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  Emma.  Dirigida por Autumn de Wilde
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En asociación con Perfect World Pictures Una producción de Working Title/ Blueprint Pictures EMMA Anya Taylor-Joy, Johnny Flynn, Josh O'Connor, Callum Turner, Mia Goth, Miranda Hart y Bill Nighy. Casting de Jessica Ronane CDG, CSA. Música de Isobel Waller-Bridge, David Schweitzer. Diseñadora de peluquería y maquillaje, Marese Langan. Diseñadora de vestuario, Alexandra Byrne. Montaje, Nick Emerson. Diseñadora de producción, Kave Quinn. Director de fotografía, Christopher Blauvelt. Coproductora, Jo Wallett. Productores ejecutivos, Amelia Granger, Ben Knight. Basada en la novela de Jane Austen. Guion de Eleanor Catton. Producid por Tim Bevan, Eric Fellner, Graham Broadbent, Pete Czernin. Dirigida por Autumn de Wilde.



Pocos autores pueden aspirar a conseguir la increíble perdurabilidad de la ficción de Jane Austen, cuyos deliciosos relatos ingleses sobre convenciones sociales y romance han hecho reír y conmovido a generaciones de lectores. Publicada en diciembre de 1815, Emma fue la cuarta novela de Austen, y la última que publicó en vida. Para cuando se editó, ya contaba en su haber con Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio y Mansfield Park. Pero mucho consideran Emma la obra maestra de la autora, protagonizada por una joven bien intencionada, pero llena de defectos, que se comporta de un modo arrogante y consentido, y que es incapaz de reconocer sus propios defectos. Se trata de una heroína maravillosamente compleja que madura a lo largo de la narrativa hasta convertirse en una persona mucho más consciente de sus limitaciones y menos egocéntrica. Para Emma, la humildad, la madurez y la felicidad son valores que tendrá que ganarse con esfuerzo.

Pero no solo es la glamurosa protagonista de la obra lo que ha convertido esta novela en todo un clásico. Austen sabe transmitir un refinado sentido del humor con sus astutas observaciones de las costumbres y convenciones sociales de la época, y da vida al pueblo de Emma, Highbury, con un elenco increíblemente ingenioso y cautivador de protagonistas y personajes secundarios. Se trata de una novela que invita a ser leída una y otra vez, permitiendo a los lectores descubrir en cada ocasión algo nuevo. Emma es romántica y satírica, además de un vívido retrato de la vida durante el Periodo de Regencia de Reino Unido, y una comedia sobre las convenciones sociales de entonces.

No es la primera vez que Emma se adapta a la gran pantalla: en 1995, Clueless (Fuera de onda) actualizó la trama a una ambientación actual, mientras que la versión de 1996, Emma, apostó por un enfoque más directo. Pero, pese a todo, era el momento perfecto para revisitar esta intemporal historia. «EMMA tiene una trama maravillosa, porque es la sempiterna historia de la casamentera, un personaje susceptible por excelencia», nos cuenta el productor Graham Broadbent, cuya compañía, Blueprint Pictures, se asoció con Working Title para este proyecto. «En mi opinión, es una de las novelas más interesantes de Jane Austen porque no cuenta con la típica protagonista con la que empatizas, hasta que llega un punto en que sí lo haces. Pensamos que era el momento de contar esta historia clásica a una nueva generación que, sin duda, la desconoce. Si puedes conseguir que tenga gancho, si puedes hacerla divertida, si puedes hacerla interesante... Si se cumple todo eso, no es mala idea intentarlo».

Tim Bevan, de Working Title, añade: «El material cómico y romántico de Jane Austen siempre me ha parecido insuperable. Me encantaba Emma porque la protagonista es un poco infantil al comienzo de la historia. Se mete donde no la llaman y, aunque cree conocerse bien, no tiene ni la menor idea, y ese proceso de aprendizaje como ser humano y románticamente hablando es una maravilla. Nos pareció que había margen para hacer una nueva versión con un toque más actual».

Con el fin de dar con la persona adecuada para adaptar el libro, los productores recurrieron a Eleanor Catton, cuya novela de 2013 (ganadora del premio Man Booker) Las luminarias, ambientada en el siglo XIX en Nueva Zelanda, se ganó todo tipo de críticas entusiastas por su narrativa ligera y cautivadora y su contundente trama. El New York Times Book Review describió Las luminarias como «una historia fantasmal endiabladamente inteligente que te impulsa a devorar una página tras otra. Un apasionante logro novelístico». Catton estaba trabajando con Working Title para adaptar Las luminarias para televisión cuando fue abordada con la intrigante idea de volver su atención a la novela de Jane Austen Emma. «Creo que no fui consciente hasta mucho después de la enormidad de la propuesta», asegura Catton.

«Me encantaba Clueless (Fuera de onda) y había visto un par de adaptaciones de época de Emma, pero no me había leído la novela hasta ese momento», prosigue. «Desde entonces me la he leído cinco o seis veces, y cada una de ellas me gusta más que la anterior. En el fondo soy purista, y lo que más aprecio de la novela es su patrón exquisitamente formal. La trama es como una partida de ajedrez, con ecos y reflejos allá donde mires, pero la historia es, pese a todo, tan humana y orgánica, tan desvergonzadamente disfrutable, que te olvidas de que todo está diseñado de antemano... hasta el final. Creo que es la mejor novela que se haya escrito nunca en inglés».

La respuesta de Catton al material fue tan contundente que consiguió escribir un primer borrador en solo tres meses. «Me había llevado mucho tiempo desarrollar mi adaptación de Las luminarias; había escrito cientos y cientos de borradores de cada episodio», nos explica. «EMMA fue un proceso increíblemente rápido y directo, en contraste».

Eso no significa que no conllevase desafíos. Algunos de los personajes principales -en especial, Frank Churchill, de quien Emma se encapricha- no aparecen hasta la mitad de la historia; y otros, como la tía enferma de Frank, la Sra. Churchill, no aparecen en absoluto. «Eso no supone problema alguno por escrito, porque un personaje ausente puede describirse con la misma facilidad que un personaje físicamente presente», explica Catton. «Pero en pantalla sí que es un problema, porque el cine es esencialmente un medio presencial. Tuve que encontrar el modo de establecer con claridad a los personajes ausentes -especialmente a Frank Churchill- y asegurarme de que el público no se iba a sentir confuso conectando las relaciones familiares».

Catton también quería subrayar la amistad de las dos jóvenes en el centro de la historia y conferirle a esa relación tanta importancia como al resto de parejas que vemos en pantalla. «Desde el principio estaba decidida a conseguir que la relación de Emma con Harriet se tomase seriamente, no como algo colateral respecto al romance», explica. «También tenía la convicción de que la película tenía que ser divertida para hacer justicia a la hilaridad del libro».

En ese punto, la directora Autumn de Wilde coincidía plenamente con ella. De Wilde llegaba a este proyecto, su primera película como directora, con un entusiasmo desmedido, tras granjearse una gran admiración por su impactante labor en fotografía, su trabajo en anuncios para clientes como Prada, Uniqlo, Google y Orangina, y videoclips para artistas de la talla de Florence + The Machine, The Decemberists, The Raconteurs y Starcrawler.

De Wilde estaba emocionada con la idea de aportar su particular estilo visual y su sentido de lo extravagante a la Inglaterra del Periodo de Regencia. «Siempre me ha obsesionado la moda, el diseño y los peligros de las dinámicas de clase en este periodo en conjunto», asegura la cineasta. «El punto cómico inherente al comportamiento pasivo-agresivo que la presión de las formas y los modales puede generar proporciona una fuente inagotable de inspiración para la comedia física. Jane Austen era una escritora de sátiras brillante describiendo la vida en un pequeño pueblo a principios del siglo XIX, un elemento que a veces se pasa por alto debido a su delicioso talento para entretejer historias inigualables sobre el amor y el deseo».

«Uno nunca se cansa de Jane Austen», continúa. «Sus personajes son tan humanos, tan emblemáticos, tan familiares, que la distancia que sentimos en años se evapora rápidamente en cuanto cobramos consciencia de nuestros propios fallos. Seguimos siendo necios en nuestra lucha por el amor y la amistad».

Aunque De Wilde pueda parecer una elección poco convencional, su original visión para la película y su pasión por la novela la convierten en la persona idónea para el trabajo. «Queríamos dar con un director que tuviese una visión original del material y que supiera aportarle relevancia contemporánea», dice Bevan. «Autumn tiene un estilo particular, tanto en la comedia como visualmente, que nos pareció que podía integrarse bien en la historia de Emma. Además, está obsesionada con el libro, lo que fue de gran ayuda».

Broadbent cuenta: «Autumn tiene un sentido estético maravilloso, que es algo que cabría esperar siempre de ella, pero, además, cuando nos hablaba de la historia, sabe entender ese concepto de prisma de instituto. Emma es la chica más popular del instituto y alrededor de la cual todo el mundo se arremolina. ¿Quiénes son las personas que tiene alrededor? ¿Qué serie de malentendidos se dan? ¿Cómo se relacionan todos entre sí? Ese es el prisma a través del cual Autumn observa estas relaciones, y que hace que, a su vez, resulten muy contemporáneas, accesibles y llenas de humor».

De Wilde también quería que la película fuese muy, muy divertida. «El otro elemento con el que fue muy explícita fue la comedia sin cortapisas», continúa Broadbent. «Encuentra puntos verdaderamente cómicos en los malentendidos y en comportamientos extremos. Una película de referencia para ella es La fiera de mi niña, y desde el momento en el que ves esta película en ese mundo, empiezas a entenderlo. Se trata de disfrutar de una noche en el cine, no estudiando los libros de los que me examino».

De Wilde asumió un enfoque abierto colaborativo del proyecto, y su espíritu contagioso ayudó a inspirar a Catton a llevar el guion por derroteros decididamente más cómicos. «El guion era mucho menos divertido antes de que Autumn De Wilde se incorporara al proyecto», asegura Catton. «Autumn tiene una gran capacidad para el humor, que es una cualidad brillante para cualquier colaborador creativo. Quizá, la más importante. La mayoría de los mejores momentos del guion surgieron tratando de hacerla reír».



Con su asombrosa y fascinante aparición en el drama de terror de 2015 La bruja, Anya Taylor-Joy enseguida se distinguió por su extraordinario talento, y cuando De Wilde consideró quién sería la mejor opción para dar vida a Emma, Taylor-Joy encabezaba la lista. «Emma no es la típica heroína», nos cuenta De Wilde. «Tiene que comportarse de un modo inadecuado para que disfrutemos de su redención en esta historia sobre los retos de madurar. No es que la metan en cintura, sino que encuentra su corazón. Anya es una actriz increíblemente inteligente; es capaz de interpretar una antiheroína sin alejarse del público».

Cuando la cineasta se reunió con Taylor-Joy en Nueva York, su conexión fue inmediata, y la actriz supo que necesitaba interpretar ese papel. «Fue instantáneo», reconoce Taylor-Joy. «Soy cósmica para esas cosas, y desde el momento en que le di un abrazo pensé que era alguien especial».

Cuando conocemos a Emma en la película, es la reina absoluta de Highbury, orgullosa a más no poder de que su última operación como celestina haya hecho posible la feliz unión entre un buen partido como el Sr. Weston (Rupert Graves), viudo, y su antigua institutriz (Gemma Whelan). Emma tiene 21 años, es hermosa e inteligente... y está convencida de que el romance no forma parte de su propio futuro. No tiene necesidad de casarse ni le interesa especialmente. «Nuestra dama es una persona influyente y hermosa, inteligente, rica... y lo sabe», explica Taylor-Joy. «Nunca le han dicho que no; está muy consentida. Para ella, todo forma parte de su casa de muñecas, y es capaz de mover todos los hilos y hacer que todo el mundo haga lo que ella quiere».

Pero ay de los que le plantan cara... «A veces, no se da cuenta de que está siendo cruel», dice Taylor-Joy. «Pero, otras veces, reacciona impulsada por los celos, o porque su orgullo se hiere muy fácilmente y no es capaz de gestionarlo. No tiene ningún control sobre sus impulsos, así que si alguien le hace sentirse avergonzada en algún momento o siente que no está en la cúspide de la cadena alimentaria, muerde de inmediato sin pensarlo».

Para poblar el mundo de alta sociedad de EMMA, De Wilde quería reunir a un elenco de prometedores actores llenos de talento que compartieran el mismo tipo de química innegable que las estrellas de las emblemáticas películas de los 80 de John Hugues sobre los desafíos de madurar. «Me interesaba enormemente la siguiente oleada de actores británicos y, cómo no, Bill Nighy y Miranda Hart forman parte de eso, aunque ya sean auténticas leyendas», explica la cineasta. «Este grupo de actores hace saltar la chispa».

Al comienzo de la historia, Emma solo tiene ojos para un hombre: su adorable padre, el Sr. Woodhouse, interpretado nada menos que por el venerable actor inglés Nighy. Como la madre de Emma falleció cuando esta era pequeña y la hermana mayor ya se ha casado y marchado a vivir fuera de casa, ella promete quedarse siempre al cuidado de su querido padre, y coincide con él casi siempre que él siente que hay corriente en la salita. «Quiere muchísimo a su padre, pero esa relación tampoco ayuda mucho, porque el pobre hombre le consiente absolutamente todo», dice Taylor-Joy. «Entienden extraordinariamente bien sus neurosis mutuas. El Sr. Woodhouse es un hombre increíblemente paranoico respecto a casi todo, y creo que hay una plaga potencial escondida en cada flor. Emma le tranquiliza mucho».

Según explica Nighy: «El Sr. Woodhouse parece actuar de buena fe, por lo general, y solo siente una amorosa preocupación por su hija. Es posible que se sienta responsable de un modo casi lúdico de los problemas de control de su hija, dado que él mismo siente ese impulso a manipular».

«La presencia de Nighy ayuda a elevar el conjunto», asegura Broadbent. «Bill aporta al papel del padre de Emma mucho corazón y dignidad. No dice gran cosa, sufre cierta neurosis e hipocondría, pero puedes sentir de un modo absolutamente brillante esa relación paternal. El público adora a Bill. Es una presencia cómica totalmente cálida y adorable».

Hasta hace muy poco, Emma contaba con el apoyo como confidente de su institutriz, pero ahora que ha conseguido encontrarle una pareja aparentemente perfecta, la marcha de la Sra. Weston genera una profunda ausencia en la vida de Emma. «La Sra. Weston y Emma mantienen un vínculo muy cercano», dice la actriz Gemma Whelan (Juego de tronos). «Ha sido la institutriz de Emma durante muchos, muchos años. Prácticamente la ha criado. A lo largo de los años, sus lazos se han intensificado y ha acabado siendo una especie de madre/hermana/profesora/amiga. La Sra. Weston conoce a la perfección a Emma y su particular enfoque de las cosas, y la sigue la corriente con dulzura, y guía cuando es necesario. Es una relación muy especial».

Para llenar ese vacío, Emma le echa el ojo a Harriet Smith, una mujer descrita como de «ascendencia incierta» que Emma, en un alarde benéfico, decide adoptar como protegida con el objetivo de ayudarla a conseguir prominencia social, mediante un matrimonio conveniente, cómo no. Indefectiblemente amable, dulce y desesperadamente inocente, Harriet se siente fascinada por la seductora joven y está encantada con que Emma se haya interesado personalmente en sus designios.

«Una de las mayores historias de amor de la película es la que comparten Emma y Harriet, amoldándose para ser las mejores amigas», explica De Wilde. «Las amistades femeninas no suelen recibir la suficiente atención, esa clase de obsesión y amor apasionado que puedes sentir por tu primera mejor amiga de verdad. A sus 21 años, Emma nunca ha contado con una amiga que no fuera una compañera a sueldo. Eso la sitúa emocionalmente en un nivel de instituto, aunque sea una persona extraordinariamente avanzada en intelecto. Elige a Harriet como amiga por los motivos equivocados, y luego se da cuenta de que no puede vivir sin ella, y eso es un proceso extraordinario».

Desde el principio, De Wilde se imaginó a Mia Goth en el papel, y resultó que Goth y Taylor-Joy son muy buenas amigas en la vida real, tras conocerse en 2017 en el set del thriller de terror El secreto de Marrowbone. Goth enseguida nos aclara, sin embargo, que la relación entre Harriet y Emma se desarrolla solo con el tiempo, a medida que Harriet se vuelve más asertiva y las dos comienzan a equiparse.

«Harriet tiene su vida bastante en orden», dice Goth. «Es parte de un internado, tiene sus amigos y todo le va como la seda, en realidad. Y pronto acaba conociendo a Emma Woodhouse y se embarca en una aventura de autodescubrimiento. Aspira a ser como Emma. Al comienzo, no es una amistad; es más bien una relación transaccional. Ambas ganan algo conociéndose, y a medida que la historia se desarrolla y se ven enfrentadas a una serie de situaciones, acaban forjando lazos muy profundos la una con la otra. Acaban descubriendo que en realidad se parecen mucho en diferentes aspectos».

Mirando con recelo la naturaleza entrometida de Emma tenemos a Sr. Knightley, un tipo más bien serio y extremadamente directo, que es además hermano de John, el marido de la hermana de nuestra protagonista. Este caballero bien posicionado, sin padre ni madre en vida a quien cuidar ya, visita con frecuencia la casa de los Woodhouse para pasar tiempo con el excéntrico Sr. Woodhouse y su bella hija. Se puede adivinar bajo esa actitud de desaprobación que, en realidad, se siente atraído por Emma. «El Sr. Knightley tiene unas convicciones muy férreas y es asombrosamente inteligente y muy consciente en cuanto a moralidad», asegura Taylor-Joy. «Y cuando están juntos, es la única persona con valor suficiente para llamarle la atención y decirle que se comporta como una niña malcriada».

El papel se lo llevó el músico folk británico y actor Johnny Flynn, líder del grupo Johnny Flynn & the Sussex Wit, cuyos créditos cinematográficos incluyen la película de 2017 Beast y la película de próximo estreno Stardust, en la que interpreta el papel de joven de David Bowie.

«Leí el libro cuando estaba en el colegio, y recuerdo que me sorprendió lo mucho que me gustó la historia; además, recordaba al Sr. Knightley como un personaje destacado muy atractivo», nos cuenta Flynn. «Dentro de este mundo ligeramente frívolo de los personajes y su ascenso por la escala social, es un tipo que sabe llamar a las cosas por su nombre y cómo debería comportarse la gente. Pero lo que impide que se convierta en alguien aburrido es, en mi opinión, que tiene su lado lúdico y le gusta tomarle el pelo a Emma. Forma parte de la familia, pero es bastante mayor que ella, así que, del mismo modo en que lo haría un hermano mayor, puede burlarse un poco de ella y obligarla a mirar de frente lo que está haciendo».

De Wilde se sintió atraída por Flynn para el papel debido en gran medida a su carisma natural y a su capacidad de parecer fuerte, pero vulnerable. «Me encantan las películas románticas, y el modo en que eligen a sus protagonistas me produce verdadero hastío», asegura la cineasta. «Johnny Flynn me recuerda a Steve McQueen. Tiene ese espíritu rock 'n' roll. Con Steve McQueen, siempre me pareció que, cuando miraba a la cámara, no podías saber si iba a echarse a llorar o a pegarle un puñetazo a alguien. Johnny y yo nos lo hemos pasado genial entretejiendo ataques de pánico en el heroico viaje del Sr. Knightley».

Broadbent añade: «Knightley es como el hermano mayor, en cierto modo. Está un poco desesperanzado con todos en general y con Emma en particular. Es un romántico empedernido y piensa que todos los chicos y las chicas le tendrán en un altar».

Knightley es verdaderamente muy distinto a los otros jóvenes que Emma ha conocido. Aunque le cueste admitirlo, Emma está muy interesada en el atractivo y casamentero Frank Churchill, que es la comidilla del círculo social de la protagonista, a pesar de estar lejos cuidando de su tía enferma. Cuando finalmente aparece en Highbury, es tan arrebatador como se había imaginado Emma, quien percibe enseguida que el joven podría haberse fijado en ella.

«Comienza literalmente encaprichándose de él antes incluso de haberlo visto, porque todo el mundo asegura que es muy guapo, tiene suficiente fortuna para casarse con ella y es el realidad la única persona que parece una opción viable. Además, Emma está desesperada por sentir algún tipo de amor», aclara Taylor-Joy. «Cuando aparece, los dos comparten una relación divertida, traviesa y ligeramente cruel, como maestros manipuladores que son. Es como tener la típica amiga descarada con la que te lo pasas en grande, pero además a Emma le parece muy guapo. Por eso ve posibilidades».

Churchill, un personaje que derrocha seguridad en si mismo, cobra vida de la mano de Callum Turner, conocido por películas como Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald y Reina y patria, de John Boorman. «Frank es un joven que va siempre con su actitud ganadora por delante, y eso fue la clave para mí», dice Turner. «Lo divertido de Frank es que mira a Emma de igual a igual. No se doblega ante ella en absoluto. De hecho, la provoca de una forma que otros no consiguen. Fue muy divertido jugar con la absurdez de las situaciones; echando la vista atrás, las reglas pueden parecer ridículas a nuestros ojos, pero, en ese momento, en ese mundo y para esa gente, lo eran todo, y eran las normas que regían sus vidas».

Aunque Knightley apenas puede disimular el desdén que siente por Churchill, su afecto por él parece crecer. Entretanto, comienza a poner en marcha un emparejamiento entre Harriet y el pastor de la parroquia local, el Sr. Elton, interpretado por Josh O'Connor, muy conocido por el papel del joven príncipe Carlos en el aclamado drama de Netflix The Crown. «Al comienzo de la historia, el Sr. Elton está básicamente tratando de establecer su estatus en la comunidad», explica O'Connor de Elton. «Intenta hacerse valer por tener el trabajo más valorado de entre la gente adinerada. Cuando llega a la iglesia, todas las jovencitas se vuelven a mirarlo. Es una especie de estrella de rock y le encanta acaparar la atención de todo el mundo, que estén pendientes de todo lo que dice».

O'Connor se inspiró para su enfoque del personaje en un sacerdote de su infancia en Southampton. «Haga lo que haga, es como si Dios lo guiase», dice. «Por eso, cuando da un sermón, Elton cree que no es él quien habla. El sermón comienza y, de pronto, Dios invade su cuerpo. Eso ayuda para la actuación porque, en último término, los sacerdotes y los actores tienen mucho en común. Tienen que subirse al escenario todos los domingos ante su público».

Aunque Emma crea que Harriet es una novia adecuada para Elton, este le tiene echado el ojo a una joven mucho mejor posicionada: la propia Emma. Cuando su inesperada preferencia se vuelve incómodamente agresiva, Emma no comprende cómo ha podido interpretar tan mal la situación creada. Se queda particularmente desolada porque había aconsejado a Harriet rechazar una propuesta del respetable granjero Robert Martin, que a su amiga le gustaba mucho. Elton también se queda impactado, sobre todo porque le cuesta creer que una mujer pueda rechazarlo.

«Voy a robarle una expresión a Autumn: es un tipo raro en plena crisis», explica O'Connor. «Cree ciegamente que tiene un don de Dios. Y adora ciegamente a Emma. Si la cosa hubiera ido de otro modo y, al pedirle matrimonio a Emma, esta hubiese dicho: “Oh, cielo santo, pensaba que nunca me haríais la gran pregunta”, ahora mismo sería el protagonista de una comedia romántica. Pero la realidad es que a ella no le interesa. Yo no paraba de pensar que, si verdaderamente te crees el pináculo de la sociedad y cuando le dices a Emma quela quieres y que deseas pasar el resto de tu vida con ella, va y te da calabazas... Si de verdad pensabas que ibas a ser correspondido, tu reacción es de absoluto shock».

Después de ese momento, los escándalos comienzan a sucederse rápidamente. Elton, humillado, se marcha para tomarse un tiempo sabático y vuelve solo seis semanas después recién casado con la cohibida Sra. Elton (Tanya Reynolds). Además, alguien misterioso (¿podría ser Knightley?) le ha regalado nada menos que un piano a Jane Fairfax (Amber Anderson), la bella y talentosa sobrina de la Srta. Bates, la solterona del pico de oro (Miranda Hart).

Aunque nunca lo admitiría, Emma se siente consumida por la envidia hacia Jane Fairfax, posiblemente la única joven local capaz de hacerle sombra, y la constante retransmisión de las idas y venidas de Jane por parte de la Srta. Bates hacen que Emma se descentre.

Para Miranda Hart, fue muy emocionante poder insuflar su talento como actriz de comedias al personaje de la Srta. Bates.

«Me encanta defender a las mujeres más vulnerables de una comunidad y asegurarme de representarlas sin pena, sino celebrando que sean únicas y maravillosas, a pesar de sus rarezas obvias y de rasgos que puedan irritar a los demás», cuenta Hart. «Al parecer, era uno de los personajes favoritos de Austen, lo que conlleva cierta responsabilidad... No va de víctima de las circunstancias, sino que las acepta. Es indulgente e increíblemente amable. Es una persona adorable. Aunque a veces den ganas de decirle: “Por favor, ¿podría dejar de hablar un momento, Srta. Bates?”. Que Dios la bendiga».

Broadbent añade: «Miranda Hart borda el papel de la Srta. Bates. Se trata de un personaje que te hace reír y te rompe el corazón. Y creo que Miranda consigue ese efecto a la perfección. Tanto ella como Bill Nighy son la base de lo que yo considero nuestros nuevos actores».

En un doloroso momento, la frustración de Emma se desborda y le hace cometer un impactante y tremendo traspiés social, insultando a la Srta. Bates hasta un punto que roza el escándalo. Su comportamiento provoca la ira de Knightley, que se siente furioso de que Emma se haya comportado de ese modo. Y es en ese momento cuando esta por fin se da cuenta de que la opinión que Knightley tenga sobre ella importa más que la de nadie, y que tal vez sea el momento de dejar de entrometerse en la vida de los demás y centrarse en ser ella una persona más amable y considerada, más parecida a su querida amiga Harriet.

«Con Austen, es una comedia de personajes», explica Broadbent. «Frank Churchill es en cierto modo el malo. Emma es la reina del cotarro, y sabe liderar a su propio modo. Knightley no parece pintar mucho ahí en medio. La Sra. Elton es brillantemente extravagante, y el Sr. Elton tiene tantos defectos y está tan empeñado en ascender socialmente que, juntos, tejen una comedia irresistible sobre convenciones sociales».

«Tenemos una historia de amor increíble entre Emma y el Sr. Knightley, pero también entre las dos chicas que van encontrando el camino para ser las mejores amigas», añade De Wilde. «Aunque me he permitido representar una realidad con aspectos realzados, mi objetivo último es recordar a la gente que todos estos personajes son dolorosamente humanos».



EMMA transcurre a lo largo de cuatro estaciones en el tranquilo enclave de Highbury, y Autumn de Wilde tenía muy claro cómo quería representar cada etapa de ese agitado año. Trabajando codo con codo con la diseñadora de producción Kave Quinn y la diseñadora de vestuario Alexandra Byrne, la cineasta quería crear una realidad histórica colorista y vívida que invitara al público a viajar al pasado.

«Comenzamos hablando acerca de los colores y el mundo que queríamos presentar», cuenta De Wilde. «Se trata de una época muy colorista. Era a través del color como mostrabas tu riqueza y tu estatus. Todas nos comprometimos a llevar al límite este universo de colores intensos, aunque el origen de nuestra propuesta estuvo basado en la investigación histórica. Estudié de forma obsesiva ilustraciones de moda de la época, así como las exageradas e ingeniosas caricaturas georgianas, que son espléndidas».

Según explica Quinn, «Es genial trabajar con una directora que tiene ese bagaje visual. Ella quería crear una versión totalmente única y hermosa de EMMA. Lo que tratamos de lograr era algo que fuera único de la época: incorporar los colores georgianos, que no se suelen ver en muchas películas. La clave está en tratar de coordinar de forma correcta y desde el principio el vestuario y el color del diseño».

Además del familiar blanco diáfano, las cineastas querían incluir un arcoíris de colores pastel y amarillos, naranjas, rosas y azules brillantes que estaban de moda por entonces. «Un ejemplo muy bueno de ello es el mobiliario de estilo Chippendale», comenta Quinn, cuyos créditos incluyen Trainspotting, Lejos del mundanal ruido y Judy, el reciente biopic sobre Judy Garland. «Todo ello estaba pintado con colores muy, muy brillantes. Ahora no lo vemos así porque todos los colores se han apagado con el tiempo y solo se ve la madera, pero no era así originalmente».

El equipo buscó inspiración visitando el Museo de Sir John Soane en Londres, dedicado a uno de los arquitectos más importantes del periodo de la Regencia. Soane fue profesor de arquitectura en la Real Academia de Inglaterra y un entregado coleccionista de arte pictórico, escultura, modelos arquitectónicos, libros, dibujos y mobiliario. «Es una cápsula temporal de la época», afirma Quinn. A Autumn le influyó mucho la visita al museo y ver el uso que Soane hacía del color».

Uno de los retos más complicados fue encontrar una localización que sirviera para la residencia Woodhouse, Hartfield, y que pudiera decorarse según la intención de las cineastas: algo nada fácil, ya que muchas residencias históricas pertenecen a la fundación National Trust y no pueden modificarse en modo alguno. Entonces dieron con Firle Place, una casa señorial en Sussex Oriental. Aunque la estructura data del sigo XV, las paredes exteriores de piedra son de estilo georgiano, algo que se ajustaba perfectamente a la producción.

«Lo increíble de Firle Place es que se trata de una casa Tudor con un edificio barroco georgiano añadido», explica Quinn. «La casa prácticamente no ha cambiado desde entonces. No hay añadidos victorianos. En general está conservada igual que estaba en el siglo XVIII. La familia y el National Trust, dueños de la casa, estaban emocionados con el rodaje. Fue absolutamente increíble lo que nos dejaron hacer en su maravillosa casa».

Trabajando con mucho cuidado para asegurarse de que nada se dañara, Quinn y su equipo pusieron molduras de espuma en determinados enclaves y añadieron paneles pintados en el pasillo principal: «Básicamente, pasamos de tener un pasillo blanco a tener uno con paneles y muy adornado», concluye la diseñadora de producción.

«Cuando trabajas en una localización, te sueles encontrar con muchas limitaciones respecto a lo que puedes pintar o cubrir con papel de pared; el lugar está lleno de mobiliario precioso y hay ciertas cosas que puedes o no puedes mover», añade la decoradora de sets Stella Fox. «Allí pintamos absolutamente todas las habitaciones. Todas la cortinas se hicieron para la casa. Llevamos nuestro propio mobiliario; Autumn estuvo durante toda la producción animándonos a que fuéramos atrevidas. Vestuario, diseño, decoración de sets... Empujaba a todo el mundo a ir a por una estética audaz pero elegante. Fue como trabajar en una casa de muñecas. Cada habitación tenía su propia paleta de color».

Los arreglos florales también se convirtieron en una parte importante del diseño: no solo son agradables estéticamente, también ayudan al espectador a seguir el paso de las estaciones.

«Realmente ayudan a contar la historia de forma apropiada», asegura Fox. «El libro sigue la temporada de labranza, así que creo que es fundamental poder representar las estaciones. Y las flores son una manera obvia de hacerlo».

Para la mercería local, donde varios de los encuentros clave de la película tienen lugar, Quinn y su equipo le dieron los mismos toques coloridos al set, construido en una sala multiusos municipal de una pequeña localidad inglesa. «Era perfecta, frente a unas casas al otro lado del río», recuerda la diseñadora de producción. «Era como si la tienda tuviera una ventana que diera a todo el pueblo. Para las cortinas y otras telas, en lugar de ponerlas oscuras queríamos que fueran brillantes y coloridas, un poco como la versión georgiana de la tienda de La casa de la pradera».

Con el fin de capturar de forma veraz la cultura y las costumbres de los aldeanos, la directora decidió organizar ensayos de dos semanas de duración con los actores para que se familiarizaran con las normas de etiqueta que regían la vida inglesa en el siglo XIX, y para preparar la forma de moverse con la entrenadora Alexandra Reynolds.

«No tenía ningún interés en modernizar el movimiento», explica De Wilde. «Quería que los actores se sintieran cómodos con la forma en la que debían caminar, en la que debían sostener las manos. En esta película, quería asumir total responsabilidad sobre una cosa: la honestidad. Quería crear una comedia de enredo con una visión más elevada de la realidad, pero tenía que estar basada en la honestidad. Gracias a haber practicado y ensayado estas reglas, cuando nos pusimos a rodar ya todos las teníamos interiorizadas, así que no resultaban superficiales. Además, resulta muy sexi que muy poca gente tuviera permitido tocarse. El momento en el que Emma y Knightley se tocan las manos por primera vez tenía que ser como una descarga eléctrica».

A los jóvenes actores la experiencia les resultó enormemente útil para basar sus interpretaciones en las costumbres y conductas de la época. «Esta es la primera película de época que hago, así que fue todo un aprendizaje en todos los aspectos de las vidas de estos personajes», confiesa la actriz Mia Goth, que interpreta a Harriet. «Tuvimos mucha suerte de contar con esas dos semanas de ensayos, no solo porque pudimos profundizar en las escenas clave, también por poder contar con entrenadores de etiqueta, dialecto y movimiento. Jamás había estado en un rodaje en el que nos pusieran tantas herramientas a nuestra disposición. También fue una ocasión genial para estrechar lazos y romper el hielo».

Una vez que las cámaras empezaron a rodar, De Wilde descubrió lo emocionante que era trabajar con los actores en el set. «Me encanta dirigir», cuenta. «Me encanta encontrar un lenguaje con el que hablar a cada actor. Por eso me encantaba ser fotógrafa, la intimidad de esa conexión que se da cuando empiezas a hablar como uno solo. Mantener toda esa maquinaria en marcha es un subidón de adrenalina, aunque también es aterrador. Y creo que me he vuelto adicta a ello».

Añade Taylor-Joy: «Autumn es perfecta para esta película, reunió a un grupo de personas tan sensibles, cariñosas y entregadas a su trabajo que, yendo al rodaje cada día, sentías que podías intentar cualquier cosa, que te hallabas en un entorno seguro. Autumn es total y completamente única; la dulzura, el amor y la belleza de todos nosotros que ella ha reunido aquí... Hace que esta película sea diferente a todo lo que he hecho anteriormente en mi vida».



De la misma forma que el color fue un importantísimo punto de atención en los sets, también lo fue en el vestuario, diseñado por la ganadora del Oscar® Alexandra Byrne (Elizabeth: La edad de oro). «Autumn y yo hablamos de usar paletas de color para cada estación, y que estuvieran influenciadas por la naturaleza y el paisaje», explica Byrne. «Trabajé con Autumn y Kave para conseguir que el color y estilo hicieran que Emma estuviera en consonancia o en discordancia con su entorno, en mayor o menor medida, a lo largo de su arco dramático».

Aunque Byrne no es una novata en el diseño de vestuario de época, estudió durante semanas para tener un mayor conocimiento del vestuario de hombres y mujeres en el periodo de la Regencia. «Cada época y cada guion exigen una investigación específica», asegura la diseñadora. «Me gusta estudiar cada época tan a fondo como el tiempo lo permita para entender cómo debe ser todo. Eso me permite tomar decisiones informadas respecto al diseño para apoyar la historia que el director ha decidido contar. Muchos museos tienen prendas originales de esta época; los trajes auténticos me han ayudado a comprender mejor aquella moda: el peso de las telas, las técnicas de cosido casero y las adaptaciones de vestidos de años anteriores para adaptarse a lo que estuviera de moda».

Lo primero que la diseñadora hizo fue enfocar su atención en la estilosa y adinerada heroína interpretada por Taylor-Joy, personaje que tiene muchos recursos y gusto para las últimas tendencias. «La historia de Emma es la columna vertebral de la trama», afirma Byrne. «La moda femenina justo empezaba a publicarse en revistas, y Emma habría recopilado toda esa información. Ella es rica y consentida, y tiene su propia modista, en lugar de tener que depender de su destreza y rapidez cosiendo. Por lo tanto, cuenta con un amplio armario para cada temporada».

Los llamativos sombreros con los que Emma complementa sus looks más a la moda se convirtieron en un elemento esencial de su vestuario. «Todos los sombreros y tocados están basados en grabados o en piezas reales», cuenta Byrne. «A Autumn le encantaba la forma en la que las actrices cambiaban la forma de moverse para mirarse entre sí con los tocados que tenían forma de embudo».

«Nunca había hecho un trabajo en el que fuera tan consciente de que absolutamente cada elemento de mi vestuario y a mi alrededor es una forma de contar la historia», confiesa Taylor-Joy. «Si llevo un abrigo que tiene un dorso increíble -y, tratándose de Emma, ella es consciente de que es así-, de pronto me encuentro diciendo mi frase sobre el hombro, mostrando así la parte trasera del abrigo. Es una capa totalmente diferente que permite contar una historia».

Por el contrario, el vestuario de Harriet es más modesto, aunque ella termina por adoptar algunos elementos del estilo de Emma. «Harriet forma parte de la escuela de la Sra. Goddard y cuenta con un pequeño sueldo», explica Byrne. «Tiene una posición bastante elevada en el pequeño mundo de la escuela, pero es muy ingenua para el mundo de Emma. Emma amplía los horizontes de Harriet, pero con una intención oculta. Le regala a Harriet sus vestidos de la temporada anterior e influye en su estilo para llevar a cabo sus propios planes.”

Para Goth, los vestidos de Byrne resultaron vitales para descifrar a su personaje. «Tuvimos cuatro pruebas de vestuario antes incluso de ensayar, por lo que en muchos sentidos construimos al personaje juntas», dice la actriz. «Ella fue clave para que pudiera comprender a Harriet, quién es y su lugar en ese mundo, y cómo se comportaba una joven de aquella época».

Para vestir a los hombres de la película, Byrne basó sus diseños en sus investigaciones, realizó murales de imágenes para inspirarse y reunió muestras de telas antes de debatir acerca de las opciones con De Wilde y los actores.

«Me vi con Bill y Autumn para intercambiar nuestras opiniones acerca de Mr. Woodhouse», recuerda Byrne. «Con Bill probamos piezas de vestuario existentes para hacernos una idea de la forma, proporción, silueta, color y escala, y así desarrollar su vestuario. Nos decidimos por una paleta estrictamente beige que transmitiera el obsesivo y restrictivo estilo de vida de Mr. Woodhouse».

Para los caballeros más jóvenes, Byrne se inspiró en las descripciones de Knightley y Churchill que se encuentran en la novela, y diseñó unos trajes que se ajustaran visualmente a sus personalidades. «Son dos hombres muy diferentes, y Jane Austen aporta información muy precisa sobre ellos, lo cual dio forma a mis decisiones respecto a ellos», explica Byrne. «Callum Turner y Johnny Flynn también son actores muy diferentes; todos estos factores contribuyen a crear el estilo y carácter de las prendas».

Marese Langan diseñó los peinados para Emma y el resto de mujeres del film basándose en lo que estaba de moda en 1815, tomándose un poco de licencia artística para adornarlos y complementar así los vestidos de Byrne. «Me inspiré en las hermosas y delicadas siluetas de los vestidos y en la paleta de color de Alex», confiesa Langan. «Quise crear unos maquillajes y unos peinados que estuvieran en armonía con los cuellos y los tocados, al tiempo que transmitieran el carácter de cada personaje».

Langan incluyó en los peinados flores de temporada -tanto reales como artificiales- para reforzar la vegetación que puede verse a lo largo de la película y, así, contribuir de nuevo al seguimiento de las estaciones. «Tuvimos la suerte de contar con una florista en el departamento de arte», cuenta Langan. «Nos daba flores adecuadas a la época, y nosotras tratamos de mantener la correspondencia con los cambios estacionales. También usamos flores adicionales de seda, cera y papel».

El tiempo que se necesitaba cada día para ponerse todos los elementos de estilo antes del rodaje le daba a los actores la oportunidad de prepararse antes de que las cámaras se pusieran en marcha. «Antes de ir al set te pasabas tus buenas dos horas en maquillaje y peluquería», recuerda Goth. «Aunque a veces eso ponga a prueba tu paciencia, en realidad es increíblemente útil contar con todo ese tiempo para procesar todo lo que tienes que hacer. Saber exactamente por lo que tendría que haber pasado una chica del periodo de la Regencia para vestirse cada día fue una gran ayuda a la hora de comprender a Harriet. Solo mirándote al espejo te encuentras lejísimos de lo que ves en tu día a día».



Cuando llegó la hora de tomar decisiones acerca de la banda sonora de EMMA, De Wilde tenía un plan musical para la película que incluía música folk tradicional, música clásica de los siglos XVIII y XIX y composiciones originales. Además, De Wilde decidió que la ópera podía jugar un importante papel para bromear acerca de la vanidad de Emma y para aludir a la represión y las restricciones de la vida social de la clase media en el mundo de Jane Austen. «Quería que, al comienzo de la película, la música hiciera saber al público que, aunque íbamos a enamorarnos del mágico mundo de Emma y sus equivocadas intenciones, nadie se iba a librar de la sátira».

La directora tenía claro que quería un compositor que pudiera crear temas musicales para cada personaje, subrayar los sentimientos del film, elevar los momentos cómicos y fusionar a la perfección el collage musical de todas estas influencias. En su búsqueda de la persona adecuada, De Wilde decidió que quería un toque extravagante musical distintivo para EMMA que acompañara al espectador por ridículos momentos cómicos, terribles desamores y poéticos romances. Cuando descubrió a la compositora Isobel Waller-Bridge, De Wilde sabía que había encontrado a la colaboradora perfecta para hacer realidad su visión.

«Isobel aporta a su trabajo un ingenio burbujeante, inteligencia y sentido del humor», describe De Wilde. «Conocía a la perfección el libro y los personajes de EMMA. Eso, junto a su talento y su habilidad para narrar musicalmente, me acercó a ella inmediatamente».

Waller-Bridge -que había aportado su saber hacer en la aclamada serie Fleabag, de su hermana Phoebe Waller-Bridge- demostró ser la elección perfecta. Para la compositora, el proyecto era una emocionante oportunidad creativa. «Cuando Autumn me propuso escribir la banda sonora de EMMA, ella ya tenía muy claro cómo debía ser la música», cuenta Waller-Bridge. «Desde el principio, Autumn me habló de Pedro y el lobo, la composición sinfónica de Prokofiev, por su ilustrativo uso de la instrumentación para representar a los personajes. También me confesó que Una habitación con vistas era una de sus películas favoritas por el uso narrativo que en ella se hace de la música, en particular de la ópera».

«Para la banda sonora de EMMA, Autumn me pidió que eligiéramos instrumentos específicos para cada personaje, y que ilustráramos sus personalidades a través de la orquestación», continúa Waller-Bridge. «Autumn y yo hablamos largo y tendido de su idea de que la presencia de la música debía transmitir cierta exageración, como si el director de orquesta estuviera reaccionando a la trama en tiempo real. En opinión de Autumn, la música no debería nunca estar en segundo plano; según nuestro proceso creativo se desarrollaba, bautizó a nuestra orquesta como “la orquesta traviesa”».

La cineasta también habló de incluir grabaciones específicas de piezas de la época con las que tenía una relación personal. «La interpretación de Glenn Gould de los conciertos para piano de Beethoven y la Sinfonía de los adioses de Haydn tienen mucho significado personal para Autumn. La inclusión de estas piezas de la época aportaba información importante acerca de cómo la banda sonora debía diseñarse y definirse en torno a ellas», explica Waller-Bridge.

La ópera también jugó un papel importante. «Desde el comienzo de nuestro proceso, Autumn tenía muchas ganas de explorar el uso de ópera italiana, como una forma de exagerar la vanidad y los privilegios de Emma desde el primer momento que la conocemos», detalla Waller-Bridge. «Entonces desarrollamos la idea de usar la voz para ilustrar el viaje emocional de Emma según su historia se desarrolla: su confianza, su vulnerabilidad. A partir de ahí, comenzamos el proceso de elegir un instrumento para asociarlo temáticamente a cada personaje».

El arpa se convirtió en el instrumento de Emma; el de Mr. Knightley fue la trompa; el de Harriet, el violín folk, y el instrumento de Mr. Elton resultó ser el fagot. «Autumn opinaba que otros instrumentos podían, en general, usarse para señalar momentos emocionales. Por ejemplo, la flauta indica emoción en los personajes», cuenta Waller-Bridge. «Oímos una vivaz flauta la primera vez que conocemos a Mr. Knightley, y oímos a una juguetona y ondeante flauta cuando Harriet empieza a forjar su amistad con Emma, y cuando sus labores de celestina dan comienzo. Autumn había coreografiado casi cada escena como si fuera un baile, así que ya había mucho ritmo y musicalidad en la acción».

Waller-Bridge incorporó al talentoso compositor David Schweitzer para que colaborara con ella en la banda sonora. «La experiencia de David componiendo música para el género de animación fue especialmente valiosa a la hora de unir de forma específica la música a la película, para así apoyar la coreografía de las escenas», explica Waller-Bridge.

«Ambos vivimos en Londres, y resultó que el estudio de Isobel estaba en obras durante la producción de EMMA», añade Schweitzer. «Así que decidimos trabajar juntos en mi estudio de dos habitaciones. También el equipo de producción nos prestó un precioso piano Broadwood de 1808 -uno de los tres que los actores tocan en la película-, así que pudimos llevarlo al estudio y grabar con él; fue una forma divertida de trabajar ideas entre nosotros».

Según cuenta De Wilde, «la propia Jane Austen tenía una colección de más de 500 partituras de música manuscritas, muchas de las cuales eran canciones populares que adoraba. Esta novela es una sátira de las clases sociales, así como una brillante reproducción de la vida en un pueblo, así que resultaba interesante recordar al público la importancia que la música popular tenía no solo en los salones de las clases acomodadas, también en el corazón de los pueblos».

Esta era la razón por la que era importante para De Wilde encontrar a una actriz que no solo pudiera encarnar el papel de Jane Fairfax, sino que también fuera una competente pianista clásica. «Trabajé estrechamente con Amber Anderson para desarrollar el repertorio musical de Jane Fairfax», desvela De Wilde. «Su talento musical ayudó mucho a dar ese toque de comedia musical a la escena de la batalla de piano, que subraya los hilarantes celos de Emma». Los actores se aprendieron, tocaron y cantaron todas y cada una de las interpretaciones musicales de la película. Anya Taylor-Joy, Johnny Flynn y Amber Anderson dedicaron muchas horas extra a preparar sus interpretaciones musicales en EMMA.

Flynn y De Wilde conectaron muy pronto gracias a su pasado y presente en la industria musical, y a su amor por la música popular. Fan de la música de Flynn, Autumn terminó pidiéndole que escribiera una canción para la película, Queen Bee, que se escucha durante los créditos finales. «Autumn y yo estrechamos lazos gracias a la música y a nuestro amor por ciertos grupos y sonidos, así como ambientes y gente en común de nuestro pasado», explica Flynn. «Me emocionó mucho que me preguntara si me gustaría escribir una canción para la película. Sentí que intuitivamente sabía lo que iba a funcionar».

«La idea para Queen Bee me llegó desde la perspectiva de Mr. Knightley cantándole a Emma», continúa Flynn. «Hemos seguido su punto de vista durante toda la película, y al final tenemos la oportunidad de conocer su versión de los hechos. Él la tiene en un pedestal como la abeja reina («queen bee»), pero sin dejar de sorprenderla a base de provocarla -con cariño- como hace a lo largo de la trama. Pero también debería sonar muy romántico. Autumn canta también en el tema, que grabamos en unos días a finales del año pasado. Como una de las últimas piezas del puzle que es la película, ella me ayudó a dar forma a la canción y me dio ideas acerca del desarrollo y de qué tono funcionaría. Fue un placer trabajar en la canción con ella y con Isobel. Para mí fue un honor que me pidieran componerla y cantarla».

Flynn asegura que sus charlas con De Wilde en el rodaje acerca de qué canciones funcionarían para una secuencia concreta le ayudaron a conectar más profundamente con la trama de la película. “Estábamos rodando en exteriores o en el set, y Autumn llegaba al final del día y me decía: “He pensado en una canción popular que podría encajar con la historia”», recuerda Flynn. “Como yo estaba viviendo la trama, completamente inmerso en ella, molaba mucho escuchar la música y decir “Oh, es verdad, va perfecta con esta parte”».

La yuxtaposición de algo tan sincero y emocional como la música tradicional frente a la rigidez social -con sus comportamientos prohibidos y las consecuencias de romper esas convenciones- parece hablarnos de los grandes temas que son la base de la película y de la brillante novela de Austen.

«Tenemos esos momentos de sociedad en las que las normas marcan cómo debe tratarse la gente entre sí en las cenas y las fiestas; y la música es, en su mayor parte, fiel a lo que los personajes habrían escuchado en aquellas grandes celebraciones», explica Flynn. «Pero, entonces, las melodías pueden dar pie a algo más autóctono y popular, representando así sus mundos interiores».

«La historia trata mucho de cómo la gente se siente realmente, en contraste con cómo se tienen que comportar», añade. «La música representa que, resquebrajando esas composiciones clásicas estiradas y envaradas, la melodía puede llegar a algo más sincero y orgánico».