El director David Lowery (En un lugar sin ley, Pete y el dragón) regresa a la gran pantalla con A GHOST STORY.
Meses antes de fascinar al público de todo el mundo con el aclamado remake de Peter y el dragón, en el verano de 2016 el guionista y realizador David Lowery ya estaba sumido en su nuevo proyecto, una película independiente de fantasmas que transcurre en su Texas natal protagonizada por las dos estrellas de la película que le catapultó a la fama, En un lugar sin ley. Al igual que Peter y el dragón, su cuarto largometraje explora el mito y la fantasía, alcanzando una gran profundidad emocional a través de la necesidad universal de amor y de comunicación, incluso después de la muerte.
A GHOST STORY empieza en una vieja casa de una planta a las afueras de la ciudad, donde una joven pareja, a cuyos miembros únicamente conocemos por sus iniciales, C y M, lleva una vida en apariencia tranquila. C (Casey Affleck) solo desea componer y quedarse en casa, mientas que M (Rooney Mara) sueña con viajar a otros lugares, lo que crea una sutil tensión entre los dos, a pesar de que no lo hablen abiertamente. De pronto, C muere en un accidente de coche. M llega al depósito de cadáveres para identificar el cuerpo, que reposa, inquietante, en una losa bajo una sábana blanca impoluta. M, destrozada, se va del depósito y, unos momentos después, C hace lo mismo, envuelto en la sábana, emulando la idea del fantasma clásico que tenemos de niños, con dos agujeros negros por ojos y un curioso paso ondulante.
Pasan días, semanas, meses e incluso años, durante los que C recorre la casa en la que vivió, amó y compuso música con su compañera y musa. En un momento dado, M desaparece para vivir su futuro, aumentando la agonía de C, obsesionado con el vínculo que les unía y que se rompió para siempre. Otras personas se mudan a la casa, como una joven familia hispana o un grupo de universitarios con ganas de marcha.
Poco a poco, C se da cuenta de que está atado para siempre al espacio que ocupa la casa, por muchos años que pasen. Ya no tiene raíces en un tiempo concreto y, al no aceptar su situación, está atrapado en el vacío, lo que le obliga a ser espectador de un mundo que cambia a su alrededor.
El significado en la pérdida
A GHOST STORY sitúa a David Lowery entre los pocos cineastas que se sienten igual de cómodos en grandes producciones o en proyectos independientes más intimistas. La película, además de ser una poética reflexión en torno al tiempo y los lazos de unión, plantea la pregunta de si nuestros actos en la vida tienen un sentido más amplio. En A GHOST STORY, el peso de la existencia aterra tanto a los vivos como a los muertos, penetrando en todas partes, desde los movimientos fantasmales de Casey Affleck bajo su sábana blanca, hasta el monólogo de Will Oldham, un colaborador habitual del cineasta, pasando por los largos planos secuencia inspirados en realizadores europeos y asiáticos. El tiempo no se detiene para nadie, y cuanto antes lo aceptemos, antes se romperá el círculo. "Llega un momento en que debemos dejarlo", explica David Lowery. "No tenemos elección. Lo más difícil es aceptar que no tenemos opciones, y gran parte de esta película trata de eso".
De hecho, el cineasta se sintió atraído inicialmente por el cine porque le permitía jugar con el tiempo; podía conservarlo, extenderlo, volver atrás, incluso entrar en el futuro, algo que hace en A GHOST STORY. "A menudo me aterra pensar en lo rápido que pasan los años", dice. "Esta película intenta enfrentarse al paso del tiempo, pero el tiempo seguirá adelante me guste o no, y llegará el momento en que todo por lo que me esforcé o lo que conseguí no significará nada". David Lowery sugiere que todos acabamos siendo fantasmas; mediante ciertas acciones y reflexiones aprendemos a superar la oscura noche del alma.
A GHOST STORY también es una fuerte reflexión sobre el amor y los vínculos. El protagonista de la película añora a su compañera por muchos años que transcurran y busca algún significado en su eterna soledad. "En el fondo soy un romántico", añade el director. "No empiezo contando una historia de amor, pero acaba apareciendo. En parte se debe a la increíble química que existe entre Casey y Rooney, una química que incluso existe cuando no están juntos. Basta con plantar la semilla, verles juntos, como hicimos en mi anterior largometraje, En un lugar sin ley, y la película se convierte en una gran historia de amor. No intento decir que una conexión puede trascender el espacio y el tiempo, no creo que sea así. Pero sí creo que hay vínculos con ciertas personas que nos ayudan a superar crisis vitales que a menudo se convierten en miasmas de desesperación".
A pesar de hablar de un tema triste, A GHOST STORY ofrece un rayo de luz y esperanza a través de pequeños gestos, como el del personaje de Mara, que coloca un pequeño recuerdo en la pared de su casa, o incluso algo más grande, como una obra de arte o un niño. La idea de crear alguna cosa que permanezca después de que nos hayamos ido es un poderoso impulso, una forma de engañar a la muerte y de catar la eternidad. "Todos nos esforzamos para que sea duradero lo que hacemos en la vida", sigue diciendo David Lowery. "La imagen de Rooney escondiendo algo que solo ella conoce, en realidad un trocito de sí misma, le sirve para conquistar el tiempo, para asentar su existencia terrenal. Es un objetivo universal, todos intentamos influir en el mundo que nos rodea, luchamos contra nuestra falta de permanencia". El deseo de dejar un legado es lo que nos convierte en seres humanos.
Pero ¿qué hay después de eso?.
Solo podía contarlo él
David Lowery concibió A GHOST STORY en diciembre de 2015 después de una discusión con su mujer acerca de si debían mudarse a Los Ángeles para poder dirigir más películas comerciales como Peter y el dragón, o quedarse en Texas, donde el inmenso paisaje inspiró sus primeras películas, St. Nick y En un lugar sin ley. "Fue uno de los mayores desacuerdos que hemos tenido", recuerda el director. "Por el dramatismo, parecía la escena de una película".
Durante los siguientes meses empezaron a aparecer otras ideas y a mezclarse con algunas de sus obsesiones, entre ellas el tiempo y su papel en los espacios físicos que nos rodean, así como los umbrales y pasillos interiores que a menudo aparecen en sus películas. Ben Foster, que trabajó en En un lugar sin ley, dijo una vez en una entrevista que a David Lowery le interesaba más la puerta que la persona que la cruzaba. El guionista y director no lo niega: "Puedo quedarme horas mirando una puerta abierta".
Asimismo, siempre le han preocupado los fantasmas, sobre todo la imagen del espíritu bajo una sábana blanca persiguiendo a una persona. "Hace años que quiero contar una historia de fantasmas tradicional", reconoce. "Me encanta la imagen clásica del fantasma con sábana blanca. Cualquiera, da igual de qué parte del mundo sea, los conoce". Durante años, el cineasta ha visto esta imagen volver una y otra vez en fotos y videoclips o en la película Finisterrae, de Sergio Caballero, donde dos fantasmas con sábanas blancas recorren el Camino de Santiago. También recuerda la inolvidable escena de Halloween cuando Michael Myers se esconde bajo una sábana antes de lanzarse a matar a todo el mundo. "Si un tipo con una máscara se coloca una sábana encima, es aún más aterrador", dice.
Espacio y tiempo
A GHOST STORY sugiere que no solo los muertos pueden acosarnos, sino también los lugares, la historia e incluso el tiempo, como propone la inolvidable primera imagen de la película: una vieja casa tejana de una planta que se convierte en un personaje central, que vive y muere como las personas que la ocupan. "La sensación de que la historia se instala en una casa es algo en lo que pienso mucho", dice David Lowery. "Podemos pasarnos el día debatiendo si existen o no los fantasmas, pero no cabe duda de que han ocurrido cosas en todos los espacios en que nos movemos, sobre todo los hogares. A GHOST STORY me ofreció la oportunidad de hacer una película acerca de lo que significa permanecer en el espacio que nos rodea, existir en ese espacio".
El cineasta empezó a preparar A GHOST STORY en mayo de 2016, transformando un tratamiento de diez páginas en un escueto documento de cuarenta páginas que se convirtió en el guion de rodaje. Un mes después acabó de rodar Peter y el dragón e inmediatamente empezó a filmar la película con un micropresupuesto. "Terminamos una película el 10 de junio y el 12 empecé a filmar otra", recuerda. "Después de haber trabajado tres años en una gran producción, me sentó de maravilla hacer algo mucho más espontáneo, un proyecto en el que funcionábamos sobre todo a base de intuición. No digo que necesitara cambiar de ideas después de Peter y el dragón, pero sí apliqué todo lo que había aprendido en la nueva película a escala reducida".
Los productores Toby Halbrooks (Listen Up Philip, Upstream Color) y James M. Johnston (En un lugar sin ley) se pusieron en contacto con empresas de demolición en la zona de Dallas-Fort Worth con la esperanza de encontrar una casa abandonada que sirviera de decorado principal para luego destruirla, de acuerdo con el guion. Por fin encontraron una tipo "rancho" en Irving, el mismo lugar donde había crecido David Lowery, cuyos propietarios eran Scooter y Barbara Walsh, que se convirtieron en auténticos aliados. La pareja tenía pensado demoler la casa para construir una nueva y no tuvieron inconveniente en que el departamento artístico la reformara para la película. El aire acondicionado siguió funcionando a tope durante el mes de rodaje, ya que la temperatura alcanzaba a menudo los 38 grados. Savannah, la nieta de los propietarios, hizo el papel de pionera en un flash-back y también fue la doble de Rooney Mara.
Juntos de nuevo
Después de localizar el decorado principal, el director se dedicó al reparto de A GHOST STORY. Se puso primero en contacto en Casey Affleck y Rooney Mara, que encarnan a los desdichados amantes en la película En un lugar sin ley, rodada en Texas en 2013. Ambos ya eran autenticas estrellas, sobre todo Casey Affleck después de la muy aclamada Manchester frente al mar, por la que ganó el Oscar al Mejor Actor. Rooney Mara no se había quedado atrás protagonizando éxitos como Carol y Lion. A los dos les entusiasmó la idea de rodar algo casi a escondidas, con rapidez y volver a vivir el genial ambiente que se generó en el rodaje de la segunda película de David Lowery. "Sé cómo funcionan y no tenía la menor intención de inmiscuirme", dice el realizador. "La química entre los dos es innegable. Todos nos dimos cuenta el primer día de rodaje de En un lugar sin ley, y ya que Casey no aparece mucho en su forma humana en esta película, quería que las pocas escenas que comparten fueran extremadamente sensibles y humanas".
De acuerdo con el diseño visual y temporal de la película, ambos actores debieron quedarse inmóviles e impasibles durante largos periodos de tiempo delante de la cámara para demostrar el paso de los años debajo de una sábana blanca o comiéndose una tarta de chocolate entera en una secuencia de cuatro minutos de duración, como hace Rooney Mara en una escena memorable. Incluso después de la muerte de uno de ellos, los personajes están en la misma habitación, separados por la vida y la muerte, algo que requiere una proximidad que solo puede existir entre compañeros que se conocen realmente bien. "Les adoro, pero sobre todo disfruto viéndoles trabajar juntos", reconoce el cineasta. "Esta vez se sentían aún más cómodos. Ya nos conocíamos. Además, los tres somos veganos, lo que incluso facilita más el trabajo. Después de rodar A GHOST STORY decidimos hacer una película en Texas cada tres o cuatro años".
David Lowery emplea muchos primeros planos de Rooney Mara en una película concebida en su mayoría en base a planos largos, amplios y espaciosos para enfatizar la dimensión cósmica de la historia. Solo una estrella de cine muy especial puede hacer que un cineasta cambie su forma de rodar, pero como dice David Lowery, Rooney Mara no es una actriz convencional. "Tiene un rostro trascendental que cambia cuando tiene un objetivo delante", explica el realizador. "Por eso, los primeros planos son una herramienta tan potente en una película; es lo que define a las grandes estrellas. Cuando se encuentra el rostro ideal, hay que asegurarse de usarlo correctamente porque puede comunicar cualquier emoción sin necesidad de diálogo". Al poco de empezar el rodaje, tanto David Lowery como el director de fotografía Andrew Droz Palermo empezaron a acercar cada vez más la cámara al rostro de Rooney Mara, con la intención de capturar a la actriz observando a Casey Affleck mientras este compone o dando rienda suelta al dolor que le causó la pérdida de su compañero. Incluso estando perfectamente inmóvil, los rasgos de Rooney Mara cobran vida y comunican mundos de emociones. "Mantuvimos la cámara muy cerca de Rooney porque tiene ese don", añade el director.
Completan el reparto intérpretes con los que el realizador ya había trabajado, como el actor y cantante Will Oldham, que colaboró en la banda sonora de Peter y el dragón, en el papel de un filósofo ebrio que expresa ideas poéticas sobre el paso del tiempo durante una fiesta en la que también aparece la estrella del pop Ke$ha. La actriz Savanna Sears, que debutó siendo una niña en St. Nick, vuelve en el papel de otra asistente a la fiesta. El reparto y el equipo rodaron durante 19 días seguidos bajo un intenso calor veraniego y regresaron una semana en agosto para acabar la filmación. "Queríamos minimizar los riesgos", explica David Lowery, "así que pusimos el dinero de nuestro bolsillo y pedimos ayuda a amigos. Para que funcionase, era mejor no hablar del proyecto".
Las numerosas inspiraciones de David Lowery
Arraigada en la quietud y el misterio mientras avanza a través del tiempo, A GHOST STORY posee un estilo visual muy distintivo. Antes de empezar a rodar, David Lowery se reunió en varias ocasiones en Los Ángeles con el director de fotografía Andrew Droz Palermo (A Teacher, Tú eres el siguiente) para ver juntos los libros de fotografía de Gregory Crewdson y las obras maestras de Tsai Ming-Liang (Ni na bian ji dian/ ¿Qué hora es allí?, Bu san/Adiós a la Posada del Dragón) y de ApichatpongWeerasethakul (Rak ti Khon Kaen/El cementerio esplendoroso), cuyos largos planos inmóviles llegan a comunicar la sensación de que el tiempo se ha parado. "Me gustan estas películas porque yo no puedo concentrarme mucho tiempo seguido y a menudo me cuesta prestar atención", reconoce David Lowery. "Es mucho más fácil seguir películas hechas con planos secuencia y pocos cambios de plano. Cada vez que hay un cambio, el cerebro se ve obligado a conectar el plano anterior con el siguiente, una idea con otra, y acaba cansando. Una película de acción de tres horas agota a cualquiera, hace fatal derrochar mucha energía mental para seguir el montaje".
También estudió la película de la realizadora belga Chantal Akerman, Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles, rodada en 1975, por su deliberada lentitud y el uso psicológico del espacio. También le intrigó el documental mudo Hôtel Monterey, de 1972, de la misma directora, por su examen riguroso y meticuloso de un espacio vacío de gente: "Me enganchó totalmente aunque no ocurra nada. No hay personajes, no hay historia, es un fascinante documento acerca de un espacio físico".
En una escena crucial de A GHOST STORY que dio mucho que hablar en el estreno de la película en el Festival de Sundance 2017, una abatida Rooney Mara se come una tarta de chocolate en una secuencia de varios minutos de duración mientras Casey Affleck la contempla tristemente debajo de su sudario fantasmal. "Nuestra intención era crear cuadros maravillosos para las escenas en que la cámara observa varios minutos seguidos", explica David Lowery. "Es posible quedarse mirando una imagen durante un cierto tiempo sin perder el interés. Nos apetecía explorar esos límites. La escena de la tarta está compuesta por dos tomas, y la forma de la casa (alargada y lineal, de una sola planta, la típica casa "ranchera" tejana) nos ayudó a decidir dónde cortar cada toma y su duración. Todas las tomas de la película tienen una duración inherente".
El estilo visual
Desde el primer momento, David Lowery supo que quería rodar en formato 1:33, en el que la anchura de la imagen no es mucho mayor que la altura, indicando al espectador que A GHOST STORY no es una película al uso. "Soy un amante de las películas proyectadas en pantallas anchas, y tiendo a visualizarlo todo en este formato", dice el realizador, "pero también me gusta imponerme retos y salir de lo establecido. Por eso decidí inclinarme por una proporción menor. Elephant es la primera película moderna que vi rodada en 1:33. Da la sensación de que las imágenes están por encima de ti en vez de estirarse a lo horizontal. Te dominan". También confinan y atrapan a los personajes en la pantalla, y por lo tanto, al espectador.
El director decidió suavizar la imagen mediante esquinas redondeadas, como si se tratara de viñetas, añadiendo otra capa estética a la película. "Cada vez vemos más películas en pantallas de televisión de alta definición, por lo que un fotograma en 1:33 aparecerá como un cuadrado en el centro de una pantalla ancha y rectangular", explica. "Las viñetas ayudan a quitarle énfasis a la rectangularidad, suavizan el espacio claustrofóbico y confinado donde se mueve el protagonista, atrapado durante toda la duración de la película".
El poder del sonido
Otro factor de suma importancia para dar vida a A GHOST STORY era una banda sonora capaz de atravesar el tiempo. El compositor Daniel Hart ha contribuido con sus composiciones en todas las películas de David Lowery, desde su primer cortometraje, "Pioneer", de 2011. Mientras trabajaba en la música de Peter y el dragón, le interpretó a David Lowery una canción pop que había escrito para su banda Dark Rooms titulada "I Get Overwhelmed". El realizador escuchó el tema en numerosas ocasiones cuando escribía y concebía A GHOST STORY, hasta que lo incorporó a la historia. "Me di cuenta de que encajaba con la película por la idea que trasmite de estar abrumado, de sentir que no controlas tu vida", dice. "Daniel me permitió usarla como parte central de la historia, y varios elementos del tema le sirvieron para componer la partitura".
En cuanto a la banda sonora en sí, David Lowery animó a Daniel Hart a sumirse en los elementos de terror de la historia, por lo que el compositor exploró sonidos extraños y poco convencionales, muchos de ellos electrónicos, opuestos a la música de Peter y el dragón, basada en música popular. "Era una oportunidad para que hiciera algo diferente", explica el director. "Hay una pieza con 808 redobles de tambor, por ejemplo, así como muchas composiciones vocales. Daniel nunca había llegado tan lejos".
Cómo superar un obstáculo inesperado
Los movimientos de la sábana que recubre a Casey Affleck durante gran parte de la película presentaron enormes dificultades. Diseñada y realizada por Annell Brodeur, era mucho más que una sencilla sábana. Incorporaba varias capas que le daban forma y un casco para que los ojos del actor estuvieran siempre detrás de los dos agujeros. "Se suponía que sería muy sencillo, pero acabó convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza", explica David Lowery. "Estar debajo de la sábana en pleno verano tejano no tenía nada de divertido, pero rodarla era aún más complicado porque es una imagen cómica, y más aún con el formato 1:33".
Conseguir que el fantasma pareciera etéreo y de otro mundo con un ser humano en su interior se convirtió en un reto diario para Annell Brodeur. Las arrugas, los pliegues y los movimientos aportaban carácter y profundidad, pero había que retocar constantemente el atuendo después de cualquier movimiento inesperado. "Algo tan sencillo como sentarse o girar la cabeza era extremadamente complejo porque la sábana se movía con Casey", sigue diciendo el director. "Si la sábana se hinchaba en la dirección contraria, todo cambiaba". Cuando se rodaba un primer plano o un plano medio, Annell Brodeur y su asistente debían trabajar agachadas, siguiendo al fantasma mientras se movía para asegurarse de que los pliegues caían correctamente. "Fue muy complicado", añade David Lowery. "Interpretar con la sábana puede compararse a bailar en un escenario estrechísimo, de unos pocos centímetros. Filmamos el regreso de C a su casa el primer día de rodaje y acabamos rehaciendo la escena varias veces intentando descubrir cómo podía funcionar. Fue lo más difícil de toda la película".
La forma de andar de Casey Affleck añadió otra dificultad más. "No te das cuenta cuando miras a Casey, pero debajo de un sudario, sus movimientos son muy particulares", explica el realizador. "Al principio nos pareció muy bien; nos gustaba la idea de mostrar la transformación de Casey de ser humano a fantasma del más allá. Pero poco a poco debimos controlarlo para que fuera menos obvio porque el fantasma era demasiado humano. Cuando se movía de una forma muy definida debajo de la sábana, la imagen dejaba de ser etérea".