principal y, hasta que vio a Alwyn, ningún otro actor había cumplido esos requisitos.

"Al fin y al cabo, la película se llama BILLY LYNN, así que necesitábamos que él cargara con el peso de la misma. La verdad es que es más que nada una historia iniciática, un chico que se da cuenta de cómo es su vida, de en qué se va a convertir. Necesitaba a un actor cautivador y conmovedor, y lo que es más importante, un actor que pudiera mezclar inocencia y sofisticación, porque empieza como un adolescente ingenuo y a lo largo de la película se convierte en un hombre. Realizamos el proceso habitual para seleccionar a un actor y a mi directora de casting, Avy Kaufman, se le da especialmente bien descubrir nuevos talentos. Joe estaba aún estudiando en Londres cuando vimos la cinta que grabó. Yo iba camino a Atlanta desde Nueva York, para hacer la película, ya estábamos con la preproducción, así que la verdad es que no iba a verlo, pero Avy me insistió: 'Tienes que hacerlo, tienes que hacerlo'. Me ha hecho eso bastantes veces en ocasiones anteriores y siempre tiene razón. Así que me quedé un poco más en Nueva York para conocerlo. Recuerdo que era una mañana muy fría, un domingo. Vi a un joven apuesto, esperando fuera del edificio, helándose, estaba claro que no iba suficientemente abrigado. ¡Sentí frío por él! Así que lo conocí, leyó unas líneas de diálogo y eso fue todo. Fue inmediato. Puede que fuera la mejor lectura de guion que he visto", asegura Lee.

Joe Alwyn confiesa que "durante todo el proceso de audición fue difícil hacerse a la idea de la magnitud del asunto, al tratarse de Ang Lee y de un proyecto de semejante envergadura. Así que, cuando me hicieron volar a Nueva York para conocernos y hacer una audición para Ang, no me sentía especialmente nervioso, porque en mi cabeza era como un sueño absoluto, algo tan grande que no acababa de creérmelo. Así que sí, es algo gordo, supongo, para abordar como primer trabajo de mi vida. Al venir directamente de la escuela de arte dramático y no haber trabajado en ninguna película antes, ha supuesto un cierto ajuste actuar de tal modo que no incorpore el arco completo de un viaje a lo largo de unas horas, como harías en una obra de teatro. El trabajo en el cine está tan fragmentado y dividido (lo que resulta normal y evidente para la gente que lo hace todo el tiempo) que desde luego me ha costado un poco acostumbrarme, sobre todo recomponer la continuidad emocional del personaje, lograr que todo tenga sentido y tener una idea clara en tu mente de dónde encaja cada cosa, sobre todo dado que buena parte está grabado desde su punto de vista".

Alwyn cree que "lo que resulta atractivo de Billy es que es la imagen del chico típicamente americano normal, que es por lo que la gente trata de convertirlo en aquello que quieren proyectar en él, moldearlo hasta transformarlo en algo que puedan utilizar. También veo a Billy como un rebelde, pero no demasiado rebelde, que está un poco apartado, al margen de todo eso, un personaje bastante solitario, al que le gusta hacer las cosas por su cuenta. Creo que tiene cualidades de líder, pero le gusta su soledad".

Garrett Hedlund comenta cómo "entre Billy y Dime hay sin duda una relación de hermano pequeño/hermano mayor. Dime es el mentor, el guía. A lo largo del libro, comenta cómo Dime le echa una mirada retadora, que ve más allá de todas las chorradas, y que luego se convierte en compasión, comprensión. Ve la lucha de Billy y simpatiza con ella, se identifica con ella, siempre quiere que se mantenga por encima de todo eso y muestre, por decirlo así, su verdadero espíritu heroico o de guerrero. En Irak, Dime y Shroom no dejaban de espolear a Billy porque percibían algo en él, el potencial para ser un líder que él mismo nunca pensó que podría ser. Y ahora, en Dallas, Dime necesita que Billy ayude a mantener a raya a los chicos después de esta perturbadora gira por los Estados Unidos, donde han ido de ciudad en ciudad y todo el mundo les ha dicho: 'Nos sentimos muy orgullosos de vuestra campaña allí y nos sentimos muy orgullosos de lo que habéis hecho, gracias por vuestro valor'".

"Y Joe", prosigue Hedlund. "Joe es fuerte. Durante el campamento de instrucción, mientras los demás iban cayendo como moscas, él mantenía la boca cerrada, hacía su trabajo, no se quejaba, apenas hablaba y se limitaba a hacer su trabajo. Esta era su primera película y sabía que iba a cargar con una gran responsabilidad. Se podía ver que sabía que iba a tener que darlo todo. ¡Y lo hizo! No siento más que respeto por él. A la hora de la verdad, es Billy Lynn. Creo que va a convertirse en una gran estrella".

"Admiro mucho a Joe", afirma Steve Martin. "Es un actor joven, que no había hecho nunca una película y, en las escenas que tuve con él, estuvo increíble y muy sincero. Y es inglés, poniendo acento estadounidense. Resultó chocante, cuando empezó a hablarme con su verdadero acento inglés, después de una escena que hicimos juntos, creo que lo miré con cara de sorpresa porque [su acento americano] había estado impecable".

"Joe viene de la Central School of Drama de Londres", aporta Tim Blake Nelson, "y la formación que dan allí es muy buena, una de las mejores de Inglaterra. En cuanto supe que había estudiado allí, no tuve ninguna duda de que seguramente se mereciera el papel y ahora, después de haber trabajado con él, lo entiendo por completo. En el cine, no puedes ser deshonesto e irte de rositas; todos tenemos que llevar dentro de nosotros al menos una mínima esencia del personaje que estamos interpretando y Billy, que es impresionable, decente, moral, autorreflexivo y modesto es perfecto para Joe, que también posee todas esas cualidades. Es un tipo tan decente que te desarma y Ang es un director que puede sentarse frente a ti, ver en tu interior y preguntarse, vale, ¿será capaz de acceder a las cualidades que posee como persona que son necesarias para interpretar a este personaje? Porque eso es esencial para ser actor de cine. Cuando miras a Joe, hasta yo puedo verlo, así que por supuesto que Ang Lee iba a verlo".


Dime y Shroom
"Dime y Shroom son los sargentos de Billy", aporta Joe Alwyn. "En Irak, Shroom se convirtió en uno de sus mejores amigos. Y Dime, por el motivo que sea, al principio se lo hace pasar mal a Billy y no es precisamente su mayor admirador. Pero entonces percibe una cualidad en Billy que lo diferencia de los demás. Así que, a lo largo de su estancia en Irak, y sobre todo el día del estadio, su relación con Dime cambia por completo, y Billy acaba convirtiéndose no exactamente en un sustituto de Shroom, pero sí al menos en alguien capaz de ocupar su puesto de modo que, cuando vuelvan a Irak, pueda ayudar a Dime, como él dice, a mantener con vida a esos payasos".

"Tras la muerte de Shroom, el sargento David Dime se ve rodeado de un grupo de soldados y especialistas más jóvenes", explica Garrett Hedlund. "Pasa a ser su hermano mayor, su padre, su mentor, su guía, lo único que los salva, la voz de la razón. Tienen que confiar en él y él tiene que confiar en que ellos le guardarán la espalda cuando se internen por esos terrenos terriblemente peligrosos para cumplir sus misiones".

Aunque es algo mayor que el resto de los Bravos supervivientes, Dime también es distinto de los demás, porque procede de un ambiente más privilegiado y ha ido a la universidad. "Dime es el líder tranquilo de la tropa", explica Stephen Cornwell. "Tras la muerte en Irak del otro sargento que tenían, Shroom, Dime es el tipo que los mantiene unidos. Es la fuerza silenciosa en el centro de Bravo. Tiene emociones que controla; no permite que se vean mucho pero, al mismo tiempo, posee un liderazgo absoluto. Y reconoce en el propio carácter sosegado de Billy a alguien que está listo para compartir con él esa responsabilidad. El personaje de Dime precisa una interpretación sumamente sutil. Esa fuerza sosegada trae consigo una visión muy sardónica de la humanidad que lo rodea. Muy rara vez deja traslucir sus propias emociones, pero hay momentos estupendos en los que hay ocasión de ver fugazmente lo mordaz que es Dime. Y Garrett está fantástico".

"Sí, Garrett me parece muy, muy sólido", confirma Steve Martin. "Muy contenido como actor en el mejor sentido, como si tuviera un alma muy profunda. Siento un gran respeto por él".

"Me gusta mucho cómo da vida Garrett al personaje", opina el asesor militar Mark Wachter. "Los suboficiales, los sargentos, son la columna vertebral del Ejército. Dirigen a sus hombres desde el frente. En caso de duda, miras a tu sargento, te fijas en cómo es esa persona y cómo se comporta y eso te da confianza. Creo que, como Dime, Garrett ejemplifica ese papel. Y también ejemplifica esa especie de nuevo poeta guerrero. Sabes q