YULI es el mote que le pone a Carlos Acosta su padre, Pedro. Desde pequeño, Yuli huye de cualquier forma de disciplina o educación, y es en las calles de un barrio humilde de La Habana donde lo aprenderá casi todo. Pero Pedro sabe que su hijo tiene un talento natural y le obliga a asistir a clase en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Contra su voluntad y a pesar de su indisciplina inicial, Yuli termina cautivado por el mundo del baile. Ya desde la infancia empezará a forjar su leyenda como uno de los mejores bailarines de su generación, a menudo rompiendo tabús y llegando a ser el primer artista negro que hará de Romeo en el Royal Ballet de Londres, donde se labrará una carrera legendaria como primer bailarín durante diecisiete años.