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  Secretos de estado  (Official secrets)
  Dirigida por Gavin Hood
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2003. Mientras los políticos en Gran Bretaña y Estados Unidos buscan una excusa para invadir Irak, la traductora del GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno) Katharine Gun (Keira Knightley) filtra un correo electrónico confidencial que insta a espiar a miembros del Consejo de Seguridad de la ONU para forzar la aprobación de la resolución para ir a la guerra. Acusada de infringir la Ley de Secretos Oficiales y con la posibilidad de acabar en prisión, Katharine y su equipo de abogados se proponen defender sus actos. Con su vida, su libertad y su matrimonio en peligro, deberá defender aquello en lo que cree...


Sinopsis larga
25 de febrero de 2004. KATHARINE GUN es llevada a juicio por infringir la Ley de Secretos Oficiales. El juez le pregunta cómo se declara...

Un año antes. Enero de 2003. Los Estados Unidos y Gran Bretaña intentan de manera agresiva conseguir una resolución de la ONU para invadir Irak.

Junto a su marido, YASAR, en su hogar de Cheltenham, Inglaterra, Katharine ve en las noticias cómo el primer ministro británico Tony Blair alega que Irak tiene armas de destrucción masiva.

Katharine, una traductora de mandarín del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ), recibe un correo electrónico confidencial, una directiva de los Estados Unidos para espiar a miembros del Consejo de Seguridad de la ONU de cinco países con la idea de coaccionarlos para que aprueben la guerra en Irak. Preocupada, va a ver a su amiga, JASMINE, y le pregunta si podría hacerle llegar ese correo electrónico tan delicado a alguien que conozca.

3 de febrero de 2003. Katharine copia el correo electrónico e imprime un ejemplar físico, que se lleva a casa con ella. Dos semanas después, mientras el público británico protesta por las calles de Londres contra la posibilidad de una guerra, MARTIN BRIGHT, un periodista del diario The Observer, recibe una llamada. En un aparcamiento subterráneo, queda con la manifestante contraria a la guerra YVONNE RIDLEY, que se encuentra ahora en posesión del correo electrónico de Katharine.

Martin se pone a verificar la autenticidad del correo electrónico y llama a la Agencia de Seguridad Nacional preguntando por Frank Koza, el hombre que lo envió, aunque resulta en vano. Así que, acompañado por su compañero, el corresponsal de guerra PETER BEAUMONT, visitan a PAUL BEAVER, un asesor de seguridad independiente, que confirma que la terminología empleada en el correo electrónico es auténtica. Peter también se reúne con una fuente del MI6 que le revela que están manipulando los informes de inteligencia con el fin de ir a la guerra. Mientras tanto, el periodista del Observer ED VULLIAMY habla con un contacto retirado de la CIA, que se niega a confirmar la existencia de Koza.

Preocupada porque su correo electrónico no haya servido de nada, Katharine se reúne con Jasmine, que dice que a Yvonne le está costando convencer a la prensa de que el correo electrónico es auténtico. Jasmine le dice que ya no está en sus manos.

En Washington, D.C., Ed Vulliamy recibe un misterioso número de extensión al que llamar; se trata del despacho de Koza en la Agencia de Seguridad Nacional. Habla con él, brevemente, antes de que Koza cuelgue el teléfono.

Entretanto, en Londres, Martin, Peter, el director del Observer ROGER ALTON y otros debaten si deberían publicar el correo electrónico. Peter opina que darle publicidad al asunto podría evitar una guerra. Se publica la historia. Katharine la ve y le confiesa a Yasar lo que ha hecho. Entretanto, todo el mundo alaba a Martin, y muchos medios estadounidenses le solicitan entrevistas. Hasta que se publica una historia en Drudge Report que afirma que el correo electrónico es falso, señalando que la ortografía usada es enteramente británica, no norteamericana. NICOLE, una joven becaria, le pasó sin darse cuenta el corrector ortográfico a todo el texto, que corrigió automáticamente la grafía norteamericana.

El GCHQ empieza a entrevistar a todos sus empleados en busca del origen de la filtración. Todo aquel a quien se descubra ocultando información se considerará que está infringiendo la Ley de Secretos Oficiales. Interrogan a Katharine, pero ella niega haber filtrado el correo electrónico. Al día siguiente llama para decir que no va a trabajar por estar enferma, pero, después de escuchar a los Estados Unidos negar la autenticidad del correo electrónico y enterarse de que siguen interrogando a sus compañeros, decide confesar. Se la llevan a una comisaría, donde la interrogan unos inspectores de Scotland Yard y la ponen posteriormente en libertad bajo fianza.

20 de marzo de 2003. Mientras Irak sufre bombardeos, Katharine se pone en contacto con Liberty, un bufete de abogados de derechos humanos, y se reúne con los abogados JAMES WELCH, SHAMI CHAKRABARTI y BEN EMMERSON. En casa, recibe la visita de Scotland Yard, que le dice que hablar del caso con abogados podía suponer una nueva infracción de la Ley de Secretos Oficiales. Emmerson recibe la visita en privado de su viejo amigo, KEN MACDONALD, al que han nombrado recientemente fiscal general, que le dice que tiene intención de procesar a Katharine.

Seis meses después. Tras levantarse el secreto de sumario, Welch se pone en contacto con Katharine para explicarle que la Fiscalía de la Corona se dispone a procesarla. Pero lo peor está por venir, ya que detienen a Yasar y programan su deportación. Tras muchas disputas, Katharine consigue evitarlo a duras penas, y recoge a Yasar en el centro de deportación de inmigrantes del aeropuerto de Heathrow.

Katharine y Yasar se reúnen con abogados de Liberty para tratar su caso. Emmerson sugiere utilizar la defensa de "necesidad" para defender Katharine en el juicio. Propone argumentar que Katharine filtró el correo electrónico para evitar una guerra ilegal y salvar vidas. Emmerson se reúne con Elizabeth Wilmshurst, la asesora legal adjunta del Ministerio del Exterior, que confirma que en el momento en que Katharine filtró el memorándum la opinión del fiscal general lord Goldsmith era que la guerra sería ilegal sin una nueva resolución de la ONU. Wilmshurst dimitió cuando Goldsmith cambió su postura sobre la legalidad de la guerra y declaró que sería legal sin necesidad de una nueva resolución de la ONU, tan solo tres días antes de la invasión.

25 de febrero de 2004. Katharine llega al Old Bailey (el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales), donde tiene ocasión de ver por primera vez a Martin Bright. Se declara ‘no culpable’ de los cargos de infringir la Ley de Secretos Oficiales. Sorprendentemente, el fiscal ELLISON anuncia al tribunal que la acusación ha decidido retirar los cargos contra Katharine, al considerar que sería un desperdicio de dinero de los contribuyentes. Katharine Gun queda en libertad.