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  Hannah  Dirigida por Andrea Pallaoro
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FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE VENECIA - COPA VOLPI A LA MEJOR ACTRIZ PARA CHARLOTTE RAMPLING

Para su segundo largometraje tras Medeas, Andrea Pallaoro cuenta con la presencia de la nominada al Oscar en 2016 (45 años), Charlotte Rampling.

A través de su exploración de la ruptura de la identidad y la pérdida del auto control, Hannah indaga sobre la alienación de hoy día, el problema de conectar y las líneas divisorias entre la identidad individual, las relaciones personales y las presiones sociales.


Andrea Pallaoro
Nacido en Trento, Italia en 1982, Andrea Pallaoro tiene un Master of Fine Arts (MFA) en Dirección de Cine por el Instituto de Arte de California y una licenciatura en cine por el Hampshire College. Su debut cinematográfico, Wunderkammer, un cortometraje presentado en el Festival de Cine de Sundance 2009, ganó varios premios internacionales y fue seleccionado en sección oficial de más de cincuenta festivales de cine de todo el mundo.

Su primer largometraje Medeas (2013), protagonizado por Catalina Sandino Moreno y Brian O'Byrne, se estrenó en el 70º Festival Internacional de Cine de Venecia (Orizzonti) y ganó varios premios internacionales, incluido el de Mejor Director en el Festival Internacional de Cine de Marrakech, el Premio Sergej Parajanov por Destacada Visión Poética en el Festival Internacional de Cine de Tiflis, Mejor película en Nuevas voces, Nuevas Visiones en el Festival internacional de cine de Palm Springs, y Mejor Debut Cinematográfico en CamerImage.

Hannah, su segundo largometraje, es el primero de una trilogía de películas centradas en una protagonista femenina.

Andrea fue artista residente en Yaddo, en 2013 y 2015, y recibió la Beca cinematográfica de la Fundación Jerome 2017 para su próxima película, Mónica, que se espera comience a producir en la primavera de 2018.


Notas del director
Hannah explora la tormenta interna de una mujer en negación, atrapada por su propio sentido de la lealtad y devoción, paralizada por sus inseguridades y dependencias. La lucha de Hannah, me mueve profundamente, quizás porque siento como no perdonar al mundo puede volverse contra ella, o quizá porque veo en ella algunas partes de mi mismo. Lo que sí sé es que con esta película quería sentirme más cerca de ella, sujetar su mano, empoderarla, reconfortarla. Sobre todo, quería que el mundo la viera, sintiera su dolor, y presenciara su batalla para definirse de nuevo, sola.

La película se basa en la observación cercana de un personaje, o incluso de un simple estado de ánimo, y cómo puede reflejar nuestra condición como seres humanos y permite a cualquiera reflejarse en el personaje y en la historia. Aspiro a esta catarsis: dar la oportunidad a los espectadores de reconocerse a sí mismos, y finalmente entender algo más de ellos. Además, Hannah persigue una investigación sobre los límites entre la identidad personal y la social (en este caso específico, la identidad de una pareja). Considero que pertenece a una búsqueda que es parte de un estudio más profundo, relativo a mis propios intereses personales y que ya había surgido en Medeas. En este caso, la tragedia muestra la incapacidad del personaje principal, un padre, de confirmar su necesidad de control y por lo tanto el rol con el que se identifica dentro de la familia. Importantes conflictos internos surgen de este tipo de fracturas, debido a presiones interpersonales y autoimpuestas. El conflicto es incluso más íntimo en Hannah, comparado con Medeas, y alcanza el culmen cuando el principal personaje femenino halla su propia identidad y que el mundo que la rodea se quiebra.

Siempre tuve en mente a Charlotte Rampling, incluso desde el guión, desde la primera palabra que escribí con Orlando Tirado: ella era mi musa, pero veía imposible que aceptara el papel. Tenía 14 años cuando vi a Charlotte en una película en el cine por primera vez, y fue amor a primera vista: La caída de los dioses de Luchino Visconti, con esa mirada que podía perforarte. Le enseñé mi anterior película, Medeas, y el guión de Hannah y entonces nos conocimos en Paris. Nos reconocimos el uno al otro durante aquel encuentro. Estaba lleno de inspiración trabajando con ella, cerca de una artista buscando la verdad con la integridad de Charlotte.

En la película, vemos una ballena varada que es una metáfora: en realidad, provoca más de lo que simboliza. Está mostrando que algo está a punto de morir, o que puede estar ya muerto. Sin embargo, nunca estaremos seguros de si Hannah se identifica con la ballena, si esa percepción pertenece realmente a ella, aunque la gente a su alrededor hable de ello, incluso cuando finalmente la ve con sus propios ojos. Más aún, cuando su marido es arrestado, ella colapsa emocional y psicológicamente, cuyo efecto es simplemente la pérdida de consciencia, como si estuviera enredada en una espiral donde la vemos sacudida, revoloteando, incluso al punto de no reconocerse más y perder su identidad.

Decidí no aclarar el crimen del marido de Hannah porque no quería desviar nuestra atención del centro de la película: su partida y arresto son un catalizador que fuerzan a Hannah a reconciliarse consigo misma. Pienso que es crucial que nos demos cuenta de la seriedad de su acusación, pero también es esencial que el núcleo de la historia permanezca en el mundo interior del personaje principal, su desorientación y desolación, sin la engañosa distracción de que se le preste más atención al delito.

He elegido rodar en 35 mm, como en Medeas, porque quería establecer una relación sensorial con el público: la película expresa una dimensión física que el digital no tiene, al menos no por ahora. Hemos intentado mostrar el constante dialogo entre Hannah y el mundo que la rodea con el director de fotografía, Chayse Irvin, prestando especial atención al concepto de espacio, en una contraposición de lo interior y exterior, lo físico y psicológico, donde los elementos como los pasillos y los espejos - especialmente fuera de plano - juegan un papel clave. Entiendo que todos los elementos de la película, desde el guión hasta la fotografía y el montaje, intentan llevarnos hacia una única dirección compartida: "sustractivo" proceso que despierta la imaginación del espectador al ocultar en lugar de mostrar.

Cuando pienso en modelos, recuerdo ciertos nombres que nos hacen dudar sobre sus películas, cuestionar en lugar de dar respuestas: primero y principal, Antonioni, así como Buñuel, Haneke, Lucrecia Martel, Chantal Akerman, Carlos Reygadas, Tsai Ming-liang, John Cassavetes, Michelangelo Frammartino, Bela Tarr, etc. Directores que utilizan un lenguaje muy personal, teniendo atención a revelar la verdad de la condición humana, que me permitió conocer mejor a mí mismo y al mundo a través de sus películas. Sin mencionar que debemos algunos de los retratos femeninos más complejos y atractivos en la historia del cine a algunos de estos directores, como Monica Vitti en The adventure o en Red desert, Gena Rowlands en A woman under the influence, Delphine Seyrig en Jeanne Dielman.

Probablemente estos puedan parecer nombres muy "convencionales" para un director italiano que decidió vivir en los Estados Unidos, sin embargo, vivo en Los Ángeles, no por la fascinación que despierta el cine estadounidense, sino por la sensación de libertad que me brinda. Y entonces me doy cuenta cada vez más, con el paso del tiempo, que mi posición de "extranjero" me hace sentir a gusto, una posición con la que me identifico más y más.


Entrevista con Charlotte Rampling

P: ¿Fue difícil decir 'sí' a Andrea Pallaoro?

R: No. Me encantan los papeles difíciles. Me gusta la complejidad. Esta película me fascinaba por la forma en la que debía hacerse. Es un papel muy silencioso e introvertido. Estás en la cabeza de esta mujer todo el tiempo, pasando por experiencias traumáticas. Cuando leí el guión, me pregunté si podría ser una película. Bueno, ahí está la película. Entonces es posible.


P: ¿Llegaste a conocer a Hannah?

R: Sé lo que ella siente. No literalmente en su situación, pero sentir es sentir. Todos saben lo que es que te hagan daño, te traicionen o que te dejen solo. Lo único que un actor tiene que saber hacer es evocar esos sentimientos.


P: ¿Hablaron mucho usted y el director Andrea Pallaoro sobre Hannah?

R: Sí, antes de comenzar a grabar, que es el único momento adecuado. Durante la grabación, me gusta entregarme por completo al director. Que, dicho sea de paso, no es una disposición sumisa. Porque yo misma permito lo que sucede en cada momento. Por supuesto, puedo rechazar cosas, pero en cualquier caso, quiero estar abierta a la posibilidad de estar dispuesta a hacer algo. A menudo veo actores que no están abiertos a eso, lo cual conlleva discusiones con el director. La desconfianza que surge siempre en el set se produce a expensas de la creatividad.


P: Preparando esta entrevista, vi el documental The Look donde dice: "Mucha gente me ve como un monstruo, y tal vez lo sea." ¿Ese monstruo se hace más grande con los años?

R: Lo que no dije entonces y en realidad quería decir es que todos tenemos nuestros propios monstruos y también tenemos que enfrentarlos. Porque sin esos monstruos no puedes vivir. Acabas siendo media persona.


P: Y, ¿son esos monstruos cada vez más grandes a lo largo de los años?

R: No, lo contrario, más pequeños. Siempre que se sepa que esos monstruos los ha creado uno mismo. Y claro, que los acepte. Si puedes hacer eso, será divertido, porque esos monstruos te llevarán a lugares a los que de otra manera nunca te atreverías a ir.


P: ¿Son estos monstruos los que te permiten actuar?

R: Probablemente sí. Pero hay que tener cuidado, ya que esos monstruos también pueden tomar el control si por alguna razón dudas de tus decisiones. Y esa no es una experiencia muy interesante, te lo puedo asegurar. Ya me ha sucedido en alguna ocasión.


P: Durante tu depresión... leí que luego peleaste solo contra los monstruos.

R: No, no pelee contra ellos. No deberías hacerlo tampoco. Porque nunca ganarás. Ya que son mucho más fuertes.


P: ¿Has dejado entonces que se acabe la "tormenta"?

R: Exactamente. Lo cual es una parte importante de la vida. Primero dejas que la tormenta fluya y cuando pase comienzas de nuevo


P: Una vez le pregunté a tu colega Jeff Bridges si alguna vez había pensado en dejar de actuar. Todos los días, dijo. Pero sigue haciéndolo. ¿Es actuar algo de lo que no te puedes deshacer fácilmente?

R: A menudo lo escucho de actores mayores. Y lo he llegado a pensar, en el pasado, pero ya no. Simplemente porque quiero hacer algo en mi vida. No quiero sentarme en casa en el sofá, envejecer y enfermarme, y luego, en cierto momento, darte cuenta de que has abandonado tu vida. He hecho un pacto con mi vida, y dejar de actuar no es parte de él.


La crítica ha dicho
"Charlotte Rampling en una exhibición imperial. Una actriz cerca del mito." Luis Martínez. EL MUNDO

"Pocas actrices podrían haberse enfrentado a Hannah con la autoridad con que lo hace Charlotte Rampling." Sergi Sánchez. LA RAZÓN

"Magnífica actuación de una actriz de culto, que diseña la imagen de su personaje con sus ojos magnéticos, verdes y tristes." CINEUROPA

"Pocas transmiten el dolor psíquico interno como Charlotte Rampling." VARIETY

"Charlotte Rampling en uno de sus papeles más fuertes. Una película hermosa y fascinante." BANDE A PART

"Sorprendente retrato de una mujer con una Charlotte Rampling inconmensurable." LES FICHES DU CINEMA

"Charlotte Rampling en cuerpo y alma de una manera extraordinaria. Inmensa." CINEMATOGRAFO