Dirigida por John Krasinski y protagonizada por Emily Blunt, Millicent Simmonds y Noah Jupe. El GUION es de Bryan Woods & Scott Beck y John Krasinski, y se basa en una historia de Bryan Woods & Scott Beck. Los productores son Michael Bay, Andrew Form y Brad Fuller y los productores ejecutivos son Celia Costas, Krasinski, Allyson Seeger, Bryan Woods, Scott Beck y Aaron Janus.
La supervivencia depende del silencio
Cuando John Krasinski leyó por primera vez un borrador inicial del GUION de Un lugar tranquilo de la pareja de guionistas Bryan Woods y Scott Beck (Nightlight), la terrorífica premisa resultó particularmente impactante. La esposa de Krasinski, Emily Blunt, acababa de dar a luz a su segunda hija, y el cineasta estaba pasando sus noches atenazado por el susurrante silencio y la ansiedad derivados de la nueva paternidad. En ese ambiente, se sintió absolutamente conmovido por la idea de la estremecedora búsqueda de la seguridad de la familia, jugándoselo todo, así como de su íntima necesidad de conexión, en un mundo en el que un simple llanto, o una pisada más fuerte que otra, podrían causar la extinción instantánea. Aparentemente, la historia abarcaba los más despiadados temores de la paternidad... elevados a la enésima potencia.
En aquella época, Krasinski era conocido tanto por su faceta de actor dramático (que había tenido recientes interpretaciones en Detroit y 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi), como por su carrera de escritor (entre cuyos guiones destacaba el de la película dirigida por Gus Van Sant Tierra prometida), mientras que su carrera de director empezaba a despuntar (con un debut con el largometraje Brief Interviews With Hideous Men, seguida por Los Hollar). Sin embargo, con Un lugar tranquilo, Krasinski sintió el irrefrenable impulso de asumir los tres papeles, con lo que se convertía en su primer largometraje importante en el que desempeñaba un abanico tan amplio de funciones. A medida que avanzaba en la tarea de reescritura de la esencia de la historia de Woods y Beck, percibió la oportunidad de aprovechar de una forma bastante eficaz toda la potencia del género de terror. Por descontado, uno de los objetivos era crear temor y tensión fotograma a fotograma, en la mejor tradición de las películas de suspense que te dejan sin aliento.
Pero un objetivo aún más importante consistía en plantear una batalla entre el sonido y el silencio y entre el temor y el amor, una batalla que generase una experiencia tensa, emocional y participativa para el público.
Krasinski recuerda qué fue lo primero que le atrajo: "Cuando este GUION cayó en mis manos, me encontraba en un momento vital en el que tenía que abordar todos los temores que se plantean a los padres primerizos, cómo mantener seguras a mis hijas, cómo ser un buen padre, así que conecté con la historia en un plano profundamente personal. Percibí que tras la historia superficial subyacía una interesantísima, y aterrorizante, metáfora sobre lo que supone ser padre. Me tocó la fibra sensible en un momento en el que tenía las emociones a flor de piel, por lo que mi imaginación se desató, pensando en los extremos a los que llegarían unos padres para proteger a sus hijos, haciendo lo que fuera, por imposible que pareciese, como vivir sin hacer ni un ruido. Se abrió ante mí un mundo de posibilidades. Era una idea que tenía múltiples facetas que quería explorar".
A medida que trataba de imaginarme cómo sería ser padre en un tiempo apocalíptico, más terrorífica y potente parecía la idea. La historia estaba cargada de sobresaltos paralizantes, pero también estaba la necesidad punzante de la familia de comunicarse, por mal que se pusiesen las cosas. "En la vida normal tratas de asegurarte de que tus hijos estén contentos, tengan buena salud, estén bien alimentados, atendidos y educados, y eso ya son muchas cosas de las que ocuparse. Pero en este mundo de pesadilla, la tensión de ser padre es eso multiplicado por diez mil", indica Krasinski. "En el mundo de los Abbott, un mal paso puede hacerte perder a un ser querido, y todos son perfectamente conscientes de ese hecho".
Krasinski también se sintió atraído porque la película estaba cargada de posibilidades creativas para intérpretes, diseñadores y creadores de efectos. "Estaba emocionado ante la oportunidad de explorar la manera de narrar esta historia de la forma más interesante posible, usando el contraste entre el silencio y el sonido", explica.
El terror es un género nuevo para Krasinski como escritor y director, pero lo ha abordado desde el principio a su manera, guiado por sus propias emociones. "En realidad, mis películas favoritas, de terror o no, son las que tienen metáforas subyacentes elocuentes", dice. "Por ejemplo, Tiburón es una de mis películas favoritas de toda la historia. Pero para mí, Tiburón no trata realmente de un tiburón. Es una historia de tres hombre que tenían algo que superar, y el tiburón actúa como catalizador. Y con ese mismo enfoque es como he abordado esta historia. Es una película de miedo, pero es de miedo porque narra la historia de una familia real. Y me parecía que tenía la experiencia personal necesaria para materializar la historia".
Como todas las películas de terror, Un lugar tranquilo comienza con un escenario provocador, salido de nuestras peores pesadillas. Pero desde ese punto de partida, Krasinski se embarca en una travesía completamente diferente: conectar el amor y el temor, y conseguir que el público se interese activamente por ambos. La idea era acrecentar el sentimiento de terror en proporción directa con la creciente conexión emocional entre el espectador y los Abbott.
"Si te preocupas por los Abbott, te sorprenderás cuando ellos se sorprendan, te entristecerás cuando ellos estén tristes y estarás aterrorizado cuando ellos estén aterrorizados. Esa fue la clave de lo que quería hacer: dejar que el público se enamorase de lo que hace de los Abbott una familia tan adorable", explica Krasinski. "Sufres por ellos de la manera más intensa posible porque puedes imaginarte que estás en su lugar".
Una gran parte de la técnica empleada para poner al público en el lugar de los Abbott ha consistido en la innovadora forma de utilizar indicios auditivos. Cuando Krasinski se puso manos a la obra para reescribir el GUION, empezó a elaborar intrincadas listas de ruidos cotidianos, clasificándolos como "ruidos seguros" o "ruidos inseguros". Fue emocionante y revelador desarrollar un mundo tan contrapuesto a nuestro propio mundo molestamente ruidoso, un mundo en el que el ruido está entre las cosas peligrosas, aunque a la vez es un elemento destacado de la experiencia humana.
"Estaba muy interesado en llegar a comprender dónde estaría el umbral en el que podrías hacer un ruido y el ser que estuviese acechándote no lo oyese. Pasé mucho tiempo investigando todos los tipos de ruido que una familia podría hacer en una granja aislada, y después empecé a pensar en los métodos que podría idear la familia para atenuar esos ruidos. Fue un proceso increíblemente divertido e imaginativo".
Todos los crujidos y los chasquidos de la vida cotidiana, esos sonidos a los que no damos importancia, cobraron súbitamente un nuevo significado para Krasinski. "Empecé a escuchar con atención todo", confiesa, "desde el sonido metálico de la cubertería al chocar contra el plato al ruido del zapato contra el suelo cuando te descalzas. En casa, mi esposa [Emily Blunt] y yo convertimos en una especie de juego el mantenernos en silencio y dirigirnos muy lentamente hacia el otro cada vez que hacía un ruido para decirle 'Estás muerto'. Resultó ser una magnífica manera de prepararnos para el rodaje".
Krasinski incluso elaboró una técnica para probar qué ideas serían las que más estremecerían al público. "Muchas veces me sentaba con Emily y empezábamos a imaginar situaciones, y cuando Emily decía 'Me da tanto miedo que no quiero seguir pensando en eso', yo pensaba 'eso lo pongo en el GUION, fijo'".
Con el fin de contrarrestar la omnipresente amenaza que parece estar escuchando las 24 horas del día, 7 días a la semana, los Abbott idean complejos mecanismos para mantener el ruido bajo control, como por ejemplo, hacer caminos de arena que atenúen el ruido de las pisadas, pintar las lamas del suelo para evitar los crujidos y crear un sistema especial de iluminación para comunicarse. "Buena parte de la diversión del proceso de escribir el GUION consistió en ver hasta qué extremo podíamos llevar la idea de mantener el silencio, desde hacer que los Abbott se comunicasen con luces de diferentes colores hasta hacer caminos de arena para poder andar más silenciosamente", dice Krasinski.
Como la hija de los Abbott, Regan, es sorda, la familia ya conoce el lenguaje de signos, una de las fuentes de su capacidad de supervivencia. Sin embargo, a medida que avanzaba el GUION, Krasinski también pasó mucho tiempo depurando las múltiples estrategias de comunicación de la familia Abbott. Con dos niños solitarios afrontando un futuro extraordinariamente imprevisible y otro niño en camino, los Abbott tenían un acuciante número de cosas que decirse, pero los medios para comunicarse entre ellos eran limitados.
La logística empleada por los Abbott para mantenerse vivos era esencial. Sin embargo, para Krasinski, el péndulo que marca la evolución de la película entre tensión insoportable y alivio vivificante también estaba absolutamente centrado en la dinámica familiar. Uno de los principales desafíos de la elaboración del GUION fue imaginar la manera de evocar las turbulentas emociones de frustración, aprensión, aflicción, resistencia, necesidad y amor, superpuestas al terror de verse rodeados por un desconcertante enemigo que todo lo oye, empleando unas pocas palabras. Descubrió que la clave era combinar constantemente las emociones humanas más básicas, en un mundo en el que la humanidad se había quebrado.
"Me interesaban especialmente las escenas en las que los Abbott se limitaban a estar juntos, como una familia más", dice Krasinski. "Después, durante el rodaje, a los actores les resultaron realmente emocionantes esos momentos de belleza prístina que surgían entre los personajes, sin necesidad de diálogo alguno. La comunicación se centra en aquello que es más importante para nosotros: amor, cariño y el temor a lo que nos puede traer el mañana".
El proceso de elaboración del GUION ofreció a Krasinski la oportunidad de depurar la orientación que iba a tomar como director, y el particularísimo lenguaje visual de la película, antes de poner un pie en el plató. "Lo mejor de haber reescrito el GUION es que durante todo el proceso estuve reflexionando sobre cómo iba a dirigir la película", afirma. "A medida que iba escribiendo sabía exactamente qué quería rodar, e incluso los ángulos que iba a utilizar, y cosas así. Fue una experiencia única, poder incorporar todas esas ideas de dirección al GUION".
A medida que la producción iba avanzando, con el apoyo del experto equipo de Planet Dunes, que fueron los que le presentaron el material inicial, la visión de Krasinski se fue reforzando. Michael Bay, Andrew Form y Brad Fuller no solo son tres de los más influyentes cineastas de la industria, sino que además sienten verdadera pasión por el género de terror, con películas originales como The Purge: La noche de las bestias y Ouija, así como nuevas versiones y series basadas en clásicos como La matanza de Texas, Terror en Amityville, Viernes 13 y Pesadilla en Elm Street.
Krasinski resume la cuestión: "Considero que he sido muy afortunado al haber conseguido hacer la película como la he hecho, con este equipo. Todo el mundo se ha comprometido al cien por cien, desde los productores al elenco y el equipo técnico. Creo que todo el mundo se unió al proyecto creyendo que si éramos capaces de hacer realidad esta idea, podría ser algo muy especial".
Los Abbott
Muy al principio Krasinski entregó a su esposa, Emily Blunt— la actriz británica cada vez más solicitada después de sus inolvidables y variadas interpretaciones en El diablo viste de Prada, Into the Woods, Sicario y La chica del tren— el borrador del GUION de Un lugar tranquilo. En cuanto ella lo leyó, le sugirió que ellos dos podían interpretar a Lee y Evelyn Abbott, puesto que de esa forma la película tendría un barniz de marcado realismo y de ternura espontánea que de otro modo no sería posible.
"Lo que me enamoró del GUION fue que tuve la impresión de que abordaba algunos de mis temores más profundos, como madre, de no ser capaz de proteger a mis niños. Había tanto en juego en esta historia que empecé a devorar las páginas para llegar al final", recuerda Blunt. "Paradójicamente, antes de leer el GUION, le había sugerido a John que una amiga mía podía encajar bien en el papel de Evelyn. Sin embargo, a medida que iba avanzando en la lectura, empecé a pensar 'ni hablar de eso, este papel tiene que ser para mí'. Me quedé prendada por la profundidad y la belleza de la historia, que trasciende a la atmósfera de película de terror. Además, John y yo nunca habíamos trabajado juntos, así que era muy emocionante".
A Krasinski le encantó la reacción de su esposa, pero a la vez se sintió un poco atemorizado ante la perspectiva de su primera asociación profesional en una película. "Estábamos a punto de revivir juntos, en la gran pantalla, nuestros mayores temores como padres, algo que me parecía un poco desquiciado", reconoce.
Sin embargo, aunque fue, según la definición de Krasinski, "una experiencia muy intensa", ambos consideran que fue una revelación. "La colaboración con mi esposa acabará siendo, probablemente, el mejor momento de toda mi carrera profesional", afirma Krasinski. "Normalmente mantenemos nuestras carreras absolutamente separadas la una de la otra, pero somos los mejores seguidores de la carrera del otro. Cada uno tenemos nuestros propios procesos, y no estábamos seguros de cómo iban a encajar, pero acabó siendo lo más divertido que hemos hecho. Emily es una actriz tremenda, muy sensible, y para mí ha sido maravilloso poder trabajar tan estrechamente con alguien a quien admiro tanto".
Cuando quedó claro que Blunt iba a interpretar a Evelyn, ni ella ni Krasinski pudieron dejar de hablar sobre la familia Abbott, sobre cómo eran Lee y Evelyn antes de que todo cambiase y sobre la manera en que les había cambiado la catastrófica situación a la que se enfrentaban.
"Se ven sometidos a unas pruebas terribles, pero se esfuerzan por mantenerse centrados en cuidar de su familia", destaca Blunt. "Están en una situación de permanente temor. Además, son una familia que tiene que hacer frente a un gran dolor y culpabilidad. Lo que me resulta fascinante es que tienen una acuciante necesidad de comunicación y, por otra parte, comunicarse es tremendamente difícil en un mundo en el que el ruido es un peligro mortal".
Es indiscutible que para Blunt era una apuesta muy arriesgada conjurar tantas emociones de gran ansiedad, a la vez que tenía que ocuparse de sus propios niños pequeños, pero sus propias circunstancias personales le permitían tener un valioso conocimiento íntimo de lo que le sucedía a Evelyn. Comprendía los motivos por los que Lee y Evelyn tenían que confiar el uno en el otro, en un momento en el que todo lo demás estaba en el aire. "Nuestras circunstancias personales hicieron que John y yo abordásemos estos papeles con la mayor vulnerabilidad" afirma Blunt. "Hemos hablado mucho sobre los diferentes roles que Lee y Evelyn tienen en la familia. Lee se siente responsable de su supervivencia, sea cual sea el precio que haya que pagar. Sin embargo, Evelyn no se conforma con la mera supervivencia; quiere enseñar a sus hijos a prosperar en el mundo. Son dos enfoques sobre la forma en que los padres abordan el dolor, el trauma y el peligro".
Prosigue: "Lee es una persona muy, muy tradicional, de la vieja escuela, algo en lo que no necesariamente coincide con John. John es mucho más abierto que Lee. Lee es el tipo de hombre que se bloquea emocionalmente, que centra su atención en la necesidad de proteger y proveer, en vez de ocuparse de su angustia. Es un personaje afligido, pero también lo son cada uno de los otros cuatro personajes. Cada uno de los personajes está tratando de superar algo, y por eso resultan tan intensos sus denodados esfuerzos por mantenerse con vida".
En cuanto a Evelyn, Blunt quería explorar su personaje como una especie de fuerza maternal inasequible al desaliento. "Para mí es un personaje con una desbordante capacidad para amar y ocuparse de los demás", describe Blunt. "Tiene una fuerza interna que la impulsa a educar bien a sus hijos, a despecho de las circunstancias. Así que no ceja con las lecciones escolares, hace bromas con sus hijos siempre que puede, les da su amor, les abraza, está siempre pendiente de todo lo que hacen, a la vez que les da espacio para que puedan desarrollarse como personas".
Desde el principio, la pareja de guionistas Woods y Beck había insertado en la historia un giro aterrador para Evelyn: su mayor alegría, el hecho de que estaba esperando otro hijo de Lee, tiene lugar en un momento de máximo peligro.
"Estábamos pensando qué era lo peor que podía pasarte en un momento en el que tienes que mantenerte en silencio a toda costa", explica Beck. "El embarazo de Evelyn se convierte en uno de los motores de la historia, porque plantea la cuestión de cómo es posible abordar una de las circunstancias más extenuantes de la vida, y mantenerte en sepulcral silencio. Me pareció que era un desafío imposible, así que hicimos que los Abbott tuvieran que imaginarse la manera de superarlo".
Woods añade: "También aporta un componente emotivo de gran belleza, porque esta familia ha sufrido una enorme tragedia y este nacimiento tiene un gran significado para ellos, incluso en estas pavorosas circunstancias".
Krasinski resaltó aún más esa idea. Menciona que mucho antes de que Blunt se uniese al proyecto, no podía dejar de pensar en su mujer mientras escribía el personaje que se afanaba por mantener unida a la familia, afrontando lo desconocido con tenacidad y donaire. "Mientras escribía algo tan íntimo como una familia que atraviesa los momentos más aterradores de su existencia, en la única persona que podía pensar era, por supuesto, en Emily. Sin embargo, siempre tuve la impresión de que el deseo de interpretar a Evelyn tenía que surgir orgánicamente de ella. Así que nunca le dije nada acerca de si quería interpretar el personaje, aunque en mi fuero interno, esperaba que esa decisión saliese espontáneamente de ella".
Al adentrarse en las inusuales circunstancias de Evelyn, Blunt era consciente de que iba a debatirse entre sentimientos encontrados por la ardua tarea a la que se enfrentaba. "Por supuesto, ella y Lee están exultantes... pero esa emoción se ve ensombrecida por un profundo temor. Hay muchas cuestiones que no tienen repuesta: ¿Cómo van a sobrevivir con un bebé? ¿Cómo puedes plantearte dar a luz sin hacer ningún ruido? ¿Qué va a pasar cuando el recién nacido llore? Tratan de adoptar todas las precauciones que son capaces de imaginar, creando una sala segura a prueba de ruidos e ideando maneras creativas de lograr que el bebé esté en silencio. Pero también son conscientes de que se están adentrando en la inmensidad de lo ignoto".
También fue un gran salto hacia lo desconocido para Blunt y Krasinski, que antes de interpretar estos personajes nunca habían trabajado juntos profesionalmente. Ambos descubrieron que la experiencia no hizo sino reforzar su vínculo.
"Me he sentido increíblemente valorada por John en el plano creativo", resumen Blunt. "Siempre me había sentido valorada y apreciada como esposa y como madre de sus hijos, pero ahora hemos descubierto que podíamos compartir un proyecto creativo. Estábamos nerviosos por lo que podía pasar, era todo un poco agobiante, pero acabó siendo maravilloso".
Una vez que los papeles de padres estuvieron cubiertos por Krasinski y Blunt, la clave del reparto consistió en encontrar dos actores jóvenes que fueran capaces de crear los conmovedores y dinámicos personajes de los dos hijos, obligados a madurar demasiado pronto y deseando disfrutar de independencia en un mundo sin sonidos, pero cargado de reglas, remordimientos y peligros incesantes.
Una de las principales dificultades era encontrar a la Regan de la película, la hija de los Abbott, que es sorda. A Krasinski le entusiasmó descubrir a la actriz adolescente Millicent Simmonds, conocida por su galardonado debut en la interpretación en la adaptación para la gran pantalla de Wonderstruck. El museo de las maravillas. Vio cómo Simmonds recurría directamente a sus propias experiencias personales, al haber crecido siendo sorda, para crear el personaje de Regan, de una manera que iba más allá de lo que se indicaba en el GUION.
"Encontrar a Millie ha sido una de las mejores cosas que le ha podido pasar a esta película", dice Krasinski. "No solo porque es una actriz sensacional, y no solo porque es la persona más sabia y más angelical que puedes llegar a conocer, sino porque ha hecho gala de una enorme generosidad con sus experiencias y conocimiento de la cultura de la sordera y el lenguaje de signos. Nunca se ha sentido intimidada, y siempre decía abiertamente y sin rodeos: así es como Regan haría las cosas, y así es cómo nos comunicaríamos".
Destaca que los instintos naturales de Simmonds pillaron por sorpresa a todos. "Millie ha nacido para esto. Recuerdo que uno de los primeros días de rodaje ella estaba paseando por el puente, y le dije: 'toda tu angustia, toda tu ira, toda tu culpabilidad y tus sentimientos de ser la oveja negra de esta familia, tienen que salir a la superficie ahora mismo, durante este paseo.' Y lo clavó. Recuerdo que me decía "En ocasiones me siento frustrada, fuera de lugar". Comprendía a Regan de una manera que yo no podía imaginar. Así que me limité a repetirle que estaba haciendo esta película para que la gente que se siente fuera de lugar se diese cuenta de que podían ser superhéroes".
En última instancia, todo el reparto acabó aprendiendo el lenguaje de signos, trabajando en el plató en estrecha colaboración con Douglas Ridloff, que se ocupó de perfeccionar los últimos detalles. Krasinski dice que ver cómo se comunicaba Simmonds fue muy revelador en muchos niveles. "Cuando hablaba con Millie, me daba cuenta de que nadie, en toda mi vida, hasta ese momento, me había observado en conjunto como ella lo hacía", indica. "Nunca nadie me había observado como persona y me había comprendido. Millie se fija en mis manos, se fija en mis cejas, siente materialmente mis emociones. Todos los días estaba a punto de que se me saltasen las lágrimas, porque ella observa todo tu ser, y hay algo arrebatadoramente poético y conmovedor en la forma que tiene de hacerlo. Para nosotros fue realmente importante hacerlo bien, por ella, porque es una alma bella".
Simmonds dice que la historia de Un lugar tranquilo la intrigó inmediatamente, y que la idea de que Regan hubiese perdido su audífono, su vínculo con el mundo audible, la conmovió especialmente. "La historia me cautivó de principio a fin", dice. "Me gustan las películas de terror, y esta daba mucho miedo, pero a medida que leía el GUION, también entendía lo que le pasaba a Regan. Se sentía ahogada por su sordera, insegura sobre lo que podía hacer, sobre cómo podía ayudar a su familia, sobre cómo encajaba con su familia. Y dependía de ese audífono, que le era imprescindible para comunicarse. Así que comprendía muchas de las dificultades a las que tenía que hacer frente".
A Simmonds, las inquietantes dudas personales sobre su lugar en el mundo también le resultaban familiares. "Tuve muchas de esas sensaciones, como persona sorda, cuando era más joven", explica. "Siempre me comparaba con las personas que oían y me preguntaba por qué habría nacido sorda. Soy perfectamente capaz de comprender las emociones de Regan, y he usado ese conocimiento para dar forma al personaje".
Ese realismo se combinó con grandes dosis de imaginación, a medida que Simmonds imaginaba la vida diaria de Regan en la granja, una vida que en el pasado había estado llena de soledad extrema, un acentuado sentimiento de responsabilidad y un constante temor, todos ellos sentimientos incompatibles con todos los impulsos de la adolescencia.
"Me aterrorizaba pensar en la vida de esta familia acosada por estas criaturas", dice Simmonds, "imaginar que podías entrar en el baño y no volver a salir si no tenías cuidado". Era interesante pensar en lo que es vivir con esa sensación de alerta ampliada, de no saber qué pequeño error podía poner tu vida, o aún peor, la vida de tu familia, en peligro".
La complicada relación entre padre e hija que tienen Lee y Regan, en la que Regan ansía conseguir el amor de su padre, tras una tragedia que ha hecho que el padre bloquee todos sus sentimientos, resultó especialmente atractiva para Simmonds. "Reagan y su padre tienen muchas cosas en común", señala. "A ambos les encanta la técnica y averiguar cómo funcionan las cosas. Pero hay algo que se interpone entre los dos, a causa de una tragedia anterior. A Regan le hace mucha falta que su padre le diga que sigue queriéndola, que la ama por lo que es, y esa es una de las nociones esenciales en las que se apoya el argumento de la película".
Krasinski ayudó a Simmonds a avanzar por el laberinto de emociones de modo que se sintiera segura. "John y yo tenemos una gran relación de trabajo y también una gran amistad, pero en la película tengo que inspirarme en el sentimiento de Regan de haber sido rechazada por su padre", afirma. "Con John era perfectamente posible que acabásemos de rodar una escena de gran intensidad emocional, y que él empezase a hacer bromas conmigo y a tratar de animarme en cuestión de segundos".
Puede que el mayor motivo de satisfacción y alegría para Simmonds fuese la oportunidad de aprender de Blunt. "Emily me asombró" dice Simmonds, "sobre todo viendo cómo recurría a su experiencia como madre en la vida real. Ha creado el personaje de Evelyn, que es una madre que desea dar a sus hijos la mejor oportunidad posible de tener una vida satisfactoria, darles todo lo que necesiten. Y después nos transfirió esa misma energía a mí y a Noah. Sabía exactamente cómo trabajar con nosotros, de manera espontánea, sin perturbaciones".
Blunt también quedó impactada por Simmonds: "Fue admirable ver cómo ha eclosionado Millie durante el rodaje. Cuando llegó era un poco tímida, pero en nada de tiempo estaba rodando escenas que te dejaban con la boca abierta".
El papel del único confidente de Regan que seguía junto a ella, su hermano pequeño Marcus, fue asumido por el actor de 12 años Noah Jupe, a quien Krasinski admira desde su debut en la galardonada miniserie de televisión El infiltrado, y a quien pudimos ver recientemente en la adaptación cinematográfica de la novela para adolescentes Wonder.
Krasinski también recibió una elogiosa recomendación de George Clooney, que le había seleccionado para el elenco de Suburbicon. "Había visto a Noah interpretando a un niño que es secuestrado en El infiltrado y recuerdo haber pensado que hacía falta un gran valor y mucho talento para poder acceder a esa sensación de temor, desde tan tierna edad, y de la manera en que lo hacía. Por lo tanto, di el siguiente paso lógico, que era ponerme en contacto con George Clooney, que acababa de trabajar con él. Recuerdo que las palabras de George fueron 'es el mejor niño actor con el que he trabajado en toda mi vida'. Y era absolutamente cierto. Lo de Noah ha sido un gol por toda la escuadra. Y una de las cosas más especiales ha sido ver cómo Millie y Noah se hacían amigos del alma. Han conectado de una forma familiar, enternecedora, que se puede apreciar a simple vista".
Jupe tiene sus propios motivos para sentirse atraído por las películas de terror. "Paso mucho miedo cuando las veo", admite. Pero me gusta rodar películas de terror, porque de esa forma puedo apreciar el proceso de creación de los monstruos".
Para Jupe, lo mejor fue la relación que estableció con Simmonds, con quien se comunicaba principalmente a través del lenguaje de signos. "Me encantaba trabajar con Millie", dice. "Es una actriz increíble y también es una persona maravillosa. Siempre está dispuesta a ayudar, siempre te pregunta si estás bien".
"Todavía no se me da muy bien el lenguaje de signos", dice Jupe, "pero eso nos ha permitido a Millie y a mí dejarnos de tonterías, de todas las bobadas de las que hablan los amigos normales, y centrarnos directamente en las cuestiones reales y sinceras. Seguramente por eso nos llevamos tan bien".
Simmonds dice lo siguiente sobre Jupe: "Es muy fácil llevarse bien con Noah, y eso es algo que me encanta de él. Pero de pronto se introducía en su personaje de Marcus y aparecía esa pequeña distancia, esos silencios entre nosotros... era algo que podía sentirse. Tiene un gran talento".
Durante toda la producción, Krasinski mantuvo a Jupe en un entorno en el que pudiera sentirse seguro, de una forma muy similar a la de los Abbott tratando de proteger a sus hijos. "Desde el principio de la película, John nos mostró los platós y el lugar en el que la familia está reunida y nos dijo 'decidme todo lo que penséis'. Él es así, está siempre pidiendo a todo el mundo que le diga lo que piensa", dice Jupe. "He aprendido mucho de él".
En una película en la que únicamente hay cuatro personajes humanos, Blunt indica que Simmonds y Jupe eran esenciales para conseguir que el público se sintiese emocionalmente unido al destino de la familia Abbott.
"Millie y Noah son personas extraordinarias. Hemos dado gracias todas las noches por la suerte de contar con ellos", dice Blunt. "Se nota un cambio en el ambiente cuando hacen lo que hacen. Y son tan cariñosos el uno con el otro. Fue desgarrador ver cómo se despedían el uno del otro al final del rodaje, porque habían llegado a ser como hermanos. Estaban íntimamente unidos, como Regan y Marcus".
Krasinski añade que Simmonds y Jupe le sirvieron de inspiración para todo el diseño de sonido de la película. "Este par de críos nos dejaban atónitos todos los días con sus interpretaciones, sin decir ni una sola palabra. Transmitían sus emociones con el comportamiento puro y auténtico de los niños, que es más emotivo y conmovedor que cualquier cosa que seas capaz de escribir. Me mostraron la energía que puedes crear en una sala sin decir una sola palabra, y eso me ayudó a reflexionar aún más sobre cómo podríamos usar el sonido para acentuar la experiencia transmitida por la película".
Las criaturas
El peligro al que se enfrentan los Abbott se intensifica ante la inmensa magnitud de la amenaza. Las criaturas, de las que no saben nada, parecen estar en todas partes a la vez, rodeando y sepultando a los Abbott en peligros sin fin. Pueden aparecer en cualquier momento, en cualquier lugar, convirtiendo la actividad más ordinaria en una cuestión de vida o muerte.
La forma de actuar de las criaturas, su misterio, su omnipresencia, es lo que crea la creciente ansiedad durante la mayoría del metraje de la película. De hecho, ni siquiera es posible verlas con nitidez hasta el clímax de la película, lo que hace aún más digna de mención la conexión del público con la ansiedad que rodea a los Abbott, pese a saber tan poco sobre la amenaza que los acosa.
No obstante, Krasinski tuvo que abordar un gran desafío visual a la hora de definir qué aspecto tenían estas criaturas tan sensibles al sonido. Para superar ese desafío colaboró con un equipo de artistas visuales de gran talento, entre los que se encontraban: el diseñador de producción nominado a los Oscar Jeffrey Beecroft (Bailando con lobos, 12 monos, The Game, Transformers: La era de la extinción); el supervisor de efectos visuales seis veces nominado al Oscar de la Academia y ganador del Oscar Scott Farrar (Transformers, Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario, Inteligencia Artificial: AI, Llamaradas, Cocoon); el supervisor de efectos especiales Mark Hawker (Un pliegue en el tiempo, Terminator Génesis, Transformers: La era de la extinción); el supervisor de animación Rick O'Connor (la serie de Transformers) y el famoso equipo digital de Industrial Light and Magic, que han colaborado muy estrechamente con Krasinski.
Beecroft comenta lo siguiente sobre el concepto: "Cuando empezamos a diseñar las criaturas nos preguntamos lo siguiente: ¿de qué tipo de entorno provienen? Era una criatura que oía con todo el cuerpo, así que para su forma me inspiré en una concha de Nautilus. Cuando un sonido vibra en el interior de su estructura resulta intensamente doloroso y por lo tanto destruyen todo aquello que hace ruido. Sin embargo, esa estructura tiene una increíble fortaleza, lo que hace que resulte aparentemente imposible destruir a las criaturas".
El diseño detallado es una sorpresa que no se revela hasta que la película está más avanzada, pero "Scott Garrar ha creado algo verdaderamente mágico", dice el supervisor de efectos especiales Mark Hawker.
El hogar
Los motivos por los que los Abbott habían sido capaces de sobrevivir a una amenaza que había devastado a buena parte del mundo quedaron claros: el amor que sentían unos por otros, su capacidad para estar unidos incluso en silencio y, tal vez lo más importante de todo, su enorme ingenio. Los Abbott aplican todos sus conocimientos de granjeros y no ahorran esfuerzos a la hora de tratar de ir un paso por delante del misterio que les acosa.
El entorno de la granja fue un elemento muy importante para los guionistas Woods y Beck, que provienen de un entorno rural, en Iowa, en el centro de Estados Unidos. "Mientras íbamos escribiendo el GUION, pensábamos en todos los diferentes escenarios que podrías crear con pajares y silos de maíz y con todos los lugares de una granja en donde normalmente harías ruido todos los días", dice Beck.
Para crear la granja de los Abbott con el mayor grado de detalle visual y sonoro, John Krasinski recurrió a un equipo liderado por uno de los diseñadores de producción más ingenioso de la industria, Beecroft, y que también incorporaba a la directora de fotografía Charlotte Bruus Christensen (Molly's Game, Fences, La chica del tren) que aporta a la película una gran elegancia visual, y el director de montaje nominado al Oscar Christopher Tellefsen (Moneyball: Rompiendo las reglas) que ayudó a perfeccionar el ritmo adrenalínico de la película.
Beecroft estaba entusiasmado con la poderosa visión que Krasinski tenía para la película, y por su compromiso sin fisuras. "John es implacable. Me refiero a que no hay quien le pare, y a que no acepta un no por respuesta," observa el diseñador de producción. "Anteriormente había trabajado con gran éxito con Kevin Costner, otro actor convertido en director, con el que diseñé Bailando con lobos. En mi opinión, esta película comparte con aquella un cierto ambiente general. La idea de hacer una película más centrada en los aspectos visuales que en el diálogo me pareció realmente interesante".
Krasinski dio a Beecroft mucha inspiración. "Jeff y yo hablamos sobre cómo abordar la película como si fuera un western", explica Krasinski. "Yo pensaba que podía tener ese ambiente grande, amplio, que lo abarca todo, y Jeff fue de gran ayuda para crear esa experiencia".
En la mente de Beecroft empezaron a dar vueltas muchas influencias, entre ellas, la belleza solitaria de las películas clásicas del Oeste de John Ford y los fotógrafos WPA de las zonas rurales de Estados Unidos durante la Gran Depresión, así como algunos narradores de la América profunda de los años 50, como el fotógrafo Robert Frank. Dorothea Lange, que fue autora de fotografías icónicas de granjeros desarraigados durante la Gran Depresión, fue una presencia especialmente poderosa. "Me atraía la idea de ver la vida rural a través de los ojos de una mujer de aquella época, así que también me traje unas cuantas de aquellas fotos para que las viese Emily", explica Beecroft. "Principalmente, queríamos que esta película tuviese un ambiente atemporal. Podría estar pasando en cualquier momento del tiempo".
La tarea más imponente fue pensar incesantemente en todas las cosas que Lee y Evelyn tenían que hacer de manera diferente en sus vidas para evitar el más leve crujido. "Tenían que ser muy ingeniosos para detener hasta el más sutil o accidental de los sonidos, ya se tratase de un crujido del suelo o de la apertura de una puerta, cualquier cosa que pudiese atraer a la criatura" indica Beecroft. "Por eso ahora viven en el granero, que tiene una fuente de agua y paneles solares. Y Lee utiliza el sótano de la casa como taller, en donde puede utilizar electricidad y esforzarse por descubrir la manera de salvar a su familia".
El granero también contiene la importantísima sala de seguridad que Lee ha preparado para que Evelyn dé a luz en una burbuja de protección llena de esperanza. "Imaginamos que la habitación estaba recubierta de muchas capas de una especie de collage de papel maché que cubría las paredes", describe Beecroft.
Como buena parte de la narración se hace a base de estados de ánimo e intensidad, en vez de palabras, Beecroft y Krasinski hablaron mucho sobre la intensa paleta de colores de la película. "He utilizado mucho el blanco, el negro, el rojo y el gris, para crear un ambiente que pareciese casi de fotografía en blanco y negro, pero en color", dice Beecroft.
Para crear la granja de los Abbott fue necesario un gran trabajo de planificación previa, con el equipo de Beecroft construyendo graneros, plantando 10 hectáreas de maíz, sembrando lo que sería la huerta de los Abbott, instalando caminos e incluso levantando un silo de 20 metros de altura, meses antes de comenzar el rodaje. "Era necesario que todo estuviese preparado para el primer día, porque John quería que la granja transmitiera la impresión de algo vivo, y de que había gente que vivía en ella", indica.
Descubrieron su punto de partida en Pawling, Nueva York, un bucólico pueblecito del Duchess County con una población de poco más de 8.000 habitantes. "John descubrió este lugar muy al principio, no muy lejos del lugar en el que vive con Emily, y fue fantástico", dice Beecroft. "Estaba obsesionado con las imágenes que me enseñaba, pero también vi que tendríamos que hacer un gran trabajo de construcción. Pudimos hacerlo porque el Supervisor de Distrito de la zona de Pawling fue muy solícito, y los granjeros locales nos prestaron una gran ayuda. Fue fabuloso trabajar con ellos".
Un centro ecuestre local hizo las funciones de estudio de rodaje cuando fue necesario. "Lo utilizamos para crear los platós sumergidos para la escena de la inundación, además de para rodar los interiores del silo. Estaba a solo diez minutos en coche desde nuestra granja-plató, así que era posible desplazarse al estudio sin perder mucho tiempo para rodar una toma rápida", explica Beecroft.
En una de las secuencias más épicas y de mayor tensión de una historia desbordante de ansiedad y con unos inconmensurables niveles de tensión, los niños de los Abbott se encuentran atrapados en un silo lleno de lo que es, en esencia, "maíz movedizo", algo similar a ser tragado por arenas movedizas. Esta escena estaba en el GUION desde el primer momento. Woods recuerda: "Un día, mientras escribíamos, Scott me dijo, '¿Sabes qué es lo que da miedo de verdad en Iowa? Los silos de maíz. Quedarte atrapado en uno tiene que ser una pesadilla.' Pero era aún peor, porque empezamos a imaginar lo que sería ser engullido por esa montaña de cereal, sin poder gritar ni hacer ruido, so pena de ser atacado por las criaturas".
El supervisor de efectos especiales Mark Hawker tuvo que imaginar una manera de rodar la escena de manera práctica y segura con los dos jóvenes actores. "Esa escena requirió muchas reflexiones y una gran planificación", dice Hawker, "y crear las plataformas que hicieran posible que los niños se hundiesen en el maíz. Les pusimos de pie en plataformas ocultas con la que controlábamos la velocidad a la que se hundían".
A Hawker le encanta enfrentarse a situaciones que le obligan a aguzar el ingenio. "Había hecho plataformas para arenas movedizas anteriormente, pero esta resultó ser especial", continúa Hawker. "John quería que los niños fuesen avanzando, y que a medida que avanzaban empezasen a hundirse, y ese era el reto. Tuvimos que crear una especie de diafragma de látex que evitaba que se cayese todo el maíz, para que también tuviesen la capacidad de desplazarse. Era diferente de las arenas movedizas, porque el maíz pesa más que la arena, así que también tuvimos que tener en cuenta ese factor".
Y los niños se lo pasaron en grande, porque sabían que no corrían peligro. "Se divirtieron muchísimo, porque para ellos era como un gran juego", dice Hawker. "Al mismo tiempo, fueron absolutamente convincentes en su actuación, realmente crees que sus vidas corren el peligro más extremo".
Millicent Simmonds recuerda: "Toda la escena fue una auténtica pasada. Fue fascinante ver el esfuerzo que se hizo para construir el silo y las plataformas. Parecía de verdad".
Sonido y temor
Los aficionados a las películas de terror saben desde hace tiempo que lo que escuchas puede asustarte mucho más que lo que ves. Un lugar tranquilo se suma a esa larga serie de películas innovadoras que utilizan de manera inteligente el montaje de sonido y la música para diseñar una atmósfera que acentúa la confusión y que sirve de base a un suspense prácticamente insoportable. Pero en este caso la idea era también utilizar el sonido de una manera novedosa, convirtiendo al propio sonido en un personaje de la película por derecho propio. En esta película el sonido es una entidad que debe ser temida y disfrutada, incluso en los diálogos. Es cierto que los Abbott no pueden hablar en voz alta entre sí, pero eso hace que todo lo que dicen sea mucho más importante.
"El sonido se centra en lo que no puedes ver. Una película como esta, en la que los sonidos son infrecuentes, hace que el público utilice su imaginación de una manera que hace que la historia resulte aún más pavorosa", explica el co-guionista Woods.
Krasinski llevó esa idea a sus últimas consecuencias con su versión del GUION y su estilo de dirección. Después contrató al legendario y galardonado equipo de supervisión de edición de sonido formado por Erik Aadahl y Ethan Van der Ryn, que en conjunto han conseguido nominaciones a los Oscar por su trabajo en colaboración en Argo y Transformers: El lado oscuro de la Luna, para que le ayudasen a crear un ambiente aural omnipresente que mantuviese los oídos del público perfectamente alerta para cada chute de adrenalina sonora.
Al igual que los personajes de la película, el equipo tuvo que navegar estratégicamente por la resbaladiza pendiente que separaba el ruido del silencio. Para Krasinski, colaborar con Aadahl y Van der Ryn fue una fuente inagotable de disfrute creativo. "Erik y Ethan han realizado trabajos verdaderamente admirables en el pasado," comenta. "Pero con la importancia temática que tiene el sonido en Un lugar tranquilo lo que han aportado a esta película es muy diferente del tipo de sonido que han hecho en otras películas".
La eliminación de todos los sonidos ajenos al rodaje hizo que el elenco y el equipo técnico se introdujesen aún más profundamente en las vidas de los Abbott. "Plantearnos desde cero la dimensión sonora fue una tarea inmensa que nos mantuvo constantemente ocupados", prosigue Krasinski. "Tuvimos que aprender a mantenernos en silencio como nunca habíamos estado en un plató. Y a partir de ese silencio, la importancia del diseño de sonido empezó a ser cada vez más clara. Cuando estás en absoluto silencio y de pronto escuchas fluir agua o el viento soplando en los árboles, es asombroso. Te das cuenta de que hoy en día, con los teléfonos y aparatos por todas partes, no se suele tener la oportunidad de escuchar solo el sonido del mundo. Así que a todos nos emocionó la idea de que en esta película el público fuese a prestar atención de verdad a todos los sonidos, de una forma en la que tal vez nunca lo ha hecho".
Con un sonido tan escaso y a la vez tan importante y tan cargado de tensión, era especialmente esencial acertar con la música. Por eso, Krasinski recurrió a Marco Beltrami, dos veces nominado al Oscar, por El tren de las 3:10 y En tierra hostil. Siempre he tenido la impresión de que la partitura tenía que ser un personaje de la película, pero a la vez, no quería que fuese un personaje principal, no quería un muro de sonido que diese la impresión de llenar la pantalla de extremo a extremo", explica Krasinski sobre su forma de abordar esta cuestión. "Quería que la música te llevase de la mano, entre bambalinas, mientras que las conexiones con la familia se encargaban del resto. Fuimos increíblemente afortunados de poder contar con Marco, que había escrito algunas de mis partituras favoritas, como la de En tierra hostil y la de Guerra Mundial Z. Es capaz de transmitir acción y sentimientos".
Beltrami entrelazó los temas combinados de la película, de temor y amor, en una rica estructura musical. No obstante, Krasinski utilizó la partitura con gran contención. "Marco escribió una música maravillosa, pero fue tarea nuestra decidir cuánta música íbamos a utilizar y en qué momentos. Marco fue un colaborador excelente en este terreno, porque comprendió perfectamente de qué va esta película".
En última instancia, la intensa devoción con la que Krasinski se esfuerza para lograr que cada latido, cada paso y cada emoción de la película sea trascendente tiene un objetivo final: mantener al público activamente inmerso en el centro de este mundo silencioso que en cualquier momento puede explotar súbitamente en un fragor de discordia y horror.
Krasinski resume: "Quiero que el público se esté preguntando constantemente ¿Qué haría yo en esta situación? ¿Cómo podría estar en silencio? ¿Qué haría para asegurarme de que mi familia sobrevive?".
"Espero que la película ofrezca una experiencia estremecedora y terrorífica, pero a la vez también quiero que muestre la fortaleza de una familia", concluye Krasinski. "Los Abbott únicamente pueden apoyarse los unos en los otros, no tienen a nadie más, y no pueden ir a ningún otro sitio, no pueden escapar. Tienen que permanecer en su granja familiar y aprender a sobrevivir juntos. En ese sentido, es el amor que sienten los unos por los otros, cómo se comprenden unos a otros, lo que se convierte en su mayor fuerza y el instrumento a través del cual encuentran la oportunidad de vivir un día más".