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  Mortal engines  Dirigida por Christian Rivers
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MORTAL ENGINES es una aventura épica dirigida por el artista de efectos especiales ganador de un Oscar® Christian Rivers (King Kong). El proyecto cuenta además con la participación de Peter Jackson, ganador de tres Oscar® y director de las trilogías El Hobbit y El Señor de los Anillos, que, junto a Fran Walsh y Philippa Boyens, firma el guion. El equipo de efectos visuales creados en Weta Digital está liderado por Ken McGaugh, Kevin Smith, Luke Millar and Dennis Yoo. La película es una adaptación de la galardonada saga homónima de libros de Philip Reeve, publicada en 2001 por Scholastic Corporation.

Los productores de la cinta son Zane Weiner (la trilogía El Hobbit), Amanda Walker (la trilogía El Hobbit) y Deborah Forte (Pesadillas), así como los propios Walsh y Jackson. Ken Kamins (la trilogía El Hobbit) se une a Boyens como productor ejecutivo. Universal Pictures distribuirá la película en todo el mundo.

La película se proyecta en 3D.


Creación y cataclismo (La tetralogía de Máquinas Mortales)
Al autor e ilustrador Philip Reeve le llevó siete años terminar su primera novela para jóvenes adultos, Máquinas Mortales, publicada por primera vez por Scholastic en 2001. "Lo más ambicioso que se me ocurría era una ciudad sobre ruedas, pero claro, tuve que preguntarme qué sentido tenía aquello", dice Reeve. "Parecía arcano, pero luego me di cuenta de que una ciudad sobre ruedas podría dar caza a otras metrópolis de menor envergadura..., y cuando desarrollé aquello, de pronto todo encajó".

La aclamada novela, que ganó el Premio a la Mejor Ficción para Niños de Guardian, el Premio al Mejor Libro de Los Angeles Times, el Premio Smarties Gold y la distinción al Libro del Año de Blue Peter, fue una de las seleccionadas para el prestigioso Premio Whitbread y acabaría convirtiéndose en una saga de cuatro libros conocida como la tetralogía de Máquinas Mortales: Máquinas Mortales, El Oro del Depredador, Inventos Infernales y Una Llanura Tenebrosa.

La historia de Reeve se desarrolla siglos tras la destrucción de la civilización a causa de un cataclismo conocido como la Guerra de los Sesenta Minutos. Desde entonces, la humanidad se ha adaptado, y se ha desarrollado una nueva forma de vida. Gigantescas ciudades móviles recorren la Tierra, asediando y cazando a ciudades de tracción de menor envergadura. Tom Natsworthy, procedente de un Nivel Inferior de la gran ciudad rodante de Londres, se ve luchando por su propia supervivencia tras un encuentro con la peligrosa fugitiva Hester Shaw. Dos personas opuestas, cuyos senderos nunca debieron haberse cruzado, forjan una insospechada alianza destinada a cambiar el curso de la historia.

Durante el tiempo que pasó estudiando en la facultad de Arte, Reeve experimentó con una cámara Super 8, pero decidió que sería más fácil ilustrar y escribir novelas que hacer películas. ("No hay que dar de comer a la gente ni ocuparte del vestuario", nos explica con indiferencia). Pero, pese a todo, tenía una clara visión del futuro cinematográfico de su historia. "Máquinas Mortales siempre ha querido ser una gran película de acción, según iba creciendo", dice Reeve. "Tiene una estructura en tres actos y piezas en grandes sets. Todo apunta a la fórmula perfecta para ser filmada".

La presidenta de Scholastic Media y productora de MORTAL ENGINES Deborah Forte no podría estar más de acuerdo. "Hay un poco de actor en Philip, y también un poco de director, así que, cuando escribe, lo hace de un modo muy cinematográfico", dice Forte. "Sabes cómo es el mundo, el aspecto que tiene y las sensaciones que evoca estar allí". Y Forte, que había ayudado a llevar a la gran pantalla La brújula dorada, inmediatamente pensó en un cineasta con una extraordinaria visión y una increíble sensibilidad para adaptar Máquinas Mortales y convertir la novela en una experiencia cinematográfica de primer orden: Peter Jackson.


Acción Jackson (De las páginas a la pantalla)
Jackson y su compañeros cineastas Fran Walsh y Philippa Boyens no tenían precisamente pensado hacer otra película de fantasía con su mundo propio cuando Forte les hizo llegar el material original, allá por 2005. "Después de El señor de los anillos recibimos montones de proyectos, y en muchas ocasiones eran de fantasía", dice Boyen. "Me llegó un correo electrónico de Peter pidiéndome que me leyera ese libro. No me contó mucho al respecto porque quería mi opinión sincera. Y debo decir que me enganché desde la primera frase. Devoré página tras página, esperando enamorarme de los personajes y encontrarme con un final alucinante, y efectivamente cumplió todas mis expectativas. Total, que escribí a Peter y le dije que, sin duda, era una historia extraordinaria".

Desde el primer momento, Jackson estaba muy emocionado con las ideas y las imágenes de Máquinas Mortales. "La sociedad que se muestra en el libro ha reconstruido una semblanza de lo que era en un pasado, solo que ahora las ciudades se mueven literalmente", nos cuenta Jackson. "Son ciudades gigantescas de tracción. Londres tiene más de un kilómetro y medio de longitud, y persigue y engulle a ciudades más pequeñas a lo largo y ancho del Gran Territorio de Caza, que es esencialmente Europa".

En ese concepto de futuro de Reeve está integrado el concepto de darwinismo municipal. "En su forma más simple, las ciudades más grandes devoran a las pequeñas", explica Jackson. "Las ciudades pequeñas engullen a las más pequeñas, y las más pequeñas a las minúsculas. Lo ven como una evolución muy natural. Cuando nos unimos a esta historia, el sistema ya lleva en desarrollo más de 1000 años, así que está muy asentado". Tras una pausa, añade: "El problema del darwinismo municipal es que tiene un límite. Llega un punto en que las grandes ciudades engullen a tantas de menor envergadura que no quedan más, así que tienen que, o bien enfrentarse entre sí, o bien buscar otro tipo de presas".

A Peter Jackson le fascinó la idea de ciudades sobre ruedas devorándose entre sí, así como los elementos narrativos y emotivos de amor, compasión, venganza y liberación. "Uno siempre anda a la búsqueda de historias con humanidad", dice Jackson. "Máquinas Mortales tiene ese ingrediente".

La productora de Jackson Wingnut Films dedicó quedarse con la propiedad intelectual y comenzó la preproducción de MORTAL ENGINES en Nueva Zelanda en 2008, pero el proyecto tuvo que quedarse en segunda fila unos cuantos años mientras Jackson y su equipo creaban la trilogía de El Hobbit.

Tras el estreno de la última entrega de El Hobbit, La batalla de los cinco ejércitos, en 2014, Jackson decidió escribir y producir MORTAL ENGINES, y tanto él como Fran Walsh le pidieron a su habitual colaborador Christian Rivers que la dirigiese. "Siempre he querido producir algo para Christian, y este era el momento perfecto para ello", dice Jackson. Además añade, riéndose: "¡Si Christian puede dirigir MORTAL ENGINES, al menos yo puedo ver la película!".

Hace veinticinco años, Rivers le envió una carta a Jackson declarándose fan, e incluyó dibujos de dragones para pedirle trabajo. Jackson quedó muy impresionado y le contrató. El primer encargo de Rivers fue hacer el storyboard del primer largometraje de Jackson, Mal gusto. Siguieron trabajando juntos y, de ese modo, sus carreras se expandieron paralelamente. Rivers acabó ganando un Oscar® a los Mejores Efectos Visuales por su trabajo en la película de 2005 King Kong, y Jackson supo desde ese momento que Rivers tenía un don para contar historias y que sentía la pasión necesaria para transmitir emociones complejas en la gran pantalla.

Rivers, sin embargo, no esperaba tener la oportunidad de dirigir MORTAL ENGINES.

La oferta de Jackson, en palabras de Rivers, "llegó como un tren de mercancías". Por suerte, estaba bien preparado. Rivers había diseñado el plan previsual de la película años atrás y conocía a fondo el proyecto. Con todo y con eso, era perfectamente consciente de la enormidad de la propuesta. "¿Cómo demonios conviertes esto en una película?". Eso fue lo primero que pensó. "¿Cómo le vendes al público estas ciudades gigantes móviles? ¿Cómo haces creíble todo ese proceso? En un libro hay mucha metáfora, pero la película tiene que ser totalmente literal".

Por suerte, su equipo y él habían experimentado anteriormente la experiencia de traducir mundos fantásticos de la literatura al formato cine. "Es algo en lo que tenemos mucha experiencia", dice la productora Amanda Walker, que ejerció de productora asociada en la trilogía de El Hobbit. "Hemos usado en el pasado material muy cinematográfico, cosas que nunca habíamos visto antes. A nuestros artistas les encanta responder a ese material y afrontar el desafío de crear un mundo que nadie haya experimentado con anterioridad".

Por si fuera poco, el oscarizado equipo formado por Fran Walsh, Philippa Boyens y Jackson se habían comprometido a escribir la adaptación. "Nos conocemos mucho y confiamos los unos en los otros", explica Boyens. "Y nuestra colaboración se basa en el respeto".

Desde el comienzo, Walsh, Boyens y Jackson comprendieron que el guion necesitaba explicar el mundo de Máquinas Mortales al público sin sacrificar la velocidad y la agilidad de la narrativa. "El secreto es contarle a la gente cómo funciona este mundo sin hacer pesada la historia", dice Boyens. También sabían que ese gigantesco mundo necesitaba cimentarse en una historia humana, real y emocionalmente auténtica. "Este mundo de Máquinas Mortales resultaba muy novedoso", dice Boyens. "Al mismo tiempo, la propia historia aúna todos los elementos supervivientes de la humanidad".

Esa humanidad precisamente ocupa el núcleo de todas las historias que el equipo cuenta en sus películas. "No tiene sentido hacer una película a menos que cuentes con personajes con los que puedas identificarte", aclara Jackson. "Es decir, ¿para qué molestarse? Aunque estemos pensando en cómo sería ese futuro de dentro de 1700 años en MORTAL ENGINES, los seres humanos siguen siendo seres humanos. Si volviéramos al pasado, dos o tres mil años atrás en el tiempo, podríamos sentarnos a cenar con alguien del Antiguo Egipto o de Roma, y probablemente encontraríamos muchas cosas comunes para reírnos y conectar, aunque sea una persona de un mundo completamente diferente. Puede que el entorno cambie, puede que la sociedad cambie, pero la humanidad siempre está ahí. Por descabellado o fantástico que sea el mundo que creamos a su alrededor, nos aseguramos de habitarlo con personajes con los que uno pueda conectar".


El casting
Personajes complejos, caras nuevas (La búsqueda global de un reparto singular)

La mayoría de los personajes principales de MORTAL ENGINES tienen veintipocos años, por lo que los cineastas decidieron buscar para esos papeles a actores que el público general aún no conociese demasiado. "Cuando los protagonistas son personajes jóvenes, para interpretar a gente de a pie es mejor contar con la interpretación de rostros menos conocidos", explica Jackson. "Por eso decidimos ampliar la red de búsqueda para este reparto, y buscamos en todo el mundo actores jóvenes con caras nuevas que creíamos que podían transmitir la complejidad de la historia humana que sirve de hilo conductor de la película".

En este mundo futuro, los acentos ofrecen una fuente de información crucial acerca de los personajes. La gran mayoría de los 50 papeles con intervenciones requirieron que los actores modificaran o cambiaran completamente su acento nativo. Para supervisar este proceso, los cineastas ficharon al coach de dialectos residente en Inglaterra JAN HAYDN ROWLES (Juego de tronos). Casi todos los personajes que viven en Londres tienen acento británico, aunque se utilizaron variantes para indicar su Nivel de procedencia. Esencialmente, cuanto más bajo es el Nivel, más común es el acento. Rowles colaboró con todos y cada uno de los actores, ayudándoles a perfeccionar el acento para ajustarlo a las necesidades particulares de su papel.

Hester Shaw (Hera Hilmar)
La heroína, Hester Shaw, es "uno de los personajes modernos más alucinantes que se hayan escrito", dice Rivers. Herida de niña en una trifulca que acabó con la vida de su madre, Hester ha quedado marcada con una cicatriz facial que le sirve de constante recordatorio de aquel brutal crimen. También sirve de catalizador para la transformación de Hester en la superviviente definitiva, y en una mujer alentada por el deseo de venganza. "Lo que me gusta de Hester es que es la respuesta al misterio de toda la historia de la película", dice Boyens. "Lo que pasa es que aún no lo sabe. Al final descubre que realmente es parte de un misterio de mayores dimensiones y de una amenaza mucho mayor, no solo para sí misma, sino para todo el mundo".

Tras el asesinato de su madre, Hester fue encontrada y criada por Shrike, un "hombre resucitado" que es mitad humano, mitad máquina. La mantuvo a salvo, pero tampoco era el modelo ideal para su desarrollo emocional y social. "Criarse con Shrike le ha originado ciertos problemas de personalidad a Hester", dice Jackson. "Resulta fascinante porque es un personaje cuya motivación es asesinar a alguien. Normalmente, esa clase de personajes son los malos de la película, gente con la que no empatizas. En este caso, la historia te hace emprender un viaje en el que comprendes, esté bien o mal, por qué quiere hacer algo así".

La búsqueda de la actriz perfecta para Hester fue intensa, clave y global. El papel es el centro emocional y narrativo del proyecto. Dar con una actriz que fuera capaz de transmitir esa singular alquimia de fuerza y vulnerabilidad, misterio y peligro, ira justiciera y espíritu herido, resultó elusivo hasta que llegó un casting grabado de la actriz islandesa Hera Hilmar, que ya había aparecido en An Ordinary Man y Anna Karenina. "Era perfecta", dice Rivers. "Relativamente desconocida, cautivadora, bella y frágil, y enseguida supimos que podíamos hacerle lucir la cicatriz".

El casting grabado era tan potente, de hecho, que los cineastas, tras una llamada por Skype con Hilmar, la ficharon sin conocerla en persona. "Hera me recuerda a Ingrid Bergman", dice Boyens. "Una belleza clásica y un alma vieja que irradian calma; el cóctel perfecto para el papel de Hester".

La actriz se mostró emocionada con la posibilidad de interpretar un papel tan complejo y temerario. "Hester es un personaje único y fascinante en todos los aspectos", dice Hilmar. "Me encanta su ferocidad y su falta de remordimientos, aunque anda eternamente a la búsqueda, le falta algo. Hester es una mujer furiosa con un objetivo, deseando jugárselo todo para vengar lo ocurrido con sus seres queridos".

Al comienzo de la película, Hester lleva seis meses sola en un desierto baldío. Hilmar quiso investigar y entender esa clase de aislamiento. "Intento sentarme a meterme en un personaje todo lo posible siempre que me preparo para un papel", dice Hilmar. "Siento como si tuviera que dar relieve a todo a mi alrededor, sumergirme por completo. Para Hester, fui a parajes remotos que encontré en Nueva Zelanda para tratar de imaginar cómo sería no tener a nadie con quien contar, vivir en la descarnada naturaleza habitada por formas de vida salvaje, y cómo haría para sobrevivir, tanto física como mentalmente".

Su acento en la película refleja el aislamiento de su infancia. La madre de Hester en la película tiene acento norteamericano, pero a nuestra protagonista la ha criado Shrike, que es en parte máquina. Rowles, coach de dialectos, trabajó con Hilmar para conseguir un acento estadounidense, pero sin limar intencionadamente todas las influencias islandesas de la actriz. Al final, en palabras de Rowles, acabaron consiguiendo "algo bastante único y perfecto para Hester, que es una forastera en Londres".

Tom Natsworthy (Robert Sheehan)
El personaje de Tom Natsworthy es, en muchos aspectos, lo contrario a Hester. Criada en el interior de la ciudad rodante de Londres, no tiene noción real del mundo exterior. "Tom vive muy refugiado", dice Jackson. "Nunca ha tocado realmente el barro o la hierba; nunca ha puesto pie en un tierra firme. Toda su vida ha estado en movimiento en las cubiertas de la ciudad de Londres. Lo han criado para creer que todo lo que no es parte del mundo de tracción hay que temerlo y considerarlo una amenaza para las ciudades móviles".

Huérfano desde niño, cuando sus padres murieron en un accidente, Tom fue acogido por el Gremio de Historiadores y lleva la típica senda de un joven en Londres. "Tom representa a mucha gente", dice Rivers. "Su vida no está mal. Tiene buenas intenciones; básicamente es un haragán insolente. Cree en el sistema que es Londres".

Pero el mundo de Tom pronto se volverá del revés y sus creencias básicas sobre Londres (y sobre en quién puede confiar) serán puestas a prueba cuando se topa con Hester Shaw y se encuentra huyendo con ella fuera de la fortaleza protectora de la ciudad. "Su viaje consiste en un desencantamiento progresivo con Londres y en sobrevivir con Hester en el mundo estático", dice Jackson. "Ella es una completa extraña para él, no le tiene ningún aprecio. Forman una pareja de extremos que tiene que sobrevivir en un mundo inclemente".

Los cineastas querían dar con un actor que aportara "ligereza y humor, y mucha personalidad al papel", dice Rivers. Tom necesita ser accesible y de referencia porque sirve también como entrada del público a este extraño nuevo mundo. "Tom es uno de nosotros, y filtramos la historia a través de sus ojos", dice Jackson.

Dieron con todas esas cualidades y más en el actor irlandés Robert Sheehan (Fortitude, Misfits (Inadaptados)). "Robbie es irrefrenable y siente curiosidad por todo. Son atributos perfectos para Tom", dice Boyens. Y el actor inyectó el mismo entusiasmo y su energía positiva a la preparación para el papel. "Dotó al personaje de muchas facetas que no aparecen en el guion, y eso es un sueño hecho realidad para los cineastas", dice Jackson. "Es perfecto cuando un actor entra al trapo y se hace con el control absoluto del personaje para convertirlo en alguien cautivador, divertido y encantador. En definitiva, mucho más de lo que nosotros podíamos expresar por escrito".

Hester y Tom (El amor en tiempos de tracción)
"En el fondo es una historia de amor", desvela Jackson. "Pero no empieza como tal. Comienza con una asesina que intenta matar a alguien y un joven ingenuo que trata de detenerla. Durante mucho tiempo no se fían el uno del otro".

Para Sheehan, la interacción entre Tom y Hester, así como la eventual intensificación de esa conexión, era tan importante como el desarrollo de su carácter individual. "Tom y Hester son dos personas que afrontan grandes adversidades y son como el día y la noche, pero se ven obligados a estar juntos e, insospechadamente, la historia de amor se desarrolla", nos explica Sheehan. "El trabajo de Hera y el mío han sido crear la hoja de ruta de esa historia de amor. La gente tiene que sentirse ligada a los seres humanos tanto como a la emoción. Esta historia tiene que conectar con su humanidad".

Dar con el equilibrio adecuado para esa historia de amor fue un elemento crucial. " Tom y Hester se convierten en dos personas capaces de confiar el uno en el otro y acaban siendo almas gemelas", asegura Rivers. "El amor de Tom por Hester es una agradable sorpresa y no resulta forzado".

La admiración de Sheehan por su compañera protagonista surgió con la misma facilidad. "Hera interpreta a Hester con una enorme vulnerabilidad", dice Sheehan. "Transmite una enorme energía, tanto delante de las cámaras como fuera del papel. Cuando te habla, te atrapa en una especie de “halo Hera”. Resulta increíblemente fascinante y carismática, y aporta un toque salvaje a Hester, como un guerrero de la naturaleza empuñando un cuchillo".

En opinión de Hilmar, trabajar con Sheehan es tan vigorizante como entretenido. "Tiene energía a raudales y se la transmite a todos a su alrededor. Hemos realizado todo un viaje juntos, Robbie y yo", dice Hilmar, riéndose. "Para nuestras primeras escenas juntos, en los que nuestros personajes están en plan “desaparece de mi vista” hasta que conocen los detalles mutuos más íntimos, desarrollamos la relación entre ellos y, al mismo tiempo, nuestra propia relación como actores, para conocernos mejor como personas. Robbie tiene una motivación y una curiosidad por la vida que transmite bien a Tom. ¡Con Robbie en el set, no hay dos días iguales!".

Thaddeus Valentine (Hugo Weaving)
Para el papel del apuesto Thaddeus Valentine, el equipo recurrió a un actor al que conocían de sobra: Hugo Weaving. Tras interpretar a Elrond en El señor de los anillos y El Hobbit, el actor australiano estaba más que dispuesto a cruzar el charco para viajar a Nueva Zelanda de nuevo. "Me encanta venir a Wellington", confiesa Weaving. "Aquí la gente es increíblemente creativa, adaptable, fácil de tratar y simpática. Y todo eso juega un papel determinante en la realización de una película tan increíblemente descomunal como esta".

Thaddeus Valentine es el principal Arqueólogo de la ciudad y despierta la admiración de todos los londinenses por sus valientes expediciones e importantes descubrimientos. Valentine proviene de una familia humilde, pero ahora vive en un ambiente rarificado porque, según Rivers, ha recibido "privilegios especiales y posicionamiento por obra del Alcalde, debido a su popularidad y a su promesa de crear un futuro mejor para Londres".

La profesión del personaje también brinda un contexto iluminador en el mundo futuro del largometraje. Valentine estudia el pasado, pero su pasado es nuestro presente. "Esta es la Edad Oscura del futuro", dice Weaving. "Hemos perdido la tecnología y la ciencia; hemos perdido el conocimiento. Los Arqueólogos se encargan de recuperar vieja tecnología y de reciclarla, remodelarla y reinterpretarla. Están reconstruyendo la ciencia y la tecnología. Valentine ha adquirido mucha fama por sacar a la luz muchos de esos artilugios".

Pero su investigación del pasado ha modelado su idea del futuro, y no de un modo precisamente altruista. "Valentine está dispuesto a hacer algo inmoral, si es por un bien mayor", dice Rivers. "Ve la vida en ciudades de tracción como un sistema con defectos, y casi nos convence de su visión de las cosas".

Además, no es exactamente quien hace creer que es. De hecho, Weaving se sintió intrigado por la dualidad del papel. "Es el héroe romántico que todo el mundo conoce, pero también es un forastero en Londres y se siente solo", asegura Weaving. "Es un aventurero, muy independiente, enormemente inteligente y de gran ingenio. Pero, además, tiene facetas muy complejas. Y eso, al igual que su origen, juega una importante baza a medida que la película avanza. Acabamos viendo un lado mucho más oscuro de su personalidad".

Nadie estaba más preparado para interpretar ambas caras de Valentine. "Hugo irradia confianza en sí mismo, y es una persona en la que es fácil confiar de forma absoluta", asegura Jackson. "Valentine no tiene un código moral convencional, y Hugo sabe imprimir esa calma segura al personaje. Y se adentra en el lado oscuro para personificarlo de formas sorprendentes". Tampoco viene nada mal, en palabras de Sheehan, que Weaving sea "una enorme nube de carisma".

Katherine Valentine (Leila George)
Katherine Valentine, hija de Thaddeus Valentine, es una joven privilegiada del Nivel Superior de Londres. Es cálida y amable, pero su vida de alto estatus la ha aislado de algunas de las realidades más crudas de la vida. Para darle vida, los cineastas eligieron a la actriz australiana Leila George, que acababa de salir del Lee Strasberg Theatre and Film Institute y que debuta en la gran pantalla con este papel.

"Katherine es un personaje rebosante de vida", dice George. "Le emocionan las novedades y le gusta gustar. Siempre está dispuesta a ayudar. Ha vivido en un cascarón y está atravesando la típica fase en la que comienza a entender que su padre también es un ser humano". La creciente consciencia de Katherine no se restringe a su padre. "Empieza a descubrir que su mundo esconde verdades oscuras", dice Rivers. "Percibe que algo va mal y asume el riesgo de ir a desvelarlo. Cuando ve una injusticia, hace lo posible por cambiarla".

El despertar de Katherine, sin embargo, amenaza con hacer tambalearse la cercana relación que mantiene con su padre. "Cuando conocemos por primera vez a Valentine y Katherine, su relación podría calificarse de envidiable para mucha gente", dice Weaving. "Confían muchísimo el uno en el otro. Básicamente, ella ha crecido a imagen y semejanza de su padre". Ese vínculo comienza a resquebrajarse, sin embargo, cuando Katherine empieza a dudar de la verdadera motivación de su progenitor, así como de sus actos. "La verdad es mucho más compleja, y descubre cosas francamente terribles que él ha hecho", nos cuenta Weaving.

Eso, en opinión de Boyens, demuestra ser un pilar de uno de los principales temas de la película. "Parte del alma de esta historia consiste en desenterrar el pasado, descubrir la verdad, y esa parte de la historia la desarrollan los dos principales personajes femeninos, que me encantan", confiesa Boyens. "Katherine sufre una experiencia brutal cuando abre los ojos y se da cuenta de que todo lo que pensaba que era cierto en realidad no lo es. Muy rápidamente, tiene que tomar una decisión sobre lo que va a hacer al respecto. Ha vivido protegida, y ahora tiene que ser valiente".

Bevis Pod (Ronan Raftery)
Más o menos cuando Hester Shaw llega a Londres, Katherine Valentine conoce a un Ingeniero de baja estofa llamado Bevis Pod. Al principio, él no confía en ella. Bevis es curioso, y sincero, y sus observaciones lo han expuesto al lado más siniestro de Thaddeus Valentine. Su situación en la vida implica que es muy improbable que se haga escuchar. "A Bevis lo han enseñado a no pasarse de la raya", dice Rivers. "Sin embargo, le brindan la oportunidad de ayudar a Katherine a marcar la diferencia. Y elige asumir riesgos para intentar cambiar la sociedad a mejor. Katherine y Bevis se alían y se brindan fuerzas mutuamente".

El actor irlandés Ronan Raftery, conocido por su trabajo en Criaturas fantásticas y dónde encontrarlas y El asedio de Jadotville, se mostró muy emocionado desde el principio con la oportunidad de interpretar a Bevis. "Bevis está desilusionado con el funcionamiento de la ciudad y sospecha de cualquiera de los Niveles Superiores, es decir, de quienes gobiernan la ciudad", dice Raftery. "Ha visto de primera mano las peligrosas mentiras que les venden a los londinenses y a los recién llegados".

Por eso, no recibe a Katherine precisamente con los brazos abiertos cuando esta aparece. "Katherine es del Nivel Uno, así que Bevis es muy cauto con ella, casi hasta la hostilidad, en el momento de conocerse", nos explica Raftery. "Encarna la desigualdad social que tanto odia Bevis, pero enseguida se da cuenta de que Katherine no una privilegiada más. Admira mucho lo fuerte que es. Se trata de una chica que toma totalmente las riendas de su destino, sin miedo a enfrentarse a quien sea, independientemente de las consecuencias".

Ella también siente esa conexión. "A Katherine le gusta Bevis porque es el chico malo que está ahí para ayudarla", dice George. "Es la primera vez que siente que un chico la emociona, y esas sensaciones llegan justo cuando está cuestionando la fe que le tiene a su padre".

Fue de gran ayuda lo bien que Raftery y George conectaron durante las tres semanas de preproducción en Nueva Zelanda. "Trabajar con Leila ha sido una maravilla", dice Raftery. "Es fantástica. Siempre venía muy bien preparada y sin miedo a nada. Te obliga a rendir al máximo nivel cuando compartes una escena con ella".

Shrike (Stephen Lang)
Uno de los personajes más fascinantes del universo de MORTAL ENGINES es parte humano, parte autómata: Shrike. De cientos de años de edad, Shrike es el último "stalker" conocido sobre la faz de la Tierra, un hombre muerto y resucitado por la tecnología. "Están fabricados para matar", dice Jackson. "Cogían cadáveres humanos de los campos de batalla y los convertían en soldados absolutamente poderosos y despiadados. En otras palabras: esa gente perdía gran parte de su humanidad. Tienen un cerebro humano dentro del cráneo metálico, pero han perdido todo rastro de compasión y conciencia. Les encomiendas una tarea y la cumplen. Ahora ya no hay más guerras que librar, de modo que el personaje de Shrike se ha reconvertido en cazarrecompensas".

De casi tres metros de altura y apariencia robótica, se trata de un personaje que guarda mucho más de lo que aparenta. "Shrike es interesante porque lo han programado robóticamente hasta un cierto grado, pero con el paso del tiempo ha ido conectando cada vez mas con el ser humano que era antes de morir", nos revela Hilmar. "Está descubriendo su humanidad, lo cual lo convierte en un personaje fascinante".

Irónicamente, en un principio vislumbramos esa humanidad en el modo en que Shrike se relaciona con las máquinas. "Su afición es restaurar viejos autómatas que encuentra en diferente estado de deterioro", dice Jackson. "Se dedica a restaurarlos meticulosamente para volverlos a poner en marcha y devolverlos a la vida. Es un aspecto de Shrike que, personalmente, me parece un tanto triste y conmovedor".

Aunque Shrike se muestra como un personaje digital en pantalla, los cineastas sabían que dar con la persona perfecta para interpretar el papel mediante captura de movimiento era crucial. "Queríamos asegurarnos de dar con un actor que se metiese totalmente en el papel y en la emoción del personaje", dice Rivers. Y dieron con esos requisitos en Stephen Lang, que ya había despuntado previamente con el éxito mundial de Avatar, y que impactó a los cineastas con su aterradora pero empática actuación en el thriller No respires.

Lang se sintió inmediatamente cautivado por el personaje desde el momento en que leyó el guion. "Cuando llegué a Shrike en el guion se me pusieron los pelos de punta", asegura Lang. "Sentí en el fondo de mi corazón que era un papel desgarradoramente bonito y que estaba destinado a interpretar. Provoca terror, pero hay algo en él que despierta compasión". Lang se sintió intrigado por las contradicciones de Shrike. "Para ser un personaje al que han vaciado, demuestra estar lleno de cosas. Para ser un personaje que detesta los recuerdos y no sabe cómo emplearlos, vive completamente obsesionado con ellos. Para ser un personaje sin corazón, resulta tener el más grande de todos".

Lang abrazó el papel sin reservas. "La regla número uno es ponerse al servicio de la actuación", dice. "Tengo que dar un salto de fe y convencerme de que puedo interpretar el personaje. Soy la primera línea de defensa para Shrike. Si no siento una total convicción yo, ¿quién la va a sentir?".

Para documentarse para su interpretación, Lang se inspiró en las aves de presa. "Observé la paciencia que tienen esas aves y su lenguaje corporal cuando se posan", nos cuenta. "Quería adoptar una posición física de descanso para Shrike que no fuera como la de un ser humano. Cuando trabaja, parece que adoptara esa clase de postura. Es una forma de marcar la diferencia, como un signo distintivo".

Lang también estudió a la mantis religiosa y los cisnes, pero fue un vídeo de YouTube del bailarín Rudolf Nureyev en El lago de los cisnes lo que le ayudó a determinar el aspecto físico de Shrike. "Cuando Nureyev se mueve, sus brazos no se mueven, y eso no es humano", dice Lang. "Nosotros contrapesamos con los brazos cuando andamos. Nureyev mantiene los brazos hacia atrás, como un ave con las alas plegadas. Resulta increíblemente grácil y se aprecia un aspecto ligeramente robótico, lo cual le viene como anillo al dedo a este personaje".

Encontrar la voz de Shrike presentó sus propios desafíos. "Cada vez que Shrike habla en el libro, se indica en mayúsculas", nos explica Lang. "Su voz se describe como dedos en un encerado, lo cual queda muy bien en el libro, pero no dice mucho en pantalla".

Para ayudar a Lang con la producción y proyección de la voz de Shrike en el set, el departamento de sonido creó lo que quedó bautizado cariñosamente como el "Stalker Talker" ("locutor de stalker"). Este invento consistía básicamente en un micrófono que amplificaba y distorsionaba el registro de voz, e incluía un auricular para que Lang pudiera escucharse fácilmente. Pero Lang no se limitó a dejar que el dispositivo hablara por él. Se propuso crear la voz más "Shrikeable" posible. "Teníamos que metamorfosearla y convertirla en algo escuchable", dice Lang. "Es neumática, eléctrica y tiene un toque de máquina".

Hester y Shrike (La humanidad de la inhumanidad)
Cuando la madre de la joven Hester muere asesinada, Shrike es quien la rescata y la adopta. Es una relación compleja y poco convencional. Para Shrike, en palabras de Lang, encontrar a Hester es "lo mismo que encontrar un objeto brillante. Shrike no sabe por qué la tiene, pero ella se convierte en parte de su rutina porque necesita hacer las cosas con un determinado orden. Acaban desarrollando familiaridad, dentro de su frialdad. La pregunta es: ¿hasta qué punto él la deshumaniza a ella y ella lo humaniza a él?".

Hilmar tiene varias escenas con Lang y admite que le llevó un tiempo acostumbrarse al traje de captura de movimiento. "Básicamente, Lang tenía que actuar con un pijama gris lleno de marcadores y su nombre escrito claramente en la parte frontal: SHRIKE/SLANG", nos cuenta. "Creo que es difícil no verle a eso su lado cómico, pero luego te olvidas rápidamente cuando te metes en las escenas. Stephen dio vida a Shrike tan maravillosamente que el personaje estaba totalmente presente, con o sin alma, con o sin pijama. Se convertía totalmente en su esencia, y los detalles de su apariencia dejaban de importar. Solo veías al personaje".

A través de Hester, desarrolló su perspectiva sobre la relación que mantenían. "Intentaba entender a Shrike pensando en él como alguien con serias dificultades a la hora de relacionarse con otra gente; alguien con una manera de enfocar las cosas muy diferente en el aspecto social", dice.

Lang solo tiene palabras de elogio para su compañera de reparto. "Hera desprende una gran fuerza y solidez, y no hay nada convencional sobre ningún aspecto de su persona", dice. "También demuestra dulzura, vulnerabilidad y sentido del humor. Tiene madera, y fue un placer trabajar con ella".

Anna Fang (Jihae)
Uno de los personajes más coloridos de MORTAL ENGINES es la aviadora antitracción Anna Fang. Se trata de una piloto de caza de la resistencia a cuya cabeza le han puesto precio. Fang ha construido su propio transporte aéreo, y es conocida por su incansable búsqueda de la justicia y sus asombrosas dotes de combate. "Cuando comienza la película, vemos a Anna Fang como la mala indiscutible de la historia", dice Jackson. "Pero luego nos adentramos más en el personaje y comenzamos a darnos cuenta lentamente de que hay humanidad ahí, de que alberga una implacable determinación por cumplir aquello en lo que cree".

Anna Fang es la líder de la Liga Antitracción, una organización de "casi terroristas, o al menos esa es la propaganda que se les hace en Londres", nos explica Jackson. "Creen que la humanidad no debería vivir en ciudades móviles devorando ciudades, sino que la gente debería asentarse y cultivar, más o menos lo que hacemos ahora. Sus creencias no son especialmente malas, pero son tipos duros de pelar liderados por Anna Fang, que no es precisamente alguien con quien se pueda bromear".

Para el papel de Fang, los cineastas eligieron a Jihae, relativamente nueva en el mundo de la interpretación. Esta surcoreana de enorme talento y música consagrada en el mundo del rock, creció en Estados Unidos, donde se aficionó a las artes marciales. Sin duda, estaba preparada para el papel de la heroína, a quien ella describe como una "líder agresiva, inclemente y temeraria con mucha compasión por los oprimidos".

Según Jackson, Jihae "emana una elegancia y una fuerza que son exactamente lo que requiere el papel de Anna Fang. Es una actriz fantástica e interpreta a un personaje cuyas creencias están alineadas con las suyas en cierto modo, así que le resulta fácil meterse en su pellejo con mucha convicción y autenticidad".

La Liga Antitracción
La Liga Antitracción ha aglutinado a una mezcla de miembros apasionados y valientes procedentes de todo el planeta. Para interpretar a esta agrupación, los cineastas ficharon a un grupo de intérpretes muy heterogéneo. Los seis actores se integraron entre sí como un equipo pasando tiempo juntos. Cada uno de ellos desarrolló personalmente la historia de su personaje e incluso idearon un "grito de guerra" para llamarse en caso de necesidad.

"Lo usábamos para insuflarnos fuerza y energía", nos cuenta el actor británico-zimbabuense REGÉ-JEAN PAGE (Raíces, For the People), que da vida al Capitán Khora, una de las figuras más destacadas de la revolución contra las ciudades de tracción. "Nos lo soltábamos por la mañana en plan saludo o antes de una escena, cuando estábamos todos. Era como aullarle a tu manada de lobos".


La producción
Bienvenida maorí y horarios absurdos. Comienza el rodaje
MORTAL ENGINES comenzó su rodaje el 20 de marzo de 2017, que se efectuó en su totalidad en Wellington, Nueva Zelanda. La unidad principal rodó durante 86 días, y una segunda unidad estuvo rodando 61 días. Casi 1000 personas trabajaron en la película en el transcurso de la filmación, 98 por ciento de ellas neozelandeses.

En una ceremonia tradicional maorí conocida como "pōwhiri", el reparto y el equipo técnico recibieron la bienvenida de los “kiwis” locales en Stone Street Studios justo antes del rodaje, entre ellos un impresionante grupo kapa haka de jóvenes intérpretes. "Fue una ceremonia muy potente y conmovedora", dice Hilmar. "Ser bienvenidos en una sociedad de un modo tan personal e íntimo como la pōwhiri es todo un privilegio. Se dice que mantiene alejados a los espíritus malignos y que une al visitante y al anfitrión en amistad y paz. Evidentemente, da buena suerte al proyecto".

Una vez en el rodaje, Rivers admite que lo único más difícil de afrontar que un día de rodaje con sus retos era... el siguiente día de rodaje, claro. Tras haber dirigido una unidad complementaria en El Hobbit y la segunda unidad de Peter y el Dragón, así como su propio cortometraje, titulado Feeder, dirigir no era precisamente nuevo para Rivers, aunque hasta el momento su experiencia era casi totalmente al servicio de otros directores. "Lo más difícil de dirigir es acordarte de fiarte de tu instinto", dice Rivers "A veces, le das demasiadas vueltas a las cosas". Sin embargo, tenía un poderoso aliado en Jackson, que nunca andaba muy lejos. "Peter es el cerebro que me guía, aunque me deja dar forma a las cosas a mi modo", dice Rivers. "Es un cineasta fabuloso para tenerlo de tu lado".

Rivers, rodeado de un equipo técnico con el que lleva trabajando toda su carrera, prosperó en su cometido y no tardó en granjearse el afecto de los actores, que lo admiraban por su talento y su madurez personal. "Christian sabe comunicarse y trabajar tanto con los actores como con todo el equipo técnico", afirma Hilmar. "Aprovecha oportunidades, conoce la importancia del viaje de los personajes y ha acabado creando algo grande de verdad".

Sheehan supo apreciar la gran sensibilidad de Rivers con los actores y su entrega a las actuaciones. "Hubiera pensado que se centraría en los efectos visuales, pero jugó con diferentes ritmos en las distintas escenas", dice Sheehan. "Se entrega a trabajar contigo hasta que se queda satisfecho, pero también es muy decisivo y sabe exactamente lo que quiere".

El cinematógrafo Simon Raby disfrutó del proceso colaborativo fomentado por Rivers. Uno de los desafíos de Raby fue dilucidar cómo usar la iluminación para crear un aspecto que hiciera justicia al temperamento emocional y psicológico de una escena, sin que fuera demasiado obvio. "Se trata de crear forma sin que se note de dónde procede", dice Raby. Al mismo tiempo, se necesitaba también mucha luz en el set para "capturar los datos hasta un nivel que permita en postproducción encontrarlo todo en negro... y conferir latitud total a las 14 paradas de que disponemos".

El director de la segunda unidad GLENN BOSWELL (X-Men Orígenes: Lobezno, Matrix) también trabajó de coordinador de escenas peligrosas en MORTAL ENGINES. Boswell, de origen australiano, había trabajado en la trilogía de El Hobbit, lo que le había permitido entenderse rápidamente con muchos de los integrantes del equipo técnico de Nueva Zelanda. "Los neozelandeses son gente creativa, innovadora y capaz de improvisar", dice Boswell. "La velocidad y la capacidad que tienen en Nueva Zelanda para no sucumbir a los nervios siempre me impresiona. Mantienen la calma, piensan con claridad y llegan a soluciones rápidamente".

Toda gran aventura épica cinematográfica tiene su dosis de secuencias de lucha, y MORTAL ENGINES no es una excepción. Una entre Weaving y Hilmar requirió tres días de rodaje. "Es física y emocionalmente muy exigente, pero también muy divertido", afirma Hilmar. Nos cuenta, riéndose: "Pero a mí me encanta agotarme. A diario".

Page, que interpreta a un miembro de la Liga Antitracción, se mostró especialmente emocionado con sus escenas peligrosas. "Trabajar con el departamento de escenas peligrosas fue como recibir todos mis regalos de Navidad a la vez", asegura Page. "Es como la mejor atracción de Disneyland que haya existido..., solo que sin ir sujeto por correas de seguridad".