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  El viaje  (The journey)
  Dirigida por Nick Hamm
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Introducción
Uno, un carismático pastor protestante; el otro, un comandante del IRA confeso. Ian Paisley fue el agitador que se enfrentó al establishment y logró llevar a su partido a lo más alto del primer gobierno autónomo de Irlanda del Norte. Por su parte, Martin McGuinness es el hombre que abandonó el republicanismo más beligerante para demostrar que había una solución pacífica.

Durante su mandato como Primer Ministro y Vice Primer Ministro, ambos forjaron una amistad imposible y unieron al país en los difíciles momentos por los que atravesó el proceso de paz antes de consolidarse definitivamente. La cordial amistad entre Paisley y McGuinness, que recibieron el sobrenombre de "Los Chuckle Brothers Irlandeses", fue con frecuencia el bálsamo que suavizó los posibles roces entre los políticos norirlandeses. Sin ellos y su valiente viaje, Irlanda del Norte no habría disfrutado de la relativa paz que tiene hoy en día.

The Journey es una comedia dramática que se inspira en uno de los momentos clave de la historia de Gran Bretaña e Irlanda. La película se centra en la improbable amistad entre dos colosos políticos e irreconciliables enemigos. Ian Paisley (Timothy Spall) y Martin McGuinness (Colm Meaney) se ven obligados a hacer juntos un corto viaje físico, pero un gran acto de fe al mismo tiempo. El futuro de Irlanda del Norte está en juego y estos dos antagonistas están obligados a dejar atrás su pasado e iniciar una relación basada en el respeto mutuo (¡y el humor!).

En el reparto figuran también Toby Stephens (Believe, The Machine, Desmembrados), Freddie Highmore (La brújula dorada, Las crónicas de Spiderwick) y el nominado al Óscar John Hurt (El topo, Hércules, El hombre elefante). La dirección de esta película basada en un guion de Colin Bateman es obra de Nick Hamm (The Hole, Killing Bono).


Sinopsis corta
The Journey es una historia inspiradora, conmovedora y a veces hilarante sobre el viaje que se vieron obligados a realizar juntos en marzo de 2007 dos enemigos políticos: Ian Paisley (líder unionista) y Martin McGuinness (representante del nacionalismo irlandés). Un trayecto incómodo que marcó no solo el inicio de las conversaciones que culminaron en el Acuerdo de St. Andrews (clave en el proceso de paz definitivo en Irlanda del Norte después de 40 años de conflictos), sino también el de una sólida amistad entre dos polos opuestos que desprendían tanto humor que terminaron siendo conocidos como 'los Chuckle Brothers Irlandeses'.


Sinopsis larga
Gran Bretaña e Irlanda han convocado a los partidos políticos de Irlanda del Norte en St. Andrews, Escocia, para negociar un acuerdo histórico. Después de los terribles días de "conflicto", la paz empieza a parecer, de pronto, algo posible. El único obstáculo es convencer al pastor protestante y activista Ian Paisley y al republicano irlandés Martin McGuinness para que acepten el acuerdo y accedan a gobernar juntos.

El problema es que los dos bandos no están ni siquiera dispuestos a hablar directamente entre ellos. Para ponerles las cosas aún más difíciles al Primer Ministro británico, Tony Blair, y al líder irlandés, Bertie Ahern, Ian tiene que volar a Belfast para celebrar sus bodas de oro. Todos los vuelos nacionales se suspenden a causa del mal tiempo, pero Harry Paterson, agente del Servicio de Seguridad, encuentra un jet privado para llevarle. Martin insiste en ir también, alegando que debe consultar al consejo armado del IRA los últimos avances en las negociaciones. ¡Ojalá hubiera habido alguno! Martin tiene un motivo oculto: piensa que si tiene la oportunidad de verse a solas con Ian, es posible que pueda haber algún avance, algo en lo que coinciden, por supuesto, los británicos. Harry supervisa todos los preparativos a través de Jack, un joven agente del Servicio de Seguridad que se hace pasar por un inoportuno conductor.

El panorama no se presenta sencillo. Ian se sienta en la parte de atrás del coche en silencio, con los ojos cerrados, y no hace ningún caso de los chistes y el parloteo de Martin. Harry se da cuenta de que están perdiendo una gran oportunidad y ordena a Jack que retrase la llegada de los dos adversarios.

Cuando Jack toma un desvío a un parque natural... sin que los siga la patrulla de seguridad, a los dos les parece sospechoso y empiezan a preocuparse. El conductor les dice que el motivo es que hay una carretera inundada, pero ninguno de los dos líderes le cree (sobre todo, porque nadie más ha cogido ese desvío). Cuando el coche atropella a un ciervo y pincha una rueda, Ian y Martin salen a estirar las piernas. Harry (y también Tony y Bertie, que observan esperanzados) se pone furioso: tienen que estar vigilados en todo momento.

Jack no puede controlar a los dos testarudos líderes, así que deja que se vayan mientras él cambia la rueda. Caminando por el bosque los dos hombres empiezan a hablar por primera vez. Nunca pondrán ponerse de acuerdo en ciertos asuntos y aunque han crecido en el mismo país, han tenido una educación diametralmente opuesta, pero están hablando, al menos.

Finalmente, llegan a una iglesia abandonada que le hace recordar a Ian sus días como predicador, en particular las representaciones en las vidrieras de los mártires cuyas vidas estudió de niño. En el cementerio, los dos reflexionan sobre los entierros a los que han tenido que ir a lo largo de los años.

Cuando vuelven al coche, al menos se están comunicando. Cuando paran a echar gasolina, Ian sufre un ataque y es Martin quien le salva. El líder del Sinn Féin se da cuenta de que Jack lleva una pistola y el agente termina confesando la trampa británica.

De repente, los dos hombres empiezan a hablar libremente e incluso a gastarse bromas (para sorpresa de los espectadores en la sala de vigilancia). Sin embargo, todos saben que es necesario un último esfuerzo para que surja el acuerdo antes de que lleguen al aeropuerto, porque no volverán a estar solos.

Sorprendentemente, es Ian el que toma la iniciativa. Ordena a Jack detener el coche. El hombretón sale y Martin se reúne con él en un puerto. Mientras, Jack deja que hablen a solas.

Ian cree que Dios le ha llevado a este momento. No sabe cómo ni por qué, pero estar con un hombre que dirigía el IRA debe formar parte de la voluntad divina. Martin coincide en que cualquier tipo de colaboración exige un enorme acto de fe y vuelve a hablar de los mártires, de cómo miran al futuro y no fijan su vista en el pasado.

Los dos hombres vuelven al coche y siguen su viaje hasta el aeropuerto. Antes de subir al avión, Ian accede a darle la mano a Martin para sellar un acuerdo de paz, pero solo si está dispuesto a pedir perdón por los asesinatos y las mutilaciones que han manchado de sangre la historia del país. Martin se niega porque dice que él hacía lo que creía que era justo. Puede que se arrepienta de algunas cosas, pero no va a pedir perdón. Eso es justo lo que Ian quiere oír: un hombre de honor, un político, nunca pide perdón. Eso le convence de que es una persona con la que puede trabajar y tiende su mano a Martin para un primer apretón de manos histórico.