Sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián edición año 2017.
Dirigida por Cecilia Atán y Valeria Pivato, y protagonizada por Paulina García y Claudio Rissi.
Ópera prima de las directoras argentinas Cecilia Atán y Valeria Pivato. Estrenada en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes y ganadora del premio Cine en Construcción de Toulouse. Las realizadoras nos acercan la historia de una mujer cuya vida cambia radicalmente cuando se ve obligada a aceptar un trabajo muy lejos del lugar donde ha vivido siempre.
Festival iberoamericano de Huelva: Colón de Oro a la Mejor Película / Colón de Plata a la Mejor Actriz - Paulina García / Colón de Plata al Mejor Actor- Claudio Rissi.
Notas de las directoras
"Solo nos encontraremos a nosotros mismos cruzando el desierto".
Nuestra película es un recorrido por el desierto; un desierto que funciona como metáfora: la incomodidad del autodescubrimiento.
Al principio de la historia, Teresa vive en un mundo que conoce, aparentemente un mundo seguro. Cree formar parte de una familia a la que ha dedicado su vida. Han pasado los años y se agarra a lo poco que tiene. Pero las circunstancias cambian de golpe y todo se desmorona a su alrededor. De pronto, a los 54 años, Teresa no tiene dónde ir.
Para muchas personas sería el final de la historia, pero en nuestro caso es el principio. Creemos que la ausencia de seguridad nos puede revelar un potencial interno sin explorar; nos obligará a enfrentarnos a sentimientos y deseos que no somos capaces de reconocer como propios. En el caso de Teresa, el viaje por el desierto servirá para despertar lentamente hasta el momento en que se dé cuenta de la desconocida fuerza que lleva dentro.
El desierto es hostil, y el viaje de Teresa por una carretera sin fin nos lleva a conocer un curioso mito fundador, el de Deolinda Correa, la mujer que cruzó el desierto en busca de su marido con su bebé en brazos. Ella murió de sed, pero el niño sobrevivió alimentándose del pecho de su madre muerta. Aquí está el destino retando a la especulación, lo inesperado como conductor del cambio.
En un contexto tan vital como místico, Teresa sufre el primer contratiempo que modificará los acontecimientos: pierde su bolso con todas sus pertenencias. Este incidente inesperado hará que su camino se cruce con el de El Gringo, un carismático viajante que la acompañará en su búsqueda. Como si formara parte de un universo anterior, El Gringo y su camioneta se recortan contra el árido paisaje Cuyano, tan atractivo como amenazante, y despierta en Teresa la fascinación que ofrecen todas las contradicciones.
Mientras cruzan los diferentes lugares que se abren ante ella, esta mujer silenciosa y opaca empieza a adquirir vida y color. Cada universo está caracterizado por las personas que lo ocupan, pero todos señalan en la misma dirección, el Santuario de la primera parada, el umbral que Teresa cruzará para descubrir la variedad del mundo y el potencial ineludible de la vida.
En una época en que la sociedad intenta convencernos de que si no vivimos algo siendo jóvenes, probablemente nunca lo conozcamos, queremos recuperar el valor del proceso, de la búsqueda, del paso del tiempo, del trabajo necesario para crecer y encontrar el sitio donde puede estar, en nuestro interior.
Una entrevista con las realizadoras
P: Háblennos de los orígenes de la película.
R: El punto de partida de LA NOVIA DEL DESIERTO consistía en plasmar la sensación de estar en un lugar en ninguna parte a través de un personaje. Teresa es una mujer de 54 años que ha dedicado su vida a cuidar de una familia en un mundo que pensaba suyo aunque, tal como descubre, no lo era. Al principio de la película, la casa donde lleva trabajando 30 años se pone a la venta y las circunstancias cambian radicalmente; su mundo se derrumba en un abrir y cerrar de ojos. El mareo y la sensación de inseguridad que la invaden al verse obligada a abandonar ese lugar seguro se convierten en el motor de un cambio que la llevará a embarcarse en una búsqueda inesperada, durante la que entrará en contacto con sus deseos y se enfrentará al mundo.
P: ¿Cómo fue el rodaje?
R: El ambiente durante el rodaje era muy especial; ya se sabe que dos mujeres codirigiendo una película no es muy habitual, al menos en Latinoamérica. Nos esforzamos en transformar esta peculiaridad en un punto positivo, aportando lo máximo de nuestras capacidades. Rodar en el desierto implica todo tipo de dificultades, pero siempre intentamos mantener un flujo de energía positiva y al equipo unido. A este respecto, ser dos nos permitió enfrentarnos con más fuerza a cualquier tipo de problema, además de estudiar entre las dos cuál era siempre la mejor decisión.
P: Háblennos de los actores.
R: LA NOVIA DEL DESIERTO vive a través de dos maravillosos intérpretes, Paulina García, de nacionalidad chilena, y Claudio Rissi, argentino. Mandamos a Paulina la primera versión del guion en 2013, y se enamoró inmediatamente del proyecto y de su personaje. A partir de entonces nos embarcamos en un maravilloso viaje que ha tenido como fruto la película. La interpretación de Paulina, así como el tiempo que pasamos trabajando juntas durante la preparación, convirtió a Teresa en un ser sutil, construido a partir del lenguaje corporal y de los silencios. Incluso hoy, cada vez que vemos la película nos sorprende descubrir los exquisitos detalles que incorporó al personaje. Paulina y Teresa se fundieron durante la filmación, y al final del rodaje se despidió de Teresa de una forma tan poderosa como entrañable.
"Hoy es el último día de Teresa en el desierto Cuyano. Esta noche te dejaré ir, aquí donde te desesperaste y estabas tan confusa. Te dejo para siempre, como hizo la difunta Correa. Bajo el cielo inmenso, el sol implacable y los vientos seductores. Hoy me detendré un minuto para recordarte por última vez en un camino árido aunque, paradójicamente, lleno de verdor, como tú. Aquí se quedan la experiencia y los recuerdos. Apagaré esta luz para que se ilumine LA NOVIA DEL DESIERTO. Dejaré una botellita de agua en tu nombre". (Paulina García, 6 de diciembre de 2016)
La interpretación de Claudio Rissi hizo que El Gringo se transformara en un personaje memorable. Cobra vida y fluidez mediante una doble dimensión compuesta por una atracción amenazante y una dulce seducción. Es un actor capaz de hilar muy fino que convirtió a El Gringo en uno de los grandes personajes cinematográficos latinoamericanos gracias a su coherencia y honradez.
P: ¿Cuáles fueron sus fuentes de inspiración?
R: Ambas hemos tenido la suerte de formar parte del equipo técnico de grandes realizadores, lo que nos ha permitido adquirir formas muy diferentes e individuales de hacer frente a los diversos obstáculos que surgen durante la realización de una película.
Cuando pensamos en las influencias que recibimos, creemos que los platós han sido el lugar de aprendizaje porque nos ofrecieron una proximidad con creadores de la talla de Pablo Trapero, Juan José Campanella, Christopher Hampton y Juan Solanas, entre otros. También nos han influido, como espectadoras, directores extranjeros, pero la experiencia de más de 15 años como técnicas en platós ha sido decisiva.
Detrás de la cámara
Cecilia Atán, codirectora y coguionista
Nació en Buenos Aires en 1978. Empezó profesionalmente como becaria en el rodaje de El Faro, de Eduardo Mignogna, con Ricardo Darín, en 1998. Después de ascender a ayudante de dirección, puesto que ocupó en varias películas con diferentes realizadores, dirigió su primer cortometraje, El mar, invitado al "Short Film Corner" (Rincón del Cortometraje) del Festival de Cannes, así como a competición en los festivales de Biarritz y Mar del Plata. En 2015 dirigió la serie documental de ocho episodios Madres de la Plaza de Mayo, la historia, nominado a un Premio Emmy el año siguiente. LA NOVIA DEL DESIERTO es su primer largometraje como directora. Es la cofundadora de la productora "El perro en la Luna", con Sebastián Mignogna y Guido Mignogna.
Valeria Pivato, codirectora y coguionista
Nació en Buenos Aires en 1973. Después de estudiar Diseño y Realización, empezó a trabajar como ayudante de dirección, supervisora de guion y directora de casting. Colaboró con Juan José Campanella en El hijo de la novia (2001) y El secreto de sus ojos (2010), ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera. Fue supervisora de guion en Nordeste (2005), de Juan Solanas, invitada a la Sección "Una cierta mirada" del Festival de Cannes. En 2008 trabajó con Pablo Trapero en Leonera, presentada en la Sección Oficial de Cannes. En 2013 ganó el Segundo Premio Patagonik de Guionistas Internacionales por Antes y después... Y después otra vez. LA NOVIA DEL DESIERTO es su primer largometraje como directora.