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  Borg McEnroe  Dirigida por Janus Metz
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BORG McENROE está protagonizada por el actor sueco Sverrir Gudnason ("Waltz for Monica", "Gentlemen"), en la piel de Björn Borg; y Shia Labeouf ("Transformers", "Indiana Jones y la calavera de cristal"), quien da vida al jugador norteamericano John McEnroe.

El reparto lo completan Stellan Skarsgård ("Uno tras otro", "Nymphomaniac") como Lennart Bergelin, el entrenador de Borg; y Tuva Novotny ("A war") como Mariana Simionescu, su novia. Además, uno de los jóvenes actores que interpretan a Borg en su niñez es el propio hijo del tenista, Leo Borg.

BORG McENROE está dirigida por Janus Metz, director de "Armadillo" y el encargado de algunos episodios de la segunda temporada de "True Detective"; y está producida por SF Film Production y Tre Vänner Produktion AB.

Borg McEnroe es una historia sobre el precio del éxito. De cómo los dos mejores jugadores de tenis del mundo, en la veintena, quedan atrapados por sus propias carreras. Dos atletas constantemente llevados a contraposiciones de cada uno de la mano de una industria del tenis intensamente comercializada: el "lce Borg" -personaje caricaturizado- y el "Supermocoso". Dos rivales que, durante Wimbledon 1980, se ven obligados a darse cuenta de que la única persona capaz de entender por lo que está pasando cada uno es justamente su peor enemigo.

Borg McEnroe es una película sobre uno de los mayores iconos del mundo, Björn Borg y su gran rival, John McEnroe, joven y con un enorme talento, y de su duelo legendario durante los años 80 en el torneo de Wimbledon. Es una historia de dos hombres que cambiaron la cara del tenis y que se convirtieron en leyendas, y del precio que tuvieron que pagar por ello.


Comentarios del director (Janus Metz)
Para mí Borg McEnroe es la versión tenística de Toro salvaje. En realidad se trata de dos jóvenes que luchan para ser el mejor para de demostrarse algo a si mismos, con la finalidad de tener importancia, porque quieren ser algo o alguien. Atrapados en una rivalidad del uno contra el otro -una de las mayores rivalidades en la historia del deporte- en definitiva están jugando contra si mismos y contra sus propios demonios.

Björn y John tenían ambos una capacidad especial para llegar hasta el límite y superarlo. Creo que esto caracteriza a los campeones más grandes, a las personas que logran conseguir sus objetivos. Y aunque el mundo los viera como contraposiciones perfectas, tenían esta cosa particular en común; de hecho, ambos reconocieron esto el uno en el otro. Los dos jugaron al tenis como si sus vidas dependieran de ello y a medida que la historia se desarrolla vemos cómo estas dos personas solitarias en última instancia encuentran entendimiento y amistad el uno en el otro.

Explorando la confusión interior tanto de Björn como de John, la película despliega una tipo de fotografía visceral, con mucha cámara de mano y steady-cam, cosa que acentúa la sensación de inmediatez y de realismo. Y luego, esto se yuxtapone con elementos icónicos -que confieren estabilidad- y con la creación de una atmosférico rica y, a veces, incluso de imágenes simbólicas, que conducen al tema y a su importancia histórica. La película es sobre un choque de titanes y esto impone una escala. Colocamos el punto de vista del espectador en los zapatos de Björn y de John, pero también conseguimos salir de este espacio saturado y a veces claustrofóbico, mediante imágenes a gran escala que acentúan la magnificencia del partido y la dimensión existencial de la historia.

Como biopic inspirado en los acontecimientos reales de las vidas de Björn y de John y, en particular, su legendaria final de Wimbledon de 1980, Borg/McEnroe evoca de nuevo una era en los deportes en la que los jugadores de tenis eran «estrellas de rock» y donde John y Björn destacaron probablemente como los dos máximos iconos. Aunque yo mismo solo era un niño en 1980, recuerdo claramente esta época del tenis. En mi familia esperábamos todos la final de Wimbledon de 1980, como si fuese el sermón de la misa del gallo en la Catedral de San Pablo. Probablemente solo vi a un tipo con un peinado gracioso que lanzaba gemidos a un lado de la red y a otro tipo que daba rienda suelta a su carácter furioso en el otro, pero era un tiempo en que todavía todo quedaba revestido por un aire sagrado que recuerdo hasta este día. Ahora veo que el núcleo de la cuestión era el modo en que estos dos jugadores se estaban enfrentando el uno con el otro.

En mi familia esperábamos todos la final de Wimbledon de 1980, como si fuese el sermón de la misa del gallo en la Catedral de San Pablo.

Esta final no era únicamente dos hombres que jugaban a tenis. La final eran dos continentes que se enfrentaban. Dos actitudes completamente enfrentadas y dos caracteres que se tienen que medir en un duelo. Dos modos completamente diferentes de ser humanos. Borg/McEnroe capta esto de una manera maravillosa.