Cinemanía > Películas > Mia y el león blanco > Comentario
Destacado: Paul Mescal es Lucio en 'Gladiator II' de Ridley Scott
  Mia y el león blanco  (Mia et le lion blanc)
  Dirigida por Gilles de Maistre
¿Qué te parece la película?
Gracias
Ver resultados

Película dirigida durante tres años por Gilles de Maistre ("El primer grito", "La búsqueda de Alain Ducasse"), y producida por el productor de "Nómadas del viento", "Los chicos del coro" y "Océanos", Jacques Perrin.

MIA Y EL LEÓN BLANCO está protagonizada por la joven actriz Daniah De Villiers ("The Dating Game Killer") junto a Mélanie Laurent ("El concierto", "Malditos bastardos" y Langley Kirkwood ("Dredd", serie "Black Sails").


Datos de la producción
La película se rodó a lo largo de tres años, tiempo suficiente para presenciar la auténtica evolución de Mia y del león blanco.

Durante la producción, se criaron juntos una manada de 6 leones, entre ellos, Thor, el león que encarna a Charlie, así como otro macho y cuatro leonas.

Kevin Richardson, experto en leones, también conocido como "El que susurra a los leones", supervisó todo el proceso de producción y todas las interacciones entre leones y niños garantizando que ambas partes estuvieran seguras.

Acabado el film, los seis leones han seguido juntos; viven en la reserva de Kevin Richardson gracias a unos fondos creados por el equipo de producción.

Únicamente se autorizó a tres personas interactuar con los leones: Daniah, Ryan y Kevin Richardson, con el fin de garantizar un entorno de trabajo seguro para actores y animales.


La prensa francesa ha dicho de ella
"Una fábula familiar que comunica su deseo de preservar para siempre estas maravillas de la naturaleza" - 20 Minutes

"Una preciosa fábula" - Closer

"Una hermosa historia de amistad entre una niña y un león" - Le Parisien

"Gilles de Maistre firma una película de animales familiar y con imágenes impresionantes" - Ouest France


Entrevista con el director Gilles de Maistre

P: ¿De dónde surge la idea para este film?

R: Se remonta a años atrás. Rodé para la televisión francesa una serie documental sobre niños de todo el mundo con un estrecho vínculo con animales salvajes. Mi investigación me llevó a Sudáfrica, donde rodé a un niño cuyos padres tenían una granja para criar leones con el propósito de conservar la especie, o eso aseguraban. El objetivo final decían era venderlos a zoos y reservas naturales para celebrar el rey de los animales en toda su gloria, y en ocasiones incluso para reinsertarlos en su hábitat natural. Allí había un chico de unos diez años enamorado de los leones. Una vez acabamos de rodar y nos fuimos de la granja, supe que se criaba los felinos para cazarlos.

Esta película versa sobre una niña de once años llamada Mia cuyos padres crían leones y entabla un estrecho vínculo afectivo con un cachorro de león blanco. Los padres son testigos de esta amistad profunda y comienzan a preocuparse acerca de lo que puede pasar una vez el cachorro haya crecido. Deciden venderlo a cazadores, y cuando Mia se entera de ello quiere proteger el león y ayudarlo a escapar de la granja hacia una reserva donde pueda vivir el resto de sus días en paz. Pero el viaje para llegar a ese refugio resulta cuando menos complicado...

Se trata de un film familiar antes que un documental, pero hay una amistad verdadera que inspira la relación entre la niña y el león de que somos testigos en la película. Se basa en un modo de trabajo del todo nuevo e inusual. Vimos más de trescientos niños sudafricanos para dar con el actor apropiado. Y nos topamos con esa niña, Daniah. La primera vez que estuvo cara a cara con un cachorro de león, no empleó las manos como hacían la mayoría de los niños, sino la cabeza. Nuestro experto en leones, Kevin Richardson, estaba convencido de que tenía que ser ella. Hoy, Dinah ha crecido y tiene catorce años. El león ya no es un cachorro sino un gigante de 250 kilos, y aún así los dos siguen siendo amigos. Creo que es la primera vez que se ha intentado esto: narrar sin efectos especiales una historia de afecto entre un animal salvaje, un depredador alfa, y una niña.


P: ¿Cómo encontró a Kevin Richardson?

R: Una vez di con la idea de Mia y el león blanco, mi siguiente cuestión era: ¿cómo puedo hacer que ocurra esto? Ya había trabajado en un documental sobre Kevin Richardson, conocido como “El que susurra a los leones”. El hombre es sencillamente increíble, una estrella internacional que ha trabajado con más de cien leones en los veinte últimos años, en los que ha diluido los límites entre los seres humanos y el reino animal para crear una auténtica relación entre ambos grupos. Cuando le hablé de Mia y el león blanco, dijo: “Esto va a ser complicado, a menos que esté preparado para rodar la película a lo largo de tres años y con un cachorro de león muy joven. Necesitará bastir un vínculo entre los dos y rodar siempre con el mismo león. Pero eso es imposible, no tendrá ese tiempo.”

Y yo le respondí: “¡Hagámoslo de todos modos!”. Studiocanal y Galatée Films se mostraron entusiasmados y se embarcaron, y así ¡esto fue lo que hicimos!


P: Se dice que dirigir a niños y animales es duro para un director. Usted se ha visto en la tesitura de dirigir a ambos a un tiempo...

R: También se dice que ¡dos negativos dan positivo! Pero bromas a parte, ese dicho es un tanto inexacto. En lo referido a trabajar con niños, en el plató dispuse algunos verdaderamente excepcionales: educados, dulces, inteligentes, entregados, bravos... ¡tuve suerte!

Y en lo referido a los animales, desarrollamos un método de trabajo que fue totalmente distinto al usado habitualmente en la industria; enfocamos el león como auténtico actor y no como un animal que domesticar. Elaboramos una relación con el león (Thor) ya desde su nacimiento. Por supuesto, el equipo se mantuvo más que a distancia, y hacia el final del proceso fue preciso estar en jaulas, pero a pesar de todo el león se acostumbró a las cámaras y los micrófonos. Los jóvenes actores trabajaron con los leones a diario.

Se trataba más de crear una relación íntima, de incentivar la estima, que de entrenar. Y ello proporcionó a nuestro león la confianza que necesitaba ¡para sentirse a gusto en el plató con nuestros actores!


P: ¿Ha sido ésta la primera vez que se haya intentado algo parecido?

R: Si. Se trataba de inmersión y de crear hábito y rutina. El león empleaba tiempo con nuestra actriz a diario, deambulaba por nuestro plató incluso cuando no rodábamos. ¡Y era todo un personaje! Kevin Richardson no había visto nunca un león con tanto talento como nuestro Thor. Puede que sea atribuible al tiempo invertido en la preparación del film y a la atmósfera que tuvimos en el plató, pero cuando tuvimos que repetir algunas tomas, el león fue capaz de recrear lo mismo exactamente igual que un actor.


P: Por lo tanto, ¿pueden actuar los leones?

R: Digamos que nos entendía. Y hubo días en que no rodamos porque no estaba de humor, así que lo dejábamos tranquilo. Prescindíamos y lo intentábamos de nuevo al día siguiente. Y eso significaba que había escenas que tuvimos que rodar en tres o cuatro días porque era muy complicado, en tanto que había otras para las que todo cuanto necesitábamos era un cuarto de hora.


P: Da la impresión que trabajar de este modo ¡era casi como apostar!

R: Era una apuesta, pero calculada, porque habíamos previsto toda eventualidad y estábamos muy bien preparados. Disponíamos de dos niños en caso de que uno de ellos se asustara. Ryan, el niño que encarna al hermano de Daniah, era también su sustituto, así que pasó exactamente por el mismo proceso para establecer una relación con el león. Si súbitamente Daniah se hubiera asustado al tercer año, hubiéramos rehecho el guión y Ryan la hubiera reemplazado, habría procedido a salvar el león al final de la historia.

Asimismo teníamos dos leones. Tres, de hecho. Thor era nuestro león líder. Encarnaba a Charlie desde los cuatro meses. El auténtico Charlie se interpretaba a sí mismo y substituía: daba vida al león de dos meses. Y Neige, leona, encarnaba a Charlie como recién nacido.


P: Sus leones crecían bajo los focos. ¿En qué momento pasaron a ser peligrosos?

R: Rodábamos como lo haríamos con cualquier otro actor hasta que tuvieron el año y medio, y entonces nos metimos en jaulas. A mí ya me estaba bien. Comienza a ser complicado trabajar con leones a partir de los dos o dos años y medio. Como los humanos, los leones llegan a esa edad y comienzan a comportarse como adolescentes.

Era interesante observar cómo los dos niños empleaban dos métodos del todo distintos para entablar su relación con Thor. Daniah intentó imitar a Kevin en un enfoque muy físico, balanceándose de un lado a otro y armando jaleo con el león. Ryan lo abordaba de modo más cauto, casi distante. Es un alma muy amable, tan serena que Kevin y yo casi nos preguntamos si estaba asustado. Al final, el equipo que llevaba ayudando a Kevin con los leones desde el principio se había retirado de la labor por miedo. Y tanto es así que cuando Daniah estaba rodando, Kevin le pedía a Ryan que viniera a ayudarle a manejar el león mientras se centraba en la filmación. Hacia el final, sólo había tres personas, dos de ellas los niños, que pudieran permanecer cerca del felino.


P: ¿Qué significa cuando dice “manejar el león”?

R: Bueno, Daniah estaba acostumbrada a tratar el león en la vida real, pero cuando rodaba, no podía estar por él. Necesitaba encarnar a su personaje, así que no podía cuidarlo como hacía habitualmente, se veía obligada a interactuar con el felino dentro de su personaje de una manera que no era la suya. En su vida cotidiana, estaba avezada a jugar con el león y a tranquilizarlo. En el plató, tenía que fingir estar herida, tenía que gritar o llorar mientras él vigilaba. Era terrible, pero lo hizo. Y ahí es donde estaba el auténtico desafío: tener suficiente fe y confianza para renunciar al control ¡y actuar junto a este león enorme!


P: Así que tenía que darle el control a Kevin...

R: Así es. En el curso de los dos primeros estadios del rodaje, rodé intimando con el león pues no podíamos crear la emoción de la relación artificialmente. Yo quería continuar así, pero dado que ya no podía filmarlo por mí mismo le pasé a Kevin la cámara. Aunque seguí dando órdenes a través de su auricular. ¡Me convertí en quien susurra a Kevin!


P: Un proceso tan inusual, único como éste ha de generar relaciones intensas...

R: La película ha requerido tres años de rodaje en cuatro estadios, lo que es bizarro. Nos despedíamos y añadíamos: “¡Nos vemos en un año!” Todos estábamos allí, en Sudáfrica, veíamos al león y a los niños crecer. Hicimos amistad con los padres, merodeábamos entre arbustos junto a elefantes y jirafas... Sencillamente, nos desvivíamos por revivirlo todo una vez más.


P: Su seguro de vida ¡debe haberse llevado mucho del presupuesto!

R: Por extraño que parezca, no. Circles es la única aseguradora que cubre este tipo de rodajes, y quedaron plenamente convencidos de nuestro sistema de seguridad para el lugar. Nuestra norma de oro consistía en que si Kevin mostraba la más leve de las dudas, recurriríamos a los efectos especiales, y en caso de que uno de los niños que trabajaba con nosotros se asustara. Ese era nuestro plan B. Pero si hubiera habido cualquier duda, habríamos recurrido a la pantalla verde. Ese era nuestro plan C.


P: ¿Está pensando en una secuela?

R: Desistimos de la idea. El problema estaba en que tan pronto como Daniah dejó de interactuar con el león, su papel se acabó, y se trataba de entablar una relación día tras día. No podíamos arriesgarnos a comenzar una nueva relación desde cero. Consideramos la idea de que Daniah siguiera trabajando con Kevin en Sudáfrica, pero finalmente decidimos que era demasiado complicado para algo puramente hipotético en aquel estadio. Para Daniah fue desgarrador tener que dejar tras ella el león, pero tenía que volver a su vida cotidiana como toda niña, de regreso a su casa tras tres años viviendo entre arbustos. Se había entregado en cuerpo y alma. Aunque todavía lo visita regularmente.


P: Inicialmente, usted fue realizador de documentales. Actualmente, ¿su interés está en la ficción?

R: Cuando realizo un documental, la emprendo en solitario con mi cámara y me encuentro con gente. Es una experiencia del todo distinta, y es de ahí que extraigo mis ideas, las historias que uso para la ficción. La vida real alimenta mi imaginación. Me gusta inyectar experiencias reales en las historias ficticias, que es lo que hice con Mia y el león blanco: lo que acontece entre Daniah y el león es real, y partimos de ello en la película para extraer emoción, un suspense que no podía lograrse con efectos especiales. La gente se deshace por la autenticidad.


Entrevista a Kevin Richardson (Especialista en leones)

P: ¿Cómo acabó trabajando en este proyecto?

R: Me encontré con Gilles de Maistre en 2012. En aquel momento, me hallaba en pleno proceso de traslado de mi reserva y él quería filmarme en la labor. Como aquello era imposible, me preguntó si tenía cualquier otra idea. Decidimos desarrollar una historia de ficción, un drama familiar que hablara a todo el mundo, que todos quisieran verlo como entretenimiento y no sólo para saber más sobre el mensaje implícito.

Entonces, comenzamos a pensar sobre cómo estructuraríamos la película, y decidimos que estaría bien entretejer la idea de traición en el relato: la historia de un padre que traiciona a su propia hija en lo concerniente al león de ella. Pero rodar una relación entre una niña y un león era imposible, a menos que comenzáramos a trabajar con un cachorro de león y lográramos que aceptara a la niña como alguien de los suyos. De súbito, las ideas más delirantes parecieron tornarse reales. Un día, Gilles me llamó desde París y me dijo: “Está pasando, ¡hacemos la película!”. A partir de ese momento, todo fue un torbellino.

Este tipo de historia de ficción es mucho más complicada de crear que un documental, en especial si decides ser lo más fiel posible a la relación entre el león y la niña, como así hicimos. La amistad era preciso que fuera real para el público para invertir emocionalmente en la película y sentir la plena gravedad de la traición. Así que era vital que nuestra niña fuera capaz de establecer un lazo con el león desde temprana edad. Pensé en usar mi propio hijo para el film, pero era demasiado pequeño. Se imponía dar con alguien suficientemente loco como para que confiara en nosotros con su hijo durante tres años, alguien abierto a la idea de que su hijo creciera al lado de leones. Y ese era el auténtico reto: no se trataba de dar con los niños adecuados, aquello no me preocupaba; se trataba de encontrar los padres adecuados.


P: ¿Cómo entrenó a Daniah y a Ryan?

R: ¡Fue en verdad intenso! Tres años de trabajo con tres sesiones en inmersión total cada semana; cada sesión duraba entre dos y tres horas. Al principio, vivía y respiraba el proyecto porque necesitaba establecer las bases. Luego, pude pasar las cosas a un equipo que se hizo cargo de gestionar una o dos de las tres sesiones semanales. Cuando el león alcanzó cierto estadio, tuve que trabajar de nuevo en el proyecto a tiempo completo porque había puntos de inflexión cruciales con los que lidiar, y había unas pocas cosas que era preciso enseñar a los niños sobre los leones y sobre cómo tenían que comportarse con ellos.

También era un desafío para mí. Sé cómo comportarme con un león, pero en esta ocasión tenía que pasar este conocimiento a los niños sin perder de vista que sólo eran niños, que no tenían la experiencia que nosotros tenemos como adultos. Tuve que aprender cuándo intervenir y cuándo dejarles solucionar por sí mismos los problemas. Se trataba de dar con el equilibrio apropiado. Con los años, los niños devinieron una especie de miniversiones de mí mismo en sus modos de trabajar, aunque cada uno de ellos tenía su propia personalidad. Y los leones pueden percibir eso. No son estúpidos. Los leones también sienten cuáles son tus intenciones, y no hay modo de engañarlos respecto a eso.


P: Háblenos de su relación con Gilles de Maistre...

R: Congeniamos de inmediato, desde el momento en que comenzó a trabajar en su documental sobre mí, The Lion Whisperer. Tenemos el mismo modo de ver el mundo. Esta película no habría sido posible sin que Gilles marcara el camino. Se adapta increíblemente y escucha mucho.


P: ¿Cómo devino su trabajo con los animales?

R: Desde el mismo inicio, advertí a Gilles que mi primera prioridad siempre sería el bienestar de los animales. Así, todos los planes de producción se centraron en torno a ello. Los animales se trataron como actores del reparto, ¡probablemente incluso mejor! Tenía siempre un ojo puesto en ese bienestar, pero sentí el decidido apoyo de los equipos de producción, tanto de STUDIOCANAL y Galatée Films como de Outside Films. He tenido otras experiencias cinematográficas donde no se daba el caso en esto, experiencias en las que se exigía a los animales ‘hicieran el trabajo’, y si no podían, la tensión aumentaba. Disponíamos hasta de tres días para asegurar algunas escenas. Por lo común, sólo precisábamos un día, pero cuando las cosas no funcionaban, nos tomábamos dos o tres días para lograrlo.

Le dije a Gilles que dado que la autenticidad era el objetivo, el proyecto podría requerir largo tiempo para completarse. Si hubiéramos pretendido finalizar en doce semanas, habríamos tenido que recurrir a montones de efectos especiales. No nos habría sido posible capturar esa intimidad entre la niña y su león. En Mia y el león blanco, lo que usted ve en pantalla es lo que realmente acontece: un león y una niña que forja un lazo increíble.


P: ¿Pensó en usar leones distintos en función de sus edades?

R: Al principio se pensó en ello: acaso enseñar a Daniah a trabajar con un cachorro, y luego con un león de seis meses, de un año y finalmente con otro de tres. Me mostré en contra de esto porque el felino de tres años habría sido un extraño. Si se quiere realizar una película acerca de una estrecha relación entre una niña y un león, ese trato debe producirse en verdad.

Además, no me gustaba la idea de tener cachorros que luego tendría que retornar. Se entendía que los leones que empleáramos en el film quedarían bajo nuestra tutela el resto de sus vidas. Esos animales serían nuestros, y los ayudaríamos.


P: A lo largo de esos tres años de rodaje, ¿sintió miedo o dudas en algún momento?

R: Tengo un rasgo osado y me gusta sacudir las cosas. Este proyecto ilustra eso, y no pocos se preguntaban si no había ido demasiado lejos. Participaron su impresión a Gilles y a las familias: “¿Cómo pueden ustedes poner a estos niños en tal situación?”. No comprendían qué estábamos haciendo y por qué. El único modo en que posiblemente se hubiera entendido habría consistido en que hubieran venido a África para verlo por sí mismos y se hubieran involucrado en el rodaje. Había tanta emoción, tantas conexiones y personalidades distintas que aquello parecía una enorme familia.


P: Deben haber sido difíciles tanto la seguridad como la prevención...

R: Llevo trabajando con leones para la industria del cine desde hace casi veinte años, y algunos platós han devenido un caos absoluto. Tan pronto como los animales salvajes están en el plató o cerca, me ocupo personalmente de informar, digo a la gente a dónde pueden ir, qué pueden hacer, y cómo reaccionar si hay cualquier problema. El objetivo está en prevenir cualquier tipo de incidente, en asegurarse de que la gente tenga presente que sólo porque en los siete últimos días no ha pasado nada ello no significa que se pueda bajar la guardia y pasear alrededor de los leones como si éstos fueran perros falderos. Nunca debería olvidarse que se trata de animales salvajes que deben respetarse como tales.


P: ¿Cuál fue su mayor sorpresa?

R: Hubo muchas sorpresas, y Thor inspiró muchas de ellas. A menudo le decía a Gilles en broma que Thor era el auténtico dios nórdico reencarnado. Encaja con su nombre, con toda seguridad. Pero los niños, Daniah y Ryan, eran igualmente sorprendentes. No importaba lo que se cruzaba en sus caminos, esos críos eran duros como la piedra. Escuchaban, entendían, y hacían lo que les decía. Perseveraban. Los admiro profundamente. Conozco a mucha gente que habrían tirado la toalla a la menor dificultad. Pero estos chicos decían: “Kevin, quiero seguir”.


Entrevista a Daniah De Villiers (Mia)

P: ¿Cómo devino tan singular este proyecto?

R: Es una historia de amor que nunca antes se ha contado. Y nadie ha trabajado nunca con leones del modo que nosotros lo hicimos.


P: Kevin Richardson, el experto en leones, desempeñó un papel clave en este proyecto.

R: Sí, ha establecido su propia reserva de vida salvaje. Es increíble. Tiene una relación especial con esos leones.


P: ¿Cómo fue ir a Johannesburgo?

R: Sentí como si saltara a lo desconocido; obligué a toda mi familia a trasladarse a Johannesburgo ¡tan sólo para este proyecto! Pero todos comprendimos el potencial de esta película única.


P: ¿Por qué fuiste elegida para encarnar a Mia?

R: Todos fuimos a ver los leones y los cachorros, y Kevin estaba allí observándonos. Fue la primera vez que toqué un león, y Kevin debió ver que ocurría algo.


P: ¿Cómo fue trabajar con Mélanie Laurent y Langley Kirkwood?

R: Langley interpreta a mi padre, y me enseñó a tener la cabeza sobre los hombros. Y Mélanie es sorprendente, es una actriz fantástica y muy buena persona. Con sólo mirarla, aprendí muchísimo sobre el modo en que se mete bajo la piel de sus personajes. Ambos me han enseñado mucho.


P: ¿Ha sido difícil hacer una película con un león?

R: Cuando era un cachorro, había tanta gente a su alrededor que se dispersaba. Pero una vez creció, todos se metieron en jaulas, ¡lo que lo hizo más fácil! Thor es muy inteligente porque se ha empleado para el cine desde muy joven, y así fue como lo preparamos: trabajamos con él desde muy pequeño.


P: ¿Cómo es Gilles de Maistre como director?

R: Tiene un corazón enorme, y me encanta su modo de rodar: es muy natural, directo, como si las situaciones fueran reales.


P: ¿Qué mensaje hay detrás de la película?

R: Thor me ha mostrado lo magníficos que son los leones, son mucho más que la reputación que tienen.


P: ¿Cuál será el futuro de tu maravillosa amistad con Thor?

R: Kevin me dijo que puedo ir a visitarlo siempre que quiera, porque es de verdad duro pasar a otra cosa sin más. No sé que haré el año próximo, trato de vivir el presente.


Entrevista Mélanie Laurent (Alice)

P: ¿Qué le hizo incorporarse a este proyecto?

R: Todo pasó muy rápido. Interioricé el guión. Imaginé los leones, el rodaje en Sudáfrica, una experiencia única. Me encantó la historia y creí que era una experiencia sumamente importante.


P: ¿Cómo es rodar una película en tres años?

R: ¡Es asombroso! Primeramente porque las temporadas eran agradables y cortas. Y también porque éramos un equipo muy pequeño y unido que devino una segunda familia para mí. Teníamos esas reuniones mágicas que esperábamos cada año. Gilles me enviaba vídeos a lo largo del año, pero aun así siempre me sorprendía: llegaba y la casa lucía distinta, los niños habían crecido, los leones madurado, y yo era un año mayor.


P: Háblenos de su personaje.

R: Interpreto a la madre francesa que se desplaza a Sudáfrica por amor, aunque instintivamente no es lo que quiere. La familia ha viajado desde Londres a esta casa decadente, la vida es un ajetreo.


P: ¿Cómo se desarrolla Mia, su hija en la pantalla, como personaje?

R: Lo que es interesante es que la primera vez que nos conocimos tenía once años; todavía es una niña pero tiene un sesgo rebelde. Entabla esa amistad con el león que cambiará el devenir de su existencia. En cierto sentido, ella misma deviene madre y alcanza a conocerse a sí misma a través de este estrecho vínculo y de su anhelo por proteger el animal, sin importarle el peligro que corre tanto ella como su familia. Resulta conmovedor.


P: ¿De verdad que Kevin Richardson habla a los leones?

R: Es más que eso. Kevin resulta medio león, medio hombre. También se va a nadar al río con las hienas. Cuando nos decía que podíamos hacer algo, lo hacíamos sin pensar. Y toda la película pivotaba en torno a eso: involucrar a los actores sin uso de dobles. Recuerdo una escena que rodamos el año pasado. El león ya era adulto en aquel momento, lucía ya melena, y saltó sobre la mesa de la cocina ¡en la que desayunábamos! Hice la escena, aunque ¡algo turbada!


P: Sin embargo, da la impresión de que rodar este film era una experiencia particularmente agradable.

R: Sí, porque éramos un grupo tan reducido que todos estábamos compenetrados. A veces ni siquiera éramos conscientes de que se nos filmaba. Improvisábamos mucho, echábamos mano de nuestros propios miedos, rodábamos rápidamente, capturábamos los momentos tal cual porque mucho dependía de los propios animales, y ocurrían cosas extraordinarias a diario. No creo que hubiéramos podido lograr los mismos efectos de tomarnos el tiempo para rodar de un modo más tradicional. El director rodaba mientras danzábamos, una danza de tres años de duración. Bailábamos con leones.


P: ¿Qué le pareció trabajar con Gilles de Maistre?

R: Tenía que manejarse con leones, niños y adultos, pero nunca mostró signo alguno de estrés. Sabía con exactitud qué captar y logró algunos momentos increíbles. Todo el proceso era un sueño. Cuando sea anciana, podré decir: “Estuve tres años en Sudáfrica rodando con leones, y los vi crecer”.


P: Díganos su recuerdo más entrañable en la realización de este film.

R: Pasábamos en coche por un puente pequeño. A un lado teníamos jirafas e hipopótamos al otro, y de súbito un arbusto se agitó. Surgió un elefante de la nada seguido de quince más, todos desfilaron ante nuestros ojos. No podía dejar de llorar. Te sientes muy pequeña ante tanta belleza. Es importante retroceder un paso en la filmación para volver a contactar con tus emociones, porque ello repercute en tu interpretación.