LA FORMA DEL AGUA, película dirigida por Guillermo del Toro a partir de un guión escrito por el propio Del Toro y Vanessa Taylor, basado en una historia escrita asimismo por Guillermo del Toro. Guillermo del Toro, P.G.A. y J. Miles Dale, P.G.A. ejercen como productores del filme. El equipo técnico responsable de la realización del filme incluye: el director de fotografía Dan Laustsen, D.F.F., el diseñador de producción Paul Denham Austerberry, el montador Sidney Wolinsky, A.C.E., el productor asociado Daniel Kraus, el supervisor de efectos visuales Dennis Berardi, el compositor de la música Alexandre Desplat, el diseñador de vestuario Luis Sequeira y el responsable del casting Robin D. Cook, C.S.A.
"El agua adopta la forma de lo que sea que la contenga en ese momento, y aunque el agua puede ser algo muy apacible, también es la fuerza más poderosa y maleable del universo. Así es también el amor, ¿verdad? Independientemente de la forma que tenga aquello en lo que depositamos nuestro amor, éste se adapta, ya sea a un hombre, a una mujer o a una criatura" - Guillermo del Toro sobre LA FORMA DEL AGUA.
En un laboratorio secreto del gobierno, en plena Guerra Fría, estalla una proeza de imaginación visualmente deslumbrante y emocionalmente osada. El gran maestro de la narración audiovisual Guillermo Del Toro lanza un sobrenatural hechizo con LA FORMA DEL AGUA, fusionando el conmovedor y emocional patetismo de un género con tanta tradición como las clásicas películas de monstruos con el más luctuoso cine negro, mezclando posteriormente la pasión de una historia de amor que no se parece a ninguna para explorar las fantasías con las que todos flirteamos, los misterios que no podemos controlar y las monstruosidades a las que debemos enfrentarnos.
Del Toro comienza su cuento sumergiéndonos bajo el agua. A partir de ahí, todo el filme se convierte en un acto de inmersión asfixiante, zambullendo al público en un mundo de los años 60 lleno de elementos que nos resultan muy reconocibles –poder violencia, intolerancia, así como soledad, determinación y sorprendentes y emocionantes conexiones– y una extraordinaria criatura que no identificamos en absoluto. Un inexplicable "activo" biológico del Gobierno de Estados Unidos, una mujer de la limpieza muda, sus mejores amigos, espías soviéticos y un audaz robo, todo ello desemboca en un singular romance que excede los límites más inconcebibles.
Este ser anfibio, envuelto en el misterio, no sólo ha sido arrastrado desde aguas profundas y oscuras, sino que parece poseer las fundamentales cualidades adaptativas del agua, tomando la forma física de cada humano con el que se topa, y replicando también tanto la agresividad como el insondable amor.
Dentro de la narrativa audiovisual de Del Toro, temas como el bien y del mal, la inocencia y el peligro, lo histórico y lo eterno, la belleza y la monstruosidad, se entrelazan unos con otros, revelando que ninguna oscuridad puede vencer totalmente a la luz. Del Toro sintetiza: "Me gusta hacer películas que sean liberadoras, que digan que está bien ser quien eres, y parece que en este momento concreto esto resulta muy pertinente". También era absolutamente primordial contar con un extraordinario grupo de actores.
Para Del Toro, la pasión por cautivar y, simultáneamente, lograr la aprobación del público se remonta a mucho tiempo atrás. Natural de Guadalajara, México, Del Toro se nutrió desde la infancia de la infinitud de misterios que pueblan historias de fantasmas, películas de monstruos y leyendas, lo que exacerbó su particular y extremadamente imaginativo mundo fantástico. Cuando Del Toro comenzó a escribir y dirigir películas, todas estas influencias confluyeron dando lugar a su propio y visceralmente expresivo estilo visual, uno que parecía conectar directamente con la psique humana.
Del Toro es sobre todo conocido por sus tres inspiradas películas rodadas en español, que reinventan y cambian drásticamente la propia noción de género: la ganadora de múltiples premios de la Academia EL LABERINTO DEL FAUNO, CRONOS y EL ESPINAZO DEL DIABLO. Cada uno de estos filmes es una vívida fantasmagoría que transita por los peligros morales y físicos de un mundo lleno de corrupción, autoritarismo y guerra. Sus películas de acción sobrenatural son igualmente imaginativas: BLADE II, la saga HELLBOY y PACIFIC RIM, así como su romance gótico LA CUMBRE ESCARLATA.
LA FORMA DEL AGUA continúa esa tradición, pero en esta ocasión la acción tiene lugar en la socialmente dividida América de los años 60, al borde de la guerra nuclear y de experimentar radicales cambios culturales. Del Toro zigzaguea por el vertiginoso paisaje del enamoramiento, cuando una solitaria mujer, de traumático pasado, descubre un amor tan abrumador que desafía la desconfianza, el miedo y la biología.
Del Toro también consiguió reunir un extraordinario grupo de actores para el filme. El talentoso elenco incluye a los actores Sally Hawkins, Michael Shannon, Richard Jenkins, Doug Jones, Michael Stuhlbarg y Octavia Spencer.
Explorar la idea del amor y sus barreras, tanto internas como externas, era algo primordial para Del Toro. "Mi intención era crear una bella y elegante historia sobre esperanza y redención como una especie de antídoto contra el cinismo de nuestros días. Quería que la historia tuviera la forma de un cuento de hadas en el que tenemos a un humilde ser humano que tropieza con algo más grandioso y transcendental que cualquier otra cosa de su vida. Y entonces pensé que sería una gran idea yuxtaponer ese amor con algo tan banal y nocivo como el odio entre naciones, que eso es la Guerra Fría, y el odio entre personas por razones de raza, color, capacidad y género".
El hecho de que los dos protagonistas de la película no hablen, al menos no de forma convencional, sólo realza la historia de amor eliminando los problemas de comunicación que a menudo interfieren en las relaciones humanas. "Una cosa que pasa con el amor es que es tan increíblemente poderoso que no necesita palabras", señala Del Toro.
La seducción de las películas de monstruos
Mezcla de muchos géneros cinematográficos, desde el musical suntuoso al intrigante cine negro, LA FORMA DEL AGUA específicamente revisita y revitaliza la pertinaz fascinación que suscitan las películas de monstruos explotando nuestras emociones más primarias, como el miedo, el desamparo y el peligro, pero también la curiosidad, el asombro y el deseo.
Al igual que muchos, Del Toro creció bajo el oscuro hechizo de los monstruos clásicos de Universal Studios: el Hombre Lobo que se volvía salvaje en contra de su voluntad, el ingenuo Frankenstein que es hostigado por enojados ciudadanos, el seductor Drácula impelido por sus profanos apetitos, y el Monstruo de la Laguna Negra, una criatura anfibia de la prehistoria que emergió del mar porque anhelaba compañía.
Había algo evocador así como profunda y extrañamente cercano en estos monstruos. Muchedumbres armadas con horcas les perseguían porque eran diferentes, y se veían forzados a estar solos y vivir al margen de la sociedad ocultos en remotos castillos, bosques o ríos. Todos estaban atrapados en un estado de transición –siendo en parte humanos y en parte, otra cosa–, con lo cual cualquier persona que se haya sentido excluida puede identificarse. Y quizás lo que resulta más fascinante: eran seres sensuales e impotentes ante las incesantes necesidades de sus cuerpos y mentes.
De estos icónicos monstruos, el más desgarrador de todos era el humanoide anfibio del filme titulado en España LA MUJER Y EL MONSTRUO (1954), dirigido por Jack Arnold y protagonizado por Ben Chapman (en tierra) y Ricou Browning (bajo el agua), que interpretaba al inimitablemente trágico Gill-Man, el último de su prehistórica especie. Simultáneamente peligrosa y desoladora, vilipendiada y ansiosa, la Criatura conseguía conmover a los espectadores incluso cuando les asustaba.
Del Toro quería subvertir el concepto de monstruosidad con una historia de amor completamente entregada a hacer que el protagonismo recaiga en la criatura y que los seres humanos alineados contra ella sean las verdaderas fuerzas de la siniestra oscuridad. "En una película de monstruos de los 50, Strickland, el atractivo agente gubernamental de mentón cuadrado, sería el héroe, y la criatura sería el villano. Yo quería revertir este tipo de cosas".
Del Toro decidió asimismo aportar a esta película de monstruos un nivel diferente: el sensual. Quería una cualidad terrenal para contrarrestar el cuento de hadas y para llevar la historia hasta el límite de una reconocible realidad adulta.
Para el productor J. Miles Dale, que lleva años colaborando con Del Toro, el cineasta es uno de los pocos directores que tienen la habilidad de crear criaturas que viven y respiran con una humanidad expresada tan plenamente que todos podemos reconocer. "Guillermo crea criaturas no corrompidas por el comportamiento del ser humano. Podemos mirarlas como si fueran un espejo de lo que debiéramos ser idealmente", dice Dale. "Esta película no se parece a ninguna que hayamos visto antes, pero también es una película de Del Toro. Su personal voz se evidencia claramente pero, además, es algo nuevo y absolutamente original".
"Es por eso por lo que el filme comienza con la masturbación de la protagonista, para advertir que no es alguien situado sobre un pedestal; es una mujer que habitualmente se satisface sexualmente para iniciar su jornada diaria. También pensaba que debía haber una verdadera escena de sexo entre Elisa y la criatura para mostrar completamente la fusión de sus dos almas. Eso era muy importante. Yo tengo 52 años y creí que era lo suficientemente adulto como para hacerlo. También era consciente de que era algo extremadamente delicado", dice Del Toro.
En cuanto a la época durante la cual transcurre la historia, Del Toro eligió deliberadamente un momento de Estados Unidos dominado por épicos temores: 1962, cuando el estado de ansiedad por la guerra nuclear con la Unión Soviética estaba en su punto más álgido y justo antes de que el idealista y futurista Camelot del presidente Kennedy diera paso a la desilusión, la paranoia creciente y la convulsión social. "Ocurren muchas cosas durante ese período de tiempo", afirma Dale. "Está la Guerra Fría, la carrera espacial y el movimiento por los derechos civiles. Y todo eso sirve de telón de fondo para una historia de amor como nunca se ha visto".
Esa época se ensalza en algunas ocasiones, señala Del Toro, sin recordar sus injusticias y el atrofiante miedo a lo diferente del ser humano. "En mi opinión, fue en ese momento cuando Estados Unidos se estancó; es una época de racismo, de desigualdad, de gente que cree estar al borde de la guerra nuclear. A los pocos meses, Kennedy sería asesinado. De manera que, en cierto modo, es una época horrible para el amor", comenta, "sin embargo, el amor surge".
Los impulsos futuristas de los años 60 en Estados Unidos se contraponen con una criatura primitiva; recordando las palabras de Rilke, "donde algo pasado regresa como si procediera del futuro". Del Toro afirma: "Lo que me interesaba es que 1962 era un momento en el que todo el mundo estaba centrado en el futuro, mientras que la criatura es una antigua forma del pasado más lejano. Los humanos están obsesionados con lo nuevo, con los jingles publicitarios, con la luna, la ropa moderna, la televisión, etc. Y mientras tanto, esta arcaica fuerza, una criatura enamorada, se halla entre ellos".
Lanzando la red
Cada personaje de LA FORMA DEL AGUA fue escrito para un actor concreto; y eran exactamente los mismos actores que Del Toro solicitó que aparecieran en la película. "Guillermo iba ajustando el guión a las interpretaciones de los actores, en vez de al contrario", comenta Dale, ‘lo cual, si es factible, resulta muy interesante".
Del Toro señala que cada uno de los personajes del filme, independientemente de su lugar dentro de la sociedad, está bregando con cuestiones amorosas en diferentes circunstancias. "Entre Elisa y la criatura hay un amor puro, pero también Strickland, el agente del gobierno, está intentando amar, aunque intuimos que su forma de hacerlo puede ser cruel, y Giles, el vecino de Elisa, está buscando un amor que en aquella época sufría el rechazo social, así como Zelda, la mejor amiga de Elisa, está enamorada de un hombre que no merece su amor. Incluso el General encargado de la supervisión del laboratorio mantiene una especie de relación padre/hijo con Strickland".
Cuando se contactó con los actores, todos dijeron que sí. "Ésta es una película muy especial", dice Sally Hawkins. "Participar en ella ha significado muchísimo para mí. Es una historia que siempre tendrá un lugar en mi corazón".
Michael Shannon indica: "Me atrajo la película porque me pareció que tenía unas estimulantes cualidades que podrían motivar a las personas a ser más amables unas con otras; algo que se echa mucho de menos hoy en día. Se trata de una historia sobre lo valioso que es tener amor en la vida, cueste lo que cueste. A veces el amor exige superar los miedos, o hacer sacrificios, pero, a la postre, merece la pena".
Para Richard Jenkins, el filme iba más allá incluso de lo que el público espera normalmente de Del Toro. "El cine de Guillermo no se parece al de ningún otro realizador, pero esta película también es diferente a cualquier otra que él haya hecho antes", señala.
Octavia Spencer estaba prácticamente esperando la llamada de Del Toro. "Le había conocido antes de leer el guión y me pareció como si le conociera de toda la vida", recuerda Spencer. "Como cineasta, Guillermo es realmente un alquimista. Convierte temas muy humanos en algo de otro mundo".
Doug Jones, que ha trabajado con Del Toro en seis ocasiones, concluye: "En el filme LA FORMA DEL AGUA, Guillermo vuelve a sus raíces artísticas y deja fluir toda su esencia creativa".
La soñadora solitaria
"Lo que impulsa a Elisa hacia lo desconocido es el poder del amor" - Sally Hawkins.
El viaje que Elisa emprende desde la soledad y la impotencia hasta su transformación en heroína que asume enormes riesgos, conforma el eje central de LA FORMA DEL AGUA, hecho aún más extraordinario puesto que el papel prácticamente no requiere palabras. Tras quedarse muda debido a un trauma infantil, Elisa se comunica mediante la lengua de signos americana (en inglés, American Sign Language, ASL), sin embargo, sí que es capaz de expresarse efusivamente cuando se encuentra con la extraña criatura acuática que está retenida en el laboratorio gubernamental donde trabaja como limpiadora.
El intrépido y rico mundo interior de Elisa cobra vida a través de la luminosa interpretación que realiza la actriz nominada al Premio de la Academia Sally Hawkins, que propulsa la historia a cada instante. "En un primer momento, le envié a Sally un mensaje comunicándole que estaba escribiendo este papel para ella, y cuando nos conocimos, me dijo que ella ya llevaba escrita la mitad de un relato corto sobre una mujer que se convierte en pez", recuerda Del Toro. "Sally me envió su relato, y estaba lleno de valiosas ideas".
Hawkins ha interpretado una amplia variedad de extraordinarios y únicos personajes: ha encarnado a una optimista maestra en la película de Mike Leigh HAPPY: UN CUENTO SOBRE LA FELICIDAD, por el que obtuvo un Globo de Oro; ha sido la hermana perteneciente a la clase trabajadora del personaje interpretado por Cate Blanchett en el filme de Woody Allen BLUE JASMINE; y, más recientemente, ha dado vida a la pintora de estilo folk Maud Lewis en el biopic MAUDIE, EL COLOR DE LA VIDA.
Hawkins supo inmediatamente que nunca ha habido y nunca habrá un papel parecido al de Elisa. "Es muy raro que consigas un papel que te pida dar todo eso en tu interpretación. Una interpretación que es pura expresión y en la que no se necesitan palabras, y donde tienes la libertad de expresar mucho a través de los ojos, la respiración y el cuerpo. Eso es Elisa".
Hawkins fue la musa de Del Toro mientras escribía. "Elisa no es alguien cuya existencia fuera horrible hasta que apareció la criatura. Desde luego, su vida no era glamurosa en modo alguno, pero ella estaba satisfecha. Yo necesitaba a alguien que evocara esa clase de satisfacción, cuyo rostro fuera capaz de expresar todas las tonalidades sin decir una palabra. Sally posee ese tipo de energía excepcional, así que por eso escribí el papel para ella. Sally es una persona muy sincera y espontánea, y no creo que sea capaz de hacer algo que no sea real a nivel emocional".
La primera lectura del guión atrajo a Hawkins de una forma tan poderosa que le provocó cierta ansiedad. "Era muy conmovedor. Curiosamente, la historia me resultaba familiar, sin embargo, no se parecía a nada con lo que me hubiera topado. Me pareció como si Elisa fuera una parte de mi yo más profundo, o como si la hubiera conocido en otra vida. También pensé que era el cuento de hadas romántico definitivo. Al principio, estaba convencida de que Guillermo había elegido a la persona equivocada para el papel", confiesa la actriz. "Es la clase de protagonista romántica que realmente nunca pensé que interpretaría, de manera que interpretarla ha sido para mí un regalo de ensueño".
Hawkins podía tener agobiantes dudas que la animaban a ir más allá de sus propias expectativas, pero los realizadores no las tenían. "Con Sally, es cuestión de qué sucede detrás de su mirada", dice Dale. "Guillermo sabía que necesitaba a una actriz increíblemente instintiva para sacar el papel adelante, y Sally es capaz de decir muchísimo con la mínima expresión y el más pequeño de los gestos, con la manera en que se mueve e incluso con el tono de sus silencios".
Para Hawkins, no había otra forma de hacerlo sino zambullirse en la parte más profunda del personaje y abandonarse por completo, abriéndose camino por el floreciente coraje de Elisa, así como por una vida de condimentada fantasía que inesperadamente se convierte en realidad; junto al más inesperado de los compañeros. Trabajar con Del Toro le ayudó a Hawkinis a dejarse llevar totalmente y sumergirse en el papel. "Interpretar a Elisa era un tipo de viaje interior realmente increíble, pero Guillermo es muy abierto, con lo que también valora tu creatividad, y de esa forma me ayudaba mucho", explica Hawkins. "Guillermo tiene una visión tan potente de cualesquiera que sean tus miedos, que simplemente te los quita y te dice ‘deja que me preocupe yo de eso’".
Los miedos de Hawkins se disiparon, pero las exigencias permanecían al máximo nivel. "Hasta que Guillermo no sienta que estás poniendo tu corazón, no estará satisfecho", explica Hawkins. "Guillermo quiere que le conmuevas en cada fotograma. Pero yo pienso que eso es una especie de regalo para un actor. Del Toro te invita a subirte al muy elevado nivel de su imaginación".
De entrada, Hawkins tenía por delante un duro proceso de aprendizaje. Empezó tomando clases de la lengua de signos americana (ASL) y lecciones de danza mucho antes de que se iniciaran los ensayos. Asimismo, comenzó a investigar la forma de moverse de Elisa, su ligereza caminando sobre la tierra. "En mi opinión, parecía como si estuviera siempre flotando, bailando siempre una especie de danza, así que mi intención era conseguir ese tipo de sensación de otro mundo en sus manifestaciones físicas", describe la actriz. "Todo en Elisa es muy delicado. Me parecía que incluso su lenguaje de signos debía ser elegante y muy articulado, y en sintonía con su naturaleza".
El objetivo de la actriz era expresarse con total fluidez en la lengua de signos. "Quería aprender lo suficiente para que, en caso de que Guillermo quisiera ir por otra dirección, ambos tuviéramos absoluta libertad para experimentar y a mí siempre me resultara totalmente natural", explica Hawkins.
El lenguaje de signos y el movimiento eran un desafío, pero Hawkins señala que el reto más grande y decisivo a la hora de interpretar el papel consistía en encontrar la "voz" de Elisa sin transmitir al público sonido alguno. La actriz tuvo que encontrar formas más instintivas pero sin embargo efectivas de comunicarse, sobre todo porque Elisa es alguien que tiene mucho que decir.
Hawkins observa: "Tuve que explorar las muy diferentes relaciones que Elisa mantiene con gente muy distinta –con Giles, Zelda, Strickland y la criatura–, teniendo con cada uno tan diferentes tipos de química…, pero explorar todo eso sin vocalizar, siendo consciente de que la emoción tenía que ser completamente auténtica y verdadera".
Parte de esa autenticidad implicaba profundizar en por qué Elisa se arriesgaría tanto por una criatura cuyo pasado es inaccesible para ella, cuya experiencia vital concreta es un misterio; y profundizar también en el valor que el amor desencadena en ella. "Elisa decide que nada se puede interponer en su camino. Tan pronto como percibe la conexión entre ambos, no tratar de ayudar a la criatura sería para ella como una especie de muerte indulgente. Se ha apoderado de su corazón, y realmente no hay nada más que ella pueda hacer. Sólo sabe que tiene que salvar la situación. Yo creo que algo así te puede superar cuando estás en ese estado mental".
Elisa va mucho más lejos de lo que se podría haber imaginado. "Yo creo que a ella le sorprende el hecho de tener esa extraordinaria tenacidad", observa Hawkins. "Se convierte en alguien que ella no sabía que era, y descubre todo lo que es capaz de hacer".
La primera fase de la construcción del nuevo mundo de Elisa comienza cuando espía a la criatura en su compartimento de transporte; e inmediatamente comprende que en su interior hay algo muy vivo. Pocos detalles se conocen de la criatura; sólo que probablemente es el último de su especie; que la población local del Amazonas lo veneraba; que tiene una portentosa estructura pulmonar que le permite respirar en tierra, lo cual es una potencial ventaja para la carrera espacial; que el ejército soviético también quiere poseerlo; y que, desconcertado por su inteligencia y su singularidad física, el hombre que lo capturó cree que la criatura representa un serio peligro para la humanidad.
Pero Elisa no ve nada de eso cuando fija sus ojos sobre la iridiscente belleza encadenada; para ella, la criatura es pura soledad, y eso hace que inmediatamente sea merecedora de su atención.
El combatiente de la guerra fría
El hombre que capturó a la criatura anfibia en las profundidades del río Amazonas con implacable determinación es Richard Strickland, un recto y ambicioso agente del gobierno, de mentón cuadrado, que considera a su extraña presa nada más que una bestia feroz que debe someterse al hombre incluso a base de maltratos; así como su billete para ascender en la agencia.
Dando vida a este personaje se halla uno de los más solicitados intérpretes del panorama actual: el actor nominado al Oscar en dos ocasiones Michael Shannon, famoso por la intensidad con la que ha encarnado papeles psicológicamente muy complejos en películas tales como TAKE SHELTER, ANIMALES NOCTURNOS, MIDNIGHT SPECIAL, REVOLUTIONARY ROAD y 99 HOMES.
"Strickland es un tipo totalmente imbuido de la mentalidad del complejo que conforma la industria militar, y que trata de ascender en la jerarquía. La paranoia de la Guerra Fría se ha convertido en parte de él mismo", dice Dale.
Del Toro ve en Shannon a un actor lleno de fascinantes contrastes; precisamente lo que necesitaba para Strickland. "Michael tiene la extraordinaria precisión del prototípico actor inglés y, al mismo tiempo, la impulsividad e inmediatez de un actor norteamericano", observa el director. "También es capaz de proporcionar humanidad al más cruel de los villanos. Yo no quería que Strickland fuera simplemente el chico malo. Quería que fuera un tipo por el que casi puedes sentir lástima porque también él mismo es una víctima del sistema y del tiempo que le ha tocado vivir. Quería que se le viera experimentar cosas que normalmente un villano no padece: inseguridad, reflexión y desesperación. Michael pasa por todos esos momentos en el filme".
A pesar de lo siniestro que es, Del Toro siente cierta afinidad con Strickland, sabedor de lo que significa transitar por un mundo absolutamente rígido. "Strickland me parece un personaje muy triste. Es un tipo que al principio creía firmemente en su país y en hacer lo correcto. Y después se da cuenta de lo poco que hace falta para desagradar a la gente y que te abandone. Yo creo que esta parte es autobiográfica porque en la industria cinematográfica pasa exactamente lo mismo", confiesa el cineasta. "Yo mismo he estado en el otro lado de la conversación que Strickland mantiene con el General".
El anzuelo para captar a Shannon fue la ocasión que tenía el actor de emprender su propio viaje a través de uno de los intrincados universos de Del Toro. "Cuando me reuní con Guillermo, me dijo que esta película era su proyecto soñado; y yo pensé que sería estúpido dejar pasar una oportunidad de formar parte de su proyecto soñado puesto que Guillermo es un gran soñador", explica el actor.
Shannon expandió el papel de Strickland más allá del arquetipo del fornido e incondicional agente federal de los años 60. "Yo creo que Strickland quiere ser fuerte, invulnerable e infalible, con esa entusiasta energía típicamente americana, pero también se siente muy abatido por todo eso. El duro caparazón que mantiene exteriormente le consume mucha energía, y detrás de eso hay ansiedad, duda, estrés y miedo, lo cual definitivamente se va revelando a lo largo del filme".
El estrés que siente Strickland encuentra una inquietante catarsis en los avances que obtiene en su lasciva relación con Elisa, que, por lo demás, él considera como una simple sirviente y de categoría inferior a la suya. "Yo pienso que a Strickland le atrae Elisa debido a su vulnerabilidad y porque no puede hablar, pero también porque es exactamente lo opuesto a él. En una realidad alternativa, quizás Strickland desee ser más como ella que como él mismo", reflexiona Shannon.
La colaboración del actor con Hawkins fue de una calidad electrizante desde el principio, esculpiendo cada uno su personaje hasta tal punto en que la tensión entre la fortaleza de Elisa y el temor de Strickland se podían cortar con un cuchillo. "Soy fan de Sally desde que la vi en la película HAPPY: UN CUENTO SOBRE LA FELICIDAD, donde me dejó absolutamente pasmado, así que tenía muchas ganas de trabajar con ella", afirma el actor. "Es sumamente difícil interpretar un papel sin decir ni una sola palabra. Sin embargo, Sally es capaz de comunicarse así incluso más intensamente, y observar eso fue algo increíble".
Hawkins, asimismo, percibió el contraste de equilibrio yin-yang entre sus dos personajes como una carga creativa. "Elisa es capaz de saber de antemano las intenciones de Strickland por cómo es, e interpretar eso era realmente excitante, sobre todo porque Michael resultaba muy aterrador en su papel", señala la actriz. "Strickland es como una olla a presión que explota; pero Elisa siempre logra mantenerse firme ante él, lo cual te hace sentir mucho poder".
Para la criatura, Strickland es una amenaza existencial. "Strickland considera a mi personaje un bicho raro, y dado que no me entiende, y ni siquiera lo intenta, disfruta atormentándome", señala Jones. "Es una especie de prototipo de matón –el tipo que ante algo que desconoce por completo, sólo piensa en avasallar. El contraste interesante es que Michael es una persona extraordinariamente encantadora en la vida real, pero en la película, encuentra la oscuridad de un hombre como ningún otro actor podría. Es realmente intenso. ¡No sé si alguna vez le he visto parpadear!"
Shannon habla de cómo Strickland ve a la criatura: "Strickland ha sido el responsable de la captura de la criatura y espera que eso se traduzca en importantes beneficios para él. Yo creo que la criatura le proporciona una sensación de logro. Pero también la utiliza para descargar sus sentimientos más reprimidos y ponzoñosos".
Shannon disfrutó sobre todo del vínculo creativo que estableció con Del Toro. "Guillermo te introduce verdaderamente en el proceso creativo. Y me encanta que nunca deje de trabajar. Cuando no está rodando, está ante el monitor editando, o escuchando, o simplemente pensando. Cada átomo de su ser está siempre a la caza de oportunidades, porque no quiere dar nada por sentado. Eso encaja conmigo a la perfección ya que a mí me pasa exactamente lo mismo".
Trabajando estrechamente con el personaje de Strickland se halla el actor David Hewlett (EL ORIGEN DEL PLANETA DE LOS SIMIOS), que interpreta a Fleming, el jefe de seguridad del laboratorio, cuya intención es que las cosas no se descontrolen. Hewlett lo describe así, "Fleming es un elemento clave del grotesco mundo gubernamental al que esta bella criatura ha sido arrojada. Yo creo que Fleming es en realidad una persona bastante débil porque permanece callado mientras algo malo ocurre a su alrededor. Él cree que está cumpliendo perfectamente con su trabajo, pero en realidad es un incompetente".
A Hewlett le gustó especialmente la unión tan estrecha que se estableció entre todos los integrantes del elenco. "Octavia es como una dinamo, y para su personaje yo soy un capullo, pero estaba tan graciosa y encantadora en todas las escenas que me resultaba muy difícil no sonreír", comenta el actor. "Sally está en otro plano; me parece que casi duele verla. Y luego está Shannon, que es capaz de ser creíble y aterrador en todos los momentos en los que aparece en pantalla".
Los aliados de Elisa
Una vez que Del Toro fue consciente de estar escribiendo una historia de amor, los personajes tomaron forma: Elisa y sus dos mejores amigos, Giles y Zelda, que, en la mente del cineasta, estuvieron siempre interrelacionados. "Conjuntamente, los tres constituyen un solo personaje para mí, como si fueran partes diferentes del mismo cerebro. Los tres son seres marginales e invisibles por diferentes razones –una por su raza, otro por su orientación sexual y otra por su minusvalía–, y entonces se unen y se enfrentan a la sociedad como un solo hombre. El laboratorio cree que está luchando contra poderosos espías soviéticos, pero me encanta que en realidad con quienes está lidiando sea con dos señoras de la limpieza y un artista gay".
Antes de conocer a la criatura, Elisa mantiene a raya su aislamiento gracias a Giles, su vecino y mejor amigo del mundo, un igualmente solitario y desafortunado publicista, además de amante y ávido consumidor del cine musical. El personaje adquiere fuerza de forma sosegada y progresiva al ser interpretado por el actor nominado al Premio de la Academia Richard Jenkins (THE VISITOR, DÉJAME ENTRAR, OLIVE KITTERIDGE), que señala que aprovechó al vuelo la oportunidad de formar parte de "una bella, bellísima historia".
Jenkins disfrutó especialmente la ocasión de poder trabajar con Del Toro. "En mi opinión, Guillermo es como un viejo maestro con vocabulario propio. Asimismo, no se parece a nadie con el que haya trabajado", reflexiona el actor. "Del Toro crea historias que parecen reales, pero también hay algo más en ellas, algo que es pura demostración de vida, de arte y de amor. Como cineasta es absolutamente excepcional, y por ese motivo, todos los actores estábamos dispuestos a hacer en el set cualquier cosa por él".
Del Toro tenía el presentimiento de que en Jenkins había más de lo que se había visto en sus películas. "Me parecía que podía ser no sólo un gran actor de carácter sino también un auténtico protagonista. Para interpretar a Giles, yo necesitaba a alguien muy elegante, alguien cuya simbiosis con Elisa diera la sensación de una segunda naturaleza. Ellos dos no son amantes, pero ambos se aman profundamente y se protegen el uno al otro. Estas dos personas conforman simplemente una de esas parejas que saben que su destino en este mundo es estar siempre juntos", refiere el director.
Como homosexual que vive en la intolerante década de los años 60, Giles tiene pocas válvulas de escape para expresarse íntimamente y desarrollar su vida emocional, lo cual era esencial para deslizarse en la piel de un personaje que está tan discretamente enojado con su época. "Yo le dije a Richard que quería que Giles fuera alguien que se mantiene oculto pero también desafiante, un tipo fuerte pero en una posición vulnerable", describe Del Toro. "Y Richard fue realmente auténtico, estuvo en ese punto totalmente, llevando al personaje desde dentro hacia fuera".
Frustrado por una carrera artística que aparentemente no va a ninguna parte, la válvula de escape de Giles reside en la época dorada del cine musical, una época que inició su declive hacia 1962, pero cuyos remanentes Giles busca regularmente en su televisión, arrastrando siempre consigo a Elisa. "Yo creo que Giles ama la idea de un mundo de fantasía perfecto", observa Jenkins. "Giles ya no pinta como un verdadero artista, ahora sólo pinta para intentar llegar a fin de mes, de manera que los musicales son su refugio. Es por eso por lo que el viaje de Elisa se convierte en un viaje de redención también para él".
De hecho, cuando Giles se encuentra con la criatura, el fuego creativo que se había apagado en él prende de nuevo. "La criatura provoca un efecto en todos con los que entra en contacto", señala Jenkins. "En el caso de Giles, brota una chispa de su amor por el arte porque, evidentemente, Giles desea retratar a este misterioso y extraordinario ser".
A Jenkins le encantó trabajar con Hawkins, sobre todo porque entre ambos se establecía una forma de comunicación verdaderamente excepcional, la de un hombre desesperado por hablar con alguien y una mujer muda. Jenkins dice sobre Hawkins: "Ésta es realmente su película, y no puedo pensar en nadie más que pudiera haber hecho este papel. También creo que Sally no tiene ni idea de lo buena actriz que es".
Hawkins sintió idéntica fascinación por Jenkins. "Siempre he querido trabajar con él", señala la actriz. "Me pareció una persona inteligente y libre. Con Richard, cada vez que haces una toma es diferente, pero siempre es algo fantástico. Richard conecta con una parte muy vulnerable de Giles. Su voluntad de ir en nuestro trabajo hasta las zonas más profundas me satisfizo enormemente".
La otra única persona en la que Elisa confía es Zelda, su compañera de trabajo, una veterana limpiadora del laboratorio que ha llegado no sólo a comprender a Elisa sino también a cotillear, compartir y conectar con ella. Asumiendo el papel de confidente que se deja seducir por el plan urdido por Elisa se halla Octavia Spencer, actriz ganadora del Premio de la Academia por su papel secundario en la película CRIADAS Y SEÑORAS, y recientemente nominada al Oscar por su interpretación de la matemática Dorothy Vaughan, que trabajó realmente para la NASA, en el filme FIGURAS OCULTAS.
Fue la mirada de Spencer lo que Del Toro tenía en mente cuando escribió el papel para ella. "Para mí, una buena parte de la elección del reparto se basa en los ojos ya que un 50% de la interpretación está en saber escuchar y saber mirar. Cada personaje de esta película tiene una forma concreta de mirar, y me pareció que aquí necesitaba los ojos de Octavia", explica el realizador. "Tiene una mirada muy poderosa. Octavia es tremendamente humana y representa lo mejor de lo que implica ser persona con su coraje, su fuerza y su inteligencia. Cuando Octavia te mira, sientes que todos tus pecados han sido perdonados".
Cuando leyó el guión, el personaje de Zelda se apoderó de la imaginación de Spencer, especialmente como mujer que en aquellos tiempos habría tenido poco poder, capacidad de acción o reconocimiento, pero que, sin embargo, demuestra tener una vena heroica que nunca había explorado. "Parte de la belleza de esta película radica en que trata de personas invisibles, de la servidumbre. Incluso en medio de toda esta intriga en la que están involucrados el gobierno, espías, científicos y la criatura, yo creo que es muy interesante que en primerísimo plano de la historia se sitúe al personal de limpieza", remarca Spencer.
Spencer se centró especialmente en las fortalezas de Zelda, que se ponen a prueba en el trascurso del filme. "Zelda es muy testaruda y no tiene ningún problema en expresarse", apunta Spencer. "Yo diría que si Elisa es el corazón de la película, Zelda representa los músculos, al menos en ese mundo que ambas comparten del equipo de limpieza".
También se produce cierta simbiosis entre Zelda y Elisa, al aportar cada una la fuerza que la otra necesita. "Mi personaje siempre está hablando, mientras que Elisa hace uso de sus silencios. Juntas, nos convertimos en una unidad más potente, y con Sally todo eso ocurrió de manera impecable,", señala Spencer.
Hawkins y Spencer mantienen una amistad fuera de la pantalla que se tradujo a la perfección en el tácito afecto que hay entre Elisa y Zelda. "Octavia es una amiga muy querida, así que parecía algo natural y apropiado hacer esto con ella", dice Hawkins. "Octavia es extraordinariamente inteligente y muy, muy divertida, y me encanta que no se haya permitido hacer de Zelda un cliché. En vez de eso, la increíble humanidad de Octavia sale a relucir en cuanto ves a Zelda experimentar su propia transformación".
En lo que se refiere a sus encuentros iniciales con la criatura, Spencer evitó deliberadamente ver incluso los primeros bocetos; quería que su reacción fuera espontánea. "Guillermo estaba muy entusiasmado por mostrarnos todos los diseños que había hecho de la criatura, pero yo no quise ver nada hasta que mi personaje tuviera que verla. Me gusta experimentar las cosas a tiempo real", explica. "Cuando finalmente vi a la criatura, fue algo así como… ¡guau! Con las branquias y las escamas, parecía increíblemente real".
La criatura le asusta a Zelda lo suficiente como para mantener la distancia, mientras que, por el contrario, a Elisa le fascina. "Yo creo que la mayoría de la gente teme a lo desconocido", comenta Spencer, "y para Zelda la cuestión es no perder su trabajo. Sabe que el personal de limpieza supuestamente no debe prestar atención a los secretos que hay allí. Así que intenta ignorar a la criatura, considerándola más una "cosa" que una persona, hasta que comprende que su amiga se ha enamorado, y eso lo cambia todo".
Un tercer personaje juega un papel algo más confuso en la vida de Elisa: el doctor Robert Hoffstetler, el biólogo marino encargado de estudiar la particular estructura pulmonar de la criatura; quien, para bien o para mal, se da cuenta del furtivo vínculo que Elisa mantiene con el prisionero de alto secreto del laboratorio, y malinterpreta sus intenciones.
Interpretando al hombre de ciencia que se divide entre el deber a su país y su admiración por la criatura se halla el actor Michael Stuhlbarg, conocido por haber encarnado una amplia gama de personajes en películas tales como UN TIPO SERIO, de los hermanos Coen, BLUE JASMINE, de Woody Allen, STEVE JOBS, de Danny Boyle, y la popular serie de HBO BOARDWALK EMPIRE.
Tras verlo en varios de esos trabajos, Del Toro había anotado el nombre de Stuhlbarg como alguien con quien quería trabajar. "Vi en él la capacidad de transformarse de asesino a santo o a figura trágica, y supe que podría hacer un trabajo de composición como el que requería el personaje de Hoffstetler, que por un lado es un espía muy competente y, por el otro, un científico compasivo y altruista capaz de realizar un verdadero sacrificio", explica. Hoffstetler es la persona con los principios más fuertes porque asume un enorme riesgo al hacer lo correcto".
Hoffstetler se siente acorralado al tener agendas de trabajo discordantes. "Tiene un pasado complicado", señala Stuhlbarg, "pero su primer amor es la ciencia, y a medida que la criatura le va fascinando más, yo creo que también se va enamorando un poco de ese ser. Ambos están solos y tal vez reconocen eso el uno en el otro".
Para proporcionarle a Stuhlbarg muchas cosas que analizar, Del Toro le envió un vasto dosier sobre Hoffstetler. "Guillermo escribió exclusivamente para mí esta preciosa biografía de cómo pensaba él que era este hombre. El texto comenzaba con su juventud en Rusia, hablaba del tipo de entrenamiento al que habría sido sometido para llegar a su posición, y también, evidentemente, de su pasión por la ciencia marina", explica Stuhlbarg. "Hoffstetler se siente atrapado entre los soviéticos y los norteamericanos, que están más preocupados por impedir que el otro bando posea esa mágica criatura que por aprender de ella. Sin embargo, Hoffstetler se da cuenta de que lo que realmente desea más es salvar la vida de la criatura".
Stuhlbarg no hablaba ruso con fluidez, ni muchísimo menos, lo que desencadenó una trepidante sucesión de lecciones de ruso, idioma que es percibido ampliamente como uno de los más enrevesados del mundo a la hora de aprenderlo. "En realidad, yo ya había estudiado esta lengua durante seis semanas en la universidad y también había hablado ruso de vez en cuando en algunas obras. Así que estaba algo familiarizado con sus particularidades y ritmo, pero fue un proceso de aprendizaje muy largo. Cuando comenzó la producción, yo era uno de los primeros personajes principales que tenía una escena hablada, y era en ruso, así que fue mi prueba de fuego. Yo simplemente me lancé y el idioma me salió solo. Y me satisfizo mucho ser capaz de encontrar la forma de meterme en mi personaje mientras lo hacía".
El corazón de la criatura
Asumiendo un papel que se halla en la frontera entre lo humano, lo animal y el mito, se halla el actor Doug Jones, quien, para crear a la criatura, echó mano tanto de prótesis meticulosamente diseñadas para su aspecto como de su extraordinaria facilidad para expresarte físicamente. Jones posee un raro conjunto de habilidades, habiendo trabajado repetidamente con Del Toro encarnando sus personales creaciones. Jones fue el inolvidable Hombre Pálido del filme EL LABERINTO DEL FAUNO, el humanoide anfibio Abe Sapien de la saga HELLBOY y un vetusto vampiro en la serie "The Strain". No obstante, al igual que Hawkins, Jones nunca imaginó que sería el protagonista de una historia de amor.
Hawkins dice sobre Jones: "Doug brinda una interpretación muy ingenua y hermosa, y como debía ser, porque lo que estábamos explorando era algo muy frágil. Somos dos tipos diferentes de especies que se enamoran, pero eso tenía que parecer real y tenía que estar muy bien hecho. De la manera en que Doug encarnó su papel, no pude evitar enamorarme de él, afortunadamente".
En la mente de Del Toro, nunca hubo ni pizca de duda respecto a que sería Jones quien interpretara a la criatura. "Llevamos veinte años trabajando juntos, y Doug ha encarnado a algunos de los personajes más cruciales de mi cine", señala Del Toro. "Es uno de los pocos actores que interpreta a monstruos siendo al mismo tiempo un veterano y consumado actor dramático. A menudo estas dos cualidades van por separado, pero Doug posee ambas. Jones es un actor fantástico con o sin maquillaje".
Del Toro añade: "Si no tienes a un actor dentro del disfraz de monstruo, no tienes una película; y Doug no es un operario que acciona una marioneta, es un actor. Pienso en momentos tales como cuando entra en la sala de cine y tú te das cuenta de que la criatura nunca antes ha visto una película. Esos son momentos de actor. También recuerdo que con anterioridad a que Richard Jenkins hiciera la escena del baño, donde va a conocer a la criatura, Richard estaba preocupado por tener que interpretar junto a alguien que estaba disfrazado de monstruo. Más tarde, Richard se acercó a mí y me dijo ‘en el momento en que dijiste "acción", me encontré delante de un antiguo dios del agua’. Richard sintió todo el dolor y toda la confusión de la criatura en Doug".
La única forma de meterse en el personaje para Jones era sentir una especie de empatía repleta de imaginación, tratando de intuir en sus propios huesos cómo podría ser la vida de una criatura anfibia profundamente inteligente, capturada y arrancada a la fuerza de su hogar para ser estudiada por una extraña especie."La criatura está muy, muy sola porque es la última de su especie", refiere Jones. "Además, nunca ha estado fuera de su río, así que no entiende dónde está, ni por qué. Partes de la criatura están siendo analizadas y biopsiadas porque el gobierno piensa, ‘vamos a utilizar esta cosa en nuestro propio beneficio de algún modo’".
Pero hay mucho más en la criatura de lo que los agentes del gobierno son capaces de ver. Jones percibe a su enigmático personaje como un ser que tiene el poder excepcional de devolver a las personas el reflejo de sus deseos. "Aunque es un fenómeno de la naturaleza, la criatura tiene una especie de cualidad angelical", observa Doug. "Se introduce en la vida de las personas y parece sacar a la luz y amplificar todo lo que sucede dentro de un ser humano".
Cuando la criatura se cuela en la vida de Elisa, un cúmulo de emociones se despliega ante ambos. "Su forma de comunicarse, necesariamente, va mucho más allá de las palabras, estando basada totalmente en el sentido de la vista y los sentimientos", reflexiona Jones. "Ambos personajes se hallan fuera de su elemento en el mundo convencional, pero cuando están juntos esa sensación desaparece".
Físicamente, Jones utilizó como referencia para sus movimientos una imagen que Del Toro le proporcionó: "Guillermo me dijo que la criatura tiene el porte de un torero seductor y peligroso; pero con la fluidez de Silver Surfer".
Una vez que Jones empezó a trabajar con Hawkins, ensayando durante un mes antes de iniciar rodaje, sus personajes pasaron de la abstracción a la vida. "Fue maravilloso explorar junto a Sally todo lo que podíamos decirnos el uno al otro sin necesidad de expresarlo verbalmente", dice Jones. "Y después se aprecia cómo el poder de su amor inspira a Elisa a rebelarse contra el sistema, a salir de su zona de confort".
La escena de amor entre ambos también llevó al propio Jones fuera de su zona de confort. El actor admite que nunca previó hacer una escena de sexo –independientemente de su grado de ingenio artístico– vestido de monstruo; pero ese hecho también le transportó hasta un lugar de pura comunicación física. "En esa secuencia, yo estoy pensando como un ser que nunca antes ha experimentado caricias o intimidad. Ambos, tanto la criatura como Elisa, están experimentando eso por primera vez, así que la escena tiene una clase de inocencia muy singular".
Jones disfrutó sobre todo de la inquebrantable confianza que encontró en Hawkins. "Ambos estábamos interpretando personajes poco convencionales, sin precedente alguno, así que eso contribuyó a reforzar nuestro vínculo", señala. Cuando la cámara rodaba, la conexión entre ambos era palpable. "Yo me despistaba tanto observando a Sally que me olvidaba de lo que estaba haciendo. Hay algo muy real y extraordinariamente puro en Sally. Simplemente, es que me enamoro de ella, igual que lo hace la criatura".
Octavia Spencer, que interpreta a Zelda, la amiga y compañera de trabajo de Elisa, recuerda las repentinas emociones que suscitaron las imágenes de Elisa y la creatura interactuando cuando las vieron por primera vez: "La escena era tan hermosa y conmovedora que ni siquiera me di cuenta del tipo de respuesta que di: al verla, simplemente empecé a sollozar".
El hombre anfibio: La creación
Ya se han visto antes en el cine híbridos de humano y pez o tritones – incluyendo el personaje de Abe Sapien creado por el propio Guillermo Del Toro para HELLBOY–, pero con la criatura de LA FORMA DEL AGUA, Del Toro quería superar a todos sus predecesores. El realizador proyectó elevar el listón hasta un nuevo nivel de realismo, confeccionando un ser de tal verosimilitud biológica que pudiera inspirar la loca pasión de una hembra de la raza humana.
Del Toro estaba tan comprometido con hacer la criatura perfecta que financió el diseño de la misma de su propio bolsillo, gastando cientos de miles de dólares en un proceso cuya gestación llevó unos nueve meses. "Sabía que quería que la criatura pareciera real, pero, al mismo tiempo, deseaba que fuera algo bello, lo cual suponía ajustarse a un enfoque muy poco flexible", confiesa Del Toro. "Sabía que iba a llevar mucho tiempo, de manera que ni siquiera lo incluí en el presupuesto de la película. Éste es realmente el diseño de criatura más difícil que he hecho nunca".
En un primer momento, Del Toro reunió a un equipo de excelentes profesionales, artistas expertos en infundir vida al mundo imaginario, que incluyó a Shane Mahan, de Legacy Effects, un extraordinario diseñador de criaturas y supervisor de efectos visuales, conocido por su premiado trabajo insuflando vida al superhéroe IRON MAN así como por la película PACIFIC RIM; y también a Mike Hill, reconocido escultor especializado en la creación de ultrarrealistas modelos de monstruos a partir de legendarias películas de terror y que ha trabajado en filmes como EL HOMBRE LOBO, APOCALYPTO y MEN IN BLACK 3.
El equipo trabajó incansablemente, diseñando desde los bocetos hasta la maqueta, para realizar íntegramente el traje de criatura que transformó al actor Doug Jones. Hawkins señala respecto a lo que el equipo consiguió: "Me parece que la criatura es una de las cosas más bellas que he visto nunca. Como actriz, yo debía reaccionar ante alguien que a Elisa le resultaba atractivo, y gracias a su trabajo, eso me fluyó de forma natural. No veía en absoluto a Doug; veía a ese increíble y misterioso espécimen. Puede que otros vean un monstruo, pero Elisa ve otra cosa totalmente distinta, y esa es la impresión que da".
Del Toro tenía su propia forma de testar si el diseño era lo suficientemente atractivo. "Cada noche, me lo llevaba a casa y solicitaba la opinión femenina: ¿tiene bastante trasero o no lo tiene?, ¿suficientes abdominales o más abdominales?, ¿hombros más grandes o más pequeños? Tenía que ser una criatura de la que te pudieras enamorar".
La inspiración inicial del diseño de la criatura provino directamente de la naturaleza; su piel bioluminescente, sus ojos estratificados y sus marcados labios succionadores se fusionaron con una elegante forma de características humanoides. Para aquellos cuyo amor está esculpiendo nuevas formas de vida, la proposición de crear algo tan original resultaba alucinante.
Shane Mahan explica: "La idea desde el principio era efectivamente dar la sensación de una forma de vida acuática que ha existido durante milenios, y hacer que pareciera una criatura del mar realmente viva con el tipo de cambiantes y fosforescentes colores que podrían verse en peces tropicales, pero, al mismo tiempo, con una carnosidad que resultara creíble".
Buscando a alguien que puliera aún más todo el proceso, Del Toro reclutó a Hill, cuyas realistas figuras de monstruos, exhibidas en una convención de cine de terror, le habían cautivado recientemente. "Mike tiene una asombrosa conexión con los monstruos, y a mí me pareció que necesitábamos ese nivel de percepción", afirma el director. "La dificultad con esta criatura radicaba en que nosotros no estábamos únicamente esculpiendo un "monstruo"; estábamos esculpiendo la efigie de un galán".
Hill recuerda la misión que Del Toro le encomendó: "Me dijo que quería que le proporcionara alma a la criatura. Guillermo quería que fuera algo de lo que una mujer pudiera enamorarse perdidamente en todos los sentidos. Así que empecé esbozando una seductora versión del aspecto de un hombre pez, dotándole de labios muy besables, mentón cuadrado e inocentes ojos de cervatillo, y ese fue mi punto de partida".
El proceso adquirió tal grado de intensidad que Hill pasó noche y día con Del Toro realizando esculturas de arcilla, ambos esbozando, raspando y revisando la estructura una y otra vez. "Después de muchas semanas de realizar bocetos con arcilla, finalmente dimos en el clavo", recuerda Del Toro.
Ahora la criatura se había reinventado proporcionándole un aspecto más fibroso. "Yo quería que se pareciera un poco más a un príncipe, y dado que Doug es una persona muy esbelta, pensé que no debíamos desperdiciar eso ni aumentar su corpulencia", explica Hill.
Hill y Del Toro se leyeron detenidamente una completa enciclopedia sobre la vida real de los peces mientras trabajaban. "Queríamos que la criatura pareciera algo que podrías ver arrojado sobre la orilla de una playa y que en un principio te hiciera pensar: ¡oh, eso parece un pez!, así que era importante utilizar colores de peces de verdad, que a la gente le resultaran familiares", dice Hill.
El fascinante pez león, una venenosa criatura tropical de vibrantes colores, originaria del Pacífico, se convirtió en el modelo para la forma de comer de la criatura; con la membrana interna que le permite al pez tragar alimentos en tiempo récord. Hill también se inspiró en el mundo natural para conseguir la traslúcida bioluminescencia de la criatura. "A las personas con acuarios les atraen frecuentemente los peces brillantes y transparentes, así que queríamos reproducir esa idea", explica Hill. "Posteriormente, Legacy consiguió una forma de recrear esa sensación en un traje opaco cuyo aspecto es fantástico".
Incluso una vez completados los diseños de arcilla, sólo la mitad del trabajo estaba hecho. El siguiente paso era igualmente duro: convertir los modelos en una serie de viables trajes de látex en cuyo interior pudiera moverse un ser humano. Legacy transformó las maquetas de Hill en una amplificada imagen digital, que luego fue además esculpida, remarcándola con más musculatura y vascularidad. Asimismo, se inició el trabajo sobre los rasgos faciales de la criatura, especialmente sus ojos. Mahan recuerda: "En una de las primeras conversaciones que mantuvimos, Guillermo dijo que quería que los ojos pudieran cambiarse en el propio set, con el fin de poder alterar el estado de ánimo o la mirada de la criatura. Dado que no se podía quitar el maquillaje de Doug para cambiarle los ojos, terminamos por inventarnos un sistema magnético en el cual engancharlos. Era la única solución. Una vez iniciado el rodaje, cada noche teníamos que cambiarle los ojos cuatro o cinco veces".
El detalle aparentemente más pequeño –por ejemplo, crear un eficiente aparato branquial para la criatura– exigía una tremenda cantidad de tiempo y reflexión. Mahan señala: "Sus branquias eran algo especialmente difícil dado que en algunas escenas teníamos que lidiar con una gran cantidad de agua. Pero también eran algo muy apasionante porque las branquias le proporcionan a la criatura una forma adicional de reaccionar sin palabras, además, podíamos utilizar la respiración de Doug para realzar emociones como la excitación, la ira o el afecto".
Cuando las primeras versiones del atuendo de la criatura se sometieron a repetidas pruebas, Del Toro se convirtió en una constante fuerza motriz para el equipo de Legacy. "Guillermo siente un amor por nuestro oficio que es contagioso", dice Mahan. "Se reunía con nosotros en cualquier momento, a última hora de un viernes por la noche o un domingo, y en todo momento se implicaba al máximo. Es muy raro encontrar esa clase de interés en ser tan súper meticuloso, y a nosotros esa clase de obsesión nos resulta inspiradora. Terminas queriendo invertir cada vez más en hacer que el resultado sea lo más genial posible".
Finalmente, cuatro espectacularmente intrincados trajes –cada uno de ellos plenamente acondicionado para su inmersión bajo agua– fueron creados para la producción. Del Toro afirma: "Shane y todo el equipo de Legacy fueron unos socios increíbles en la realización del diseño. Fueron esenciales a la hora de desarrollar el color, resolver la logística y armonizar la belleza del diseño. Mike y yo hicimos algo que resultó ser verdaderamente funcional".
A pesar de su meticulosa confección, el traje de criatura se reveló como un desafío diario para Jones, quien tenía no sólo que aprender a vivir en su interior, sino también enamorarse dentro de él. Legacy lo hizo tan flexible como era posible, aunque todavía mantenía atributos inherentes a un tornillo de compresión. "El traje es súper ajustado y por dentro tiene auténticos corsés para ceñirlo aún más. No obstante, segmentamos las placas abdominales para que posibilitaran un poco de movimiento. La textura del traje no es sólida para poder permitir crear los elegantes movimientos que la historia demanda por parte de Doug", señala Mahan.
El ajuste anatómico y la naturaleza atlética del movimiento dentro del traje empujó a Jones a "ponerme en la mejor forma de mi vida" a los 56 años, puntualiza el actor. "Sabía que éste sería mi papel más exigente físicamente, así que eso me incentivó. Simplemente llevar el traje de criatura, que está hecho de goma espuma de látex y silicona para que recupere siempre la forma en la que fue creado, supuso un intenso entrenamiento. Cada vez que te mueves con él es como hacer un ejercicio de flexiones y dominadas".
La exhaustiva transformación de Jones también implicaba pasar de dos a cuatro horas diarias en la silla de maquillaje. En algunas escenas, Jones estaba totalmente ciego por las prótesis oculares que debía llevar. El traje también requería de la ayuda de cuatro personas para que Jones se pudiera encaramar a él. "Era una comedia diaria de tira y afloja, de polvos de talco para bebés, así como de maniobras tales como empujar, mover, cerrar cremalleras y abrochar mientras cuatro hombres adultos tiraban de mis brazos y mis piernas", dice un sonriente Jones.
Configurando los efectos visuales
Dennis Berardi, supervisor de efectos visuales de la película y asiduo colaborador de Del Toro, se convirtió en otro socio clave a la hora de construir por completo la existencia de la criatura. Cuando Berardi leyó LA FORMA DEL AGUA, dice que se sintió abrumado por los sentimientos que le produjo; y también entusiasmado por el trabajo que tenía por delante. "Pensé que mi equipo podía hacer una verdadera contribución a los principales componentes emocionales de la película, y yo iba a poner todo de mi parte", recuerda Berardi.
Berardi empezó creando un doble digital exacto a Doug Jones vestido con el traje protésico. "Guillermo quería que la criatura no sólo pudiera emocionarse como Doug, sino también moverse bajo el agua de cierta manera, así que, primero, hicimos un montón de pruebas de movimiento con nuestro equipo de animación de Mr. X, y llegamos al punto en el que fuimos capaces de hacer una versión digital de la criatura que podría compararse con la excelente interpretación de Doug", afirma.
La elaboración de los movimientos bajo el agua supuso un proceso de investigación intensivo que implicó no sólo observar a los nadadores olímpicos sino también a especies acuáticas como tiburones, frailecillos, nutrias y pingüinos. "Tuvimos en cuenta cualquier cosa que se moviera muy elegantemente por el agua con el objetivo de basarlo todo en la realidad", explica Berardi.
El resultado fue un espejo digital que refleja la poderosa actuación de Jones añadiendo las dimensiones de una criatura que no existe; alineando lo real y lo irreal en absoluta sincronía. Berardi incluso jugó con los colores de la criatura, cambiándolos en función de su estado de ánimo. "Esperamos que el público no pueda distinguir en absoluto entre la versión digital de la criatura y la que realiza Doug Jones. La interpretación de Doug aporta información a nuestra animación, y yo creo que nuestra animación también informa sobre la forma de fotografiar al personaje de Doug. Si los espectadores no son capaces de decir cuál es cuál, habremos triunfado", dice Berardi.
El enciclopédico conocimiento de Del Toro sobre la historia del cine, especialmente sobre el cine de terror, fue un recurso constante. "Guillermo conoce a monstruos y criaturas como la palma de su mano", observa Berardi. "En cualquier referencia de cualquier película que yo le pueda mostrar, él es capaz de pulverizar el método empleado para crearla. De manera que eso le da una habilidad única para comunicar lo que quiere, basada en todo el material que ha visto y también en lo que está en su mente. Guillermo te aporta una mágica fuente de inspiración, y luego te reta a poner sobre la mesa tus propias ideas, lo cual resulta muy gratificante".
Convirtiendo lo irreal en real: La fotografía
La sombría atmósfera de LA FORMA DEL AGUA sumerge a la audiencia en las profundidades de la historia; para ello y para lograr la visión que tenía Del Toro, fue vital la fotografía creativa de Dan Laustsen. "El diseño final de la criatura se hace con luz", destaca Del Toro. "Si no hubiese tenido un director de fotografía que entendiera eso, no habría funcionado. Dan también entiende que no se trata sólo de los tipos de luz utilizados (principal, relleno, a contraluz, etc.) No es algo técnico, sino emocional. Creo que todos los grandes cinematógrafos son emocionales. Un gran cinematógrafo es como un director de orquesta: transmite la emoción con la luz en vez de con las notas musicales".
Laustsen recuerda que al leer el guión se preguntó en voz alta: "¿Cómo vamos a grabar esto?" Y continúa: "Pero luego hablé con Guillermo, y su visión era tan convincente, que empecé a creer que era posible. Esta película fue un gran desafío y una experiencia fantástica para mí".
El rico silencio de los dos personajes principales de la película dejó trastocado a Laustsen. "Esa idea de dos personajes mudos que conectan entre ellos es muy cinematográfica", reflexiona. Igualmente inspiradora fue la idea de usar una especie de fluidez visual para hacer que todo el flujo narrativo fluyera como el agua. "Todo está en movimiento en la película", explica Laustsen. "Guillermo quería mucho movimiento de cámara, y le gustan los movimientos precisos, así que trabajamos con todo tipo de grúas, plataformas y steadicams, y fue muy emocionante".
Laustsen utilizó su querida cámara digital Arri Alexa con lentes Arri/Zeiss Master Prime, lo que permitió la máxima precisión. Laustsen explica: "Guillermo quería imágenes muy nítidas para que realmente se pudieran ver todos los detalles".
Desde el principio, Del Toro y Laustsen flirtearon con la idea de grabar la película en un clásico blanco y negro, pero cambiaron de rumbo, ya que ambos coincidieron en que era una decisión extrema. En su lugar, trabajaron con tonos de color monocromáticos, con los que cambiaban meticulosamente la luz y la textura para crear una apariencia más moderna, pero desaturada, repleta de tonos de aguas profundas. Del Toro explica: "Sabía que quería que la película fuera monocromática, así que la mayor parte de la paleta de colores es azul y verde, con algo de ámbar para equilibrar. El rojo sólo lo utilizamos como el color de la sangre y el amor".
Ese diseño casi arquitectónico de la luz constituyó uno de los ejes centrales del trabajo. "Dan es un genio con la luz", asegura Del Toro, "y fue capaz de utilizar la luz como si fuera una película de los 50 en blanco y negro, pero usando colores. La luz es muy expresionista y está llena de sombras, y creo que le da una apariencia muy clásica".
La luz era especialmente importante cuando grabábamos la criatura. "En realidad, no es un personaje aterrador, sino fascinante, y la cámara estaba fascinada con él", afirma Laustsen. "¿Es un animal? ¿Podríamos decir que es una persona? En lo que a la fotografía respecta, debíamos iluminarlo muy cuidadosamente, porque obviamente, como miembro de la audiencia, uno desea ver cada detalle de la criatura, pero también queríamos mantener un poco de misterio".
Para algunas de las secuencias subacuáticas, Laustsen trabajó un poco como en la vieja escuela, y utilizó la técnica de rodaje dry for wet (literalmente, seco por mojado), para crear la ilusión del agua. Esto implicó la utilización de mucho humo, máquinas de viento y proyección para crear una atmósfera húmeda y vibrante similar al agua, que permitiera a los actores trabajar con los ojos abiertos, lo que es vital p