Todos merecen una gran historia de amor. Pero la de Simon Spier es, a sus diecisiete años, un poco más complicada: todavía no le ha dicho a su familia ni a sus amigos que es homosexual, y tampoco conoce la verdadera identidad del anónimo compañero de clase del que se ha enamorado por Internet. La resolución de ambos problemas resulta hilarante, terrorífica y capaz de cambiarle la vida a cualquiera.