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  Este niño necesita aire fresco  (Der Junge muss an die frische Luft)
  Dirigida por Caroline Link
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Valle del Ruhr, Alemania, 1972. Hans-Peter es un niño regordete de nueve años que crece en un entorno familiar seguro y rodeado de unos parientes a los que les encanta divertirse. A primera vista, no es el chico más popular del cole, pero sabe hacer reír a los demás y lo pone en práctica en la tienda de barrio que tiene su abuela. Pero los problemas no tardan en surgir en la vida del pequeño, ya que su madre, que era una mujer alegre y vital, cae en una depresión tras sufrir una operación. El padre trabaja sin descanso y le deja a menudo al cuidado de sus abuelas, dos mujeres de gran corazón y con una fuerte personalidad. Gracias a su amor y dedicación, Hans-Peter logra sobrevivir al caos emocional que se desencadena y utiliza su sentido del humor para aliviar sus penas y hacer que la gente se ría con él.


Sinopsis larga
Valle del Ruhr, Alemania, década de 1970. El joven Hans-Peter vive con sus padres, Margret y Heinz, y su hermano, Matthes, en la casa rural de sus abuelos, Bertha y Hermann. Es un niño curioso al que le encanta observar a los clientes de la tienda de comestibles de su abuela Änne. Además, se lo pasa genial con el resto de sus parientes a los que les chifla celebrar fiestas y reuniones. Hans-Peter es un niño regordete y sus compañeros de colegio se burlan a menudo de él. Pero desde muy pequeño, se sirve de su aspecto para hacer reír a los demás. Empezó entreteniendo a sus tías y tíos con parodias de clientes, cantantes de pop y figuras de la televisión. Se las arregla para hacer reír a todos y sueña con emular a sus ídolos televisivos.

Después de mudarse a casa de sus otros abuelos, Änne y Willi, en la ciudad de Recklinghausen, Hans-Peter sigue llevando una vida feliz aunque en un entorno más urbano. Su madre se divierte persiguiéndolo por el vecindario, aprende a montar a caballo y se hace amigo de Sabine, su compañera de clase. Y cuando llega la época de carnaval, Hans-Peter insiste en vestirse de princesa; su tía Gertrud tiene que hacerle un vestido a medida para la ocasión porque es imposible encontrar uno de su talla. En la siguiente reunión familiar, su tía Annemarie interpreta una magnífica versión de una canción de Zarah Leander, que causa un gran impacto en el niño.

El padre de Hans-Peter trabaja de carpintero. Suele estar ausente y deja a su madre, una mujer cariñosa pero un tanto nerviosa llamada Margret, al cuidado de la casa y de los dos hijos. Debido a una sinusitis crónica, la madre de Hans-Peter se ve obligada a pasar por el quirófano. Y la operación trae consecuencias ya que pierde el sentido del olfato y del gusto. Esta circunstancia, unida al estrés de la vida diaria, la sumen en una depresión cada vez más profunda.

Cuando la madre de Hans-Peter se enfada con él por cualquier trastada, el niño acude a refugiarse en los brazos de sus cariñosos abuelos. Y justo antes de morir, la abuela Änne profetiza un gran futuro para él, afirmando que se hará famoso. Cuando la salud de su madre empeora, los familiares de Hans-Peter comienzan a involucrarse cada más en su vida. Heinz, el padre del niño, se angustia porque su esposa rechaza categóricamente cualquier ayuda psicológica. A veces, Hans-Peter logra levantarle el ánimo a su madre con sus números cómicos y sus sentimentaloides canciones populares.

Después de pasar dos semanas de vacaciones con el abuelo Willi cerca de Salzburgo, Hans-Peter regresa a casa y se da cuenta de que su madre no ha mejorado. Una noche, deja que se quede despierto hasta tarde viendo la televisión, mientras ella se va pronto a la cama. Esa misma noche, Hans-Peter se acuesta junto a ella y se alarma por los extraños ruidos que hace su madre al respirar. Por la mañana, cuando su padre regresa a casa del trabajo, queda claro que la madre de Hans-Peter ha intentado suicidarse ingiriendo pastillas para dormir. La llevan al hospital del que no regresará.

Para Hans-Peter, el funeral de su madre se convierte en una prueba emocional insoportable. La abuela Bertha y el abuelo Hermann acuerdan mudarse a casa de Heinz en Recklinghausen para cuidar de sus dos hijos pequeños. Aunque está rodeado de familiares que le tratan con mucho cariño, Hans-Peter está demasiado triste para actuar en la obra escolar, a pesar de que el papel protagonista estaba hecho a su medida. Pero se rehace cuando se entera de que el Departamento de Protección de Menores va a venir a evaluar si sus ancianos abuelos no son demasiado frágiles para cuidarlo.

El "espectáculo familiar" que pone en escena Hans-Peter convence a la funcionaria del Departamento de Menores que está en muy buenas manos. Poco después, la abuela Bertha interviene cuando la tía Gertrud intenta emparejar a Heinz con la ansiosa Sra. Kolossa, a pesar de que todavía está de luto.

Hans-Peter va interiorizando poco a poco los sabios consejos de su abuelo Willi que le dice que 'la vida debe continuar' y acaba recuperando el valor y la confianza en sí mismo. Y, aunque los papeles protagonistas de la obra escolar ya están adjudicados, Hans-Peter asume un pequeño papel secundario que se convierte en todo un éxito. Así que decide escribir una carta al legendario comediante alemán Loriot y hace una prueba para el papel de Dicki Hoppenstedt en el sketch "Navidad con los Hoppenstedt'. A pesar de que recibe una carta de rechazo para hacer el papel, Hans-Peter ha dado el primer paso de lo que será una carrera de enorme éxito en el mundo del entretenimiento.