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  Identidad borrada  (Boy erased)
  Dirigida por Joel Edgerton
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Lucas Hedges, nominado al Oscar® (Manchester frente al mar, Lady Bird), el Oscar®izado Russell Crowe (Gladiator, Una mente maravillosa), la Oscar®izada Nicole Kidman ("Big Little Lies", El sacrificio de un ciervo sagrado), Joel Edgerton, nominado a un Globo de oro (Loving, La noche más oscura), Cherry Jones, ganadora de un Emmy y de un Tony (la serie "Transparent"), Michael "Flea" Balzary, ganador de un Grammy (Baby Driver, "Los Thornberrys), Joe Alwyn (El sentido de un final), Xavier Dolan (Yo maté a mi madre), Troye Sivan (X-Men orígenes: Lobezno), David Joseph Craig (Una relación abierta), Jesse LaTourette, Britton Sear y Theodore Pellerin (First Light) forman el elenco de BOY ERASED, una película de Universal Pictures producida por Anonymous Content.

El director Joel Edgerton (El regalo) se une al Oscar®izado productor Steve Golin (Spotlight), fundador de Anonymous Content, y a la veterana productora Kerry Kohansky-Roberts (Proceso de admisión, la serie "Berlin Station"), a los productores ejecutivos Ann Ruark (Deber cumplido), Rebecca Yeldham (Cometas en el cielo), Kim Hodgert, Tony Lipp y Nash Edgerton, y a los coproductores, David Joseph Craig y Michael Moore.

El guion es de Joel Edgerton a partir de la historia real de Garrard Conley contada en las memorias tituladas Boy Erased: A Memoir of Identity, Faith, and Family, publicada en 2016 por Penguin Random House.

El equipo técnico está encabezado por el director de fotografía Eduard Grau (Gringo: Se busca vivo o muerto), el diseñador de producción Chad Keith (Loving). el montador Jay Rabinowitz (Réquiem por un sueño), el supervisor de efectos visuales Chris LeDoux (12 años de esclavitud) y la diseñadora de vestuario Trish Summerville (Gorrión rojo).


Unas palabras del autor, Garrard Conley
Han transcurrido 14 años desde que seguí una terapia de conversión en el centro "Love in Action" (Amor en acción); sin embargo, las imágenes, los sonidos y las texturas siguen tan nítidas como si hubiera sido ayer: el brillo de los Doce Pasos plastificados y colgados de las austeras paredes blancas; la cadencia de las instrucciones que me daba el psicoterapeuta, el tacto de las sillas acolchadas a través de mi camisa blanca. Catorce años no han podido borrar el dolor de mi trauma, pero me han enseñado mucho. Mi padre ya no es el malo de la historia y yo tampoco soy la víctima. Mi madre no es solo la mujer del pastor atrapada entre dos extremos irreconciliables. Con el tiempo, nuestras historias, como todas las historias cuando se estudian detenidamente, se han convertido en algo muy humano.

Cuando Joel Edgerton, Lucas Hedges y el coproductor/actor David Craig fueron a casa de mi familia en Arkansas para documentarse de primera mano con la intención de adaptar mis memorias al cine, vi reflejado mi punto de vista en la forma en que aquellos extraños hablaban sinceramente con mis padres baptistas. Se tomaban en serio mi historia, la historia de mi familia. En aquel pequeño salón, la terapia de conversión dejó de ser un tema de sátira o una broma de mal gusto, dejó de ser una preocupación pueblerina para mostrarse cómo es realmente, una práctica con trágicas consecuencias que existe desde tiempos coloniales, y cuyos perdurables efectos no solo alteran la vida de pacientes "exgay", sino también la de su familia y amigos. Da igual ser el sujeto o el objeto de un prejuicio, ambas partes acaban dañadas.

Espero que la película BOY ERASED sea la continuación de mis memorias. Nuestra intención, al contar mi historia, es ofrecer palabras de solidaridad a todos los que han pasado por la terapia de conversión. Pero también nos preguntamos cómo puede imponerse semejante intolerancia a seres queridos. Queremos ofrecer algún tipo de contexto para que el espectador entienda que este tipo de injusticia social no siempre parte de monstruos, sino de personas cercanas a nosotros, figuras trágicas cuya decencia se ve superada a menudo por sus acciones. "Quiero que tu padre se convenza de que no debía hacer lo que hizo, que estaba mal", me dijo Joel camino del aeropuerto. "Y quiero hacerlo en un idioma que sea comprensible para él y para otros como él".


Unas palabras del director, Joel Edgerton
Conocí a Garrard Conley en un café de Brooklyn una fría tarde de febrero de 2017. Desde ese primer día, el objetivo de esta película ha sido hacer que la gente se dé cuenta de los nocivos efectos de la terapia de conversión y hacer justicia a la historia personal de Garrard en la gran pantalla.

De niño, mis mayores temores, la razón de todas mis pesadillas era cualquier tipo de situación que me quitara libertad: la guerra, la cárcel, los cultos, la abducción por alienígenas o separarme de mis padres. Estas cuestiones también se convirtieron en la base de mis oraciones cuando, de joven adolescente, me introdujeron al catolicismo.

Como realizador y espectador de películas, estos temas siguen interesándome. El miedo a perder la libertad fue lo que me atrajo de Boy Erased cuando la productora Kerry Kohansky-Roberts me sugirió que leyera el libro. Efectivamente, todo estaba ahí, pero había algo más, y fue ese algo más lo que me empujó a querer plasmar la historia de Garrard en la pantalla.

Es una historia de injusticia, unas memorias en las que narra la pérdida de libertad y la forma en que fue enjuiciado. Su lucha por ser aceptado se basaba en un amor profundo, en el dolor que nace del amor más grande, y de una enorme confusión. El drama real surgió cuando varias personas expresaron ideas totalmente opuestas. Y en medio de todo esto apareció otro dilema: ninguno de los que privaron a Garrad de ser él mismo, era una mala persona. Todos estaban convencidos de hacer lo que debían.

Decidido a llevar la historia de Garrard al cine, decidí que solo podía hacerlo con la mayor sinceridad posible. Estaba decidido a tener en consideración la posición y las creencias de cada uno de los personajes. No describiría a villanos si no lo eran; habría sido demasiado fácil y deshonesto. Estaba convencido de que, debido a lo que se describiría en BOY ERASED, habría días en que sería difícil rodar para los actores y el equipo, pero me pareció muy importante ser honrados y no faltar a la verdad. Además, el recorrido valdría la pena porque la historia de Garrard culmina con esperanza. Ante todo debía describir su evolución y el deseo que le ayudó a forjar su propia identidad y su futuro a pesar de una firme oposición, lo que obligó a su entorno a tomar una dirección positiva. Fue capaz de hacerles cambiar.

Pensando en el mundo interior que he descrito más arriba, no es sorprendente que Alguien voló sobre el nido del cuco sea mi película favorita. Es interesante tener en cuenta que la película, rodada en 1975, se basa en un libro escrito en 1962, cinco años antes de que se prohibieran las lobotomías en Estados Unidos. La novela, al igual que las memorias de Garrard, se centra en una práctica más que cuestionable. Hemos realizado esta película en una época en que la terapia de conversión sigue existiendo en gran parte de los Estados Unidos.

Si somos capaces de hacer una buena película, tenemos la oportunidad de que se hable más de un tema que mucha gente ignora. La terapia de conversión se practica de varias formas y en numerosos países. A veces se basa en la religión, otras no. A veces usa la psicoterapia. Pero sea cual sea el método, hay una constante que no cambia: es muy dañina.

Pero como todas las historias dentro de una cárcel o un establecimiento de este tipo, gira en torno al deseo de ser libre. La libertad en todas sus formas implica la aceptación. La película no está dirigida solo a las personas expuestas a la terapia de conversión, sino también a sus familias. Espero que este mensaje haga mella en los padres que tienen problemas a la hora de aceptar a sus hijos. La sexualidad no se escoge, no puede curarse ni aprenderse, pero la aceptación, por suerte, sí se aprende.

Todo este proceso me ha enseñado mucho acerca de amar a otros y, a la vez, a mí mismo. He conocido a un gran número de personas apasionadas, de miras amplias y cariñosas. Me ha abierto los ojos y el corazón a mundos diferentes de los que ignoraba la existencia. Me ha hecho revaluar mi sentido de la fe y ha reforzado mi entrega a la aceptación del otro. Espero que cuando los espectadores vean BOY ERASED sientan la enorme pasión que se ha invertido en este proyecto. A pesar de que seamos diferentes los unos de los otros, todos compartimos la misma emoción intrínseca, el amor. El amor siempre prevalecerá, siempre ganará, y de esto trata la película.


Acerca de la producción
"Amo a Dios y Dios me ama. Y amo a mi hijo. Así de sencillo". - Nicole Kidman como Nancy Eamons

Fueron necesarios casi diez años para que Garrard Conley superara sus temores y empezase a escribir sobre lo que le pasó en una terapia de conversión. Como muchos supervivientes de una experiencia tan traumática, el escritor no podía apartar el sentimiento de culpabilidad, vergüenza y remordimiento por algo que de ningún modo podía controlar. Gracias a las redes sociales, empezó a leer un sinfín de relatos personales escritos por otras personas sometidas a la terapia de conversión. Entonces se dio cuenta de que compartir su historia no era una opción, sino una necesidad. Se hizo con las riendas de sus miedos y canalizó toda su energía en escribir Boy Erased: A Memoir of Identity, Faith and Family. El libro se publicó en mayo de 2016 y la respuesta positiva de la comunidad LGBTQ fue inmediata. Garrard Conley había hecho lo que nadie antes: dar una cara, un nombre y una voz a las atrocidades de la terapia de conversión. Al hacerlo, lanzó un salvavidas a otros jóvenes y adultos que habían pasado por lo mismo que él.

El autor no sabía que sus memorias tendrían un recorrido tan inesperado. Primero cayeron en manos de la veterana productora Kerry Kohansky-Roberts y de Steve Golin, el fundador de la empresa Anonymous Content. Kerry Kohansky-Roberts recuerda que "terminé el libro en muy poco tiempo" y acto seguido llamó a Joel Edgerton para que lo leyera. Intrigado, el director empezó a leerlo, e igual que la productora, fue incapaz de dejarlo hasta llegar al final. "Era como mirar dentro de una habitación prohibida y descubrir cosas de las que solo se habla en voz baja", dice. Como muchas otras personas, Joel Edgerton no conocía la terapia de conversión personalmente. Envuelta en un aura de espacio seguro y de experiencia religiosa iluminadora, no suele decirse que la terapia de conversión es algo más cercano a un centro de detención, un lugar donde se intenta convencer a niños y adultos de que algo muy malo les pasa y que es factible "curarles" de sus tendencias pecaminosas.

Unas semanas después, Garrard Conley y Joel Edgerton quedaron en un café de Brooklyn. Pero el director no estaba convencido de que fuera la persona idónea para adaptar las memorias del autor a la gran pantalla y decidió darse un poco de tiempo para pensárselo. Casi sin darse cuenta ya había terminado la primera versión del guion y se la mandó a Garrard Conley para que le diera su opinión y algún que otro consejo. Gracias al apoyo del escritor y a sus sugerencias, el guion no tardó en cobrar forma y llegó la hora de buscar a los actores.

Los productores y el director tenían muy claro desde un principio que ninguno de los personajes de la película debía ser un héroe o un villano. Para que la película fuera fiel al libro, los personajes debían ser tal como eran en la vida real, personas complejas guiadas por sus creencias. Para conseguirlo, realizaron una lista ideal en la que aparecían Lucas Hedges, Nicole Kidman y Russell Crowe.

Desde el momento en que leyeron el libro, ni Kerry Kohansky-Roberts ni Joel Edgerton podían sacarse a Lucas Hedges de la cabeza. Los dos sabían que era un intérprete de una gran sensibilidad y que llenaba la pantalla incluso sin necesidad de diálogos. Pero antes de aceptar el papel, el actor quiso hablar con Garrard Conley. Primero fue una llamada telefónica y luego quedaron para dar un tranquilo paseo por Brooklyn. Lucas Hedges incluso le enseñó su ejemplar de Boy Erased con un montón de anotaciones, subrayados y esquinas de páginas dobladas. Garrard Conley supo que Luchas Hedges iba a cuidar de su historia.

Ahora tocaba encontrar a los padres de Jared, a Martha y a Marshall. Pero no iba a ser fácil dar con dos actores capaces de interpretar a personajes tan fuertes.

Nancy, la madre de Jared, a la que da vida Nicole Kidman, tiene un papel clave en la película. Es la mujer del predicador baptista y la madre de un hijo al que adora, pero se ve atrapada y debe decidir qué es lo mejor para Jared. En la película, Nancy acaba dejando decidir a los hombres qué hacer con Jared, a pesar de que sabe en lo más profundo de su ser que no está bien. Cuando por fin se da cuenta de la confusión y de la depresión que la terapia le produce a Jared, se decide a hacer algo. Nancy pasa de ser la cuidadora de Jared a la persona que le ayuda a escapar. Nicole Kidman ha retratado perfectamente lo mal que lo pasa Nancy, una mujer llena de amor maternal, poco complicada y de una gran dignidad. "Me gusta que una madre o un padre proteja a su hijo", explica Joel Edgerton, "sin que importe la talla o la fuerza. En esto, la madre de Garrard y Nicole son parecidas. Es maravilloso ver a Nancy emerger de una fragilidad semejante".

Era crucial que la relación entre Nancy y Marshall, su marido, fuera natural. Marshall Conley vive por y para Dios, tiene poco contacto con la vida real. En su condición de ministro baptista incapaz de ver más allá de una interpretación literal de la Biblia, Marshall no puede aceptar que su hijo "elija" ser homosexual. Russell Crowe imprime a su personaje una autenticidad que se ve pocas veces en pantalla. Aparenta una gran solidez y, a la vez, mucha sensibilidad. Russell Crowe enfocó el papel con mucha compasión y con una entrega personal nacida del amor que siente por su hijo. Aporta cierta empatía a la posición de Marshall, sin que importe si uno cree que tiene o no tiene razón. Para prepararse, el actor se presentó anónimamente en la iglesia del pastor Conley en Mountain Home, Arkansas. Sentado en el último banco escuchó todo el sermón mientras tomaba notas. Esto y otras cosas parecidas hicieron posible que Russell Crowe se convirtiera en Marshall, hasta el punto de no salir del personaje incluso entre toma y toma. El actor y el autor se criaron en un entorno similar. Marshall está convencido de que lo hace por el bien de su hijo y le influye para que acepte someterse a una terapia de conversión.

Joel Edgerton sabía desde un principio que el terapeuta Sykes sería el personaje que más costaría no convertir en un malvado y decidió encarnarlo, pero antes quiso documentarse a fondo. Comió con John Smid, el exdirector de "Love in Action" (LIA), el programa en que ingresó Garrard Conley. A pesar de dirigir el centro durante años, empezó allí como paciente. No tardó en subir por el escalafón y convertirse en el gran defensor de la terapia de conversión. Joel Edgerton no iba a dejar pasar algo tan irónico como que un exgay fuese quien controlase sesiones de terapia para miembros de la comunidad LGBTQ. "Me fascinó que gran parte del personal se considerase exgay", dice Joel Edgerton. "El círculo del abuso se cerraba". Los productores y el cineasta barajaron muchas opciones antes de decidir que Joel Edgerton encarnara el papel del terapeuta. No es fácil actuar y dirigir a la vez, pero Joel Edgerton ha salido muy airoso de la experiencia. En el papel de Sykes consigue mantenerse en la cuerda floja y encarnar a alguien capaz de hacer cosas horribles a pesar de haber sido víctima de lo mismo. Joel Edgerton muestra perfectamente lo que representa la terapia de conversión.

Para que el director pudiera plasmar su visión de la historia de Garrard Conley, debía rodearse del mejor equipo técnico a su alcance. Meses antes de que empezara el proceso de casting, los productores ya se habían puesto en contacto con jefes de departamento de la talla del director de fotografía Eduard Grau, el diseñador de producción Chad Keith, la diseñadora de vestuario Trish Summerville, o el estilista Kim Santantonio. Para hacer justicia a la adaptación cinematográfica de BOY ERASED, el equipo técnico debía inspirarse tanto en las memorias de Garrard Conley como en el guion de Joel Edgerton para ofrecer la representación más fidedigna a los espectadores. Se basaron en fotografías de la familia, además de mantener largas conversaciones con el autor y sus padres.

En un proyecto como BOY ERASED, todo el equipo debe estar conectado emocionalmente con el material utilizado. Eduard Grau, el director de fotografía, quería que las imágenes fueran realistas y algo crudas, pero también bellas y sencillas. Decidió rodar con luz natural siempre que fuera posible e iluminó muchas de las sesiones de terapia a través de vitrales. Una visión realista y uniforme fue la base del diseño de producción, de los decorados y del diseño de vestuario, así como del maquillaje y peluquería. Chad Keith, el diseñador de producción, tuvo que crear algo casi imposible: decorados naturales, neutrales y uniformes que comunicasen físicamente al público la incomodidad del centro. Al no tener que preparar muchos decorados, Chad Keith se ocupó hasta del último detalle y escogió una paleta de colores apagados que permitieron a la historia colocarse en primer plano.

La diseñadora de vestuario Trish Sommerville tuvo que encontrar la forma de que fuera fácil separar a los pacientes del personal del centro. Sabía que el azul sería un color predominante en toda la película y decidió vestir a Sykes y a los empleados con diversas tonalidades de azul. De hecho, el terapeuta Sykes suele llevar camisas abotonadas, corbatas y un blazer que le confieren una apariencia nada amenazadora, pero que no oculta su odio hacia sí mismo y hacia los demás. El personal masculino viste con polos azules y pantalones kakis, y el femenino, con faldas largas. Los pacientes deben llevar camisas blancas perfectamente planchadas, pero disponen de algo más de margen para revelar sus individualidades. Por ejemplo, Cameron, el atleta del grupo, siempre lleva zapatillas de deportes, mientras que Jared siempre va con la camisa abotonada hasta el cuello y lleva los mismos zapatos que se pone para ir a la iglesia. A pesar de tratarse de diferencias pequeñas, hacen posible que el público se dé cuenta de que un uniforme nunca consigue esconder la individualidad de cada uno. La mayor transformación es la de Nancy Eamons. La diseñadora de vestuario Trish Summerville, el estilista Kim Santantonio y la maquilladora Kim Jones se pusieron de acuerdo para transformar a Nicole Kidman en Nancy. Trish Summerville recreó a la perfección los trajes de la esposa del predicador, adornados a menudo con piedras strass. Kim Santantonio diseñó la perfecta peluca rubia y Kim Jones dio el último toque con un maquillaje inesperado.

Solo transcurrieron nueve meses desde que la productora Kerry Kohansky-Roberts leyó las memorias de Garrad Conley, la compañia compró los derechos de Boy Erased, Joel Edgerton escribió el guion y se hizo la selección de los actores, hasta que terminó el rodaje en Atlanta, Georgia.

Los actores y los técnicos se despidieron, pero Joel Edgerton pasaría 38 días con el montador Jay Rabinowitz para escoger las mejores imágenes entre las 400 horas rodadas y crear su versión de Boy Erased. El director nunca se alejó de la promesa que le había hecho a Garrard Conley: BOY ERASED mostraría lo que es realmente la terapia de conversión y se haría justicia a la historia. Mientras se montaba la película, Troye Sivan, que también interpreta a Gary en la película, empezó a componer la banda sonora después de que Joel Edgerton le preguntara si la película le inspiraba alguna idea fuera de lo común. Y como la mayoría de cosas durante el rodaje, la música apareció casi por arte de magia. El tema principal, "Revelation", es fruto de la colaboración entre Troye Sivan y Jonsi, del grupo de rock islandés Sigur Ró. "El tema 'Revelation' habla de descubrirse a sí mismo, de explorarse y de encontrar la paz interior", dice Troye Sivan. "Reconozco que la compusimos en cuestión de horas".

Todos los que participaron en la película comentan que contar la historia se convirtió en una necesidad, no solo en una elección. Los miembros del reparto y del equipo técnico eran conscientes de formar parte de algo mucho más grande que una simple película y se sentían responsables de iluminar un espacio tan oscuro. Todos somos dueños de nuestro destino y, como seres humanos, tenemos el deber de corregir los errores que nos rodean. Escogemos a quién amamos, cuándo amamos y cómo llevamos nuestras vidas, pero no podemos elegir el destino de los demás.

Dicho con la mayor modestia, esta película quiere ayudar a cambiar ciertas mentes, a abrir corazones e incluso a salvar vidas. BOY ERASED es una historia de amor para todos los que decidan ser cariñosos y amables, a pesar de sus diferencias.


Estado actual de la terapia de conversión o reparadora
Actualmente, en 36 estados de Estados Unidos hay leyes contra la terapia de conversión, y en 14 otros estados, incluido el distrito de Washington DC, se han aprobado leyes para proteger a los jóvenes de la comunidad LGBTQ de dichas prácticas.

- Según la Campaña de Derechos Humanos, los jóvenes LGBTQ que se sienten rechazados tienen ocho veces más probabilidades de suicidarse, seis veces más probabilidades de deprimirse, al menos tres veces más probabilidades de drogarse, padecer sida y enfermedades de transmisión sexual.
- La Asociación Psiquiátrica Americana estima que los riesgos potenciales de las "terapias reparadoras" son muy grandes e incluyen depresión, ansiedad y un comportamiento autodestructivo, dado que el terapeuta se posiciona con los prejuicios contra la comunidad LGBTQ y, por lo tanto, fomenta el autodesprecio por parte del paciente.
- Muchos pacientes sometidos a la "terapia reparadora" cuentan que se les dijo repetidamente que los LGBTQ son personas solitarias e infelices que nunca llegan a ser aceptadas ni cumplen sus sueños.
- Jamás se plantea la posibilidad de que pueda alcanzarse la felicidad y tener relaciones personales plenas siendo gay o lesbiana, y tampoco se habla de enfoques alternativos para enfrentarse a la estigmatización social.


Comentarios de asociaciones médicas contra la terapia de conversión
-Asociación Médica Americana
Nuestra Asociación se opone al uso de terapias "reparadoras" o de "conversión" basadas en el supuesto de que la homosexualidad "per se" es un trastorno mental o basadas en el supuesto a priori de que el paciente debe cambiar su orientación homosexual.

-Asociación Psiquiátrica Americana
En 1997, la APA redactó una ficha técnica en torno a temas homosexuales y bisexuales en la que se afirma que "no hay evidencia científica publicada que apoye la eficacia de la 'terapia reparadora' como tratamiento para cambiar la orientación sexual de una persona".
APA se opone a cualquier tratamiento psiquiátrico de índole "reparadora" o de "conversión" basado en el supuesto de que la homosexualidad "per se" es un trastorno mental o en el supuesto a priori de que el paciente debe cambiar su orientación homosexual.

-Asociación Psicoanalítica Americana
Como con cualquier prejuicio social, la predisposición contra algunas personas basada en la orientación sexual real o percibida, en la identidad de género o en la expresión de género, afecta negativamente a la salud mental, contribuyendo por lo tanto a una sensación de estigmatización duradera, así como a una autocrítica dominante a través de la internalización de dicho prejuicio.

La técnica psicoanalítica no incluye intención de "convertir" o "reparar", cambiar o mover la orientación sexual, identidad de género o expresión de género de cada uno. Los esfuerzos dirigidos a este fin van contra los principios fundamentales del tratamiento psicoanalítico y a menudo acaban en un gran dolor psicológico al reforzar actitudes dañinas interiorizadas.

-Asociación Psicológica Americana
La Asociación Psicológica Americana afirma que la atracción romántica y sexual, los sentimientos y comportamientos entre personas del mismo sexo son variaciones normales y positivas de la sexualidad humana independientemente de la orientación sexual.

La Asociación Psicológica Americana reafirma su posición y expresa que la homosexualidad per se no es un trastorno mental y se opone a que se describan minorías, sean de jóvenes o de adultos, como mentalmente enfermas debido a su orientación sexual.

La Asociación Psicológica Americana concluye que no hay suficientes pruebas para apoyar el uso de la intervención psicológica para cambiar la orientación sexual.

La Asociación Psicológica Americana anima a los profesionales de la salud mental a que eviten tergiversar la eficacia de los intentos de cambio de orientación sexual mediante la promoción o las promesas de un cambio de orientación sexual ofreciendo asistencia a personas que se sientan angustiadas por su propia orientación sexual…

-Asociación Americana de Terapeutas Escolares
El terapeuta escolar profesional trabaja con cualquier alumno a través de las etapas del desarrollo de su identidad y entiende que dicho desarrollo puede ser más difícil en jóvenes LGBTQ. Sin embargo, no es el papel del terapeuta profesional escolar intentar cambiar la orientación sexual y/o identidad de género; al contrario, debe ofrecer apoyo a los alumnos LGBTQ para que obtengan logros escolares y se sientan cómodos consigo mismos. Los terapeutas escolares reconocen el profundo daño intrínseco de terapias que afirman cambiar la orientación sexual o identidad de género de personas (SAMHSA, 2015) y propugna defender a los alumnos LGBTQ de dichos daños.

-Asociación Nacional de Trabajadores Sociales
Las personas acuden a los servicios de salud mental por muchas razones. Por lo tanto, es justo afirmar que las lesbianas y los hombres gais buscan terapias por las mismas razones que lo hacen los heterosexuales. Sin embargo, el aumento de campañas mediáticas, así como los mensajes coercitivos de las familias y miembros de la comunidad, han creado un entorno en el que las lesbianas y hombres gais a menudo son presionados para someterse a terapias reparadoras o de conversión, algo que no puede cambiar, ni cambiará, su orientación sexual. De acuerdo con la posición de la Asociación Psicológica Americana (1997), el NCLGB (Comité Nacional de NASW sobre Temas Lésbicos y Gay) cree que dicho tratamiento puede acabar en severos daños emocionales. Más específicamente, las creencias transformacionales se basan en la estigmatización de lesbianas y hombres gais, lo que a su vez produce un entorno social que obliga a algunas personas a buscar un cambio en su orientación sexual. Ningún dato fehaciente demuestra que las terapias reparadoras o de conversión sean eficaces; más aún, pueden ser dañinas.

-Organización de Salud Panamericana (PAHO): Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud
Los servicios que pretenden 'curar' a personas de orientación sexual no heterosexual carecen de justificación médica y representan una grave amenaza a la salud y al bienestar de dichas personas", dijo la Organización de Salud Panamericana (PAHO) en una declaración publicada el 17 de mayo de 2012, Día Internacional contra la Homofobia. La declaración pide a gobiernos, instituciones académicas, asociaciones profesionales y a los medios que expongan dichas prácticas y promocionen el respeto a la diversidad.

-Asociación Mundial Psiquiátrica
No existe evidencia científica fidedigna de que la orientación sexual innata pueda cambiarse. Es más, los supuestos tratamientos de la homosexualidad pueden crear un ambiente donde florezcan los prejuicios y la discriminación, además de ser potencialmente dañinos (Rao and Jacob 2012). La idea de ofrecer cualquier tipo de intervención que pretenda "tratar" algo que no es un trastorno carece totalmente de ética.