Dwayne Johnson encabeza el reparto de El rascacielos, en la piel del ex líder del cuerpo de rescate de rehenes del FBI y veterano de guerra norteamericano Will Sawyer, cuya ocupación actual consiste en evaluar la seguridad de los rascacielos. Estando de viaje de trabajo en China en una visita al edificio más alto y seguro del mundo -La Perla- se desata un incendio en una de las plantas y la policía le apunta a él como único responsable. Will se ve obligado a huir y a buscar por su cuenta a los responsables para demostrar su inocencia y, por encima de todo, rescatar a su familia atrapada en el interior del rascacielos en llamas.
Imagina Hong Kong: Diseño, cámaras y música
La creación de La Perla
Winston Churchill, al referirse a las sedes del parlamento del Reino Unido tras ser alcanzadas por bombas durante la segunda guerra mundial, dijo: 'Damos forma a nuestros edificios, luego ellos nos dan forma a nosotros'. Esta cita es la que inspiró al director de producción Jim Bissell a la hora de diseñar La Perla. "Un edificio, un trazado urbano da forma a la cultura en la que se ubica" dice Bissell. "Ha de formar parte de la cultura del lugar donde queríamos edificar. También tiene que ser arquitectónicamente viable y atractiva. A pesar de disponer tan solo de cinco meses para diseñarlo todo y preparar la película, tenía que parecer que La Perla lleva años de desarrollo".
Según explica Bissell: "El edificio no queda destruido, el edificio permanece. Es un símbolo de resiliencia y fuerza -al contrario del símbolo de presunción que representa El coloso en llamas, donde es una metáfora de 'que hemos ido demasiado lejos'. En aquella cinta los contratistas eran unos corruptos y el arquitecto tampoco era trigo limpio. Pero en El Rascacielos, el edificio es asombroso. Únicamente se ve amenazado por las fuerzas del mal".
Bissell y su equipo partieron de su labor de documentación de la cultura china, buscando un tema central que fuera el eje de la construcción. Se toparon con la fábula de la perla y el dragón y descubrieron que en la cultura china las perlas representan la obtención de la ilustración -o el viaje del alma hacia la iluminación. En la leyenda, el niño se convierte en un dragón en el río. Asimismo, uno de los documentalistas de Bissell descubrió un estuario del Río de la Perla que desemboca al mar en Hong Kong y que dicho río es con frecuencia representado por un dragón.
El diseñador se trasladó a Hong Kong para buscar exteriores y cuanto más estudiaba la geografía de la zona, más se reafirmaba en la necesidad de ubicar La Perla en la parte de Kowloon y no en la de Hong Kong. Esto le permitiría a la producción contar con las vistas de Hong Kong como telón de fondo. Fue entonces cuando Bissell descubrió que el vocablo Kowloon significa "nueve dragones". Son ocho las montañas que se alzan detrás de la ciudad, representado ocho dragones, y el emperador es el noveno dragón (esta idea se originó con el último emperador de la dinastía Song, de siete años, Zhao Bing [nacido en 1272], cuyo reinado duró solo 313 días hasta que se despeñó tras caer su ejército a manos de los mongoles).
Trabajando a partir de imágenes claves de dragones y perlas, el equipo de Bissell se puso manos a la obra confeccionando diseños del edificio. "Uno de los requisitos era incluir un enorme mirador en forma de esfera" dice el diseñador. "Probamos con distintas formas y se me ocurrió que para realmente reflejar fuerza tendría que tener un diseño muscular serpenteante. Jugamos con esta idea y así empezó el diseño tortuoso del dragón que conduce a la perla en sí".
Desarrollada inicialmente por un integrante del equipo de Bissell, el diseño presentaba tres pilares que van serpenteando a la vez que sube, formando un marco en forma de trípode que apoya la esfera, o perla, en su cima. Bissell imaginó que sería la boca del dragón y se preguntó: "¿Y si introducimos un ojo aquí mismo que haga las veces de turbina eólica?"
A partir de ahí, dice Bissell, "despacio y con buena letra empezamos a darle forma y convertimos al edificio en un dragón en la orilla del puerto de Victoria. Incorporamos pozas de marea en la base, y a medida que entra agua echa a andar las turbinas. Todo forma parte de la red eléctrica. Y luego está la turbina eólica en la planta 150 de la estructura".
Finamente instalamos paneles fotovoltaicos y así, La Perla dispone de su sistema energético autónomo. "Cuando se nos ocurrió la idea de las pozas pensamos, ¿Por qué no transformar las pozas de marea en arrozales? No solo es autosuficiente en su consumo energético, La Perla también cultiva sus alimentos" prosigue el director de producción. "El arroz es el cultivo que ha sido el sustento de la población china y la metáfora es esta: un dragón que se alza entre los arrozales y se estira al cielo, buscando la perla de la sabiduría. Todas las piezas encajaron rápidamente -en unas dos semanas- ha sido una suerte. A veces el arte es así, tienes suerte y se producen una serie de felices coincidencias".
El dragón alcanza la perla en el cielo por lo que Bissell quería crear la ilusión de una esfera flotante en el firmamento. En este caso Bissell se inspiró en el Salar de Uyuni, Bolivia, conocido por reflejar cual espejo el cielo, confundiendo el horizonte, creando la ilusión de que estás de pie sobre el firmamento. "Pensé" recuerda Bissell, "si estás a 225 alturas sobre una estructura reflectante el cielo sería el suelo y estarías ante el mismo efecto infinito. Diseñamos una boca que sale de la esfera, y según se abre ves el sorprendente efecto infinito. Te da la sensación etérea de haber ascendido al cielo".
El mirador se creó digitalmente, pero la idea está anclada en la realidad. Dice la supervisora de efectos visuales en producción y postproducción PETRA HOLTORF-STRATTON: "Esto se podría haber hecho en la vida real sin lugar a duda. En la actualidad son muchos los rascacielos que cuentan con estos pasajes elevados. Cuando sales del edificio es como una piscina infinita y te da la sensación de estar al borde. Es una ilusión óptica. La única razón por la que no lo construimos es porque nuestro edificio no existe. Pero todo lo que creamos tenía que parecer real, como si estuviera completamente integrado en un mundo de imagen real. Queríamos que la gente que vea nuestra película visite Hong Kong y vea nuestro edificio…aunque no exista".
Además de su equipo de diseño, Bissell tenía el lujo de que el realizador consultó a Adrián Smith, el arquitecto del Burj Khalifa -el edificio más alto del mundo- durante las primeras fases de desarrollo del guion. Flynn recuerda el primer contacto con Smith, quien le contó que muchas sus ideas se inspiran en el cine. "Adrián nos contó que uno de los muchos problemas de estos rascacielos son cosas tan simples como cables para los ascensores. Sencillamente no existen para estas dimensiones. No dan la talla. Literalmente. Adrián dijo algo como: 'Imagínate si pudieras usar tecnología magnética para impulsar los ascensores en un recorrido de novecientos metros.' Es pura ciencia ficción y nos entusiasmó esa idea y la incorporamos en la película".
"Pusimos a Adrián al habla con Rawson, y empezaron a lanzar ideas, algunas de las cuales se convirtieron en conceptos básicos para La Perla" prosigue. "Luego contratamos a Jim Bissell, uno de los mejores directores de producción del planeta, y halló un increíble mito chino que inspiró la forma del edificio, su textura y color… eran además un bello reflejo de la trayectoria de Zhao. Y así es como cobró vida".
Una vez decidido el exterior, la siguiente cuestión era decidir dónde ubicarlo en el paisaje de Hong Kong. Actualmente en la vida misma el rascacielos más alto de la ciudad es el centro internacional de comercio a sus 108 plantas. Con 225, La Perla duplica su altura. Bissell tomó modelos digitales de Hong Kong y empezó a jugar con los ángulos. Al final, dice Bissell, La Perla "es alucinante, está en el centro del todo".
Cómo crear (y quemar) Jade Park
El próximo reto para la producción era Jade Park. Al contrario de un edificio donde lo típico sería un jardín en la azotea, el parque Jade consta de 30 plantas de espacio vertical que primero tenía que funcionar en el plano conceptual y después en el práctico, desde la perspectiva de la fotografía.
La parte conceptual comenzó con el estudio de la evolución de la figura del dragón en el arte chino a partir del año 200 antes de Cristo. Muchos cuadros chinos representan asimismo la naturaleza, y así pues muchos de estos cuadros tradicionales sirvieron de inspiración para Jade Park. La cuestión era cómo trasladar la elegancia de dichos cuadros al entorno tridimensional del parque. Al final el equipo contrató a un artista contemporáneo que volvió a imaginar estos cuadros creando capas de luces y sombras que en su conjunto forman un paisaje, dando lugar así a Jade Park.
Pero no fue fácil decidir cómo grabar la secuencia inicial. Puesto que la escena transcurre durante el día, supuestamente bajo la luz natural que se filtra por las ventanas, el rodaje debía ser en un exterior para simular la luz. Pero esto presentaba un dilema: ¿Qué hacer? ¿Tirar de un fondo verde en un set exterior y luego crear el parque digitalmente? ¿Construir el parque en un exterior y luego incluirlo todo en un enorme plató? ¿O usar un parque real y reconstruir lo necesario en un interior para las secuencias de acción y como base para los efectos visuales? Al final, la tercera opción resulto ser la más viable, tanto por razones creativas como técnicas. Cecil Park en la Universidad de la Columbia Británica fue el elegido para hacer las veces de Jade Park.
El parque contiene una cascada de 30 plantas que se creó a una escala menor -aunque sigue siendo impresionante- para la película. El supervisor de efectos especiales JOEL WHIST se hizo cargo, edificando lo que sería una enorme fuente cuya bomba bombeaba agua a una tasa de 7.500 litros por minuto. Un enorme depósito bajo el plató contenía tanto el agua como la fontanería y en palabras de Whist tenía que ser "blindado -todo para que fuese seguro y coherente. Teníamos que ser capaces de encenderla y apagarla en un santiamén".
Pero la tarea no fue nada fácil. La velocidad del agua tenía que ser suficiente como para ocultar al personaje de Georgia cuando se esconde de los secuaces de Botha. Lo que implicaba que la bomba tenía que tener una variación de la velocidad para dar lugar a ajustes durante las pruebas. Una vez fijada la velocidad del agua, calcularon el volumen de 2.5 veces el agua en movimiento para disponer en todo momento de la cantidad suficiente de agua tanto en el depósito como en las bombas. "Entre el diseño inicial, los dibujos, cálculos, reuniones con los fontaneros -y luego los entresijos de la fontanería, los andamios, los pesos, las mediciones, y cambios en el departamento de arte- el proceso llevó varias semanas" explica Whist.
El segundo reto de Jade Park era incendiarlo. Algunos planos eran tan peligrosos que se tiró de fondo verde para su grabación, pero también había planos reales a fotografiar. Dichas toman se realizaron bajo el estricto control y preparación y la atenta mirada del supervisor de dobles y escenas especiales ALLAN POPPELTON.
"Queremos que los espectadores sientan la ansiedad de los personajes" explica el director de la segunda unidad JJ PERRY: "por lo que colocarles cerca del fuego, pero fuera de peligro era complicado. Cada set tenía que estar previamente montado antes de construirlo, luego había que hacer todas las pruebas y comprobaciones pertinentes. Había muchas piezas que encajar en el engranaje con el equipo de dobles. Rodamos con dobles y nos aseguramos de que tanto el equipo de efectos especiales como todos los demás quedaran contentos. Lo ejecutamos en la realidad siempre que nos fuera posible. Encendimos varios focos de fuego en un interior, pero Al y su equipo lo hicieron fenomenal. Creo que a lo sumo lo único que hicimos ese día fue repartir una tirita".
Lo que más preocupaba, evidentemente, era la presencia en el set de los niños. Ambos se portaron como auténticos profesionales. En el caso de Cottrell, la experiencia fue un poco como una atracción de la feria, con su parte divertida pero también aterradora. "La secuencia del ascensor en Jade Park es mi preferida" dice. "Me lo pasé muy bien. El fondo verde estaba detrás nuestra y el fuego ardiendo. Lo que me dio más miedo es que estábamos montados en una especie de atracción que nos mecía y movía y nos estábamos volviendo locos. Yo me asusté de verdad. Fue muy realista. Dwayne me dijo algo que me ayudó: 'No puedes ser valiente si no tienes miedo' y esa frase fue una inspiración para mí".
A partir de ahí le compete a ERIK NASH, supervisor de efectos visuales de Motion Picture Company (MPC), casar esos planos fotografiados con sus fuegos digitales. "Cuando trabajas en un gran espacio ajardinado" explica Nash, "el truco es que la iluminación se someta a lo que en realidad debería figurar. En este caso teníamos muchos efectos por la luz de las hogueras bajo la cubierta de cristal que representaba la luz del fuego situado muchas plantas por debajo de nuestros personajes".
"Además se supone que se filtra la luz de la luna por las ventanas" continua el supervisor de efectos visuales. "Tienes que ser capaz de imaginar el resultado final e iluminarlo previamente. Robert Elswit y su equipo hicieron un trabajo fantástico con la iluminación de este entorno, brindándonos una hermosa luz de hoguera. Realmente parece que nuestros personajes están rodeados por el fuego".
El ferri Star en Vancouver
Al transcurrir gran parte de la acción en espacios interiores el guion no ofrecía muchas oportunidades de aprovechar los exteriores de Hong Kong. La primera sección de acción propiamente dicha que transcurre en un exterior es la del hurto y originalmente el guion exigía que Will y Ben estaban comiendo fideos en una cantina situada en una callejuela anodina de la ciudad. Pero el director de producción Bissell vio la oportunidad de aprovechar la ciudad como telón de fondo reubicando la escena en el mundialmente conocido ferri de Hong Kong el Star (un transbordador). Le sugirió el cambio al director, se fió completamente de los instintos de Bissell.
Pero entonces se toparon con la realidad. La idea de vestir un barco en Vancouver y reconstruir un puerto que aun así no se parecería del todo al Star -y encima rodar una secuencia de acción- hacía aguas. Y pensamos: 'Qué va. No es posible. Retomemos la idea de los fideos' dice Bissell entre risas. "Estaba ahí sentado viendo un cobertizo y pensé: '¿Por qué no usar el borde del cobertizo como embarcadero y luego construimos la parte superior del ferri?' Sabía que si lo poníamos sobre un raíl seríamos capaces de rodarle y poner la terminal de los transbordadores en el fondo. Dará una sensación de amplitud, sobre todo si conseguimos planos generales a bordo de un helicóptero para disfrutar de esas grandes vistas de Hong Kong. Además, sería fácil de controlar y no tendríamos que tener un barco como tal y preocuparnos de temas como las mareas, embarcar y todo lo demás. Sería tan fácil como rodarlo en posición A y fuera. ¡Y funcionó!"
El ferri Star se reconstruyó en posproducción bajo la atenta mirada de la Holtorf-Stratton. "El mayor reto en el plató del ferri" dice "es que se rodó junto al río Fraser de Vancouver con tráfico naval y ferroviario por lo que era importante reducir el sonido de cara a la posproducción. Teníamos solo una cuarta parte del ferri. Construimos lo suficiente como para que los actores principales y un par de figurantes pudieran montarse en él. Añadimos los extremos del ferri digitalmente. Hicimos un modelo digital con fotografías de referencia del icónico ferri Star y después nos trasladamos a Hong Kong para ver las texturas reales de los transbordadores de la ciudad. Luego los artistas en ILM e Iloura crearon un modelo digital del ferri el cual introdujimos en la secuencia".
Fichajes estrella y la segunda unidad
El ferri, la cascada, las escenas físicas del incendio -son solo algunos ejemplos del planteamiento de Thurber con respecto a El Rascacielos. "Hay que arriesgar, aunque implica fracasar" dice Thurber. "Sí, fue un reto técnico y sin duda también lo fue en lo creativo- teníamos que rodar parte en exteriores y la otra parte en el plató, asegurándonos de que todo coincidía y encajaba. Ha sido una película grande con decorados enormes a gran escala. Pero contaba con una gran ventaja: mi equipo. Entre ellos el ganador del Oscar® Robert Elswit como director de fotografía, un sueño hecho realidad, y uno de los mayores directores de producción del mundo, Jim Bissell, que ha hecho que esta historia cobrara vida".
En cuanto a la segunda unidad Thurber contó con JJ Perry. Esta supone su primera oportunidad como director tras años de trabajo en los que ha ido escalando peldaños. "Fui militar antes de trabajar en esto y no tengo formación académica" dice Perry: "pero he hecho más de 400 episodios de TV y 150 largos. Cuando estaba en el ejército no sabía de qué me valdría esa formación más adelante como civil pero ahora lo entiendo. Encajo aquí. Hay que predicar con el ejemplo y crear oportunidades para que tu equipo tenga éxito. Un buen líder sabe cuándo hay que dar el primer paso, cuándo seguir, y cuándo quitarse de en medio echando leches. He tenido la suerte en esta película de contar con un equipo que creo habría sido capaz de seguirme de haberme metido en un edificio en llamas".
El plan inicial para la segunda unidad era seguir a la primera y hacer limpieza, pero el horario era ajustado por lo que las tareas de Perry aumentaron. Por suerte, dice Perry: "Rawson describía muy bien lo que quería. Escribió el guion, estaba todo en su cabeza, podía visualizar la película y expresaba claramente su visión para que nosotros la trasladáramos. Es un gran director y escritor con un talento tremendo. Es mágico verlo trabajar".
Perry, quien colaboró por primera vez con Johnson en El rey escorpión, también se entusiasmó al volver a trabajar con el actor. "Es una joya" dice Perry. "Me hace una ilusión enorme volver a trabajar con él. Dwayne era jugador de fútbol americano, y creo que gracias a esa experiencia deportiva de equipo entiende lo que es hacer cine. Un diamante tiene muchas caras y cada persona es una de ellas. Un diamante que con una sola cara no brilla. Es necesario reflejar la luz entre todos, cuantas más superficies mejor, para que aumente su fulgor, y creo que por eso nos entendemos tan bien".
Realidades virtuales
La gran capacidad que tiene Rawson de transmitir su visión a los demás, fue fundamental en una película que mayormente transcurre en una realidad virtual. Al haber trabajado juntos anteriormente, Johnson depositó su confianza en el director sabiendo que llevaría EL RASCACIELOS a buen puerto. Esta confianza se materializó sobre todo en la pelea que se desarrolla en la esfera. En esta secuencia la única parte real del decorado era el suelo. Todo lo demás corría a cargo de la imaginación de los actores. La escena se rodó con cinco cámaras en ángulos diferentes y sus imágenes aparecen posteriormente en pantallas virtuales de alta resolución creadas en posproducción. El resultado es una secuencia tremendamente compleja, la hábil unión de la imagen real y un entorno enteramente digital.
No obstante, según Holtorf-Stratton: "Si cuentas con los equipos idóneos puedes conseguir lo que te propongas. La tecnología ha avanzado hasta niveles insospechados gracias al poder de la programación. Antes era necesario esperar unas 20 horas para ver cómo quedaría un cuadro, ahora son 20 segundos. Ves mucho antes los resultados, lo que te permite hacer cambios antes. Rawson se mostró muy abierto durante la posproducción. Nos reunimos en varias ocasiones con las artistas de ILM lo que nos permitió hacer todos los cambios que fueran necesarios. Los colegas de ILM fueron muy flexibles de cara a adaptarse a la visión del director. Ha sido una suerte y un placer contar con ellos pare este trabajo".
El productor Flynn piensa que los efectos visuales responsables de la creación de La Perla son en sí una obra maestra. "Nuestro equipo de efectos visuales es increíble y gracias a ellos el resultado es fluido, como si estuvieras flotando a cientos de metros de altura" apunta. "Te deja sin respiración y la ejecución es brillante. Nuestro supervisor de efectos visuales CRAIG HAMMACK, y nuestra productora Petra Holtorf han hecho una labor magnífica. Los espectadores se quedarán atónitos cuando vean la cinta, y creo que servirá además de inspiración para el diseño y desarrollo de muchos edificios del futuro".
La música de EL RASCACIELOS
Para plasmar los temas de EL RASCACIELOS, Thurber acudió al célebre compositor Steve Jablonsky. El compositor nos habla de su experiencia en el set: "El trabajo con Rawson en EL RASCACIELOS fue genial. Es un gran comunicador, muy creativo y tiene muchas ideas buenas. Hablamos mucho sobre el estilo -partiendo de la base que el personaje de Dwayne Johnson es un héroe lesionado, no un superhéroe. Rawson y yo también hablamos sobre el ritmo de la música y como va creciendo progresivamente, haciéndose cada vez más intenso y vertiginoso. Queríamos que fuera energético, que captara la atención del espectador".
"También queríamos que la música fuera más realista. El tema familiar es simple, con una guitarra. Es más personal y encaja mejor con la historia" continua Jablonsky. "Pero según se vuelva más tensa la cinta, empleamos versiones más tensas de guitarra y añadimos efectos. Es más surrealista, pero sigue siendo el mismo tema de la familia. Disfruté mucho experimentado con distintos sonidos de guitarra, enlazándolos con el tema emocional de la familia… incluso en secuencias más oscuras e intensas".