Sección Masters Festival de Toronto 2017.
Comentarios del director
Me gustaría decir que existe un paralelismo entre SIN AMOR y Secretos de un matrimonio, de Ingmar Bergman, trasplantado a otra época y con personajes diferentes: urbanitas carentes de complejos y de dudas, la típica pareja de clase media.
Al cabo de doce años de matrimonio, un hombre y una mujer ya no se soportan y deciden divorciarse. Una situación que no tiene nada de notable... Pero ambos tienen proyectos. Quieren pasar página, comenzar una nueva vida con otra pareja, saborear emociones nuevas que les ayuden a sentirse completos y esperanzados. Están algo desanimados por la experiencia pasada, pero confían en el futuro. Solo les queda deshacerse de la carga que hay entre ellos y la felicidad: su hijo Aliosha, que se convierte en el muñeco de trapo que se tiran a la cabeza en cuanto tienen ocasión.
"Cambiaré de vida. No volveré a cometer los mismos errores que me llevaron a vivir semejante decepción. Empezaré desde cero". Eso piensan las personas que culpan a otras de sus fracasos. Pero solo es posible cambiarse a sí mismo. Entonces, el mundo que nos rodea volverá a brillar, y tal vez lo único que lo haga posible sea una terrible pérdida.
Nuestra época posmoderna está habitada por una sociedad posindustrial inundada constantemente por un flujo de información destinada a personas con un mínimo interés hacia los demás, excepto por si les son útiles. Hoy en día, nadie piensa en nadie. La única forma de salir de esta tremenda indiferencia es dedicarse a otros, incluso si son extraños, como hace el coordinador del grupo de búsqueda que rastrea la zona en busca del niño desaparecido. No lo hace para obtener una recompensa, sino porque es su objetivo. Y por eso, cada uno de sus actos tiene un significado. Solo así puede uno luchar contra la deshumanización y la confusión del mundo actual.
Una entrevista con Andrey Zvyagintsev
(realizada por Alexander Nechayev el 14 de marzo de 2017) para RBTH
P: Después del éxito de Leviatán, tenía la intención de hacer una película acerca de la Segunda Guerra Mundial, pero esta no tiene nada que ver.
R: No exactamente. La película sobre la Segunda Guerra Mundial es un proyecto anterior a Leviatán que viene de lejos. El guion está escrito, se puede empezar a rodar inmediatamente. Pero no todo depende de mi deseo porque es un proyecto caro, entre 12 y 15 millones de euros, lo que significa que al productor le costará mucho recuperar su inversión. Por lo tanto, no sé si se materializará en un futuro próximo.
P: ¿Y de qué trata esta nueva película?
R: Es la historia de una familia que pasa por un momento muy grave. El hombre y la mujer se separan. Me gustaría compararla a la serie Secretos de un matrimonio, de Ingmar Bergman. Durante los seis episodios, de 45 minutos cada uno, casi solo aparecen los dos actores, Liv Ullman y Erland Josephson. Sin embargo, es imposible apartarse de la pantalla.
Los personajes hablan y piensan. Ella escribe un diario del que lee párrafos. Las escenas demuestran que la inteligencia, la capacidad de análisis, la educación y el refinamiento no bastan para impedir una catástrofe.
La idea de SIN AMOR nació de esto. Debo reconocer que la miniserie de Bergman me apasiona desde hace mucho. Hablé con Oleg Neguin, con el que escribo todos los guiones de mis películas, de la posibilidad de examinar una crisis matrimonial en la que una pareja, al cabo de vivir diez o doce años juntos, descubre que no puede seguir. Decidimos construirlo en torno a un acontecimiento que supera todas las contradicciones de los personajes: la desaparición de su hijo.
P: ¿Cómo fue el rodaje de SIN AMOR?
R: Bueno, el tiempo en Moscú no nos favoreció. Todo el rodaje transcurre en Moscú, supuestamente en otoño, justo antes de que se ponga a nevar en serio. Aún hay hierba en el suelo y hojas en los árboles. Empezamos a rodar en agosto convencidos de que acabaríamos en noviembre, pero empezó a nevar a mediados de octubre. No tuvimos más remedio que detener el rodaje, y ahora esperamos filmar lo poco que falta en abril.
Esto, obviamente, nos ha planteado bastantes problemas. No he tenido más remedio que empezar a montar la película antes de rodarla completamente. Monto mis películas secuencialmente, desde la primera escena hasta la última. Ya que el montaje determina el ritmo de una película, y el ritmo es la forma musical de la cinta, siempre me ha parecido un grave error lanzarse a montar a partir del minuto 40, por ejemplo. Pero las circunstancias de SIN AMOR no me han dejado otra opción. Me preocupa, pero creo que saldrá bien.
P: Los actores que participan en sus películas suelen hacerse famosos, incluso a internacionalmente. Por ejemplo, Nadezhda Markina fue nominada al Premio del Cine Europeo a la Interpretación por su papel en Elena, y Elena Liadova, la protagonista de Leviatán, también se hizo famosa. Sin embargo, no suele volver a trabajar con los mismos actores, ¿por qué?
R: Nunca sé quién trabajará en mis películas. Bueno, hubo una excepción: Oleg Neguin. También sabía que el papel del alcalde de Leviatán sería para Roman Madianov.
A veces decido deliberadamente no trabajar con un actor que ya ha estado en una película mía, pero luego la vida hace de las suyas. Es lo que pasó con Konstantin Lavronenko. Trabajó en mi primera película, El regreso, que se convirtió inesperadamente en un éxito internacional después de ganar el Oso de Oro en el Festival de Venecia.
Me sentí muy presionado para mi segunda película, no quería que me acusaran de repetirme. Por lo tanto, empecé a buscar a un actor joven para el papel principal ya que el personaje tenía treinta y pocos años. Pero mientras buscaba, entendí que mi prejuicio carecía de base y acabé pidiéndole a Lavronenko que hiciera una prueba. A partir de ese momento, todo encajó. Era su papel. Aparte de él, solo he vuelto a dar un papel importante a otra persona.
P: Se trata de Elena Liadova, que se ha convertido en una actriz muy solicitada gracias a sus películas. ¿Puede decirse que es su musa?
R: No creo. Es una gran actriz, pero no hay nada personal a la hora de escoger a un intérprete. Recuerdo que, en una ocasión, la directora de reparto trajo a un actor totalmente inadecuado para el papel. Al preguntarle por qué, me contestó que era de Novosibirsk, lo que me sacó de quicio. Le contesté que buscaba actores, no a parientes o conocidos.
Descubrí a Elena en el rodaje de Izgnanie (Destierro). Dobló a la actriz francesa Maria Bonnevie, por lo que debió pasar por un proceso de reparto durísimo. Mi ayudante y yo escuchamos las pruebas realizadas por más de setenta actrices y, para que no me influyera, no quise conocer a ninguna de antemano. Acabamos escogiendo a Lena y trabajé con ella durante una semana. Cuando empecé a buscar actores para Elena, ya la tenía en mente.
Su papel en Elena no era muy grande, solo rodó siete días. Cuando se fue, me quedé con la sensación de que había algo inacabado. Tenía ganas de trabajar más con ella, y la oportunidad surgió en 2011. Un año después empezamos con el reparto de Leviatán.
P: Sus películas dan la impresión de que no es de esos directores que permiten mucha improvisación, ¿es así?
R: A menudo actores quieren tener un protagonismo absoluto y dan demasiada importancia a sus ideas. Durante el rodaje de Leviatán se me escapó que dos de los personajes habían estado tres años juntos en el ejército. Inmediatamente, uno de los actores dijo: "Ah, tres años en el ejército, ¡eso lo cambia todo!" No me gustó nada el comentario y le contesté: "Muy bien, vamos a hacer dos tomas. Una con tres años en el ejército y otra como si no supieras nada de eso". Obviamente no había diferencia. Con eso no quiero decir que los actores no deban prepararse, claro que deben. Es bueno que lleguen al plató con ideas. Pero en cuanto oyen la palabra acción, solo se les pide que sean sinceros en el momento mismo y que no piensen en lo que le pasará a su personaje dentro de dos minutos.
En un escenario, el actor se convierte en coautor, pero es totalmente diferente en una película. He llegado a no entregar el guion completo a los actores. Si pudiera, solo les daría a leer las escenas que van a rodarse al día siguiente. Quizá haga un experimento la próxima vez...
P: Probablemente sea el realizador ruso más conocido del momento. Algunos periodistas rusos le tachan de "director para la exportación", ¿le molesta?
R: No suelo leer las críticas, pero es imposible aislarse completamente de todo. Por ejemplo, durante un programa en televisión me acusaron de ser un director antirruso por criticar al país donde crecí. Todo esto son tonterías. Contesté que era ciudadano de un país llamado Cinematografía.
El cine no es nacionalista, no tiene fronteras. No me intereso por un cine concreto, como puede ser el cine ruso, estadounidense, francés o alemán. Me interesan los directores que hacen buenas películas, poco importa la escuela nacional en la que han estudiado. Un buen realizador atrae a un público universal, su cine se entenderá en Rusia, Estados Unidos y cualquier otro país. Si mis películas son aceptadas y entendidas en Occidente, significa que hablo un idioma común para personas de diferentes nacionalidades. Esto me parece mucho más importante que encerrarse en una idea nacionalista.
Andrey Zvyagintsev (Biografía y filmografía)
Nacido en Novosibirsk, se licenció en 1990 en el programa de Interpretación de la Universidad Rusa de Artes Teatrales (GITIS), bajo la tutela de Eugeni Lazarev. Actuó en producciones teatrales independientes y tuvo pequeños papeles en varias series de televisión hasta que la productora independiente REN TV le contrató para dirigir un episodio de la serie Chyornaya komnata.
Su primer largometraje, El regreso (2003), fue un gran éxito y ganó, entre otros, el León de Oro y el Premio Luigi de Laurentis a la Mejor Ópera Prima en el Festival Internacional de Cine de Venecia, el Premio Fassbinder a la Mejor Película Revelación del Cine Europeo y el Premio Especial del Jurado en el Festival de Gijón.
Su segunda película, Izgnanie (Destierro) (2007), participó en el Festival Internacional de Cine de Cannes, donde el protagonista, Konstantin Lavronenko, obtuvo el Premio al Mejor Actor.
En 2011 presentó Elena en la Sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes y ganó el Premio Especial del Jurado. La actriz Nadezhda Markina recibió el Premio a la Mejo Interpretación Femenina en el Festival de Cine Europeo de Sevilla de ese mismo año. En abril de 2012 fue galardonado con un Nika (el equivalente al Goya en Rusia) al Mejor Director.
En 2014 ganó, con su coguionista Oleg Neguin, el Premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes por la película Leviatán, que se convirtió en la primera película rusa premiada con un Globo de Oro. Asimismo, la Academia de Hollywood la nominó al Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa. El director de fotografía, Mijáil Krichman, fue galardonado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.
2017 - SIN AMOR
2014 - LEVIATÁN
2011 - TAYNA (Cortometraje)
2011 - ELENA
2009 - APOCRYPHA (Cortometraje)
2007 - IZGNANIE
2003 - EL REGRESO
2000 - CHORNAYA KOMMATA (Serie - Episodio "Busido")
Elenco artístico
Zenhia - Mariana Spivak
Boris - Alexéi Rozin
Aliosha - Matvéi Novikov
Masha - Marina Vasilieva
Anton - Andris Keishs
El Coordinador - Alexéi Fateev
La prensa ha dicho
THE GUARDIAN
Una obra maestra.
Una intensidad hipnótica mantenida hasta el final.
De una brillantez y una pasión convincentes.
THE TELEGRAPH
5 estrellas
SCREEN
Espléndidamente rodada.
VARIETY
Sutil e imponente.
THE PLAYLIST
Su película más brillante hasta la fecha, y quizá la más persuasiva, gracias a una realización de suma habilidad y visceralmente inteligente.
Espectacular.
THE UPCOMING
5 estrellas
De una intimidad épica.
CINEEUROPA
Una película brillante.
EL MUNDO
La película discurre toda ella precisa y sin pausas detenida en el mecanismo detallado de la búsqueda… No diremos obra maestra, pero casi. Obra negra, negrísima, sin duda.
EL PAIS
En Cannes, Zvyagintsev siempre ha dejado buen sabor de boca con títulos como Elena y Leviatán, tras su debut con El regreso… En Nelyubov explora aún más sus largas panorámicas de la naturaleza para ilustrar la crueldad que envuelve a una pareja en plenos trámites de divorcio.
ABC
El portentoso director ruso, tan admirable en obras como «Leviatán» o «Elena», consigue impregnar de retorcimiento el interior de su historia con un tratamiento visual admirable, sorprendente, con imágenes poderosísimas de naturaleza torturada, bosque atormentado, troncos dolientes, y con un fondo terrible en las relaciones personales de los personajes (el trato entre ellos es realmente bochornoso) y las sociales y bélicas del gran personaje, Rusia (continuo subtexto sobre Ucrania).
FOTOGRAMAS
Las imágenes que plasma el ruso son poderosas, qué duda cabe, y en gran parte gracias a su fiel director de fotografía, Mikhail Krichman, que le acompaña desde sus inicios.