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Destacado: En cines comerciales 'Anora' Palma de Oro en Cannes
  Jacques  (L'odyssée)
  Dirigida por Jérôme Salle
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Biopic sobre Jacques-Yves Cousteau que clausuró el Festival de San Sebastián 2016. Dirigida por Jérôme Salle (Zulu), la película nos acerca a los años más representativos de la vida activa del comandante para proteger y preservar los océanos, además de mostrar facetas familiares desconocidas hasta ahora. La película está producida por Pan-Européenne, Curiosa Films, Moana Films, TF1 Films Production, Versus Production.

Lambert Wilson ('De dioses y hombres' y 'Barbacoa de amigos') da vida al famoso comandante y explorador submarino, mientras que Pierre Niney ('Yves Saint Laurent' y 'Frantz') es Philippe, su hijo, y Audrey Tautou ('Amelie') Simone, la esposa de Cousteau.


Jérôme Salle (El director)
Filmografía como director
2017 - Jacques
2013 - Zulu
2011 - Largo Winch: Conspiración en Birmania
2008 - Largo Winch
2005 - El secreto de Anthony Zimmer


Entrevista a Jérôme Salle

P: Antes de tener la idea de hacer una película sobre el tema, ¿qué significaba para ti el nombre de Cousteau?

R: Me traía de vuelta a mi infancia... Crecí en el Sur de Francia, mis padres tenían una barca y, a menudo, navegábamos por todos los lugares donde Cousteau buceó en sus comienzos. Por Embiez, Porquerolles, todas esas islas en la región de Var. También recuerdo ver sus documentales en la televisión. Desde el principio, aquél hombre y su trabajo, tenían cierto vínculo con mi propia vida.


P: Organizar el proyecto le llevó un largo tiempo (luego volvemos a esto) pero ¿Cómo surgió la idea por primera vez?

R: Todo empezó con uno de mis hijos. Yo estaba hablando sobre Cousteau en casa y vi que mi hijo no tenía ni idea de lo que yo estaba hablando. No sabía nada acerca de Cousteau, ¡nunca había oído hablar de las películas, del Calypso, del equipo de los gorros rojos! Me parecía increíble porque, para la gente de mi generación, el Capitán Cousteau era como Jesús, uno de los hombres más famosos del mundo... Después de hablar sobre esto con otra gente, me di cuenta de que estaba cayendo en el olvido para las generaciones que ahora tienen veinte, incluso treinta años. Así que empecé a buscar qué se había escrito sobre él: en Internet, en los libros... Vi los documentales de nuevo y acabé sintiendo una tremenda nostalgia. También me di cuenta de que, aparte del film de Wes Anderson 'The Life Aquatic', ninguna película había abordado la extraordinaria vida de aquél hombre... Así que empecé a investigar los detalles de aquí y de allá y pronto descubrí que había muchos misterios entorno a él: se sabía muy poco de Jacques-Yves Cousteau. Él tenía un control absoluto sobre su imagen cuando se grababa a sí mismo con su tripulación, pero nunca reveló nada íntimo sobre sí mismo.


P: Imagino que la siguiente dificultad era escoger un ángulo desde el que contar la historia que querías mostrar, dada una vida tan secreta...

R: Totalmente, y tuve que hacer un duro trabajo para ello, especialmente porque durante ese tiempo estaba dirigiendo otras dos películas, 'Largo Winch' y 'Zulu'. En realidad me llevó varios años conseguir un guión con el que estuviera contento... Laurent Turner, el co-guionista de la película y yo, leímos todo lo que se había escrito sobre Cousteau y luego nos reunimos con gente que lo habían conocido, porque todas las zonas grises que le rodeaban me impedían ver quién era realmente; un hombre que vivió múltiples vidas en una de sola... Primero tuvimos que hacer mucho periodismo de investigación antes de poder empezar el trabajo como guionistas. Una vez estuvo hecho, pudimos concentrarnos en hacer el guión. Pensé que era un buen guión - en el sentido de que estábamos recibiendo buenas opiniones acerca de él - pero yo aún me sentía algo frustrado. Sentía que era demasiado clásico en su acercamiento, demasiado biopic. Creo que fue conocer a los actores lo que me permitió desarrollarlo más a fondo. Pierre Niney, con quién quería trabajar, reforzó mi idea de darle más espacio al papel de Philippe Cousteau, uno de los hijos de Cousteau. En ese momento, la confrontación entre Philippe y su padre, pareció de pronto una buena base para la historia...

Así que escribí una versión completamente nueva, quitando la primera parte de la juventud de Cousteau. Esto supuso la ventaja de poder ofrecer el papel de Cousteau a Lambert Wilson, quién -afortunadamente- aceptó casi de inmediato. Reescribí prácticamente desde cero el guión en unas tres semanas. Gracias a este nuevo ángulo, de repente, tenía una idea muy clara de la historia que quería contar. Pero cabe enfatizar que eso sólo fue posible gracias al duro trabajo que Laurent y yo habíamos hecho antes, durante años. He sido guionista en distintas películas y sé bien que, demasiado a menudo, se olvidan los autores de las primeras versiones, incluso cuando éstas son, de lejos, la parte más difícil del trabajo. Me encantó trabajar con Laurent, pero pienso que, en ese punto, durante la reescritura, necesitaba estar a solas con mi proyecto.


P: De todos modos, hay dos temas de la vida de Cousteau que hicieron que te lo pensaras dos veces, el hacer la película: su familia y su patrimonio...

R: En primer lugar, sí que es cierto que Jean-Michel Cousteau aún vive, así como los hijos de Philippe. Los conocí a todos muy pronto, para explicarlos con claridad qué quería hacer y cómo lo estaba haciendo. También les dije que aquello no sería un documental sino una película de ficción. La familia de Cousteau e incluso aquellos que habían trabajado con él no esperaban una hagiografía, ya que les dije: 'No olviden que esta película no está hecha esencialmente para ustedes, sino para los espectadores, que no conocían a Jacques tan bien'... El estatus de Cousteau como icono, no me preocupó mucho. No es el tema de la película, aunque por supuesto, sí muestra la fama que consiguió en todo el mundo y su impacto en la protección del medio ambiente hacia el final de su vida...


P: Es verdad que en JACQUES haces un retrato sobre el hombre que hay detrás, mostrando sus dudas, sus errores, sus debilidades, sus contradicciones...

R: Sí, y eso es lo que más me sorprendía cuando hablaba con gente que jamás lo había conocido. Cómo de diferente era la imagen que tenían de él. Hay aquellos que lo quieren y están fascinados con él, y luego hay aquellos que lo odian, muchas veces sin saber mucho de él. Algunos lo confunden con su hermano Pierre-Antoine Cousteau. Jacques-Yves fue reconocido con la Legión de Honor por su trabajo en la Resistencia, aunque, en el fondo de su corazón, como Jean Giono, consideraba que la guerra era una absurdidad que apenas le interesaba. Otros, como Gérard Mordillat, lo han culpado de matar tiburones y de no haber respetado la naturaleza en lo más temprado de su carrera. Pero eso es precisamente lo más interesante de Cousteau: la evolución de su relación con la naturaleza. Es alguien que refleja perfectamente lo que es el siglo XX en cuanto a la relación del hombre con su entorno. En los años 40, él cazaba bajo el agua sin restricciones, gracias al Aqua-Lung, el regulador de buceo que inventó con Emile Gagnan, un ingeniero de Air Liquide. Luego, en los años 50, Jacques trabajó con compañías petrolíferas, ¡cogiendo muestras para encontrar futuras bases de extracción de petróleo! Pero tienes que ponerlo todo en contexto. En esos tiempos, el ser humano se consideraba un ser todopoderoso, y la naturaleza era algo que tenía que ser dominado, domesticado, explotar sus recursos sin remordimiento alguno. Nadie había pensado nunca que el planeta estaba en peligro. Más tarde, Cousteau fue una de las primeras personas en darse cuenta de ese error. Así que se convirtió en uno de los primeros ecologistas. Pero nunca trató de esconder sus errores pasados. Por ejemplo, mucha gente quería que re-editara 'The Silent Word' de modo que cortara las escenas más chocantes, como la masacre de tiburones. Él se negó, porque pensó que, si la película no cambiaba, era para mostrar la evidencia de los errores cometidos por el hombre en esos tiempos, él incluido.


P: ¿Al final del día, le cogías cierto cariño a Cousteau?

R: Sí, claro... Pero por encima de todo, al igual que todos los que trabajaron con él, siento admiración por Cousteau. Fue un hombre que vivió multitud de vidas diferentes, que superó obstáculos increíbles, que demostró un verdadero coraje muchas veces. Un hombre altamente creativo y a la vez un gran director artístico, porque fue lo suficientemente talentoso como para escoger los gorros rojos, los trajes negros con rayas amarillas para su tripulación... Esos hombres sintieron mucho cariño hacia Simone, su esposa "La Pastora", la jefa del Calypso, pero hacia el capitán sentían admiración...


P: Un proyecto tan grande, rodado en sitios opuestos de todo el planeta, necesita un buen presupuesto. ¿Cómo fue la búsqueda de financiación?

R: ¡Fue un infierno! Fue, de lejos, la película más difícil de financiar que he hecho... Para una película francesa supone, sin duda, un enorme presupuesto, ¡pero las películas siempre necesitan más dinero! Tengo que decir que 'JACQUES' ha sido el resultado de la inversión de todos, lo que significa que todos hicimos un esfuerzo en lo que se refiere al dinero: los actores primero, pero también los productores, y yo, por supuesto. Todos queríamos que esta película se hiciera. Había una broma interna durante toda la película: 'Hacemos esto por el planeta!' ¡Puedo asegurarte que nadie hizo esta película por dinero! De hecho, en el final del rodaje, no teníamos suficiente dinero como para rodar algunas escenas bajo el agua que eran realmente necesarias, incluyendo una con un tiburón. Mis cuatro productores, Nathalie Gastaldo Godeau, Marc Missonnier, Philippe Godeau y Olivier Delbosc, lo entendieron y me dieron su apoyo, tomando un riesgo de financiación notable. Me gustaría darles las gracias, ya que esto no sucede muy a menudo.


P: ¿Crees que, gracias a esta película, Cousteau será conocido por todo el mundo?

R: ¡Cousteau ya es conocido por todo el mundo! Y lo ha sido durante mucho tiempo! Él no necesita esta película. El tema es que, para la gente joven, no resulta tan familiar como lo es para sus padres y abuelos. Así que la película permitirá que una nueva generación lo descubra. ¡Lo que está muy bien! Y no sólo en Francia, porque la película se ha vendido en muchos otros países.


P: El rodaje ha tenido lugar en muchos países diferentes: Croacia, Sudáfrica, la Antártida, Las Bahamas... ¿Cómo has escogido esos parajes naturales para vincularlos con la vida de Cousteau?

R: La primera parte de la película, tiene lugar en lo que yo llamo un 'paraíso perdido': un sitio de la costa Mediteránea que no tiene una localización concreta y que ya no existe en Francia. Las islas croatas se parecen a lo que fue nuestra costa sur en los años 40... Era un lugar que yo no conocía y que nos dio escenarios preciosos, aún en estado natural. Rodé 'Zulu' en Sudáfrica y encontré un barco, que no era una réplica exacta del Calypso, pero era del mismo tipo y periodo de tiempo. Eso resultó una buena razón para volver, y también porque es un país fantástico para los cineastas, ya que tiene muchos paisajes distintos y técnicos muy competentes. En cuanto a la Antártida, fui muy persistente para ir allí, primero por razones artísticas, porque allí hay escenarios que no existen en ningún sitio del mundo, pero también por razones simbólicas, porque representa la batalla final de Cousteau, cuando consiguió con éxito que los líderes mundiales firmaran una moratoria en 1998, que congelaba la explotación industrial de los recursos de la región hasta 2048...


P: ¿Los directores de cine sois conscientes de cuán afortunados sois de rodar en lugares como estos por una razón visual?

R: ¡Por supuesto: poder hacer esta película ya era un golpe de suerte increíble! De hecho, todos nos sentimos un poco deprimidos al acabar... JACQUES fue toda una aventura, en todos los sentidos, nos cambió a todos, artística y personalmente. Las probabilidades de disfrutar de esa experiencia eran terriblemente pequeñas. En la Antártida, por ejemplo, fuimos al final del rodaje y tuve que alertar al equipo: sólo estaremos 12 de nosotros, más un doctor y un piloto de drones, viviendo en las condiciones más duras. Los actores y los técnicos compartían cabinas de 5 metros cuadrados, a dos personas por cabina... ¡Y estábamos juntos las 24 horas del día! Fue muy distinto a las condiciones de un rodaje normal... Pero esta parte del mundo es increíblemente bella, ¡y nos gustó tanto que nadie se quejó! A parte del día en que sufrimos una tormenta enorme con vientos de 140 km/h, cada uno de nosotros estuvo muy contento de cada minuto de viaje.


P: También hay imágenes increíblemente bonitas en la película, como los bailes de tiburones o ballenas...

R: Sí, aquellos fueron momentos completamente únicos, de locos... Recuerdo, también en la Antártida, que pasamos una noche en una larga bahía llamada Paradise Harbour, el viento finalmente había cesado y el mar se volvió completamente en calma a causa de las temperaturas extremadamente bajas. Era la una de la mañana y el sol, que nunca se pone en tales latitudes en esa estación, estaba muy bajo en el horizonte. La luz era sublime. ¡Fue imposible para de rodar, incluso después de 16 o 17 horas sin parar! Fue un espectáculo único, de una belleza impresionante, bastante indescriptible, que intentamos captar con la cámara... Es uno de los últimos lugares totalmente vírgenes que quedan en nuestro planeta, y nosotros sólo pasábamos por allí: fue un momento muy poderoso. Y mencionabas los tiburones... con eso pasó lo mismo. ¡Cuando te ves a ti mismo cara a cara con un tiburón tigre de cuatro metros y medio, es la misma sensación loca, emotiva y alucinante!


P: Hablemos sobre tus actores, empezando con el Capitán Cousteau, Lambert Wilson...

R: Me encantó trabajar con Lambert, de hecho es probable que trabajemos juntos de nuevo muy pronto... Él es un actor que tiene todo lo que me gusta de muchos anglo-sajones: una mezcla de talento, humildad, y respeto por el equipo. Es un hombre con una gran inteligencia moral y de una enorme generosidad... Cousteau fue un personaje bastante duro pero Lambert es muy amable y conseguí que actuara en escenas muy crudas sin que su personaje resultara odioso. Él desprende ese aura de bondad... Me siento muy afortunado de haberlo conocido y en seguida supe que era el actor ideal para interpretar a Cousteau...


P: Con una transformación física espectacular para parecerse a Cousteau...

R: Lo vi sufriendo continuamente durante el rodaje: comiendo y bebiendo casi nada, manteniendo una severa dieta y acabando en los huesos... Lambert estaba hambriento todo el tiempo, pero ése era el precio que quería pagar para convertirse en Cousteau. Hay que añadir que, al principio, tampoco tenía la misma morfología que Cousteau: fue su delgadez, su cuerpo lánguido, lo que creó esa ilusión.


P: Hay un personaje en la película que el público general podrá conocer mejor por primera vez: Simone, la primera mujer de Jacques, la verdadera alma del Calypso. Audrey Tautou la encarna a la perfección...

R: El personaje de Simone es esencial para la historia. Y Audrey, que es una actriz fantástica e inteligente, lo entendió desde un principio. También me dijo, cuando nos conocimos, que sentía mucha cercanía hacia Simone. Y es verdad que tienen muchas cosas en común. Primero son las dos muy francesas, independientes, un poco rebeldes, a veces algo bocazas pero esencialmente muy modestas. Otra cosa en común es su habilidad para encontrar su lugar en un mundo muy masculino. Había muy pocas mujeres en nuestro equipo y Audrey lo encajó perfectamente, completamente cómoda sentada en una larga mesa con una docena de hombres! Y como a Simone, a Audrey le encanta el mar, es una verdadera marinera. La miré durante la tormenta en la Antártida: el viento superaba los 80 nudos y ella estaba completamente serena. Siempre he tenido la impresión que interpretar a Simone fue algo casi evidente para ella.

Audrey también me impresionó con su técnica y con las emociones que era capaz de manejar, de reproducir las cosas de una manera completamente cuidada, después de múltiples tomas, controlándolas, pero sin que nosotros notáramos la técnica que hay detrás.


P: Hablemos de los dos hijos de Cousteau, empezando con Pierre Niney, que encarna a Philippe, un personaje importante, alrededor del quel pivota el final de la historia.

R: Conocí a Pierre antes de que la película 'Yves Saint Laurent' se estrenara, después de verlo en 'Comme des frères' de Hugo Gelin. Le ofrecí el rol de Philippe, que en aquél momento era un papel más pequeño y él aceptó... Así que Pierre estuvo ligado al proyecto desde el principio, en un punto en que Adrien Brody y luego Romain Duris, estaban considerándose para el papel de Cousteau. ¡Él fue muy fiel al proyecto, pese a todas las dificultades! De hecho, estábamos juntos durante final del rodaje, a bordo del barco que nos llevaba por la Antártida y nos abrazamos. Habíamos estado hablando sobre JACQUES durante tanto tiempo, especialmente en aquél viaje final y allí estábamos, al final, lo habíamos hecho! Pierre es un actor maravilloso que tiene algo muy importante: un verdadero sentido de la narrativa, lo que los americanos llaman 'storytelling'. Creo que sabrá cómo usarlo cuando empiece a dirigir películas, lo que seguro que hará algún día... Es un don que ya tiene como actor, consiguiendo entender con un sentido especial qué momentos o frases necesita para enfatizar, para permitir al espectador entender la historia o la emoción que su personaje está sintiendo en ese momento particular. Él tiene esa habilidad, esa madurez a pesar de su juventud. Aunque tiene 27 años... ¡ya no es tan joven en realidad!


P: El otro hijo de Cousteau es Jean-Michel. Un papel más pequeño pero crucial en la última parte de la película, que interpreta Benjamin Lavernhe...

R: Descubrí a Benjamin en 'Radiostar's' y me encantó su actuación. He estado siguiendo su trabajo desde entonces. Cuando necesitaba encontrar un actor para el papel de Jean-Michel, pensé en él y me alegró mucho que aceptara porque no era un papel muy grande. Pero es fundamental para la historia. Me gustó la idea de qué él actuara como opuesto a Pierre: ellos habían trabajado juntos en la Comédie-Française, en 'The Italian Straw Hat' y, de hecho, en la vida real son casi como hermanos.


P: Así que hay esos cuatro personajes principales, pero a su alrededor, conseguiste crear una tripulación con un aspecto físico y expresión extremadamente creíbles...

R: En la primera parte de la película, vemos 'Les Mousquemers', un trío compuesto por Jacques Yves Cousteau, Philippe Tailliez y Frédéric Dumas, quiénes hicieron las primeras películas submarinas a principios de los cuarenta. En la película, Laurent Lucas y Olivier Galfione interpretan a esos hombres. Necesitaba buenos actores y, como tú dices, también a hombres que parecieran buzos reales en sus trajes. Laurent y Olivier también trabajaron duro con su físico para conseguirlo... En cuanto a la tripulación del Calypso, sobretodo hice castings con actores sudafricanos: hombres que vivían en Cape Town pero que lo habían oído todo sobre Cousteau y que estaban muy motivados para sumarse a la aventura. Les di páginas y páginas de historias y fotos del barco y de los hombres que navegaron en él. Cada uno tenía una descripción de su personaje y del rol que jugaba a bordo, incluso aquéllos que no tenían diálogo. Por eso creo que, en pantalla, sentimos cómo la tripulación evoluciona y cómo cada uno sabe qué trabajo es el suyo... Ser un marinero es, en definitiva, un modo de vida.


P: ¿Has estado en contacto con la familia de Cousteau?

R: Sí, por supuesto. ¡Con cada uno de ellos, creo, en algún momento! Jan, la viuda de Philippe, visitó el set, de hecho. La conocí tres o cuatro años atrás en Washington, donde ella vive. Comimos juntos, ella empezó a contarme su vida y la de su marido, que murió cuando ella estaba embarazada de su segundo niño... Mientras la oía hablar o al verla llorar tras casi 40 años después de la muerte de su marido, pensé que la historia de su vida y de su amor era tan bonita, que decidí hacer el papel de Philippe más importante en la película... Philippe Cousteau tenía las características de un verdadero héroe de cine, incluido su trágico final. Pero sí, conocí a toda la famlia Cousteau, o a casi toda. Cuando miro la cantidad de números de teléfono con el nombre Cousteau en mi agenda de contactos, ¡veo que tengo más que de mi propia familia!


P: Mencionaste el Calypso: hablemos un poco más de este barco que está en el centro de la película y que es mucho más que una pieza de attrezzo... prácticamente un personaje en sí mismo...

R: ¡Rodar en un barco es un infierno! Una pesadilla de principio a fin. Todo es complicado. Los ingleses tienen un dicho muy bueno (yo que he tenido un barquito pequeño, puedo confirmarlo): hay dos días buenos cuando tienes un barco, el día que lo compras y el día que lo vendes! Pero a la vez, quiero mucho ese barco que vi un día, años atrás. El director de producción Laurent Ott hizo un trabajo fantástico a bordo. Igual que Matias Boucard, mi director de fotografía, con quién trabajaba por primera vez, y para quién JACQUES era su segunda película... Creo que la elección del equipo es realmente importante para un director. Siendo honesto, no podría haber llevado esta difícil aventura sin todos los jefes técnicos que me rodeaban, con muchos de los cuáles he trabajado durante años y me han seguido por todo el mundo. Stan Collet, mi montador, Brieuc Vanderswalm, mi primer ayudante, Carine Sarfati, que ya estaba conmigo en mi primera película 'Anthony Zimmer'.


P: ¿Llevastéis ese barco con vosotros en la Antártida?

R: No porque, para empezar, allí no puedes navegar con barcos de madera porque la madera no resiste a la presión del hielo. De hecho, esto casi mató a Cousteau y a su tripulación a bordo del Calypso, que era también de madera y, por ello, no estaba adaptado a las condiciones extremas de la Antártida. ¡Y yo no soy tan atrevido como Cousteau! Fuimos con un barco que estaba técnicamente autorizado, pero también ecológicamente, un imperativo para poder navegar en una zona tan protegida como la Antártida. ¡Gracias a Cousteau, de hecho! Pero todos los planos de Cousteau en la Antártida fueron añadidos digitalmente a posteriori. Y lamentablemente, también tuvimos que añadir peces de forma digital en las escenas del Mediterráneo porque eran de especies que han ido desapareciendo en los últimos 70 años...


P: Y aquí estás, en el final de esta largo viaje que tu y el Capitán Cousteau habéis hecho durante años. ¿Cómo ves JACQUES ahora?

R: Lo que me hace más feliz es ver que la película ha conmovido a aquellos que ya han podido verla, de la misma manera que a mí me tocó. Recuerdo el momento en el que acabé el esbozo final del guión, escrito del tirón durante tres semanas. Había trabajado sin parar durante horas y horas y empecé a llorar... Este es el estado en el que estaba cuando escribí las últimas páginas. Espero que esa emoción sea compartida por los espectadores porque JACQUES es una película que habla de temas muy simples, que son esenciales para la mayoría de nosotros, como nuestra relación con la naturaleza que nos envuelve o las complicadas relaciones familiares que a veces la vida daña. Debo añadir que esta aventura me cambió a mí también como persona. Ya era bastante sensible a las cuestiones ambientales, pero me hizo volver más comprometido... Biodiversidad, calentamiento global... Son temas cruciales para los años que vendrán. Hablamos mucho de ellos pero hacemos muy poco.

Y por último, ¡el rodaje fue tan complicado que acabó dándome una fuerza increíble! Seguro que es la influencia de Cousteau que nos afectaba: tuvimos esa loca habilidad de hacer posible cosas que el resto creía imposibles... Bueno, al fin y al cabo, creo que, haciendo esta película, seguimos su ejemplo.


Entrevista a Lambert Wilson

P: ¿Antes de aproximarte al Capitán Cousteau para este proyecto, qué sabías de aquél hombre y su vida?

R: Su historia me hizo volver a mi infancia. ¡Todo me era familiar: de la misma forma que lo era De Gaulle, Catherine Langeais o Léon Zitrone! Iconos de la televisión francesa que yo y mi familia mirábamos religiosamente. No con mis padres, sino con mis abuelos, ya que mi padre se iba mucho a actuar en los escenarios así que no mirábamos mucho la tele juntos... Cousteau estuvo muy presente, así como sus compañeros de tripulación, como Philippe o Bébert. Había muy pocos canales de televisión en esos tiempos, así que cualquiera que apareciera en pantalla se convertía en un tema de conversación obvio para todo el mundo. Y también fue por la música heroica y las imágenes increíbles que mostraba, que las aventuras del Capitán Cousteau eran un sueño para los niños de mi edad. Incluso cuando habían tiburones, por ejemplo, nunca parecían del todo peligrosos, sino algo divertido, excitante, ¡casi como estar de vacaciones! Es una cosa realmente generacional: recientemente, en Italia, conocí a unos pescadores que me dijeron que ellos jugaban mucho a ser Cousteau o Falco, justo igual que yo, aunque ellos eran niños de Portofino, cerca de Génova... Cuando les dije que estaba haciendo JACQUES, resulto algo muy importante para ellos...


P: ¿Fue este vínculo casi sentimental que tenías hacia el personaje lo que te hizo aceptar tan rápido el papel al leer el guión de Jérôme Salle?

R: Recuerdo el momento en que mi agente me llamó para hablar de la película. Estaba en Londres, fuera de un teatro, ¡y no dudé ni un segundo! Jérôme y yo nos conocimos muy poco después de aquello, él me dio el guión y por mi parte, no hubo nunca un momento de duda para hacerlo. La perspectiva de la película no era para nada lo que esperaba. Había oído que sería una especie de biopic sobre Cousteau, desde su juventud hasta su muerte. Jérôme ya había empezado a trabajar en la historia y se había dado cuenta de que encontrar un actor físicamente capaz de interpretar un personaje a lo largo de un periodo de 60 años sería complicado y mucho más caro. También pienso que habría sido un poco tedioso. La idea de concentrar la historia en la relación entre Cousteau y sus dos hijos, Philippe y Jean Michel, fue la decisión correcta. Obviamente, eso significó saltarse algunos temas fundamentales, como la invención del Aqua Lung en los cuarenta, que permitió a los submarinistas respirar bajo el agua, o la realización de sus primeras películas, que lo llevaron al triunfo de 'El mundo silencioso' en el Festival de Cannes de 1956, o la última fase de su vida tras la muerte de Philippe, que fue muy importante en temas ecologistas...

Aunque estaba frustrado al empezar, pensando egoístamente que aquello me quitaba posibilidades interpretativas, no pensé lo mismo cuando vi la película. La esencia más verdadera de Jacques-Yves Cousteau se puede encontrar en JACQUES, con todos sus errores, sus cualidades, sus contradicciones y su relación con la familia.


P: Así que tuviste un deseo inmediato de interpretar a Cousteau, pero, después de ello, ¿sentiste algún tipo de presión o responsabilidad encarnando a un hombre que, durante un largo tiempo, fue el favorito del público francés, así como el clérigo Abbé Pierre, otro de tus grandes papeles?

R: Sí, eso es exactamente lo que sentí: ¡Cousteau y Abbé fueron sucesivamente el número 1 y el número 2 en la lista de celebridades favoritas del Journal du Dimanche durante años! Mirándolo en perspectiva, creo que fue bastante más arriesgado interpretar a Abbé Pierre que a Cousteau: era demasiado joven en ese momento, demasiado alto... Con Cousteau compartía algunos rasgos físicos con él, alto, desgarbado, la misma nariz... Por supuesto que tuve que trabajar en ello, pero había una cantidad de información mucho mayor sobre Cousteau, no como de Abbé Pierre. Ante un ejercicio como éste, los actores y directores tienen que entender que lo que están dando al público es una sensación, la impresión de un personaje, no una imitación. Hacia el final de 'Winter 54', aún no me parecía a Abbé Pierre, pero el mejor cumplido vino de los miembros de su comunidad, que dijeron que lo habían sentido a él en mi interpretación... En JACQUES, puede que me parezca un poco a Cousteau, pero espero transmita cierta verdad y sinceridad y, en particular, espero que a aquéllos que le conocieron, les convenza...


P: Además de la preparación física, a la que luego volveremos, gran parte de tu preparación se basó en estudiar la masa de documentación existente sobre Cousteau, incluyendo sus libros...

R: Soy uno de aquellos actores que necesitan un modelo para focalizar mi interpretación. Si alguien está tratando de transformarse, el modelo debe ser concreto... Pero con Cousteau, ¡el volumen de todo el material que había era abrumador! Primero hay sus documentales, en los que él aparece. Después hay muchos libros, especialmente el de Franck Machu, un tomo enorme llamado 'Un cineasta llamado Cousteau' que tiene la cualidad de ser una biografía vista a través de sus películas. La historia empieza con sus primeras películas en blanco y negro, hechas por los Mousquemers, luego se acerca a 'El mundo silencioso' así como a todos los episodios del programa: todo lo que Cousteau grabó está listado y mezclado con elementos de su vida. Es fascinante... También leí el propio libro que Cousteau escribió: 'Cousteau, mi testamento: hombre, pulpo y orquídea', una especie de manifiesto ecologista que no dice mucho de su vida pero que es interesante. Y también hay un libro inglés muy bueno llamado 'The Sea King' por Brad Matsen, que es extremamente objetivo. En definitiva, durante todo un año antes del rodaje, devoré literalmente cualquier cosa sobre Cousteau para alimentar mi inspiración. Otro elemento importante: el trabajo en el vestuario y en el maquillaje, que se consiguió mirando esas imágenes una y otra vez. Y Jérôme Salle me hizo escuchar las grabaciones con la voz de Cousteau, especialmente de los programas de Jacques Chancel 'Radiotelescopie'. Sinceramente, cuando las escuché, casi sentí como si hubiera puesto los dedos en un enchufe. Quiero decir que a veces tenía la impresión de tener a Cousteau justo allí, a mi lado... Aún así, me rendí con la idea de tratar de imitar su voz, y me concentré más en el ritmo de su discurso. Hablé con Laurent Gerra, el imitador, que es uno de aquellos talentos, capaces de capturar y reproducir muchos registros vocales. Pero habría tomado demasiado tiempo y trabajo, con el riesgo de perderme algunos de los aspectos más importantes de Cousteau: su mezcla de carisma, de egolatría feroz pero también de una increíble habilidad para transmitir energía y una idea de libertad hacia los demás. Tenía un carácter débil, en el sentido que rehuía de los conflictos, como lo hizo con las tensiones familiares o profesionales, pero a la vez podía convencerte de seguirle hasta el fin del mundo o de sacar tu talonario para financiar sus proyectos.


P: También era un hombre que construyó su sueño junto a Simone, su primera mujer...

R: Sí, con y sin ella a la vez, y ésa es una de las paradojas que lo hacen un personaje interesante. Esa decisión egoísta de libertad fue tomada por los dos. Sepamos lo que sepamos de Simone y Jacques, fueron una pareja y decidieron llevar esa increíble vida siempre de viaje por el mundo. Esto revela muchas cosas acerca de ellos... Para empezar, ellos imponen este modo de vida a unos hijos que los tienen que seguir lo mejor que pueden, aprendiendo a leer a los ocho años, viviendo como pequeños salvajes. Cuando los padres quisieron viajar más lejos, los chicos fueron enviados a un internado... Simone escogió esa vida excéntrica y luego, se quedó sola a bordo en el Calypso con su tripulación.

Yo nunca había viajado a mar abierto; sólo había navegado por la costa. Para la película, nos fuimos a la Antártida y cruzamos el pasaje de Drake, uno de los mares más peligrosos del mundo. ¡Lo entendí justo allí! La excitación de estar a solas con el mar, sin el más mínimo atisbo de tierra a la vista, la libertad total, la sentía por todo el cuerpo... La tripulación de Cousteau, por ejemplo François Sarano, nos contó que al final de una expedición, pararon en el puerto en medio de una tormenta más allá de la costa de Nueva Zelanda. Sólo se tomaron el tiempo justo para rellenar el combustible, cargar comida de reserva y pronto el Calypso ya estaba de nuevo en marcha, ¡en medio de la niebla y la tormenta! Ni Jacques ni Simone querían quedarse en el puerto. Creo que, en el fondo, los dos huían del resto de la humanidad, aunque él pasó una parte de su vida yendo a los Estados Unidos para recaudar dinero y financiar su proyecto...


P: Hablemos también de tu transformación física para conseguir un cuerpo como el de Cousteau, un cuerpo de submarinista...

R: Fue un fracaso para mí. Creo que un actor americano (Matthew McConauguey por ejemplo) habría llegado más lejos que yo! La dificultad con Cousteau es que yo tenía que ser muy delgado, pero al mismo tiempo, tenía que hacer esfuerzos muy físicos, como bucear. El problema es que, por debajo de cierto peso, te vuelves débil. Tuve que nadar bajo el agua cargando con esas bombonas de oxígeno tan pesadas, en rodajes de 14 horas al día, así que tenía que tener la energía suficiente. Perdí 10 kilos bastante rápido, sin coger más durante el rodaje. De hecho, Jérôme hizo una vigilancia continuada de mis dietas porque pensaba que estaba demasiado corpulento. Hago regularmente un entrenamiento de pesas y mi cuerpo tenía que ser más parecido al de un buzo: más flaco que muscular...


P: Aprender a bucear también supuso mucha disciplina, supongo...

R: ¡Fue como un regalo! Siempre, desde que era un niño y me tiraba en una piscina, un lago o en el mar, pasaba todo el tiempo bajo el agua. Incluso me había sumergido unos 3 o 4 metros, con un poco de descompresión... ¡Nadie me había dicho nunca que todo lo que había que hacer era ponerme unas bombonas de oxígeno para poder respirar y ser el hombre más feliz del mundo! Recuerdo que cuando mi hermano y yo éramos pequeños, hicimos ejercicios de buceo en la piscina de nuestros padres en Bandol (cerca de donde Cousteau había vivido) haciendo competiciones colocando objetos en el fondo de la piscina. Para JACQUES tuve que aprender de forma profesional, ¡por supuesto! La ley francesa obliga a tener un certificado de buzo recreativo, pero también un certificado de buzo comercial, porque estábamos buceando por trabajo... Eso significó muchos controles médicos, rayos-x pulmonares, electrocardiogramas, pruebas de vista y oídos, etc... Y también había un examen de buceo de cuatro días, que es el que los submarinistas de las plataformas petrolíferas tienen que hacer. Estoy muy orgulloso de haber conseguido esa certificación... El único problema ocurrió durante nuestra primera clase (con Pierre Niney, Jérôme Salle y Brieu Vanderswalm, el ayudante de dirección). Estábamos en el puerto industrial de Marsella en unas aguas extremamente sucias. No podíamos ver a nuestro instructor, que estaba justo a un metro de nosotros, y estábamos inmóviles entre barro, cieno y óleo... Tuvimos que hacer muchos ejercicios donde teníamos que quitarnos las mascarillas bajo el agua. En seguida cogí una infección en el ojo. ¡Horrible! Afortunadamente, los días siguientes nos fuimos a las islas más cercanas y pudimos disfrutarlo más. De hecho, querría mencionar a los fantásticos chicos que nos entrenaron, en particular a Philippe Le Meuner, todos ellos fueron increíblemente amables, eficientes y serenos. Bucear fue una verdadera revelación para mí. He hecho escalada para 'Five Days One Summer' de Fred Zimmermann, he tenido que entrenarme como luchador para otras películas, y he hecho hípica regularmente desde que era un niño. Pero buceando, conocí a gente completamente diferente. Todos son pacíficos, amantes de la naturaleza, y pronto se prestan a ayudar a sus compañeros. Estos profesionales no estaban con nosotros durante todo el rodaje, pero su presencia en el inicio, en Croacia, con el sol, el agua caliente y ese magnífico escenario, ayudó a todo el equipo - actores y técnicos - a crear vínculos más cercanos.


P: Croacia, que se usó para emular a la Riviera Francesa en los años cuarenta y cincuenta...

R: Sí, una especie de paraíso perdido antes de la llegada del hormigón... Una parte del Mediterráneo que ha sido preservada y que está ligeramente anticuada. Fueron unos días maravillosos: nos íbamos andando por unas rocas muy angostas que yo había visto de niño en La Ciotat o Cassis. Todo era una extraña y encantadora sensación de viajar atrás en el tiempo... Luego fuimos a Sudáfrica, pero aquello fue completamente diferente: Cape Town es como un enorme estudio. ¡Allí pudimos recrear escenas de París, Nueva York y Marsella!


P: Cómo definirías la película?

R: Uno de los puntos más interesantes de la película es que JACQUES no es una hagiografía del Capitán Cousteau. La película muestra que la industria del petróleo financió sus primeros proyectos, que llegó a acuerdos con la televisión americana para que financiaran sus películas, que su relación con la fauna fluctuó y que su consciencia ecologista no se despertó hasta muchos años después. Esto puede sorprender a la audiencia, que tiene una imagen muy diferente de Cousteau...

Hay dos opiniones generalizadas sobre el hombre, sobre Jacques. La primera es en forma de admiración, pero básica, como con el Abbé Pierre, ya que ambos fueron personalidades muy queridas pero no conocidas realmente. ¡La segunda forma me sorprende y me cabrea! Entre cierto tipo de intelectuales parisinos, supuestamente más entendidos, hay un deseo de destruir al icono. Por ejemplo, mucha gente insiste en asociar a Cousteau con el antisemitismo de su hermano, Pierre-Antoine, quién escribió cosas totalmente abominables. ¡Esa gente está totalmente mal informada! Mencionan la ecología pero él acabó reconociendo sus errores y fue hacia la dirección opuesta, consiguió que se firmara una moratoria para proteger la Antártida para los próximos 50 años. Fue una de las primeras personas en hacer sonar la alarma, la que oye hoy en día toda la gente bien informada. Cuando hizo 'El Mundo Silencioso', no tenía ni idea de hasta qué punto el océano estaba en peligro. La amenaza puede remontarse desde el inicio de la revolución industrial... Pero en los inicios de los sesenta, Cousteau fue el único que llamó a los científicos en el Instituto Oceanográfico de Mónaco para firmar un acuerdo de no lanzar residuos nucleares en el fondo del mar. Él es un verdadero héroe cuyo mensaje se ha ido sin ser prácticamente oído. Todas las cosas que están diciendo las organizaciones internacionales sobre la industrialización, la sobrepesca, el calentamiento global: Cousteau fue la primera persona en denunciar esas cosas. Así que juzgarlo de falta de conciencia ambiental es algo estúpido e infundado, y hablar de él en JACQUES fue para mí una manera de volver a poner su mensaje en el centro del debate. Pero eso no impide que la película muestre a Cousteau desde otras perspectivas...


P: ¿Sólo era un ser humano, entonces?

R: Sí, por supuesto. Tenía sus fallos, obviamente... en su vida privada (¿pero quiénes somos nosotros para actuar como censores morales?) él era un mujeriego, que tuvo relaciones con muchas mujeres durante sus viajes. La parte que veo menos fácil de excusar es la relación con sus hijos... Encontré similitudes en cómo era mi padre conmigo. Ambos eran hombres capaces de compartir toda la pasión y el valor de su trabajo contigo, pero al mismo tiempo, te abandonaban, estando apenas contigo y, en particular, odiaban el hecho de que invadieras su territorio convirtiéndote en su rival... Cousteau tenía una especie de amor paternal apasionado por Philippe, pero lo expresaba mostrando una gran severidad. Lo quería pero también lo quería castigar por su talento. Algunas escenas eran un poco perturbadoras para mí. Estoy pensando en aquélla en qué padre e hijo se encuentran en un restaurante de Los Ángeles. En la voz de Philippe, oía muchas de las recriminaciones que podría haberle hecho a mi padre. Y aún así, ¡yo mismo estaba encarnando muchas de las cosas que odiaba de él! Como el oportunismo financiero de Cousteau. Debo admitir que lo entiendo. Él necesitaba mucho dinero para hacer realidad su sueño, que acabó beneficiando a mucha gente. Entendió muy rápidamente que él era el eslabón más visible en la maquinaria de los medios de comunicación. Esa saga necesitaba un héroe y él se puso en el centro, probablemente por narcisismo, es cierto, pero también porque sabía que la gente necesitaba un punto de referencia para todo, para ser viable. Cuando se fue a América a negociar millones con las compañías de televisión, fue porque la industria del petróleo le había retirado su apoyo. Creo que es una gran historia porque es ahí donde una nueva aventura empezó, la que lo puso en el centro de su verdadero oficio: Cousteau era más que un explorador submarino, era un cineasta. A partir de ese momento, se concentró en la fotografía, construyó sus propias cámaras, hacía inventos. El mismo Louis Malle dijo que había aprendido mucho trabajando con Cousteau...


P: Hablando de cineastas, ¿qué hay de Jérôme Salle? Cómo lo describirías como hombre y como director?

R: Jérôme es un auténtico camaleón, ¡gracias a su inteligencia! Es un hombre con ideas, un intelectual, con el que puedes hablar de filosofía durante horas o discutir teorías sobre un personaje. Pero también es un hombre de acción, que toma decisiones, el líder del grupo. ¡Es impresionante! El Jérôme que conocí al principio, tomando una taza de té para discutir el proyecto, era la pura esencia de la sutileza. Pero cuándo nos marchamos para entrenarnos como submarinistas, es cuando conocí su competitividad, ¡sus ganas de superar nuevos retos! Durante el rodaje, Jérôme era el primero en ponerse su traje, incluso cuando no era necesario para él. También es un cineasta y no hay mucha gente que sea capaz de rodar escenas muy íntimas psicológicamente entre dos personajes, y por otro lado, de embarcarse en proyectos a gran escala con aviones u hombres bajo el agua rodeados de tiburones. Siempre permanece completamente imperturbable, de hecho le encanta. Cuando Pierre Niney y yo estábamos sobre el témpano de hielo, se suponía que teníamos que compartir un momento de sutil emoción entre padre e hijo, en un trozo de hielo donde no nos podíamos mover para no dejar marcas atrás. Jérôme lo grabó todo con un drone, y fue un verdadero líder. ¡Cuando le mando mensajes aún le llamo 'Boss'! Es el único director al que lo llamo así...


P: Así que Pierre Niney interpreta a Philippe Cousteau, uno de tus dos hijos en la película...

R: Lo bonito de un rodaje es cuando te das cuenta de que el actor con el que estás, tiene las mismas ideas que tu. Como yo, Piere estaba interpretando a un personaje que quería desarollar y defender a la larga. Lo admiro mucho como actor: tiene una finura y una inteligencia increíbles. Es un aventurero rápido, divertido y sensible.

En particular, admiro sus principios en lo que respecta a su relación con las otras personas. Pierre es una persona elegante... También es muy ambicioso, en el buen sentido de la palabra: quiere hacer las cosas bien hechas. En realidad, fue muy emotivo encontrarme casi en una relación paternal con un actor que era muy similar a mí en su misma edad... A los 25 años, un actor es muy decidido. Quiere actuar, quiere aprender... Pierre es muy exigente consigo mismo, quiere dejar huella y, en este caso, quería crear una persona real, hacer de Philippe un héroe. También trabajó en su físico y fue un buzo muy intrépido. ¡Yo casi estaba celoso de él! Era una película de Cousteau después de todo, ¡pero él era el único que consiguió nadar con leones marinos y tiburones! Pero, bromas aparte, diría que el hecho de que rodáramos en muchas partes del mundo, creó un estrecho vínculo entre todos nosotros... De hecho, la principal diferencia entre Pierre y yo, es que no empezamos en el mismo mundo: él es totalmente parte de la generación de los smartphones, las tablets y Twitter.


P: Otro personaje importante de la película que el público va a descubrir por primera vez es Simone Cousteau, perfectamente interpretada por Audrey Tautou...

R: Cuando vimos la película y las luces se encendieron en el auditorio, me giré hacia Audrey directamente y le dije 'Me quito el sombrero'. Está extraordinaria en ese papel, consigue crear el personaje de Simone de una forma sutil y única. Audrey supo como coger inspiración de la Simone real pese a encontrar muy pocos libros y documentos sobre su existencia. Era hija de un almirante, así que era una chica marinera, de clase media, que decidió alejarse de la sociedad. Pero Simone también sufrió en su matrimonio y, para molestar a Cousteau, decidió quedarse a bordo en el Calypso, liderando el barco, como jefa de tripulación. Todos aquellos hombres le tenían mucho respeto: para los que aún viven: `¡Ella es intocable!' Audrey supo como retratar la evolución psicológica de Simone: a lo largo del film se va amargando, pero sigue cariñosa, amable... ¡Me encantó su interpretación! Y es una de esas actrices, como Signoret, que es capaz de mostrar una verdadera belleza, pero también a alguien totalmente autodestructivo... Simone Cousteau era una mujer altamente inteligente, que estaba siempre muy atenta a todo lo que sucedía a su alrededor, pero también tenía una gran resistencia. Creo que Audrey se sentía muy cerca de ella. Es alguien a quién le encanta el mar, que se siente a gusto en compañía de hombres. Se sentía muy cómoda a bordo en el barco... durante el viaje a la Antártida, ambos estábamos eufóricos, de un lado para otro, ¡grabándolo todo! Ella ha creado un papel muy poco convencional que creo que le dará un amplio abanico de posibilidades...


P: Antes destacabas que el barco en el que rodasteis es un elemento esencial de JACQUES. Cuando estabas a bordo de esta réplica del Calypso y te convertiste en Cousteau para la película, ¿no se te puso la carne de gallina?

R: ¡Sí, absolutamente: la primera vez que pisé la cubierta fue una locura! Había soñado muchísimo con aquél barco, había leído mucho sobre él y visto mucho metraje, así que fue una sensación muy rara. Recuerdo que cuando llegué al puerto de Cape Town y ví el barco, ¡no podía creer lo que veían mis ojos! Todo era único, por ejemplo cuando entras en la sala de control... ya sabes, JACQUES era más que una película: todos nos acercamos mucho a la historia, a su familia, a su aventura. Por supuesto que estábamos interpretando a personajes, pero eran personajes que conocimos o que conoció la gente con la que hablamos. Para mí eso fue un factor culminante en todo esto. Al final de la película, lloré la muerte de mi hijo, Philippe, con mi otro hijo Jean-Michel, sentado en un banco mirando al océano. Francamente, en aquél momento, estaba llorando por Philippe, no necesité pensar en mis familiares, una técnica habitual para los actores para llorar en pantalla... Esa historia se había convertido en la mía. Mi pena era la de Cousteau para su hijo. Aquello no me había pasado nunca antes...


P: ¿Quieres decir que recordarás la película como algo especial después de cuarenta años trabajando con algunos de los mejores directores?

R: Sí, aunque sólo sea porque es muy difícil tener la oportunidad de interpretar un personaje durante un periodo tan largo de su vida, entre los 37 y los 70 años. Todo el trabajo de maquillaje por parte de Rick Findlater para conseguirlo fue excepcional. Para mí, JACQUES fue un gran logro. Es el tipo de película que soñaba hacer cuando descubrí el cine por primera vez: a gran escala, épico... Me encantaba ver películas de David Lean, o 'Memorias de África', donde hay desde dramas íntimos hasta imágenes espectaculares. Así que, por supuesto, he disfrutado mucho haciendo las películas de autor que he hecho, pero lo que Jérôme me ofrecía era imposible de rechazar, ya que es un tipo de película como las que hay pocas en Francia. Estoy convencido que una de las cosas más bonitas en la vida, más que los logros personales, son los viajes y los encuentros. ¡Y me mimaron completamente en lo que respecta a eso!


Entrevista a Pierre Niney

P: ¿Cuál fue tu primera reacción cuando, recién iniciado el proyecto, recibiste la propuesta de Jérôme Salle?

R: Me sentí muy afortunado de poder leer el guión de una película tan ambiciosa, que aquí no es muy habitual. Una gran película de aventuras, poética, sobre una familia extraordinaria, que también quiere que nos demos cuenta de la belleza y la fragilidad de nuestro planeta.


P: El rol de Philippe Cousteau está realmente en el centro de la historia de JACQUES. ¿Cuánto sabías sobre él antes de trabajar en el personaje?

R: ¡Que era el hijo del Capitán Cousteau, eso es todo! ¡Tenía mucho que aprender sobre él!

Philippe era una persona menos conocida, aunque él codirigió muchos de los documentales con su padre. Fue muy importante en sus aventuras, un miembro muy destacado de la tripulación. Pero Jacques-Yves Cousteau era un líder, un pionero, un 'monstruo' del carisma y la energía tan destacado que Philippe, que murió joven, fue olvidado con el tiempo. Éste es también un poco el tema de la película, uno muy interesante, creo.


P: ¿Cómo aprendiste más sobre él? Por ejemplo, ¿conociste a su mujer, Jan, o a sus hijos?

R: Hice mucha investigación. Mirando las películas, claro, las que aparecía él y las que él dirigía. Pero también mirando fotos, leyendo entrevistas y hablando con los compañeros de tripulación del Calypso que tuve el placer de conocer. Esos hombres, que eran los amigos de Philippe, también fueron testimonios de su falta de conciencia ante el peligro. Me hablaron de los riesgos locos que tomaba Philippe para conseguir una buena imagen. Esa faceta temeraria de Philippe fue un factor muy importante. Reflejaba su deseo de superar a su padre, yo creo.


P: Pero la fuente de información más bonita eran sus cartas: una acceso muy privado y privilegiado hacia el mundo de Philippe.

R: Sólo conseguí el acceso a las cartas gracias al encuentro con su mujer Jan. Jérôme nos puso en contacto y quedamos en Los Ángeles unos meses antes de empezar el rodaje. Ella fue muy amable de contarme mucho sobre su relación con Philippe y sobre su personalidad. Fue de gran ayuda para mi preparación del personaje, abriendo sus documentos para Jérôme y para mí, y dándonos mucha información sobre la vida de Philippe. Esas cartas privadas eran clave para mí. Para entender al hombre, pero también el amor, único y muy fuerte, que ambos vivieron. Cartas enviadas desde el otro lado del mundo entre dos amantes, hablando de sus vidas, sus planes, su familia, el estado del mundo... Totalmente inspiradoras.


P: La trama de Philippe le da una dimensión muy personal a la película, que casa a la perfección con el espíritu y la trama de aventura paralela. ¿Cuál fue el reto principal del proyecto para tí?

R: Philippe era capaz de sentir un gran amor, que lo sintió con Jan, y también una gran admiración, que tuvo hacia su padre, pero también era un personaje bastante solitario.

Era muy cercano a la naturaleza y a los animales. Jan me dijo que muchas veces prefería la compañía de los pájaros que la de los hombres. Su consciencia medioambiental venía de la contemplación de la naturaleza, los paisajes, el mar...

El hecho de que contagiara esa concienciación, que en ese tiempo era completamente rara, hacia su padre, fue un elemento decisivo en mi deseo de interpretar a Philippe. Creo que hoy, es de gran importancia seguir diciendo a la gente, recordando una y otra vez que debemos cuidar de nuestro planeta.


P: Philippe era un explorador, un submarinista, un piloto: ¿Cómo te preparaste físicamente para el papel, en especial, para las escenas bajo el agua? ¿Qué recuerdos tienes de esa parte del rodaje?

R: Jérôme quería que me preparara físicamente: que me ejercitara y que aprendiera también a bucear, por supuesto. Hice un curso de buceo en Marsella con Lambert y Jérôme antes de que empezara el rodaje. Fue un hallazgo increíble para los tres. Un momento importante en el proyecto, creo.

Hay algo muy meditativo en el buceo, impone un ritmo lento, que queda en la mente, supongo. Para Lambert y para mí, fue también la oportunidad para conocernos mejor... bajo el agua. Me encantó que nuestro primer encuentro no fuera sentados en una mesa, trabajando el diálogo y el texto, sino algo mucho más básico e intuitivo, a 20 metros bajo el mar. Ya nos sentíamos en el corazón de la película, en el fondo de la relación entre Jacques y Philippe.


P: JACQUES te dió la oportunidad de viajar a Croacia, Las Bahamas, Sudáfrica, la Antártida... ¿Cuáles fueron los mejores momentos de esos viajes?

R: Hubo muchos. Siempre recordaré la escena que rodamos en medio del océano en Sudáfrica. Lambert y yo teníamos un diálogo juntos en la superficie del agua cuando, de pronto, en medio de la escena, una enorme ballena jorobada aparece a unos pocos metros de nosotros. ¡Causó una estupefacción y fascinación a todos! No podía creer lo que veían mis ojos. Nadó a nuestro alrededor, luego una segunda ballena apareció, y las dos nadaron entre nosotros durante una buena media hora. Así que al final continuamos la escena... rodeados de ballenas jorobadas en medio del océano.

Tuvimos muchos momentos como ésos. Buenos momentos pero también algunos de duros... Pienso en la tormenta extrema en la que estuvimos atrapados en la Antártida. Con vientos de 140 km/h. Esquivando icebergs en plena noche...


P: ¿Alguna vez fuiste un mero espectador de las maravillas que tenías enfrente?

R: Casi cada día vimos las cosas más increíbles. A veces es imposible no quedarse quieto, de pie, mirando tales paisajes. Una ballena saltando a unos pocos metros del barco, un grupo de delfines curiosos por el rodaje, un iceberg delante de nuestros ojos en medio de la Antártida, buceando con tiburones que se alimentaban a pocos centímetros de nosotros... He visto algunas de las imágenes más increíbles de mi vida gracias a esta película.


P: Con Lambert Wilson, compartiste momentos muy bonitos en pantalla. Cuéntanos cómo fue trabajar con él y vuestra relación detrás de las pantallas...

R: Lambert también tiene un vínculo especial con el teatro y, en consecuencia, al texto y a una composición teatral. Tenemos el mismo tipo de cultura, un placer común en la interpretación. Lo que nos ayudó creo, a contar una relación algo compleja entre padre e hijo. Una relación hecha de frustración y admiración mutuas, en la que Philippe siempre intentaba dejar su huella pero su padre era siempre el centro de atención. A veces estaba en total desacuerdo con su padre, pero lo quería.

Lambert tiene una elegancia natural y su sensibilidad fue una ventaja también tras las cámaras. Cuando estás viviendo en unas condiciones tan inusuales como aquéllas que vivimos en la Antártida, todos juntos en un barco durante dos semanas con sólo un pequeño equipo de rodaje, literalmente a merced del viento y las mareas, es bueno tener a alguien tan gentil y considerado como Lambert.


P: Háblanos de Audrey Tautou, que interpreta a tu madre, Simone...

R: Estaba impresionado por cómo Audrey había construido el papel de Simone. Cuando leí el guión no me había imaginado un papel tan fuerte y conmovedor como el suyo. Ella supo como resaltar las debilidades y los aspectos más tiernos de una madre.


P: Tu hermano en la película, Jean-Michel, está interpretado por Benjamin Lavernhe, uno de tus amigos más íntimos desde que actuastéis juntos en la Comédie Française. ¿Ayudó este vínculo en el momento de actuar juntos?

R: Conocí por primera vez a Benjamin en la escuela de interpretación Cours Florent. Me sorprendió de inmediato cómo de inventivo y equilibrado era como actor. Luego estudiamos juntos en el Conservatoire National y le propuse de actuar en mi serie 'Casting(s)' del Canal+. Nuestros caminos se juntaron de nuevo en la Comédie Française. Benjamin es un gran amigo y un gran actor. Actuar con él es siempre un placer... y también una vuelta a la infancia porque siempre nos divertimos mucho juntos. Demasiado, quizás. Puedo recordar un par de veces en las que no podíamos parar de reír durante el rodaje.


P: No es habitual hacer una película tan grande como JACQUES en el cine francés. ¿Qué tipo de director era Jérôme Salle y cómo lideró el proyecto?

R: Jérôme tenía en mente esta película desde hacía mucho tiempo. Era una historia con la que él estaba muy vinculado y sobre una familia de la que sabía muchas cosas. Jérôme también tenía una idea muy clara de lo que quería hacer a nivel técnico y artístico. A pesar de la concentración necesaria para dirigir una película tan ambiciosa, el resto siempre sentimos que disfrutaba mucho en el set. La pasión contagiosa con la que quería contar la historia de esta épica familia fue un factor realmente motivador para todos.

Por ejemplo, durante un largo tiempo, pensaba que rodaríamos muchas escenas en un estudio, especialmente el viaje a la Antártida, que era muy complicada técnicamente. Pero un día, Jérôme me llamó y dijo: 'Pierre, va a ser muy complicado, pero nos vamos a la Antártida...' Luego me contó que era imposible para él contar una historia de aventureros estando encerrado en un estudio. Tenía que desarrollar el film con un método más auténtico, acercarse al tema. ¡Así que fuimos! Y ahora puedo decir que el viaje, así como bucear con tiburones, rodar en parajes naturales... todo nos inspiró enormemente y nos dio estímulos reales para el proyecto.

Jérôme es extremadamente bueno creando atmósferas, capturando imágenes espectaculares, a la vez que dirige los actores con verdadera consideración.


P: En estos últimos años, has trabajado en proyectos muy diferentes, todos muy ambiciosos. ¿Qué impresión te deja JACQUES? ¿Resulta un punto destacable de tu carrera?

R: JACQUES siempre será una aventura impresionante a nivel personal. He aprendido mucho. Esos viajes incrementaron mi consciencia acerca de muchas cosas, pero en especial de la inmensa fragilidad de nuestro planeta. Observar los daños en la Antártida es extremadamente alarmante. Philippe es el emisario de este mensaje, pero también expresa esperanza. Es él quién le dice a su padre al final de la película: 'No es demasiado tarde'.

Me gustó mucho hacer ese papel y convertirme en el emisario de ese mensaje... el emisario de aquellos hombres que dedicaron su vida entera a mostrarnos, y al final, a proteger, nuestro planeta.


P: ¿Si te pidiera que eligieras una sola imagen, un único momento de esta aventura, cuál sería?

R: Nuestro último día de rodaje en la Antártida. Nos marchábamos de Deception Island después de grabar el plano final de la película, dejando atrás una playa cubierta de humo volcánico. Era una imagen muy misteriosa, y era palpable la emoción entre el pequeño grupo que navegábamos con la Zodiac. Era el final de largos meses de rodaje y, probablemente, la última vez que veríamos nunca esa vista magnífica.