Entrevista al director Xavier Giannoli
P: ¿Cómo surge esta película?
R: Durante mucho tiempo, quise saber mi posición respecto a la religión y la fe... He ido planteando la cuestión en diferentes películas, empezando por 'A l'Origine' ('Crónica de una mentira') en la que trataba el tema de las promesas y las mentiras. Necesitaba centrarme en una faceta más íntima de estos argumentos y, un día, leí un artículo sobre las misteriosas "investigaciones canónicas". Sabía que la Iglesia, en ocasiones, realiza comisiones de investigación sobre eventos supuestamente sobrenaturales como curaciones milagrosas o apariciones. Estas comisiones de investigaciones canónicas no están necesariamente compuestas por personas religiosas. En ellas hay, entre otros, doctores o historiadores a quienes un obispo les pide testimonios, estudios y hechos precisos para determinar si la persona que afirma haber presenciado una aparición o haber sido curado es un impostor... o no. Una investigación documental exhaustiva sobre una supuesta prueba de la existencia de Dios era la duda esencial que yo sentía en mi vida. Esta duda se ha convertido hoy en una fuerza en mi vida y también... en mi cine.
P: Necesitabas investigar...
R: Y quería hacerlo sin prejuicios ni dogmatismos, desde el punto de vista de una persona común, no de un filósofo o un teólogo (algo que no soy), sino de un cineasta con un deseo de verdad humana. Así es como tuve la idea de este personaje, un periodista que va a investigar un hecho aparentemente increíble: una aparición de la Virgen María en la Francia de hoy en día.
No siendo un ateo cínico, ni tampoco un santo, él solo es un hombre libre que quiere descubrir qué es verdadero y qué no.
P: ¿Fue el clima actual el que despertó tu interés sobre este tema?
R: Necesitaba volver a apropiarme de estos temas, más allá de los clichés que nos venden los medios, los debates sobre el choque de culturas, el retorno de la religión y el extremismo fundamentalista o la Iglesia y sus escándalos. Para mí, es ante todo una búsqueda íntima y personal... Cada uno lo trata del modo en que puede pero eso, en ocasiones, lleva a la confusión. Nosotros no vamos a descubrir el sentido de la vida en algoritmos, smartphones, promesas económicas o promesas políticas.
Quería conducir a mi personaje al final del desierto, a un desierto original, en la indigencia y la modestia. Él trata de desbloquear un misterio y, al final, parece rechazarlo, quizás porque descubre la belleza de este cuestionamiento.
La forma en que Vincent se apoya sobre una rodilla para colocar el icono quemado en los escalones del monasterio es uno de los gestos más hermosos que probablemente haya grabado jamás. Vincent tiene una humildad y una dignidad que me remueven por dentro, como si reconociera la existencia de un gran misterio mientras permanece en el umbral, sin adentrarse en él.
P: ¿De modo que lo primero y lo que de verdad te interesa es la historia humana?
R: Leí un libro fascinante titulado 'Faussaires de Dieu' (de Joachim Bouflet), sobre una investigación a unos impostores que están dispuestos a hacer cualquier cosa para hacer creer a las personas que han visto una señal de Dios. Entonces, cuando decidí aventurarme en este tema, ciertamente no quería hacer creer a las personas en las apariciones, nada más lejos... Pero también quería creer en la profunda sinceridad de esta jovencita, a pesar de la duda legítima que pueda tener sobre la verdad de lo que ella dice haber visto. Encuentro ese sacrificio, en sí mismo, conmovedor y poético y tengo un profundo respeto por eso. El historiador Yves Chiron ha escrito libros sobre este asunto que me han ayudado mucho. Mientras escribía, también tuve conversaciones con varios sacerdotes. Un día, le pregunté a uno de ellos: "Cuando mueras, ¿tendrás menos miedo, porque crees en la vida eterna?" Hubo una pausa, y luego respondió: "Cuando cierre mis ojos, lo primero que me diré a mí mismo es: espero no haberme equivocado...". Eso me conmovió profundamente. Entonces, recordé el hermoso "No lo sé" con el que termina 'El Reino', de Emmanuel Carrère. Porque yo tampoco lo sé. De modo que sigo buscando y necesito el cine para hacerlo... o quizás lo que necesito es estos temas para poder encontrarme con el cine. No lo sé.
P: ¿Dónde comenzó esta investigación?
R: Primero, encontré una lista de apariciones "autentificadas" por el Vaticano. La de Bernadette Soubirou en Lourdes o la de los niños pastores de Fátima son, probablemente, las más conocidas pero hay docenas de otras apariciones anteriores y posteriores a éstas. La última aparición canónica autentificada fue en los 80 en San Nicolás, Argentina. Y otras menciones podrían hacerse a Garabandal o Medjugorje que estuvieron y/o están sujetas a más o menos a estudios con análisis contradictorios. Son investigaciones con un gran número de seguidores y de detractores.
Encontré una foto de una joven vidente con un gorro de electroencefalograma en su cabeza. Sus manos estaban unidas en actitud de oración mientras las ondas eléctricas de su cerebro estaban siendo analizadas para ver si estaba diciendo la verdad. Había una extraña poesía en esa foto, como si la tecnología fuese capaz de probar los misterios del alma. Me metí por completo en la dimensión de la investigación.
P: ¿Fuiste capaz de entrar en el mundo de las investigaciones canónicas?
R: Quise comenzar con una investigación de campo. De modo que me reuní con gente que había participado en investigaciones canónicas. Mi primera sorpresa fue cuando me encontré con hombres y mujeres que no estaban dispuestos a creer en nada. Al contrario, ellos trabajaron para identificar a los impostores e involucraban a doctores e historiadores para que localizasen los fraudes. Pero el problema de esto es que ellos son grupos de estudio secretos... Sin embargo logré reunirme con algunos de ellos y tener acceso a entrevistas reales con supuestos videntes que aseguraban haber tenido una aparición. Estaba absolutamente fascinado, porque las preguntas eran muy sencillas y concretas, bastante similares a las que podría haber realizado de un periodista o un policía.
Una vez concluida la investigación, la comisión transmite sus conclusiones al obispo, la única persona que puede pedir al Vaticano que se reconozca un hecho sobrenatural. Es un largo y riguroso proceso, con protocolos que determinan la rectitud de las investigaciones así como la necesidad de detectar los engaños. Uno no se puede imaginar que la Iglesia no avive y busque la autentificación de apariciones. Al contrario, se puede decir que pone obstáculos. La fe no necesita pruebas, si fuese así no sería fe.
P: Vemos en la narrativa de la película y en el estilo de la dirección la búsqueda de realismo y rigor...
R: Para escribir una película debo comenzar por decirme a mí mismo "nadie lo va a creer" y esa duda fundamental es la que me llama a hacer más y más investigaciones y a utilizar los recursos del cine para darle una veracidad a lo que estamos contando.
En el rodaje con frecuencia pienso en los "escépticos"... y espero que a través de mi investigación les haga seguir a mis personajes y perderse en ellos. Siempre vuelvo a la investigación, basándome en hechos reales, que acaban por abrirnos las puertas hacía una nueva dimensión.
Tuve una conversación durante el rodaje con el director de fotografía, Eric Gautier: tienes que empezar grabando las apariencias de realidad para intentar alcanzar un estado de gracia, graba el peso de los cuerpos para que se descubran luego las almas.
También necesitaba tener contacto con algo de caos del mundo moderno para acabar la película. Necesitaba llegar a lo más íntimo del tema pero también ubicarlo en su contexto. Fui a grabar en el mayor campo de refugiados en la frontera con Siria. Esta tragedia histórica nos hace plantearnos qué somos, cuáles son nuestros valores, nuestra historia y hasta dónde estaríamos dispuestos a echarle una mano al de al lado. Cuando Anna mira hacia el cielo y se pierde a sí misma, Meriem mira a la tierra y se encuentra a sí misma. Las dos creen en su sacrificio por los que sufren. Es el respeto por lo más sagrado en la vida más allá de las creencias religiosas.
P: ¿Es la primera vez que has trabajado con Vincent Lindon?
R: Escribí este papel para él, con el que quería trabajar desde hacía tiempo. Nos conocíamos bien el uno al otro y quería grabarle desde una perspectiva novedosa. Fue laborioso convencerle para que me permitiera grabar su mirada el tiempo suficiente como para que pudieran revelarse sus secretos interiores. Vincent está continuamente en movimiento, tiene facilidad de palabra y entra rápidamente en el meollo de la acción. Como los grandes actores, trabaja con su cuerpo, forzándose a tocar objetos y preguntándose por el aspecto más físico de las personas que tenía alrededor. Yo sabía que utilizaría esta fuerza para interpretar un papel que convertiría la investigación de Jacques en algo más real en un mundo que gira entorno a lo espiritual. De modo que Jacques comienza siendo un cuerpo extraño alrededor de Anna, y se queda atrapado por su mirada. Al final de la película veremos que el modo de mirar de Jacques ha cambiado. Ahora sabe algo más del mundo y de la gente que lo habita. El periodista que ha pasado toda su vida buscando pruebas tangibles ha encontrado su límite. Ha llegado a un mundo en el que las pruebas no tienen valor y el mundo intangible permanece en secreto.
P: ¿Qué nos puedes contar sobre Anna?
R: Creo en la profunda sinceridad de su fe, y me toca el aislamiento de su oración. Ella ha sacrificado su vida por el mensaje que ha recibido. Se ha convertido en una prisionera de aquellos que buscan difundir su palabra e imagen por todo el mundo. Su encuentro con Jacques romperá su silencio. Este periodista llega a su vida con los secretos de un príncipe de la verdad. Y lo primero, y más importante, es que ha sido tocado por su infinita soledad. Necesita ser escuchada en su conjunto. Restaurándose a sí misma, Jacques le conducirá al final de su misterio. Hay una extraña conexión entre ellos que se traduce en un equilibrio entre la soledad y la necesidad de amor, la mística y la ilusión, el sacrificio y la ternura.
P: ¿Cómo llegaste a Galatea Bellugi, la joven que interpreta a Anna?
R: Como en cada película, paso mucho tiempo haciendo pruebas de cámara porque yo reescribo las historias una vez he encontrado a los actores. Vi centenares de caras, y luego la de Galatea... a la que no conocía. Fue simplemente obvio. Vi la prueba de Galatea en la que cuenta su aparición y era absolutamente imposible imaginar que estaba actuando. Su mirada, sus gestos, la textura de su voz, todo en conjunto daba credibilidad a aquello que estaba contando. Había algo de locura en el modo en el que ella parecía creer en lo estaba diciendo, con una total tranquilidad. Luego me contaron que ya había actuado en algunas películas pero que ella realmente no sabía si quería convertirse en actriz a pesar de la fuerza de su presencia. Cada día con ella en el rodaje fue un momento de gracia. Tenía una relación muy interesante con Vincent, como si ambos hubieran comprendido que ganan mucho manteniendo una distancia. Ella es a la vez familiar y enigmática, todo con lo que sueña un director. Un regalo del Cielo.
P: Hay muchos papeles secundarios...
R: El sacerdote que protege a Anna, Patrick d'Assumçao, es un actor con el que quería trabajar desde hacía mucho tiempo. El dió una increíble complejidad y humanidad al personaje del protector de Anna, del que empezamos a creer que es un manipulador pero que finalmente nos damos cuenta de que lo que realmente es: una víctima de su fe y de su cariño hacia la joven. Anatole Taubman, que interpreta a Anton Meyer es el tipo de hombre que es peligroso porque habla con tal apariencia de credibilidad que puede llegar a convencerte de lo que a él más le interesa en cada momento. Cada uno de ellos tienen un modo diferente de vivir la fe, mejor o peor pero lo que es seguro es que los dos están perdidos. Aún así, uno de ellos, al ser consciente, tiene ganas de reencontrarse y perdonarse.
También están los miembros de la comisión (Elina Löwensohn, Gérard Dessalles, Claude Lévèque, Bruno Georis) un grupo de expertos para los que lo sobrenatural con sus trampas y engaños es una rutina. Nos hemos divertido dando vida a esos pequeños momentos en los que ellos se hacen preguntas concretas a la vez que están tratando de indagar sobre un increíble misterio. Esas escenas daban una sensación de verdad que ayudaban a la posibilidad de que una aparición eche raíces en la realidad de una investigación.
Y finalmente, está el enigma de Meriem...
P: Has usado la música de Arvö Part en toda la película.
R: La escribí mientras escuchaba a Arvö Part. Para aquellos a los que no les resulte familiar, él es un compositor lituano contemporáneo. Conocí su trabajo a través de nuestro técnico de sonido, François Mussy, con el que he trabajado desde mi primer cortometraje. ¿Qué puedo decir de un genio como él?
Como he comentado antes, quería basar la película en una realidad contemporánea, con los sonidos de hoy. Los ruidos de las máquinas de las plumas, los coches y aviones, las vibraciones de las luces de neón. La película no se sustenta en los silencios de una iglesia de una localidad pequeña, va mucho más allá.
Parte de la acción de la música es actuar como un componente espiritual en su realismo sin predisponerte a aceptar la posibilidad de lo sobrenatural. Su música conduce al miedo, a una profunda humanidad, a la poesía de la duda. Es muy importante para mí que el cine sea un espectáculo, el espectáculo de nuestras vidas en el que nos encontramos a nosotros mismos. Y esta búsqueda me recuerda a un tema que escuché al final de una película llamada 'Stellaire'. Él la compuso a finales de los 80 para una serie documental de TV sobre la astrofísica. En ella se muestra como el hombre, a lo largo de la historia, siempre ha tratado de resolver los misterios de los cielos. Recuerdo que grandes científicos que pasaron su vida estudiando el universo acabaron por cuestionarse la existencia de Dios.
Las investigaciones canónicas de Giannoli
"Durante mucho tiempo, quise saber mi posición respecto a la religión y la fe... He ido planteando la cuestión en diferentes películas, pero necesitaba focalizarme en la parte más íntima de este aspecto. Y de repente, leí un artículo sobre las misteriosas investigaciones 'canónicas'. Sabía que la Iglesia a veces 'contrataba' un equipo de investigación para diferentes eventos sobrenaturales y 'milagros' y que este equipo no tenía que estar formado por gente religiosa obligatoriamente", comenta Giannoli respecto al germen de su película.
"Para preparar LA APARICIÓN, primero encontré una lista de apariciones 'autentificadas' por el Vaticano. La última de ellas, sucedida en Argentina, data de 1980. Luego, me entrevisté con gente que había participado en diferentes investigaciones canónicas, y para mi sorpresa, era gente que no creía en nada y que incluso recurría a los servicios de médicos e historiadores para desenmascarar a impostores y mentirosos", añade el galardonado cineasta.
Sobre el protagonista, Vicent Lindon, Giannoli comenta: "Escribí el papel pensando en él, ya que era un actor con el que quería trabajar. Intenté captar su mirada de manera que revelara una interioridad secreta. Como todos los grandes actores, Lindon es principalmente un cuerpo, una fuerza viva".
Una aparición mariana o una mariofanía es un fenómeno sobrenatural en el cual se tiene una visión de la Virgen María, la madre de Jesucristo. No todas las apariciones son reconocidas por la iglesia, pero para autentificar una se necesita realizar un riguroso examen de los hechos basado en cuatro puntos: la personalidad del sujeto, el contenido de la aparición, la forma de ésta y su finalidad.
La banda sonora de La aparición cuenta con composiciones de Arvo Pärt (la música del cual sirvió de inspiración para el director y co-guionista del filme), George Delerue, Claudio Monteverdi y el recientemente desaparecido Jóhann Jóhannsson.
Han dicho
"Una gran película sobre el misterio, la duda y la fe realizada con un admirable rigor y profundidad" - LE FIGARO
"Una investigación apasionante" - CINERAMA
"Una visión justa, ascética, honesta y ambiciosa" - CULTUREBOX
"Vincent Lindon impresiona en este thriller brillante" - FEMME ACTUELLE