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  Atraco en familia  (Mes trésors)
  Dirigida por Pascal Bourdiaux
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Protagonizada por Jean Reno, Reem Kherici ("La Wedding Planner", "Paris a toda costa") y Camille Chamoux ("Fau pas lui dire", "Les gazelles") cuenta en su reparto con Natalia Verbeke.


Entrevista a Pascal Bourdiaux (director)

P: ¿Por qué decidiste dirigir Atraco en familia?

R: Porque el guion tenía mucho gancho. Es una historia tremendamente cómica sobre un ladrón que, fuera de casa, organiza sus «golpes» como el auténtico jefe de una banda, pero que en casa no para de recibir broncas de sus hijas, cuando ha sido él precisamente quien ha querido recuperarlas. En cuanto lo leí, enseguida le vi potencial para hacer una película ligera, fantasiosa, para todos los públicos, a medio camino entre película de aventuras y comedia. Y, además, me atrajo la idea de que el guion nos llevara a una estación de esquí en invierno. Nunca había filmado en la nieve y la experiencia me pareció divertida.


P: Una vez sobre el terreno, ¿fue tan divertido como esperabas?

R: Sí y no. Sí por el hecho de que, en la nieve, psicológicamente uno se siente como un niño en Navidad, tiene ese aspecto lúdico. Y no porque, a la hora de trabajar, todo resulta más complicado, más lento y se hace más pesado. Decidimos las localizaciones en verano y no caímos en la cuenta de que algunos lugares serían a penas practicables. Además, a 2000 metros de altura hace un frío polar. Algunas noches, ¡la temperatura bajaba a -20º! Nos calentábamos con la calidez del buen ambiente que reinaba en el plató.


P: La película arranca con el robo de un Stradivarius, efectuado por un hombre que se hace pasar por el propietario de este instrumento de valor incalculable. Esta secuencia intrigante se desarrolla en el escenario de un magnífico teatro, lleno hasta la bandera...

R: De entrada, quería impresionar al espectador y, a la vez, sumergirlo en un ambiente elegantísimo que evocara al de los Arsenio Lupin de Maurice Leblanc. Para ello, necesitaba un decorado chic y majestuoso. Al final encontramos este auditorio en San Sebastián, dotado de un excelente sistema de sonido, con un aspecto visual espectacular, un exterior muy luminoso de noche y que, cuando se apaga de golpe, parece que la zona se sumerja en la absoluta oscuridad. ¡Era ideal para hacer desaparecer a mi héroe ladrón!


P: ¿Pensaste inmediatamente en Jean Reno para interpretarlo?

R: Sí. Porque tiene la presencia, la edad, la complexión el sentimentalismo y el humor de ese caco de buen corazón. En el cine francés, Jean, que sigue ya hace tiempo una trayectoria internacional, es una figura legendaria. Hacía mucho que quería trabajar con él, solo estaba esperando el papel. Y llegó el de Patrick como caído del cielo.


P: ¿Cómo es Jean en un rodaje?

R: Exactamente igual a cómo es en la vida: agradable, amable, atento y considerado. En un plató, es una persona trabajadora, que hace muchas propuestas y que sabe lo que hace.


P: ¿Cómo llegasteis a todos esos maquillajes y transformaciones que sufre?

R: Dibujándolos. Hicimos muchísimos esbozos para llegar a lo que se ve en la película. El personaje que nos exigió más investigación fuel el del mago sudamericano. Quería que se pareciera a un héroe que a mí, de pequeño, me había hecho soñar: don Alejandro de la Vega, el padre del Zorro. Y al final acabamos encontrándolo. Perilla, pelo ondulado, tez matificada... Jean acabó de pulir el parecido adoptando el acento español de sus orígenes. Se lo pasó muy bien.


P: En la película, el timador es un "mal padre" arrepentido... ¿Cómo escogiste a las dos actrices que le harían de hijas?

R: Hice lo que se suele hacer cuando no hay una idea establecida: organizar un casting. Hacían falta actrices con solvencia, dinamismo y con un gran sentido para la comedia. Entre las cuarenta candidatas, enseguida reparé en Camille Chamoux. Es divertida, brillante, tiene ritmo y una mirada inocente. Casaba a la perfección con Carole, la friki introvertida pero que no iba a seguir siéndolo durante mucho tiempo. Reem Kherici también pasó el casting holgadamente. Pero el azar quiso que, en aquel momento, acabara de verla también en París a toda costa, por lo que, incluso antes de la segunda ronda de pruebas, le confié el papel de Caroline, la atrevida carterista. En la película, tanto Camille como Reem han demostrado poseer un sentido instintivo del tempo. Enseguida se entendieron muy bien entre ellas y con Jean. Debo decir que los productores tuvieron la genial idea de organizar una lectura del guion en Nueva York, donde estaba Jean en esa época. Así que cogimos el avión y nos encontramos en un estudio del que Robert de Niro es habitual. ¡Así quién no forja un equipo!.


P: Y ahora que ha terminado la aventura...

R: Cuando yo voy al cine, me gusta que me transporten a «otro lugar». Espero que la gente se deje transportar por Atraco en familia, que reúne elegancia, exotismo, humor, ternura y aventura.


Entrevista a Jean Reno (Intérprete de Patrick)

P: ¿Por qué aceptaste trabajar en Atraco en familia?

R: El guion me sedujo de inmediato. Me gustó su tono, a la vez ligero y cálido, los diálogos, divertidos pero sin ser vulgares, y sobre todo la historia, bastante rocambolesca, que nos llevaría a la montaña en invierno, lo cual tenía un lado chic. Y, además, confieso que el recuerdo de Arsenio Lupin, que de pequeño tanto me había hecho soñar, me hizo imposible resistirme a ese personaje bribón que me ofrecían. Era un papel que resultaba excitante encarnar debido a su personalidad compleja. Patrick es un ladrón entrañable, que organiza sus robos "a la vieja usanza", sin violencia, o apenas, tan solo usurpando identidades. Pero también es un "sentimental". Prueba de ello es que, tras haber sido un padre más que ausente, se inventa un subterfugio para reencontrarse con sus hijas, dos chicas que, al principio de la película, sin saber que son hermanas, se comportan como perro y gato. Y eso podía proporcionar escenas muy divertidas. Sumando todos estos elementos, pensé que había material para hacer una película familiar, simpática y entretenida.


P: Eres un hombre para quien parece que los "elementos" cuentan mucho. Antes fue el mar con El gran azul, ahora la nieve...

R: Me encanta la nieve. Tiene un lado sereno. Te protege del "tiempo" y, al igual que el buceo, te aísla del ruido y del frenesí del mundo. Perdido en su inmensidad, tienes la sensación de que no existe nada más. Y también se suman a su misterio los ligeros crujidos que emite cuando se anda por ella. En invierno, en la montaña, uno no regresa al mundo real hasta que vuelve al hotel y enciende la tele. Y a todo esto hay que añadir que la nieve evoca los cuentos de hadas y hace pensar en la Navidad, con sus guirnaldas y regalos. Es un elemento que me remonta de inmediato a la infancia.


P: La infancia... Por más que pase el tiempo, es algo que siempre se percibe cercano a ti. Hagas el papel que hagas, tienes la mirada de un niño que se divierte interpretando. Se nota que el entusiasmo por hacer de actor permanece intacto en ti...

R: Me encanta inventarme personajes. Incluso en casa, con mis hijos, juego a interpretar. Es algo innato en mí y que, sin duda, llevaré conmigo hasta la muerte. Creo que soy, instintivamente, un intérprete. Me gusta todo tipo de registros, ya sean papeles tristes, serios, profundos, ligeros... Siempre que interpreto, sin importar el qué, me siento feliz. En Atraco en familia me divertí aún más porque tenía que maquillarme, disfrazarme. Sin duda, este personaje en particular me llevó de vuelta a mis años mozos.

Como tal vez sepas, hice mis pinitos como director. Dirigí un cortometraje que tuvo cierto éxito y se vendió en varios países. Pero, si bien la experiencia fue bastante gratificante, me permitió darme cuenta de que dirigir a los demás no era lo mío en realidad.


P: Te llueven los proyectos. ¿Qué es lo que te llama de ellos?

R: El director y el guion. Es necesario que este último me entusiasme y, sobre todo, que la personalidad del primero me agrade. Aunque la historia fuera extraordinaria, me resulta imposible embarcarme en una película si no conecto con el director, independientemente de lo famoso que sea, lo cual, por otra parte, me importa un comino. No tengo ninguna escala de valores, nunca he calculado nada. Y no pienso empezar a hacerlo a estas alturas. Siempre he trabajado por empatía, porque necesito tranquilidad, calma, simpatía y bondad. Al contrario de lo que algunos pretenden, no creo que la creación deba surgir del dolor de las relaciones agresivas. Para mí, debe ser fruto de una colaboración armoniosa. Si le dije que sí a Pascal Bourdiaux es porque se trata de una persona encantadora y que siempre escucha a sus actores.


P: ¿Qué parte de ti mismo pones en tus papeles?

R: Depende. Cuando compartes muchos puntos en común con el personaje, este penetra en ti y tú le aportas mucho de ti mismo. Este ha sido el caso con Patrick en Atraco en familia. Es un ladrón, pero ante todo es el padre de dos hijas que se llevan a matar. Pero resulta que en la vida real yo soy, como él, padre de dos hijas, una de las cuales, la mayor, de 39 años, tiene el mismo carácter brusco que una de ellas. Así pues, tuvo que haber necesariamente cierta "identificación". Sin embargo, la mayor parte del tiempo me transformo en otra persona y me quedo en el borde de mí mismo. Eso no quiere decir que no me implique a fondo. Hay papeles que me vacían por completo.


P: Te has enfrentado a todo tipo de registros, de los cuales el de la comedia exige unos "recursos" particulares. ¿Cómo se encuentran estos?

R: ¡La comedia es como el ping-pong! El secreto está en adaptarse al ritmo de los coprotagonistas. En Atraco en familia me he acomodado al de mis dos compañeras, Camille Chamoux y Reem Kherici. Como indica el título original de la película (mis tesoros), dos "tesoros" de hijas. En la vida real, son divertidas y encantadoras; en el plató, atentas, centradas y generosas. Trabajar con ellas ha sido apasionante para mí, debido a su juventud, a su carrera incipiente y a sus ganas de demostrar un montón de cosas, cada una a su manera. Ambas comparten un gusto por la interpretación y la escritura. Sin embargo, Reem se orienta principalmente a la realización, mientras que Camille al "one woman-show". Plegarse a sus estilos, tan diferentes, ha sido un buen ejercicio. En esta profesión, hay mucho movimiento y cambios de proyectos y compañeros. Y si no, ¡cuidado con estancarse!


P: ¿Es por este motivo que siempre has alternado teatro y cine?

R: Cuando llegué a París desde mi Casablanca natal, fue para hacer teatro, que, para mí, es la base de nuestra profesión, puesto que en él se encuentran sus puntos de anclaje. Por desgracia, no he interpretado muchos clásicos, ya que el cine me atrapó de muy joven. Pero, desde hace años, siempre que puedo vuelvo a él. Se aprende mucho en el teatro. Para un actor no solo es algo que "nutre" mucho, sino que también resulta embriagador. Encontrarte cara a cara ante personas que reaccionan en directo a lo que haces es todo un gusto. Por este motivo, siempre tengo ganas de trabajar sobre un escenario. Donde sea, en cualquier parte de mundo.


Entrevista a Reem Kherici (Intérprete de Caroline)

P: ¿Cómo te llegó este proyecto?

R: Pascal Bourdiaux había visto París a toda costa. Le gustó mi trabajo como actriz y me propuso interpretar a Caroline, ¡aunque ni así me libré de dos rondas de pruebas! (risas). Lo único que me hacía dudar era saber quién haría el papel de mi hermana. Cuando Pascal me anunció que sería Camille Chamoux, decidí embarcarme. Camille me gusta mucho. La conozco desde que hizo su primer espectáculo en Le Splendid y, desde entonces, apoyo todo lo que hace. Y es recíproco. Las dos nos entendemos, nos respetamos y el rodaje nos ha unido todavía más. Y como, además, somos unas currantas, trabajamos nuestras escenas con antelación, con una complicidad de "auténticas" hermanas. Excepto al principio, en las escenas de las peleas que nos hicieron reír tanto, no tuvimos muchas diferencias.


P: Y el guion, ¿qué es lo que te atrajo de él?

R: Me encanta su "escenario" glamuroso y divertido. En su aspecto más frío y sereno, tenía para mí un lado James Bond. Estéticamente, enseguida visualicé la película que se podía extraer. También me gustó que narrara el reencuentro de un padre y sus dos hijas. Era un aspecto que me tocaba de cerca, ya que a mí siempre me ha faltado la figura de un padre. Por este motivo tan personal, enseguida me sentí muy próxima a mi personaje de hija rebelde. Lo único que no me acababa de gustar era que Caroline era una mujer fatal, papel que yo ya había hecho en OSS 117. Pero, después de reflexionar, me dije que, al contrario que el papel anterior, este evolucionaba. La Caroline sexi y agresiva del principio de la película se revela después como una chica frágil, muy afectada por la muerte de su madre y el abandono de su padre. Mostrar las heridas de una chica que se las da de pin-up vanidosa ha sido interesante, porque al final su imagen es un puro caparazón y un arma de supervivencia.


P: ¿Y el hecho de rodar en invierno en la montaña?

R: Fue muy emocionante. El rodaje acabó siendo extraordinario. No hay decorado mejor que una montaña nevada. Vivíamos en el hotel donde se desarrolla el robo, un lugar increíble. El equipo nos mimaba, nos trataron como a reyes. ¡Un cuento de hadas!


P: ¿Se siente una intimidada cuando su padre en el cine se llama Jean Reno?

R: Me sentí intimidada antes de empezar el rodaje. Cuando fuimos a ver a Jean en Nueva York, para la primera lectura del guion, yo estaba en la piel de la niña que había sido y que había visto El profesional (Léon) decenas y decenas de veces.

Ver bajar a Jean de su taxi (amarillo) y acercarse a nosotros fue un momento de gran emoción. Pero, en cuanto nos metimos en nuestros personajes, mi timidez desapareció. Tengo la suerte de no ponerme nerviosa ni perder el aplomo. Mi personaje es bastante bocazas. Así que, una vez en la piel de Caroline, no había lugar para ningún tipo de intimidación.


P: ¿De dónde te viene esta seguridad?

R: Sin ninguna duda, de los directos que hice en el Grand Journal de Canal + con la "Bande à Fifi". Había que defender cada día un texto nuevo, en un contexto distinto, y esto en una sola toma. Cuando una debe enfrentarse a eso, por ejemplo, en público, en el festival de Cannes, observada por miles de personas, ya sea ante ti o tras sus pantallas, ¡aprendes rápido a controlar la aprensión! Así pues, en el cine, teniendo la oportunidad de repetir las tomas, te puedes permitir el lujo de tener aplomo. ¡Incluso delante de un gran actor! Justo después de los directos en el Grand Journal, rodé OSS 117, con Jean Dujardin. Era mi primer papel para el cine. Pensaba que me quedaría paralizada, pero logré entrar en razón. El pánico escénico es una cuestión de condicionamiento interior... Permitiría que saliera a flote si mi personaje fuera miedoso o le faltara confianza, por ejemplo.


P: ¿Qué es lo que te hace decidirte por aceptar, o no, un proyecto cinematográfico?

R: Como les ocurre a muchos de mis compañeros, el guion y el papel que en él interpretaré, y también junto a quién. Es importante tener a un buen actor o actriz al lado. No puedes dar lo mejor de ti misma si ante ti no tienes a alguien que responda. Un diálogo, como su nombre indica, se hace entre dos. En Atraco en familia he tenido la suerte de tener a Camille.


P: Tú eres guionista y directora. ¿Qué tal te resulta la experiencia cuando, como en este caso, tan solo participas como actriz?

R: Todo depende del estilo de la película y del director. Si, como en el caso de Pascal Bourdiaux, me dejan proponer cosas, genial. ¡Y aún mejor si se trata de una comedia! Confieso que me gusta reescribir parte de los diálogos. Luego ya veremos si se usan o no. Es un extra, nada más. En esta película lo he hecho un poco. Y Camille también.


P: En el conjunto de tu carrera, ¿tendrá mucho peso Atraco en familia?

R: La respuesta, sin duda, es "sí". Por el rodaje en sí, que ha sido maravilloso en todos los sentidos (compañeros, condiciones y escenografía), y también por mi papel, que ha sido un gran placer interpretar. Si tuviera que volver a hacerlo, lo haría sin ninguna duda. Y, aparte, estoy contenta de que Atraco en familia sea una película para todos los públicos.


Entrevista a Camille Chamoux (Intérprete de Carole)

P: ¿Cómo te viste inmersa en esta aventura de Atraco en familia?

R: ¡A través de un casting de toda la vida! Al principio éramos, creo, unas cuarenta actrices las que nos disputábamos el papel. Al empezar las primeras pruebas, yo estaba embarazada de ocho meses. Pero le pedí al director de casting que me encuadrara de modo que mi enorme vientre no saliera en la imagen. Se portó superbién. Al cabo de unas tres semanas, mi teléfono se puso a sonar. ¡Yo estaba en la clínica dando a luz! Con la epidural, estaba bastante eufórica, así que lo cogí: me emplazaban para una segunda prueba. Pedí una semana de margen para, en palabras textuales, "terminar una cosilla" (risas). Al cabo de ocho días, dejé al bebé en casa de mi madre y fui a pasar la segunda ronda. ¡Estas condiciones un poco "arriesgadas" me trajeron suerte!


P: ¿Por qué deseabas tanto conseguir este papel?

R: Para empezar, representaba un gran desafío para mí, ya que nunca había interpretado un papel de esta envergadura. El trayecto de Carole, mi personaje, es muy rico: al inicio es una friki tímida, introvertida, que todavía vive con su madre. Cuando llega al final, se ha convertido en una mujer experimentada e intrépida que reivindica su feminidad.

Por otra parte, interpretaba a la hermana de Reem Kherici, una actriz que me encanta y con un gran talento (en su película París a toda costa me fascinó), con un dinamismo increíble y que, en el rodaje, es una gran compañera.

Y, para terminar, me encontraba ante un actor mítico: nací en la época de Giscard d'Estaing y crecí con Jean Reno por intravenosa (El gran azul, El profesional (Léon), Nikita).


P: ¿Qué impresión se siente al encontrarse ante un actor que para ti es mítico?

R: Estatura, planta, carrera... A priori, Jean es alguien que impresiona. En realidad, es sencillo, tranquilo y muy amable. En el plató, da consejos por aquí y por allá basados en su experiencia y se nota que le divierte verse ante personalidades opuestas a la suya.


P: ¿Cómo fue el rodaje?

R: Muy bien, sin ningún tipo de fricción, y debo decir incluso que con algunos momentos de auténtica carcajada. Hay de decir que Pascal Bourdiaux es un director muy cálido, que escucha a sus actores y los deja actuar con libertad. Pasamos mucho tiempo en Courchevel, donde, al menos yo, no había estado nunca. Nos alojábamos en un hotel de locura (el de la película) medio austríaco, medio Walt Disney. Filmamos en la nieve.

Fue fantástico. La única pequeña pega era que, evidentemente, hacía mucho frío. En la escena en la que tengo que desnudarme para meterme en el jacuzzi con Pascal Demolon (que, dicho entre paréntesis, lo encuentro, al igual que a Bruno Sanches, imponente), ¡estábamos a menos 13 grados! Todo el mundo tiritaba. ¡Solo hicimos una toma!

Pero, aparte del problema de la temperatura, el rodaje fue una experiencia inédita y feliz. Jean Reno, Reem y el resto del reparto, la nieve, un palacio, un paseo en helicóptero... ¡Inolvidable!


P: Atraco en familia se encuentra entre el film de aventuras y la comedia familiar. ¿En qué género la clasificarías tú?

R: La película cuenta la historia de un padre y sus hijas y, en un segundo plano, la de la relación entre dos hermanas, pero sus resortes son los de la aventura y la acción. Así pues, la metería en la categoría de "historia de familia activa". Digamos que Atraco en familia es una película "transgénero" o, en todo caso, transgeneracional (risas).


P: Tu fama como actriz de cine va en aumento de película en película...

R: La verdad es que me alegra mucho que empiecen a confiarme papeles "consecuentes". Para una actriz es genial tener un papel como el de Atraco en familia: puedes dedicar tiempo a moldearlo y a darle matices de color distintos. Y con cada papel aprendes muchísimo.


P: Eres una artista polivalente. Cuando no estás de rodaje, coges el boli y te pones a escribir monólogos, que enseguida interpretarás en teatros, encima con un lleno absoluto. ¿Qué aporta esta actividad a la actriz de cine en que te estás convirtiendo, al parecer, cada vez más?

R: ¡Qué libertad de expresión, el monólogo! Es fabuloso. Pero, más ampliamente, considero que el teatro es una escuela excepcional. Es allí donde se empieza a aprender a memorizar textos, donde se toma consciencia de la importancia del ritmo y de la precisión, donde se adquiere el sentido cómico y la confianza en uno mismo. Sin mi experiencia escénica, quizá no habría tenido el morro de presentarme a las pruebas para Atraco en familia a los más de ocho meses de embarazo. ¡Y me habría perdido una gran aventura!.