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  La wedding planner  (Jour J)
  Dirigida por Reem Kherici
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Entrevista con Reem Kherici

P: ¿Cómo surgió la idea de este segundo largometraje?

R: Justo después de concluir París a toda costa, tres amigas mías se casaron. Estaba encantada por ellas, por supuesto, sin embargo, todos estos acontecimientos uno tras otro hicieron que me enfrentase a mi soledad y, como en otras ocasiones, la escritura se convirtió para mí en la terapia ideal.

Naturalmente, me puse a escribir sobre las muchachas de mi generación y, de manera especial, de la dificultad que tenemos para comprometernos. Me di cuenta de que había dos tipos de muchachas con problemas de ansiedad: el tipo A se corresponde con el grupo de aquellas que tienen miedo a comprometerse y que acaban solas; el tipo B, en cambio, corresponde a aquellas que tienen miedo a la soledad y se comprometen muy pronto. Juliette, la heroína de La wedding planner, pertenece al grupo A. Al igual yo misma, es un personaje que prefiere centrarse en su trabajo y dejar de lado su la vida sentimental, ya que ha decidido no creer en el amor. El problema surge por el hecho de ser una organizadora de bodas: todas las chicas para las que trabaja, para las que organiza bodas, pertenecen al grupo B.

Alexia es una de ellas. Para este personaje me he inspirado en algunas de mis amigas de infancia, de Neully: cuando era pequeña sus vidas me parecían un sueño. Al menos en apariencia, las vidas de este tipo de chicas son perfectas: viven en casas muy bonitas, los padres nunca se han divorciado, pero padecen la presión de la familia, de las amigos, de la sociedad y de los medios.

En resumidas cuentas, quería hacer una película en que una chica de perfil A se ve obligada a estar junto a otra de perfil B. Todo las separa: sus físicos, sus entornos sociales, sus sueños y sus aspiraciones. Pero Juliette tiene que organizar la boda de Alexia –a la que conoce de toda la vida- con Mathias. Antes del día señalado, los tres personajes van a tener que enfrentarse a sus miedos, a sus contradicciones y deberán tomar decisiones muy importantes que les obligarán a ser más maduros.


P: Al igual que París a toda costa, La wedding planner es una comedia.

R: El prisma de la comedia permite transmitir mensajes de una manera más ligera. Se trata de un género que se parece a mí misma. Soy una persona de naturaleza positiva. Puesto que me gustaba hacer reír a la gente, aprendí un oficio. No obstante, en este caso concreto era necesario respetar los códigos de la comedia. Respetar estos códigos es algo que impone restricciones, actúa como un corsé, al tiempo que pretendía hacer algo innovador. Tenía ganas de poner frente a frente a dos mujeres, de hablar de mi infancia, de las relaciones sociales y de las apariencias que engañan, pero me costó un año encontrar el eje del planteamiento, la razón que iba a desencadenar toda la historia. A partir de ese momento tuve que tensionar y forzar al máximo los códigos para evitar escenas demasiado esperadas. Siempre busco sorprender, pase lo que pase. Y admiro tanto a las mujeres que quería que fuesen personajes hermosos y que logran triunfar.


P: ¿Cree que La wedding planner es más personal que París a toda costa?

R: Sí. El fondo sigue siendo el mismo porque quiero demostrar que nuestras debilidades se convierten en nuestras fuerzas. En París a toda costa, esa idea fue el hecho de ser extranjero, pero aquí Juliette sueña con ser una de esas muchachas perfectas cuyo nombre de pila empieza por “A”. Al igual que me ocurrió a mi, este deseo le permitió encontrar las claves para desarrollar una personalidad atípica y tomar las riendas de su destino. A pesar de ser más personal, también sentí que era más difícil de realizar. Al dirigir la primera película, estamos impulsados por algo en lo que se mezcla la frescura, la espontaneidad y la despreocupación. En la segunda película, en cambio, ya se trata de un oficio. No quieres cometer los mismos errores y, además, se intenta crecer.


P: ¿Qué referencias cinematográficas tenía en el caso de La wedding planner?

R: Sobre todo tenía muy claro lo que no quería hacer. Planes de boda, la película con Jennifer Lopez, por ejemplo, era demasiado edulcorada y reunía muchos tópicos que quería evitar. Pero en un género completamente distinto, me gustaba mucho el lado irreverente de Relatos salvajes: me inspiré algo en la escena final con el matrimonio que acaba a la deriva. El vínculo con la infancia presente en Amèlie y la manera en que ese vínculo es narrado también sirvieron para que me inspirase al escribir la voz en off femenina de Juliette en la infancia.


P: Usted tiene la particularidad de tener las ideas muy precisas acerca de todo los elementos que componen sus películas. ¿Cómo consigue trabajar planificando tanto?

R: Yo utilizo Pinterest, una aplicación que permite crear tableros de instrumentos, como si fuesen puestos de mando. Para esta película hice una fichas en las que recopilaba la información que había conseguido sobre todo: los looks, los decorados, el maquillaje, los disfraces de la escena inicial, la vajilla, etc. Todos los jefes de departamento tenían acceso permanente a toda esta información. Me gusta conseguir que el equipo sienta que se embarca en algo, como si fuese un viaje en barco, pensar que ellos tienen ganas de seguirme y de superarse para realizar la película.


P: ¿Usted escribió pensando en los actores?

R: No, para los personajes me he inspirado más bien en personajes de mi entorno, pero cuando hubo concluido el casting, sí adapté algunos perfiles a los actores que habíamos elegido.


P: ¿En qué le han sorprendido actores o personajes?

R: Nicolas Duvauchelle tenía muchas ganas de trabajar en una comedia. Más allá del hecho de que me resultó halagador que eligiese mi universo para salir de la zona en que se siente cómodo, comprendí, desde los ensayos, que tenía entre manos a un actor extraordinario. Es muy instintivo y es una persona que sabe escuchar muy bien, con lo cual sintoniza inmediatamente con sus compañeros de trabajo. Al final, creo que le aporta al personaje de Mathias una virilidad saludable. Es un personaje que podría pasar por cobarde pero Nicolas desprende un tipo de masculinidad que hace imposible pensar que se trata de un cobarde. En cuanto a Julia, desde la primera vez que nos vimos me sorprendió su belleza y su elegancia. Al igual que al resto de reparto, le dije que durante el casting iba a ser necesario captar su creatividad mediante alguna improvisación. Pues bien, Julia fue tan excelente que a parte de conseguir el papel, nos permitió añadirle algunos diálogos al personaje que ella había inventado durante los ensayos. Lo que me llamó la atención de Sylvie Testud fue su gran control. Desde la primera lectura demostró que captaba todos los efectos y consiguió, de alguna manera, elevar el nivel del envite interpretativo. Al ser ella también una directora, en el rodaje no era necesario enseñarle nada. A François-Xavier Demaison ya lo conocía de París a toda costa. Es un actor que me gusta mucho por la generosidad que le confiere a sus interpretaciones. En este caso, gracias a su físico y a su complicidad con Nicolas Duvauchelle, ha conseguido que Ben resulte un personaje culto. En cuanto a Chantal Lauby, había pensado en ella desde que escribí el guión. Su personaje está muy inspirado en mi madre, pero la energía que le ha conferido es la suya propia. Lleva la comedia en la sangre. Cuando se olvida de los diálogos, es capaz de tomar impulso de una manera increíble y hace propuestas de improvisación.


P: ¿Fue importante para usted volver a trabajar con actores de París a toda costa?

R: Sí, porque por naturaleza soy una persona fiel y me gusta mucho volver a trabajar con personas con las que ya he participado en un rodaje. Philippe Lacheau Shirley Bousquet, Stéphane Rousseau o Lionnel Astier pertenecen al grupo de los que aceptaron trabajar en mi primera película, que me han apoyado desde el principio, y con los que me sentía en la obligación de proponerles participar en la película.


P: Interpretar un papel en su propia película, ¿resulta natural o es algo esquizofrénico?

R: Es a la vez fácil y difícil porque solo puedo mostrar sorpresa, por ejemplo, si mi pareja de réplica me lo permite. El lado fácil es que tengo un interlocutor menos que gestionar, y cuando se trata de un papel principal, eso me permite descansar. Pero resulta frustrante no tener la mirada y no ver la aprobación de un director. Por suerte, podía contar con la mirada y la aprobación de mis productores, Eric y Nicolas Altmeyer. Estoy en deuda con ellos. Ellos me dieron mi primera oportunidad como director, me presionan para que escriba guiones de éxito y saben ponerme en mi lugar. Se trata de auténticos padres, verdaderos jefes.


P: ¿Por qué ha elegido como lugar de rodaje las gargantas del Verdon?

R: Desde que tuve 14 y hasta que tuve 30 pasé ahí todas mis vacaciones, y conservo recuerdos maravillosos. Es un lugar encantador, todavía poco conocido y que sigue siendo muy francés: estoy orgullosa de mostrar la belleza de mi país.


Entrevista con Nicolas Duvauchelle

P: ¿Qué le resultó más interesante de este proyecto?

R: Desde que leí el guión la historia me ha hecho reír. Tenía muchas ganas de hacer una comedia. La comedia es un género que nunca había tenido oportunidad de abordar, por lo que me encantó desde el principio la idea de embarcarme en el proyecto. Además, me sentí atraído por el lado irrespetuoso de La wedding planner.


P: ¿Con qué comedias ha crecido?

R: De manera general, siempre he formado parte del público de las comedias americanas. Me gustan las películas de Judd Apatow y me encanta la serie de películas Anchorman, con Will Ferrell.


P: ¿Cómo definiría a Matías, el personaje al que interpreta?

R: Es un muchacho superado por los acontecimientos. Ha llegado a una edad en la que debe hacerse preguntas sobre su vida personal y, sobre todo, decidir si quiere seguir siendo libre o comprometerse con su novia. En realidad, se pregunta si quiere ser como la mayoría, hacer lo que es normal, o bien seguir haciendo lo que le apetece. Pero al final es una situación que le obliga a tomar una decisión, muy a su pesar.


P: ¿Qué contiene el personaje Mathias del actor Nicolas Duvauchelle?

R: La gente no lo sabe, pero al igual que el personaje, yo tengo mi pequeño lado cómico. También tengo un lado adolescente que hace que me pueda divertir como un muchacho con los amigos. Pero, al contrario de Mathias, me divierten las bromas sobre el cabello. Como la mayoría de los hombres, Mathias se toma mal las bromas sobre su calvicie incipiente pero, personalmente, me resultan unas peculiaridades bastante divertidas.


P: ¿Cómo le dirigió Reem Kherici?

R: Empezamos haciendo muchas repeticiones y ensayos, con Julia Piaton y con ella. Hablábamos de las escenas y ella nos daba indicaciones sobre la energía que teníamos que adoptar. Pero fue muy agradable porque ya conocía bien a Reem. Es una mujer que tiene una cualidad radiante, brillante, y que siempre está ahí cuando hace falta levantar los ánimos, o cuando bajamos la guardia un poco.


P: ¿Qué tipo de compañera de trabajo es Julia Piaton?

R: Diría que es una persona algo angustiada, pero tiene un talento descomunal: capta las cosas de inmediato y desde el punto de vista humano es extraordinaria. Me he entendido muy bien con ella. De hecho tuve mucha suerte: como François-Xavier Demaison es uno de mis mejores amigos en la vida real, resultó más fácil lanzarse y abrirse al juego y entregarse con más libertad. En casos como estos te sientes con más confianza, como si estuvieses en casa. El hecho de haber probado la comedia con compañeros como estos ha hecho que ahora ya tenga ganas de volver a hacer otra comedia.


P: ¿Qué recuerdos conserva del rodaje?

R: Tengo un recuerdo magnífico de la escena en la discoteca donde nos metíamos de todo con Demaison: no entró un ataque de risa. El rodaje nos exigió mucha energía pero también es cierto que nos divertimos mucho.


Entrevista con Julia Piaton

P: ¿Qué la atrajo a este proyecto?

R: Mientras estaba rodando un thriller me llegó el guión de La wedding planner y fue como una golpe de aire fresco. Hacía mucho tiempo que no me había divertido tanto. Las situaciones son bastante clásicas, pero en conjunto resulta bastante excéntrico. Además, los tres personajes principales, todos muy simpáticos, tienen en común el hecho de que son criticables y son también defendibles. La historia arranca muy mal pero el argumento desplaza a los protagonistas a un lugar en el que, al final, se encuentran mejor. En este sentido, se trata de una trayectoria muy interesante.


P: Usted ha hecho de la comedia su género preferido: ¿Siempre le ha gustado hacer reír?

R: Siempre me ha gustado hacer el payaso. Pero conseguir hacer reír es una auténtico desafío. Si me gusta este género es porque ofrece la posibilidad de decir muchas cosas. Reír es perdonarse por tener defectos o problemas, y esto es algo que ayuda a superar momentos difíciles. Lo que es complicado en la comedia, sobre todo en esta, es que para conseguir que los personajes resulten excéntricos hay que interpretar con una nota más alta, y guardar este tono durante toda la actuación. A veces me apetecía volver a bajar, de colocarme en un nivel más “sincero”; pero lo que resulta sincero en el momento en que estamos actuando puede resultar muy frío, poco comprometido, en el marco de una comedia.


P: ¿Cómo definiría a Alexia, el personaje al que usted da vida?

R: Alexia es la típica chica de una familia formal, está completamente mimada, y no tiene ningún contacto con el mundo real. Pero tiene un punto conmovedor, es una persona bastante cándida y de buen corazón. La ha criado y educado su padre, por lo que se siente muy unida a él. Cuando leí el guión, el personaje me hizo reír bastante, pero también noté que era una muchacha bastante maliciosa, y pensé que tal vez el público se desvincularía de ella, se alejaría de ella. Por este motivo le dimos un aire un poco chiflado. Ella está muy enamorada de su Mathias, pero, ¿Mathias a ella le conviene? No está tan claro. Alexia es una muchacha llena de buenas intenciones, con buena voluntad y entusiasmo, pero está tan centrada en sus obligaciones y deberes que no ve mucho más allá. No tiene algo de perspectiva ni sobre ella misma ni sobre los demás. Y cuando Juliette irrumpe en su vida queda impresionada por su independencia de carácter, por el hecho de que haya tomado las riendas de su vida y que se atreva a decir bien alto lo que piensa. Al mismo tiempo, estas dos mujeres se parecen un poco. En nuestra primera entrevista Reem me dijo que a ella le encantaba el personaje de Alexia, y enseguida entendí que debía tratar con mucho cuidado a este personaje que ella ponía en mis manos. Reem quería que el personaje hiciese reír, que a la gente le resultase cómica, pero que, a pesar de todo, lograse hacer de ella un personaje amable.


P: ¿Se ha inspirado en algún actor o en algún personaje de ficción para darle vida?

R: Reem me había hablado de Rose Byrne en La boda de mi mejor amiga. Me intimidó un poco, ya que se trata de una actriz excepcional pero la indicación era perfecta, ya que hay un poco de ella dentro del personaje de Alexia.


P: ¿En qué se parece Alexia a usted?

R: Yo puedo tener ese lado de niña finolis, cuando me pongo guapa me gusta mucho arreglarme. Al igual que Alexia (y también como Reem) me gusta mucho observar a las mujeres, y a veces tengo juicios muy admirativos. Por otra parte, me gusta mucho el aspecto “girl power” de la película.


P: ¿Qué tipo de compañero de rodaje es Nicolas Duvauchelle?

R: Es un compañero genial. Es generoso, y siempre está muy pendiente de todo lo que ocurre en el rodaje. Es un actor con un fuerte instinto, lo cual resulta muy interesante en una comedia. En una comedia el ritmo es algo esencial, siempre tenemos tendencia a sincronizarnos con alguna melodía. En este caso, sin embargo, Nicolas nos devolvía al terreno natural, al del instinto, para que no perdiésemos de vista lo que estaba en juego. Era como jugar a un ping-pong espectacular, sobre todo porque tiene un juego estupendo, muy dinámico. Cuando su personaje se enfada, él mismo también estaba enfadado. En resumidas cuentas, es alguien que sabe captar el espíritu del momento y tiene una presencia increíble.


P: ¿Hay diferencias entre la Reem directora de la película y la que es compañera de reparto?

R: Sí, hay diferencias y es algo que me dejó impresionada: pasaba de uno a otro con una agilidad desconcertante. Como realizadora impone respeto. A pesar de la carga de trabajo del rodaje, siempre mantenía la cabeza fría y siempre estaba disponible para los actores. Es su segunda película como directora pero se comporta como si hubiese dirigido ya quince largometrajes.


P: ¿Qué recuerdos guarda del rodaje?

R: En muchas ocasiones nos entraron ataques de risa. Cuando rodamos en la Provenza, hubo muchos momentos memorables. Recuerdo, sobre todo, a los técnicos que tenían que caminar durante horas a pleno sol acarreando sobre la espalda enormes sacos llenos de material para el rodaje. Caminábamos siempre en fila india, como si fuésemos sherpas, era algo muy cómico. Pero recuerdo muchos momentos agradables. Puesto que casi todos los actores éramos personas a las que les gusta expresarnos, hubo un ambiente muy agradable: muy buen rollo.