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  La batalla de los sexos  (Battle of the sexes)
  Dirigida por Valerie Faris, Jonathan Dayton
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En la estela de la revolución sexual y del auge del movimiento feminista, el partido de tenis celebrado en 1973 entre la campeona mundial femenina Billie Jean King (Emma Stone) y el ex campeón masculino y tramposo habitual Bobby Riggs (Steve Carell), fue anunciado como LA BATALLA DE LOS SEXOS y se convirtió en uno de los acontecimientos deportivos de mayor audiencia de todos los tiempos, alcanzando la cifra de 90 millones de espectadores en todo el mundo. A medida que la rivalidad entre King y Riggs fue subiendo en intensidad, fuera de la pista cada uno estaba librando batallas más personales y complejas. La implacablemente reservada King no sólo era abanderada de la igualdad, sino que además luchaba por aceptar su propia sexualidad a medida que su amistad con Marilyn Barnett (Andrea Riseborough) iba evolucionando. Y Riggs, una de las primeras celebridades hecha a sí misma de la era de los medios, lidiaba con los demonios de su ludopatía a costa de su familia y de su esposa, Priscilla (Elisabeth Shue). Juntos, Billie y Bobby ofrecieron un espectáculo cultural cuyo eco rebasó con mucho las pistas de tenis, desatando discusiones en dormitorios y salas de consejo.


Más allá del blanco del tenis: Los equipamientos
1973 no fue sólo un año de cambio social; también conoció una moda rápidamente cambiante que facilitó a la diseñadora de vestuario Mary Zophres una gran dosis de inspiración. "Cuando se piensa en la historia de la moda, fue a finales de los sesenta y en los setenta cuando la idea de autoexpresión por medio de la ropa comenzó realmente a entrar en juego. Y queríamos que la película lo recogiera", explica.

La película supone la tercera ocasión en que Zophres viste a Emma Stone, pero las cosas fueron distintas esta vez. "Antes de esta película, Emma era para mí como una delicada flor. Tenía un cuello de garza y unos brazos llenos de gracia. Pero lo que vi basándome en mis propias mediciones antes de comenzar la película, fue que ella había trasformado completamente su cuerpo", reflexiona Zophres.

Eso era perfecto para el aspecto de Billie Jean King, muy inspirado por el auténtico. "Cualquier cosa que diera la sensación de no resultar deportiva o ser demasiado mona fue descartada y empleamos camisas de vestir, jerséis de cuello alto y chalecos. La finalidad era hacer a Emma un poco más dura, y aprendimos que puede fácilmente ser así", dice Zophres.

En la pista, Zophres volvió a los diseños de Ted Tinling, que sacudieron al mundo del tenis en aquel momento. "Tinling tenía la imaginación más maravillosa", describe. "Cuando se incorporó al circuito femenino, abrazó la idea de que ya no tenían que ceñirse a las viejas normas de etiqueta del tenis. Lo principal era el color, y unos diseños de buen corte y llamativos. Recrear sus prendas resultó extraordinariamente divertido; nunca antes había hecho nada parecido".

La misma King recuerda que Tinling tuvo un efecto palpable en el tenis femenino, así como en la propia imagen pública de la deportista. "Ted diseñó vestidos distintos para cada una de nosotras", recuerda. "Para Rosie, Ted añadiría más lentejuelas por ser ella muy creativa y acrobática en su juego. Él te dejaba llevar grandes cuellos o cuellos pequeños o ningún cuello, de pico o no, y preguntaba cómo queríamos que fueran las telas y los esquemas de color. Cada año tenía un color temático y el año del partido de Riggs era el verde menta".

Efectivamente. El equipamiento de King para la Batalla era una maravilla de corpiño de nylon verde claro y azul, lleno de lentejuelas y brillantitos, que se convertiría en un icono.

Quizá el mayor cumplido que recibió Zophres fue cuando King visitó el plató durante una prueba de cámara de la réplica del traje. "Cuando Billie lo vio dijo: '¿Cómo diablos has conseguido ese vestido?' Me hizo tan feliz pensar que lo habíamos clavado hasta el extremo de que ella pensara que era el equipamiento auténtico", dice Zophres.

King añade: "Realizaron un trabajo increíble para conseguir que fuera exacto y eso tuvo que resultar duro".

Otro reto surgió a la hora de hallar las zapatillas características de King. "Yo tenía unas Adidas azules y tuve que luchar para llevarlas", recuerda King. "Creo que yo fui la primera jugadora que llevó zapatillas de color y, si se fijan, el azul de las zapatillas hacía juego con mi muñequera. Yo era muy maniática para estas cosas".

Adidas ya no fabrica una zapatilla semejante y no fue posible encontrar pares de época, así que Zophres hizo una petición especial. "Creo que cogimos a Adidas por sorpresa", piensa Zophres. "Pero fueron de lo más cortés y, al final, encontraron el patrón original de esas zapatillas y las fabricaron a medida para Emma en azul con tres bandas blancas y las iniciales de Billie Jean. ¡A todos nuestros tenistas les volvieron locos esas zapatillas!"

Al llegar el momento de crear el vestuario de Bobby Riggs, Zophres colaboró estrechamente con Steve Carell a fin de establecer una silueta fuerte, inimitable de pies a cabeza desde el mismo segundo en que aparece por primera vez en la pantalla: a medio camino entre el mundo acartonado del pasado y unas excéntricas ganas de ser él mismo.

"Discutimos la idea de que a Bobby se le viera por primera vez en un traje de los sesenta recién sacado del armario, con unas solapas más amplias y unos conservadores zapatos de lengüeta", describe Zophres. "No queríamos que Bobby pareciera un moderno porque no lo es en ninguna parte de la película. Incluso en las fiestas lleva ropa tradicional de tenis. O se enfundaba un atuendo para llamar la atención como el de Little Bo Peep o los trajes de Enrique VIII que lucía a las mil maravillas. Pero eso era siempre una broma para las cámaras. Investigando el personaje, nunca advertí en ninguna parte que se alejara de su zona de comodidad. Su estilo probablemente había quedado fijado cuando cogió su ritmo, lo que habría ocurrido en 1950. Eso tampoco se le iba a Steve nunca de la cabeza: que él era de esa época".

Zophres disfrutó igualmente creando una réplica bien documentada de la chaqueta Sugar Dady (que hacía sudar y que Riggs firmó un contrato para llevarla quizá desacertadamente), ya que el original se había perdido desde entonces. "A Bobby le pagaron montones de dinero para llevar esa chaqueta pero resultó demasiado calurosa y él estaba poco menos que asfixiándose; fue algo en lo que verdaderamente quisimos aproximarnos al original tanto como fuera posible", dice la diseñadora.

Otra recreación inhabitual cayó –literalmente– a los pies de Riggs. Zophres fue del todo incapaz de hallar los calcetines de punto elásticos con bandas que eran la quintaesencia del aspecto de Riggs. "Encontramos uno en eBay pero era para niño", recuerda. "Así que encargué a una empresa de Carolina del Norte que confeccionara el calcetín. Luego, cosimos un moderno calcetín ortopédico blando en una almohadilla para el pie de Steve y sólo usamos la parte con banda para que sobresaliera del zapato".

Cuando le llegó el turno al propio Ted Tinling, Zophres se ciñó al metraje para vestir a Alan Cummings. Dice Valerie Faris que "si uno ve las fotografías de Ted, se aprecia –si es que se aprecia algo– que vestimos a Alan partiendo de la forma como él realmente vestía. Era un tipo muy excéntrico, muy extravagante, un personaje vistoso con gran estilo".

Cuando comenzó a investigar el personaje de la audaz Gladys Heldman, Zophres destacó el salto generacional que estaba dando. "Gladys era una fuerza que había que tener en cuenta pero tenía un poco más de edad y, según las pocas fotos que vi, llevaba faja, un sujetador largo y medias. Le lancé a Jon y Val la idea de que deberíamos hacer hincapié en que ella era de otra generación, y que Gladys debería llevar vestidos porque ser una promotora de la liberación de la mujer no significa que tuviera que llevar un traje con pantalones. La puse unos estampados de colores vivos porque tuve la sensación de que cuando Gladys entra en una sala, causa un inmediato trastorno".

A Sarah Silverman le encantó la apariencia. "En realidad me limité a dejar que el guardarropa, las gafas y el peinado se encargaran de toda la actuación", bromea. "A decir verdad, en cuanto me puse la asombrosa ropa de Mary, me sentí como Gladys".

Zophres jugó con estilos bohemios a la hora de vestir a Andrea Riseborough como Marilyn. "Yo quería que su aspecto expresara a alguien que se sintiera mucho más cómoda con su cuerpo y su sexualidad que Billie Jean, así que empleamos muchos tejidos suaves y tela vaquera. ¡Ella es el único personaje que viste púrpura!"

Quizá lo más emocionante para Zophres fue diseñar la espectacular panoplia de vestidos –desde los más recientes que marcaban tendencia hasta los de las exageradas mascotas publicitarias– que llenaron el Astródomo de Houston aquel día de septiembre de 1973. "La escena en el Astródomo giraba en torno a exagerar la nota", reflexiona. "Era muy festiva con montones de colores y de texturas, pero también había gente muy acaudalada y conservadora de Houston que ocupaba las primeras filas; toda una mezcla".

A Zophres le resultó gratificante disponer de la ocasión de trasladar al público moderno a aquel momento que no era sólo un espectáculo desenfrenado sino que dejó huella en el mundo. "Jon y Val querían verdaderamente captarlo y hacerlo bien", dice, en conclusión, "porque muchos de nosotros hoy en día ni siquiera sabemos nada de la Batalla de los Sexos ni de todo lo que exigió conseguir los derechos que las mujeres tienen actualmente. Creo que es una historia maravillosa para contarle a una nueva generación y eso fue lo que más me emocionó de ello".


Nicholas Brettle a cargo de la música
LA BATALLA DE LOS SEXOS se detiene en una amplia gama de temas: desde la competición hasta el amor pasando por la lucha en pro de la igualdad. Para forjar una conexión emotiva y musical entre estas ideas, Faris y Dayton emprendieron una colaboración con el compositor Nicholas Britell, recientemente candidato al Oscar® por su impactante partitura, superadora de géneros, para la película MOONLIGHT.

Con LA BATALLA DE LOS SEXOS, Britell sintió inmediatamente una conexión con el material y los directores. "Cuando vi una primera versión de la película, experimenté una inmediata sensación de emoción", recuerda. "[La película] es un relato tan hermoso e importante que en 2017 todavía le dice algo a nuestro mundo. Pronto descubrí que Jon y Val son apasionados amantes de la música y que disponen de una gran abundancia de conocimientos musicales. Cuando uno está en la misma longitud de onda que los directores, cualquier cosa es posible. Todos estuvimos de acuerdo en querer contar musicalmente una historia que transcurre en paralelo con las imágenes, mediante una partitura que crea su propio paisaje".

Zambulléndose en la tarea, Britell se centró en crear dos mundos musicales: el "exterior" de los deportes y la competición, y el "interior" de los personajes y sus odiseas personales. Además, empezó a lidiar con la forma de reflejar el paisaje acústico de los setenta de forma singular y fresca. "Jon, Val y yo comenzamos a hablar sobre la posibilidad de utilizar instrumentación de grupos de rock de los setenta, pero también teníamos la sensación de que el ámbito de la película necesitaba una orquestación mayor. Comenzamos empleando instrumentos de viento de madera y de cuerda, e inmediatamente demostró ser un acierto. El terreno musical no es abiertamente de los setenta, pero rinde homenaje a la forma como la música era grabada por aquel entonces. Empleamos micrófonos de época para nuestras sesiones de grabación y jugamos con la calidad y textura del audio para añadir la sensación de aquellos tiempos".

Britell también comenzó a diseñar lo que él denomina la "arquitectura" de la música, creando unos cimientos de temas individuales para Billie Jean y Bobby mediante el examen de las tensiones existentes entre ambos. "El tema de Bobby es un pequeño conjunto de jazz con piano, contrabajo, batería y unos sutiles instrumentos de viento de madera; yo esperaba que diera la sensación de ser un producto musical de sus propias inseguridades interiores. Es intencionadamente sobrio, y Jon y Val creyeron que realmente conectaba con el sentimiento de Bobby."

A modo de contraste, el tema de Billie Jean es más exuberante y tiene más fuerza. "Billie Jean tiene un tema muy atlético y con mucho impulso, y mientras el tema de Bobby se basa en un viejo piano vertical, el de Billie Jean es interpretado en un hermoso piano de cola Steinway, lo que también se convierte en una metáfora musical de sus personajes".

La historia de amor de Billie Jean y Marilyn también tiene eco a través de un conjunto en evolución de colores musicales. "La música de su relación comienza con ambientes delicados y una melodía tranquila. Pero a medida que la relación se desarrolla, el acompañamiento musical se refuerza hasta que, finalmente, es interpretado con toda fuerza por una orquesta completa hacia el final de la película", explica Britell.

La música de Britell representa un contrapunto de la banda sonora de la película, que incluye músicas emblemáticas como "What Is Life", de George Harrison, "Rocket Man", de Elton John, que recuerda con belleza la época de la película (los años setenta) y conecta con un momento especial entre Billie Jean y Marilyn.

Britell tuvo, gratamente, la ocasión de dirigir y grabar la partitura con una orquesta de 79 instrumentos. "Una orquesta de esa amplitud crea un sonido verdaderamente incomparable", dice. "Fue una experiencia extraordinaria hacer que esos sonidos que estaban en mi cabeza adquiriesen repentinamente vida a gran escala. Jon y Val estaban allí también, y para todos nosotros resultó muy emotivo escuchar la música juntos de esta forma".


Cambio de juego
A medida que LA BATALLA DE LOS SEXOS iba intensificándose hasta el clímax del partido, Faris y Dayton se comprometieron no sólo a recrear el ambiente visual del encuentro sino también el tenis. "Quisimos captar fielmente los estilos de juego específicos de Bobby y Billie. Lornie Kuhle entrenó a Steve durante muchos meses, mostrándole los matices del juego de Bobby y permitiéndole escudriñar de primera mano la personalidad de Bobby", observa Faris. No fue empresa fácil porque el tenis ha sufrido un cambio radical e inmenso, en el que el juego de hoy en día –más atlético y dominado desde el fondo de la pista, lo que podríamos ver en ESPN en 2017– tiene un aspecto muy diferente del deporte de suavidad de 1973.

"El deporte es ahora totalmente distinto", dice Billie Jean King. "Comparadas con las jugadoras de hoy, nosotras no podríamos cascar un huevo. Entonces, las raquetas eran muy pesadas; ahora tienen ese gran punto agradable y son aerodinámicamente asombrosas. A las jóvenes jugadoras se les enseña una técnica mucho mejor, por lo que tienen más fuerza. A nosotras nos enseñaron a ser muy estáticas. También, el 75% de los partidos se jugaban en hierba. La gente piensa que ahora el tenis no tiene tanta gracia ni belleza, pero el motivo por el que nosotras servíamos y voleábamos tanto era que no queríamos que la pelota golpease en la pista porque, sobre hierba, rebotaría y rodaría. Golpeándola en el aire se tenía más control sobre la pelota. Y como hay más dinero en el deporte, las mejores jugadoras tienen entrenadores, agentes, terapeutas de masajes, osteópatas y quiroprácticos. Nosotras ni siquiera teníamos entrenadores que nos acompañaran en los viajes".

Añade King: "Las jugadoras de hoy viven ahora lo que las 'Nueve' soñaban con lograr. Y cada vez que una tenista recibe un talón por ganar o tiene un lugar donde jugar, sabemos que nosotras contribuimos a poner eso en marcha".

Para lograr que el tenis fuera el adecuado, dos de las jugadoras profesionales de tenis del reparto dieron un paso al frente para doblar a Emma Stone y Jessica McNamee: Kaitlyn Christian y Lauren Kline. Volvieron a entrenarse ellas mismas para jugar "a la antigua" antes de que las pistas hubieran cambiado, de que "servir y volear" hubiera pasado de moda y el moderno deporte de fuerza tomase las riendas.

Una de las grandes emociones de Christian fue la oportunidad de jugar con King para emularla, lo que afirma que resultó revelador. "Pasé dos horas en la pista con Billie Jean mientras ella me enseñaba todos sus pequeños ismos y la forma como juega", dice Christian. "La gran diferencia entre entonces y ahora reside en que los jugadores solían subir más a la red porque tenían más tiempo. Pero jugar al viejo estilo me enseñó cosas que –creo– mejorarán efectivamente mi juego actual".

También llegó a comprender mejor el plan de juego de King para enfrentarse a Riggs. "Una gran parte del tenis consiste en adquirir sensibilidad sobre el modo de jugar de tu oponente", explica Christian. "La estrategia de Billie Jean con Bobby era la de salir y, simplemente, hacerle correr como un perro alrededor de la pista. Y funcionó de verdad. Verlo es muy impresionante. Ella estaba jugando al gato y al ratón con él, usándolo como juguete, que es la victoria definitiva".

Esa victoria, una de las muchas de una cadena que no se ha interrumpido, fue lo que mantuvo la motivación de todos los miembros del reparto y del equipo técnico. El momento era el adecuado para una historia que, a la vez, tratara sobre movimientos vigorosos y tolerancia compasiva.

En resumen, Billie Jean King afirma que "La Batalla de los Sexos llegó en medio de una ola del movimiento feminista y me parece que ahora mismo estamos inmersas en otra. Algo está ocurriendo. Cuando yo jugué contra Bobby Riggs todos pensaron que eso estaba dividiendo a las personas, pero en realidad atrajo a mucha gente y estableció relaciones. Hubo discusiones y más diálogo y espero que eso seguirá ahora".


"Nadie que no esté obsesionado cambia el mundo…" -Billie Jean King


Billie Jean King es fundadora de "Billie Jean King Leadership Initiative" y cofundadora de "World Team Tennis". Durante mucho tiempo ha sido adalid del cambio social y la igualdad. King logró nuevos avances para hombres y mujeres en el deporte y otros campos durante su legendaria carrera y hoy en día sigue dejando su marca.

King fue incluida en la lista de los '100 Norteamericanos Más Importantes del Siglo XX' por la revista Life y, en 2009, en reconocimiento de su trabajo en el campo de la justicia social y sus logros en el deporte, el presidente Obama le concedió la Medalla Presidencial de la Libertad, el máximo honor civil de la nación.

Nacida en Long Beach (California), jugó al tenis por primera vez a la edad de 11 años en los parques públicos del sur de California. King logró el primero de sus 20 títulos de Wimbledon –un récord– al ganar en 1961 el Campeonato Femenino de Dobles junto a Karen Hantze. Llegó a ganar 39 títulos de Grand Slam en individuales, dobles y dobles mixtos durante su carrera. El 20 de septiembre de 1973, dotó de poder y aleccionó a mujeres y a hombres cuando derrotó a Bobby Riggs en uno de los momentos más grandes de la historia del deporte: la Batalla de los Sexos. Este encuentro es recordado por su efecto sobre la sociedad y su aportación al movimiento feminista.

En 2014, en asociación con Teneo, inauguró "Billie Jean King Leadership Initiative" para ocuparse de problemas de inclusión y diversidad en el lugar de trabajo. En 2016 habló ante la Liga Nacional de Fútbol de EE. UU. y la FIFA, el organismo internacional rector del fútbol, sobre cuestiones relacionadas con la igualdad entre los sexos y la inclusión.

En 2006, sus logros dentro y fuera de la pista se vieron reconocidos cuando la sede del Abierto de EE. UU. fue rebautizada "USTA Billie Jean King National Tennis Center". En 2008 King publicó su primer libro en más de 20 años. Titulado Pressure is a Privilege, el libro transmite una colección de lecciones vitales que ella ha utilizado a lo largo de su vida y carrera.

En 1974 King fue cofundadora de "World Team Tennis (WTT)", la revolucionaria liga de tenis profesional. Actualmente en su 42ª temporada y conocida como Mylan World Team Tennis, WTT exhibe lo mejor del tenis profesional por equipos, que compiten por el Trofeo King.

King prosigue con la misión de su vida para ayudar a los marginados, de manera muy destacada a través de sus esfuerzos para proporcionar instrucción por medio de programas y financiación a quienes se encuentran infectados, afectados o en riesgo de contraer VIH/SIDA, a través de su trabajo con la Fundación Elton John contra el SIDA (EJAF). Miembro del Consejo Rector de la organización, King la ha ayudado a recaudar más de 385 millones de dólares durante los últimos 24 años en apoyo de programas encomiables en más de 55 países de todo el mundo.

Desde que estableció la "Women's Sports Foundation" en 1974, Billie Jean ha dirigido la organización en su misión de hacer progresar la vida de muchachas y mujeres por medio de los deportes y de la actividad física. Desde su inicio, la Fundación ha otorgado más de 50 millones de dólares en subvenciones educativas y subsidios en efectivo para promover la participación, la investigación y el liderazgo en los deportes y la actividad física para muchachas y mujeres.

King también pertenece al consejo de la Fundación Andy Roddick y es un antiguo miembro del Consejo Presidencial sobre Aptitud Física, Deportes y Nutrición. En febrero de 2014, King fue nombrada por el presidente Obama miembro de la Delegación Presidencial en las Olimpiadas de Invierno celebradas en Sochi (Rusia).