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  Un momento en el tiempo  (Waves)
  Dirigida por Trey Edward Shults
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El guionista y director Trey Edward Shults presenta la intensa historia de una familia abocada a la destrucción, pero capaz de encontrar el camino que les llevará a renacer a través del cariño, la comunicación, la unión y la redención.

Con un reparto estelar que incluye a Kelvin Harrison Jr, Sterling K. Brown, Taylor Russell, Lucas Hedges, Alexa Demie y Renée Elise Goldsberry, WAVES es una historia estructurada de forma innovadora sobre la vida estadounidense actual, a través de la trayectoria y la vida de un hermano y una hermana que se esfuerzan en superar un terrible trauma.

El tercer largometraje de Trey Edward Shults es una declaración profundamente personal en torno al amor y la pérdida, propulsada por una estimulante banda sonora con temas de Frank Ocean y Radiohead, y una fascinante partitura de los oscarizados Trent Reznor y Atticus Ross (La red social). En WAVES, el director se muestra firme con los diálogos de los personajes, así como con la parte visual y musical, para revelar hasta qué punto el cariño y la pérdida pueden afectar a nuestras vidas y a nuestras relaciones familiares.

Centrada en una familia afroamericana residente en el sur de Florida, WAVES muestra las consecuencias de las presiones parentales y las limitaciones que impone el cariño cuando se trata de comunicarse con los padres, y defiende que la vulnerabilidad debe ser expresada por ambas partes para que el afecto sobreviva.

"Mi madre siempre decía: 'Tengo que ser dura contigo para que el mundo no lo sea más'", recuerda Sterling K. Brown, que encarna al duro e intransigente padre de familia Ronald Williams. "Y esa es la actitud que adopta Ronald con su hijo, convencido de que no puede permitir que se adentre en el mundo sin la suficiente madurez. Ronald tiene muy buenas intenciones, pero acaba descubriendo - igual que yo he descubierto como padre - que más vale que te escuchen por cariño y no por miedo".

WAVES examina el amor en todas sus múltiples encarnaciones y muestra cómo, según en qué momento, puede unir o separar. "Esta película plasma los pros y los contras del amor, el amor romántico, el cariño familiar, qué significa sentir una pasión por algo y lo que pasa cuando todo se desmorona", explica el cineasta. "WAVES muestra el flujo y reflujo de lo que entiendo como vida".


El nacimiento de WAVES
La gestación de WAVES empezó hace casi una década, mucho antes de que el director nacido en Texas y residente en Florida rodara Llega de noche (2017) y Krisha (2015), su primera película, ganadora del Premio del Gran Jurado en el Festival South by Southwest e invitada al Festival de Cannes. Trey Edward Shults regresa a los temas familiares que le preocupan.

"Era mucho más joven cuando empecé a pensar en esta película", dice. "Pero siempre la visualizaba en mi cabeza como Movida del 76 en estilo contemporáneo. Llegó un momento en que se transformó y se convirtió en la historia de Tyler Williams, un chico de 17 años que vive una tragedia inimaginable. Poco a poco, también se convirtió en la historia de Emily, su hermana pequeña, que vive su primer gran amor".

WAVES es una película doble, dividida en dos segmentos muy claros unidos por una maravillosa parte central, el puente que lanza Trey Edward Shults y que le coloca entre los cineastas visionarios más atrevidos del momento. Desde la espiral descendente en la que está atrapado Tyler, hasta el momento de florecimiento y renovación romántica que vive Emily, las dos secciones paralelas están realzadas por la presencia de unos padres severos y trabajadores encarnados por Sterling K. Brown y Renée Elise Goldsberry.

"Había visto Chungking Express, de Wong Kar-Wai", explica el cineasta. "Pensé que WAVES podía ser una historia dividida en dos partes; el hermano en la primera, la hermana en la segunda, y ambas unidas por la presencia de los padres".

El actor Sterling K. Brown, que aceptó el papel inmediatamente a pesar de estar rodando la famosa serie "This Is Us", dice: "La primera parte de la película tiene una energía frenética que contrasta con la segunda parte, mucho más reflexiva y lenta. Eso permite descubrir a ambos hermanos, entender sus respectivas relaciones con sus padres y entender la búsqueda de su identidad. Al leer el guion, la primera parte me pareció explosiva, y la segunda, totalmente diferente, maravillosa y gratificante".


La dinámica familiar
Como las dos películas anteriores de Trey Edward Shults - historias acerca de familias estadounidenses esforzándose en enfrentarse al colapso, al caos y a la falta de comunicación, WAVES se centra en la dinámica en el seno de una familia, un tema recurrente en la obra del cineasta. El relato gira en torno a los Williams, una familia de clase media alta afincada en el sur de Florida que, en palabras de un padre intransigente, debe "luchar diez veces más que los otros" para seguir adelante.

"Los Williams se han esforzado mucho para alcanzar cierto estatus social: su casa es maravillosa, han estudiado muy buenas carreras y han sabido educar a sus hijos", explica Trey Edward Shults. "Al igual que los padres, los hijos tienen una profunda ética del trabajo". Pero como ocurre en la mayoría de familias estadounidenses, la fachada perfecta esconde secretos y luchas. En la primera parte de la película conocemos a Tyler (Kelvin Harrison Jr.), un chico de 17 años, una estrella de la lucha en su instituto al que le espera un brillante futuro. Está locamente enamorado de su novia Alexis (Alexa Demie), pero vive en una tensión constante en casa porque su padre le pide que se esfuerce en los estudios, en el deporte y en un trabajo a tiempo parcial cuando él intenta encontrar su propia identidad y vive un momento crucial. Como ocurre a menudo, Tyler no sabe a quién confiar sus miedos, debilidades y vulnerabilidad.

"Tyler admira profundamente a su padre, el hombre más trabajador que conoce", explica Kelvin Harrison, que desarrolló su personaje trabajando con el director en los meses previos al comienzo del rodaje, basándose en la relación que tiene con su propio padre, un hombre exigente. "Cuando se idolatra a alguien como hace Tyler, es difícil creer que algún día podrás estar a la altura. Ahí está su lucha".

Ronald quiere que Tyler sea el mejor en su deporte, la lucha, obligándole a pasar horas levantando pesas en la bonita casa familiar. La película describe la paradoja que socava una complicada relación. A veces, el padre y el hijo se sienten muy unidos, pero en otros momentos, ambos se enfrentan cuando los demonios personales de Ronald le ciegan. "Ronald quiere demasiado a Tyler, su hijo le importa demasiado", dice Sterling K. Brown. "Le quiere con tanta intensidad que Tyler, herido, dañado en sus sentimientos, acaba por pasarse, aumentando la tragedia con la que acaba la primera parte de la historia".

Tyler también debe lidiar con el hecho de que su relación con Alexis pasa por un mal momento al estar en desacuerdo sobre el futuro. Esto, más la presión ejercida por su padre, le empuja hacia el camino de la autodestrucción, dando pie al tema más conmovedor e indeleble de la película: cómo el caos subyacente dentro de una familia puede afectar a las relaciones y, a su vez, a los miembros de la misma. Aunque Trey Edward Shults describa con brillantez la parte más oscura del amor y de las emociones en WAVES, también muestra que la redención y la renovación pueden nacer de las cenizas de la destrucción, consiguiendo romper el ciclo del trauma y de la indignación que pasa de generación en generación.

"Tal como lo veo, esa es la tragedia de la familia Williams", dice el cineasta, cuya familia ha tenido mucho que ver en sus tres películas. "Lo que le ocurre a Tyler destruye las esperanzas y el esfuerzo de un plumazo". Pero el segmento dedicado a su hermana Emily es la otra cara de la moneda y ofrece esperanza a los Williams cuando más lo necesitan. "WAVES es una película acerca de la familia y del perdón", dice Trey Edward Shults. "Muestra que se puede seguir hacia delante".

A través de dos trayectorias muy diferentes, la de Tyler y la de Emily, el director crea una experiencia cinematográfica nueva, emocionalmente accesible, con la que el espectador se identificará, mostrando cómo un adolescente sucumbe ante las tremendas presiones y exigencias a las que se ve sometido, mientras que otra adolescente encuentra la forma de superar las dificultades y emprender un camino lleno de alegría, cariño y positivismo.


En busca de la esperanza
En el momento en que la familia Williams se enfrenta a lo más devastador en medio de la historia, Trey Edward Shults cambia de registro en la segunda parte al centrarse en Emily (Taylor Russell), la hermana pequeña de Taylor que solo aparece fugazmente en la primera parte.

"Emily se encuentra en plena transición; intenta encontrarse a sí misma y su sitio dentro de la familia, siente que siempre está a la sombra de su hermano", explica la joven Taylor Russell. "WAVES reflexiona sobre todo en la presión a la que está sometido Tyler, pero poco a poco Emily tiene la oportunidad de descubrirse a sí misma, de tomar sus propias decisiones, algo muy liberador para una adolescente".

Emily sale de un túnel lleno de dolor y encuentra la luz. Después de una inesperada discusión con Luke (Lucas Hedges), uno de los compañeros de lucha de Tyler, Emily no tarda en enamorarse del chico, reflejando la apasionada relación entre Tyler y Alexis que descubrimos al principio de la película, pero lo hace con inocencia e ingenuidad, diferenciando ambas relaciones.

"Es precioso ver cómo florece Emily; está abierta al amor, quiere que las relaciones vuelvan a su cauce", explica la actriz. "Enfrentarse a una tragedia semejante, que no solo ha afectado profundamente a su familia, sino a toda la comunidad, podía haberla destrozado, pero decide que lo ocurrido no acabará con ella".

"Al comienzo de la segunda parte, Emily está sola", añade Taylor Russell. "Aún no puede salir de la sombra de Tyler, de las consecuencias de sus actos. La familia está marcada, atemorizada. El miedo influye en la forma de enfocar su vida. En ese momento puede optar por varios caminos. Es un periodo crucial, y decide escoger el amor".


Actor y autor
Trey Edward Shults escribió la primera versión del guion de WAVES después del estreno de Llega de noche en 2017 y se lo mandó inmediatamente a Kelvin Harrison Jr, que había protagonizado la película. "Kelvin me dejó atónito cuando trabajé con él en mi segunda película", recuerda el director. "Tenía varias escenas muy traumáticas en Llega de noche; al final las cortamos, pero me sirvieron para saber que es un gran actor y quería ofrecerle un papel más profundo".

El actor se sintió atraído por un papel tan complejo y exigente como es el de Tyler. En cuanto aceptó oficialmente, el actor y el director empezaron a trabajar juntos para construir el personaje desde el punto de vista de Kelvin Harrison. El joven actor aportó mucho material procedente de su experiencia personal a través de correos electrónicos y mensajes con Trey Edward Shults, ya que estaba rodando otra película. Le contó la dinámica de su propia familia y le habló de la relación con sus hermanas y sus padres.

Hizo hincapié en las conversaciones que había mantenido de adolescente con su padre y que no había olvidado. Esas conversaciones le ayudaron a construir su personaje en WAVES, como que le ayudaron a forjar su propia identidad. Al igual que Tyler, cuando llegó el momento de escoger su futuro, el actor se enfrentó con su padre, que quería enfocarle hacia la música. Pero Kelvin Harrison escogió la interpretación dramática, apoderándose de su futuro y consolidando su propia identidad.

Mientras seguía trabajando en el guion e incorporando algunos de los comentarios de Kelvin Harrison, el director se dio cuenta de que Ronald Williams era una amalgama de los padres de ambos. "La primera versión se basaba en mi relación con mi padre", dice Trey Edward Shults, "pero cuando Kelvin empezó a hablarme de su padre, comprendí que compartíamos una dinámica que sería el hilo conductor de la historia".

WAVES examina la presión a la que está sometido el adolescente estadounidense moderno actual, centrándose en Tyler mientras se enfrenta a la ambición, el deseo, la presión parental y la búsqueda de la identidad. En una escena memorable, se tiñe el pelo de blanco, al estilo de Frank Ocean, en un intento de alejarse de la rigidez de su padre. En otra contesta, lleno de rabia, a un mensaje de su novia acerca del futuro de ambos.

En una de las primeras charlas que el director y el actor mantuvieron acerca de Tyler y de su relación con Alexis, su novia, ambos decidieron que los dos adolescentes también debían ser grandes amigos, y que su amor sería profundo y genuino. "Imaginé a alguien muy inseguro, pero que sentía un enorme cariño por su chica", dice Kelvin Harrison. "La película describe el vacío que Tyler intenta llenar desde que su madre se fue cuando su hermana y él eran muy pequeños, dejándoles con una madrastra que tampoco supo llenarlo".

Con el fin de acentuar la autenticidad de su relación, Kelvin Harrison y Alexa Demie (la serie "Euphoria") pasaron tiempo juntos, charlando, intercambiando impresiones e incluso apuntándose a un curso on-line sobre la codependencia. El actor también dedicó largas horas a aprender a luchar para comunicar con mayor realismo el dolor y la rabia que se apodera de su personaje.

Cuando Tyler se lesiona, su reacción refleja la de muchos adolescentes. Prefiere no reconocerlo, incluso con las personas más cercanas a él. No puede mostrar su vulnerabilidad, su debilidad. La educación que le ha dado su padre no se lo permite. "Tyler ha salido del mismo molde que su padre", explica Trey Edward Shults. "Solo se siente cómodo estando un peldaño por encima de los demás y controlándolo todo. No puede contarles, ni a su padre ni a su chica, lo del hombro, y de ahí su reacción. Si todo lo que pasa en la película no ocurriese en tan poco tiempo, es muy posible que Tyler lo hubiese superado. Pero de pronto, el mundo parece estar en su contra; no sabe pedir ayuda porque le educaron para ser siempre el más fuerte".

"Las películas de Trey se basan sobre todo en el naturalismo y en la realidad", dice el actor Kelvin Harrison. "Pero tuve que enfrentarme a mis inseguridades para interpretar este papel, a las cosas de mí mismo que no me gustaban. Con eso no quiero decir que me parezca a Tyler, ni mucho menos. Pero la preparación atlética - el entrenamiento, controlar la testosterona, dominar el ego, beber batidos de proteínas, teñirme el pelo -, todo se unió para impulsar en mí una especie de chulería, como si me hubiera puesto una máscara. La gente me miraba de otro modo".

Para Trey Edward Shults y Kelvin Harrison era de suma importancia mostrar las diversas dimensiones y la complejidad de Tyler Williams. El personaje simboliza la frustración que puede llegar a sentir un adolescente en un periodo concreto de su vida, y el actor ha creado una empatía con Tyler incluso en los momentos más oscuros, dando vida a un chico perdido, desgarrado, que no deja de ser simpático y con el que nos identificamos. En las manos de Kelvin Harrison, Tyler se convierte en el ejemplo perfecto de las consecuencias que acarrean las presiones en su intento de navegar por las difíciles aguas de la actualidad.

"Tyler no es un monstruo", explica Kelvin Harrison. "Podemos cometer errores y seguir siendo seres humanos. Es hora de que aprendamos a tener más empatía y a dejar de emitir juicios inmediatos. Algo dentro de mí me empuja a proteger a Tyler".


El padre de la casa
Para el papel crucial y nada sencillo de Ronald Williams, el director escogió a Sterling K. Brown, premiado por los Emmy y los Globos de Oro, principalmente por su encarnación del letrado Christopher Darden en la serie "American Crime Story: The People vs. O.J. Simpson". En WAVES, el talentoso intérprete aporta delicados matices y fuerza a un personaje que acaba descubriendo que será mejor padre desde la vulnerabilidad y la comunicación, no con mano dura.

"Cuando Sterling leyó el guion, dijo que conocía a Ronald Williams, que conocía a generaciones de hombres así, que habían heredado el comportamiento de sus padres y de sus abuelos", dice el cineasta. "Comprendió al personaje y nuestra colaboración fue muy fructífera".

Durante la primera parte de la película, Ronald exige demasiado a Tyler, empujándole hasta el abismo sin darse cuenta, pero en la segunda parte, por fin encuentra la paz y la comunicación con Emily, aceptando su vulnerabilidad, algo que no pudo compartir con su hijo. Ha perdido a Tyler, Catharine le ha abandonado, pero Emily le salva. No le queda más remedio que replantearse su forma de ser. Abandona la vía de la severidad, a pesar de haber pensado siempre que era lo mejor para Tyler, y sigue el ejemplo de Emily escogiendo el amor, la transparencia y la honradez.

"En esta película se ve a un padre cambiar, evolucionar, reconocer que debe confiar en los hijos hasta cierto punto porque si les ahoga, acabarán por rebelarse o irse", dice Sterling K. Brown. "Pero Ronald no encuentra un nuevo camino para acercarse de su hija hasta sufrir las consecuencias en su propia carne. Si hubiese sido capaz de mostrar sus debilidades, de ser honesto con Tyler, le habría enseñado que la verdadera fuerza no reside en la perfección, ni en controlarlo todo, sino en saber apoyarse en las personas que te quieren cuando las cosas no van bien, cuando hay que saber hablar y pedir ayuda".

Para rodar el papel de Ronald Williams, el actor se desplazó a Florida los fines de semana desde Los Ángeles, abandonando momentáneamente los decorados de la serie "This Is Us", en la que interpreta a Randall Pearson desde hace cuatro temporadas. Después de rodar la serie de lunes a viernes, subía a un avión el mismo viernes por la noche, trabajaba el fin de semana en la película y regresaba a Los Ángeles el domingo por la noche, algo que describió como agotador, esquizofrénico y estimulante.

"Fue una locura. Lo hice tres fines de semana, y en uno de ellos filmamos nada menos que doce escenas porque transcurrían en la casa, además de la emotiva escena de la pesca en la segunda parte", dice. "Un día pongo verde a mi hijo y él se cabrea conmigo, y al día siguiente debo ayudar a una adolescente que no entiende un mundo que yo entiendo aún menos que ella".


El primer amor
En una maravillosa interpretación, Taylor Russell capta a la perfección el subidón que representa el descubrimiento del amor, a la vez que se enfrenta a un dolor inimaginable. Bastó con una prueba, seguida de una charla por Skype con Trey Edward Shults, para que este la escogiera, sencillamente porque entendió de inmediato la subjetividad que requería de sus actores.

"En la primera prueba nos dimos cuenta de la capacidad de Taylor. Posee una fuerza interna como pocos actores", explica el director. "Casi da la impresión de no hacer nada cuando la cámara rueda; sin embargo, hace muchísimo. Es un poder interior, una especie de carisma. Descubrirlo en una intérprete tan joven no es habitual".

Taylor Russell, que hasta ahora ha trabajado sobre todo para televisión, no estaba dispuesta a dejar escapar el papel de Emily. "Llevaba esperando algo así desde siempre. En cuanto leí el guion, sentí que había una conexión entre Emily y yo, como si su voz viviera dentro de mí", explica la actriz. "No había presión, todo lo contrario. Lo pasé realmente bien buceando en el personaje y decidiendo cómo interpretarlo. Quizá también porque la historia me toca de forma personal".

Trey Edward Shults estaba escribiendo el guion cuando Lucas Hedges se puso en contacto con él para hablar de una posible futura colaboración. El cineasta le había visto en Manchester frente al mar, de Kenneth Lonergan, por la que fue nominado a un Oscar en 2016. Le habían impresionado la madurez y fuerza del actor a pesar de su juventud.

"Cuando nos conocimos, sentí inmediatamente una vibración especial", recuerda Trey Edward Shults. "Me gustó". Al completar el guion de WAVES, se lo mandó al joven actor ofreciéndole el papel de Luke, el chico del que se enamora Emily. Hacia el final de la película, Luke y Emily comparten una de las escenas más emotivas de la película. Y durante su camino juntos, Emily ayuda a Luke a aceptarse a sí mismo, al tiempo que ella se reconcilia con sus padres al descubrir su fuerza gracias al amor.

Lucas Hedges se sintió atraído por la intensidad del guion, además de admirar la película anterior del director. "Esta película gira en torno a emociones puras, sin pulir, la rabia, el enfado, la frustración, la alegría, la libertad y la liberación", dice. "Es fácil describirla como una película de adolescentes estadounidenses en busca de sí mismos, pero me parece que va mucho más lejos. El impulso de la película es algo mucho más elemental que la búsqueda de la identidad. Al verla, se siente algo puro, real".


La exigencia parental
Los padres Ronald y Catharine Williams hacen de puente entre ambas partes de la historia, enfrentándose al caos en la primera, y transformados por el amor y el perdón en la segunda. Una complicación añadida procede del hecho de que Catharine es la madrastra de los dos hermanos desde que se fue su madre cuando eran muy pequeños.

"Catharine nunca piensa en sí misma como la madrastra de los niños, se considera su madre porque la unión con ellos fue inmediata. La complejidad de su relación es la de cualquier buena madre", explica Renée Elise Goldsberry. "Es la que se encarga de la familia, la que ofrece cariño a los dos adolescentes. Cree que Ronald es demasiado duro con Tyler y que no se ocupa lo suficiente de Emily, pero es demasiado blanda con Tyler y demasiado severa con Emily al intentar compensar el comportamiento de su marido". Además, en medio de todo, tiene que encontrar un camino para seguir queriendo a Ronald.

WAVES no es solo una historia de jóvenes que intentan florecer y sobrevivir en un mundo complicado, sino también la de los padres de esos jóvenes. "La mujer de Ronald le abandonó y él tiene miedo de que otro miembro de la familia se vaya, sobre todo cuando piensa en lo cruel que puede ser el mundo", dice Sterling K. Brown. "Gran parte de su comportamiento, sobre todo con su hijo, viene de ese temor. Quiere asegurarse de que lo tiene muy agarrado, de que no se irá".

Trey Edward Shults añade: "Hay esperanza al final de WAVES, notamos que conseguirán superar sus problemas. Son las olas que van y vienen en la historia. Sabemos que lo superarán, que sobrevivirán, aunque haya momentos en que están a punto de ahogarse".


Sonido oceánico
Desde el principio, Trey Edward Shults pensó en WAVES como una película impulsada por la música al estilo de Boogie Nights o Uno de los nuestros, con una banda sonora parecida a la marea, que va y viene con la historia. WAVES está sincronizada con temas actuales, como los de Animal Collective, Kendrick Lamar y Radiohead, además de una partitura original de los oscarizados Trent Reznor y Atticus Ross.

El director siempre ha amado la música y se ocupó personalmente de la larga selección de temas que acompañarían la subjetividad y el estado mental de cada uno de sus personajes. "Cuando escribía el guion, incluso antes de empezar a escribir - llevo con este proyecto en la cabeza desde siempre -, ya estaba apuntando una gigantesca playlist. Incluía los temas, incluso las letras en el guion porque me proporcionaban pistas hacia qué dirección debía ir la escritura y los personajes", explica Trey Edward Shults.

Un cantante, concretamente Frank Ocean, fue el que más aportó a la esencia de WAVES. No solo los personajes escuchan sus canciones en la historia - los temas "Mitsubishi Sony", "Rushes", "Sideways", "Florida" y "Seigfried" son parte de la banda sonora -, sino que el protagonista, Tyler Williams, se tiñe el pelo emulando al artista de R&B. Y la estructura de la película, que no se adhiere al guion tradicional en tres actos, refleja el rechazo de Ocean por la también estructura tradicional de verso-estribillo-verso.

"Es uno de mis cantantes actuales favoritos", dice el director. "Cuando rodé mi anterior película, salieron al mercado los álbumes 'Blonde' y 'Endless'. Puedo decir que hice esa película escuchando ambos álbumes continuamente. 'Blonde' es mi disco preferido, y me parece un artista alucinante. Su obra es poderosa, pero también muy cuidada y muy personal, el equilibrio es perfecto, asombroso".

Al recibir el guion, los actores descubrieron que era todo excepto convencional. Había enlaces a canciones para que se pudiera leer el relato y escuchar los temas a la vez con el fin de sentir lo mismo que los personajes. "Quería que la música y las imágenes correspondieran a la música y a las imágenes en el mundo de Tyler y de Emily, para que se comprendiera cómo era el mundo que les rodeaba", explica Trey Edward Shults. "WAVES sigue los altibajos de los recorridos de cada uno de ellos".


La música de WAVES
Uno de los discos fundacionales de la juventud musical de Trey Edward Shults fue "The Downward Spiral", de Nine Inch Nails. Casi no se lo creía cuando supo que Trent Reznor también era un fan de sus películas. Mandó el guion a Trent Reznor y a su socio compositor Atticus Ross, al que siguieron escenas concretas de la película y, finalmente, un primer montaje de unas cuatro horas. A su vez, los compositores iban mandando música.

Trent Reznor reconoce que estaba entusiasmado con la colaboración. "Atticus y yo habíamos redactado una lista de creadores que hacían cosas interesantes y Trey estaba entre ellos", dice. "A los dos nos encantó Llega de noche, nos pareció una película excepcional. Después vimos la primera, Krisha, y nos quedamos atónitos. Entonces conocimos a Trey; no sé muy bien qué esperábamos, pero no a alguien así. Es encantador, positivo, y sentimos una afinidad inmediata".

"Poco después dieron luz verde al proyecto de WAVES y nos mandó un guion", sigue diciendo. "No tenía nada que ver con los guiones que habíamos leído hasta entonces. Nos dimos cuenta inmediatamente de que no se lo tomaba a la ligera, que no era una idea fortuita. Le había costado un gran esfuerzo y mucho tiempo escribirlo. La visión y el enfoque eran muy interesantes. Trey está al principio de una larga carrera, y ha sido maravilloso poder participar en este proyecto".

Al igual que las canciones de la película, la partitura refleja el subconsciente de Tyler y Emily Williams mientras luchan y escogen su camino. La primera vez que oímos la composición de ambos músicos es cuando el médico le dice a Tyler que su lesión le impedirá seguir una carrera como atleta, marcando el principio de una espiral descendente.

Pero Trey Edward Shults no quería que las secciones de Tyler y Emily parecieran dos películas. Trent Reznor y Atticus Ross se encargaron de unir las dos historias mediante la partitura, apoyándose en una estructura melódica que funciona tanto en la luz como en las sombras, creando un hilo conductor musical para toda la historia.

Los dos músicos empezaron por captar y sintetizar sonidos de la vida cotidiana de ambos personajes a medida que recibían escenas de la película, creando una composición alejada de una melodía tradicional para permitir que las canciones incluidas en la banda sonora tuvieran un mayor empuje emocional.

"Pasamos las voces de los personajes a través de varios procesos granulares para que se siguieran captando sus sentimientos sin necesidad de que las palabras fueran realmente audibles", explica Trent Reznor. "Sacamos pequeñas piezas de diez minutos de duración compuestas íntegramente a partir de sonidos de la película, mezclando el sonido de ambiente con las voces, desacelerándolas, estirándolas, convirtiéndolas en otra cosa".


Buscando la subjetividad
En todas sus películas, Trey Edward Shults se ha esforzado en captar la intensa vida interior de sus personajes utilizando los movimientos de cámara, la relación de aspecto y los objetivos para comunicar emociones. Su estrecha colaboración con el director de fotografía Drew Daniels ha realzado la subjetividad de los personajes de WAVES.

"Queríamos meternos en la cabeza de los personajes, y para lograrlo usamos los movimientos de cámara, la relación de aspecto, los objetivos", explica Drew Daniels. "Sabíamos de antemano el idioma y la gramática visual que utilizaríamos para cada una de las secciones de la película. Dejamos que todo se desarrollara de forma natural dentro de la estructura de la historia".

Hay momentos en que WAVES parece poder ir hacia donde sea - y lo hace - con tal de seguir al incansable espíritu de los jóvenes a los que está dedicado el largometraje. Esa sensación se debe sobre todo a la forma tan libre que tiene Drew Daniels de manejar la cámara, totalmente diferente de las dos películas anteriores de Trey Edward Shults, que comunicaban una sensación claustrofóbica al transcurrir casi íntegramente entre cuatro paredes.

"Desde que empieza la película, se siente que Tyler puede hacer lo que quiere con su vida - aquí usamos una relación de aspecto 1:85 -, se encuentra en la cima del mundo, es libre y está enamorado", dice el cineasta. "A medida que las cosas se tuercen, reducimos la relación de aspecto. Los movimientos de cámara y la relación de aspecto se ciñen al movimiento de la marea a medida que Tyler empieza a no sentirse tan bien".

En claro contraste, la historia de Emily empieza con una relación de aspecto de 1:33, al estar sumida en el dolor, pero vuelve a abrirse a medida que regresa a la vida y empieza su romance con Luke.

"He vivido WAVES como una liberación explosiva después de mis dos primeras películas, desde la escritura hasta el estilo", recalca el director. "Es la primera vez que no ruedo en una localización única. Recorrimos cincuenta localizaciones en treinta y cinco días de rodaje. Hay momentos en que la película es claustrofóbica, no deja respirar, pero en otros es abierta y libre, acompañando el progreso de los personajes. Fue liberador centrarse en el mundo de los personajes, en sus relaciones y en la dinámica que les impulsa".