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  Paula  Dirigida por Christian Schochow
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Con dirección de Christian Schochow ("Al otro lado del muro"). Protagonizada por Carla Jury (Blade Runner 2049), Albrecht Abraham Schuch (Midiendo el mundo) y Stanley Weber (Violette).

La película que narra la aventura vital de la célebre pintora Paula Modersohn-Becker, una de las más importantes representantes del expresionismo alemán del siglo XX.


Entrevista con Christian Schochow (dirección):

P: No has escrito el guión de PAULA. ¿Qué te llevó a rodar esta película?

R: La productora Ingelore König y la asesora dramática Cooky Ziesche me enviaron el guión en el verano de 2012. En ese momento ya estaba muy avanzado porque los guionistas Stefan Kolditz y Stephan Suschkte habían estudiado a Paula Modersohn-Becker cuando vivían en Alemania del Este. Cuando acabé de leerlo, supe que tenía que hacer esta película. El guión me pareció una auténtica maravilla.


P: ...que después desarrollaste más en colaboración con sus autores.

R: Así es. Stefan Kolditz y Stephan Suschke ya habían tomado algunas decisiones muy acertadas sobre qué momentos y capítulos de la vida de Paula debían ser abordados y cuáles no. Así que nos basamos en esas decisiones. Pero buscábamos un estilo totalmente diferente y una estética muy particular y por encima de todo no queríamos que PAULA fuera el clásico biopic. Nos interesaba mucho más responder a cuestiones como: ¿Qué actualidad tiene una película sobre la vida de Paula Modersohn-Becker? ¿Qué desafíos plantea ser pintor? ¿A qué problemas se enfrentaba una mujer en la Alemania de principios del siglo XX? ¿La película llena los vacíos que existen sobre el expresionismo alemán? Y la respuesta es sí. Pero además de todo eso, PAULA no debía ser una película dirigida sólo a estudiantes de bellas artes y a los amantes de los museos.


P: ¿El proyecto te atrajo porque es otra historia única sobre mujeres? Ya habías explorado esta temática en "NOVEMBER CHILD", "LA INVISIBLE" y "WEST (AL OTRO LADO DEL MURO).

R: En primer lugar, los temas universales de la historia me fascinaron. Está claro que Paula tenía miedo de la mediocridad y de ser una artista que no deja huella. El miedo a volverse invisible por lo que era, el miedo a tener que aceptar un destino predeterminado por ser mujer. Pero por encima de todo, su vida estuvo marcada por una invencible voluntad de creer en sí misma y seguir su propio camino. Eso la convierte en una heroína moderna y, su fuerza y su valentía pueden atraer a muchos tipos de públicos en la actualidad. En cierto sentido, Paula y los protagonistas de otras de mis películas se comportan de manera inapropiada, son rebeldes y son fieles a sí mismos a pesar de la sociedad que les rodea. Al hacerlo, se enfrentan a límites que intentan cruzar. Hay una verdadera afinidad espiritual entre estas mujeres. De eso estoy seguro.


P: ¿Ya conocías la historia y la obra de Paula Modersohn-Becker antes de que te ofrecieran hacer la película?

R: La primera vez que supe de ella fue en 1990 en Worpswede. Esa luz tan especial, ese paisaje con los páramos bajo los cielos nublados… Todo eso me impactó profundamente. También conocía algunos cuadros de Paula. Cuando estudias la transición del impresionismo al expresionismo en Alemania, no puedes pasar por alto a Paula. Ahora bien, no tenía ni idea de que su vida hubiera sido tan excepcional. Cuando Ingelore König volvió a contactarme, ella no sabía que yo había querido estudiar pintura en mi juventud. Al final, no llegué a ser pintor. Por eso, cuando me ofreció hacer esta película asumí de forma muy especial mi papel de director, algo que no me había sucedido antes.


P: En tus películas, como LA TORRE y WEST (AL OTRO LADO DEL MURO) que se centran en la historia alemana reciente, las imágenes juegan un papel importante. ¿Cómo abordaste PAULA desde una perspectiva visual?

R: En mis películas de época, intento evitar la historización. No quiero usar edificios protegidos ni ropa antigua. Trato de retratar el período y la gente de forma natural y acercarme a ellos con la mayor sencillez. Esto se percibe en las imágenes, pero también en cómo dirijo a los actores. Paula y Otto son personajes modernos y quería que eso se notase en la película.


P: ¿En qué reside la modernidad de Paula y Otto?

R: Paula fue una persona excepcional. Luchó por encontrar su camino como mujer sin percibirse a sí misma como una ideóloga o una feminista. No se limitó a la pintura decorativa, quería mirar dentro del alma de las personas. Estaba fascinada por la imperfección. Me impresionó su enorme temor de convertirse en una pintora mediocre, un miedo que comparto como realizador. Además, PAULA es una epopeya y una apasionada historia de amor. Me conmueve porque los amantes se niegan a dejarse arrastrar por conflictos que causan innumerables separaciones en mi generación. Paula y su marido Otto luchan por la idea de una relación en la que ambos son felices como pareja y como padres, pero sin dejar de realizarse como individuos. Como padre de una niña pequeña, sé de lo que estoy hablando.


P: ¿La realización visual era importante para ti?

R: Enseguida supimos que no queríamos basarnos en viejas fotografías de la época, en esas imágenes de estudio en los que la gente viste trajes rígidos impecablemente planchados y llevan cortes de pelo perfectos. En PAULA, quería que la gente apareciera tal y como era cuando no se les fotografiada: gente en el trabajo con el pelo alborotado, caras sudorosas... cosas normales. Además intentamos utilizar trajes más modernos para quitarle rigidez. Los artistas de Worpswede eran "cool", en cierta medida eran los urbanitas de ayer. El aspecto de Otto Modersohn tenía que ser el de alguien que asiste a una inauguración en una galería del Mitte, el centro artístico de Berlín, y que encaja perfectamente en ese ambiente.


P: ¿El exceso de investigación puede perjudicar a la frescura de una película?

R: ¡No, todo lo contrario! Para mí, una buena investigación significa que me puedo olvidar de todos los hechos el primer día de rodaje. Investigo como loco para una película, quiero saberlo todo porque eso me permite trabajar después con mucha más libertad. Durante la investigación, siempre se descubre algo que no se corresponde con lo que se había asumido previamente. ¡Y ahí es donde se pone interesante! Tropiezas con diferencias entre las imágenes y el lenguaje de aquella época. ¿Alguien podría creerse que Paula Modersohn-Becker utilizaba la expresión "tirarse a alguien"? Pero lo cierto es que todo está en su diario. Escribió sus pensamientos con todo detalle, y eso no tiene precio a la hora de retratar un personaje. Pero la investigación más importante fue documentarnos sobre sus cuadros.


P: En la actualidad hay un montón de libros sobre Paula Modersohn-Becker: diarios, cartas, biografías... ¿Esto es una motivación o te somete a una gran presión como director?

R: Ambas cosas. En mi opinión, utilizar citas originales en los diálogos no funciona. Me parece fuera de lugar. Los guionistas Stefan Kolditz y Stephan Suschke siempre quisieron utilizar un lenguaje moderno, aunque es cierto que utilizamos una o dos citas originales que los actores personalizaron, a veces añadiendo una sola sílaba para que resultaran realistas.


P: Algunos espectadores pueden tener en mente su propia imagen de Paula antes de entrar en el cine...

R: Por supuesto, seguro que hay gente que sabe exactamente cómo era Paula, que tiene una idea clara de ella y la película podría decepcionarles. Pero si hubiera querido sugerir al público que una figura histórica en una película tiene que ser de cierta manera, entonces habría sido injusto con esa figura histórica. He querido buscar y descubrir mi propia Paula. Y también animé a Carla Juri a encontrar su propia Paula.


P: ¿Por qué elegiste a Carla Juri para el papel de Paula?

R: Yo estaba buscando una rebelde. Quien conoce a Carla Juri sabe que tiene una personalidad inconformista. Carla es capaz de identificarse con esta lucha permanente por el reconocimiento, a pesar de su carácter, tan fuerte y enérgico. Yo andaba buscando una artista que no tuviera miedo a abordar al material histórico de una manera natural, no historizada, que fuera capaz de asumir el personaje, aunque a primera vista le pudiera parecer muy alejado. Además, quería a alguien que estuviera dispuesto a desempeñar el papel de una manera que no siempre resultara agradable. Porque Paula también era irritante, nerviosa y egoísta.


P: Por encima de todo, lo que hace que PAULA sea una película tan vibrante es su sensualidad.

R: Lo mejor es que ese anhelo de Paula por lo físico, por el erotismo, así como sus irrefrenables ganas de vivir, ya estaban en la primera versión del guión. La escena en la que Paula y su mejor amiga, Clara Westhoff, hacen sonar las campanas de la torre de la iglesia mientras gritan de alegría porque se van a casar, es pura sensualidad juvenil. Piensas que los guionistas han tenido una idea maravillosa. Pero luego descubres que Paula y Clara hicieron exactamente eso.


P: ¿Hubo un casting para elegir a la protagonista?

R: Sí, durante un año y medio. En el caso de Carla Juri, llegué incluso a hacer algo que no suelo hacer: viajé a Londres y le supliqué que trabajara conmigo durante dos horas. A pesar de su profesionalidad, Carla tiene algo anárquico que se trasluce en su interpretación. Actúa de forma intuitiva, es muy sorprendente y sigue sus impulsos. Y eso me gusta mucho. Era perfecta para PAULA.


P: ¿También Albrecht Abraham Schuch era el actor perfecto para interpretar a Otto Modersohn? Has trabajado con él varias veces.

R: Vi la obra de graduación de Albrecht Abraham Schuch en la Universidad de Música y Teatro de Leipzig e inmediatamente me di cuenta de su talento. En mi opinión es el más versátil de todos los actores alemanes que rondan los 30 años. Tiene mucha personalidad, un instinto muy potente, es humilde y sabe meterse en la piel de su personaje.


P: Cómo querías que fuera Modersohn? ¿Cómo lo imaginaste durante la investigación y cómo lo creaste al final?

R: Modersohn es mucho mayor que Paula. En las biografías se le describe como un hombre taciturno y solitario. Pero eso no me interesaba demasiado. Al escoger a Albrecht Abraham Schuch, quería hacer caso omiso del cliché de "viejo que conoce a mujer joven" y mantener la rareza de Modersohn prestándole rasgos juveniles. Por encima de todo, tiene que aprender a entender a su mujer, a no darse por vencido y a reconocer su individualidad.


P: Un buen ejemplo sería su visita a París, donde ve los cuadros más recientes de Paula y consigue conquistarla físicamente.

R: ¡Exactamente! La imagen de los dos en la cama podría interpretarse como una referencia visual a José y María. Pero en realidad estaba pensando en John Lennon y Yoko Ono.


P: Dos artistas sumidos en una historia de amor agotadora, dos personas completamente diferentes en el plano creativo, unidos por la esperanza…

R: ...y con una inclinación por la auto-dramatización. En ese cuadro, los dos parecen estar posando como Lennon y Ono lo hicieron delante de la cámara. Como un reflejo. En ese momento, la diferencia de edad entre Paula y Otto desaparece.


Entrevista con Stefan Kolditz y Stephan Suschke (guión)

P: Ambos empezasteis a trabajar en un guión sobre Paula Modersohn-Becker en Alemania del Este, en 1988...

Stefan Kolditz: Ofrecimos el guión a DEFA, el estudio de cine estatal de Alemania Oriental, que vio la oportunidad de situarse en el panorama internacional con este proyecto. De hecho, llegó a barajarse la posibilidad de una coproducción entre las dos Alemanias. Pero estamos contentos de que la película no se hiciera entonces porque el material ha tenido tiempo de madurar y ser abordado por un director de una generación diferente.

Stephan Suschke: Paula Modersohn-Becker era conocida en Alemania del Este por su ejemplar trayectoria vital, que conocían muy especialmente las mujeres.


P: Una vida hecha para el cine...

S.K.: Su vida es la de un personaje de película. Si no hubiera existido habría que haberla inventado.

S.S.: Algunas biografías se leen como películas, incluyendo todos los conceptos básicos de la gran dramaturgia.


P: ¿Qué es lo que más queríais evitar en el guión?

S.K.: Está claro que no queríamos el típico drama pesado y excesivamente "alemán", sino más bien algo lúdico, con una ligereza que corresponde muy bien al personaje de Paula, en especial cuando lees detenidamente sus cartas. No siempre estaba inmersa en conflictos internos, y tampoco aguantaba sufrimientos demasiado grandes. En Worpswede aprendías a vivir sin preocupaciones y a dejarte llevar.

S.S.: Abordar la biografía de Paula desde la perspectiva de su final es una mala costumbre. Está claro que su muerte fue trágica, pero si nos fijamos en su obra, prefiero hacer hincapié en lo que logra a una edad tan temprana en lugar de insistir en lo joven que era cuando murió.


P: ¿Podéis describir vuestro proceso de colaboración en la escritura del guión?

S.K.: Cada uno era responsable de ciertas secuencias. Intercambiamos ideas de vez en cuando, nos hacíamos la crítica mutuamente y volvíamos al trabajo. Fue extremadamente complejo atenernos a la biografía de Paula de forma exacta pero sin sentirnos condicionados por ciertos hechos. Stephan Suschke y yo somos amigos desde hace 30 años y hemos realizado varios proyectos juntos. Trabajar en el guión de PAULA fue particularmente enriquecedor porque nos vimos obligados a ponernos en cuestión muchas veces.

S.S.: Tengo que decir que después de haber trabajado exclusivamente en el teatro, me ha servido muchísimo la experiencia de Stephan, sus conocimientos y su talento como guionista, así como su constancia, su precisión y su claridad de pensamiento.


P: ¿El humor fue apareciendo en el guión o estuvo presente desde el principio?

S.S.: Para nosotros, el humor fue desde el principio un contrapunto esencial de esta historia del alma alemana.


P: ¿Qué fuentes habéis utilizado en la investigación?

S.K.: Todas las fuentes a las que pudimos tener acceso. Está claro que la disponibilidad y la diversidad del material original aumentaron drásticamente entre 1988 y 2010, cuando Ingelore König nos pidió que retomáramos el guión. El número de publicaciones sobre Paula también ha aumentado de forma extraordinaria desde el centenario de su muerte en 2007. Ahora bien, para nuestra investigación fue fundamental localizar y contactar con la familia Modersohn al principio del proceso.


P: ¿A qué te refieres?

S.K.: Conocimos a Christian Modersohn, hijo de Otto de su tercer matrimonio, en Fischerhude en 1988. Nuestros encuentros con la nieta de Otto Modersohn, Antje Modersohn y su marido Rainer Noeres también fueron cruciales para la investigación.

S.S.: Nos permitieron acceder a cartas inéditas entre Otto y Paula, y también compartieron con nosotros detalles sobre la historia familiar. Esos relatos orales fueron un verdadero tesoro para nosotros y, por supuesto, no dudamos en utilizarlos.


P: ¿Sus familias tienen reservas sobre la película?

S.K.: No hay reservas. Tal vez existía la preocupación subyacente de que Otto fuera representado como lo llevan describiendo los historiadores del arte desde hace décadas: un pintor mediocre que ni entendió ni animó a su esposa. No creo que PAULA lo represente así. En absoluto.


P: ¿Qué es lo más necesario cuando se aborda un material histórico?

S.K.: Conocimientos y libertad.

S.S.: Todavía se puede aprender mucho en las biografías disponibles de Paula, Otto Modersohn, Rainer Maria Rilke o Heinrich Vogeler. Pero sí que estudiamos historia del arte, por ejemplo, estudios de Renate Berger que exploraron de forma precisa y completa las constelaciones sociales de las mujeres artistas en torno a 1900.


P: Constelaciones, algunas de cuyas partes no necesariamente han cambiado hasta el día de hoy...

S.S.: Es por eso que la historia nos pareció tan interesante: ahí reside su modernidad. La dificultad de encontrar un equilibrio entre conceptos personales de felicidad, familia, profesión y arte sigue muy presentes. Por ese motivo el material no ha envejecido desde que surgió hace casi 30 años.

S.K.: Los elogios a Paula se han multiplicado considerablemente durante estos años. Ya era una pintora bastante conocida cuando empezamos, en particular en los círculos artísticos. Sin embargo, el boom de su popularidad llegó después.


P: No sólo os habéis tomado libertades con los hechos, también con las citas. ¿Qué habéis querido evitar?

S.K.: Por regla general, resulta difícil utilizar el lenguaje escrito en un diálogo. Se convierte rápidamente en algo solemne y es algo que no queríamos. Junto con el productor y director, fuimos simplificando la trama y eso nos llevó a dejar de lado algunos datos auténticos. Y está claro que la libertad que nos tomamos con las citas era necesaria para reproducir la historia de Paula con cierto respeto.

S.S.: Al final, después de casi 30 años y con tantas versiones del guión, acabamos por no saber qué escenas estaban basadas en la realidad biográfica y cuáles nos habíamos inventado. Tuvimos que investigar ciertas citas para saber si eran nuestras o provenían de otras fuentes. De hecho, algunas invenciones pueden llegar a crear su propia realidad.

S.K.: Te sumerges en el material y resulta muy emocionante.

S.S.: Por supuesto, nuestra visión de Paula, así como nuestra selección de sus citas fue cambiando con el paso de los años. Al principio teníamos una imagen bastante idealizada de esta mujer luchadora y liberada y de su marido, un pequeño burgués ignorante. Pero nuestra percepción de Paula y de Otto se fue refinando con el tiempo, surgieron muchas contradicciones, y eso fue mucho más enriquecedor.