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  El viaje de sus vidas  (The leisure seeker)
  Dirigida por Paolo Virzì
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Premiere mundial en la sección oficial a competición de la 74ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia (2017).

Con dirección del cineasta italiano Paolo Virzi (Locas de Alegría, 2016; El Capital Humano, 2013). Es la primera producción dentro de su cinematografía rodada en inglés. La película, inspirada en la novela homónima escrita por Michael Zadoorian en 2009, está protagonizada por el dos veces ganador del Globo de Oro Donald Sutherland (Citizen X, 1995; Camino a la Guerra, 2002) y por la ganadora al Oscar a la mejor actriz protagonista Helen Mirren (La Reina, 2006) en los papeles de John y Ella Spencer, una pareja que, escapando de la vigilancia de sus médicos e hijos, cruza Estados Unidos al volante de una vieja autocaravana para recuperar su amor y su pasión por vivir. El recorrido por una América que no reconocen les hará compartir buenos y malos momentos en un viaje lleno de sorpresas.


Declaraciones del director
Nunca pensé que haría una película en otro país, en un idioma que no es el mío y, de hecho, aún me pregunto cómo sucedió. Déjame recopilar los procesos creativos y de producción de "El viaje de sus vidas", comenzando hace unos años cuando mi primera película, y después la segunda, fueron elegidas como la "película italiana" para la campaña de los Oscar en la categoría de "mejor película de habla no inglesa". Ya que las dos películas habían tenido distribución en Estados Unidos y no habían sido mal recibidas, me hicieron varias ofertas para rodar una película allí pero siempre acababa corriendo de vuelta a Italia. En general, los guiones ya estaban escritos total o parcialmente y, para serte sincero, no me interesaban mucho los proyectos que, además, ni tan siquiera han salido luego adelante.

Mis amigos de Indiana Production, que han trabajado conmigo a lo largo de toda esta aventura, no entendían porque no aceptaba ninguno de estos proyectos. Así que les hice una promesa: si encontramos una idea que nos llame la atención, quizás inspirada en un libro, y que me permita trabajar de la forma que estoy acostumbrado a trabajar, es decir, empezando por escribir el guión, entonces reconsideraría la idea. Montones de cajas llenas de novelas norteamericanas empezaron a llegarme de las oficinas de Indiana Production, incluyendo la novela de Michael Zadoorian, la historia de un matrimonio anciano que escapa de los suburbios de Detroit en su vieja autocaravana en dirección a California por la legendaria Ruta 66. Encontré en esta idea algo que me llamaba mucho la atención: un espíritu subversivo, una rebelión contra la hospitalización a la que se ven obligados por sus médicos, los hijos y las regulaciones médicas y sociales. Pero a la vez me parecía que este viaje nos mostraba un paisaje que ya habíamos visto en muchas otras buenas películas por lo que existía el riesgo de caer en clichés como los que los directores americanos a veces caen cuando están rodando en Italia y terminan mostrando encuadres puramente turísticos. Así que lo dejé de lado y me dediqué a otros asuntos: otra película italiana, rodada en Italia.

Poco tiempo después, mis amigos Francesca Archibugi y Francesco Piccolo - grandes escritores y una gente adorable con la que es maravilloso escribir en equipo - intentaron convencerme para darle una vuelta al tema y utilizar el libro como punto de partida para después cambiar el itinerario del viaje y, por tanto, los perfiles socioculturales de los protagonistas: un profesor de literatura de Nueva Inglaterra jubilado con una esposa de Carolina del Norte más joven que él, de camino a la casa del escritor Ernest Hemingway en Key West. Intentamos hacer un borrador de unas pocas escenas con diálogos en italiano para después, con la apreciada ayuda de mi amigo el novelista Stephen Amidon, transformarlo en la primera versión del guión en inglés americano.

Recuerdo cierto compromiso escapando de mi boca: si Donald Sutherland acepta interpretar el papel de John y Helen Mirren el de su esposa Ella, entonces os juro que haré la película. Pero lo que verdaderamente estaba haciendo era cubrirme las espaldas intentando evitar la posibilidad de tener que hacer este proyecto americano que mis amigos productores y coguionistas estaban apoyando fanáticamente. Pero el destino me jugó una mala pasada: de manera inesperada, incluso sigo sin imaginarme cómo pudo ser que ocurriera, Mirren y Sutherland aceptaron. Pocas semanas después ya estábamos en el set de rodaje. Ni siquiera tuve tiempo para centrarme en lo que estaba sucediendo y allí estábamos, inmersos en los preparativos, con la mitad del equipo italiano, con todas nuestras costumbres que, para bien o para mal incluían nuestra forma de ver las cosas y hacer películas.

En realidad no había cruzado el océano para convertirme en un "director americano" pero trabajar con una actriz tan sublime como Helen Mirren y una leyenda tan auténtica como Donald Sutherland no solo era emocionante sino que era muy instructivo. Ya me los estaba imaginando trabajando juntos: él es serio y regio, aunque también divertido e impredecible. Ella es elegante, inteligente, muy lista y de repente llena de fervor, furia y dolor. Lo pasaba realmente mal cada vez que tenía que decir "¡corten!". Quizás fue, por encima de todo lo demás, el placer de poder compartir una experiencia con dos artistas que me fascinaban y me conmovían tanto, lo que me empujó a hacer las maletas y marcharme a Estados Unidos a hacer una película, al menos una vez en la vida de un director italiano como yo, o aún mejor, de un director de Livorno.


Notas de producción
"El viaje de sus vidas" explora el género "road movie americana" actualizada con el toque de poesía irónica y compasiva de Paolo Virzì. El director pone su nota de humor, su aguda observación de los fenómenos sociales y su profundo análisis de los personajes en una película que nos cuenta la irracional y divertida aventura de un matrimonio anciano que se ve obligado a evitar un destino de cuidados médicos que les separaría para siempre. "Tengo la mala costumbre de partir de temas tristes e intentar transformarlos en aventuras emocionantes" dice Virzì. "El secreto está en combinar comedia y tragedia. Siempre". Y una cosa es cierta: "El viaje de sus vidas está llena de ambas".

"Iba con cautela al trabajar en una película centrada en la vejez" nos cuenta Helen Mirren, "pero echando un vistazo al trabajo anterior de Paolo Virzì, en particular "El capital humano" me di cuenta que tenía una manera maravillosa, humana e ingeniosa de acercarse a esas situaciones humanas tan complicadas pero tan realistas. Paolo se caracteriza por el naturalismo, por mostrar los comportamientos humanos de una manera tonta o heróica pero jamás melodramática. Me encanta este estilo."

Donald Sutherland está de acuerdo en esto: "Paolo es brillante en lo más sutil y complicado". Recordando lo que le había convencido para aceptar el papel de John, un profesor de literatura jubilado, con la mente llena de páginas y páginas de libros que están empezando a perder su claridad, Sutherland comenta: "había leído solamente 20 páginas del guión cuando John empezó a hablarme. Era una conversación maravillosa. Estaba realmente definido, muy específico. Y le gustaba el guion".

El entorno de "El viaje de sus vidas" es típicamente americano, con sus campings, sus cenas, sus parques temáticos y paisajes interminables. "No estaba en mis planes transformarme en un director americano, o imitar las películas americanas. Mi intención era hacer mi propia película en América y por ello me llevé no solo a los principales miembros de mi equipo sino también mi manera italiana de observarlo todo. No es fácil explicar en qué consiste esto. Diría que, lo primero de todo es la forma de mirar la naturaleza humana, sin miedo a explorar la parte ridícula de la vida, que es algo divertido pero a la vez aterrador. Esta es la doble naturaleza que intento impregnar en mis películas" nos cuenta su director.

La novela de Michael Zadoorian narra un viaje por la legendaria ruta 66 en dirección a Disneyland. Pero Virzì explica: "tenía la impresión de que rodar en medio de una localización tan mítica como el desierto de Arizona podría ser una forma de encasillarme en un cliché, que es lo que le pasa a algunos directores americanos cuando ruedan en Italia y se dejan cautivar por el entorno más pictórico y turístico. Por ese motivo buscamos localizaciones menos impactantes. Visualmente estábamos buscando la atmósfera dulce, delicada y melancólica que marcaba nuestra historia. Justamente opuesto a lo que Zadoorian hace tan bien en su libro, sentí que no podía permitirme ser irónico sobre la parte más vulgar de América, en cuya cúspide estaría Disneyland. Me habría arriesgado a hacer una parodia superficial creada por un forastero. Incluso cambiando el entorno sociocultural de los protagonistas conseguirímos sentirlos más cercanos y crear la mayor empatía. Todo esto era como un pequeño juego con el que nos divertíamos mientras adaptábamos el libro: nos imaginamos que los personajes eran como yo mismo y mi mujer Micaela dentro de 30 años. El es hablador y malhumorado, obsesionado con las páginas de las novelas que ha estudiado y enseñado a sus alumnos a lo largo de su vida. Ella es más alegre y siempre de buen humor, con algún toque un tanto frívolo. Les une la pasión que dio lugar a dos hijos y toda una vida juntos. La ruta de la Costa Este se ha explotado mucho menos en el cine y tiene un significado fundamental para nuestra historia ya que termina en Key West, justo delante de la casa de Hemingway, el autor con el que John Spencer, profesor de literatura, parece identificarse. "

El guion salió del esfuerzo conjunto de Virzì y sus colaboradores. "Sentí que estaba trabajando con el mejor equipo de escritores posible" cuenta Stephan Amidon, autor del libro El Capital Humano, adaptado también por Virzì para la gran pantalla y que a Helen Mirren había impactado tanto. Amidon y Virzì se habían convertido en grandes amigos y cuando los productores decidieron hacer "El viaje de sus vidas", Virzì le pidió a Amidon que escribiera el guion con él. Virzì también colaboró con los italianos Francesca Archibugi, con la que escribió "Locas de alegría", y Francesco Piccolo, con quien escribió "El capital humano". Fue así como este equipo de tres escritores italianos empezó a colaborar con otro de Boston, que se encargaba de supervisar la autenticidad del idioma y la inmersión de la historia en la cultura americana. "Trabajábamos como una fábrica abierta las 24 horas" dicen Amidon. "Me levantaba por las mañanas y ellos ya habían escrito algo, entonces me ponía yo a trabajar y se lo enviaba. Algo como muy colegial".

Amidon también trabajaba como consultor americano durante la búsqueda de localizaciones y el rodaje. "Stephen se sentaba a mi lado frente al monitor" dice Virzì. "Como a menudo pasa cuando estás rodando una escena, si hay algo que necesitaba ser cambiado en el diálogo, que tenía que ser añadido o suprimido, me sentía más cómodo con la opinión y el consejo de mi colega el escritor Yankee. Aunque como dicen, es imposible sentirse completamente fuera de lugar en América gracias a todas las películas y la literatura que hemos recibido según íbamos creciendo".

El equipo de Virzì era mayoritariamente italiano, incluyendo al director de fotografía Luca Bigazzi, conocido en Estados Unidos sobre todo por su trabajo en "La Gran Belleza" que ganó el Oscar en 2013. Pero también hubo un equipo americano trabajando con él para conseguir el equilibrio que estaba buscando.

"Me gusta mostrar elementos realistas, con caras auténticas que puedan transmitir verdad" explica Virzì. "Pero por encima de todo, y creo que esta es una costumbre que he heredado de los clásicos del cine italiano, siempre intento establecer una conexión entre los acontecimientos personales de un personaje y el espíritu de la sociedad en un momento en concreto. Durante la búsqueda de localizaciones intenté empaparme de la atmósfera de aquel verano americano e, inevitablemente, una parte de él fue la campaña presidencial. Había posters y panfletos por todas partes publicitando a los dos candidatos, y era obvio que el verano de 2016 iba a ser "histórico". No soy clarividente, no podíamos adelantarnos a lo que pasaría en noviembre pero estaba claro que iba a ser importante, que afectaría a la historia de los dos personajes que, de hecho, viajaban por una América que no reconocían y de la que parecía que querían escapar para siempre".

"La campaña de Trump aparecía por todos lados mientras rodábamos" nos cuenta Helen Mirren. "Parecía ser parte del guion, una forma divertida de contarnos algo más sobre John". Ella dice en la película "has sido un demócrata toda tu vida ¿qué haces ahora?", a lo que John le contesta "pero es que esta gente es tan agradable...". Era como una manera muy dulce de mostrar cómo la mente de John funcionaba en ese momento en concreto.

"En el guion jamás mencionamos la palabra Alzheimer. De nuevo nos daba miedo caer en cierto cliché. Sus hijos se refieren a la enfermedad como "papá tiene sus momentos". Ella dice que John tiene problemas de memoria. Incluso entre nosotros hablamos de la condición mental de John como el "síndrome Spencer", nos cuenta el director. "Esto nos llegó a través de la opinión de un neurólogo que dice que cada individuo manifiesta su propia degeneración mental a su manera. La confusión de John, a veces, nos deja ver flashes de lucidez y en esos momentos nos damos cuenta de lo encantador que es y de lo doloroso que debe ser para Ella estar poco a poco perdiendo a su John".

El personaje de John Spencer, con toda su parte impredecible, se convierte en una especie de hermano espiritual para Sutherland: "John se apoderaba de mi. Me ocurre de vez en cuando, no muy a menudo pero sí a veces, y me ocurrió en esta película. John me decía qué hacer, me decía lo que necesitaba, recordaba siempre que él podía hacerlo y olvidaba cuando él olvidaba. John se frustraba pero yo no".

"El entusiasmo y la pasión con la que Donald buceaba en el personaje era conmovedor" nos cuenta Virzì. "Literalmente se convirtió en un estudiante de Hemingway y Joyce. Se convirtió en John Spencer ¿una anécdota? Cuando tuvimos que llevar la caravana de vuelta al punto de partida para rodar otra toma, Donald no quiso que lo hiciera el chofer sino él. Estaba preocupado por su caravana, por su ropa, sus gafas. Yo estaba encantado con su devoción a la película y al personaje, que no abandonaba ni siquiera fuera del set."

"Helen Mirren se hizo con su personaje de manera distinta ya que deja ver su experiencia como actriz de teatro y de obras de Shakespeare. Ella no parece llevarse su personaje a casa después del rodaje. Normalmente llega al set con un excelente humor y charla sobre cualquier otra cosa como la comida, las vacaciones o su casa en Salento. Pero después, cuando está delante de la cámara, hace unas tomas impecables dejándonos sin palabras, y cuando termina el día se marcha, diciendo simplemente "adiós queridos, nos vemos mañana". Además de ser una de las mejores actrices en activo, es también una gran persona, cándida y sofisticada a la vez, extremadamente inteligente, muy ingeniosa y se llevaba bien con todo el mundo, desde el equipo hasta los figurantes". La llamábamos "la Reina", dice Stephen Amidón. "Helen es la persona más profesional que he conocido. Era fascinante verlos a los dos juntos porque ella es tan clásicamente shakesperiana y él tan de "método" que sus interpretaciones hacían que los personajes encajaran perfectamente". "En realidad es muy posible que ni tan siquiera necesitaran un director" comenta Virzì riendo. "Básicamente, la esencia de nuestro trabajo con todo el equipo era intentar siempre estar listos para capturar la gracia y la poesía que estos dos extraordinarios artistas eran capaces de crear en el set de rodaje".

Mirren, que habla un perfecto italiano, observaba la colaboración de los dos equipos con interés. "Me involucraba y a la vez me divertía porque me sentía un poco americana y un poco europea". Virzì aprendió la difícil forma de trabajar con los figurantes en una producción americana: elegimos cuidadosamente las caras y las personas que iban a aparecer. No queríamos ni reírnos ni ridiculizar a los americanos. Un día, uno de los extras estaba deambulando por el set de manera distraída así que le sugerí hacer algo como levantar la mano y decir hola a alguien. Este tipo se sorprendió, corrió hacia el ayudante de dirección y anunció: "¡me han ascendido!¡Tengo una línea!". Yo ni lo sabía pero en Estados Unidos si el director sugiere que un extra diga una línea automáticamente le promociona a la categoría de actor y tuvimos que pagarle 1000 dólares simplemente por ese "hola", así que sobrepasé nuestro presupuesto del día.

"Las escenas que rodamos dentro de la caravana fueron complicadas con el equipo trabajando amontonado en un espacio muy reducido, sin aire acondicionado, soportando las altas temperaturas del verano de la Costa Este" añade el director. "Puse dos ventiladores delante de John y Ella porque era la única manera de poder tener aire dentro de la caravana. Estábamos todos apretados hasta el punto de que a veces era complicado llamar a los compañeros de maquillaje y peluquería antes de la toma y les colocábamos el pelo nosotros mismos. A los dos parecía gustarles este tipo de atmósfera e incluso les recordaba a los rodajes que ambos habían hecho en Italia".

El director, los escritores, los productores, los miembros del equipo e incluso los actores eran muy fans de John y Ella, la intrépida pareja en la carretera. Helen Mirren concluye: "no hay nada como esa última fase del amor, cuando ya te conoces tan increíblemente bien, conoces los defectos del otro y sus virtudes tan bien que sabes perfectamente que hay aspectos que no conoces (ese es el proceso para descubrir lo poco que puedes conocer a una persona). Verdaderamente estamos mirando a una pareja que ha pasado por todas las etapas pero que aún están en proceso de descubrimiento. Son una pareja normal y corriente. Puedes mirar por la ventana y ver a millones de parejas como esta a diario. América es un enorme país lleno de familias que no tienen nada de especial pero que se hacen especiales porque ponemos un marco sobre ellas y las observamos. En mi opinión esto es lo que hace grande a la manera de hacer cine de Paolo Virzì: hace películas sobre personas con las que nos podemos identificar. Gente humana, muy humana".