Clausura la primera edición de Cine por Mujeres, que que se celebra en Madrid del 3 al 8 de abril de 2018.
La película está protagonizada por Emmanuelle Devos, Richard Berry, Sami Frey y Benjamín Biolay.
Entrevista a Tonie Marshall
P: ¿Cómo te documentaste sobre el mundo de los negocios?
R: Raphaëlle Bacqué, que colaboró enel guióny alaque consulté regularmente para dar credibilidad a la historia, me ayudó en mis investigaciones. Organizó encuentros con mujeres que ocupan altos cargos en importantes compañías como Anne Lauvergeon, Laurence Parisot, Claire Pedini, Pascale Sourisse, y otras. Me contaron muchas anécdotas en las que abundaban todasesaspequeñashumillacionesquesufrían todoslos días en un entorno predominantemente masculino. Sus testimonios constituyeron un material muy importante para contar la vida de mi protagonista. Las últimas veces me llevé a Emmanuelle Devos conmigoparaquepudiera absorberlosgestosde estas mujeres, suformade vestiryde hablar. Una de ellos me dijo: "¡No dudes en hacer que los hombres hablen groseramente!" No era fácil, y traté de evitar la caricatura, aunque lo cierto es que incorporé a la película casi todas las observaciones que oí tal y como salierondelabocadepersonas reales.
P: ¿Cómo se desarrolló tu colaboración con Marion Doussot, tu coguionista?
R: Me ha encantado trabajar con Marion,sobre todo porque no somos de la misma generación. Yo vengo de una generación feliz. A los 20 años estaba segura de que nadie me prohibiría hacer nada. Las mujeresyahabíanhechotanto antesqueyoy el caminoestabadespejado. Sinembargo,desdeentoncesel espacioabiertoalasmujeressehaidoestrechandoy ahora estamosen una fasederegresiónmuy acusada.Cuandoconocí afeministasjóvenesdelaedaddeMarion, sentíquehabía unadivisiónentrenosotras.Estasmujeres de30 años estánapuntodeestallar, ¡ytienentodalarazón! Esciertoquehay másparidad,pero lasmujeres estánviviendo un augedecierta mojigatería,juntoconlaagresiónsexualqueconllevanlasfrustraciones.La moralidady lareligión, seanloque sean,nunca estándelladodelas mujeres.
P: ¿De dónde proviene la teoría que revelas en tu película según la cual los tres grandes motores que mueven a los hombres son: el poder, el sexo y el dinero? ¡Y que por lo general, los hombres solo poseen dos de los tres!
R: Es algo que leímos o escuchamos durante nuestras investigaciones, ¡y creoque es muy cierto!Hay una escena enlaque el subordinado humilla al jefe.De hecho, cuando están entre ellos los hombres sostienen siempre relaciones de poder.
P: Gracias a Olympus, una red de mujeres influyentes, Emmanuelle Blachey accede a su puesto. ¿Existen clubs de este tipo?
R: Hay redes de mujeres, pero ninguna tiene verdadero poder, tal y como me dijo uno de los ejecutivos que conocí. Si una mujerquiere alcanzar ese niveldeéxito, debe contar con el apoyo de una red de hombres... Así que me inventé el auténtico poder de ese club, y espero que exista en el futuro... Además, fuimos testigos de una reunión del Club Olympus. Era necesario reproducirlo, mostrar el momento en el que esas mujeres se reúnen y debaten. Hice una audición de actrices para esa escena, pero no me sonaba auténtica. Así que le pregunté a una muy buena amiga feminista,
Sophie Bramly, que me presentara a feministas activas reales, y las filmé usando dos cámaras durante una tarde, cuando estaban debatiendo sobre temas accesibles para el gran público... En una de las versiones editadas, esta escena era más larga y probablemente demasiado documental. Pero al final de la proyección, una gente me dijo: "La película es buena, ¡pero no necesitas esa reunión de Tupperware!" Comprendí en ese momento que nos espera un largo camino por recorrer...
P: ¿Cómo has querido reproducir ese mundo de directivos?
R: Era importante mostrar la escena del CAC 40, para enseñar las oficinas, ese mundo singular del distrito de negocios de París, cuyas torres albergan las compañías más poderosas. Le pedí a mi director de fotografía, Julien Roux, que estudiara detenidamente la película "Margin Call". Esa película de J.C. Chandor da mucha importancia a los diálogos y hace referencia a estrategias financieras muy complicadas, pero aunque no entendemos mucho deloque sehabla, no nos aburrimos nunca porque no perdemos jamás el interés por unos personajes que se tambalean y después vuelven a levantarse...
P: El ascenso profesional y la historia personal de Emmanuelle están íntimamente ligados...
R: El día en que Emmanuelle asiste al Foro de Mujeres en Deauville, los servicios de rescate extraen del agua el cadáver de una mujer ahogada. Este acontecimiento sirve para provocar en ella el recuerdo de un dolor interior que la llevará a plantearse preguntas sobre las dificultades que, de una forma u otra, acabaron con la vida de su madre.
Al principio, Emmanuelle siente cierta reticencia hacia la red Olympus pero poco a poco, encuentra su propio camino para abrazar el feminismo. Cuando, en su discurso final, explica que su madre nunca encontró su lugar en la sociedad, Emmanuelle la integra en la defensa de una causa feminista más amplia. En ese punto, su relación con su madre va más allá del trauma infantil.
P: ¿De dónde salió la idea de que su madre murió al ahogarse?
R: Porque perder a un ser querido en el mar es profundamente traumatizante. Yo lo viví en primera persona porque Fanette, hermana del pintor François Arnal, murió ahogada. Mi madre vivía con él en esa época. No encontraron nunca su cuerpo. Y aunqueyo no era su hija, fue un accidente tremendamente trágico. Durante años, cuando me bañaba en el mar, estaba convencida de que Fanette estaba allí, flotando justo por debajo de la superficie, con su larga melena negra. Cuando alguien se ahoga y no se encuentra el cuerpo, surge la incertidumbre: ¿Suicidio o accidente? A diferencia de su padre, Emmanuelle cree que su madre se suicidó... Es inevitable que este tipo de acontecimientos vuelvan a ti como un boomerang, no te abandonan nunca.
P: ¿Era importante para ti que supiera hablar chino?
R: Sí, es un recuerdo de los relatos chinos que su madre solía contarle. La madre de Emmanuelle era una mujer brillante y erudita, así que era buena idea que fuera sinóloga. En cualquier caso, transmitió algo de esa cultura a su hija, lo que acaba siendo de gran ayuda para suvida profesional. En la escena del restaurante con los socios chinos, el dominio delidioma obliga a sus colegas masculinos a permanecer callados. Actúan como si estuvieran amordazados mientras Emmanuelle discute fuera con los chinos, fumando un cigarrillo y bebiendo. ¡Disfruté muchísimo filmando esa escena! Después, en el coche, su superior intenta menospreciar su éxito: "Una buena escena de seducción", le dice a Emmanuelle. "No, no lo es; es trabajo, camuflaje...", responde ella. A pesar de sus intentos de aclarar las cosas, durante la conversación le pone la mano en la rodilla con mucha naturalidad... No es un gesto de agresión sexual, sino de ese derecho a roce del amo que también refleja un deseo subconsciente de "controlarla".
P: Las relaciones entre Emmanuelle y su marido son sólidas, pero complejas.
R: Todos los altos cargos mujeres que he conocido me han contado que no podrían tener vida privada e hijos si no tuvieran un verdadero compañero que los entendiera y supiera cómo asumir ciertas tareas... Todas se deshacen en elogios hacia la persona que comparte sus vidas. El marido de Emmanuelle es un abogado cuyo negocio no va muy bien mientras que ella vive un momento de auge en su carrera. Esto es algo muy complicado de manejar en una pareja.
P: ¿Por qué elegiste a John Lynch para interpretar al marido de Emmanuelle?
R: Estaba buscando un actor británico que hablara algo de francés y que tuviera un físico imponente. Vi a John Lynch en La caza, una excelente serie en la que la protagonista es una mujer policía muy independiente. Me pareció que desprendía un sentimiento de humanidad y virilidad,¡algo muy irlandés! Y no deja dudas sobre el hecho de que Emmanuelleyél tienen una verdadera relaciónde amor y sexualidad.
P: ¿Qué nos puedes contar del dúo que forman Richard Berry y Benjamin Biolay?
R: Para el personaje de Beaumel, tenía en mente a un tipo bajito, de pelo oscuro, fanfarrón y nervioso, como Nicolas Sarkozy o Henri Proglio (gran empresario francés) de quien me dijeron que era extremadamente amable y atento, que siempre tenía una palabra amablepara todos,y noeranada arrogante. Richard simpatizó inmediatamente con el personaje. Es lo que le hacía falta a la película pero también quería que este tipo de persona fuera agradable hasta cierto punto, ni totalmente negro, ni totalmente blanco. En cuanto a Benjamin Biolay, me pareció que era un buen contrapunto para Richard Berry. Forman una pareja genial. Es fácil imaginarlos juntos urdiendo su red política y profesional, saliendo de juerga juntos a conquistar mujeres...