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  El escándalo  (Bombshell)
  Dirigida por Jay Roach
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Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie protagonizan la historia real de las mujeres que sacaron a la luz el escándalo que hizo tambalearse los cimientos de uno de los más importantes emporios de comunicación de Estados Unidos.

Charlize Theron (Casi imposible, Atómica, Mad Max: Furia en la carretera), Nicole Kidman (Big Little Eyes [TV], Aquaman, La seducción) y Margot Robbie (Érase una vez en Hollywood, Yo, Tonya, Escuadrón suicida) son las protagonistas indiscutibles de EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL).

Dirigida por Jay Roach (Trumbo, Los padres de ella, Austin Powers) y escrita por Charles Randolph (La gran apuesta, Amor y otras drogas, La intérprete), EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL) cuenta también en su reparto con John Lithgow (Cementerio de animales, The Crown [TV], El caso Sloane) Kate McKinnon (Yesterday, El espía que me plantó, Fiesta de empresa), Connie Britton (American Horror Story [TV], Nashville [TV], American Ultra), Mark Duplass (Tully, The Mindy Project [TV], Creep), Rob Delaney (Fast & Furious: Hobbs & Shaw, Deadpool 2, Amor zombie), Malcolm McDowell (Mozart in the Jungle [TV], Star Trek: La próxima generación, La naranja mecánica) y Allison Janney (Yo, Tonya, Mom [TV], El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares).


NOMINADA A 3 ÓSCARS:
- Mejor Actriz: Charlize Theron
- Mejor Actriz de Reparto: Margot Robbie
- Mejor Maquillaje y Peluquería


Acerca de la producción
Basada en el escándalo real, EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL) cuenta la explosiva historia de las mujeres que hundieron al hombre que ayudó a crear el imperio mediático más poderoso y controvertido de todos los tiempos, Fox News. Pero la película también es en esencia un estimulante retrato de cómo el valor se fragua sobre la marcha, cuando tres mujeres muy diferentes deciden luchar contra el abuso de poder desenfrenado.

Nadie lo vio venir. Nadie se podría haber imaginado que uno de los primeros ataques del movimiento catalizador para poner fin a la larga historia del acoso laboral provendría del lugar más insospechado: del seno de la cadena de noticias sumamente conservadora y profundamente fiel al partido republicano Fox News. Sin embargo, como el mundo no tardaría en comprobar, no se trataba de un asunto de derechas, izquierdas o centro, sino de reparar un largo legado de agravios.

Se encargó de armarse de valor y prender inicialmente la mecha en el verano de 2016 Gretchen Carlson, otrora copresentadora infatigablemente animada del influyente programa matutino "Fox & Friends". Cuando la recién despedida Carlson presentó una demanda por acoso sexual contra el fundador de Fox News, Roger Ailes, la mayoría esperaba que Carlson acabara aplastada. Al fin y al cabo, Ailes era el amo intocable del universo de los medios, siempre preparado para utilizar su influencia y sus recursos para acabar con cualquier posible enemigo.

En vez de eso, lo que sucedió a continuación tuvo repercusiones en todo el mundo.

En tan solo 16 días desenfrenados, Ailes sufriría una de las caídas más vertiginosas desde lo más alto de la élite de la historia corporativa. Ni siquiera él pudo sobrevivir a la fuerza combinada de múltiples mujeres, cada una de ellas con su propia historia, lo que incluía a la corresponsal estrella de Fox News, Megyn Kelly.

Pero nunca se trató de una cuestión exclusiva de las mujeres de Fox. Lo que sucedió en esas dos semanas -mientras Gretchen Carlson, Megyn Kelly y las mujeres de Fox daban la voz de alarma del cambio cultural-se convirtió en un presagio de un momento definitorio de nuestra era. Tan solo un año después, en octubre de 2017, el New York Times informaría sobre múltiples acusaciones contra el titán de la industria del entretenimiento Harvey Weinstein, una historia que explotaría a continuación, para convertir el reducido movimiento preexistente de #MeToo en un enorme fenómeno global. Para entonces, estaba claro que los códigos corporativos de silencio estaban saltando por los aires en todas las industrias.

Esa mayor relevancia cultural es lo que más despertaba el interés de los tres productores de EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL): el director ganador del Emmy Jay Roach ("Game Change", "mejor dirección de una miniserie o telefilme", 2008; "All The Way", Trumbo: La lista negra de Hollywood), que también se encarga de dirigir, el ganador del Óscar Charles Randolph (La gran apuesta, "mejor guion adaptado", 2015), que escribió el guion, y la ganadora del Óscar Charlize Theron (Monster, "mejor actriz", 2003), que también interpreta a Megyn Kelly.

Roach, Randolph y Theron se propusieron crear una película que, aun siendo consciente de la enorme división existente en el mundo actual, nunca dejara que la política hiciera sombra al tema real de la historia. Theron explica: "Esta es una historia sobre cómo se violaban los derechos de ciertas personas y eso no es partidista. En resumidas cuentas, todos deberíamos ser libres de tener ambiciones, luchar por aquello en lo que creemos y hacer nuestro trabajo en un entorno seguro. Se puede hablar largo y tendido sobre la forma más adecuada de ofrecer las noticias, pero nadie debería encontrarse nunca en una situación en la que sienta que, si cuenta la verdad sobre alguien que ocupa una posición de poder, perderá toda opción a ver cumplidas sus propias metas. Eso no debería suceder. A nadie".

La decisión de interpretar a Kelly no fue nada sencilla para Theron, a quien le costaba ver más allá de algunos de los aspectos más controvertidos de Megyn. Al final, acabó asumiendo la necesidad de dar a conocer esta historia, pese a sus inquietudes, lo que explica en los siguientes términos: "Cuando puedes ver la fuerza de un mensaje incluso desde la perspectiva de alguien con quien no estás de acuerdo -incluso alguien que a veces pueda ponerte furiosa- eso te indica que ahí hay algo muy real y muy importante".

Acompañan a Theron otros tres intérpretes de reconocido talento, cada uno de los cuales dota de una compleja vida emocional a personajes fuera de lo común y reconocibles al instante: la ganadora del Óscar Nicole Kidman (Las horas, "mejor actriz", 2002) como Gretchen Carlson, el nominado al Óscar John Lithgow (La fuerza del cariño, "mejor actor de reparto", 1983) como Roger Ailes y la nominada al Óscar Margot Robbie (Yo, Tonya, "mejor actriz", 2017) como la ficticia Kayla Pospisil.

Estas estrellas encabezan un reparto increíble que pone de manifiesto una amplia gama de matices humanos en personajes que representan numerosos puntos de vista, entre los que se cuentan Allison Janney, Malcolm McDowell, Kate McKinnon, Connie Britton, Liv Hewson, Brigette Lundy-Paine, Rob Delaney, Mark Duplass, Stephen Root, Nazanin Boniadi, Alanna Ubach, Bree Condon, Brooke Smith, Michael Buie, Ashley Greene, Elisabeth Röhm, Alice Eve y Spencer Garrett.

Para sumergir a los espectadores en el revelador mundo de Fox News, el director Jay Roach ha contado con un equipo tras las cámaras encabezado por el director de fotografía nominado al Óscar Barry Ackroyd BSC (The Hurt Locker, mejor fotografía, 2009; La gran apuesta, Capitán Phillips), conocido por su dinámico estilo de filmar sobre la marcha, así como el diseñador de producción Mark Ricker (Trumbo: La lista negra de Hollywood, Criadas y señoras), el montador Jon Poll (El gran showman), la diseñadora de vestuario ganadora de cuatro Óscar Colleen Atwood (entre ellos Animales fantásticos y dónde encontrarlos, 2016; Alicia en el País de las Maravillas, 2010) y el compositor Theodore Shapiro (Last Christmas). El diseñador de maquillaje ganador del Óscar Kazu Hiro (La hora más oscura, "mejor peluquería y maquillaje", 2017) también realizó su particular aportación al ayudar a recrear caras famosas por medio de prostéticos que, a la par que conseguían un resultado increíble, también permitían a los actores transmitir toda la fuerza de sus emociones.


La salva inicial: Cómo empezó El escándalo
Desde el mismo instante en que Charlize Theron terminó de leer el guion de Charles Randolph para EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL), estaba deseando producirlo. Tal como Randolph había roto el molde de las películas de actualidad con La gran apuesta, Theron pensó que lo había vuelto a conseguir una vez más, al convertir otro momento complicado y poco fiable, pero absolutamente decisivo de nuestros tiempos, en un intenso e incisivo drama humano.

"Implicarme en el proyecto como productora era algo evidente", afirma Theron. "El guion de Charles era sencillamente espectacular. Había realizado una documentación fenomenal, y ofrecía una visión muy amplia sobre cómo se produce el cambio. Esperábamos algo estupendo y superó igualmente todas nuestras expectativas. Encima, me conmovió mucho que un hombre hubiera escrito esta historia, porque demuestra que es un tema para todo el mundo".

Asimismo, pese a ambientarse en el seno de la televisión partidista, la historia no iba sobre política. En vez de eso, insistía en tratar sobre algo más profundo: cómo personas muy diferentes pueden optar por plantar cara a poderes que parecen estar muy por encima de ellas. A Theron siempre le han atraído películas con personajes peliagudos y situaciones complicadas. En 2005, protagonizó En tierra de hombres, la historia del primer gran caso de acoso sexual en los Estados Unidos. Pero la historia de cómo las mujeres de Fox News acabaron con su jefe aparentemente intocable iba aún más lejos. Demostraba cómo tres mujeres enormemente competitivas acabaron en última instancia por trastocar todo intento por enfrentarlas entre sí y en su lugar se volvieron contra la propia estructura de poder.

También resultaba impresionante para Theron lo auténtico que resultaba el retrato que ofreció Randolph de lo que tuvieron que pasar las mujeres de Fox -el agotador proceso de estar constantemente intentado esquivar o desarrollar estrategias personales enteras para afrontar las adversidades diarias cuando te encuentras en una situación de abuso. Sí, la historia tuvo lugar en la intensa olla a presión que es una redacción de noticias -y suscitó todo tipo de reflexiones sobre la idea de la imagen pública y el poder mediático- pero apuntaba a un fenómeno mayor. Era en esencia, en opinión de Theron, sobre ese momento de decisión en el que un grupo de mujeres encontraron la libertad, fueran cuales fueran las consecuencias, de decir "basta".

"Lo que me pareció importante fue volver a la historia de estas mujeres que sirvió para catapultarnos a este movimiento que no deja de crecer", opina Theron. "Fue uno de los primeros pleitos de ese tipo por acoso laboral. Sucedió más de un año antes de que saliera a la luz la historia de Harvey Weinstein, así que fue verdaderamente el precursor. Y Charles había dado vida a todo eso como una historia que te permite enfadarte, que se pone emotiva, pero también te permite reírte de lo absurdo. La vi como una historia humana que era muy compleja y completa".

Por mucho que le interesara ayudar a sacar adelante el proyecto, Theron no estaba muy segura sobre la posibilidad de interpretar a Megyn Kelly. Su indecisión la llevó a enviarle el guion a su buen amigo Jay Roach con la única intención, en un primer momento, de que le diera su siempre bienvenida opinión al respecto.

A Roach también le encantó el guion desde el primer instante. De hecho, no pudo evitar ponerse a imaginar cómo podría cobrar vida, con Theron como Kelly. Aunque Roach sabe bien que hay una gran diferencia entre las formas de ver el mundo de Kelly y Theron, también sentía que este papel podría obligar a Theron a explorar un territorio nuevo y emocionante, al tener que examinar las contradicciones y motivaciones internas de Kelly. Roach recuerda: "Le dije a Charlize: 'Sé que interpretar a Megyn Kelly probablemente no sea lo que más te apetezca, y probablemente no estés de acuerdo con ella en muchas cosas. Pero esta es una historia muy impactante, con posibilidad de llegar a un público muy amplio'. Sabía que lo haría genial, porque Charlize siempre está a la altura de los retos más complicados".

Theron entonces le devolvió la pelota. "Me dijo: 'Lo haré, pero solo si tú diriges'", recuerda Roach.

Para Theron, la clave de todo era poder contar con Roach como director. "A un actor le puede imponer interpretar a alguien tan distinto de como eres tú", admite. "Pero me siento increíblemente segura con Jay. Así que me pareció que, con él al timón, me sentiría cómoda exigiéndome al máximo y asumiendo esos riesgos".

El compromiso de Theron para trabajar a ambos lados de la cámara sirvió para poner definitivamente en marcha la producción. "Charlize fue verdaderamente la fuerza creativa más profunda de EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL)", afirma Randolph. "Fue vital para conseguir llevarla a la gran pantalla. E incluso mientras ofrecía una interpretación excelente, estaba muy involucrada como productora, aportando anotaciones sobre cada escena".

Cuando Randolph empezó a esbozar el guion, no se podría haber imaginado que estaba a punto de producirse un cambio cultural tan radical. Aun así, recuerda que sentía cada vez más que se estaba cociendo algo importante. No dejaba de oír de amigas suyas sobre la presión sexual sistemática e incluso sobre las agresiones que sufrían en el trabajo, lo que incluía el mundo de las noticias. Entonces, en 2016, Randolph se enteró de cómo Ailes cayó en picado para pasar de ser una persona con verdadera influencia a tener que dimitir en desgracia de la cadena de noticias que él mismo ayudó a levantar. Si eso estaba pasando en el mismo corazón de Fox News, razonó Randolph, podía estar pasando en muchos otros sitios y sospechó que se trataba de un indicio de lo que estaba por venir.

Randolph se sintió inspirado a profundizar más, así como a replantearse cómo contar esa clase de historias. "Me pareció que era una historia que no solo hacía falta contar para las mujeres, sino también para los hombres", explica Randolph. "Pensé que, si lograba que los espectadores varones se metieran en la experiencia subjetiva de acoso, todo lo que supone y cómo te hace sentir, esa es la clase de cosas que me gustaría realmente hacer en una película. Las mujeres reconocerán esas experiencias, pero los hombres pueden encontrarse algo de lo que no se hubieran dado cuenta".

Para descubrir más sobre lo que animó a las mujeres a tomar la decisión de dar ese salto, Randolph emprendió una exhaustiva labor de documentación. Se sentó con una larga sucesión de mujeres para recabar sus experiencias de primera mano de acoso sexual en el trabajo. Esas experiencias individuales y sumamente personales ayudaron de manera significativa a dar forma al guion. "Me interesaba encontrar una forma de extraer algo moralmente más complejo que lo que se veía en las noticias, algo más divertido por momentos, pero también más triste en otros. Buscaba las verdades más amplias".

Esas verdades calaron hondo en Roach. El director, al que le atraen los lugares en los que se cruzan los acontecimientos políticos con las revelaciones humanas, es especialmente conocido por una serie de proyectos hábilmente documentados basados en hechos reales, entre ellos el telefilme de HBO ganador del Emmy "El recuento", sobre las elecciones presidenciales estadounidenses del año 2000, y "Game Change", sobre la campaña de McCain/Palin en 2008. Aun así, siguiendo lo que apuntaba Randolph en su guion, le pareció que este filme exigía un enfoque estilístico que pudiera derribar barreras y acabar con ciertas percepciones, que pudiera invitar a los espectadores a sentirse involucrados en el mundo de Fox News de maneras que tal vez jamás podrían haber imaginado, independientemente de la opinión que les merezca el sesgo que adopta la cadena a la hora de presentar las noticias.

Roach también pasó mucho tiempo pensando especialmente en el enfoque que debía dar como hombre que aborda una historia que trata en parte sobre tres mujeres que hacen pleno acopio de voluntad para actuar. "Siento verdadero interés por los temas de igualdad de género, pero no puedo siquiera empezar a imaginar lo que tiene que ser pasar por las situaciones en las que se ven involucradas las mujeres trabajadoras", admite abiertamente Roach. "Pero lo que me convenció de que podía encargarme de este proyecto no fue únicamente que Charlize me pidió que lo hiciera y confiaba en mí, sino también la idea de que, cuando se trata de lograr cambios, los hombres tienen realmente que empezar a hablar más con otros hombres. No hay suficientes hombres ahora mismo haciendo las preguntas más difíciles sobre este tema".

Al igual que Randolph, Roach se dedicó de lleno a su propia labor de documentación intensiva, buena parte de la misma también de primera mano. Vi horas y horas de grabaciones, leí muchos libros, pero sobre todo hice mis propias entrevistas con personas sobre sus experiencias personales", aporta Roach. "Saco mucho más hablando con gente de verdad".

A medida que avanzaba el desarrollo del proyecto, Roach, Randolph y Theron conversaron largo y tendido sobre el tono. Tal como había hecho en La gran apuesta, Randolph había asumido muchos riesgos creativos narrativos, desde utilizar a seis mujeres narradoras cuyas voces en off explicativas sirven como nexo de unión de la historia, a atravesar la cuarta pared para dirigirse directamente al espectador. Pero Roach también sabía que tenía que mantener un delicado equilibrio. "No es una película que pretenda sermonear, pero trata un tema de una trascendencia enorme. Hay mucho humor en la forma de escribir de Charles, pero los personajes están pasando por dilemas cruciales. Me interesaba mucho conectar con el espíritu de la palabra escrita y encontrar ese equilibrio", explica.

Roach, Randolph y Theron estuvieron todos de acuerdo en que una de las cosas que hacía el guion tan estimulante era que evitaba un único punto de vista. En vez de eso, reflejaba la caótica mezcla, a menudo discordante, de motivos personales y decisiones que son la parte sobre la que menos se habla del cambio social. Cada uno de los personajes principales empieza en una situación distinta a las de los demás y lidia de manera muy personal con los peligros de expresar su opinión.

"Megyn es el eje narrativo central de la película", explica Randolph. "Es nuestro Dante, que nos sumerge en este mundo. Gretchen es el eje moral, en el sentido de ser la que plantea el problema y la que toma la decisión más heroica. Y Kayla es el eje emocional de la historia, alguien con quien nos identificamos mientras sufre el acoso. Kayla es la historia que menos suele oírse: la de la mujer que cede a un acosador, y lo que eso supone para su vida. No quería cargar con eso a una persona real, así que creé un personaje ficticio".

También era importante para los responsables del proyecto aprovechar la oportunidad de examinar cuántas formas sorprendentemente distintas existen de acoso, desde la casual a la delictiva. "Tratamos unas dos docenas de tipos diferentes, desde un masaje en la espalda no deseado a una proposición directa de 'si haces esto, conseguirás el trabajo'", señala Randolph.

Durante el rodaje, eso condujo a momentos bastante intensos, por mucho que los responsables del proyecto trataran de cultivar un entorno de trabajo seguro para las emociones volátiles. Una escena que resultó especialmente dura fue cuando Margot Robbie como Kayla realiza una "audición" para John Lithgow como Roger Ailes, en lo que se convierte en un encuentro de naturaleza alarmantemente sexual basado en historias reales sobre la infame insistencia de Ailes en que las aspirantes a trabajar ante las cámaras dieran vueltas delante de él.

Roach recuerda: "Casualmente, yo era el cámara en esa escena y verla a través del objetivo tenía algo que hacía que sintiera aún más empatía, estaba temblando de la emoción, porque podía sentir por lo que estaban pasando esos personajes".

Más tarde, durante el montaje, Roach encontró un plano concreto que hacía que la escena funcionara sin necesidad de resultar explícita. "Todo era cuestión de alzar la cámara y mostrar que Kayla está tan horrorizada por esa situación como puedas estarlo tú", comenta. "En ese momento, Margot muestra todo el horror, la humillación y la confusión desequilibrada que siente Kayla. Es uno de los momentos más impactantes que he experimentado en una película".

Momentos así son por los que Theron se siente sumamente agradecida de que Roach y ella conectaran en esa primera llamada. "Ahora no podría imaginarme haber hecho esta película con nadie más", asegura. "Jay puede contar una historia complicada de manera que te sientas presente en el lugar con esas personas. Ese es un don verdaderamente extraordinario".


Theron sobre Kelly
En el verano de 2016, la estrella en alza a la velocidad de la luz en Fox News era Megyn Kelly, presentadora del programa nocturno de noticias de gran éxito de audiencia "The Kelly File". Fogosa, controvertida, carismática y tendenciosa sin contemplaciones, sin importarle las reacciones negativas que pudiera provocar, la antigua fiscal estaba logrando convertirse en una personalidad conocida entre el gran público.

Incluso después de suscitar ciertas polémicas, Kelly conseguiría convertirse en una heroína popular tras enfrentarse al entonces candidato Donald Trump por cómo trataba a las mujeres durante los debates republicanos. En lo referente a Roger Ailes, Kelly había conseguido rechazar sus insinuaciones. Aun así, cuando la demanda de Gretchen Carlson contra Ailes puso en marcha una investigación interna, estaba claro que Kelly tendría que elegir. Decidió no esconderse, ni defender a su jefe, sino hablar públicamente de sus experiencias y del acoso que había sufrido por parte de Ailes.

En EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL), Kelly es uno de los ejes centrales, la persona que más puede atraer las miradas, aunque pueda salir perjudicada por ello. Theron aporta al papel su afición a desaparecer en los personajes que interpreta, ya sea una asesina en serie condenada a muerte en Monster o la fantástica guerrera Furiosa en la icónica cinta de acción Mad Max: Furia en la carretera.

Mucho antes de comenzar el rodaje, Theron empezó a meterse en la piel del personaje de Kelly, escuchando incluso grabaciones en el coche mientras conducía. Estudió minuciosamente infinidad de entrevistas y trabajó de manera intensiva con un tutor de dicción. "Quería hacer toda la documentación, trabajar la voz, pensar y procesar, de modo que luego pudiera olvidarme de todo eso y limitarme a ser Megyn sobre la marcha", explica Theron.

Aunque esperaba mucho, Roach se quedó asombrado por lo intensamente que se volcó Theron, dispuesta a adoptar no solo los vestidos elásticos de color caramelo de Kelly, sino también su voz de timbre grave y su presencia física completa. "Charlize se entregó al 110% para conectar con Megyn. Renunció a muchísimas horas de sueño para llegar pronto al set de rodaje y aguantar cada día la aplicación de prostéticos. Al principio, le dije: 'Charlize, la verdad es que no tienes que hacer nada de eso. Puedes evocar a Megyn puramente con tu interpretación'. Pero me respondió: 'Necesito verme en el espejo y no reconocerme. Necesito que esta voz provenga del rostro de Megyn Kelly'. Charlize posee mucho oficio, pero ella no lo ve como oficio. Aborda el papel pensando en la verdad".

Lo que más despertaba la curiosidad de Theron era que Kelly podría haberse mantenido en silencio y su carrera habría marchado estupendamente, pero se atrevió a dar la cara. "Era la superestrella de Fox y se encontraba renegociando su contrato. Lo tenía todo de su parte", comenta Theron. "Era muy complicado para ella, que es algo que no se menciona lo suficiente, que las decisiones de las mujeres en estas circunstancias nunca son sencillas; son complicadas y personales".

Theron señala que Kelly sentía siempre un gran dilema en cuanto a sus lealtades. "Sentía un conflicto increíble en cuanto a lo mucho que le gustaba Roger Ailes, pese a que lo mal que la trataba. Y eso es algo más sobre lo que espero que hablemos. Tenemos que empezar a hablar sobre la verdad del aspecto que tienen los depredadores, y que puede haber un cierto grado de seducción real. A las mujeres les avergüenza mucho admitir que a veces les gustaban sus maltratadores, aunque quisieran que se acabaran los malos tratos".

Pese a tener tan poco en común con Kelly en tantas cuestiones, Theron expone que eso nunca se convirtió en un obstáculo para sentir pasión por contar esta historia, lo que siempre es un requisito esencial para ella. "Megyn tuvo un papel significativo en lo que ha acabado por convertirse en un momento importante de la historia. Eso no compensa todo lo que ha dicho o hecho, ni cómo me siento sobre esos temas", asegura Theron con su típica sinceridad, "pero, al tomar esa decisión, se convirtió en parte de algo extraordinario".

Esa pasión mantuvo a Theron motivada durante las rigurosas sesiones diarias de maquillaje para cambiar sutilmente su perfil y que se asemejara a la mandíbula cuadrada de Kelly. El diseñador de maquillaje especial Kazu Hiro, a quien Theron fichó para que diseñara todos los prostéticos de la película, señala: "Charlize pasó unas 3 horas diarias en la silla de maquillaje, y lo hizo porque estaba decidida a transformarse por completo en ese personaje".


Kidman sobre Carlson
La ganadora del Óscar y de cinco Globos de Oro Nicole Kidman ha demostrado su inmensa versatilidad en papeles que van desde una locutora manipuladora en Todo por un sueño a la heroína literaria Virginia Woolf en Las horas, o una estrella de cabaret en Moulin Rouge, una madre cuyos hijos se están viendo perseguidos por fantasmas en Los otros, una madre adoptiva cuyo hijo quiere buscar a su familia biológica en Lion, una mujer maltratada en el gran éxito de HBO "Big Little Lies" y la reina Atlanna en Aquaman, entre otros muchos.

Ahora ofrece otra interpretación completamente novedosa como Gretchen Carlson, la antigua Miss América nacida en Minnesota y convertida en popular presentadora de Fox News, que conmocionó al mundo al atreverse de pronto a plantar cara a Roger Ailes y adoptar una firme postura en defensa de las mujeres. Kidman dota a Carlson de un toque cautivadoramente humano mientras siente una enorme satisfacción por volver el propio juego de Ailes contra él.

"La interpretación de Gretchen que ofrece Nicole resulta fascinante", opina Randolph. "Se apoya mucho en la necesidad de aprobación de Gretchen, propia de una reina de la belleza, mezclada con su seguridad típica del Medio Oeste. Su personaje está constantemente motivándose a sí misma, está convencida de que tienes que limitarte a salir adelante".

Al igual que Theron, Kidman llegó al proyecto con numerosas ideas y un profundo compromiso por captar la esencia de Carlson, pese a no haber tenido ocasión de contactar directamente con ella como preparación para el papel, dado que el acuerdo al que llegó Carlson con Fox News lo prohibía por completo. Roach recuerda: "Nicole tenía sugerencias muy concretas, sobre todo para conectar con Gretchen como madre. Quería escenas que mostraran que tenía una familia a la que mantener y lo mucho que le preocupaba todo eso. También hablamos de lo difícil que fue para Gretchen estar sola al principio, preguntándose si otras se manifestarían en contra de Ailes. Nicole tiene un instinto tremendo para la historia y sabía exactamente lo que necesitaba su personaje para ganarse a los espectadores".

Durante el rodaje, Kidman fue toda una inspiración. "Nunca interpretaba dos tomas ni remotamente iguales", comenta Roach. "Prueba constantemente cosas nuevas y todo lo que intenta resulta verosímil".

El guion que asimiló fue como un imán para Kidman. "Lo que me interesaba era que reflejaba un momento de la historia que sirvió de catalizador del cambio. Y que la narración estuviera tan centrada en el punto de vista femenino. El hecho de que fuera tan amena y al mismo tiempo tan contundente resultaba muy atractivo", explica Kidman.

En cuanto se embarcó en el proyecto, Kidman se puso a ahondar en serio en el personaje a su manera, extrayendo giros de gran perspicacia psicológica y humor pícaro. "Siempre intento antes que nada descubrir emocionalmente al personaje", explica Kidman sobre su proceso. "Porque no creo que a la gente le interese ver una imitación. Así que intenté conectar emocionalmente con todo lo que pasó Gretchen y por qué hizo lo que hizo y qué ramificaciones tuvo y tendrá en el futuro".

Kidman prosigue: "Naturalmente, parte de lo divertido de esta película es que Gretchen no es más que uno de los puntos de vista, así que no es más que una parte de la historia, pero me interesaba mucho que Gretchen recibiera su reconocimiento. Con Megyn y Kayla, te haces una idea más visceral del abuso que se produjo, pero la historia de Gretchen trata más bien sobre a qué tiene que enfrentarse por intentar cambiar las cosas".

Aunque Kidman no tiene más que una escena con Theron y Margot Robbie -cuando las tres mujeres se saludan prácticamente sin palabras en un ascensor de Fox- formar parte de ese trio también era importante para ella. "Fue encantador poder unir fuerzas con estas mujeres y saber que estábamos contando la historia de cualquier persona que se haya encontrado en una situación de maltrato y abuso de poder. Y tal vez inspire a alguien a decir: 'No tengo por qué aguantar esto. Tengo una voz, puedo hacerme oír y puedo lograr que me crean"'.


Robbie sobre Pospisil
El personaje ficticio de Kayla Pospisil fue creado por el guionista Randolph inspirado en los relatos de las experiencias de toda una serie de mujeres. Kayla, una joven chica del tiempo sin experiencia de Florida, es una novata hiperentusiasta en el traicionero mundo de las noticias, dispuesta a hacer lo que haga falta para emular a sus ídolos, Gretchen Carlson y Megyn Kelly, y escalar puestos en el escalafón de Fox News. Pero, cuando Roger Ailes se toma un interés personal por impulsar su carrera, Kayla tendrá que afrontar una presión que no se esperaba.

Se encarga de interpretar a Kayla una de las estrellas más solicitadas de esta generación: Margot Robbie que, tras saltar a la fama de la mano de Martin Scorsese en El lobo de Wall Street, fue nominada al Óscar a la "mejor actriz" por hacer de la patinadora artística Tonya Harding en Yo, Tonya. Robbie ha interpretado también el papel titular de María, reina de Escocia, a la leyenda del cine Sharon Tate en Érase una vez en... Hollywood y al personaje del cómic Harley Quinn en Escuadrón Suicida.

Roach señala que el enfoque de Robbie fue nuevamente distinto al de Theron y Kidman. "Margot es muy analítica y llegó preparada con toda una serie de preguntas", recuerda. "En nuestra primera reunión, había codificado por colores cada una de las escenas y tenía anotaciones a mano en cada línea. Sus preguntas eran tan buenas que hice venir a Charles, y tanto a él como a mí nos resultó muy útil para continuar profundizando en el personaje".

Para cuando llegó al set de rodaje, Robbie había creado una historia de fondo completa para Kayla. "Tenía planificado todo su futuro, incluidas su sexualidad y su carrera, hasta más allá de los 60 años", aporta Roach. "Me encanta su meticulosidad. Y, sin embargo, ante la cámara, es todo corazón y emoción al descubierto".

Para Robbie, interpretar a Kayla suponía la oportunidad de suscitar una conversación sobre un tema en el que considera que aún no se ha profundizado lo suficiente. "No creo que hayamos tenido la oportunidad de explorar de verdad las turbias zonas grises de la revolución MeToo, así que eso me interesaba", expone. "Me gusta que esta película no se limite a ser una historia de abuso, sino que sea algo mucho más complejo. Me entusiasmó cómo abordó Charles Randolph este tema a base de explorar personajes que reaccionan cada uno de ellos a lo que está sucediendo de maneras sinceras e impredecibles".

Randolph también quedó por su parte impresionado con Robbie. "Capta el entusiasmo inocente y la ingenuidad esencial de Kayla, que se ven sacudidos cuando Kayla empieza a tomar decisiones cada vez más oscuras", observa.

También fue un placer para Robbie interpretar la clase de personaje real que no se ve a menudo en la pantalla: una milénica evangélica, que evita los clásicos estereotipos. "Me encanta eso de Kayla", asegura Robbie. "Es genial contar con un personaje cristiano que no es motivo de burla ni existe para servir de alivio cómico. Kayla posee muchos matices distintos y sus motivos para estar en Fox me parecen conmovedores, porque su mayor esperanza es dar voz a gente como ella, gente que siente que no se están viendo representados en la cultura".

Robbie agradece a Roach haberle proporcionado el espacio que necesitaba para llevar a Kayla de las más altas cotas de la ambición juvenil a una noche oscura del alma. "Entiende cómo hacer que un momento satírico resulte efectivo, y cómo encontrar verdadero drama, pero también posee una sensibilidad extrema", afirma.


Lithgow sobre Ailes
Para interpretar a Roger Ailes -un tipo famoso por estar infundido tanto de una furia explosiva como de un tremendo encanto con el que te conseguía conquistar- estaba claro que EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL) iba a necesitar a un actor de una capacidad fuera de lo común. Todos los implicados se quedaron encantados cuando John Lithgow se incorporó al proyecto. Nominado al Óscar en dos ocasiones por El mundo según Garp y La fuerza del cariño, Lithgow es igualmente conocido por sus galardonados papeles televisivos en "Cosas de marcianos", "Dexter" y, más recientemente, su interpretación ganadora del Emmy de otra figura histórica enormemente compleja: Winston Churchill en la serie de Netflix "The Crown".

Ailes era la clase de papel policromático tremendamente complicado al que a Lithgow le encanta hincarle el diente. El personaje estaba lleno de contrastes. Era un hombre adorado por su generosidad, pero que instaló una red de cámaras de circuito cerrado para espiar a sus empleados. Era conocido por dar oportunidades a talentos desconocidos, pero también por controlar el largo de sus faldas. Era venerado por algunos como un brillante estratega y vilipendiado por otros por desmadejar las noticias televisivas hasta reducirlas a cajas de resonancia partidistas. Si lo contrariabas, Ailes podía ser un enemigo de lo más implacable. Por otro lado, si le gustabas mucho, podía resultar igualmente peligroso.

En sus últimos días en Fox, Ailes era un alma dividida. Y eso es lo que personifica Lithgow: un comandante renqueante que, con una mezcla de soberbia y tragedia clásica, aún cree en su inmenso poder, mientras no deja de perder la lealtad de sus tropas. Para empezar a explorar el personaje, Lithgow buscó documentación, pero señala que, pese a lo famoso que era, Ailes evitaba que lo grabaran (Ailes falleció en mayo de 2017 a los 77 años de edad). "Conseguí todas las grabaciones que pude, pero no hay gran cosa. A Ailes no le gustaba ponerse ante la cámara. Era más bien de los que manejaba los hilos entre bastidores, pero evitaba ser visto".

Lithgow obtuvo información inestimable de un viejo conocido suyo que había trabajado para Ailes. "Descubrí que Roger podía ser una compañía estupenda, con un sentido del humor atrevido y llamativo", aporta Lithgow. "Descubrí a un Roger Ailes completamente distinto del que se ha visto en la prensa. Y saber eso resultó inapreciable, saber que había verdaderamente algo que cautivaba a la gente e inspiraba esa lealtad hacia él".

Una parte de la interpretación que ofrece Lithgow con sus distintos tonos la constituye la indignación que siente Ailes por ser acusado por aquellas que aún considera que deberían adorarlo y sentirse agradecidas hacia él. "Creo que Roger se sentía muy orgulloso de lo que había hecho por las mujeres. Creía estar del lado de ellas. Lo dice con total sinceridad en la película: 'He sido yo el que ha dado a estas mujeres sus carreras. ¿Cómo puede decir alguien que las he perjudicado?'. Creo que estaba sinceramente convencido de ello. Pero también era un hombre presa de sus propias compulsiones, como puede apreciarse en la escena con Kayla".

Pese a tratarse de un personaje infinitamente fascinante, lo que verdaderamente atraía a Lithgow era que EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL) claramente no era la historia de Ailes. "La verdadera historia es la de las mujeres que, siguiendo el ejemplo de Gretchen Carlson, encontraron el valor y la confianza para dar un paso al frente y poner fin a esa inmundicia".

El papel también obligó a Lithgow a lucir considerables prostéticos faciales, algo que suele evitar. "Siempre me ha parecido sumamente importante que el espectador pueda ver todos los músculos de tu rostro", opina. Pero, tras hablar con Kazu Hiro, Lithgow quedó convencido. "Kazu me puso unas 6 piezas, que incluían carrillos, una gran papada, nariz falsa y lóbulos de las orejas. Luego se pasó otra hora pintando y pintando, para difuminarlos por completo con mi propia piel. Utilizó un material milagroso, de modo que las arrugas de mi cara se unían perfectamente a las arrugas de los prostéticos. Me quedé atónito por lo extraordinariamente real que seguía quedando".

Probablemente lo más emocionante del papel fue colaborar con sus compañeros de reparto para contar una historia que todo el mundo estaba deseando dar a conocer. "Es el mejor elenco con el que he trabajado en mi vida", asegura Lithgow, pese a su amplia filmografía. "Son momentos maravillosos como actor, cuando sientes que formas parte de algo importante, que puede obrar verdaderos cambios, a la vez que entretiene y deleita a la gente".

Para Roach, Lithgow fue toda una revelación en el papel. "Se podría interpretar a Roger Ailes como un narcisista agudo, estridente, detestable y rapaz. Pero nuestra documentación nos mostró que la gente adoraba a Roger Ailes. No solo gente de derechas, sino también gente de izquierdas me contó historias sobre lo generoso, cariñoso y divertido que podía ser. Y lo que John fue capaz de hacer fue mostrar ese lado más duro, pero manteniendo esa esencia encantadora como base", explica el director. "John puede conseguir eso. Puede resultar encantador, pero también ir a sitios muy oscuros".


En la cámara de Fox: Fotografía y diseño
EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL) sumerge a los espectadores en pleno meollo caótico de una cadena por cable de noticias 24 horas, con toda la energía, velocidad y tensión enloquecedora de una redacción de verdad. Para conseguir esa inmersión total, que ofrece a los espectadores una realidad a partir de la que impresionarse con el humor y los dilemas, Jay Roach recurrió a un equipo que ha obtenido numerosos reconocimientos.

Encabeza dicho equipo el director de fotografía nominado al Óscar Barry Ackroyd, cuyo trabajo con la cámara se encuentra entre los más reconocibles del cine. Famoso por su dinámica visión enormemente influyente del realismo natural y su estilo de rodaje multicámara, Ackroyd ha sido un elemento clave del estilo del momento de películas que van desde En tierra hostil (The Hurt Locker), de Kathryn Bigelow, a El viento que agita la cebada, de Ken Loach, pasando por los títulos de Paul Greengrass United 93 y Capitán Phillips. También filmó La gran apuesta, que fue lo que hizo que Roach le ofreciera este proyecto.

"Hace años que estudio el trabajo de Barry, porque me encanta la cámara subjetiva", aporta Roach. "Y me encanta su uso del zoom porque creo que refleja cómo el cerebro humano se centra en lo que le parece más interesante. Con Barry, todo es instinto. No utiliza una lista de planos, pero confiaba plenamente en su ojo y, sobre todo, en su empatía con los intérpretes. A veces parecía que pudiera leerles la mente y saber adónde pensaban ir, antes incluso de que lo hicieran. Verlo trabajar fue algo extraordinario".

Ackroyd se sintió cautivado por el reto de convertir unas oficinas corrientes en un mundo visualmente dinámico de competitividad, estratagemas y supervivencia. "La mayor parte de la película se desarrolla en lo que podrían ser espacios interiores visualmente convencionales y restrictivos", explica. "Así que la idea era conseguir que resultaran emocionantes y atractivos. Charles había escrito un guion increíble que todos queríamos que quedara lo más animado posible".

Gran parte del estilo característico de Ackroyd consiste en acercarse mucho a los personajes y dejar que la cámara reaccione directamente a la acción en lugar de al revés. Para conseguir eso en EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL), empleó toda una serie de minicámaras Arri Alexa, que permitían a varios cámaras (como ha hecho en todas sus películas, Ackroyd manejaba personalmente una de las Alexa) moverse por la escena. "Al filmar en una oficina, una cámara solo puede reaccionar a lo que tiene delante", explica Ackroyd. "No se puede generar más energía que la que estrictamente hay. Así que utilizamos múltiples cámaras –por ejemplo, una en un armario, otra en un umbral y otra junto a una pared. Eso proporciona al director y al montador la posibilidad de elegir la mejor manera de observar el mundo en cada momento".

Combinó las minicámaras Arri Alexa con lentes Angenieux, populares entre los documentalistas. "Como director de fotografía, la mayor parte de lo que puedo controlar se consigue con las lentes, y con las lentes siempre busco una especie de verosimilitud", explica Ackroyd. "Me gustan las lentes de zoom. Me gusta la forma en que dirigen la mirada y las emociones, cómo puedes ampliar la imagen y perder el fondo, obligando a la mente a centrarse. Creo que así es exactamente como funciona el ojo humano".

De manera excepcional en este filme, Ackroyd pudo utilizar su enfoque estilo documental. A modo de presentación de las oficinas de Fox News, Charlize Theron en su papel de Megyn Kelly realiza una visita guiada en cámara por el edificio, con Theron hablando directamente a la cámara. "Se convierte en una forma estupenda de dar a conocer el edificio, el lugar y al personaje", opina Ackroyd.

Aunque esta supusiera su primera colaboración con Roach, Ackroyd sintonizó bien con el director. "Nuestro foquista tenía una forma estupenda de describir esta experiencia: era como hacer surf. Daba ese tipo de sensación", comenta. "Eso se debe en gran medida a la pasión de Jay".

Ackroyd también atribuye al diseñador de producción Mark Ricker el mérito de crear sets enormemente minuciosos y realistas que su equipo pudiera explorar. Ricker, que ya había trabajado con Roach en Trumbo: La lista negra de Hollywood y "All the Way", disfrutó creando los más de 100 sets de EL ESCÁNDALO (BOMBSHELL). "Al principio, pensé que no era más que una película de oficinas, pero luego empecé a verla como un épico puzle de diseño", recuerda Ricker. "Vi lo emocionante que era el reto de crear una personalidad única para el edificio de Fox News y encajar todas esas piezas diferentes dentro del mismo para crear la imagen completa".

Al no contar con una invitación para visitar el edificio real de Fox News, Ricker tuvo que recrear la mayor parte de los interiores -incluida la propia sala de redacción- dentro de las oficinas de otro gigante de los medios: las oficinas recientemente desocupadas del LA Times en el centro de Los Ángeles. "Nuestro responsable de localizaciones, Chris Baugh, fue el primero al que se le ocurrió pensar en el edificio del LA Times", comenta Ricker. "Lo tenía todo, especialmente en lo que se refiere a poder contar con todo lo que necesitábamos en un único lugar".

Aun así, haría falta un esfuerzo considerable para transformar el aspecto art déco de alrededor de 1935 del edificio en el elegante rascacielos de Fox en Manhattan. El proceso empezó buscando posibles fuentes internas, para que Ricker pudiera hacerse una cierta idea. Su equipo y él también recorrieron Internet en busca de imágenes publicadas sin permiso en Facebook y Twitter.

Uno de los sets favoritos de Ricker fue el famoso sótano de Fox News, el nexo de todo el tinglado. "Me lo describieron como si fuera el equivalente a tres campos de fútbol americano ocupados por cubículos -a los que llaman receptáculos- llenos de ayudantes de producción, productores adjuntos, centros de montaje y el mostrador de asignación. Por lo que pude ver en fotografías de archivo, ese lugar era toda una fiesta, con animales de peluche, globos hinchados, e incluso luces de fiesta. La joven plantilla volcaba sus personalidades en este espacio sin ventanas en las entrañas de Nueva York para hacerlo tan agradable como les fuera posible".

En marcado contraste con la laberíntica locura del sótano estaba el piso 17, en el que Megyn Kelly y todos los demás presentadores estrella tenían sus suntuosas oficinas, indicativas del puesto que ocupaban en lo más alto del escalafón. Las paredes de las oficinas para ejecutivos estaban cubiertas de cuadros del artista de Georgia Steve Penley, cuyos retratos presidenciales y paisajes de temática política se han convertido en decoraciones imprescindibles para muchos líderes republicanos. A partir de ahí, las respectivas personalidades de cada uno de los personajes marcaban el camino a seguir. "Queríamos que cada despacho reflejara el carácter de su ocupante, valiéndonos de toda la documentación que nos fuera posible", expone Ricker.

Había suficientes fotografías del antiguo despacho de Kelly como para que Ricker pudiera conseguir incorporar detalles en 360 grados. "Su mesa, su diván, sus estantes para zapatos... está todo ahí", aporta Ricker. "Hay que descubrirse ante nuestra decoradora, Ellen Brill, que fue capaz de crear algo tan exacto".

La segunda planta eran los dominios del propio Ailes, que compartía con el departamento jurídico y el de relaciones públicas. "Había un artículo del Hollywood Reporter de 2015 que tenía algunas imágenes muy buenas del despacho de Roger, que fue un buen punto de partida", comenta Ricker. "Y sabíamos ciertas cosas que tendría allí, como un ladrillo que le dieron del complejo de Osama Bin Laden y un casco firmado por Jim Brown. También sabíamos que Roger hizo instalar una puerta especial, una capa extra de seguridad que diferencia su despacho".

Por último, todos los caminos de Fox empiezan y acaban en la octava planta, donde se encuentran los Murdoch. "La octava planta es el centro de mando", describe Ricker. "Estilísticamente, es muy, muy elegante, lleno de cristales y de luz".

El plató del programa de Megyn Kelly, "The Kelly File", y el del programa de Gretchen Carlson, "The Real Story", se construyeron en los Quixote Studios de West Hollywood. Entre el resto de localizaciones se encuentran el estadio deportivo Galen Center de la Universidad del Sur de California, que hizo las veces del Quicken Loans Arena de Cleveland, donde se celebraron tanto el debate republicano para las primarias presidenciales como la convención nacional republicana, así como el emblemático muelle de Malibú, que hace las veces del restaurante de la costa de Jersey donde Megyn Kelly se ve abordada por turistas furiosos mientras come con su familia, y también una finca privada de cerca de 750 m2 estilo francés próxima a Zuma Beach, en Malibú, que hace de la mansión de los Ailes en Bergen County, Nueva Jersey.

Una vez acabado el rodaje, la intensidad no hizo más que continuar para Roach, que se metió en la sala de montaje con su montador desde hace muchos años, Jon Poll, y la montadora adicional Nina Kawasaki. "Jon es estupendo eligiendo interpretaciones", asegura Roach. "Así que a menudo me encontraba con que había elegido el momento exacto que estaba buscando. Consiguió que el ambiente y ritmo de la película resultaran mucho más suntuoso y rápido".

Mientras la película encontraba su estructura dinámica, Roach finalizaba la banda sonora con el compositor Theodore Shapiro, con quien ya había colaborado en La cena de los idiotas. Este proyecto suponía un reto completamente distinto. Reflejando los riesgos asumidos en el guion, Shapiro y Roach optaron por una partitura poco convencional que incorpora voces femeninas, como si fuera un coro griego que fuera comentando lo que sucede.

"A Teddy se le ocurrió la idea de utilizar instrumentación que es casi todo voces", explica Roach. "Juego realmente con la idea de las mujeres tanto como individuos y como fuerza unificada. Le agradezco mucho a Teddy que creara una música tan asombrosa para nosotros".

El toque final fue el tema original de Regina Spektor para los créditos finales "One Little Soldier". Roach se quedó atónito la primera vez que oyó la canción. "Le dije: 'Regina, has canalizado toda la película, ¿cómo lo has conseguido?'. Y me respondió: 'Simplemente recordé que lo que dijiste que importaba más era conectar con la idea de una única mujer dando un paso al frente para plantar cara a toda esa institución".

Ciertamente, esa idea -sencilla, pero muy importante- se convirtió en la inspiración de casi todos los elementos del filme. "Creo que todos estábamos pensando en el hecho de que muchas mujeres se encuentran ahora mismo en esa misma situación, en la que, si dan un paso adelante, no saben si contarán con algún apoyo", comenta Roach.

En opinión de Roach, cabe esperar que lleguen muchos más cambios y que cuenten con apoyo. "Todavía queda mucho de lo que hablar, y esta película no es más que parte de la conversación", asegura. "Pero nunca se sabe, como muestra esta historia, a veces no hace falta más que una persona que se decida a hablar para poner algo en marcha".


Esta película es una dramatización inspirada en hechos reales. Algunos de los nombres se han cambiado y ciertas escenas, diálogos y personajes se han creado expresamente con fines dramáticos.