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  Bailando la vida  (Finding your feet)
  Dirigida por Richard Loncraine
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Bailando la vida está dirigida por Richard Loncraine, el realizador británico conocido por dirigir Ricardo III, Wimbledon. El amor está en juego y créditos para la televisión como los nominados al Emmy The Gathering Storm y Mi casa en Umbria.

El guión de Bailando la vida es obra de Meg Leonard y Nick Moorcroft (Urban Hymn, Supercañeras: El internado puede ser una fiesta) y la película está producida por John Sachs y Andrew Berg para Eclipse Films, Nick Moorcoft y Meg Leonard para Powder Keg Pictures, James Spring para Fred Films y Charlotte Walls para Catalyst Global Media.

Los productores ejecutivos son Brian Berg, Lynne Berg, Gideon Lyons, Graham Begg, John Stevens, Charles Low, Adam Thrussell, Jay Firestone de Prodigy Pictures, Bob Benton de Bob & Co, Andrew Boswell, Sunny Vohra de Twickenham Studios y Richard Whelan.

El equipo técnico principal incluye al montador Johnny Daukes (El mensaje, Wonder), al diseñador de producción Jon Bunker (Croupier, Dormiré cuando me muera), a la diseñadora de vestuario Jill Taylor (Full Monty, Mi semana con Marilyn), y al director de fotografía John Pardue (The Girl, Resistance).

Protagonist Pictures se encarga de las ventas mundiales y la película cuenta con el apoyo de Ultimate Pictures, Bob & Co y Twickenham Studios; NBC Universal gestiona la música.


Información sobre la producción
Bailando la vida se inspira en una historia real de enorme calado emocional. Un grupo de teatro del Reino Unido sirvió de inspiración a los guionistas y productores Nick Moorcroft y Meg Leonard y les dio pie para crear una historia ficticia sobre una clase de baile de barrio para personas mayores.

Moorcroft y Leonard hicieron llegar su idea a los socios productores John Sachs y Andrew Berg, que comprendieron inmediatamente su potencial. "Los guionistas tuvieron la gran idea de situar su historia y sus personajes en ese entorno", señala Sachs. "Me pareció genial y dije: 'Vamos a hacerlo.’"

Teniendo en cuenta la popularidad transgeneracional de programas como Strictly Come Dancing, los productores comprendieron que la historia no solo tocaría la generación de 'baby boomers', sino que también podría llegar a todas las edades. "Algo así como en la línea de "El exótico Hotel Marigold", dice Berg.

La productora Charlotte Walls está de acuerdo. "La historia ofrece un extraordinario mensaje para todos", dice Walls. "Su tema principal son las personas de cierta edad, pero su alcance va mucho más allá. Se trata de dar una segunda oportunidad a la vida y creo que todos los públicos pueden identificarse con este mensaje".

Está claro que la historia agradó al aclamado director Richard Loncraine, que no dudó en aceptar el proyecto. "Las películas se basan en el guión y en el reparto", dice. "Son como las pirámides. La base es lo que las mantiene estables. Los actores aceptaron porque les gustaba el guión y a mí porque me encantaba el guión".

Aunque el baile juega un papel fundamental en la historia, dice el director, si la película tiene éxito es porque es una historia sobre personas reales y creíbles. "Hay algunas partes tristes y otras muy felices en esta historia", dice.

"Pero en realidad es una película sobre personas y ese es el mejor tipo de película. Te llegan a importar estas tres personas y te enamoras de ellas. Creo que hemos hecho una película con sentimientos reales".

Las tres personas son Sandra (Imelda Staunton), Charlie (Timothy Spall) y Bif (Celia Imrie) y es la primera la auténtica protagonista de la historia.


Personajes y reparto
Sandra es una mujer bastante estirada y rica que pertenece al 'club de tenis' de Surrey. Vive en una calle bordeada de casas de lujo. "Ha criado a una familia y ha estado al servicio de su esposo durante toda su carrera como policía, en la que ha alcanzado el estatus de comisionado", explica Moorcroft. "Es la clásica 'mujer detrás de un gran hombre'", añade Leonard.

De hecho, Sandra está muy orgullosa de que su marido haya sido nombrado caballero recientemente, tal y como vemos al principio de la película con una fiesta para celebrar su jubilación. Sandra lleva tres décadas planeando sus últimos años.

"Ahí es donde arranca la historia", continúa diciendo Leonard. "Es una de esas historias en las que las mujeres pierden su identidad esperando reinventarse a sí mismas, cuando ya no necesitan servir de apoyo para los demás. Ahí comienza nuestra película, en vísperas de la jubilación de su marido, el momento en el que Sandra espera iniciar una nueva vida que lleva 35 años planeando".

Pero todo se viene abajo. "Descubre que su mejor amiga ha tenido una aventura amorosa con su marido en los últimos cinco años", continúa Moorcroft, "y de repente ve cómo le han arrebatado el futuro que había imaginado. Así que la protagonista se enfrenta a una pregunta dramática: ¿Podrá reinventarse y redescubrirse a sí misma?"

Para interpretar a Sandra, los realizadores recurrieron a una de las actrices con más talento del panorama actual: Imelda Staunton. "En mi opinión, Imelda es sin lugar a dudas la actriz más versátil y con más talento que tenemos en el Reino Unido", dice Sachs.

"Soy un gran fan de ella. Y su personaje lo necesitaba todo: patetismo, humor. Necesitaba ritmo corporal. La abandonamos en Hampstead Ponds, y la enviamos a bailar en Piccadilly Circus. Y salió airosa de todo".

Loncraine afirma que el talento de Staunton es palpable, "...y lo es hasta tal punto que no llegas a ver cuándo cambia y pasa de ser una snob antipática de clase media a una mujer accesible, amable y generosa", señala.

"He visto nuestra película muchísimas veces y no logro identificar el momento. No hay una escena concreta en la que se produce ese cambio. Imelda es capaz de repartir a lo largo de toda la película el cambio que experimenta su personaje, y eso es una auténtica proeza".

Staunton dice que aceptó el papel inmediatamente. "Es agradable interpretar un papel en el que tengo mi verdadera edad", comienza diciendo la actriz. "Y es agradable ver que las personas de cierta edad también tienen una vida; tienen desamores, sentido del humor y además tienen un futuro.

"Está el bagaje que atesoran las personas que han tenido una vida, pero a las que también les queda mucho por vivir".

La vida de Sandra sufre un verdadero terremoto y necesita distanciarse de su penosa situación. Pero, ¿a quién acudir? Su orgullo no le permite recurrir a su entorno social en Surrey. Debe recurrir a su familia, concretamente a su hermana, Bif. El problema es que Bif es, a primera vista, su polo opuesto en todos los sentidos. "Sandra se arroja en los brazos de su hermana", señala Staunton. "Sandra es un poco mandona así que se producen muchas peleas".

Bif parece la antítesis de su hermana, señala Loncraine. "Se han distanciado después de discutir por una manifestación sobre Desarme Nuclear hace muchos años", dice el director. "Y buena parte de la película trata sobre este amor fraternal y cómo vuelven a encontrarse".

En cierto sentido, Bif es una rebelde y también le gusta disfrutar de la vida. "Le importa un comino lo que piensen los demás", dice Leonard. "Por el contrario, la vida de Sandra ha consistido en mantener las apariencias y estar a bien con las personas adecuadas".

Así que Sandra se siente incómoda cuando aparece en el piso de protección oficial de Bif en un edificio del Este de Londres. "En el fondo, es un clásico cuento sobre inadaptados", dice Moorcroft. "Sandra se sumerge en un mundo nuevo que le resulta increíblemente difícil y muy ajeno".

Tampoco es fácil para Bif. "Para empezar, vemos que no se tienen mucho respeto y que desde el principio se muestran muy críticas e intolerantes", dice Moorcroft. "Y sin embargo, las hermanas vuelven a descubrirse la una a la otra y también a sí mismas", añade Leonard.

Para dar vida a Bif, los realizadores recurrieron a la popular actriz de cine y teatro Celia Imrie, con quien Loncraine había trabajado en la película sobre Winston Churchill, The Gathering Storm. "Celia fue la primera persona que elegí", dice el director. "Es una actriz maravillosa".

Por su parte, a Imrie le encantó la dinámica entre las dos hermanas. "Han llevado vidas muy distintas", señala. "Sandra ha vivido una vida bastante convencional; Bif no. Cuando vuelven a encontrarse no resulta fácil, pero es maravilloso descubrir que dos hermanas que parecen tan diferentes, en realidad no lo son tanto".

Imrie y Staunton se conocen desde hace muchos años, primero trabajando juntas en los escenarios con Cabaret, como las chicas Kit Kat, en 1978. "Fue genial volver a trabajar con Imelda", dice Imrie, "y son personajes muy interesantes.

"Tengo tres hermanas y no he olvidado esos años en los que vivíamos juntas; te marcan para siempre", continúa diciendo. "Y en esta historia, al ser la mayor, Bif se atreve a llevar a Sandra por un camino que ésta no quiere. Además, puedes andarte con menos miramientos con una hermana de lo que serías con una nueva amiga porque tienes todo un pasado en común."

Mientras se acostumbra a su nueva existencia, Sandra conoce a los amigos de su hermana, como su mejor amigo Charlie, un restaurador de muebles antiguos que fuma marihuana, un amante del jazz que vive en una barcaza en Maida Vale.

"Hay una razón por la que vive en el barco ya que ha vendido su casa, una historia que conocemos a medida que avanza la película", explica Moorcroft. "Es algo que mantiene en secreto y que sólo ha contado a Bif, que es su confidente y su mejor amiga de la clase de baile a la que asisten".

Charlie es un cínico irredento. Acepta el mundo porque no le queda más remedio y lo hace con un humor mordaz. "Es un personaje pintoresco, pero es bastante reservado", explica Leonard. "Poco a poco aprendemos vamos aprendiendo su historia pasada. ¡Y su reacción inicial con Sandra es que es una mujer absurda!"

Pero poco a poco su relación se va relajando y al final toma un cariz diferente a medida que surge la historia de amor. "Como en cualquier comedia romántica clásica", dice Leonard, "ninguno de ellos puede imaginar una vida juntos".

Los polos opuestos se atraen. "Y nos divertimos mucho con eso", dice Moorcroft, quien junto con Leonard vio películas clásicas del género como La costilla de Adán, La fiera de mi niña, Mejor... imposible.

"Disfrutas de las peleas y los conflictos y aquí hay para dar y tomar", continúa. "Pasa más de una hora hasta que la relación arranca. A pesar de que en un principio parecen polos opuestos, de hecho tienen mucho en común".

Para el papel de Charlie, los realizadores eligieron al popular actor Timothy Spall. De hecho, fue Loncraine quien le dio a Spall su gran oportunidad al contratarle para su primera película, el telefilm de 1980 The Vanishing Army, justo después de que él dejara RADA (Royal Academy of Dramatic Art). Bailando la vida es su cuarto proyecto juntos.

"Tim Spall es una leyenda", dice Berg, "y en cuanto supimos que le gustaba el guión, comprendimos que teníamos a nuestro trío".

A Spall no solo le gustaba la historia, también estaba feliz de interpretar a alguien a quien consideraba bastante cercano. "Acababa de encarnar al reverendo Ian Paisley [en El viaje] y David Irving [el negador del Holocausto en Negación], así que interpretar a alguien de mi edad que se parece un poco a mí, habla un poco como yo y se viste un poco como yo era bastante agradable", dice riendo.

En cuanto a la relación de Charlie con Sandra, lo disfrutó inmensamente. "Al principio no se llevan nada mal", dice. "Sandra no está segura de Charlie porque va hecho un desastre".

Se conocen cuando él está reparando algo en el apartamento de Bif. "Después lo ve cuando está colocado y hace cosas raras. Y cuando comete el error de aconsejarla, se ofende".

Además de Bif, otro compañero de Charlie es su vecino, Ted, que interpreta David Hayman. "Ted es un enigma, un Teddy Boy, un rockero en horas bajas", dice el actor. "Su apogeo debió producirse en los años 50 o 60. Está muy solo después de haber perdido a su esposa el año anterior.

"Él y Charlie se reúnen en sus barcos, fuman un montón de droga y se niegan a aceptar que se acerca el ocaso de sus días."

Al igual que Bif y Charlie, Ted también asiste a una clase de baile para mayores, al igual que el memorable personaje secundario Jackie, interpretado por Joanna Lumley. "Jackie fue abogada y era muy buena haciendo divorcios", dice Lumley sobre su papel. "Tiene bastante dinero y ha estado casada cinco veces; y aunque no sea muy fácil de llevar, es una gran luchadora y le encanta formar parte de este club de baile".

El otro miembro notable del club de baile es la instructora, Corrinna, que interpreta Indra Ové. "Le encanta enseñar a los mayores de 50 años", dice la actriz al referirse a su personaje, "y se implica muchísimo. Fue realmente interesante porque mientras aprendía los bailes con el resto del reparto, ¡también tenía que mirar a los coreógrafos para ver cómo enseñan! Fue muy divertido".


La clase de baile y los bailarines
La clase de baile y los recitales que organiza el grupo son una parte fundamental de Bailando la vida. Y aunque el director Richard Loncraine había incorporado el baile en los anuncios que hizo al principio de su carrera, nunca había trabajado con tantos números. "El baile fue mi mayor temor durante toda la película", dice. "¡Y hay muchísimos!"

Uno de los temas clave era el nivel al que los actores debían actuar. "Antes que nada, hay que decir que el reparto principal y la gente a la que encarnan no son bailarines profesionales", continúa diciendo el director. "Debían ser buenos, pero no podrían haber sido tan buenos que pareciera ridículo".

Había que encontrar un equilibrio muy sutil. "Tuvieron que ser mejores de lo que sería la mayoría de la gente porque cuando vas al cine no quieres ver la vida real. Quieres ver algo un poco más grande que la vida real".

Otro tema importante fue que el baile debía ser parte integral de la historia principal, y no un espectáculo secundario. Por lo tanto, para Sandra, asistir a la clase de baile de su hermana no solo la saca de su zona de confort sino que también la pone en contacto con nuevas personas.

"Para Sandra, el baile le permite ser más libre y desbloquear cosas que ha mantenido encerradas durante muchos, muchos años", dice Staunton. "Son hombres y mujeres que están atrapados en malos matrimonios y que no se dan cuenta de que tienen malos hábitos.

"Creo que muchas mujeres sacrifican muchas cosas para conservar sus matrimonios y sus maridos dándoles a estos el mayor protagonismo. Y eso es lo que ha hecho mi personaje. Conseguir salir de esa situación y entrar en el mundo de su hermana que es tan libre y despreocupada es maravilloso, y el baile le da a Sandra una oportunidad real de liberarse".

La clase de baile también abre la puerta a un nuevo romance. "Cuando Charlie y Sandra bailan por primera vez se establece una conexión real entre ellos", dice Spall. "Crees que sabes qué tipo de personas van a un grupo de baile, pero esta película te introduce en un mundo más complejo donde los personajes tienen muchas capas.

"Para estas personas, el baile es un punto de apoyo; es donde se encuentran", añade Spall. "Se lo toman lo suficientemente en serio como para querer hacerlo bien. Es como un grupo de autoayuda".

De hecho, el grupo de baile es una especie de bálsamo para los problemas de los personajes que conoce el público. "Es como un medicamento", dice Spall. "Es algo social, un hobby con algunas ventajas.

"Y hay algo muy sincero al respecto, una mezcla de habilidad y encanto. A veces, me emocionaba viendo los bailes; ver todos estos triunfos individuales, penas y rupturas, ese mar de experiencia a esta edad, cuando has dejado de ser interesante para los demás.

"Debajo de este baile hay un enorme mosaico de vidas. No es un análisis muy serio, hay mucho humor, pero también hay grandes dosis de sinceridad".

Staunton está de acuerdo. "La gente que va a esta clase de baile no es divertida; y eso también resulta conmovedor", dice ella. "¡No intentan convertirse en grandes bailarines! Tratan de salir de su aislamiento.

"Formar parte de un grupo es realmente importante. Vivimos más tiempo. Son personas luchadoras. Han peleado y tienen esperanza, y todas esas cosas me parecen bastante atractivas. En esta película, el baile es una metáfora de nuestros sentimientos más íntimos".

Lumley dice que le encanta el énfasis que ponen al bailar las personas mayores. "Abrazar a la gente y bailar con la gente... hacer que las personas mayores se levanten y se muevan. De hecho, ¡creo que bailar debería ser obligatorio en el colegio!

"La película es un canto a la amistad y al optimismo", añade. "Estas personas que se inscriben en los clubs se llevan bien y se ríen juntas. Además, hacen bailes que no esperarías de personas de 60 o 70 años".

Se pidió al grupo que se atreviese con bailes tan variados como un vals vienés, jive, disco y salsa. Incluso hay un número inspirado en los chicos de Madness, el grupo de ska. "Es como una pizza variada de baile", dice sonriendo Spall. "Está claro que no es una pizza margarita. ¡Es una hawaiana con muchos extras!"

Ashley Wallen, el coreógrafo australiano, montó los números de baile de la película. Ha trabajado con estrellas como Sugababes, Kylie Minogue, Will Young, Robbie Williams y Mariah Carey.

"Ashley analizó la capacidad de los actores y cuánto tiempo necesitarían para ensayar", dice el productor Andrew Berg. "Todos empezaron muy bien, sobre todo Celia, Imelda y Joanna. A menudo sólo se trataba de una cuestión de confianza".

Mark Jennings, ayudante del coreógrafo, se ocupó del trabajo diario. "No se trata solo del típico baile de salón", insiste. "En algún momento también bailaron como en las películas de robots y de hip-hop. Recorren todo el repertorio del baile.

"Creo que el público se sorprenderá bastante con el nivel que tienen. Los actores lo hicieron francamente bien. ¡Te entran ganas de bailar con ellos!"

Para complementar a los tres protagonistas y a los actores secundarios, se incorporaron a la clase 15 antiguos bailarines profesionales.

Loncraine lo explica: "Teníamos 20 personas en la troupe, cinco del reparto y 15 antiguos bailarines profesionales, que habían estado en espectáculos como A Chorus Line y Hair.

Jennings añade: "¡Los bailarines suelen pensar que todo se acaba a los 35, pero algunos de nuestros muchachos tienen 66 años y lo hacen muy bien! Es como si la vida les hubiese dado una nueva oportunidad". Jennings afirma que la camaradería entre los bailarines profesionales y los principiantes era evidente. "Todos eran iguales".

De hecho, hace años que Staunton conoce a algunos de los bailarines profesionales. "Cuando encarné a Dorothy en El mago de Oz en el RSC en 1986, uno de los muchachos estaba allí", recuerda. "Me sentí muy cómodo y todos queríamos que saliera bien".

Imrie dice que ver cómo trabajaban en la pista estos antiguos profesionales fue estimulante y conmovedor. "Me emocioné mucho viendo a los caballeros bailando porque ya tienen cierta edad", recuerda.

"Está claro por la forma en que bromean en el pista que han bailado toda su vida. Ahora se les ha dado la oportunidad de volver a hacerlo y es tremendamente conmovedor ver cómo lo dan todo.

"Las mujeres también están espléndidas, pero es bastante curioso ver a los chicos del coro tantos años después".

A los antiguos profesionales que componen la clase de baile les encantó participar. Más de 150 bailarines se presentaron a las audiciones y entre los que pasaron el corte final está Basil Patten, un veterano de Oliver y El violinista en el tejado. Tiene 74 años. "Trabajar en esta película a estas alturas de mi carrera ha sido realmente maravilloso", dice.

Con un año menos, Christopher Malloy, de 73, se hace eco de los sentimientos de Patten. "He estado en muchos espectáculos, pero estoy especialmente entusiasmado con este trabajo porque ha llegado en un momento tan avanzado de mi carrera", dice.

Pero la exuberancia de los bailarines en la pantalla pasa factura. "Llevo un tiempo retirada", dice Christina Avery, de 67 años. "Lo he pasado genial. Ha sido como unas vacaciones. Pero el resultado ha sido articulaciones doloridas, sobre todo en la espalda, el cuello y los pies".

Los pies la están matando. "Tengo los pies como botas como decimos en el oficio", dice riendo.

Todos los bailarines han disfrutado de carreras en la cine y el teatro; por ejemplo, Fred Folks estuvo en Britan's Got Talent como parte de un grupo llamado Old Men Grooving. Recientemente hizo Ingenua inocencia.

En cuanto al reparto principal, todos querían demostrar lo que sabían hacer. "Los actores se sienten un poco vulnerables cuando bailan", señala Jennings, "pero este reparto no tuvo reparos y fue a por todas".

Para Staunton e Imrie, que fueron coristas en su juventud, las secuencias de baile fueron un motivo de alegría. "Yo soy una chica de coro", sonríe ésta última. "Empecé en la pantomima y bailar es mi gran amor".

Sin embargo, Staunton, que brilló recientemente en el West End londinense con el exitoso musical Gypsy, reconoce que a pesar de su experiencia el baile no fue nada fácil. "Ha sido doloroso porque, aunque he trabajado en musicales, no he hecho grandes escenas de baile", dice ella.

"Dicho eso, cuando luchamos juntos el vínculo se fortalece. ¡Esto es un trabajo y un trabajo duro!"

Spall se hace eco de esos sentimientos. "En cuanto tienes un momento libre, alguien te agarra para arrastrar los pies o cualquier otro baile", dice Spall. "De hecho, ¡el único momento en que descansas es cuando estás actuando!"

Hayman señala que no había bailado desde la última vez que hizo pantomima hace 25 años. "Solía decirle a mi mujer que me gustaría que me contrataran para Strictly Come Dancing pero ahora, tras pasar por este proceso, nunca haría Strictly", dice riendo.

"Debe ser muy doloroso. Lo que hemos pasado para que las rutinas de baile fueran correctas, y no perfectas, fue una tarea ardua.

"Una de las cosas más aterradoras fue que todos tuvimos que bailar una tarde en Piccadilly Circus", añade. "Hacemos una mezcla de todos los estilos de baile; 20 de nosotros bailamos con turistas y londinenses y con cámaras ocultas".


Bailando en la localización, rodando en la localización
La secuencia de baile en Piccadilly Circus es una de las piezas más memorables de la película. Se trata de un flash-mob de toda la compañía de baile y se rodó un domingo por la noche, en invierno, en medio de una de las zonas turísticas más concurridas de Londres.

En la historia, el grupo de baile se dirige a recaudar dinero para AGE UK y su campaña Spread the Warmth. "El vínculo con Age UK tiene mucho sentido. La vida está para vivirla y no hay límite de edad para eso", dice Berg.

En un principio, la secuencia del baile se desarrollaba en una estación de tren, pero como era poco práctico, los realizadores probaron en South Bank y luego, tomando el toro por los cuernos, en Piccadilly Circus.

"La escena de Piccadilly es muy ambiciosa", sigue diciendo Berg. "Debía ser algo que pudiese tener una gran repercusión, hacerse viral para que invitaran a la clase de baile un gran festival de baile en Europa.

"Y, por supuesto, Piccadilly es icónico. Felicitamos a nuestro equipo de localizaciones porque no fue nada fácil que nos dieran permiso".

La escena se filmó con la clase de baile de 20 personas, 50 extras y 600 espectadores reales. Loncraine usó unas cámaras muy livianas y filmó la escena cinco veces en el transcurso de dos horas. Los realizadores tuvieron la suerte de su parte porque empezó a llover cuando ya habían grabado cuatro tomas.

La secuencia del baile en Piccadilly Circus hace que inviten a la baile invitada a un festival de baile en Roma.

"En Roma, el baile es más formal del de Piccadilly Circus", dice Loncraine, que se centró en dos enfoques para el número que realizan fuera del Reino Unido.

"Primero tenemos que ver la escena del baile desde la perspectiva del público. Hay un arco de proscenio, así que no quería rodar en sitios raros porque eso no es lo que vería un público". Así que esa parte de la secuencia de baile se rodó de forma clásica desde la perspectiva del público. "Pero al mismo tiempo, hay una historia con Bif, en la que debe bailar, y allí estaba yo en el escenario, usando cámaras de mano".

Loncraine dice que intentó hacer todo coreografiado en un solo plano, "...así que puedo saltar de una toma maestra a otra. Se obtiene un look fotográfico mucho más interesante para la película; tiene mucho más estilo.

"Es lo que se hace en grandes películas como ¿Quién teme a Virginia Wolf? No ves la fotografía. Me han criticado porque dicen que en mis películas con películas no hay dirección. La verdad es que es un cumplido. No quiero ver la dirección. No me gustan los directores que presumen.

"Con los actores que tenía, era como tener gimnastas de primera fila. No quería estar en el escenario, sosteniéndoles la mano".

Otras localizaciones clave para Loncraine, su reparto y su equipo incluyen Hampstead Ponds, uno de los lugares favoritos de Bif. En un momento dado, convence a Sandra para que se dé un chapuzón.

Otro es el distrito de Soho en Londres. Este último, dice el director, implicó "bastante rodaje guerrillero".

"Hicimos escenas con Imelda y Tim caminando por el Soho en Navidad. Normalmente, controlas la calle y tienes extras e iluminación, pero con las cámaras modernas que trabajan con niveles de luz reducidos, la sensación es muy natural".

La sensación de naturalidad realza la calidad de la película. "Creo que esta película es única", concluye Staunton. No se parece a ninguna otra. Estamos interpretando a personas de la tercera edad que intentan reivindicar que les queda mucha vida. Todos han sufrido decepciones, pero todos los personajes intentan tener un futuro.

Spall está de acuerdo, y añade: "El núcleo de la película es el baile y sirve de apoyo para estas personas. Pero no es algo de lo que hablen. La historia trata de personas de cierta edad que viven en una de las ciudades más grandes del mundo. Estoy seguro de que la gente comprenderá la idea".