Escrita y dirigida por el director tres veces nominado al Oscar® Wim Wenders, pretende ser un viaje personal con el Papa Francisco, más que un documental biográfico sobre él. En esta inusual coproducción con El Vaticano, las ideas del Papa y su mensaje constituyen el eje central de una obra que se propone presentar su labor de reforma y sus respuestas a las cuestiones globales de hoy en día, desde la vida, la muerte y la justicia social a la inmigración, la ecología, la desigualdad económica, el materialismo y el papel de la familia.
El enfoque directo del concepto visual y narrativo del largometraje pone al público cara a cara con Su Santidad, creando un diálogo entre su figura y, literalmente, el mundo entero. Dispuesto a ofrecer respuestas a gente con todo tipo de vidas, el Papa Francisco responde a granjeros y obreros, refugiados, niños y ancianos, reclusos y gente que vive en favelas y en campos de emigrantes e inmigrantes. Esta amalgama de voces y rostros es una disección de la propia humanidad, que da un paso al frente para conversar con el Papa Francisco.
Su "sinfonía" de preguntas conforma la espina dorsal de la película, además de mostrar a Su Santidad en sus numerosos viajes por el mundo, con escenas de él hablando en Naciones Unidas, dirigiéndose al Congreso de los Estados Unidos y uniéndose al luto de los reunidos en la zona cero de Yad Vashem, el Centro Mundial Conmemorativo del Holocausto de Jerusalén. Habla con los prisioneros en instalaciones correccionales y con refugiados en campamentos mediterráneos. Lo vemos viajar a Tierra Santa (Palestina e Israel) además de a África, Sudamérica y Asia.
A lo largo del largometraje, el Papa Francisco comparte su visión de la Iglesia y su profunda preocupación por los pobres, su involucración en asuntos medioambientales y de justicia social, y su llamamiento a la paz en zonas de conflicto y divididas por la religión. También tiene peso en la cinta la presencia de San Francisco, conectando con la vida de este santo mediante el relato de momentos legendarios de la propia vida de Francisco de Asís como reformador y ecologista.
En una era de profunda desconfianza hacia los políticos y los poderosos, donde la mentira, la corrupción y la agenda alternativa están a la orden del día, "El Papa Francisco: Un hombre de palabra" nos muestra a una persona que vive lo que predica y que se ha ganado la confianza de gente de todas las tradiciones confesionales y culturas del mundo.
Unas palabras del director
El 13 de marzo de 2013 fue un día emocionante. No solo teníamos nuevo papa y el cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, se convertía en el pontífice número doscientos sesenta y seis de la Iglesia Católica. Además, se trataba del primer papa procedente de América del Sur, el primero del hemisferio sur y el primer jesuita en ser nombrado obispo de Roma. Pero, sobre todo, era el primer papa que elegía el nombre de Francisco. San Francisco de Asís (1181-1226) es uno de los santos cristianos más venerados y un reformador que dedicó su vida a la pobreza, y su profundo amor por la naturaleza y todos los seres vivos de la madre Tierra sigue siendo ejemplar a día de hoy. Yo no era el único que albergaba grandes esperanzas para un papa que había elegido un nombre que, de por sí, era una promesa.
Desde el principio, EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA pretendía ser un viaje personal con el Papa Francisco, más que un documental biográfico sobre él. Quería que las ideas del Papa y su mensaje fueran el eje central de este documental, su labor de reforma y sus respuestas a las cuestiones globales de hoy en día.
Imaginaba un enfoque visual y narrativo que pusiera al público cara a cara con Su Santidad, creando un diálogo entre su figura y, literalmente, el mundo entero. Dispuesto a ofrecer respuestas a gente con todo tipo de vidas, el Papa Francisco responde a granjeros y obreros, refugiados, niños y ancianos, reclusos y habitantes de barriadas de chabolas. Esta amalgama de voces y rostros es una disección de la propia humanidad, que da un paso al frente para conversar con el Papa Francisco.
El Vaticano me dejó claro que dispondría de carta blanca y un acceso privilegiado a los archivos, además de control total sobre el montaje final. Nos dejaron rodar sin interferencias. Disfrutamos de cuatro largas sesiones de entrevista con el Papa Francisco a lo largo de cuatro tardes en el transcurso de dos años. Grabamos tres de ellas en interiores, en diversos lugares de El Vaticano, y una al aire libre, en el jardín, aunque también dentro de los muros de la ciudad-Estado. No se puede ir a cualquier parque a rodar con el Papa.
Grabamos con varias cámaras, la principal de ellas con un "Interrotrón" delante, que es una especie de "teleprompter inverso" que permitía al Papa Francisco verme en una pantalla y mirarme directamente a los ojos mientras hablábamos, sin dejar por ello de mirar a la lente y, por tanto, a todos los espectadores de la película. En estas cuatro largas charlas, el Papa Francisco fue totalmente espontáneo, directo y abierto en todas sus respuestas.
En una era de profunda desconfianza hacia los políticos y los poderosos, donde la mentira, la corrupción y las noticias falsas están a la orden del día, nuestra película nos muestra a un hombre que vive lo que predica y que se ha ganado la confianza de gente de todos los trasfondos confesionales, culturales y sociales del mundo. Por eso creo que no es una película solo para católicos o cristianos. EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA ayuda a superar ciertos prejuicios y malentendidos. El Papa, literalmente, abre sus brazos a todo el mundo.
- Wim Wenders
Sobre la producción
El nominado tres veces al Oscar® Wim Wenders (La sal de la Tierra, Pina, Buena Vista Social Club) nos brinda un encuentro único con una de las personas más fascinantes del mundo: Jorge Mario Bergoglio, el sacerdote jesuita argentino conocido por millones de personas de todo el mundo desde 2013 como el Papa Francisco, el pontífice número 266 de la Iglesia Católica. Contando con un acceso sin precedentes al líder religioso tras su elección cortesía de El Vaticano, Wenders y su equipo, en el transcurso de varios años, han entrevistado al Papa y revisado material de archivo sobre el pontífice viajando por diferentes países, reuniéndose con líderes mundiales y ciudadanos de a pie, y lanzando un poderoso mensaje de compasión, humanismo y unidad.
"En el mundo de hoy, no es fácil predicar con el ejemplo y estar a la altura de tus palabras", dice Wenders sobre Su Santidad. "Nos hemos acostumbrado al hecho de que la mayor parte de la gente que habla en representación de la población -políticos, normalmente- no cumplen lo que afirman. En el Papa Francisco nos encontramos a un hombre honesto que no solo representa a los cristianos y los católicos, sino a toda la humanidad. Actúa de acuerdo a lo que dice, y, personalmente, siento una profunda estima por esa actitud".
Estrenada en el quinto aniversario de su papado, EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA, está escrita y producida por Wim Wenders y David Rosier, y producida además por Samanta Gandolfi Branca, Alessandro Lo Monaco y Andrea Gambetta. La película supone una colaboración única entre Focus Features, el Centro Televisivo Vaticano (CTV), Célestes Images (Suiza), Solares Foundation of the Arts (ASEF) y Solares Suisse Foundation, Neue Road Movies (Alemania), Decia Films (Francia) y PTS Art's Factory (Italia).
Un hombre de mundo
El Papa Francisco nació el 17 de diciembre de 1936 en el seno de una familia de inmigrantes italianos de Buenos Aires y entró al seminario como jesuita en 1958, hasta ser ordenado sacerdote en 1969. Antes de su elección como Papa el 13 de marzo de 2013, Bergoglio ejerció de arzobispo de Buenos Aires desde 1998 a 2013, y de cardenal de la Iglesia Católica Romana de Argentina de 2001 a 2013. Fue nombrado Persona del Año por la revista Time en 2013 y nominado al Nobel de la Paz al año siguiente.
Aunque el tono y el alcance de su papado son mundiales, las características que han acabado definiéndolo son la humildad y la contención. Al mudarse a El Vaticano en 2013, eligió un sencillo apartamento de dos estancias, en lugar de las suntuosas dependencias del Palacio Apostólico, rompiendo con una tradición mantenida por anteriores papas durante más de un siglo.
Tras asumir el papado, se dio a conocer como un compasivo conservador cuyo famoso comentario en referencia a la homosexualidad "¿Quién soy yo para juzgar?" lo situó rápidamente como inclusivo, progresista y abierto de miras en comparación con sus predecesores. Ha demostrado ser igualmente progresista en asuntos relativos a la ciencia, en concreto a la ecología y el medio ambiente. En 2015, publicó una encíclica de 184 páginas sobre los peligros del cambio climático y pidiendo el abandono paulatino de los combustibles fósiles en favor de energías renovables. Apoya la evolución y habla habitualmente del uso inadecuado de la política y el poder económico en todo el mundo.
"Los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse", dijo en la encíclica, dirigida tanto a católicos y cristianos como al conjunto de ciudadanos de este planeta.
En posteriores sermones y entrevistas, el Papa Francisco ha desvelado una amplia plataforma de problemas y preocupaciones, pidiendo reformas en el seno de la Iglesia Católica. "Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades", dijo. "No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termina clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos".
Su primera visita internacional tuvo lugar el 22 de julio de 2013, día en que llegó a Río de Janeiro, Brasil, y recorrió los barrios bajos más empobrecidos con la presidenta Dilma Rousseff, anunciándose como un hombre de mundo y del pueblo. Ese mismo año, el 7 de septiembre, celebró una vigilia especial en la Plaza de San Pedro en la que rezó por la paz en Siria. Ante los más de 100 000 congregados para la ocasión, insistió en su sermón en que "cuando el hombre piensa solo en sí mismo y se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder, abre la puerta a la violencia, la indiferencia y el conflicto".
En sus cinco años en el cargo, el Papa Francisco ha viajado a Paraguay, Bolivia, Ecuador, Myanmar, Bangladesh y Chile, destino en el que abordó el tema de los escándalos sexuales de la Iglesia. "He aquí un hombre habitado por Dios -o el espíritu de Dios- que no tiene miedo a afrontar ningún tipo de pregunta sobre la humanidad", dice Don Dario Edoardo Viganò, antiguo Prefecto de la Secretaría para la Comunicación, que fue a quien se le ocurrió la idea de UN HOMBRE DE PALABRA. "Consigue comunicar con una enorme facilidad la noción de que la condición de ser humano es un lugar en el que se puede experimentar la presencia de Dios".
Películas de carretera
A finales de 2013, el director alemán Wim Wenders recibió una carta en su despacho de producción de Berlín con matasellos de El Vaticano. Dentro, descubrió una oferta que pocos cineastas reciben: una invitación a realizar un documental sobre el Papa en colaboración con el Papa, que incluía acceso sin restricciones al amplio archivo de la Santa Sede de imágenes televisivas de Su Santidad.
"Era una oportunidad única de hacer una película que jamás podría haber soñado", dice Wenders. "El Papa Francisco me intrigaba desde el día en que fue elegido, y su elección de nombre como pontífice me emocionó, porque San Francisco es uno de los grandes héroes de la humanidad, en mi opinión. Lo consideré un regalo, contar con un acceso tan íntimo a un hombre tan fascinante y valiente".
Pocos cineastas en activo en la actualidad pueden presumir de una carrera profesional y una filmografía como la de Wenders, que incluye clásicos como París, Texas, El cielo sobre Berlín y su documental digital en 3D de 2011 Pina. Él mismo es un hombre de mundo que ha rodado en varios países, incluida su Alemania natal, y vivido en varios continentes. Solo sus documentales -tres de los cuales han sido nominados al Oscar®- están filmados en localizaciones internacionales que van desde Japón (Tokyo-Ga, 1985) hasta París (Notebook on Cities and Clothes; 1989, documental encargado por el Centro Pompidou), pasando por Cuba (Buena Vista Social Club; 1999) y Brasil (La sal de la Tierra, 2014).
La sal de la Tierra, codirigida por Juliano Ribeiro Salgado, sigue la carrera del fotógrafo Sebastião Salgado a lo largo y ancho de varios continentes, aportando el inconfundible sello de un cineasta que se convirtió en sinónimo de película de carretera en sus primeros años profesionales. No en vano, las exitosas cintas de los 70 de Wenders Alicia en las ciudades, Falso movimiento y En el curso del tiempo constituyeron la trilogía de películas de carretera que lo encumbró como cineasta clave del nuevo cine alemán de los años 70 y 80, y acabó inspirando el nombre de su productora berlinesa, Neue Road Movies.
Nacido en Düsseldorf, Alemania, en 1945, Wenders estudió Medicina, Filosofía y Pintura antes de forjarse una carrera como cineasta, escritor, pintor, fotógrafo, productor y académico. Su reciente exposición de fotografía Pictures From the Surface of the Earth, que incluye fotos de exploración de localizaciones para muchas de sus películas, recorría parajes de Australia, Israel, Cuba, Armenia y Japón. Profesor de Cine en la European Graduate School y presidente de la Academia de Cine Europeo, Wenders es también doctor honoris causa en Teología de la Universidad de Friburgo, en Suiza.
"Sabía que Wim Wenders podría plasmar en imágenes lo que yo solo podía imaginar", dice Don Dario Viganò, que conoció personalmente a Wenders hace unos años en el Festival de Cine de Venecia tras entregarle un premio cinematográfico. "No quería que Wim contara la historia del Santo Padre, sino más bien que el Santo Padre contara su propia historia... a través de la inconfundible lente de Wenders".
Una sinfonía de preguntas
EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA es solo la segunda coproducción que El Vaticano ha realizado con cineastas externos. Tras recibir el encargo en 2013, unos meses después de la elección del pontífice, y sabiendo que tendrían audiencia con Su Santidad en persona, Wenders y su coguionista y productor David Rosier (La sal de la Tierra), junto con los productores de la cinta, se pusieron inmediatamente manos a la obra para redactar cientos de preguntas procedentes de un amplio abanico de personas, desde personalidades destacadas a ciudadanos de a pie. El objetivo era llevar a cabo el proyecto con la máxima rapidez, ya que el Papa ya llevaba un año en el cargo.
"Teníamos que pensar preguntas que cualquiera pudiese hacer", dice Wenders. "Queríamos que los espectadores se quedasen esperanzados al ver la película, deseando crear un mundo mejor".
Desde su origen, el proyecto nunca quiso limitarse a los católicos y los cristianos. Pretendía ser para todo tipo de público, porque trata de preocupaciones planetarias. Wenders sabía que no quería hacer un biopic al uso sobre el nuevo Papa. Como le ofrecieron acceso directo al pontífice, Wenders pensó que debía brindarle al Santo Padre toda la plataforma de acción como modo de ponerle en contacto directo con quienes vieran la película. Suponía una inusual oportunidad para que el Papa Francisco hablara con gente de todo el mundo sobre sus preocupaciones y problemas.
"Quería que hablase en lugar de hacer una película sobre sus orígenes", dice Wenders. "No es una película autobiográfica, sino más bien una biografía de sus ideas; es una película con él, más que sobre él".
Tras solicitar preguntas sobre temas como la inmigración, el consumismo, la justicia social, las preocupaciones medioambientales y la pobreza, se seleccionaron un total de 50, muchas de ellas directamente contestadas por el Papa a lo largo de la película.El objetivo era proporcionar un marco estructural para el proyecto que abarcara secuencias de viajes, conversaciones privadas con el Papa y metraje adicional, siempre basado en las preguntas y preocupaciones de la gente sobre el mundo. En postproducción, Wenders y su editora, Maxine Goedicke, eliminaron las preguntas de la película. Lo que salió de aquello fue una estructura única construida en base a las preguntas y luego despojada de ellas, dejando solo al Papa, su personalidad y su mensaje.
"Las respuestas del Papa se sostenían por sí mismas, y como yo no aparezco en la película como interlocutor, el pontífice podía hablar libremente sobre las cosas que le importaban a él", nos cuenta Wenders. "Al juntarlo todo, llegué a vislumbrar un único tema: el bien común. Muy poca gente en el planeta piensa en ese concepto. Al Papa le preocupa que se haga justicia con los pobres y con el 20 % del mundo que posee el 80 % de la riqueza, además de la búsqueda de un equilibro más equitativo entre ambos colectivos".
El Interrotrón
Costó dos años conceptualizar y financiar EL PAPA FRANCISCO – UN HOMBRE DE PALABRA; a comienzos de 2016, Wenders y su reducido equipo, entre cuyos integrantes se encuentra la veterana cineasta Lisa Rinzler (que rodó el segmento de Nueva York de Buena Vista Social Club), estaban listos para filmar. La parte de esta producción dedicada a los viajes conllevaba seguir al Papa en una de sus muchas visitas internacionales. Para las escenas más íntimas con el Papa -en concreto, cuatro entrevistas llevadas a cabo a lo largo de un periodo de dos años entre 2016 y 2017-, los cineastas se desplazaron a El Vaticano.
La película pone al público cara a cara con el pontífice en su propio hogar de la Santa Sede, creando un diálogo entre el líder religioso y el mundo. Influenciada por el estilo de dirección del galardonado documentalista Errol Morris (Rumores de guerra, Donald Rumsfeld, certezas desconocidas), EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA emplea un enfoque sobrio y sin adornos para las entrevistas, en las que Wenders ni aparece ni se escucha como interlocutor. El cineasta optó por emular el tipo de producción de Morris, ganador de un Oscar ®, usando una modificación de la plataforma de la cámara conocida como Interrotrón.
"Al comienzo del proyecto ya me di cuenta de que un formato de entrevista convencional no estaría a la altura. Creía que el Papa debía dirigirse a todo el mundo que viera esta película mirándole a los ojos", explica Wenders. "El sistema Interrotrón le permitía mirar directamente a la cámara sin verla, porque para la gente no siempre es cómodo mirar a la cámara. Por eso, cuando le entrevistábamos, él me miraba a mí, a la cara, a los ojos, que estaban al mismo nivel que la lente".
Al Papa le facilitamos las preguntas de antemano, pero no quiso disponer de guion ni teleprompter en ninguna de las cuatro entrevistas; prefirió optar por improvisar y hablar libremente. "Era muy importante que cada espectador lo mirase y sintiera que se dirigía a él o ella personalmente", dice Wenders.
Don Dario Viganò añade: "Tras las cámaras, el Papa Francisco es exactamente como cuando está frente a ellas. No hay diferencia alguna. Es un hombre de palabra, tal y como lo vemos todos".
Las entrevistas se rodaron siguiendo el particular estilo de Errol Morris mediante una doble configuración con un monitor de vídeo situado bajo la lente de la cámara, de modo que el cineasta pudiera hacerle preguntas al pontífice y establecer contacto visual desde el mismo ángulo. Este mecanismo único humaniza el proceso de las entrevistas filmadas, rompiendo con efectividad la barrera emocional que se establece normalmente entre entrevistador y entrevistado. Wenders, sentado frente al Papa con un Interrotrón colocado, podía así mirarlo a los ojos sin que la lente de la cámara crease una incómoda distancia entre ellos.
"Tras su segunda entrevista, el Papa Francisco hizo un chiste al equipo técnico reunido", nos cuenta Alessandro Lo Monaco, uno de los productores de la cinta. "Nos dijo que lo que estábamos haciendo era muy importante, y que sus respuestas a todas nuestras preguntas eran semillas que quería plantar por el mundo. Que, si se difundían bien, podrían florecer y convertirse en bonitas flores. Y que, si no, allá se nos rompieran las cámaras. Estaba bromeando, claro. Hizo que todos nos echáramos a reír. Tiene un sentido del humor maravilloso y le encanta gastar bromas así".
Dentro de El Vaticano
El mayor reto para los cineastas no fue cruzar el mundo con el Papa y su delegación como séquito, sino rodar dentro de El Vaticano, emplazamiento oficial de la Santa Sede; un lugar lleno de misterio, opulencia, códigos meticulosos, rituales... y cotorras.
"No fue fácil rodar en El Vaticano porque las localizaciones eran o gigantes o muy reducidas", dice Wenders. "Visualmente era todo extraordinario allá donde grabábamos, pero la acústica, en ocasiones, suponía todo un desafío. A menudo, sentíamos como si estuviéramos rodando en una catedral. Había un eco inmenso".
Para las secuencias de entrevista, el pequeño equipo buscó espacios íntimos en las inmediaciones de El Vaticano, pero algunas de las localizaciones eran demasiado angostas. "Había una enorme variedad de localizaciones posibles dentro de la Santa Sede; lugares suntuosos y bellos, pero algunos demasiado confinados para colocar luces y cámaras, y funcionar con el equipo técnico".
Dar con las localizaciones perfectas para mostrar al Papa en El Vaticano fue un desafío personal para Don Dario Viganò, que estuvo al cargo del Centro Televisivo Vaticano (CTV) con el Papa Benedicto antes de su nombramiento como Prefecto de la Secretaría para la Comunicación con el Papa Francisco en 2015. Tiene un doctorado en Historia del Cine y Teoría de la Dramaturgia.
"Al principio me preocupé al ver el set preparado por el personal del CTV con los técnicos y operadores del grupo de producción de Wenders", confiesa Don Dario Viganò. "Era nuestra primera gran reunión con el Papa Francisco. Estamos acostumbrados a mantener un cierto nivel de modestia alrededor de él, y tenía miedo de hacerle sentir incómodo. Pero el Papa tiene una capacidad de adaptación extraordinaria y no nos generó ningún tipo de inconveniente. Todas las escenas de entrevista salieron a pedir de boca".
Los sonidos intrusivos supusieron un problema tanto en interiores como al aire libre. Wenders estaba decidido a grabar al Papa lejos de sus dependencias en El Vaticano, en un entorno natural. "No se puede rodar con el Papa en cualquier lugar del bosque, sin más. Su unidad de seguridad es muy numerosa", dice Wenders. "Aunque hay varios parques bonitos dentro de El Vaticano, cuando dimos con el enclave idóneo y por fin instalamos el equipamiento, una bandada de cotorras se acercó y empezaron a armar escándalo en los árboles de alrededor. Cuando el Papa decía algo a la cámara, las cotorras contestaban al unísono. Nuestro ingeniero de sonido tuvo que reorientar el micrófono para que la voz del Papa no se perdiera entre graznidos".
El archivo de El Vaticano
El acceso a El Vaticano incluía una invitación a incorporar en la película metraje de los amplios archivos televisivos de la Santa Sede, que contenían imágenes documentadas de las numerosas visitas oficiales del Santo Padre y de los discursos pronunciados en todo el mundo. El Vaticano también le otorgó a Wenders la posibilidad de encargarse del montaje final de la película.
"El Vaticano, y Don Dario en particular, confiaban en mí como cineasta. Conocían mis películas", dice Wenders. "Me dieron una libertad única para hacer esta película. No tuvimos ninguna limitación por parte de El Vaticano, lo que en realidad se convirtió en un auténtico desafío".
Desde que el Papa accedió al cargo, las cámaras lo han seguido en todos sus viajes alrededor del mundo, desde los campos de refugiados de Grecia hasta las dependencias del Congreso de los Estados Unidos en Washington, lo que se traduce en la existencia de un extenso material de los últimos cinco años. Wenders y su equipo técnico, pues, contaron con acceso a cinco años de metraje, cortesía del archivo de El Vaticano. "Enseguida nos dimos cuenta de que los discursos más potentes del Papa Francisco son aquellos en los que habla libremente de sus principales preocupaciones, como la pobreza y la degradación medioambiental, dirigiéndose a aquellos que se enfrentan más directamente a estos desafíos", comenta la editora Maxine Goedicke.
Para deleite del equipo de producción, los archivos del Centro Televisivo Vaticano estaban meticulosamente organizados en instalaciones vanguardistas. "Quiero desmentir la conjetura habitual de que el CTV y sus archivos sean un lugar oscuro lleno de secretos tenebrosos", dice Massimiliano di Liberto, coproductor de la película. "Es un lugar en el que un equipo de jóvenes técnicos, junto con el director del CTV Stefano D'Agostini, trabajan con pasión y dedicación para compartir con el mundo una serie increíble de imágenes y datos del Papa Francisco".
Usando solo las mejores cámaras 4K y lo último en instalaciones de postproducción, el Centro Televisivo Vaticano ha archivado meticulosamente cada movimiento del Papa durante los últimos cinco años, brindando a Wenders y a la editora Maxine Goedicke una ingente cantidad de material de primera. "El problema fue que teníamos demasiado metraje bueno de El Vaticano", dice Wenders.
Una película dentro de la película
Uno de los toques más marcados e ineludibles de EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA son las imágenes en blanco y negro de San Francisco de Asís, mentor espiritual clave de Su Santidad e inspirador del nombre elegido como Papa. Se trata de metraje extraído de lo que parece un drama religioso olvidado de décadas pasadas. Gracias a la magia del cine y a la experiencia previa de Wenders rodando secuencias en blanco y negro para El cielo sobre Berlín, las escenas que muestran a San Francisco en su idílico hogar y lugar de nacimiento se integran como parte inherente de la película.
"San Francisco es uno de los elementos clave que me interesaba sobre el Papa Francisco", nos cuenta Wenders. "Es el primer Papa de la historia que elige un nombre tan cargado de implicaciones como es Francisco y, en la historia de la cristiandad, San Francisco fue un gran reformador y revolucionario. Ningún otro Papa se había atrevido a adoptar ese nombre. Me parecía que debía aparecer en la película en cierta medida, fuera como personaje o presencialmente, para poder explicarle al público por qué el nombre de Francisco es tan importante. Se convirtió en un factor crucial producir este material nosotros mismos".
El fraile, diácono y orador católico San Francisco de Asís (1182-1226) tenía respuestas radicales a problemas que nos incumben en la actualidad. Trató de unificar cristianismo e islamismo, y no se detuvo ante nada, revolucionando el mundo entero con sus palabras. Estricto seguidor del Evangelio de Jesús, eligió una vida de pobreza siguiendo su ejemplo. Como el Papa Francisco 800 años después, consagró su vida a los pobres y fundó una orden religiosa mundial basada en el concepto del bien común.
También fue un firme defensor del medio ambiente, convencido de que la relación del hombre con la naturaleza estaba desequilibrada porque las prisas de la vida moderna nos impiden escuchar las necesidades del mundo. En el bucólico entorno de su nativo Asís, San Francisco se retiraba frecuentemente a parajes campestres, transformando su veneración por la Madre Tierra en un modo de vida.
Wenders y su equipo se propusieron crear una versión única de San Francisco en su elemento que fuera completamente propia, pero sin dejar de reflejar su descendencia papal. "Una parte importante del concepto que tenía en mente era rodar en Asís", dice Wenders. "Echando un ojo a todas las películas que en el curso de la historia se han referido a San Francisco, me di cuenta de que no quería citar ninguna de ellas. Si San Francisco iba a aparecer en esta película, teníamos que rodarlo nosotros mismos".
El equipo filmó en Asís, en la región central de Umbría, durante dos semanas, capturando escenas que reflejan un oasis intemporal, un pacífico respiro del agitado recorrido del Papa Francisco por el mundo moderno y sus problemas. "Asís es un lugar muy espiritual, tradicionalmente, pero actualmente aún más porque es un punto de reunión clave en el mundo para encuentros interreligiosos", relata Wenders. "Quería conferir a estas escenas un aura especial, como si fueran algo ancestral o antiguo, no creadas con medios contemporáneos".
Wenders grabó las escenas biográficas en blanco y negro usando una cámara Debrie vintage de los años 20 de control manual, brindando a las imágenes una pátina de "metraje rescatado" que hace que se confundan fácilmente con una auténtica película antigua. "La mayoría de la gente que ve la película cree que se trata de celuloide sacado de algún tipo de archivo", comenta Wenders. "Es material de una calidad única que nos transporta al pasado, por así decirlo. Añade un nivel distinto a la película, algo semificticio".
Cruzando el mundo
Una vez compilado todo el metraje, Wenders, Goedicke y David Rosier produjeron un montaje inicial de EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA que duraba diez horas. Con el tiempo, lograron reducir ese material a 92 minutos. "Fuimos separando gradualmente el trigo de la paja y emergió la estructura de la película", dice Wenders. "A partir de ahí, redujimos nuestros temas clave y escenarios. Es una película única por su naturaleza, y debía encontrar su propia forma. Nos llevó mucho tiempo dar con la senda adecuada a través del abundante material que habíamos amasado. Cribando cientos de horas de metraje, determinamos la rigurosa corriente de pensamiento que marca el curso de la película".
La película está enmarcada tanto por su "sinfonía de preguntas" como por su disparidad de enclaves globales. Se detiene en diferentes puntos del mundo en los que el Papa Francisco visita a ciudadanos de a pie, jefes de Estado e instituciones que van desde centros penitenciarios y campos de refugiados a la sede de Naciones Unidas de Nueva York, donde da un apasionado discurso sobre la destrucción medioambiental.
"Es el primer documental de este tipo que se lleva a cabo. Dentro de la película viajamos con el Papa, lo acompañamos en cada una de las paradas de su viaje", explica Alessandro Lo Monaco. "Para él, hacer algo así tiene mucho que ver con la era en la que vivimos. Son tiempos en los que la información viaja; es valiosa. El Papa Francisco entiende que un documento como esta película lo podrá ver y experimentar todo el mundo. Tiene un impacto mucho mayor que cualquier otra cosa que pudiera haber hecho.
Ocupándose de los más pobres, el Papa visita el barrio de refugiados Camp Rainbow, en Roma, y la favela de Varginha, en Río de Janeiro, enfatizando la erradicación de la pobreza como una de sus principales preocupaciones. De vuelta en Italia, visita centros de internamiento en Nápoles y Lampedusa, el epicentro de la crisis de la inmigración europea. En otro centro de refugiados en Lesbos, Grecia, aboga por tender puentes a través del diálogo y la integración, en vez de muros que separen a la familia humana mediante la globalización de la indiferencia".
Viaja a Jerusalén, al monumento en memoria del Holocausto Yad Vashem y a la mezquita de Al-Asqa, urgiendo a la paz en Oriente Medio; en Egipto, a orillas del río Jordán, donde Jesús fue bautizado, hace un llamamiento a todas las confesiones a la hermandad y a la tolerancia religiosa. De vuelta en Estados Unidos, visita el monumento conmemorativo del 11-S, donde da un fervoroso sermón contra el fanatismo religioso. En Filipinas, tras un devastador tifón, exhorta a la unión y la hermandad frente a la catástrofe; y en la República de Benín, en la zona oeste de África, reparte bendiciones entre los más enfermos y vulnerables: niños huérfanos en un hospital llevado por voluntarios.
Durante todo el rodaje, incluido el proceso de edición, EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA fue un proyecto sin título hasta que al propio Wenders se le ocurrió el nombre oficial en un destello de introspección. "Cuanto más íbamos conociendo al Papa a través de las entrevistas y del metraje de archivo, y siguiéndole por campos de refugiados y por la sede de Naciones Unidas, más me daba cuenta de que estaba ante alguien que vive según predica", dice Wenders. "De pronto, el título se hizo muy claro y gustó a todo el mundo, incluido en El Vaticano. Eso es lo que para mí es el pontífice: un hombre de palabra. A lo largo de este proyecto, he podido darme cuenta de lo valiente que es. La sinceridad de su actitud y su enfoque es lo que le hace distinto a todos sus antecesores. Actúa de acuerdo a lo que predica".
Una película para todos
EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA es un documental impregnado de algunas de las cuestiones más importantes y urgentes de nuestro tiempo; específicamente, de cómo vivir en un planeta compartido por 8 mil millones de personas, muchas de las cuales viven en la pobreza y el caos. Haciendo un llamamiento a la inclusión de todo el mundo (desde mujeres a homosexuales, pasando por reclusos o víctimas de abusos sexuales), la película transmite un mensaje de esperanza con el que todos podemos identificarnos. Para Wenders y Rosier, una de las características definitorias del papado de Francisco es su afinidad por todas las personas, sin importar su clase, credo o condición. Según Wenders, "El Papa Francisco está abierto a toda la humanidad, abierto a los problemas de nuestro planeta".
Andrea Gambetta, uno de los productores del film y coproductor de La sal de la Tierra, añade: "El diálogo con el mundo es una de las mayores preocupaciones del pontífice. Está interesado en escuchar todos los puntos de vista y entablar una conversación con la humanidad en su conjunto".
En una de las escenas más memorables del documental, el Papa oficia una ceremonia a la luz de las velas donde líderes de todo el mundo permanecen unidos en armonía interreligiosa, desterrando todas las barreras y diferencias políticas a través de la unión de sus llamas individuales en una sola llama. "La luz vence a la oscuridad, no al revés", nos dice el Santo Padre en la película. "Unidos, cada uno de nosotros puede convertirse en una vela".
"Fue impresionante ser testigo de cómo el Papa se entrega tan abiertamente a personas de toda condición", comenta Rosier. "El material de archivo le muestra departiendo con muchos políticos, pero también con gente corriente de todo el planeta. Para él era importante, en el set, saludar y estrechar la mano a todas y cada una de las personas presentes, ya fueran productores, financieros, diseñadores o electricistas. No hacía distinciones. Su compromiso y empatía siempre se caracterizaban por una gran dosis de receptividad, honestidad y afecto".
Para Wenders, este enfoque interconfesional -es decir, la idea de que esa inclusión radical puede reparar las fracturas de este mundo- permite abrir EL PAPA FRANCISCO - UN HOMBRE DE PALABRA a un público mayor que el estrictamente cristiano. " Creo que es importante considerar la humanidad como un todo y no caer en discriminaciones. Y creo que también es importante que gente no cristiana vea la película porque le ayudará a desterrar prejuicios y malentendidos", indica Wenders. "El Papa tiene los brazos abiertos a todo el mundo y su postura de no hacer proselitismo ni sermonear también calará en aquellos que no se identifican con la religión".
Además, Wenders añade que "Esta película no va a cambiar el mundo; las películas no suelen hacerlo. Pero creo que este papado sí lo está consiguiendo. Hay muchas personas de buena voluntad viviendo y trabajando en todo el planeta: ateos, musulmanes, budistas, etcétera. Y todos ellos podrán encontrar algo de valor en esta película".