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  X-Men: Fénix oscura  (X-Men: Dark phoenix)
  Dirigida por Simon Kinberg
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La historia emocional de un héroe dividido, una familia divida y un mundo dividido, X-MEN: FÉNIX OSCURA está protagonizada por James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Nicholas Hoult, Sophie Turner, Tye Sheridan, Alexandra Shipp y Jessica Chastain. El guionista Simon Kinberg se encarga de dirigir esta película producida por el propio Simon Kinberg, p.g.a., junto a Hutch Parker, p.g.a., Lauren Shuler Donner y Todd Hallowell.


X-Men: Fénix oscura: La culminación de la saga
¿Qué haces cuando la persona que amas se convierte en la mayor amenaza del mundo?. Esta es la pregunta sobre la que gira una de las historias más queridas en la trayectoria de los cómics de X-Men que abarca ya varias décadas, la saga de Fénix Oscura. Escrita por el legendario Chris Claremont e ilustrada por el artista John Byrne en 1980, la historia representa en muchos sentidos la historia X-Men por excelencia: Jean Grey sufre una transformación que incluso su familia mutante es incapaz de comprender, convirtiéndose en una anomalía entre las anomalías, un ser inalcanzable incluso por parte de sus más allegados.

"La saga de Fénix Oscura es una de las series más queridas de X-Men en su larga trayectoria principalmente porque no es una historia de héroes y villanos, donde todo es blanco o negro", dice Simon Kinberg.

Fan de los cómics desde su niñez, Kinberg sentía que era importante contar la saga de Fénix Oscura en la gran pantalla de una forma que hiciera justicia a su distinguido legado. El guionista y director ha participado en todos los filmes de X-Men desde la entrega en 2006 de X-Men: la decisión final, habiendo escrito o producido cada entrega de la franquicia (en algunos casos, en calidad tanto de guionista como de productor). La entrega del 2006 incluyó ciertos aspectos de la historia de Fénix Oscura, pero ahora, más de 10 años después, ha llegado el momento de una adaptación más oscura, cruda, mucho más fiel que serviría como piedra angular de prácticamente dos décadas de cine de super héroes mutantes. Además de escribir el guion de esta nueva versión, Kinberg se ha estrenado como director en esta ocasión.

En realidad, esta es la historia de una mujer que hace frente a sus demonios interiores y solo el amor de su familia -los X-Men- podrán salvar su alma y el mundo. "Esta película es muy diferente a las entregas anteriores de X-Men," dice Kinberg. "El material original no tiene nada que ver con los demás cómics de X-Men en los que nos hemos basado antes. Psicológicamente es más compleja, y en el plano emocional, más inestable. Las emociones que explora son más crudas que en muchos de los cómics de X-Men".

Kinberg contó con el apoyo de un colaborador clave en su intento de hacer una cinta X-Men conducida por los personajes -el productor Hutch Parker, que lleva trabajando en la franquicia desde el primer día, primero como ejecutivo de 20th Century Fox y luego como productor de la serie desde el año 2013 con Lobezno Inmortal. "X-MEN: FÉNIX OSCURA ofrece la oportunidad de hacer algo único y más específico de una forma en la que las entregas previas no han podido", explica Parker. "Esta película es una exploración más profunda y fiel a Jean como personaje. Mi sensación es que es muy diferente, con un tono distinto y con un estilo cinematográfico diferente, indicado para contar la historia que estamos contando".

Cuando arranca X-MEN: FÉNIX OSCURA es el año 1992. Los X-Men son héroes queridos de la sociedad que disfrutan del estatus de celebridad, a los que acude el gobierno de los Estados Unidos para rescatar a unos astronautas en una situación de peligro tras una misión fallida. El equipo hace caso omiso a las objeciones de Raven (Jennifer Lawrence), y se montan en el X-Jet rumbo a una misión de rescate que hará peligrar su propia existencia. Allí, rodeados de estrellas, una misteriosa fuerza cósmica alcanza a Jean Grey (Sophie Turner), tomando el control de su cuerpo. En un primer momento, todo parece indicar que le ha causada la muerte. Pero cuando se despierta, Jean inicialmente se siente fuerte, con las pilas cargadas. Ya en la tierra, se empieza a dar cuenta de que ha adquirido poderes que no puede comprender ni controlar.

A medida que va descubriendo secretos de su pasado -verdades ocultadas por Charles Xavier (James McAvoy)- se vuelve cada vez más destructiva, arremetiendo contra las personas de su entorno más íntimo en ataques de ira y desesperación. "Lo que le ocurre a Jean al volver del espacio es que posee un poder que es incapaz de controlar y está creciendo e intensificando todo en su interior, desatando o liberando aspectos de su personalidad", dice Kinberg. "Hablamos de poder, emoción, rabia, y pasión".

En un intento desesperado de ayudar a Jean a recuperar el equilibrio, Raven intenta acercarse a ella como mentora y amiga. Pero Jean dirige su rabia hacia Raven, causándole la muerte. Este desgarrador acontecimiento divide a los X-Men -algunos de los mutantes insisten en que deberán hacer lo imposible por salvar a su amiga, mientras que otros mantienen que han de detenerla antes de que se pierdan más vidas.

"Lo que más me intrigó de esta historia que explica el atractivo que tiene para tantas personas, es que, desde un plano muy humano, habla de lo que ocurre cuando una persona que amas comienza a deshilarse psicológicamente", dice Kinberg. "Cuando, en la vida real, las personas se pierden, sus seres queridos se aferran a ellos, queriéndoles ayudar o salvar. A veces pasa que son arrastradas por esa destrucción y luego hay quien, en algún momento, se rinde. Esta cinta trata esa cuestión, cuándo hay que dejarles marchar y perder la fe en esa persona que amas".

Han pasado más de tres años desde que Kinberg contemplara por primera vez la idea de abordar la versión definitiva de la saga de Fénix Oscura. Por aquel entonces la producción del 2016 de X-Men: Apocalipsis estaba próxima a concluir -una cinta que sigue un cataclismo e incorpora grandes decorados y espectaculares efectos especiales dejaba poco espacio para explorar las siempre cambiantes relaciones de los mutantes. Al pensar qué aventura sería la continuación lógica tras un éxito de taquilla de estas dimensiones, Kinberg quiso cambiar de aires y optó por un ritmo totalmente distinto.

Asegura que: "Echaba en falta el trabajo más íntimo, de personajes, de otras entregas de X-Men. Quería hacer algo más basado en los personajes".

En ese momento la franquicia X-Men era capaz de abrirse a algo mucho menos estilizado y más valiente -el género del cómic en el cine había demostrado en incontables ocasiones que podía tratar temas sustanciales y trabajar los personajes de una forma convincente dentro de un formato de entrenamiento amplio. Ninguna película lo dejó tan claro como Logan del 2017, en la que el actor nominado al Oscar® Hugh Jackman encarna nuevamente su emblemático personaje, Lobezno, por última vez en un drama para adultos que funciona de manera independiente y nos habla de sacrificio y redención.

"Sin duda, Logan fue la validación de que se puede hacer drama en este espacio y agradar al público tradicional del cómic, puede que hasta superando sus expectativas" dice Parker.

Además, ya era hora de que en una mujer fuera la protagonista de una película de X-Men. Las mujeres de las cintas de X-Men -interpretadas por mujeres fuertes y grandes actrices de la talla de Famke Janssen o Halle Berry- eran complicadas, dinámicas y siempre han sido personas independientes que han tomado sus propias decisiones, pero sus historias nunca figuraron en primer plano. Tras casi 20 años de andadura, X-MEN: FÉNIX OSCURA, se ocupa de lleno en la evolución de Jean Grey y de las mujeres que la rodean, incluyendo el personaje de Raven de Jennifer Lawrence y el de Smith, interpretado por Jessica Chastain, una nueva presencia amenazadora que alienta a Jean a dejar de lado su humanidad y a ceder a sus impulsos más oscuros.

"Ha llegado el momento para una cinta de super héroes encabezada por una mujer y FÉNIX OSCURA es la línea argumental femenina más potente de la historia de X-Men", dice Kinberg. Pero hay más, Kinberg ha procurado confeccionar una aventura que ofrece una representación del bien y del mal más matizada y acorde con nuestros tiempos convulsos. Quería remarcar la dualidad de una persona, el claroscuro.

"Hemos llegado a un punto en el que el público está preparado para algo disruptivo, una historia radical donde el bueno se vuelve malo y donde un héroe pierde el control hasta el extremo de ser destructivo, incluso homicida", dice Kinberg. "Los cómics, incluso las cintas basadas en cómics tienden a limitarse a los buenos y los malos, a héroes y villanos. Cuando el héroe hace algo propio de un villano o cuando el bueno hace algo malo, es impactante. Te confunde, no sabes a quién sigues".

"Ahora más que nunca el mundo en que vivimos está al revés tanto en política como socialmente. Las cosas no son tan binarias como antes. No hay unidad. Parece que todos nos separamos cada vez más. Una historia sobre un personaje que es en sí, un ser dividido, y que, en consecuencia, divide a su familia, los X-Men, me resultó muy relevante".

Meses antes de que empezara a escribir el guion en serio, Kinberg se reunió con la actriz Sophie Turner para hablarle de sus ambiciosos planes para su drama de super héroes. Turner había encarnado a Jean con anterioridad en X-Men: Apocalipsis, pero X-MEN: FÉNIX OSCURA exigiría un compromiso distinto de la estrella de Juego de Tronos.

"Le dije que su personaje básicamente se vuelve esquizofrénico, empieza a desdibujarse su identidad y al final se fusiona en dos identidades, que son Jean, que se empequeñece y debilita cada vez, y Fénix, que va creciendo y fortaleciéndose", dice Kinberg. "Le dije que tendría que transmitir el trauma de perder la cabeza y de matar a personas que ama, y todos los colores del espectro emocional".

Desde el inicio a Turner le estimuló la oportunidad que ofrecía la historia y estaba ansiosa de abordar el papel protagonista de la nueva película. "Era intimidante", dice Turner. "Simon realmente quería plantar la historia y la evolución de Jean en primer plano porque con frecuencia en el género del super héroe el fondo de la historia y la evolución de los personajes pueden perderse tras la acción y los grandes y fabulosos efectos".

"Lo que diferencia a Jean Grey/Fénix Oscura es que no es una villana, pero tampoco una súper heroína que va a salvar al mundo y todo acaba bien", aclara Turner. "Es uno de los pocos personajes realmente atormentados y fracturados. Hay un realismo en torno a ella, su dolor y sus experiencias evocan una enfermedad mental. Es fácil de comprender, nada fantástico. En ella no existen el blanco ni el negro sino solo grises. Es una lucha muy real para muchas personas y por esa la quieren tanto".

Tras esta entrevista inicial entre Kinberg y Turner, el director le empezó a enviar a la actriz material para documentarse y preparar su personaje. "Ya en casa rebusqué en YouTube y en otras fuentes para enviarle material sobre la esquizofrenia y el trastorno de personalidad múltiple para que pensara sobre ello intelectualmente antes de abordarlo desde las emociones", dice Kinberg. "Lo devoró en tiempo récord y me planteó un sinfín de dudas e ideas casi al instante".

Su diálogo constante influyó en Kinberg en cuanto a la escritura y en los borradores varios del guion. En la consecución de esta labor otro punto importante de la historia emergió que ponía en tela de juicio el papel de Charles Xavier al frente de los X-Men y se convirtió sin querer en el catalizador de la transformación de Jean. Al principio de la película Charles está disfrutando al máximo de su condición de líder de los mutantes -se le ve exultante. Raven cuestiona su liderazgo cuando rara vez los acompaña a la línea de batalla.

"Había muchas cosas que quería explorar que nunca se habían tratado en la serie, como el hecho de que Charles cree un equipo de superhéroes y los bautice los X-Men, en homenaje a sí mismo", dice Kinberg. "Se trata de un tipo que vive en una mansión, que no abandona en ningún momento dicha mansión y que pone en peligro continuamente a otras personas, muchas de las cuales son muy jóvenes. Quería explorar eso y ver la problemática de esa conducta. Hay un ego detrás y se desprende una cualidad muy patriarcal y paternalista. Vivimos en un momento en el que todo esto no pasa desapercibido y ha pasado desapercibido durante décadas de existencia del cómic y casi veinte años de cine".

Al actor James McAvoy, que se ha metido en la piel de Xavier en tres entregas anteriores de X-Men, le intrigaba la exploración de nuevas facetas del personaje. "A Charles, en esta cinta, se le empieza a subir a la cabeza", dice McAvoy says. "Está en la portada de Time. Es el rostro público de los X-Men -el que se lleva el mérito por el trabajo de los demás. Es el que hace las alfombras rojas, el que estrecha las manos de los presidentes. Es como aquel padre que adora a sus hijos y cree que son capaces de lograrlo todo. Eso suena bien, pero la parte negativa es que, si fracasan, si incumplen las grandes expectativas y frustran las esperanzas depositadas en ellos por parte de Charles y de la sociedad, considera que le hacen quedar mal a él".

Cuando Charles ignora las dudas de Raven con respecto a la misión de rescate y lanza al equipo al espacio, el destino de Jean queda sellado. Es más, cuando ella descubre que Charles ha levantado barreras en su mente para protegerla de verdades dolorosas de su pasado, se siente traicionada, alimentando sus impulsos violentos. "Vuelve a la tierra con una curiosidad persistente y el anhelo ardiente de encontrar estas piezas perdidas de su vida que Charles le ha venido ocultando", afirma McAvoy. "Cuando descubre lo que él ha hecho, siente una rabia justificada -en lugar de permitirle procesar una infancia dura, Charles le ha faltado el respeto al ocultarle sus recuerdos. Cuando ese trauma resurge, intensifica el oscuro poder que la habita".

Dichos acontecimientos acaban directamente en la confrontación que desemboca en la desaparición de Raven. La decisión de matar al personaje fue muy meditada por parte de Kinberg, pero sentía que era crucial para contar la historia de FÉNIX OSCURA debidamente y para introducir el conflicto entre Charles y Hank (Nicholas Hoult) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender).

"Cuando empecé a darle vueltas a la película, supe que necesitaría un acontecimiento lo suficientemente impactante emocionalmente como para dividir a los X-Men y para hacer que personas que en circunstancias normales defenderían a Jean comenzaran a cuestionarla y a cuestionarse entre sí", dice Kinberg. "Sentí que tendría que ser la muerte de un personaje y rápidamente pensé en Raven por su relación con Erik, Charles y Hank. Tanto Erik como Hank mantuvieron relaciones amorosas con ella. Para Charles es como una hermana. Matarla supondría el mayor impacto emocional en el conjunto de los personajes. Lo que esto transmite al espectador es que puede pasar cualquier cosa. Nadie está a salvo".

Añade Parker: "Es como cuando encaras una crisis real en el seno familiar, tienes que estar dispuesto a derramar algo de sangre y a sentir las consecuencias. Raven es una de las personas más prestas a confrontar a Charles y a cuestionar su pensamiento y a descascarar un poco su fachada. Raven es el personaje que inicialmente señala la prepotencia del líder. Es la primera en cuestionarle y, por tanto, la que es sacrificada. Su preocupación la motiva a acercarse a Jean y paga con ello con su vida".

La pérdida de Raven destroza a Hank, quien se vuelve contra su mentor, Charles, y está dispuesto a vengarse. "Ha perdido a su alma gemela", dice Hoult. "Este hecho nos muestra a un Hank muy distinto al que hemos visto en todas las entregas anteriores. Le mueve la rabia y el deseo de venganza, de matar a Jean por lo que ha hecho".

El personaje de Chastain, un alienígena con apariencia humana anhela la fuerza que ha amplificado las ya de por sí extraordinarias habilidades de Jean, por lo que no tarda en amadrinarla, convirtiéndose en una mentora muy diferente a Raven y Charles. Ella anima a Jean a ceder a sus impulsos oscuros, a subyugar a los seres inferiores que la rodean. ¿El fin último del personaje? Erradicar la vida humana del planeta para así allanar el camino para que su raza alienígena haga su nuevo hogar en la tierra.

"En las primeras conversaciones que mantuvimos Simon y yo del personaje, se me ocurrió la idea de entender a mi personaje como una persona emocionalmente distanciada de las consecuencias de los hechos", dice Chastain. "Es 1.000 veces más inteligente que el más listo del planeta y cuando llega, estudia al ser humano y concluye que son una bacteria. Un cáncer. No solo se hacen daño entre sí, sino que además amenazan la existencia del planeta. Todo lo consumen con codicia. Es necesario, por tanto, eliminar dicha bacteria. No lo parece malicioso. No le mueve la venganza. Es simplemente algo que tiene que hacer para el bien común. Esa es su visión".

Kinberg creó el personaje para Chastain -se hicieron buenos amigos tras trabajar juntos en el éxito de Ridley Scott del 2015, Marte, producida por Kinberg.

"Al meditar sobre este personaje que nos muestra una persona tremendamente empoderada que le facilita a Jean potenciar un poder que le asusta y hacerlo con fuerza y astucia, pero también con seducción, con todos estos matices, no pude imaginarme a otra persona que no fuera Jessica", asegura Kinberg. "Incluí cosas que sentí que despertarían su interés como actriz. Hay un drama interesante que interpretar y además hay ingredientes llamémoslo feministas o políticos que pensé que también captarían la atención de Jess. Pensé que se le daría muy bien comunicar todo esto sin resultar pedante".

En el proceso de escritura, Kinberg había barajado la idea de dirigir por primera vez. Era una evolución natural para el guionista y productor tras convertirse en una presencia constante en los sets de X-Men: La decisión final, X-Men: Primera generación, X-Men: Días del futuro pasado y X-Men: Apocalipsis, así como en las dos entregas de Deadpool y Logan.

"Sentí que quería dirigir", dice. "Había habitado este universo mucho tiempo, pero estaba esperando el momento de sentir que contaba una historia única. Al meterme en el proceso y empezar a pensar sobre los temas que esboza la película, me sentí muy implicado emocionalmente. Eso hizo que me viera capaz no solo de dirigir sino con la necesidad de dirigir. Es como tener un hijo y entregárselo a un desconocido -no podía imaginármelo".

Dirigir la cinta le brindó a Kinberg la oportunidad de moldear el concepto y el tono de X-MEN: FÉNIX OSCURA, para cimentar la historia en el mundo real en el plano visual y también de cara a proporcionar indicaciones a los actores en el rodaje. La meta siempre fue crear una cinta de X-Men más atrevida, más provocadora, más intensa y emocional, una en la que pesaran mucho más los personajes y fuera más íntimamente humana que todas sus predecesoras. Los X-Men no saben cómo encajar lo que ha hecho Jean, y es entonces cuando se fracturan y crean nuevas alianzas. Pero al final, para salvar tanto a Jean Gray como a la galaxia, los X-Men deberán hallar la manera de poner a un lado sus diferencias y de trabajar juntos por una causa común.

"Hay algo en ese proceso de separación y posterior unión de la familia de los X-Men que espero lance un mensaje optimista con respecto a nuestra capacidad de supervivencia y de superar nuestras diferencias en los desafíos más extraordinarios y aplastantes que nos enfrentan", asegura Kinberg. "Bien sea a través de las familias que elegimos o en las que nacemos, la unión es lo que nos hace fuertes".

"Mis películas preferidas plantean preguntas provocadoras y emocionales al espectador", prosigue Kinberg. "X-MEN: FÉNIX OSCURA también hace preguntas profundas, primales -si amas a alguien, ¿en qué momento les dejas marchar? ¿O te aferras a ellos eternamente, a cualquier precio, incluso poniéndote en peligro a ti mismo? No sé si sé la respuesta a esa pregunta, pero tal vez si fuera a esbozar una, diría que nunca hay que perder la esperanza en las personas que amas, ni rendirte jamás".

Es una conclusión adecuada para el fascinante recorrido de 18 años de la franquicia X-Men. Con X-MEN: FÉNIX OSCURA como culminación de la saga tras 12 impresionantes películas, Parker, que estuvo presente en el origen en el año 2000 de X-Men, dice que la experiencia de concluir la franquicia es una de sentimientos encontrados.

"Lo que conseguimos en la primera cinta fue introducir un tono que pudo haber parecido, para muchos, imposible en la asociación de lo que eran en aquel entonces las películas basadas en cómics", dice Parker. "Para mí cambió las reglas del juego. Desde entonces, las películas inspiradas en cómics han gozado de una plataforma más emocionante y fértil. Esto no es más que el principio de la diversidad en contar historias dentro de las posibilidades de estos mundos y estos personajes. Estoy agradecido por la oportunidad de haber sido parte de todo ello, pero también soy consciente de que esto avanzará mucho más tras nuestro paso por aquí".


Sobre la producción
Así como X-MEN: FÉNIX OSCURA es diferente tanto en temática como en tono a las entregas previas de X-Men, la estética de la cinta también es distinta. "Tras casi veinte años de obedecer cierto estilo en X-Men, era hora de cambiar", dice Simon Kinberg. "Sentí que un tono más crudo encajaría con esta historia porque quería que fuera más intensa, íntima y personal. Mi tarea era asegurarme de que todos entendieran que estábamos haciendo una entrega X-Men distinta a las anteriores, una película X-Men más real, con la que espero el público se pueda identificar más, y que volviera a ser subversiva".

"Es mi tercera X-Men consecutiva", añade Todd Hallowell, que es tanto productor como director de la unidad splinter en X-MEN: FÉNIX OSCURA. "Simon ha querido abordar esta película de una forma diferente. Dijo que cuanto más real fuera el mundo, mejor para la historia. Hemos intentado abordarlo desde esa postura y esto ha repercutido en la dirección artística, el diseño de producción, el de vestuario, el attrezzo, todo. Todos y cada uno de nosotros somos conscientes de este mantra".

X-MEN: FÉNIX OSCURA se rodó en el transcurso de seis meses que empezaron en otoño del 2017 en Montreal y en sus alrededores. El director de producción Claude Paré (It, El origen del planeta de los simios) partió del planteamiento realista que quería Kinberg, creando una estética más voluble para la cinta. "Lo primero que hablamos fue que queríamos que la película tuviera los pies en la tierra", dice Paré. "Buscamos una paleta más oscura, menos colorida que las entregas anteriores. Simon tiene buen ojo -es muy consciente de cuál debería ser la apariencia de las cosas".

"Claude es una de esas personas tan inspiradas en su forma de crear mundos, sean estos reales o imaginarios", asegura Kinberg. "Ya sean planetas alienígenas o un barrio humilde, es muy meticuloso. Al comienzo de este proceso, le dije a Claude que quería crear este mundo físicamente. No quería hacer pantalla verde ni ampliaciones del decorado ni fingir nada. Quería que los actores tocaran los sets con sus propias manos, y el público también sentirá la historia de una forma más táctil, inmediata y real".

Entre las tareas de Paré se encontraban la construcción del barrio donde Jean pasó su más tierna infancia. Ella regresa a una calle modesta donde ha de resolver un misterio de su pasado, pero el viaje se convierte en el escenario de un explosivo enfrentamiento entre la propia Jean y los X-Men, cuyo resultado es la prematura muerte de Raven.

"Uno de mis sets preferidos es el barrio de Jean", dice Kinberg. "Son seis casas unifamiliares con una curva al final y un puente inestable. Cada vivienda tiene su identidad, reflejando las personas que las habitan -está el pescador, el camionero, la pareja que discute continuamente. Cada una de ella contiene detalles que hablan de sus personajes, el césped del jardín, los juguetes o la basura que se amontona en cada una. Todos estos detalles surgen naturalmente y son aplicables a sus personajes, a los actores y al público".

La calle de este barrio se edificó desde el suelo hacia arriba. "Comenzamos con una capa de gravilla" explica Paré. "Creamos un barrio de clase media-baja. Quería un puente para mostrar a los conductores atravesándolo en sus vehículos, pero no me quedé ahí. Al otro extremo, quería un campo con torres de tendido eléctrico y cables. Vertimos el hormigón, pero la gravilla solo alcanzaba las parcelas, no las aceras. Todas las viviendas las prefabricamos en el taller y las montamos in situ. El equipo de decoración de plató realizó una labor increíble colocando todo el cableado eléctrico que vemos suspendido por encima de los cables, los cables, las alcantarillas, todo. Fue sencillamente increíble".

Le dedicaron el mismo esfuerzo a crear el país ficticio de Genosha, una isla donde vive apaciblemente el personaje de Fassbender, Erik, entre otros mutantes exilados, entre los que encontramos dos personajes nuevos: Selene (Kota Eberhardt) y Red Lotus (Andrew Stehlin). La comunidad se erigió a una hora del centro de Montreal. "Se trata de un refugio para mutantes que no tienen a dónde ir", explica Fassbender. "Tiene esa energía que esperarás de una comuna -son personas que viven fuera del sistema, son autosuficientes".

Esta tranquilidad se ve interrumpida con la llegada de Jean, que acude a Erik para que este le aconseje sobre cómo manejar sus recién adquiridos poderes tras la repentina muerte de Raven. "La Fénix Oscura de su interior disfruta haciéndole daño a los demás, le gusta la violencia, y pienso que ella cree que Erik puede entender esto. Ella busca su aprobación de alguna forma. Pero claro, la historia de Erik es muy diferente. Él participa de la violencia por la sed de venganza que tiene. Pero no porque esta le produzca placer".

Cuando las autoridades detectan que Jean está en Genosha, el refugio se convierte en el escenario de la batalla mental entre Erik y Jean -y Erik se queda pasmado cuando presencia hasta dónde llegan las capacidades de Jean. La secuencia es como si fuera el juego de la cuerda, pero en el plano psíquico, donde se disputan además un helicóptero militar. En su mayoría, dicha escena se rodó físicamente. El director de la segunda unidad y el coordinador de efectos especiales supervisor Guy Norris (Mad Max: Furia en la carretera) jugó un papel importante en la coordinación de todos los detalles de estos planos. "Lo entendí como si fuera una cinta bélica en la que casualmente figuran superhéroes, esto es, respetar la realidad en la medida de lo posible y hacer físicamente la acción, son cosas que me encantan", dice Norris.

"Había un helicóptero de verdad, dando vueltas, chocando con cosas, haciendo explosionar otras", dice Kinberg. "Pero, además, el helicóptero que se disputan Michael y Sophie, sube, baja, se precipita, etc, y también es un helicóptero de verdad". El helicóptero, con un peso aproximado de 1.800 kilos, estaba colgado de un cable y sostenido en el aire por dos grúas que eliminamos digitalmente en posproducción. "Se controlaba a tu antojo, en función de si querías que estuviera ganando Sophie o Michael se podía alternar el control sobre la máquina", dice Kinberg. "Estaban interactuando con un helicóptero real, con personas de carne y hueso que se abalanzaban sobre este. En ocasiones, hablamos de una altura de tres a cuatro metros y medio y de Michael Fassbender. Todo eso es real".

Asimismo, Fassbender protagoniza otro momento espectacular de acción en una secuencia que reproduce la Quinta Avenida. Magneto (Erik) y Beast (Hank), dispuestos a vengarse de Jean por la muerte de Raven, se acercan a la embajada donde se encuentran recluidas Jean y la antagonista alienígena de Jessica Chastain. Para acceder al edificio, Magneto arrastra un metro subterráneo y lo utiliza para demoler la fachada de la embajada.

"Reprodujimos esa calle de Nueva York en un plató, para poder controlar la situación y las explosiones", explica Kinberg. "Se trata de una secuencia sumamente compleja de la película. El momento en el que Michael irrumpe en la embajada y el metro se estrella contra el edificio, es real, todo ello. El metro cuelga de una plataforma -es un metro de verdad que se choca a alta velocidad, y hace explosionar las paredes justo detrás de Michael. Al final, se detuvo a escasos centímetros de él. No esperábamos que la pared se resquebrajara por encima de su cabeza, pero sí que se desprendieron trozos que le llovieron encima a su izquierda y derecha. Michael Fassbender -porque es un tío duro- ni se inmutó. Y gracias a Dios que no lo hizo porque solo hicimos una toma".

Incluso durante los momentos más complicados del rodaje, Kinberg mantuvo la calma, algo que Hutch Parker admira sobre todo para un director novel. "Me impresionó lo cómodo que se le veía en el papel porque la transición entre guion y producción es difícil, o puede serlo", dice Parker. "Ayudó el hecho de que mantiene una relación de larga duración con el material, y gracias al hecho de que ha producido muchas de estas cintas. Lo ha vivido en primera persona y ha estado inmerso en ellas en todos los sentidos. Conoce muy bien a los personajes y a los actores. Se le veía muy cómodo y se ha familiarizado con todo. Se le vía disfrutar y esa es muy buena señal".

Kinberg dice que también le aportaba seguridad el haber encontrado a los colaboradores idóneos para cada departamento. Además de Paré, el cineasta trabajó con el diseñador de vestuario Daniel Orlandi (Logan) para crear las estéticas de los personajes, incluyendo los nuevos uniformes que llevan los y las integrantes de X-Men. "Pasamos por un proceso largo hasta conseguir el uniforme adecuado -quería que fuera fiel al cómic de X-men", dice Orlandi says. "Nos inspiramos en los cómics y los estudiamos detenidamente, observamos la elegancia de algunos de los trajes, y lo gráficos que eran. Queríamos que fueran muy modernos y sencillos".

Al director de fotografía ganador del Oscar® Mauro Fiore (Avatar, Día de entrenamiento) le entusiasmó la idea de ayudar a Kinberg a conseguir el look naturalista que quería el guionista y director para X-MEN: FÉNIX OSCURA. A tal fin, el filme incluye mucha cámara libre, lo que supone una novedad en la serie X-Men.

"En entregas previas de la franquicia -y esto se cumple en la mayoría de las grandes producciones de Hollywood, así como en las cintas inspiradas en cómics- la tendencia es a emplear una fotografía muy fluida, con grúas, dolly, todo impecable", dice Kinberg. "En este caso, en lugar de tener la cámara fija y los personajes en movimiento, se mueven tanto los personajes como la cámara. Eso crea esa crudeza a la que aludíamos en el set. Es la sensación de que todo es un poco imperfecto. La acción está donde el público más la sentirá. Pero, incluso en los diálogos, se aprecia el respirar de los personajes".

Esta misma estética prevaleció en posproducción cuando llegó el momento de finalizar las secuencias de acción, ambientadas tanto en el espacio como en Manhattan, según el supervisor de efectos visuales nominado al Oscar® Phil Brennan (Logan, Blancanieves y la leyenda del cazador). "En la gran pelea entre los X-Men donde cada uno utiliza sus superpoderes y están entre los transeúntes de Nueva York, esto es algo que no hemos visto con frecuencia en las entregas de X-Men- vemos cómo se ven afectados los ciudadanos de a pie", dice Brennan. "Es aterrador".

Sin embargo, una de las responsabilidades más importantes de Brennan, era finalizar el look para el tal llamado efecto Fénix, la luz que emana de la piel de Jean Grey cuando la dominan los súper poderes alienígenas. "El efecto Fénix nos llevó mucho tiempo hasta que dimos con la forma adecuada", dice Brennan. "Según avanzamos, el efecto Fénix se manifiesta de muchas formas diferentes y a muchos niveles de intensidad. Los primeros efectos del efecto Fénix apenas son perceptibles. Cuando llegamos casi al final, el efecto Fénix está en su fuerza máxima, y se nota más. Le afecta la piel, la mirada, y todas sus emociones".

"Asimismo, afecta la calidad del aire en su entorno", prosigue Brennan. "Hay un efecto de ondas sísmicas, hay componentes que son partículas. Hay humo, fuego, llamas, y por supuesto casi casi, un efecto de lava fundida en su interior. Hay muchas partes que componen el efecto Fénix final. Todo está relacionado con el estado emocional de Jean".

Y como colofón, aportando su granito a la impactante cita, está la música de Hans Zimmer, una partitura increíble. La obra del compositor ganador del Oscar® ha aportado y mucho a X-MEN: FÉNIX OSCURA, subrayando el profundo desasosiego que recorre la historia y facilita que el espectador salga del cine habiendo disfrutado y sintiéndose profundamente impactado por el singular viaje de Jean Grey. "Me encanta la capacidad que tiene para crear música que casi no es música sino sonido", dice Kinberg. "No es amplia y cómoda. Se te mete debajo de la piel. Es muy emocional cuando quiere serlo, pero sin ser sentimental. Es justo lo que necesitábamos para esta cinta".